No puede ser muy fuerte

A la mañana siguiente

El día amaneció tranquilamente.

Kenshin, que se había levantado el primero de todos, había ido a entrenar un poco antes del desayuno, mientras que Shozo conversaba con Katsura acerca de la distribución de las milicias.

Poco después, llegó el desayuno. Kenshin se quitó el sudor de la cara y el torso y, acompañado de Katsura y Shozo, se dirigió al comedor.

Allí, Enishi y Shougo, que habían compartido habitación, conversaban tranquilamente, mientras que Aoshi, que había compartido su habitación con Sanosuke, tenía unas enormes ojeras y no paraba de susurrar "No he podido dormir... no he podido dormir..." y Sanosuke, con una vitalidad sorprendente, engullía platos y platos sin pausa.

Tsunan y Soujiro, que habían compartido también una habitación, se encontraban bastantes menos habladores que el resto. Tsunan, estaba callado porque era su naturaleza, pero Soujiro... tenía cara de hablador¿qué le habría pasado?. Se preguntaba Kenshin.

En ese momento, Kenshin percibió como Sanosuke se acercaba lenta, aunque peligrosamente hacia su comida, así que comenzó a comer rápidamente. Una ligera decepción se dibujó en el rostro de Sanosuke, pero desapareció en el momento en el que vio entrar a una señora con más comida. El joven levantó inmediatamente el brazo, indicándole que podía servirle a él. La señora le acercó la bandeja llena de carne y frutas y ésta inmediatamente desapareció de sus manos, apareciendo en las de Sanosuke con tan sólo la mitad de su contenido e, instantes después, desapareció el resto de su contenido, dejando una bandeja brillante.

Sanosuke se acarició el estómago, mientras una ramita de trigo reposaba en sus labios.

-Ayyy, que bien he comido.

Kenshin, en el momento en el que concluyó, se dirigió de nuevo hasta la parte trasera, para practicar un poco más. Siempre le habían dicho que se auto-exigía demasiado, pero él opinaba justamente lo contrario, que entrenaba demasiado poco.

Bueno, dominar, prácticamente en su totalidad, la técnica de su padre a los trece años, no era precisamente un logro menor.

Kenshin cogió un poco de paja, la amarró en torno a un tronco con una cuerda y comenzó a realizar ataques con su espada de madera, ya que, la de su padre, estaba clavada en su tumba y, las dos copias que poseía, una larga y una corta, las guardaba para combates reales.

Enishi, intrigado por el destino del joven, se dirigió hacia el mismo lugar que él y contempló como luchaba contra el árbol, demostrando poseer una rapidez increíble para su pequeño cuerpo. De acuerdo, las personas pequeñas son más rápidas, pero aún así, Enishi había creído, erróneamente, que ése joven sería un debilucho, pero, por el contrario, parecía bastante fuerte.

Se estiró ligeramente y se encaminó hacia el pelirrojo, recogiendo dos espadas que estaban el suelo.

-¡Himura!- le gritó.

El joven se dio la vuelta al oír su apellido.

-Vamos a luchar... para saber quien es mejor...

-No lo veo necesario, Yukishiro. Además, su arma favorita es la espada larga, no las espadas gemelas, así que, si le venzo, argumentaría dicha circunstancia para justificar su derrota.

-Lo sé, pero no hay espadas largas de madera por aquí...

Kenshin señaló con su espada un montoncito de espadas de madera que se encontraba tras Enishi, del que sobresalían algunas espadas cortas, medianas y una larga sobre el montón.

-Ahí tiene su arma, Yukishiro.

Enishi se acercó a la pila y extrajo de ella una espada larga, muy similar a la que solía usar en los combates con su padre, Akira...

-Bien, comencemos cuando quieras- le dijo Kenshin, bastantes seguro de sí mismo.

Enishi se tomó algunos momento andando lateralmente, al igual que Kenshin, y dando vueltas alrededor del campo de entrenamiento.

De repente, Enishi se lanzó en una zancada larga y atacó de frente, pero Kenshin simplemente dio un paso atrás y, cuando Enishi se quedó clavado en el suelo, Kenshin realizó un arco descendente, que habría impactado en la espalda del peligris, si éste no se hubiera lanzado al suelo, de espaldas y colocó su espada como defensa.

El pelirrojo, giró las muñecas y levantó la empuñadura, para dar el golpe de gracia, pero Yukishiro, en una maniobra realmente arriesgada, colocó el filo en la trayectoria de la espada de Kenshin, deteniéndola. Empujó hacia arriba con su espada, evitando alguna respuesta de Himura y se levantó.

-Vaya, es bueno, no me lo esperaba... parece que habrá que luchar en serio.

Kenshin puso su espada frente a él, horizontalmente, sosteniendo la punta con la mano izquierda, en una posición bastante defensiva.

Enishi, previendo que el pelirrojo esquivaría su ataque como la mayoría, se lanzó frontalmente con un golpe descendente.

Kenshin, en lugar de dar un paso hacia atrás, como anteriormente, giró sobre sí mismo y gritó:

Ryu Kan Sen Kogarashi!

El golpe habría matado a Enishi si hubiera sido una espada real, o si no hubiera agachado la cabeza. Por suerte, tan sólo le quitó algunos cabellos.

-Ha ido por poco...- dijo Enishi, mientras se sobaba la cabeza, buscando algún rastro de sangre.

-Ncht, pensé que ésta vez era mío...- se reprochó Kenshin.

Enishi, molesto por la poca estima que Himura demostraba hacia su persona, dio unos cuantos pasos rápidos en el lugar en el que se encontraba y dijo:

-¿Empezamos?

-¿Oro?- preguntó sorprendido el pelirrojo.

-Sólo estaba calentado... ¿No creeríais que eso era todo lo que podía hacer, verdad?

-Ah... se refería a eso... pues es verdad, empecemos el combate de verdad.

Kenshin pasó su espada a la mano izquierda y la bajó, tocando el suelo con la punta.

Enishi supuso que, de nuevo, actuaría golpeando con su espada al lado izquierdo, así que él atacaría de frente y se desviaría hacia la izquierda, así vencería a ese muchacho prepotente...

-¿Viene? O he de ir yo...

Oh, no, encima vacilarle no... no podía consentir algo así de ese renacuajo...

Se lanzó de frente, por tercera vez y, al ver que su espada seguía al frente, pero Kenshin no se apartaba, pensó en seguir el ataque...

Grave error.

Cuando la espada tocó el flequillo del pelirrojo, éste se apartó hacia la derecha y le marcó un puñetazo a Enishi, golpeándole sólo con el aire, pero aún así, era una advertencia... Kenshin no era un guerrero como los sármatas, que se guiaban por su instinto, Kenshin fijaba siempre su atención en los ojos del rival, captando cualquier posible ataque y realizando un esquive en consecuencia, o, si no, obligaba al rival a atacar como él deseaba, tal y como había ocurrido ahora, que obligó a Enishi a atacar a la izquierda, en su creencia de que sólo la espada le iba a dañar... pero no era así, Kenshin era un espadachín con recursos.

Al oír el estruendo que estaban causando, Katsura y el resto se precipitaron al exterior, para observar la procedencia de los sonidos. En la parte trasera de las viviendas, se encontraban Kenshin y Enishi, junto a un árbol, al parecer peleando con espadas de madera...

-Esto promete ser interesante...- dijo Sano, sonriendo.

-¿Por?- preguntó Shozo- para mí no hay ninguna duda, ganará Kenshin, es increíblemente bueno, llegó a ganarle a tres centuriones al mismo tiempo, el año pasado.

-Bien, Enishi, es el mejor de la aldea, junto a Shougo, ambos son increíblemente buenos- continuó Sanosuke.

-¿Sí?- Kenshin parecía haber oído la conversación.

Se separó de Enishi y se dirigió al montoncito de espadas de madera. Cogió una pequeña y otra igual de larga que la suya.

-Me fije en que llevaba una como ésta...- le lanzó la espada larga a Shougo, quien la cogió al vuelo sin problemas- Dos contra uno, a ver si pueden conmigo.

Aquello era algo que a Enishi no le había gustado nada, pues era como si menospreciara sus habilidades, pero... quizás sirviera para bajarle los humos a ese pequeño guerrero.

Con una mirada, le dio a entender a Shougo su plan y éste tan sólo asintió, y se preparó.

Ambos, al mismo tiempo, se lanzaron contra Kenshin, cada uno desde un lado diferente.

Kenshin se agachó en el mismo instante en que las espadas comenzaban a rozar sus ropas y golpeó a ambos en el costado, a Enishi lateralmente, de derecha a izquierda, en las costillas y a Shougo, le dejó la punta de su espada corta frente a la garganta.

El pelirrojo tiró las espadas al suelo, se levantó y se fue, dejando a sus contrincantes sorprendidos por su rapidez.

-Son demasiado impulsivos- les dijo Katsura, mientras se acercaba- cuando aprendan a relajarse, a pensar en su próximo movimiento y a prevenir los ataques rivales, podrían vencer a quien quisieran.

Enishi tiró su espada, clavándola en un árbol y maldiciendo.

-¿Cómo es posible que sea tan bueno...¿Tan rápido...? Tiene mi misma edad, no es posible que sea tan fuerte...

-Créame Yukishiro, tiene sus motivos para ser así de poderoso e incluso más, si su fisonomía se lo permitiera.

-¿Cómo?

-La venganza es una de las armas más poderosas para quien las usa y más dañinas para el mismo que existen, Yukishiro, téngalo en cuenta.

-Pero¿de qué estamos hablando?

-Su hermano.

F-L-A-S-H-B-A-C-K

Año 449 D.C.

Britania

-Hemano, hemanito, cógeme si puedes- un niño pelirrojo, de ojos azules, corría por los pasillos de la residencia, seguido de cerca de otro pelirrojo, pero éste con los ojos violetas.

-Allá voy, Shinta, prepárate- le dijo el mayor de los dos.

Kenshin perseguía a su joven hermano de 4 años por toda la residencia de sus padres, intentado cazarle, pero había que reconocer que el pequeño era escurridizo.

Entró en la habitación de su hermano, donde seguramente estaría él y, en ese momento, un cubo con agua le cayó en la cabeza.

Cuando se lo quitó de la cabeza, con los ojos entrecerrados, pudo ver como su hermano y su padre se reían a más no poder.

-Padre, ya sois un poco mayor para éstas cosas¿no cree?

-JAJAJAJAJAJA- su padre ni siquiera le oyó, tan sólo veía la cara y las ropas mojadas de su hijo mayor.

-¿Ah, sí?- Kenshin cogió el cubo de madera, se escurrió la ropa y llenó un poco el cubo con esa agua, así que, en venganza, se la lanzó a ellos, mojándolos también- JAJAJAJA

Kenshin no podía parar de reír al ver la cara que se le había quedado a su padre, pues no se había esperado ese ataque a traición de su hijo mayor. Tanto Hiko como Shinta estaban empapados y mirando incrédulos a Kenshin, que era quien se reía ahora.

En un momento, la cara de perplejidad de Hiko se tornó en una mueca tenebrosa, con una vena en la frente.

-Vaya, hijo mío, me has sorprendido...

-JAJAJAJAJAJAJA

Hiko salió de la habitación, sin que Kenshin se diera cuenta, pues seguía riéndose sin parar. Cuando el pelirrojo mayor se levantó del suelo y vio la sonrisa enorme de su hermano pequeño, se temió lo peor y se agachó, haciendo que el agua que su padre iba a lanzarle, le diera de lleno al pobre Shinta, cuya sonrisa se borró del rostro, pasando de nuevo a una mueca con los ojos entrecerrados, bastante aterradora. Se bajó de su cama y se acercó a su padre, quien se agachó para hablar con él... pero el infante le cogió de la oreja y le dio un tironcillo.

-Papi, toto...

-JAJAJAJAJAJA- Kenshin estaba que iba a estallar.

En ese momento, Tae, su madre, les llamó:

-Baja ya Seijuro y trae a los niños, que ya está lista la cena.

Aquello era algo que no se veía en casi ningún lugar del Imperio. Una familia en la que el amor reinara de verdad, donde se permitían bromas y donde no había necesidad de secretos.

Durante la comida, Hiko anunció que tenía que partir al día siguiente junto a sus hombres a una última misión, antes de que ellos se fueran y de que su primo Katsura volviera, momento que aprovecharía para dejar el gobierno en manos de su primo, hasta que Kenshin se encargara de todo.

Al día siguiente, su padre partió y, todo fue normal, Kenshin acompañó a su madre hasta el río, para ayudarla con la ropa, pero a partir de ahí...

Al volver, se encontraron su casa con bastantes golpes en muchos lados, lo que evidenciaba una batalla. Al entrar, la escena marcó a Kenshin de por vida. El cuerpo de Sae, su tía, descuartizado en el suelo, junto al servicio y a los tres guardias de la casa y ningún rastro de Shinta...

Kenshin recorrió todas las zonas hasta las que Shinta podría haber llegado, acompañado por un perro, intentando localizar a su hermano... pero nada. Ni siquiera aquel regalo que unos árabes le hicieron a su padre, aquel precioso animal con su infalible olfato, consiguió nada. Quizás se debiera a toda la sangre que había en la zona...

Kenshin se sumió en un estado de depresión total, muy similar al de su madre y esperaron a que Seijuro regresara al día siguiente, para intentar hacer algo... pero ni siquiera esa suerte tuvieron, pues al día siguiente, volvieron sólo dos de los acompañantes de su padre, pero con los caballos de los otros 7 y el semental de su padre, todos muertos... Al parecer, aquella mañana, habían sufrido el ataque de unos britanos que avanzaban en dirección contraria. Eran cerca del centenar y ni siquiera Seijuro pudo con ellos.

Enterraron a Seijuro, junto a la tumba que simbolizaba a Shinta, y clavaron en su tumba a la poderosa espada Hangetsu.

Aquel fue el final de la vida normal de Kenshin y el inicio de su perfeccionamiento como asesino. Con el tiempo, tanto él como su madre intentaban vivir de la manera más parecida a la que lo hacían con sus otros dos componentes vivos, pero... nunca sería igual

F-L-A-S-H-B-A-C-K

-Espero que ahora le consigas entender, Yukishiro- le dijo Katsura.

Enishi se dirigió a la habitación de Kenshin y, allí, le vio de rodillas y rezando a un pequeño crucifijo, pidiendo el poder suficiente para castigar a quienes mataron a su padre y a su hermano.

-Tranquilo, Himura- se dijo a sí mismo Enishi- yo te ayudaré.

Notas del Autor: Muy buenas¿Cómo os va?

Bien, éste capítulo lo tengo que subir desde un ciber (al igual que los últimos reviews que dejé) gracias a la intercesión de mi mami, que me ha dejado salir con loscolegas y, cuando acabo con los colegas, me voy al ciber, jeje.

Ahora, os puedo decir que estoy escribiendo (a mano, como hacía antes, puesno me queda otra) el siguiente capítulo de EL PROTECTOR, que será más bien de relleno, igual que el siguiente, luego un cap de Navidad y luego... puede que otro de relleno o ya vuelva a empezar la acción, ya veré. El capítulo de relleno, tratará de algunas anécdotas de Kenshin, de algunas reflexiones internas... podría definirse como un cap de CONCIENCIACION. El segundo de ellos, tendra un tono más de humor, estando basado en la canción de los Mojinos Escozíos "queridos marsianos". Os recomiendo prácticamente cualquier canción de su nuevo disco, pues casi todas son buenísimas (me reí que más que en el concierto y eso es difícil...)

Me despido deseándoos un Próspero Año Nuevo, recomendandoos que veáis la serie ROMA, que en España emite Cuatro los Martes a las 22:00 y que los Reyes Magos se porten bien con todos vosotros. Cuidáos mucho.

Con un abrazo

se despide

michel 8 8 8