Capitulo XXVI: el lord que no puede utilizar sus garras…
Una bella joven de larga cabellera negra y esbelta figura estaba recostada en el barandal de un gran balcón, vestida con un costoso y muy fino kimono que se ajustaba a su cuerpo… estaba atónita observando las grandes estrellas que alumbraban todo el cielo, de repente cristales blancos empezaron a brotar de las nubes teniendo como intención cubrir todo con su presencia
- entonces tu eres la protegida de sesshoumaru… - se escucho entre el viento, la muchacha volteo a ver a todas direcciones para saber quien dijo esas palabras… pero no había nadie!
- quien esta allí? - pregunto con temor en su voz, tratando de acercarse con suma cautela a la puerta de vidrio de la habitación, en seguida todo se empezó a oscurecer y se sintió pesada como el plomo, nunca había sentido esa sensación; que era lo que le estaba sucediendo?
- ahora tu cuerpo es mió… - termino de escuchar la mujer antes de que todo se volviera negro
- sesshoumaru-sama! – logro gritar antes de que su cuerpo cayera inconciente al suelo, ya no estaba en el palacio ahora se encontraba nuevamente sola… odiaba estar sola, estaba en un lugar completamente oscuro que parecía no tener fin; quería correr para buscar a alguien pero sus extremidades no le respondían – Sesshoumaru-sama sáqueme de aquí por favor… -
El grito de la chica se escucho por todo el palacio, inmediatamente el gran lord de esas tierras dejo las cosas que estaba haciendo para correr a la habitación que le pertenecía a su protegida
- Rin! – la llamo el youkai perro revisando el estado en que ella se encontraba – jaken! Que todos busquen al causante de esta situación, quiero que encuentren al culpable de esto! – le ordeno a su fiel sirviente que estaba parado en el marco de la puerta, su olfato no detectaba el olor de algún monstruo, quien podía pasar tan desapercibido? Hasta para sus sentidos de bestia…
- si amo sesshoumaru! Ya escucharon! Encuentren al culpable! – les dijo el youkai sapo a todos los sirvientes que también se había acercado al lugar, en seguida todos hicieron lo que les ordenaron… buscado en cada rincón y bajo cada piedra a cualquier sospechoso
El lord recostó a la mujer en la gran cama, para después sentarse en un sofá al lado de esta; quería descifrar que era lo que estaba sucediendo… no había ningún aroma, ninguna herida, ninguna pista.
- maldita mujer no tenia porque desmayarse - menciono la joven de ojos cafés al recobrar rápidamente el conocimiento; el youkai la miraba sin comprender sus palabras, ahora estaba más confundido que antes – aunque su cuerpo esta muy bien cuidado – menciono mientras se ponía de pie – es un gusto conocerlo lord sesshoumaru -
- quien eres tu? Donde esta Rin? – le ordeno saber tomándola del cuello con una de sus manos y apresándola contra la cama… esa no era la mirada inocente y tierna que siempre acompañaba a la chica que había recogido desde pequeña
- ella esta… conmigo… - susurro entre dientes por la presión que le mantenía - sesshou..maru-sa…ma ayu..de.me – pronuncio sin aliento, el youkai retrocedió al instante… esos eran los bellos ojos de su protegida, entonces no se trataba de alguna impostora – ella ahora me pertenece… - le reitero al sentarse sobre las sabanas
- quien eres tu? Que es lo que quieres? – lo interrogo mientras apretaba su puño fuertemente al percatarse de que la mirada de la joven nuevamente había cambiado
La voz de la muchacha empezó a relatar lo que tenía planeado hacer, haciendo que su acompañante en la habitación se enfureciera más con sus palabras
- y si no me obedece, ella nunca más regresara… -
- eres un cobarde! - le grito acercando sus garras hasta quedar a unos centímetros de su cuello
- jajaja sesshoumaru ahora eres un youkai sin garras… -
Mientras tanto unas horas después en la sala de espera de un hospital un hanyou intentaba consolar a la miko que no dejaba de sollozar sobre su pecho… su tristeza se sentía en el aire y todo el lugar estaba bañado con olor a sangre, entonces estos eran los lugares donde curaban a las personas de la época actual
- kagome me rompe el alma verte así… - le confeso levantando su rostro para ver sus ya hinchados ojos
- inuyasha… si le sucede algo muy malo.. a Houjo no me lo perdonare nunca… - le aclaro abrazándolo con mas fuerza, sin su gran amigo no sabría que hacer… a el le debía todo lo que era ahora…
- srta. Usted es familiar o amiga del sr. Houjo? – le pregunto un hombre con bata blanca y unos lentes rectangulares que se acerco a ellos
- si, soy su mejor amiga… doctor por favor dígame como se encuentra! - solo deseaba por que la respuesta que le dieran tuviera algo de esperanza, el medico bajo la cabeza y hablo
- es un milagro que aun siga con vida, la herida que le hicieron en el pecho es muy profunda e hicimos todo lo posible por detener el desangre… no quiero engañarlos, por eso les diré la verdad; tiene muy pocas posibilidades de sobrevivir… - el corazón de la joven se detuvo por unos instantes… no sobrevivirá? Eso tenia que ser un error!
- yo.. yo necesito ver.lo – le rogó con la voz entrecortada, ella tenia que estar a su lado en este momento tan difícil; tenia que decirle nuevamente lo mucho que lo apreciaba, lo mucho que lo necesitaba y lo quería
- esta bien, acompáñenme… - los tres caminaron por un largo pasillo con varias puertas azules que tenia diferentes números estampados – solo puede entrar uno de los dos, supongo que será usted señorita – le explico el doctor antes de tomar la perilla de la puerta
- si, inuyasha ahora regreso… - le dijo mientras soltaba su mano, el medico le abrió la puerta y la cerro tras su paso. Allí se encontraba el; con todo el pecho vendado, respirando lentamente con ayuda de un aparato, unas bolsas de suero y sangre colgaban de una barra de metal para transmitir sus líquidos por unos tubos hasta el brazo del joven… sus piernas se debilitaron de golpe al verlo tan vulnerable, camino tambaleantemente hasta su lado y se arrodillo en un pequeño banco que estaba a los pies de la cama – houjo aquí estoy… - le susurro al tomar su mano y llevarla a una de sus mejillas – tienes que ser fuerte… tu me prometiste que no me dejarías sola… -
El hombre de vestimentas rojas podía escuchar todo a la perfección gracias a sus agudas orejas, a pesar de estar afuera del cuarto sentía las palabras de la sacerdotisa como si estuviera enfrente suyo… se sentía impotente de sentir su hermosa voz tan triste y sin poder hacer nada
- tienes que salir de todo esto y cuando regrese deseo ver esa linda sonrisa que te tranquiliza… tengo que partir o correrás mas peligro – comento al recostar su cabeza y la mano del joven en la cama – no me dejes sola… - volvió a pedirle cerrando sus ojos, el cansancio la venció al instante tratando de que por unas horas olvidara esta terrible pesadilla
El hanyou al no sentir las palabras de la mujer por unos minutos entro sin que nadie lo viera y con mucho silencio a la habitación, la atmósfera de ese lugar no era nada agradable para el, tan solo con estar unos segundos allí se le erizo la piel por completo… tomo a su pareja en sus brazos con mucho cuidado y fijo su mirada en el muchacho de cabellos castaños que luchaba entre la vida y la muerte
- gracias por cuidar de kagome… yo matare a ese maldito para que pague todo el mal que ha hecho, pero tu tienes que recuperarte o ella nunca volverá a ser feliz… - termino de hablar al dirigirse hacia la ventana, creyendo que sus palabras quizás fueron escuchadas
- cuídala ella es mi perla… mi tesoro…- el muchacho de cabellera plateada volteo su rostro hacia el joven, pero el seguía en el mismo estado; acaso había imaginado su voz? No, no sabia como pero de alguna forma se lo había transmitido, dejándola a su cargo…
- y mi vida…- susurro el chico de gorra antes de abrir la ventana y lanzarse al vació…
Continuara…
