Lo siento tan cálido aún cuando él es tan frío, y tan profundo cuando en realidad él no lo es. Recuerdo sus ojos y me pierdo. Recuerdo sus labios y me ahogo. Recuerdo su piel y me muero. Alegría, emoción, esperanzas, felicidad. Sensaciones que me acunan y que me hacen mirar el horizonte con un brillo peculiar. Ahora todo parece tener un significado, me has hecho descubrir una realidad alterna que antes ignoraba y cuyo objetivo ruego yo, sea hacerme sonreír.

Empiezo a descubrir y tejer hilos invisibles y todos no misteriosamente me conducen a ti. Todo lo que me ha ocurrido desde que nací, súbitamente se ha vuelto necesario e indispensable para conseguir que estés a mi lado. Todos los caminos posibles y por haber se me muestran claramente por primera vez y todos sin sorpresa alguna me llevan a ti, siempre y sólo a ti.

Sueño con tenerte entre mis brazos, con saborear tus labios lentamente en una caricia sin final, con sentir el roce de mis dedos sobre tu piel, con descubrir las delgadas hebras de tu cabello sobre mi pecho, con tocar tu nariz y bendecidla con pequeños besos suaves y lo más importante y talvez lo que más me importa: con tenerte cerca, tan cerca.

Sin embargo todo tiene un pero.

Me doy cuenta de que te quiero demasiado, y sin ser especial y exclusivamente mío tienes demasiado control sobre mi estado de ánimo. Y es que, con sólo atravesarte por segundos en mi camino, y dialogando cinco o seis palabras sin relevancia, provocas que mi corazón se agite, que mis ojos no dejen de mirarte y que una sonrisa aparezca para no borrarse hasta que te marchas.

Y aún cuando te vas, este estado de aparente estupidez que yo he bautizado como "síndrome post zafiros" perdura por minutos que me parecen eternos.

Y volvemos de nuevo al "pero".

La euforia de verte no tarda en desaparecer, víctima de temores no mal infundados. Shura ya se ha ido y yo, yo no quiero pensar. No quiero oír lo que mi mente me está gritando porque me duele cada vez más oír la verdad. No quiero apartarme de las sensaciones que el síndrome post zafiros me provoca, pero no puedo evitar temer. Puedo soportar que Aioria me desprecie; puedo vivir sabiendo que él a preferido a otro; pero no tú Camus, no tú.

No me hagas esto. No me dejes así. No lo prefieras a él, por favor a él no. A cualquiera menos a él. ¡No le importas! Él sólo busca divertirse. Lo conozco mejor que tú, porque fue mi amigo. Ahora... quisiera odiarlo pero mi alma se agita y me recuerda que él no es culpable. No ha hecho nada más que mirarte y hablarte como lo hace con todos. ¡Y ese es el punto Camus! ESE es el maldito punto: CÓMO CON TODOS...

No caigas en su juego. Athena no lo dejes caer...

No me malinterpreten, ni Kanon ni Saga son malas personas, al contrario, son amables y divertidos, cada uno en su forma y a su manera. A Kanon le agrada y lleva la imagen de despreocupado. A Saga le gusta parecer serio y niño bueno. Se mejor que nadie que ambos fingen, y que no son así, pero cada quien con sus complejos y sus problemas...

El defecto de ambos siempre es y será que no quieren dejar de sobresalir. El que hombres y mujeres caigan a sus pies es el mayor placer de los dos. Te hablan con una sonrisa especialmente fabricada para que los ames. Te miran de una manera que te hace imaginar cosas que sólo en tus sueños ocurren. Y después de hipnotizarte se alejan y te dejan enamorado y sin esperanzas. Pero... para nada son "fáciles"; no he sabido de nadie en el Santuario que hubiera logrado algún "avance" mayor con ellos y eso es lo cruel.

Su deporte es hacerte caer y su diversión es ignorarte después. Kanon lo hace con miradas, con bromas y con acercamientos sutiles, que te dejan queriendo más. Le gusta que lo busques para que nunca lo encuentres. Y cuando uno de los "caídos" le habla de amor, lo desprecia diciéndole que le tiene mucho afecto, pero de amigos. Al mirar atrás los "caídos" no logran entender; las señales estaban ahí... y en efecto, estuvieron ahí todo el tiempo pero para perderlos...

Saga por su parte, te sonríe de una manera linda para embelesarte. Te mira fijamente a los ojos con sus esmeraldas para que no veas a nada ni a nadie mas que a él. Este gemelo te trata siempre como su amigo, y se gana tu confianza y tu cariño con muestras de apoyo, que acompañado de su belleza y esos ojos tan fieros y a la vez tan dulces te deja totalmente enamorado. Te desprecia igual que Kanon, sólo que a Saga le gusta mantenerte prendido y aún cuando le has confesado tu amor y el ya te ha dado calabazas, te sigue tratando de la misma manera envolviéndote y perdiéndote cada vez más en su mirada.

Ninguno de los dos sabe lo que quiere, y lo peor de todo es que no se dan cuenta del daño que hacen. Quiero que seas feliz Camus, no quiero verte sufrir. Y ni Kanon, ni Saga te harán feliz. Podrán bajarte las nubes y las estrellas los primeros días, pero después quedarás sólo y abandonado con un amor con el que no sabrás que hacer. Eso es lo que le depara a Aioria y es lo que me duele. Saga es un hombre mucho más atractivo que yo y mucho más interesante y experimentado; pero, creí que todos sabíamos que en su mira sólo somos caprichos.

El hecho es que Aioria lo prefirió a él, sin importarle que muy seguramente pronto habrá de caminar por vidrios afilados que le cortarán los pies y las alas. Prefirió un martirio a mis brazos...

Si te enamoras de Kanon sufrirás Camus, porque ni el ni Saga saben lo que es amar...

Salgo del baño en boxers y con una toalla sobre mis hombros para que las gotas de agua que caen de mi cabello no fluyan por el resto de mi cuerpo. He tomado una decisión y es muy simple. "Al diablo con todos y con todo".

No puedo seguir así, debatiéndome entre estados de dolor absoluto y felicidad al por mayor. Y mucho menos debo dejar que la aparición o desaparición de personas sea el factor que dictamine mi humor.

Abro mi closet y busco la ropa que más me agrada. Selecciono tres camisas y dos pantalones, y los aviento sobre la cama. "Al diablo con Aioria". Ya he llorado suficiente, que haga lo que le venga en gana. No lo necesité nunca y también nunca lo quise. Se que me dolerá ver como va tras de Saga como perro, o bueno ja, como gato, como SU gato. Pero ya no le puedo permitir que influya en mí. Si quiero divertirme, lo haré y se acabo, nadie me lo va a impedir. No hoy.

Tomo la barra de desodorante que descansa en mi tocador mientras pienso que también alguien más se debería ir al diablo. Pero no puedo pronunciar las palabras. Me quedo quieto frente al espejo y me miro a mi mismo mientras trato de decirlo pero simplemente no puedo. "Al diablo conmigo", y escojo una camisa blanca con rayas azules.

¿Por qué es tan difícil decir "Al diablo con Camus" cuando es muy fácil pensarlo? Talvez porque lo quiero demasiado, y talvez también porque el no tiene la culpa de llenarme de felicidad y de miedo con sólo hablarme.

Escojo el pantalón de mezclilla vaquero, después de todo quiero sobresalir pero tampoco quiero que parezca que estoy desesperado por verme bien. El pantalón negro sería demasiado. Bien, ya estoy cambiado, ahora... ¿Qué sigue?

Estoy cepillando mi cabello y le pongo gel para que no se esponje tanto. Eso es un milagro. Siempre lo dejo como está; la verdad es que verme bien nunca ha sido una prioridad importante y nunca me he esmerado en mi arreglo personal. De todas formas casi nunca veo a Camus... Pero esto no es por Camus, es por mí...

Mu se aparece súbitamente frente a mí y me mira muy sorprendido. - ¿Qué? - le pregunto.

- No esperaba verte así... - dice, con la boca semiabierta.

- ¿Tan sereno, sin rastros de lagrimas y sin aventarte un cojín para que te largues? - lo interrumpo para decir todo aquello con una sonrisa cínica.

- Pues sí, la verdad es que me tienes sorprendido...

- No te esperaba tan temprano... Son apenas las seis diez. Dijiste que pasarías por mí a las siete... - le digo mientras me rocío con perfume.

- Bueno es que...

- Creíste que tendrías que sacarme de entre las sábanas, para después ponerme pepinos en los ojos para disimular las huellas de llanto... ¿No?

- Algo así... – dice con un aire culpable.

- Pues ya has visto que no... Estoy bien, como te había dicho. – digo mientras busco en un cajón mi cartera.

Mu se sienta en el colchón de mi cama. - Hablé con Shura... - ríe - O más bien Shura habló conmigo...

Lo interrumpo, y lo miro de frente. - Yo también he hablado con él y... Discúlpame Mu, no quería tratarte mal, no fue mi intención. Y no tengo excusas, por más que estuviera dolido y amargado. Eres mi amigo y no tengo derecho de tratarte así. No te quise correr de esa forma, sabes que eres bienvenido en mi casa hoy y siempre. - le sonrío y regreso al tocador.

Mu mira el suelo. - Yo también debería disculparme... Mi reacción no fue la más correcta o conveniente. Shura tiene una visión muy... "multicolor", por así decirlo... pero tiene razón.

Río tratando de cortar la tensión que siento en mi amigo. - ¡No puedo creer que TU le estés dando la razón a la cabra!

Sonríe levemente. - Actúe mal contigo. Te traté de forzar a hablar, y ahora te estoy tratando de forzar a que salgas...

- Mu... No digas eso. Además no puedes decir que me forzaste porque no lo conseguiste... – los dos sonreímos. Me acerco y me siento junto a él.

- Mira, hiciste lo que hiciste porque me conoces muy bien. Sabes que mi orgullo me importa más que mi dolor o mi felicidad, y por eso mismo trataste de que saliera para que todos me vieran bien y para que Aioria no se diera aires de importancia. Y se que trataste de que hablara contigo y lo sacara todo para... para que me recuperara lo antes posible...

- Sí, pero Shura tiene razón. No necesitas que alguien te esté recordando en cada plática lo que pasó... y tiene mucha razón Milo... hay otras cosas fuera de lo que ocurrió con Aioria...

Sin que yo quiera mis ojos adquieren un brillo del que soy consciente demasiado tarde. Sí, hay muchas otras cosas y otras personas...

- Shura me dijo que te dejó con Camus... ¿Qué pasó? - me pregunta Mu con mucha emoción. El chisme es algo que hasta a los hombres nos encanta.

- Hablamos... y reímos Mu, reímos juntos. Todavía no lo creo. Y dijo que "talvez" iría a casa de Shaka. - me da risa recordar el "talvez" de sus labios y sus cejas partidas alzándose acompañadas de sus carcajadas.

- Entonces, todo esto... tus ropas, tu pelo, el gel, el perfume, tu sonrisa... ¿Todo esto es por que Camus irá? - me pregunta no tan feliz como yo hubiera esperado.

- No. No es por él. - contesto sinceramente.

- Entonces... ¿Por Aioria? Milo él no lo vale...

- Es por mí, Mu. - lo interrumpo antes de que termine de hablar.

Me mira sin comprender demasiado. - ¿Por ti?

- Sí, por mí. Estoy harto de sentirme mal y de divagar en un mundo de sueños que no existe. Quiero sentirme bien, y no porque Camus hable conmigo toda la noche o porque Aioria venga y me ruegue por otra oportunidad. Quiero estar feliz por mí, simplemente por querer estarlo, sin necesitar de nadie. Voy a pasármelo bien ().

- Hasta que lo has entendido. - Mu me mira muy feliz. - ¿Nos vamos ya, entonces? - me pregunta.

- Este... ¿Por qué no te me adelantas? Quisiera esperar a que... – maldición Mu me está mirando con su cara de astucia - Pues que... mi pelo se seque. Si, porque fíjate que con todo lo que ha pasado me he sentido algo mal y tu sabes el... viento de la noche y el agua de mi cabeza, podría hacerme mal... ¿No?

Me doy cuenta de que soné sumamente estúpido.

- Esta bien como quieras. Camus no es vanidoso así que no tardará. Y por favor Milo hazte el favor de no esperarlo en las escaleras. No queremos que luzcas desesperado en sus ojos. - y sin más Mu desaparece dejándome con un sonrojo y una sonrisa dulce de esperanza.

Son las siete diez y Camus no ha pasado por mi casa. Estoy desesperado. Él dijo que vendría, él no me dejaría plantado. Es decir no "nos" dejaría plantados, con la fiesta. Aunque él no tiene ninguna obligación conmigo, o sea con "todos". Y no, no lo estoy esperando por mi adicción de verle y mucho menos por mi necesidad de pasar momentos a solas con él. Lo hago por él, no por mí. No quiero que llegue y se sienta incómodo, por eso lo estoy esperando, para ayudarle...

Se que dije que esta noche era para mí, para pasármela bien sin necesidad de nadie. Pero bueno, digo si hablo con Camus y me lo paso bien, se cumple el objetivo. Claro esta que si Camus pasa la noche en un rincón o no va, me veré obligado a cumplir con la versión original del plan.

Y hasta ahora mi cerebro comienza a funcionar y a procesar. ¡Camus nunca llegó a su templo! No pasó por Escorpión, entonces... ¡Debe estar ya en la reunión! Y yo aquí ensuciando mis pantalones en las escaleras desde hace media hora. Mis vísceras se contraen con tan sólo pensar en la posibilidad de encontrarme a Kanon rondando con sus risas y sus miradas a Camus. Corro como rayo a Virgo y ya estoy algo lejos cuando me detengo.

Me veo a mi mismo caminar hacia mi templo de nuevo y regreso al primer escalón donde había estado esperando sentado. ¿Y si Camus pasó cuando me estaba bañando? Talvez por eso no lo oí. Además si yo fuera Camus, me gustaría cambiarme y pasar a mi templo antes de ir a la reunión. Son las siete veinte... podría esperar hasta las siete y media. Digo, si ya esperé cuarenta minutos... no pasa nada si espero cincuenta. Además, acompañarlo de escorpión a virgo es un tramo algo grande en el que podría hablar con él y verlo a la luz de las estrellas.

Maldición, el estúpido día sigue brillando. ¿Dónde están las estrellas cuando las necesitas? Son las siete cuarenta. Maldito horario de verano (). Creo que ya he esperado mucho. Imagino la escena de Camus riendo junto a Kanon y vuelvo a emprender la carrera a toda velocidad hacia Virgo. Talvez el niño zafiros se encontró con que faltaba una hora para la reunión y como estaba cerca, pues decidió quedarse de una vez y yo perdiendo el tiempo.

He corrido ya unos cincuenta metros cuando me vuelvo a detener. Y es que Camus no es flojo. A él no le importaría subir hasta su casa... ¿O si? No, Camus tuvo que haber subido y simplemente no me di cuenta.

Estoy ya de nuevo en el primer escalón cuando vuelvo a mirar mi reloj. Son las siete cincuenta y Camus que no pasa. ¿Estará verdaderamente todavía en su templo? Bueno, nada pasa si espero hasta las ocho, digo para redondearle a la hora. Pero... Camus no es impuntual. Él no llegaría tan tarde...

Y si, estoy de nuevo corriendo hacia Virgo cuando o si, me vuelvo a detener. Talvez si esperara hasta las ocho... ¡NO! ¡YA NO! Además Camus no es vanidoso, Mu lo dijo. No tardaría tanto en arreglarse. Maldita mi incertidumbre y malditas todas mis dudas. Vuelvo a correr como alma que lleva al diablo. Pero no es por Camus es porque... simplemente no quiero llegar tan tarde...

Oigo risas y voces desde fuera del templo. Me cepillo mi cabello con los dedos y entro. La mayoría de los caballeros ya está ahí y al verme aparecer me miran muy sorprendidos. Trágate esto Aioria. Tal parece que creían que iba a estar demasiado herido como para acudir. Algo incómodo por las miradas de mis compañeros busco con la mirada alguna cara familiar de apoyo. Y en mi revisión encuentro de espaldas al niño zafiros. Ese cabello jamás lo podría llegar a confundir.

Entonces Camus ya estaba ahí y yo perdiendo miserablemente mi tiempo. Pero no puedo contener la risa. Esta como justamente le había dicho que estaría y gracias a Athena no es con Kanon. Se encuentra en un rincón, hablando o más bien diría yo "aprisionado" por Afrodita. Veo que Deth Mask se encuentra viendo la espalda de mi Camus con algo de odio. ¿Celoso Mascarita?

Después de todo me parece que le tendré que prestar a Shura mi Xbox por una semana...

CONTINUARA...

() "Voy a pasármelo bien" una de mis canciones favoritas de Hombres G! Es la neta. Cuando NECESITEN que les vaya bien (léase día de exámenes, día de presentación, día de truene, o algo por el estilo) escuchen esta canción y verán como se tranquilizan... lo digo por experiencia nn

() Las que somos de México, sabemos lo que el horario de verano significa. Es adelantar una hora tu reloj. Osea k si son las siete, para ti ya son las ocho... ¿o es atrasar? No me acuerdo nn

Ni yo puedo creer que me haya tardado un día en hacer este capítulo... Perdonen si no esta muy bueno, pero quería tenerlo listo para trabajar en otro...

Besos