Disclaimer: Todos los personajes que aquí aparecen son propiedad de J.K.Rowling, excepto alguno de invención propia. Con este fic sólo consigo desgastar las teclas y matar algo de mi tiempo.

Nota de la autora: Bien… Hola! Es un proyecto de fanfic que hace algún tiempo que me rondaba por la cabeza… Nada más, tan sólo disfrutad con la lectura, igual que yo me entretení escribiéndolo.

aSyl·l

como luZ de luna

Capítulo 1 · Ella es dañina ·

Si yo soy alguien normal… Alguien que tiene unos amigos, una familia, unas ilusiones… ¿Por qué cada mes tengo que pasar por esto¿Por qué la luna me afecta de esta manera?

Pero al ser alguien normal, también tengo derecho a tener unas esperanzas. Esperanzas que se esfuman cada vez que, sentado en este taburete, atándome de brazos y piernas, comprendo que una vez más voy a tener que ceder ante el monstruo que llevo dentro, conmigo.

Cada vez que veo el brillo de la luna, la luz que hay en mis ojos se apaga. O eso dicen los libros. Yo personalmente, sólo conozco los efectos secundarios. Cuando ella se va, yo vuelvo a respirar. Con dificultad, pero lo hago; ella me oprime. Ella es dañina.

Andaba escabulléndose de las chicas que continuamente le asaltaban a su paso; era uno de septiembre y estaba intentando entrar en un andén del que la mayoría de la gente que caminaba por la estación de King Cross desconocía su existencia. Y la verdad, era complicado entrar disimuladamente cuando grupos de chicas se ponían a chismorrear entre ellas mientras le señalaban.

Soltando un suspiro, se internó entre el espacio de los andenes nueve y diez.

Olía a Hogwarts. El tren invitaba a los alumnos rezagados a subir en él, silbando de forma estridente. Sirius miró a su alrededor, y le dio tiempo a contemplar la típica estampa; alumnos subiendo sus pertinencias al tren, madres dando besos de despedida a sus niños que entran nuevos en Hogwarts, dando consejos y pidiendo que se comporten. Sirius notó un leve pinchazo en el estómago.

Se apresuró a subir su maleta, y echó un último vistazo al andén para cerciorarse de que James, Remus y Peter no estuvieran aún merodeando, esperándole.

Y con una sonrisa torcida entró en el tren escarlata.

-¡Blaaaaaaaaaack!

Sirius sonrió ampliamente al ver quien era el dueño de tan estridente grito. James, le sonreía también feliz después de lo que él creyó la mejor imitación de la madre de Sirius hasta el momento. Peter se asomaba detrás de él, algo cohibido.

-Buen año James, Peter...

Los tres chicos se internaron en uno de los vagones del tren. Sirius miró a su alrededor varias veces.

-¿Y Remus? -preguntó extrañado de no tener la presencia de otro de sus mejores amigos.

James se encogió de hombros.

-Pensaba que vendría contigo...

Cuando me levanto, cansado interiormente, pienso que quizá me lo merezco. Pero luego, rectifico y me doy cuenta de que son cosas absurdas que sólo pienso por que ella me aturde. De pequeño veía su belleza. Pero a veces, lo bello es doloroso.

Sirius resopló. "¿Dónde se habrá metido?".

-¿Y si damos una vuelta por el tren, por si está en otro vagón? -Propuso Pettigrew.

James rió con ganas a ese comentario.

-Oh Petty, acabas de tener la primera y última idea inteligente de quinto curso...

Peter se ruborizó.

-Venga... vamos.

Me dicen que tengo aspecto enfermizo, que parezco debilitado. Que quizá no tenga fuerzas. Bien… pues yo respondo. Cuando me siento en este taburete, y me ato de brazos y piernas, mis manos envejecen. Estoy débil, no tengo fuerza. Estoy enfermo. Loco por ella.

El tren se disponía de manera simple. En teoría, cada alumno podía subirse en el vagón que quisiera. Pero los primeros vagones eran para los prefectos y premios anuales; después venían unos cuantos vagones de Hufflepuff, seguidos por algunos alternados de Ravenclaw. En medio había algunos vagones libres, que normalmente ocupaban los alumnos que cursarían primer curso. Acercándose al final del tren había algunos compartimientos decorados con banderas Gryffindors, después de esos algunos Ravenclaws, y finalmente, en la cola del tren, aguardaban las serpientes.

Al llegar a estos últimos, James y Sirius sonrieron con complicidad.

-¿Qué tal te va el trayecto, Snivellus? –Preguntó el chico de gafas, sentándose a su lado, y pasando una mano por su espalda, imitando un abrazo amigable.

-Hasta ahora bien. –Miró con cara de pocos amigos a los tres Gryffindors, y volvió la vista de forma huraña a su libro.

-¡Pero por qué nos tratas así! –Gimió Sirius, fingiendo estar dolido y sumamente hundido.

Severus Snape, un alumno de su mismo año de la casa Slytherin, los observaba al detalle. Sus relaciones nunca habían sido las que cualquier profesor desearía. A él, menos que poco le importaban los merodeadores, por él, podían haberse perdido en el bosque prohibido la primera vez que se internaron allí sin permiso. Una de tantas… Eso era lo que detestaba de ellos. Su creciente ego, personalidad, fortaleza y altanería. Y su constante perdida de capacidad cerebral pensando únicamente en nuevas bromas que gastar en, posiblemente, él.

-Está bien, si tanto te molestamos nos vamos… ¿Verdad, Sirius? –Dijo un demasiado inocente James Potter.

-Claro, claro, James… -Se apresuró en contestar Sirius.- Ah, Quejicus¿le contarás a mami que vinimos a visitarte? –Rió desde la puerta del compartimiento.

Snape apretó los dientes, concentrándose más que nunca en fijar la vista a su libro.

-Largaos.

Pero cuando ella se va me deja sólo. Sólo otra vez con mis pensamientos, sólo otra vez yo. Otra vez yo y mi ser humano. La bestia duerme, esperándola. Creo que ella le prefiere. Prefiere a ese ser que le ruge cada vez que sale completamente vestida, y deja caer sus reflejos, atravesando el cristal. Qué lástima. Una vez pensé que era más inteligente, pero creo que me equivoqué.

Sirius y James se miraron con las cejas levantadas, y decidiendo que ya no tenían nada más que hacer en ese vagón, prosiguieron buscando a Remus John Lupin, su cuarto amigo.

Cuando hace frío, observo la noche, con mi ropa totalmente hecha añicos. Es lo que menos me importa. Suspiro, mientras estoy en la típica posición en la que un muggle diría que estoy haciendo flexiones. Ojalá fuera eso. Pero al observar la gota de sudor de mi frente, me doy cuenta de que conseguí dominarla una vez más. Quizá sea dañina, pero al final cede, y no es tan cruel. Se va, y me deja sólo. Se va para dejarme sólo. Se va realmente para dejarme respirar. Decide dejarme otro plazo de tiempo para que me decida

Sirius miraba por la ventana del compartimiento. James leía un libro de Quidditch, y Peter comía ranas de chocolate. Así que a él le había tocado mirar el paisaje mientras hacía ruidos extraños con la boca. Después de recorrer el tren entero varias veces para estar seguros de que Remus no estaba en él, ya había casi anochecido. Debían quedar pocos minutos de trayecto.

El tren frenó en seco, proporcionando una sonrisa al rostro del joven Sirius Black. Otro año más, un nuevo curso.

-¡Hemos llegado! - Chilló feliz.

James se incorporó, subiéndose las gafas, y dejó el libro dentro de su bolsa. El suelo estaba húmedo, había llovido y resbalaba. Los thestrals que tiraban de los carruajes los esperaban ansiando poder llegar al castillo, y los tres chicos subieron, resguardándose del frío.

Y entonces vuelvo a considerarla rematadamente retorcida. Me tiene cogido por donde sabe que no puedo escapar. Por que a pesar de que me hace daño, no puedo evitar admirarla cuando se que la bestia descansa; cuando se que aún no le toca despertar. Por que ella aún se está vistiendo. Aún no está preparada. Quizá le duele, y intenta alargar la espera inevitable de nuestro encuentro. No lo sé. Y dudo que algún día pueda darme la respuesta. Pero ahora, yo, estoy atándome de brazos y piernas a este viejo taburete, esperando que en breve, ella se decida a venir a nuestra cita mensual. Porque aunque es increíblemente bella, ella es dañina.

La cena fue triste, aburrida. Algo diferente de todas las cenas de primer día de curso que habían tenido hasta entonces. Faltaba algo; una parte de ellos. Remus no estaba, y para ellos, tan inseparables, era un golpe bajo. No comprendían por qué faltaba, ninguna idea coherente cruzaba por su mente.

Cenaron lo más rápido que su garganta les permitió, y subieron a la sala común de Gryffindor. La dama gorda les sonrió amablemente, alegrándose de volverlos a ver un año más. Aunque eran inquietos y revoltosos, la mayoría de la gente les tenía mucho aprecio.

"Chicos, llegué unos días antes a Hogwarts, por eso sería imposible que me hubierais encontrado en el expreso. Como la luna coincidía con este uno de septiembre, Dumbledore me propuso que viniera con antelación... No os preocupéis por mí. Mañana nos veremos. Recordad que vosotros no sabéis nada...

Remus"

James releyó en voz alta la nota que su amigo les había dejado en su escritorio. Cuando acabó, los tres merodeadores se miraron significativamente.

-Chicos, no sé vosotros, pero lo que soy yo, personalmente, me niego a estar cruzado de brazos mientras Remus está sufriendo. –Dijo James frunciendo el entrecejo.

-Yo tampoco me siento bien sabiendo que Remus no lo está, pero James¿qué propones que hagamos? –Preguntó Peter, confundido.

-¡No lo sé! –Chilló estirándose de los pelos de la cabeza

-Yo sí –Dijo Sirius en voz queda.

Ambos se giraron hacia el chico de pelo negro azulado, mirándolo con curiosidad, interés y algo de miedo.

-Vamos a hacernos animagos.

Sé que estoy gritando con fuerza. Pero no me importa. Sé que los vecinos del pueblo estarán asustados, y estarán creciendo las leyendas acerca de esta casa. Pero tampoco me importa. Sólo sé que ella está llegando. Y la bestia lo sabe, y la espera impaciente. La quiere tanto… Tendré que prestarle mi cuerpo para que pueda ver a su enamorada una noche más. Tendré que resignarme. Soy un lunático.


Nota de la autora: Bueno, aquí finaliza el primer chap. Espero que os haya gustado y me deis vuestra opinión (sea buena o mala xD) en forma de review. Ojalá no me quedaran excesivamente dramáticos los sentimientos de Remus mientras espera que salga la luna llena. Snifff snifff T.T pobre Remus… Nada más que decir, bueno, en realidad sí... Me gustaría continuar esta historia¿qué os parece? Gracias por leer!