Y como están leyendo, el capítulo tres: "Grandes promesas & la última foto del album familiar"

+ CAPÏTULO TRES +

Akira se despertó y bostezó. Había dormido mas de la cuenta y lo sabía, pero lo importante era saber la hora. Se dio la vuelta para encontrarse con una dormida Sophie. Cuando había llegado el día anterior por la noche se la había encontrado dormida, y como cuando duerme parece un ángel, no quiso despertarla. Buscó el reloj con la mano, pero no había luz. Maldijo entre susurros y salió a fuera, a donde la luz le cegó. Tanta luz había que bien podían ser las tres de la tarde, miró su reloj y vió que era la una y media. Suspiró y fue a despertar a Sophie, diciéndole que estaría abajo. Mientras ella se despertaba lentamente, el se dirigió a la habitación de Nade y de Will, que estaba mas cerca.

"Toc, toc, toc!"

Nada. Silencio. Vovió a tocar.

"Toc, toc, toc!"

Nada. Otra vez silencio. No volvió a tocar. Abrió con sigilo la puerta, eso si, con una sonrisa maliciosa. Si no se despertaban por las buenas, se despertarían por las malas, estaba claro. Sin hacer ruído alguno se acercó a los dormidos y conjuró una pequeña manguera. Contando cinco mentalmente, procedió:

"¡DESPERTAOS, QUE EL MINISTRO DE MAGIA JAPONËS ESTÄ EN LA HABITACIÖN¡¡QUIERE VEROS AHORA!"

Mientras les gritaba esto al oído a ambos, cogía la manguera y les empapaba enteros. Como era de esperarse, ambos se despertaron (y el resto de la casa también, por que con semejentes gritos...) y le dirigieron malas miradas. Como siempre que les despierta así, Will, sin parar de dirigirle miradas fulminantes sale de la habitación y se encierra en el baño (que no vuelve a estar disponible hasta una hora después) durante mucho, mucho tiempo... Nade, como siempre, hecha una furia (que detesta que la levanten así, sobretodo cuando el que los levanta así es su hermano Akira), se levanta de la cama y se acerca peligrosamente sin recordar que anda en camisón y que está mojado, a Akira. Este, sale de la habitación perseguido por una Nade muy enojada. Recorren toda la casa gritando cosas (como "¡Vuelve aquí Akira Kinomoto, que el día de tu castración está cerca!" y "¡A que no me pillas, brujita de segunda!") y corriendo, despertando definitivamente a todos los integrantes de dicha casa. Recorren toda la parcela hasta llegar a la piscina, donde Akira se ve por fin acorralado y Nade intenta forcejear para poder tirar a su hermano. Final: ambos acaban empapados y todos los integrantes de la casa enojados con ellos, y Nade no le vuelva a hablar hasta la hora de cenar, mas o menos.

Cuando estaban saliendo de la piscina todos empapados, ella, sin dirigirle la palabra se va dándole la espalda y se interna en la casa, mientras que el se ríe como un loco. Suspirando divertido, se levantó y se dirigió a la cocina donde estaban todos desayunando menos Will, Nade, y sus padres, que habían salido para enpezar a arreglar su ida. Ellos se iban con el a Inglaterra, mientras que sus amigos y Nade se quedaban con Sakura en Japón. Ella sin duda había protestado, igual que Sophie, pero entre el y sus padres les habían convencido de que mientras estuvieran en Inglaterra escribirían a diario, por medio del fénix de Harry, Atenayse. Ron y Hermione estaban sorprendidos de ver a Harry bromear con la gente en esta punto de la guerra, por que de verle deprimido constantemente a estar bromeando como si nada ocurriese, era una gran diferencia. Aunque en realidad, cuatro años en la vida de una persona podían cambiarla mucho, más de lo que imaginaban en verdad.

Akira entró a la cocina, donde todos le hechaban miradas molestas por la forma en la que les habían despertado, y es que, como mínimo, se les despertaba así dos o tres veces por semana. Akira, entró con una sonrisa inocente y se preparó el desayuno. Una de las extrañas costumbres que Akira había adquirido desde que llegó a Japón, hace cuatro años, era desayunar un tazón de leche con colacao y con cereales, tostadas o lo que tocara ese día. El era el único que desayunaba así, pues los demás considerabanque era un desayuno de críos; y por eso llegaron a la conclusión de por que Akira desayunaba de esa manera cada mañana: él no había sido nunca un crío. Desde pequeño se le había privado de su libertad e infancia, y la recuperaba en el presente como podía.

"Akira, es que no sabes que Nade y Will odian que les despiertes así?" –preguntó en japonés Sophie, que estaba sentada a su lado.

"Pues por eso mismo lo hago, cariño, por que odian despertarse así... Y por que la cara que se le queda a Nade es increíble... Sabeis? Deberíais probarlo" –respondió a Sophie y al resto del salón seguidamente, en japonés.

"Como que deberían probarlo? COMO QUE DEBERÏAN PROBARLO? Yo te mato Akira Kinomoto, yo te mato...! Te voy a retorcer, ahogar, asesinar, matar, envenenar, hundir bajo tierra, dejarte sin aire, tirarte por el balcón, mandarte a la luna, convertirte en escarabajo, transformarte en serpiente, conseguir una soga y meter tu cabeza dentro..." –y todos estaba seguros que seguiría si no fuera por lo que Sophie dijo al interrumpir y Nade.

"Querida Nade, te juro que si matas al padre de mi hijo, no solo te enfrentarás a mi, si no también a la ira de este" –dijo Sophie, dejando a todos helados con lo que acababa de decir (en japonés).

A todos menos a Akira, que además se había puesto de repente pálido. Cuando por fin reaccionaron todos fueron a felicitar a Sophie, y esta dio gracias con una sonrisa en la boca. Cuando todos pararon de felicitarla, miraron a Akira, que ya había despertado y había salido a la piscina sin que nadie se diera cuenta. Cuando ella le buscó con la mirada lo encontró sentado en el borde de la piscina, y acto seguido caminó despacio hasta donde estaba y se sentó a su lado, mientras apoyaba su cabeza en su hombro. Sophie preguntó lo más suavemente que pudo, lo siguiente, mientras Akira miraba a un punto no definido con la cara igual de impasible:

"No te alegras, mi amor? No quieres ser padre, Akira?"

"Sophie... Si, quiero serlo, y si, me alegro..."

"Entonces, que ocurre? Sabes que no me lo puedes ocultar, cariño, lo sabes... Dime, te hará sentir mejor exteriorizar tus sentimientos" –dijo Sophie, hablando en susurros a Akira.

"Sophie... te juro que quiero ser padre, te juro que es la mejor noticia que he recibido en mucho tiempo, de verdad... Pero hay algo que no me deja ni un momento, amor, no puedo dejar de pensar lo que os ocurriría si..." –la voz no le dio para más, pues se le entrecortó y no pudo acabar la frase.

"Lo que nos ocurriría si..." –le animó a seguir, aunque ya creía saber lo que su novio estaba pensando, y no le agradaba nada.

(suspiro) "Lo que ocurriría si Voldemort se enterase, Sophie... Si se enterase y os hiciera algo, no me lo perdonaría, nunca... jamás lo haría. No quiero que os pase nada..."

Se hizo un silencio, no incómodo, si no reconfortante... Un silencio que ambos necesitaban para pensar y asimilar. A Akira se le pasó un pensamiento por la mente, uno que podría solucionar la mitad de los problemas si se cumplía realmente, por sencillo y dificil que fuera.

"Sophie... Quiero que me prometas algo, necesito que me promentas algo..." –ella no habló, simplemente le miró con una mirada profunda y asintió para que siguiera-. "Quiero que me prometas que te quedarás aquí, que te quedarás siempre segura, que siempre cuidarás a nuestro hijo... Pero, sobretodo, necesito que me promentas que, llegado el momento de la verdad, el momento final, no intervendrás. Que te quedarás cuidando de la pequeña criatura, que no te pondrás en medio solo para ayudarme, que no pondrás su vida en peligro... Tienes que prometérmelo, Sophie, necesito que lo hagas, necesito tener la seguridad de que no os va a pasar nada en esa guerra, que a pesar de todo no formaréis parte de ella..."

Ella le miró con una sonrisa triste en la cara, y a continuación dijo, con algo de esfuerzo por retener la lágrimas que amenazaban por salir de sus ojos:

"Akira... no puedo hacer lo que me pides... quisiera decirte que todo lo que me has pedido será verdad... pero no puedo, Akira, simplemente no puedo... Te quiero demasiado, de verdad, y haría lo que fuera por ti, lo que fuera..."

"Entonces hazlo por mi, hazlo por nuestro amor, hazlo por nuestro hijo... hazlo por un futuro en el que los tres estemos juntos, no dos, ni uno, ni ninguno... sinó los tres, por favor, Sophie, por favor te lo pido... por los tres..."

Sophie ya había derramado sus primeras lágrimas, y estas cubrían gran parte de su cara. Sabía que lo que decía tenía una razón, tenía lógica... tenía sentido y que era lo correcto... Pero es que le quería tanto, le quería más que a su vida, le quería por encima de todas las cosas de este mundo... Pero tenía que prometérselo, tenía que cuidar a su hijo, tenía que mantenerlo a salvo... Tenía que guardar la esperanza de un futuro los tres juntos, tenía que prometérselo, tenía hacerlo...

"Si, Akira... lo prometo... Lo haré por nosotros, por los tres..." –dijo Sophie apartando la vista para mirar el mar, en el que las olas chocaban fuertemente contra la costa japonesa.

Ya habían entrado cuando vieron que Nathan ya había bajado y que les había contado lo que había pasado con ellos a sus invitados. Al principio quisieron ir a donde estaban ellos, pero Nathan les dijo que necesitaban un poco de tiempo para aclarar algunos asuntos. Ellos asintieron y siguieron desayunadndo, mientras que Kathering les hacía preguntas sobre cómo se llamaría su primo, si sería chico o chica y cosas por el estilo. En eso estaban cuando aparece la pareja por la puerta con caras ilegibles y cogidos de la mano, mientras que los ojos de Sophie daban señales de haber llorado. Les miraron, pero no dijeron nada, ese asunto era demasiado personal como para hablarlo tan libremente. Cuando se sentaron, Akira procedió a contarles a Ron y Hermione lo que habían hablado, y Sophie a los demás:

"Chicos, nos iremos en dos días y ya les aviso ahora. Tenemos que adelantarlo un día por que aunque nosotros no vayamos a la guerra, la guerra posiblemente vendrá a nosotros. No quiero a Voldemort un día en la puerta de la casa con sus mortífagos acechando preparados para un ataque."

"Te entendemos, Akira, a veces nos pasa lo mismo" –y para no hablar de temas tan tristes, cambió de conversación:- "Oye¿que es eso de que vas a ser padre? No nos lo habías dicho, vergüenza debería darte" –dijo con una cara de coña total, que Akira entendió a la perfección.

"La verdad, Ron, es que me he enterado hace apenas media hora, y no os lo había dicho por que no lo sabía, te llega?" –preguntó él, siguiéndole el juego. Pero apareció Hermione con alguno de sus comentarios serios.

"Pero no nos habías dicho que estabas casado, Akira" –preguntó Hermione.

"Jajaja Eso es, querida Hermione, por que no estoy casado. Solamente hemos sido pareja durante todo este tiempo."

"Y os vais a casar ahora, que vais a tener un hijo?" –volvió a preguntar ella, y Ronald estuvo a punto de decirle que se callara y que no hiciera preguntas tan comprometidas.

"No, Hermione, no lo vamos a hacer. Si Voldemort no supiera quien soy yo en realidad lo habríamos hecho, sin dudarlo. Pero ahora que tengo que volver y ahora que ya sabe mi identidad, no puedo hacerlo. De hecho, hemos acordado que mientras Tom siga vivo y sus mortífagos en libertad, no firmaremos ningún tipo de papel en donde aparezcan nuestros nombres juntos. Es una pura medida de seguridad" –dijo, algo descontento de que el intento de Ron por cambiar de tema fuese al olvido-. "Ahora son las diez de la mañana, chicos, a eso de la hora de comer estaré aquí de nuevo, tengo cosas que arreglar para mi ida."

Tras esto se despidió de los chicos y de los demás y acto seguido fue a la chimenea y se dirigió al despacho de su padre, en el centro de la capital. Apareció en la sala de espera, y si hacer caso los guardias que le decían que tenía que pedir vez para poder entrar en el bloque de oficinas, se dirigió al despacho del director. Eso si, habilmente despistando a los guardias que intentaron darle con hechizos aturdidores y petrificadores, que sobra mencionar, fracasaron estrepitósamente. Se dirgió con una sonrisa en la cara a la planta más alta, la decimo tercera, donde se encontraba el lugar al que quería llegar. Esquivó a la gente que iba en dirección contraria y llegó a una puerta que pedía un carnet de seguridad, en donde debía haber otro par de guardias,pero que no estaban. Eso significaba que faltaba poco tiempo para que su padre llegara.

Entró y se dirigió al mini-bar muggle con bebidas mágicas, cogió una copa de cristal y se sirvió Wiski de Hielo (típico de Japón) mientras se sentaba en el sillon y ponía los pies en la mesa. Estuvo esperando a su padre mientras que leía los últimos informes presentados. Desde hacía dos años, la empresa mágica había ido decayendo, cada vez más rápido. Ahora estaba peor que nunca y supuso que su padre estaría pensando en cerrarla. Ese no era de los principales negocios de su padre, si no que era secundario y poco provechoso. Los Kinomoto eran la familia más rica de Japón con diferencia, posuían múltiples empresas tanto mágicas como muggles, tanto grandes como pequeñas; diferentes y variadas revistas y periódicos; multitud de propiedades, parcelas, edificios públicos, edificios privados, casas, cuadros y esculturas tanto caras como baratas, tanto mágicas como muggles, etc... Nadie conoce los bienes exactos de esta familia, pero se estima que pueden llegar a ser los más ricos del mundo según revistas conocidas por cotillas y del corazón.

Mientras que estaba leyendo el sexto informe y bebía su segunda copa de Wiski (pero no por eso tiene que estar borracho), oyó unas voces provenientes del pasillo, que se acercaban a pasos apurados a la entrada. Vio entrar, eso si con un gran sonrisa, a su padre y a los dos guardias.

"Pero, señor, le decimos que es verdad, un chico de unos vente años pasó corriendo hacia el bloque de oficinas" –decía el primero.

"Edward tiene razón sr Kinomoto, pasó corriendo como un rayo por nuestro lado y esquivó todos nuestros hechizos. Se lo aseguramos, no mentimos, es serio" –decía el segundo.

"Miren, señores: nadie a parte de uds vio nada, las cámaras y los hechizos de protección no detectaron a nadie y no hay nadie sin pase ni fuera de hora en ese edificio..." –pero en eso su vista se fija en la persona que estaba sentada en su butaca, con una copa y leyendo sus más recientes informes. Sin obviar que tenía los pies encima de su mesa-. "Creo, srs, que ya he encontrado la causa de que no vieran nada."

En eso que también los guardias se fijan en el tipo de la butaca y la sonrisa en la cara. Una mínima bombillita se encendió en la mente de los dos y empezaron a hablar atropelladamente.

"Sr, es el..." –dijo el primero.

"...Si, sr, se lo juro..." –dijo el segundo.

"...Si, y pasó sin pase..." –volvió a decir el primero.

"...Y nos hizo perseguirle por todo el edificio..." –dijo el segundo.

"...Y evitó nuestros hechizos..." –dijo el primero.

"...Y corría como alma lleva al diablo..." –volvió a decir el segundo.

Akira, que encontraba sumamente divertida esa situación, se empezó a destornillar de la risa. Su padre, ligeramente enfadado por que su hijo montara semejante lío innecesariamente, calló con un gesto a los dos guardias.

"Srs, este chico de aquí es mi hijo Akira, al que ya deberían conocer por situaciones semejantes a la presente. Ahora, si no les importa, me gustaría terminar de rellenar el papeleo del cierre."

Tras esto, ambos guardias se vieron literalmente echados de la oficina, no sin parar de echar miradas molestas al tal Akira. Su padre, una vez que los guardias se habían ido, cogió el baso de Wiski y lo devolvió al minibar y se sentó en el sillón de delante del escritorio.

"Que haces aquí, Akira? Pensaba que estabas arreglando lo de la universidad mágica de Kioto" –preguntó, obviamente picado por la curiosidad.

"Pues quería contarte algo que nos ha pasado esta mañana, papá" –contestó su hijo.

"No me digas que volviste a despertar a Nade y a Will a gritos y con agua" –dijo, como negando con la cabeza.

"Bueno, si, entre otras cosas" –dijo con una cara inocente que no se la cree nadie.

Acto seguido se dedicó a contarle a su padre lo sucedido con Sophie y la nueva noticia. Diez minutos después, acabando de contarlo, llega una pluma de color dorado como caída del cielo. Esa era una pluma de su querida Nayse, su fénix. Al llegar a la altura de Akira, la pluma se convirtió en una carta que decía lo siguiente.

Querido Akira:

He tenido unos problemas con las cuentas bancarias y no puedo solucionarlos desde Japón. He de ir a París para poder cambiar el dinero de cuenta y banco, pues los duendes de aquí son algo tontos, siempre lo he dicho. Esas transferencias, como ya sabes, están llenas de papeleo y no podré volver allí antes de marchar para Inglaterra.

Tenía que marchar justo en ese momento y de repente apareció Nayse en el banco, la verdad es que me salvó la vida, pues no sabía como avisaros. Tras hacer las transferencias a Gringots, he de ocuparme de ver alguna casa en Inglaterra para poder vivir, pues no voy a quedarme en una casa como la de Grim Place, y supongo que tu padre tampoco. Lamento decirte que en cuanto la compre le voy a poner los mismos hechizos que a nuestras casas a lo largo de Japón, y que por seguridad tus amigos no podrán venir.

Como no voy a estar allí para organizar las maletas tuya y de tu padre (es que sois unos desastres) he enviado a Nade otra carta para que vaya haciéndolas, pues no me fío un pelo de vosotros.

Espero acabar pronto con esto y tener para cuando lleguéis una casa en la que alojarnos.

Besos para ti y para tu padre:

Naruko

"Que dice la carta de tu madre?" –preguntó Takeshi

"No mucho. Que tiene que arreglar las transferencias bancarias en París y que luego va a ir a Inglaterra a buscar una casa en la que podamos vivir. Que va a poner los hechizos de siempre, que envió una carta a Nade para que haga nuestros equipajes... Mira si quieres" –y le pasó la carta de su madre. El la leyó entre líneas.

"Se ve que aún no sabe que va a ser abuela dentro de... Cuanto tiempo dijiste?" –preguntó el sr Kinomoto.

"Dentro seis, que Sophie está de tres. Me da pena no poder estar a su lado durante el embarazo, y supongo que a ella también, pero no puedo permitir que venga a Inglaterra" –respondió un Akira con la cara triste.

"Es lo mejor que puedes hacer, hijo. Y lo más sensato, además" –y viendo que Akira asiente, prosigue-. "Lo mejor será que sigas con tu rutina de planes mientras yo sigo con la mía, que aún tengo más que hacer sin la ayuda de tu madre."

Cinco minutos y una carta después, Akira se encontraba en frente a un gran edificio o castillo, dependiendo de cómo se mirara, de una mármol blanco. Eso era la Universidad mágica de Kioto, donde había estudiado durante tres años. Tras acabar los estudios de auror, sus amigos y el habían decidido tomar un año sabático, sin estreses, exámenes o trabajos. Al llegar en frente de la puerta, esta le reconoció y se abrió sola, dejando paso a un gran salón blanco vacío de gente, pero decorado de antiguas esculturas y rememorables cuadros. Decíase que la universidad mágica de Kioto era aún más rica en historia y contenido histórico que la famosa Hogwarts.

Al entrar todas las personas de los cuadros se inclinaron ante él y éste, nerviosamente como cada vez que ocurría eso, apuraba el paso en dirección a la dirección de la universidad. Se acordaba que desde que había pisado la universisdad el primer día siempre le pasaba lo mismo: tanto los hombre y mujeres de los cuadros, como las esculturas y los fantasmas se inclinaban ante él. Y aunque muchas veces les preguntó por qué, estos nunca le respondieron.

Pronto se encontró en frente a la estatua de un hermoso ángel. Siempre le había fascinado esa estatua, era asombrosa. Estaba hecha del mármol más puro, con toques de oro y de plata, además de una belleza innata en las esculturas. Más de una vez se había preguntado si detrás de esos ojos plateados y dorados existía vida. Cada vez que los mirabas, sentías una extraña paz interior, como si el ángel de la entrada tuviera el don de saber si eras merecedor de su respeto. Akira siempre, desde la primera vez que lo había visto, había sentido como si se sintiera unido a él, como si existiera algún nexo de unión entre ambos. Más tarde se había enterado de que en toda la Universidad él era el único capaz de sostenerle la mirada más de un minuto, y nadie, ni siquiera la directora era capaz de superarle. No sabía por que, pero sentía que ese hecho tenía algo que ver con la actitud de los seres mágicos del castillo. Sabía que algún día sabría la verdad, pero también sabía que ese día no sería el actual, eso ya lo había asimilado hace tiempo.

El ángel, como si recibiera órdenes de alguien a quien Akira no pudiera ver, se apartó dejando paso a un espléndido despacho. Era grande, y lleno de cuadros de los antiguos directores además de objetos personales de la directora, como fotografías familiares y regalos de sus hijos. En realidad el despacho no era de una directora, si no de una perosna con corazón y familia. Más de una vez se había preguntado si su antiguo director tenía familia, por que su despacho en vez de parecer uno de alguien con hijos y nietos, sobrinos y etcéteras, parecía uno de alguien solitario, sin una familia llevada por la guerra.

Como ya esperaba, no había nadie. Estaba vacío. Se sentó en la mesa y dejó unos papeles de la renuncia de su madre a su trabajo de profesora temporalmente, junto a una carta para la directora que decía lo siguiente:

Querida Marizza:

Debido a asuntos personales y familiares, debo abandonar Japón junto con Takeshi y Akira.

Debido a estos acontecimientos, es mi deber anunciarte mi renuncia temporal de profesora-tutora de la Universidad Mágica de Kioto adjuntamente. No se cuanto tiempo estaré fuera, pero no van a ser una semana ni dos meses, si no bastante más. Cuando vuelva (si es que vuelvo), volveré al trabajo. No pretendo echar al profesor que este en ese momento, por eso ocuparé mi antiguo puesto al principio del siguiente curso.

Espero no causarte muchas molestias, Marizza, pero debo irme en poco tiempo y no poseo del dicho lo suficiente como para despedirme. Si, no me mires así, que salgo en tres días y tenemos mucho que arreglar.

Por eso he mandado a Akira, que algo más de tiempo tiene y lo utilizó para llevarte los papeles de la renuncia y la carta.

Despídeme de los demás profesores y de mis queridos alumnos.

Besos para ti y para nuestros colegas de trabajo:

Naruko

Uff. Se dejó caer en la silla de la cocina. Ese si que había sido un día movidito al salir de la Universidad. Ya le daba dolor de cabeza de pensar que ni siquiera había comido y que tenía que prepararse él mismo la cena. Había llegado a la casa a las tres de la mañana y nadie estaba despierto. Luego de salir de allí, había tenido que ir al ministerio mágico japonés. A partir de ese día odiaría a todos y a cada uno de los ministerios del mundo mágico.

Había llegado y nadie había en la entrada. Se extrañó pero sin hacer mucho caso se dirigió a los ascensores. Pulsó el botón del último piso y al querer salir del ascensor, unos aurores japoneses le habían intentado inmovilizar. Acto seguido le habían llevado a las mazmorras del ministerio para preguntarle que hacía en el ministerio. Por poco y no les hecha unas maldiciones. Explicó, eso si, con toda la paciencia del mundo, que su padre Takeshi Kinomoto le había enviado para tratar unos asuntos con el ministro. Eso lo había tenido que explicar a cinco personas antes de que le digeran la razón de por que le tenían preso. Primero el auror que le había llevado hasta allí, que tan cabaza hueca le llevó a su supervisor hasta que se lo hubo contado. Luego llegó el supervisor de aurores de ese momento. Éste no le creyó una palabra cuando lo dijo, y le llevó ante el jefe del primer nivel. Éste, que le conocía de verlo junto a su padre, le creyó algo más y decidió llevarle junto al ministro. Luego, otra vez la historia de porque estaba allí.

Podría jurar que estaba a punto de hace estallar el edificio en llamas, junto con el auror, el supervisor, el fefe del primer nivel y el ministro. Cuando por fin el ministro le escuchó ya eran las cinco de la tarde y estaba muerto de hambre, aunque no le dejaron salir hasta que no le explicó todo al ministro. Luego se pasó dos horas hablando con el ministro explicándole lo esencial. En eso dan las seis de la tarde y el ministro japonés no está de acuerdo con la marcha de tres de los Kinomoto. Así pide a gritos explicaciones (que por supuesto no recibe) y amenaza con no dejarle salir hasta que no hable. Su padre no trabajaba en el ministerio, pero tenía relaciones con el ministro. Cuando había un debate internacional, Takeshi era el delegado de Japón. Con el de representante en esos debates, lograba meterse en el bolsillo a la mitad de los delegados mundiales. Desde la aparición de Voldemort en el centro Tokio, Cornelius Fudge acusaba a Japón de ser aliados a Voldemort y mortífagos de este.

Era una tontería, eso lo sabían todos. Tanto los ingleses, como los japoneses, como el resto del mundo. Pero ante tales ofensas y acusaciones, necesitaban una fuerte defensa, y quien mejor que el famoso Takeshi Kinomoto, conocido por su astucia, inteligencia y sus juegos de palabras, con los que todos sabían podía ganar hasta a una esfinge con sus acertijos. La pérdida de semejante hombre, había afectado al ministro que, confiado, no tenía ningún as bajo la manga. Y como era de esperar había explotado. A eso de las siete se había calmado un poco, pero solo un poco, obligando a Akira a decirle que debía hacer. En Japón, su padre era como el Albus Dumbledore que daba consejos a un ministro tan tonto como el que era Fudge.

Tras semi-arreglar ese problema, salió a las nueve de la tarde sin haber tomado un bocado desde el desayuno. Y lo que le quedaba por hacer!. Despúes se había dirigido a las casa de los amigos de sus padres y a las de los sub-directores de las empresas que poseía su padre. Tenía que delegar a alguna gente de altas posiciones en sus correspondientes empresas que ocuparan el puesto de "jefe" hasta su retorno. En momentos como ese, Akira odiaba que su familia tuviera tantas propiedades. En Tokio y los alrededores, había unas ocho empresas, y en diferentes puntos del país habían cuatro más. Pasó como media hora en cada una dando las instrucciones necesarias.

Había hecho todo su traabajo sin dejar nada pendiente para el día siguiente, cosa que le alegraba, pero eso si, la próxima vez que Nadeshiko compartiera el trabajo, que eso de quedarse tanto tiempo en casa sin hacer nada mientras los demás llegan a las tres o más de la mañana no le parecía justo. Y la verdad era que los demás si habían estado a más tiempo de las tres de la mañana, ya que cuando había llegado su pare aún no estaba de vuelta. Por lo menos no llevo la peor parte, se dijo, siguiendo a esto un suspiro y una laaarga caminata hasta su habitación. Ufff, esperemos que el día siguiente fuera mejor y más relajado, y no solo lo pensó Akira, si no que su madre Naruko y su padre Takeshi debían de tener los mismos pensamientos. Tras esto y una cena de comida basura hecha con prisas, se durmió.

Los días que siguieron a el anterior, pasaron muy rápido para todos. Había querido que antes de irse de Japón pudiera enseñar algo del país a sus invitados y pasar algún tiempo con su novia y sus amigos. Por eso se había auto-presionado para acabar antes. De hecho lo había conseguido. Si hasta iba a ser cierto eso que decía su padre: "Todo lo que un Kinomoto quiere, es todo lo que consigue". Habían decidido que se irían a eso de las ocho o las nuevede la noche, para llegar a eso del mediodía. En ese tiempo, casi no habían visto a su padre por la casa, ya que parecía que tenía más trabajo del que contaba y no pedía ayuda para nada, cosa que a Akira le mosqueaba. Pero se le había pasado el enfado mientras que distraídamente mientras se lo comentaba a su hermana y a su novia, estas, como si lo tuvieran planeado, habian hablado al mismo tiempo "De tal palo tal astilla", y así el enfado de Akira con su padre, se había pasado de Akira con su novia y su hermana. Tras eso, ellas se le habían abalanzado encima para abrazarle y darle besos en modo cariñoso, ya que todos los Kinomoto eran bien cariñosos y pegajosos cuando se lo proponían. Así los habían encontrado Ron, Hermione y Kather al bajar a desayunar el día de su marcha.

Ese día, Akira percibió algo raro en el ambiente, que aunque todos intentaron ocultar, fracasaron estrepitosamente. Incluso Ron y Hermione estaban metidos en ese lío. Tenía algunas cosas pensadas, pero prefería esperar a que ellos hicieran vaya Merlín a saber qué.

En eso estaba bajando las escaleras cuando entra a la cocina. Los vio a todos allí: a Will y a Nade, a Cassy y a Nathan, a Sophie, a Ron y a Hermione, a Sakura y a Kather, y a su padre. Todos estaban en silencio y le miraban con profunda amistad y cariño. La primera en hablar fue Sophie, que se levantó de entre Nade y su padre.

"Sabes, Akira? No se cuando volveremos a vernos, pero se que lo haremos. También sabemos que no podremos escribirte lechuzas por que podrían ser interceptadas. Sabemos que tenemos a Nayse, pero no sería lo mismo que verte en Japón cara a cara. Sabemos que la red flu tampoco es una opción, por lo que queremos que nos tengamos los unos a los otros..." –Sophie ya no podía hablar, por lo que Nathan siguió.

"Hemos estado pensando, y bastante no te creas. Sabemos que no será lo mismo, pero intentamos que fuera algo especial. Sabemos que no volverás hasta que hayas acabdo con ese... con Ese, por lo que intentamos que esto fuese algo especial. Algo que a pesar de las distancias nos mantuviera unidos, algo que a pesar del tiempo nos mantenga unidos..." –dijo Nathan.

"Y por eso hemos tenido una idea, para que no nos pase nada de esto. Entre todos lo hemos conseguido" -dijo Cassy.

"Y nos ha llevado lo nuestro, no te creas. Hasta fuimos a la biblioteca para pedir información sobre algunas cosas" –dijo la pequeña Sakura, de diez años.

Así todos, con unas sonrisas en sus caras, se acercaron a el y le dieron un paquete envuelto muy cuidadosamente. "Seguro que lo envolvió Nade, que se le da muy bien" pensó Akira con cariño, mientras que cogía el regalo y lo desenvolvía lentamente.

Era un cuaderno bastante grueso de piel con adornos de oro y plata. En seguida lo reconoció: el álbum de fotos de la familia Kinomoto. Ese álbum llevaba en la familia desde el 3.500 antes de cristo, más o menos. A parte de ser lo más ricos, eran la familia con antecedentes históricos más antiguos comprobados. Al contrario que con los muggles, las "cámaras de fotos mágicas" venían de más o menos esa época y aunque pareciera muy pequeño, al abrirlo tenía más de 3.500.000 páginas. Un día que había estado muy aburrido se había propuesto contar las páginas del álbum. Pero cuando dejó de contar, apenas había llegado a la sexta parte del álbum. Esa era una de las joyas más valoradas y cuidadas de la familia. Y ahora era suyo. No sabía como agradecerlo. La sorpresa se le debía de ver en la cara por que su padre le animó a abrirlo.

Lo abrió y se dirigió a las páginas finales. Cuando acababan las páginas con fotos de su padre, vio algo que no se esperaba. Allí aprecía una foto de su primer año en Hogwarts, nada sorprendente a primera vista, pero si se fijaban no había ni rastro de Harry Potter. Entre Ron Weasley y Hermione Granger estaba un chico con facciones japonesas y llamado Akira Kinomoto que tenía once años. Ese debía de ser la razón por la que Sakura le dijo que estuvieron en la biblioteca. Sonrió. En la página siguiente había dos fotos de segundo año en el lago y en la sala comúm respectivamente. En la tercera hoja habían cinco fotos, dos de ellas en Hogsmeade, una de ellas en la que el fondo aparece el sauce boxeador y la casa de los Gritos, otra en los terrenos y la última estaban el y Remus Lupin antes de su partida en el aula de dcao, en la cuarta página habían tres fotos, ahora se acordaba, sus dos últimos años en Howarts no había estado de humor para fotos, una de la primera prueba del torneo, otra en la que aparecía sacando del lago a Gabrielle Delacour, y la última fue hecha en la sala común; en la quinta página habían solamente dos fotos, una fue durante el primer y único partido de quidditch y la otra en el lago; luego había cinco fotos del verano con sus padres, más tarde habían otras cinco fotos y en cada una de ellas aparecían sus siete amigos y el, a continuación aparecen distintas fotos de el verano siguiente, de séptimo y de primero de auror, seguidas de unas fotos hechas en verano.

Mirando todas esas fotos se acordó de la última que permitió que le sacaran. Y haí estaba, de última, esa foto que tanto valor sentimental tenía para el. Estaba hecha en la piscina de su casa, y solo dos personas aparecían en la foto. Ese día, el día de la foto, había sido uno de los días más felices y a la vez tristes de su vida. En la foto se encontraban Akira Kinomoto y Richard Voilett. O Rick, como le llamabn sus amigos. Como ya he dicho anteriormente, Rick fue el mejor amigo de Akira desde el principio. Y seguiría siéndolo si no fuera por su tración. Hace aproximadamente un año habían muerto sus padres, que eran aurores, en un ataque. Después de su muerte, no encontró razón para seguir en el lado de la luz y se cambió de bando con la esperanza de, algún día, vengar la muerte de sus padres. La gente que los conoció en esos momentos de gran amistad dirían que si no fuera por que poseían la sangre de distintas familias, serían hermanos. Se comprenetraban muy bien, se querían y darían lo que fuera el uno por el otro.

En la foto aparecían el y Rick sentados en las hamacas de la piscina, hablando tranquilamente y sonriendo a la cámara. Si te fijabas un poco mejor, podías ver unos rasgos de nerviosismo en la cara de Rick. Pero si te fijabas aún mejor, podías ver que hablaba sin parar, tenía los ojos brillantes y miraba con añoración a su alrededor para luego mirar con cariño a su acompañante. Pero solo lo podías ver si lograbas traspasar las barreras de un luck (o translúcido. Leer el primer cap en la parte donde explica las casa de las que constaba la Universidad mágica de Kioto.). Tras su traición, ellos lo habían pasado mal, muy mal, en especial Akira. Cada vez se hundía mas y más, hasta que mirando baúles viejos encontró la foto que se habían hecho ese fatídico día de verano. Cuando vió esas expresiones en la cara de su "hermano" ese día, comprendió algo: el Rick que conocía no había desaparecido y aún había esperanza. Esto no lo había comentado con nadie, pero su corazón a partir de ese momento albergó algo más que rencor. Albergó esperanza.

Todos le odiaron por lo que hizo, le querían demasiado, y durante tiempo buscaron la respuesta a sus preguntas. Pero no las encontraron. Akira si. Puede que fuera egoísta, o mal amigo o cualquier cosa, pero esa foto se la guardaría para el. Tras ese día no había permitido que le sacaran más fotos, quería que la próxima que le hicieran fuera con el y solo con el. Una esperanza simbólica, muy importante para el. Y haí estaba el, esperando. El día de la foto por la tarde les llamaron a un atentado en un pueblo de Japón, ni muy grande ni muy pequeño. Como aurores oficiales, acudieron. Cuando llegaron, Rick no les ayudó, simplemente tuvo el descaro de conjurar con la varita una túnica negra y una máscara blanca delante de ellos, mientras éstos le preguntaban el por que con la mirada. El había puesto una máscara de frialdad en su cara y se dispuso a atacarles ayudado de unos mortífagos que venían de otro lado.

Alejando estos pensamientos de su cabeza con un movimiento de esta, miró a sus amigos. Estos se habían dado cuenta de que se había parado más tiempo que con las demás al mirar a la última foto. Como ese día, le miraban con curiosidad, preguntándole qué había pasado. Akira se confundió con la mirada de ellos, pero su padre habló:

"La última foto... la encontré en el ático y me pareció oportuna ponerla. Sabes Akira, yo también tengo añoranza por esos tiempos, en los que la vida era más fácil. Pero se complicó más de lo que pensamos. Ahora, tan solo, ten esperanza. Esperanza por la familia, esperanza para ti... esperanza para vosotros. Esperanza para la paz y el amor. Esperanza para ti."

Akira lentamente dejó el álbum en la mesa más cercana y se acercó a su padre para darle un abrazo. Ese regalo y esa foto habían proporcionado que su parte sentimentalista aflorase. Mientras que sus ojos cobraban un brillo especial, sus amigos (todos los ocupantes de la sala) se acercaban a ellos y se unían al abrazo.

+ FIN CAPÏTULO TRES +

Reviews:

Seika: historias en las que Harry cambie? Las que leí que mas me gustaron fue, por ejemplo "La Villa Amurallada", de Mirug, "Laguna Estigia" de Parvati-Bolssom, "Sobre La Verdadera Historia Del Niño Que Vivió" de NorixBlack, "El Legado Del Tiempo" de Lobezno, "Traicionado" traducción de Das Blume, "Los Señores De Dragones The Dragonmasters" de Estrella De La Tarde, por ejemplo. Todos estos están en Favorite Stories en mi bio. Si te gustan los UA, allí también encontrarás de esos. Qué decir... qué decir... Ah! Si, muchas gracias por el rr, me alegra de que el fic te encante... Y espero ver otro rr cuando actualize. Besos!

Elementhp: gracias por el rr, de verdad. Me alegra de que subieras el otro fic tuyo, está muy bueno. A partir de ahora te dejaría un rr en cada historia tuya que subas y cada vez que me dejes un rr, pero comprenderás que no sabría que decir. Así que si no tardo mucho tiempo en actualizar cada cap mío, no creo que te deje un rr en cada historia; a no ser que sea un día en el que me encuentre con ganas de hablar hasta del tiempo con la gente. Pues eso, gracias por tu rr y espero verte por aquí en el próximo cap. Chao!

Iserith: lo tuyo no fue demora en dejar el rr, demora fue lo mío en actualizar! Pretendía hacerlo antes... El lemon? Bueno, no me desagradan mucho. Hay veces que son una mierda y hay veces que son buenos. A veces leo alguno que otro. Pero te digo que aunque lo quisiera no podría escribir uno, no son exactamente mi tipo. Algunos acaban siendo pasables... Gracias por agregarme. Muchas gracias por tu rr, te lo agradezco mucho, espero verlo en el próximo cap... Besos!

Besos,

Orhenshiy