SIN TI NO SOY NADA
No puedo parar de preguntarme porqué no te quedaste a mi lado, porqué me abandonaste sabiendo que te necesito… Me duele cada vez que pienso que te has marchado, quizás para siempre, no lo sé, aún albergo esperanza de que algún día vuelvas a mí y me acomodes en tu regazo. Pobre ilusa, es lo que todos piensan cuando me ven aparecer, pero me da igual, ellos no saben lo que tú y yo hemos pasado, nadie lo sabe. Pero yo sí, y es por ello que siempre te esperaré, Gin…
Rangiku abrió los ojos. Llevaba toda la semana sin poder dormir bien, toda la semana pensando en él…
Hitsugaya apareció por la puerta con la cabeza alta, orgulloso como siempre. Miró a su teniente detenidamente y después dijo: "Hey, pareces cansada, vete a casa anda, ya acabo yo con los papeleos". Rangiku lo miró agradecida y se fue, no sin antes hacerle un guiño a su capitán, cosa que lo alteró un poco.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
La teniente de la división 10 paseaba de camino a su casa. Miles de pensamientos invadían su mente, no sabía qué demonios hacer para sacarse a Gin de la cabeza. De repente chocó contra alguien, el golpe fue tan fuerte y ella iba tan despistada que se hubiera caído al suelo si la persona en cuestión no la hubiera agarrado rápidamente. Matsumoto alzó la vista, su inconfundible tatuaje estaba ahí, el fukutaichou de la división 9 la sostenía por la cintura con fuerza, a la vez que sonreía. Una vez que Rangiku se hubo restablecido y hubo recuperado el pálido color de sus mejillas, habló: "Ne, Hisagi-kun, por lo que veo tus reflejos siguen como siempre…"
"Jejeje, se intenta, se intenta", contestó mientras se rascaba la cabeza, "¿adónde vas?"
"Pues me dirigía a mi casa…"
"¿A casa¿tan pronto? No, no, no, tú te vienes conmigo, que te invito a cenar"
"Pero… yo…", Matsumoto parecía indecisa.
"Nada de peros, tú hazme caso, que no te arrepentirás", Hisagi sonreía ampliamente y parecía tratar de animarla dándole empujoncitos, lo cual hizo que Rangiku sonriera por primera vez en todo el día.
Terminó accediendo a la petición. Hisagi llevó a una sorprendida Matsumoto a cenar a su casa; él mismo preparó la cena, con postre y todo. La fukutaichou estaba disfrutando de verdad, hacía tiempo que no se lo pasaba tan bien. Hisagi hacía todo lo que estaba en sus manos para hacer que ella se sintiera bien. Hacía bromas continuamente, provocando así las risas de Matsumoto, cosa que le encantaba a Hisagi.
Ambos habían estado perdidos últimamente. Hisagi había perdido el norte desde la marcha de su capitán, y Matsumoto, bueno, estaba bastante rara desde los sucesos que acontecieron en la Sociedad de Almas. Así pues, la cena transcurrió entre risas y bromas. Después de varias rondas de sake, ambos estaban un poco acalorados. Rangiku decidió que era la hora de irse, pero Hisagi reaccionó, y acercándose a ella, trató de besarla. La teniente se apartó hábilmente.
"¿Qué pasa?", inquirió el fukutaichou, "creía que nos lo estábamos pasando bien"
"Así es, pero es hora de que me vaya…"
"¿Por qué? Quédate a pasar la noche, anda, no seas tonta"
Matsumoto negó con la cabeza, "lo siento, he de irme", y cerró la puerta con suavidad.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Quizás no hubiera estado mal quedarse allí, obviamente se habría divertido, pero su corazón no la dejaba, su alma seguía presa de aquel sentimiento, no podía darle la espalda como si nada…
Llegó a su casa, y se dio una ducha fría. Se acomodó entre las sábanas, y se dispuso a soñar de nuevo con él, con el perpetuo, con el solemne, con el permanente Gin…
