Ƹ̴Ӂ̴Ʒ
CLARO DE LUNA
POR: Gaiasole
Ƹ̴Ӂ̴Ʒ
La mañana hacía despuntaba en el horizonte, la luz se filtraba por las ventanas que al no estar cubiertas por cortinas agolpaban los rayos de manera más dolorosa para los ojos adormilados, tal vez por ello el fino rostro de Eriol giro aun más la cara sin querer despertar.
—¡No lucen lindos!
—Pues… –fue la única respuesta de tres voces.
—¿Cómo pueden decir solo eso? –preguntó indignada la chica—. En fin yo creo que este momento hay que guardarlo.
Clic fue el sonido que se oyó del rollo de una cámara apenas con ese pequeño ruido consiguió sobresaltar a Eriol y Tomoyo, tuvo que pasar un momento para que dieran cuenta de lo que pasaba y es que ambos se mantenían abrazados, apenados se dieron cuenta que habían pasado la noche de esa misma forma.
—¡Perfecto! –se oyó la vos risueña de Sakura.
—¿Sakura? –dudo Eriol—. ¡Sakura!
—¡Pero no se separen que así lucían muy bien, anda Eriol abrázala! –animo la castaña dando graciosos saltitos de emoción.
En ese momento Tomoyo reparo en que también estaban ahí presentes un serio Syaoran, un acusador Kero y un receloso Spi que los habían mirado por un indeterminado tiempo.
—Sakura nos saco una foto –pensó la morena.
Por la cabeza de Syaoran, Kero y Spi rodaba una larga gota mientras miraban acusadoramente a los recién despiertos.
—¡¿Que hacen aquí? –rompió su pensar Eriol intentando colocarse las gafas de forma correcta.
—Lo qué sucede es que a todos… –empezó a decir Sakura.
—A Sakura –le cortaron el rollo los tres aguafiestas varones que acompañaban a la castaña.
—Bueno si, pero fue idea de todos venir hasta acá.
A su espalda los otros tres volvieron a negar.
—¡Traidores! –reclamó ella fingiendo sentirse ofendida—. Como decía, se nos ocurrió venir hasta acá y traerles algo de comida que preparamos.
—Que el papá de Sakura preparo –susurro Kero que colgaba del hombro de Sakura lo mismo que Spi del de Syaoran.
—¡Kero! –reclamó la castaña que no dudo en dar una fea mirada al pobre peluche.
Syaoran y Spi suspiraron.
—Como decía, les trajimos comida porque sabíamos que Eriol se la vive en la Luna –le guiño un ojo—. Seguramente se olvido de alimentarse como corresponde, ¡Y parece que no me equivoque!
—Eso le dijimos nosotros –pensaron los dos peluches y Syaoran.
—¡Así que anden flojos, a comer!
—Sakura –llamo la atención Syaoran—. Nosotros ya nos vamos, la comida esta en una cesta en la cocina.
—¿Nos vamos? –se sorprendió Sakura.
—Si, nos vamos –reafirmó Syaoran y la tomo de la mano halándola—. No hagan nada malo y cuídense, les dejamos un carro con el tanque lleno por si acaso.
—Gracias –agradeció el gesto Eriol a Syaoran.
—¡Adiós! –salio Sakura arrastrada por Syaoran pero no duro ni cinco segundos cuando Sakura ya estaba de regreso—. ¿Están seguros de que no quieren que nos quedemos?
—Nos arreglaremos Sakura, gracias –respondió amable Tomoyo.
—Bien, bueno ya nos vamos –pasados otros cinco segundos después—. ¿No preferirían que nos quedáramos para ayudarlos?
—No gracias –otra vez la amable Tomoyo.
—Si es lo que quieren –pasó un silencio antes de verla de vuelta—. Por cierto, dejaste olvidada tu cámara de video en mi casa Tomoyo viene en la cesta también.
—Ahora voy por ella –sonrió Tomoyo.
—No es nada y no te preocupes Eriol te aseguró que cuidaremos bien a tus guardianes.
—Gracias –contestaron al par la pareja.
—Seguros que...
—¡Ya vámonos! –gritaron los guardianes descontentos por la espera.
Al escuchar el motor arrancar Eriol y Tomoyo se echaron a reír, ambos se levantaron y cada quien se fue a un lado para cambiarse cómodamente de ropa, luego regresaron y recogieron su improvisada cama doblándola y colocándola junto a las maletas de Tomoyo, ambos se dirigieron a la cocina donde efectivamente había una suculenta comida llena especialmente de alimentos fríos y que no se acabarían seguramente esa misma mañana, Sakura no mentía al decir que la cámara de Tomoyo venía en el paquete.
—Hubiera sido linda tenerla ayer por la noche –comentó la morena a su compañero.
—¿Qué hubieras grabado? –pregunto interesado Eriol.
—La luna, ayer era llena y lucía realmente hermosa.
—Te gusta mucho, según lo que platicamos ayer.
—Si, mucho –sonrió ella recordando su plática de ayer por la noche.
Ambos permanecían inmóviles tratando a penas de respirar con tal de no incomodar al otro, pero ambos estaban igual de incomodados así que sus intentos eran vanos. Eriol ya se había resignado a pensar en no pegar el ojo en toda la noche.
—Eriol, ¿Ya te dormiste?
—No, hablo en sueño.
—¡Hey! –reclamo ofendida Tomoyo mientras ambos reían—. Eriol quiero saber si has pensado en algo en especial para la casa.
—¿Algo como qué?
—No sé, algún diseño o un estilo.
—En absoluto, nunca eh sido afín a decorar por eso tú eres mi decoradora oficial.
—Decoradora oficial –sonrió con un poco amargo la chica—. ¿Piensas vivir tu solo aquí cuando terminemos?
—No, seguramente mis guardianes vendrán conmigo.
—¿Solo ustedes tres?
—Si, aunque no se tal vez cuando me case la familia crezca
—¿Casarte? Ya tienes algún prospecto me supongo Eriol.
—Puede ser –susurro misterioso—. Solo faltaría que ella diera el si y que sea mi tipo tal como espero.
—¿Y que clase de chicas te gustan? –preguntó insegura entre querer saber la respuesta o no.
—Las chicas lindas.
—Muy hermosas seguro, modelos tal vez.
—¿Modelos? –enarco la ceja en medio de la oscuridad—. No yo no quiero una modelo yo solo quiero una chica que sea, dulce, amable, amigable pero sobre todo… ¿A que viene la pregunta Tomoyo? –sonrió enigmático pero ninguno podía ver el gesto del otro.
—Soy curiosa –ella se aferro más a las sabanas y cerro lo ojos fuertemente.
Eriol había sentido la tentación de decirle la verdad en ese momento pero una vez más no cedió a sus deseos que esa noche empezaban a acumularse.
Continuará…
