Capitulo IV: sentimientos de madrugada
Cuando regreso a su época ya era casi media noche, de seguro todos ya se encontraban dormidos, subió por la escalera que había colocado su abuelo años atrás y se encontró con un dormido Hojo en el lumbral de la puerta, al sentir los crujidos que causan las pequeñas escaleras se despertó sonriendo al ver que kagome se encontraba de regreso.
- Hojo, no tenías porque esperarme-
- yo estoy bien, quieres que te lleve a tu casa? – la noche se encontraba fría, algunas nubes grises bloqueaban el resplandor de las estrellas, si caminaba por la calle a estas horas de la noche no tardaría en enfermarse
- ya me has ayudado mucho el día de hoy -
- deja que te ayude ahora que puedo, ya que cuando vuelvas a cruzar el pozo no podré hacer nada – la joven accedió después de lo que el muchacho le comento y volvieron a subir al auto – entonces viajaras otra vez? – ella le respondió suavemente, ningún otro vehículo recorría la carretera solo las luces del carro rojo alumbraban el camino.
Pasaron por un supermercado que permanecía abierto las 24 horas del día para comprar lo necesario: vendas, medicinas, latas de comida, pero al acercarse a donde estaban colocadas las sopas instantáneas no pudo evitar recordarse del hombre con tentadoras orejas de perro.
- creo que ya tenemos todo, te falta algo kagome? – la miko negó con la cabeza y el joven pago la cuenta para después tomar las bolsas y subirlas a la parte trasera del auto
- entonces iras a buscar a esa mujer… pero eso significaría que… - los dos se encontraban en la casa de kagome preparando su mochila, en la cocina; con dos tazas de café sobre la mesa
- que volveré a ver a inuyasha… - la mirada y las palabras de kagome se ahogaron en la taza que se encontraba frente a ella, un silencio se apodero del lugar durante unos minutos, hasta que Hojo saco una pequeña caja azul del bolsillo de su saco y la abrió frente a la sorprendida joven - Hojo…- la mirada de kagome se nublo cuando las lágrimas empezaron a salir de su rostro, el muchacho limpio estas con sus dedos y tomo el anillo de diamantes para depositarlo en el delicado dedo anular de ella – yo… yo…-
- no me rechaces hasta que regreses – lo único que intentaba hacer Hojo era fortalecer el corazón de la sacerdotisa, darle algo para que supiera que el siempre estaría allí cuando lo necesitase
- yo… no se como pagarte todo lo que has hecho por mi – sus lagrimas cesaron para transformarse en una tierna sonrisa
-no tienes que hacerlo, me conformo con estar a tu lado – esas eran las mismas palabras que ella le había dedicado al hanyou, se escuchaban tan llenas de cariño…
Kagome le pidió a Hojo que le explicara a su jefe que saldría de viaje a causa de un problema urgente y que si le preguntaba algo mas sobre el asunto que se inventara la respuesta, y a su familia le daría las explicaciones mañana antes de partir; pero al ver el reloj con forma de vaca que colgaba de una de las paredes se dieron cuanta que ya era demasiado tarde, eran las 2:07 a.m.
- Hojo si quieres te preparo el sofá cama de la sala?- le pregunto después de restregar uno de sus ojos con su mano derecha y llevar las tazas al fregadero
- de acuerdo, ya es demasiado tarde – dejo escapar un pequeño bostezo, ambos ya se encontraban muy cansados, kagome subió a traer unas mantas y sabanas para cubrir el cuerpo de su amigo
Hojo estiro el gran sillón y se recorto en este, habían varios cuadros de paisajes en las paredes, definitivamente Yuka no solo expresaba sus sentimientos a través de la actuación sino que también en sus maravillosos cuadros y frente de la ventana se encontraban un costoso televisor… una sonrisa se formo en la cara del muchacho al recordar las veces en que se juntaron en este sitio a ver películas, en cada esquina de la habitación estaban puestas unas altas lámparas de pie que emanaban una suave luz.
- aquí están las sabanas y estas son las mantas, espero que no te de frió –ahora la cubría un camisón corto de color morado con una pequeña moña lila en el cuello, según el pensamiento de Hojo era un ángel caído del cielo.
- yo estoy bien así, además tienen la suerte de que la casa resguarda el calor del sol – la joven de largas piernas blancas estiro las sabanas y las mantas mientras el hombre de cabellos castaños se desprendía de sus prendas: saco, camisa, pantalón y zapatos, quedando solo con una camiseta blanca y una pantaloneta celeste
Hojo se acerco a kagome y le dio un beso en la frente al desearle feliz noche después de esto se metió entre sus sabanas y cerro sus ojos
- que descanses – susurro ella al apagar las luces, después se metió a su cama pensando en lo que estaría haciendo en algunas horas y se quedo profundamente dormida como en muchacho que hacia gestos en el piso de abajo
Continuar…
Que les pareció? Bueno espero poder subir pronto los siguientes capítulos nn aaaaaa que interesante!
