:AVISO:

''TODO lo que está en cursiva está hablado en japonés o son hechizos.''

:AVISO:

Y ahí va el capítulo cuatro: "Ataques, verdades y futuras lejanas misiones"

+ CAPÏTULO CUATRO +

Malditos trasladores. Odiaba y maldecía a los malditos trasladores. Ni siquiera los polvos flu eran peores que los trasladores para el, y eso ya es decir. Habían conjurado unos trasladores y ahora mismo, tras abrazos, besos y despedidas dolorosas, se encontraba cruzando casi la mitad del globo terráqueo rumbo a Inglaterra. El traslador se dirigiría a Grimmauld place; Akira quería estar con Sirius y Remus unos días antes de ocupar la casa que su madre había comprado. Su padre también iba a estar con el unos días allí, pues quería resolver algunos asuntos importantes con Albus. Su madre estaría en la nueva casa preparando todo: muebles, habitaciones, comida, etc.

Durante el tiempo que estaría en Inglaterra muchas cosas caambiarían. No quería volver a ser objeto de manipulaciones, no se permitiría volver a serlo. Esta vez iban a tomar en cuenta su opinión, la suya y la de sus padres. Aunque Snupy Snivellus no contara. Ahora que se paraba a pensar, no sabía que iba a suceder mientras estuviera allí, no habían pensado en nada. Estaban llegando, podía sentirlo, ya llevaban diez minutos y Kather estaba realmente mareada, se podía ver en su cara. De repente sintieron que pisaban tierra. Los únicos que aguantaron de pie fueron Akira y su padre, los demás acabaron en el suelo.

-"No sabía que te gustaran los trasladores" -dijo una voz a sus espaldas-. "Nos informaron de muchos cambios, pero no de este."

Se dio la vuelta y se encontró cara a cara a Sirius Black. Estaba apoyado en la encimera y se encontraba solo. Llevaba puesta una túnica negra y por primera vez desde que le conoció estaba peinado, lucía una sonrisa en la cara y los ojos le brillaban. En cuanto Akira se giró y le vio ahí apoyado, fue a abrazarle y Sirius a el. Estuvieron abrazados lo que les pareció una eternidad. Y seguirían abrazados otras ocho eternidades más si no fuera por que Ron les interrummpiera.

-"Hum, hum" –dijo, imitando a su antigua profesora de dcao Dolores Umbridge. Tras esto Ron, Hermione y Akira estallaron en carcajadas mientras este se separaba lentamente de Sirius.

-"Gracias, gracias por todo Akira. No se como agradecerte todo lo que has hecho por mi, te doy una y mil veces las gracias. Nos sabes cuanto te he hechado de menos, no puedes imaginártelo. No sabes cuantas veces pensé que había hecho algo mal, y que por eso te habías ido..."

-"No hay nada que perdonar, eres mi padrino y haría por ti lo que fuera. Me fui por que necesitaba hacerlo, me habían pasado muchas cosas en poco tiempo y si seguía aquí no podría asimilarlas. Siento los ataques y las muertes que causó mi desaparición, pero hice lo que tenía que hacer" –dijo Akira, pero viendo la cara que había puesto Sirius decidió cambiar de tema-. "Os presento: Sirius, este es Takeshi Kinomoto, mi padre; papá, este es Sirius Black, mi padrino."

Tras la presentación ambos se acercaron y se dieron la mano mientras se miraban a los ojos.

-"Un placer conocerte, Sirius, Akira me ha hablado mucho de ti... no te importa que te tutee, verdad?"

-"No, no me importa. Es un placer, Takeshi, también me han hablado mucho de ti."

Entonces se instauró en la cocina un pequño silencio incómodo. Aklira, Ron y Hermione se miraron y antes de hicieran nada, alguien tomó la decisión de hacer algo.

-"Papa mama, miraz, ez Remus."

Entonces vieron como Remus había visto el intercambio entre Sirius y Takeshi. Estaba apoyado en el marco de la puerta vestido con una túnica azul marino. Si te fijabas, podías ver que su cara estaba mucho menos pálida que haría como una semana. Había recibido demasiadas buenas noticias en poco tiempo.

-"Hola, soy Remus Lupin, encantado de conocerte Takeshi Kinomoto" –esta vez su padre sonrió.

-"Akira me ha hablado mucho de ti, Remus. Según tengo entendido eres profesor, no?"

Remus iba a responder, pero de repente se escuchó un fogonazo en la chimenea. Todo se llenó de humo y no se veía nada. Cuando fue la última vez que limpiaron la maldita chimenea? se preguntaban todos, y no sin razón. Todos estaban tosiendo y tapándose con todo lo que podían mientras que Akira y su padre notaron unas presencias conocidas que salían de la chimenea. El primero en salir de entre el humo fue Albus Dumbledore e iba a saludar a todos, pero la segunda presencia pasó corriendo y fue a abrazar a Akira. Se trataba de su madre, Naruko Kinomoto.

-"Mamá!" –le había sorprendido mucho encontrar a su madre ahí. De lo que el sabía su madre no conocía a Albus Dumbledore y verla aparecer por polvos flu a través de esa chimenea que vete tu a saber hace cuantos años se había limpiado y usado por última vez junto con Albus Dumbledore era... algo que sinceramente no se esperaba.

-"Oh, cariño, Sophie me lo ha contado. Estoy muy orgullosa de los dos, eso es algo muy hermoso, te lo digo yo. Solamene dentro de seis meses... eso es algo precioso, si señor..."

La madre de Akira era sorprendente cuando la conocías, te sorprendía lo extrovertida, lo cariñosa, lo fría, lo maternal, lo racional que era y muchas cosas mas en un solo momento. Podía ser en un momento una persona moderna y racional, y al momento siguiente una fría e introvertida. Naruko Kinomoto era una persona con excepcional control de sus sentimientos, cosa que no había heredado Akira, pero que en compensación lo habían heredado sus hermanas Nadeshiko y Sakura. Su padre, era algo contrario a su madre, y Akira había heredado más de el que de su madre a simple vista. Sus hermanas se parecían más a su madre y el se parecía más a su padre. Simple.

-"Si, es hermoso. Nunca pensé que algo tan puro e inocente me pudiera importar tanto, mamá."

-"Ahora solo queda esperar" –dijo su padre, con una sonrisa al ver como su mujer había abrasado a su hijo.

-"Esperar a que?" –preguntó curioso Sirius.

-"Esperar a que pasen cinco meses, querido Padfoot" –dijo Akira, pero Sirius no se quedó complacido.

-"Pero para que?" –preguntó Sirius algo confundido.

-"Para que nazca" –dijo el padre de Akira con una sonrisa, pero más grande.

-"Vas ser padre, Akira?" –claramente estaba sorprendido, pues se le veía en la cara.

-"Si, Sirius. Pero mejor, por qué no vamos a comer y preguntas lo que quieras?"

Tras esta breve conversación todos se dirigieron hablando hacia la sala. Al parecer, sus padres haían hecho buenas migas con Remus Lupin, pues los tres iban hablando animadamente. El se sentó entre Sirius Black y Kather Weasley. Durante la comida vio que Sirius hablaba de todo y con todos menos de sus padres y con sus padres, supuso que todo lo que habían descubierto sus amigos (que Harry Potter está muerto y que su amigo es Akira Kinomoto) el día que volvió a ser humano, Sirius no se había dado cuenta de esto, y luego se lo habían contado. Sería duro que te dijeran de un día para otro que tu ahijado no es quien tu creías que era y que a partir de ese momento ya no eras parte de su vida pues tenía a otros, que tras comprobarlo con un poco de legilimency Akira descubrió lo que le pasaba a su padrino.

Cuando acabaron de comer, su padre y su madre se dirigieron a hablar con Albus Dumbledore, y él fue a la sala junto con Ron, Hemrione, Kather, Remus y Sirius. En ese tiempo, Sirius le bombardeó a preguntas igual que Remus. La mitad de ellas no las pudo contestar, pero hizo lo que pudo. Después de mucho hablar de la vida de Akira, prodecieron a hablar de la de los demás.

Cuando había desaparecido, Remus había caído en una profunda depresión. No solo perdía a el único merodeador a parte de el que eguía con el, si no que también perdía al hijo de uno de sus mejores amigos. Para desahogar su dolor, haía hecho misiones de la Orden casi todo el tiempo. Había pedido las misiones de más alto riesgo y se había refugiado en el estudio y en el trabajo. Un día, buscando un libro sobre barreras mágicas de alto nivel en la biblioteca de los Black, había encontrado un curioso libro de magia oscura. Normalmente habría ignorado ese libro, pues aborrecía las artes oscuras, pero no en esa ocasión. Algo le empujó a mirar en ese libro, y lo que vio le sorprendió, hablaba del velo de Ades, un velo entre el mundo de los vivos y el de los muertos, etc, etc... Así había descubierto que se podía sacar a gente del velo, por lo cual decidió ampezar la operación para poder sacar a su amigo Sirius del velo. A partir de ese día había tenido más esperanza.

Cuando Sirius por fín volvió, y volvió unicamente en su forma animaga, le comunicaron que Harry había desaparecido. Y el solo pudo ladrar y llorar silenciosamente al lado de su amigo Moony, que lo estaba pasando igual de mal que el. A partir de ese momento, cualquiera podía decir que en esa casa vivía un peroo, pero no sería creído. Normalmente los perros son animales ruidosos y alegres que lo destrozan todo, pero no éste; desde que se enteró de la desaparición de su ahijado había estado muy deprimido y practicamente lo único que hacía era comer, dormir, y acompañar a Moony a ocasionales misiones.

Ron y Hermione se habían deprimido también, se habían refugiado en los estudios y pronto, a mitad de sexto curso empezaron a salir. Se hicieron muy unidos y descubrieron que el otro era la persona con la que querían pasar el resto de su vida. Por eso, al acabar Hogwarts se prometiron pero no casaron, por que les faltaba un un padirno para la boda, y un año después nació Kathering. En cierta forma, siempre supieron que su amigo Harry (posteriormente Akira) estaba seguro, feliz y a gusto. Y mientras esperaban el momento para volverle a ver, criaron a su hija con todo el amor que pudieron.

Tras enterarse de cosas más o menos importantes para el, hablaron de cosas triviales, que si bromas por allí, que si comenterios del tiempo por allá... Lo pasaron bien, y recuperaron parte del tiempo perdido. Y la verdad es que todos lo necesitaban. Necesitaban ser lo que una vez fueron, recuperar lo que una vez existió...

Ni siquiera se dieron cuenta del paso del tiempo, pues estaban felices otra vez todos juntos. Hacía tiempo que anelaban ese momento y ahora por fin volvían a estar sentados en la misma habitación hablando, bromeando y charlando como en aquellos buenos y felices tiempos en la sala común de Griffindor.

Cuando quisieron darse cuenta, Albus, su pade y su madre ya habían entrado en la habitación. Estaban todos tan ensimismados en la conversación, que no se dieron cuenta de que habían entrado.

-"... y entonces va Malfoy, el muy gilipollas, y hechiza una bludger hacia Madamme Hooch. Lo que no se esperaba es que Albus y Minerva le vieran y supieran que era el. Pero, escucha bien, lo que menos se esperaba es que misteriosamente esa bludger le persiguiera misteriosamente durante todo el día hasta bien entrada la noche..." –dijo, con una sonrisa inocente.

Tras esto, él mismo, Akira, Sirius y Remus estallaron en carcajadas bien altas. Solo sos personas no rieron, y eran Hermione y Kather. Hermione siempre había desaprobado este tipo de actos y ahora descubría que su prometido era el que había hechizado la bendita bludger, aunqeu no podía negar que ese día se hubiera reído como dios manda, y Kather simplemente no reía por que no le encontraba la gracia, aún era muy pequeña para entender "cosas de mayores".

-"Entonces fue Ronald Weasley el que hechizó esa bludger..."–dijo sorprendiendo a todos la voz de Albus Dubledore-. "Estuvimos mucho tiempo buscando al culpable, pero no lo encontramos Ahora veo por qué."

Contrario a lo que habría hecho en sus años de colegio, Ronal Billius Weasley Prewett siguió riendo. Y ahora Hemrione le miraba con el entreceño fruncido, pero no dijo nada. Y al oír lo que había decho, sus padres no pudieron hacer más que sonreir y reír bajito. Cuando Akira, Ron, Sirius y Remus dejaron de reír como lo estaban haciendo, pusieron su atención a las personas de la puerta.

-"Bueno, Akira, nos vamos ya" –dijo su padre en inglés-. "Recuerda lo que dijimos de la casa. No le des la dirección a nadie, que por mucho fidelius que tenga, no siempre es seguro. Te esperamos pasado mañana a las siete para cenar, tenemos muchas cosas de las que hablar" –dijo, esta vez en japonés

-"Vale, papá, ahí estaré" –responde Akira.

-"Hijo, cuídate mucho, y disfruta de lo que tienes, que no sabes lo que es hasta que lo pierdes. Te queremos mucho, no lo olvides" –dijo su madre, para a continuación abrazarlo fuertemaente.

-"Mamááá... que me aplastas..." –dijo de nuevo, y por fin su madre dejó de ser mimimamente tan efusiva-. "Tendré cuidado y todo lo demás, no te preocupes...Tendré mucho mucho cuidado. Además, nos veremos pasado mañana, no?"

-"Si... Oye, que te dijo Marizza cuando le dejaste la carta en la univesiddad de Kioto?" –preguntó interesada.

-"La verdad no me dijo nada, mamá, no estaba y dejé la carta en su despacho."

-"Ah, vale Akira" –y se despidió definitivamentede su hijo con un abrazo, aunque menos pegajoso. A ella le siguió su marido y en un par de minutos ya se habían ido.

Todos se habían despedido de ellos, y Albus se despidió de un beso de su madre y de un apretón de manos (poco aceptado por su padre) de éste. Después, fueron a la cocina, y hablaron. Por desgracia, Albus tuvo que ir a Hogwarts para arreglar unos papeles de no-se-qué-cosa y no se pudo quedar a cenar. Pero igualmente, fue una cena divertida. Todos hablaron de todo y se fueron a las tres a dormir. Cabe contar que Kather le pidió casi en llanto a Akira que le leyera un cuento antes de dormir. Akira lo hizo y media hora después, a eso de las tres y media todos estaban felizmente dormidos.

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Bostezó. Tenía sueño. Era la primera vez en más de tres años que no dormía con su novia y eso no le tranquilizaba. Era un extraño sentimiento, sentía como si le hubieran arrancado un trozo de su corazón y en mucho tiempo no pudiera recuperarlo. Y lo que él no sabía era que una persona que habitaba casi en el otro lado de la tierra estaba sintiendo lo mismo.

Eran las ocho de la mañana y ya estaba despierto. No es que no fuera normal que se despertara a esa hora, si no que no era normal verlo con esa cara de no haber dormido. Durante el tiempo que estuvo en Japón, se le había hecho costumbre dormir apenas cuatro o cinco horas, lo que ocurría era que siempre se quedaba un par de horas pensando y pensando las cosas.

Oyó pasos. Seguramente les había despertado. Pero lo realmene extraño era que provenían de una sola persona... esa respiración, esa aura y esa forma de moverse como si intentara no hacer ruído por si molestaba a alguien provenían de Hermione Jane Granger. Su amiga o bien le había escuchado bajar o bien estaba acostumbrada a levantarse a estas horas. Abrió la puerta, y no se sorprendió de ver a Akira ahí parado. Al contrario, en vez de ir a desayunar o cualquier otra cosa, se hacercó a Akira y le abrazó. No se separaron, y así Hermione aprovechó para ablarle en un susurro.

-"Sabes, Akira? Se como te sientes, pues yo tembién lo he sentido. Cuando estaba embarazada y no podía ir a las misiones de la Orden o del cuartel general de Aurores, veía sin poder hacer nada como el amor de mi vida, Ronald, se iba durante días y semanas y en ocasión meses solo a donde yo no podía seguirle. No podía dormir por las noches, me sentía como si alguien me hiciera sufrir por dentro sin que nada ni nadie pudiera evitarlo mientras Ronald no volvía. Sufrí de insomnio hasta que lo descubrió y no volvió a salir en misiones a largo plazo. Pero lo que te quiero decir es que no estás solo, que nos tienes a nosotros y piensa que la distancia mejora las relaciones, no?"

Hermione había hablado lentamente y en voz baja, ahora tenía una sonrisa en la cara y se había separado lentamente de el mientras hablaba. Y ahora, un par de minutos después, hablaban despreocupadamente mientras desayunaban.

De repente, como si le hubiera ocurrido algo que no pudiera llegar a ver, su amigo Akira se había quedado mirando a un punto concreto de la pared después de haber dejado caer la cuchara así sin más. No supo que hacer, pero rapidamente lo supo.

-"Hemione, necesito que vayas junto a Albus y le digas que están atacando Farell Cross (N/A: es una estación de tren mágico inventada por mi, que es la más importante después de King Cross). Yo aviso a mis padres, que el avise a la Orden."

Y sin darle tiempo a decir ni pío, ya había salido de la cocina en dirección a la chimenea. Dijo claramente: "FARELL CROSS" y desapareció ante sus ojos. Antes de nada, llamó a Hogwarts y le comunicó al profesor Dumbledore lo que Akira había dicho.

-"Muy bien, Hermione. Ahora despierta a los demás y dirigíos hacia allí, yo aviso a la Orden."

Y sin más, desapareció de su vista. Sin perder un segundo se dirigió a las habitaciones de Grimmauld Place a despertar a sus inquilinos. Sin saber que en otro lugar de Londres, unas personas hacían cualquier cosa menos dormir.

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La estación estaba hecha un caos. El cartel que ponía "Farell Cross" estaba hecho pedazos, y la marca tenebrosa ondeaba en el techo.

Caos. Si, caos. Esa era la palabra correcta para definir el estado de todas esas personas. Caos...

Al igual que King Cross, Farell Cross era una estación muggle y mágica. De hecho, todas las estaciones mágicas también eran muggles. Al parecer, Voldemort pensaba atacar sin descanso a todo el mundo tras descubrir que Harry Potter, o más bien Akira Kinomoto seguía vivo. El no participaba en el ataque, pero la mayoría de sus mortífagos si.

Rapidamente se unió a los pocos magos que estaban haciendo frente a los mortífago para defender a sus familias. Sin perder tiempo, un mortífago se pudo delante de el y empezó a atacarle.

-"Petrificus totalus" –dice el mortífago, mientras el ataque es esquivado con una facilidad que le sorprendió.

-"Dieren saltes" –contraatacó Akira, mandándole un ataque ofensivo que hizo que el mortífago entrara en shock. La verdad tampoco era una gran pérdida para el mundo...-. "Adios Draco" –dijo esta vez mientras Draco Malfoy caía sin control de sus extremidades al suelo pero aún vivo.

Tras ver de lo que ese extraño extranjero era capaz, todos los mortífagos se dirigieron hacia el pensando que cuanto antes acabar con el mal mayor, mejor.

Y así, recibe de una sola vez los hechizos y maleficios de 15 mortífagos. Crea un escudo potente y antes de que se den cuenta, envía una oleada de conjuros a los quince mortífagos.

-"Jeren duls" –dice, haciendo que su hechizo se desintegre en varias partes para poder darle a todos los mortífagos que le habían atacado. Pero en eso aparece una mortífaga por detrás de los caídos (en coma) que le recuerda a alguien...

-"Bella..." –dice en un susurro Akira, pues esa mujer le traía malos recuerdos.

-"La misma bebé Potter. Por cierto, que tal con tu padrino?" –saludó Bellatrix con una sonrisa sádica

Estaba claro que Voldmort le había contado quien era en realidad. Pero alparecer, ni Voldemort ni ella se habían enterado de que Sirius Black había salido del velo y con el tiempo había vuelto a su forma humana. Parecía imposible que Voldemort no se hubiera dado cuenta, pues al igual que Dumbledore siempre da la impresión de saberlo todo, pero siempre cabía la opción de que éste lo hubira ocultado extremadamente bien. Pero ahora que lo pensaba, los espías que había descubierto el otro día en la Orden del fénix tendrían que haberlo visto. Entonces lo más probable era que lo mantuviera él también en secreto. Pero se preguntaba por que Albus todavía no le había preguntado por los espías que había descubierto en aquella reunión... seguramente sus padres también se habían dado cuenta y ya se lo habían contado.

-"Avada kedavra" –dijo Bellatrix con aburrimiento sin esperar a que Akira le contestase. Se notaba en su cara que no sabía a quien se enfrentaba y que no había visto lo que hizo de una sola tirada con quince de sus compañeros.

Akira esquivó ese rayo verde sin dficultad y se preparó para enviar a la mortífaga a un lugar al que hasta hubiera suplicado y llorado si hubiera sabido antes cual era su destino para poder cambiarlo.

-"Artem lokks" –dijo Akira con profundo aborrecimiento por las tácticas de Lestrange.

Tras este hechizo, Bella abrió los ojos y rapidamente los cerró como si viera algo que le daba un profundo miedo y pavor. Sus piernas temblaban excesivamente y cayó prontamente de rodilllas al suelo, para desplomarse en el suelo parecidamente a como había hecho Draco Malfoy anteriormente, pero no con los mismos síntomas el uno del otro. Draco Malfoy había caído y viviría el resto de su vida sin poder ver nada, ni sentir ni tocar absolutamente nada, viviría su cuerpo pero su alma ya había muerto, como si un dementor le hubiera quetado el alma. Bellatrix Lestrange Black había caído en su peor pesadilla, como si nunca pudiera poder a ser feliz. Una persona normal bajo los efectos de este hechizo vería hasta su propia muerte, constantemente los cuerpos sin vida de sus familiares, como le mataban, etc etc. Vería sus peores recuerdos mil y una vees antes de morir... El hechizo era inreversible, y solamente se lo deseaba a unicamente unas personas marcadas..

¡Plum! ¡Plum! ¡Plum! ¡Plum! ¡Plum! ¡Plum! De repente aparecen unos aurores y algunos miembros de la Orden del Fénix y demás personas como sus pades que no perenecen a ninguno de las dos orgenizaciones. Sin perder un segundo la gente allí presente empieza a atacar a los mortífagos.

Estos, al verse acorralados se ven en la obligación de irse sin su líder y su sub-lider en la misión de destrucción de la estación mágica más famosa de Londres tras King Cross. La gente al ver que ya no hay peligro se dedican a buscar a sus familias para ver si les ha ocurrido algo. Los aurores se dedican inmediatamente a interrogar a los muggles y a continuación desmemorizarlos. Los miembros de la Orden se dedican a hacer recuento de los caídos.

Realmente fue una batalla muy corta y aburrida, pensaba Akira sin dejar de mirar el cuerpo de Bellatrix Lestrange. Se habían ido muy rápido y no le habían dado tiempo a divertirsse nada de nada. Por lo menos, había salvado a Draco y a Bella de una sesión muuuyy larga de cruciatus, aunque ese pensamiento no le alegaba en absoluto. Podría haberlos dejado marchar y así habrían sufrido mucho "por culpa de Potter".

Pero no podía dejar de mirar el cuerpo de Bellatrix Lestrange. Podría haberla matado, pero ese día no estaba de humor para matar a Bellatrix. Si, si que había matado, y no solo una persona. Había matado mortífagos y eso solo lo sabían sus padres. Sus amigos no lo sabían, y no lo sarbían ni ahora ni nunca. Se había creído un asesino tras eso, pero desde que habló con sus amigos de la profecía (en el primer cap) se dio cuenta que ni en esos momentos en los que había matado a mortífagos ni cuando matara a Voldemort se rabajaría su nivel ni sería un mortífago.

Podría haberla matado, no tenía el humor necesarios pero ganas no le faltaron. Pero en relidad no quería provocar pánico con ese hecho en sus amigos ni en la comuniad mágica. Aún seguía mirándola. De repente alguien le abrazó por detrás. Ese alguien era su madre.

-"Podría haberla matado mamá, pero no lo hice" –dijo Akira con sus ojos todavía puestos en esa mortífaga.

-"Se merece lo que le hiciste igualmente, Akira. Era una mujer cruel que no debía seguir haciendo lo que hacía. Arruinó la vida de muchas personas innecesariamente, la tuya incluída. Te causó mucho dolor, pero no era el momento de matarla. Ahora vivirá con el sufrimiento y el dolor que le provocó a toda esa gente hasta que la muerte se la lleve" –respondió su madre

-"Tienes razón, ahora será mejor que ayudemos a la Orden y a los aurores a hacer recuento de muertos y heridos de ambos bandos" –dijo Akira levantándose y dirigirse hacia Albus para preguntarle en que podía ayudar -. "Albus, que puedo hacer?"

Albus se giró para quedar en frente de el, le miró un momento y miró a la persona con la que había estado hablando. Ésta le pasó un sobre y sin más, se fue por donde había venido. Akira, confundido por este gesto, miró a Albus interrogante. Este, con una ligera sonrisa le indicó con un movimiento de la cabeza que abriera el sobre. Akira lo hizo, pero no totalmente confiado.

Leyó la carta. En ella aparecían direcciones y nombres, que mayormente pudo reconocer eran de mortífagos. En otra oja aprarecían cosas como "trabajo" y seguido de una hora. Tenían una ligera idea de que era, pero prefería asegurarse. Sin mostrar ninguna emoción ni sentimiento en la cara, como había hecho desde que llegó a Farell Cross, miró a Albus en espera de una respuesta. Y sonrió antes de responder.

-"Otro de mis espías, Akira. Y bien camuflado. Eso es una lista de nombres de importantes mortífagos junto con sus acciones cotidianas y la hora en la que se realizan. Esa carta solo puede verla una persona, por lo que si yo quisiera verla no podría. Memorízalo todo, lo necesitarás. En un par de miutos se destruirá. No le comuniques a nadie lo que has visto en la carta, sobre ella pesa una maldición."

Akira estaba perplejo aunque no lo mostrara. Ni siquiera había llegado y ya se tenía que ir a no-se-donde para una maldita misión de la estúpida Orden. Ese Albus Dumbledore si sabía meterle donde no quería entrar, ya llevaba demasiado tiempo haciéndolo. Aun con una sonrisa, Akira le vio darse la vuelta y empezar a caminar hacia Kingsley, que se encontraba cerca. Cuando por fin puso reaccionar, estaba bastante indignado. Paró a Albus y habló, aunque no fue lo que quiso realmente decir.

-"Avísales de mi parte Albus, Ok?"

Se maldijo por haber pronunciado esas palabras, y se debió de ver en su cara por que Albus sonrió aun más y le miró con algo que no le había visto hacer hasta ahora, le miró con cariño. No es que no se creyera lo que estaba viendo, pero es que no creía prudente demostrar ese tipo de cosas en público. Hablando de público, se fijó en que todo a su alrededor se había parado y que nadie se movía (imagínenlo al estilo Matrix) excepto él y Albus. Y sin darse cuenta hasta que estuvo lo suficientemente cerca, Albus se movió hacia él y le abrazó. Y bastante fuerte, hay que añadir. Estaba pasmado por esto, pero Albus no se dio cuenta y habló como si hablara al aire, aunque sus palabras estaban dirigidas hacia el.

-"Sabes Akira? Seas hijo de quien seas, eres especial. Desde que Lily y James te pusieron en mis brazos tras tu bautizo supe que algo especial crecía en mi interior respecto a ti, te llames Akira Kinomoto o te llames Harry Potter. Quiero que sepas antes de que te vayas que siempre estaré para ti cuando me necesties, aunque al parecer ahora tienes más personas a tu alrededor y más personas que te quieran que antes. "

Hizo una pausa y Akira seguía perplejo. Albus siguió como si nada y el tiempo seguía parado.

-"Quiero decirte que es posible que me odies por lo que pasó en junio de tu quinto año, que no me quieras ver ni en pintura, pero que me da igual. Quiero que sepas que siempre, desde la primera vez que te vi, o incluso antes, que te he querido siempre y que daría mi vida por ti si fuera necesario. Antes, creí siempre que eras un niño y que se te debía tratar como tal, pero cometí un error y lo he pagado con cuatro años de sufrimiento por tu desaparición. Ahora no quiero volver a cometer el mismo error, y pienso enmendar todos los daños que te hecho en el pasado, Akira que no te quepa duda."

Esto o era la pura verdad o era una broma de muy mal gusto por parte de Albus. No es que creyera que Albus Dumbledore el ilustre mago inglés estaba montando una farsa y que pretendía que supiera que si fracasaba en su misión en el peor de los casos cargara con el alma de otro inocente más, pero no estaba de más averiguar la verdad y no lo pensaba hacer preguntándoselo a la cara, Merlín le libre. Lo haría utilizando uno de los dones únicos que el poseía.

Los dones únicos eran los mayores poderes que podían existir, y poseían tal poder que solo eran entregados a una persona en toda la existencia, una y solo una. Se debía hacer buen uso de ellos y poder manejarlos por que si no ellos te manejarían a ti, pues si por ejemplo les dabas un uso oscuro y excesivo, los dones únicos de los que hizo uso le podrían poseer converrtir en un ser oscuro, o en uno de los peores casos conocidos, destinarte el resto de la existencia al infierno. Y eso eran solemente los casos conocidos y que llegaron hasta ellos.

Los dones mágicos eran magia pura, magia antigua. Eran muy difíciles de utilizar y solían ponerte en muchas encrucijadas en la vida. Te tentaban mucho hacia el lado contrario al que estabas, y a Akira muchas veces le habían puesto en aprietos al prinicpio. Pero solo al prinicpio, pues una vez controlados no secedía nada de esto, y Akira prontamente los había aprendido a manejar.

El poseía el don mágico de la empatía. La empatía le permitía saber los sentimientos de la gente que el quisiera, y por si fuera poco era indetectable. Era un don muy peligroso, por no decir de los peores. Si estaba cerca de Voldemort o en contacto cercano a la magia negra y bajaba sus barreras émpatas no haría falta que Voldemort le matase, por que la energía oscura lo haría por el. Otro de los inconvenientes de la empatía, era que si bajaba las barreras émpatas tenía que bajar tambien sus barreras de oclumancia. Y ese no era el plan.

Poco a poco abjó sus barreras de empatía y oclumancia a la vez. Al principio sintió un torrente de emociones a la vez. Todas esas personas que había a su alrededor tenían sentimientos, y muchos de elllos estaban en shock emocional, cosa que no hacía nada fácil el trabajo. Se concentró en eliminar de su mente los sentimientos de unas personas y luego de otras hasta que milisegundos después hebía sacado de su mente a todas las personas que no se llamaran Albus Dumbledore.

Y ahí estaba el, con su aura prácticamente blanca que emanaba clara luz como en un amanecer de primavera. Miró un poco en sus sentimientos y vio la verdad. Albus Dumbledore decía la verdad. Le quería, le quería como a un nieto y todo lo que había dicho era verdad. Podría morir por el y por su amor hacia ese chico, lamase como se llamase. Era increíble y era verdad. La empatía era inbloqueable y no había una forma de pararla. Era verídica y sobre todo para el, que la conocía como la palma de su mano.

Albus no podía expresarse más y por la forma en que lo había hecho se veía que no era la primera vez que confesaba sus sentimientos en alguien desde hacía mucho tiempo. Poco a poco se fueron separando y los ojos de su antiguo director brilllaban más de lo normal. Esos ojos azules tenían un brillo especial, como si después de muchos años se hubiera podido quitar una gran carga de sus hombro, eso si, emocional.

-"Solamente quería que lo supieras al margen de todo, Akira, al margen de una guerra que está encima de nosotros" –le dijo mirándo directamente a los ojos esmeralda del muchacho, no, del hombre.

-"Nada se puede dejar al margen, sobre todo en una guerra y sobre todo el cariño y el amor, Albus" –dijo Akira-. "Esas son las cosas que nos ayudarán en esta guerra, que nos ayudarán a ganarla. En los últimos cuatro años he aprendido bastante bien que eso es lo único que no puedes dejar nunca al margen, el amor. "

-"Pero tu los has hecho, Akira" –dijo astutamente Albus-. "Tu lo has dejado al margen, y bien claro. Te estás contradiciendo."

-"Lo se. Pero de que tu digas que he dejado el puro sentimiento que es el amor al margen a lo que he hecho yo, hay alguna diferencia" –dijo pensativamente, aunque muy seguro de sus palabras-. "Yo sigo mateniendo el amor existente, aunque a distancia, y de mutuo acuerdo. Yo no he dejado al margen nada que no sea el amor. En una batalla peligrosa en la que tienes que salvar, por ejemplo, de la muerte a tu hijo o a tu jefe, eliges sin duda a tu hijo. Lo haces a pesar de todo, a pesar de que sea conocido, a que sea un elegido del pueblo o a que sea lo que Dios o Merlín haya dispuesto. Si tuvieras que elegir entre salvar a tu hijo o matar a tu enemigo, salvas a tu hijo; por que lo quieres, por que darías tu vida por el, por que el amor puede más que el sentido común. Piensa, si no hiciera lo que hago, podría salvar a mis amigos, a mi novia o a mi hijo antes que matar a Voldemort, por que el amor es más grande que el odio. Los quiero, y de verdad. Y si eso pasara habría cometido el error más grande de mi vida. Con la comunidad mágica y paracon mi familia y amigos. Son cosas diferentes."

Abus le había mirado con una mirada extraña, como si se hubiera percatado de algo que hasta ahora Akira no le hubiese mencionada. Sabía que lo que sospechaba, Akira no lo diría por su propia boca ni aunque al bode del infierno estuviera. Asi que, para comprobar y verificar sus sospechas hizo lo que haría cualquier viejo curioso:

-"Tienes o vas a tener un hijo?" –preguntó Albus con una sonrisa y captando cada una de las facciones de Akira.

-"Yo no he dicho eso, Albus, no se de donde lo has sacado" –dijo, negando con la cabeza y, aunque no lo admitiera, a la defensiva.

-"Pero lo has nombrado varias veces. Sabes que conmigo tu secreto está a salvo, que mi boca es una tumba. Puedes confiar en mi" –le dijo de vuelta Albus.

-"Pequeños errores que se cometen en confianza. No es que no confíe en ti o que no te lo quiera decir, Albus. En los secretos más valiosos, lo más importante no es decirlo a gente de confianza, si no decírselo a la menor cantidad posible Y de confianza. De hecho, aquí en Inglaterra, soalamente Ron y Hermone lo saben. No es que no confíe en Remus o Sirius, si no que no soportarían una sesión de cruciatus sin revelar lo que Voldermort quiera saber. Esta no es información con la que se deba jugar, Albus: estoy esperando un hijo."

Albus se sorprendió de que se lo dijera de esa manera, pues aunque ya se lo esperaba, no creía que se lo diría de forma tan directa. Akira Kinomoto, o antes llamado Harry James Potter Evans estaba esperando un hijo hallá en Japón. Era verdaderamente triste que una cosa así, una noticia en principio tan feliz estuviera acompañada de tristes consecuencias. Ni el, ni Akira Kinomoto (o Harry Potter), ni nadie con un sano juicio residente en el planeta Tierra le desearía un futuro así a nadie. Pero después de que la sorpresa pasara su presentación en la cara del anciano mago, sus facciones pasaron a ser de felicidad, pues ese chico se merecía una noticia feliz. Y esta lo era... y mucho.

Akira al ver la cara de su viejo mentor sonreir de esa forma supo que lo había comprendido. Y al saberlo, sonrió. Entonces Albus hizo algo que Akira no se esperaba, le abrazó. Al principio Akira se quedó paralizado, pero cuando reacionó le respondió al abrazo.

De repente se escucharon pasos. Ambos, confundidos en diferente grado, se separaron y miraron a la puerta. Antes de que ninguno pudiera reaccionar, un rayo rojo (N/A: creo que era así el desmaius, pero no me acuerdo) se dirigió a muchísima velocidad hacia Albus y le dio dejandolo petrificado.

Entonces se dio cuenta de lo que sucedía. Se maldijo mentalmente por haber cometido semejante fallo. Voldemort al tener una conexión con el podía sentir cuando estaba hechizado por una encanto o hechizo muy poderoso, como era el caso. El hechizo paralizador de tiempo gastaba mucha energía, sobre todo si se aplicaba en más de una persona. Y eso Tomy lo había notado. Y por eso Tomy lo había aprovechado. Y ahora le veía, era el. Era Voldemort el que estaba entrando por la puerta de la estación mágica de Farell Cross. Y lo peor de todo era que tenía a miles de personas "petrificadas" en las que poder ejercer magia negra sin que Akira lo pudiera impedir. Y en esos momentos no contaba con la ayuda de Albus Dumbledore ni de sus padres ni de sus amigos.

Se acercó a él y se paró a solamente unos tres o cuatro metros de el. No apartaba sus ojos de él ni un solo momento. Ni él tampoco.

Rojo contra verde. Verde contra rojo. Voldemort sabía que el poder de Harry Potter o Akira Kinomoto había aumentado considerablemente en esos cuatro años, y lo peor era que no podía medir ese enorme poder por culpas de las barreras del "maldito traidor a los sangre-pura" según pensamientos textuales de Riddle. Aunque no lo reconociera delante de nadie ni más el mas máximo cruciatus, tenía miedo del nuevo poder de su némesis y de lo que pudiera llegar a hacer con él. Por eso estaba totalmente atento a sus movimientos.

En el caso de Akira, él sabía perfectamente que al no poder medir su nuevo poder, Voldemort estaría más alerta. Y eso era razón de sobra para estar alerta él mismo.

-"Qué quieres esta vez, Tom?" –dijo cansinamente Akira, a sabiendas de que esta vez se repetiría la misma palabrería de siempre.

-"Lo sabes perfectamente, Kinomoto, lo sabes perfectamente" –dijo en un susurro peligroso sin apartar la mirada de Akira.

-"Entonces eres un iluso, Tomy. Un completo, asqueroso y repugnante iluso. Mejor vete, que no vas a conseguir nada ahora" –dijo Akira. Sabía que una oportunidad así de enfrentarse a Voldemort era única, sin condicionamientos externos y en igualdad de condiciones. Pero ese no era el momento y lo sabía, ambos lo sabían. En ese momento no arreglarían anda, no estaban preparados para enfrentarse.

-"Puede, Kinomoto, puede. Pero seré un iluso que consigue lo que quiere, no crees?" –dijo con una sonrisa sádica, mientras le miraba de una forma extraña y levantaba su varita. Akira hizo lo mismo, pero en vez de prepararse para un dielo, hizo otra cosa, que a juzgar por su expresión, Voldemort no se lo esperaba.

-"Tempus urgeos" –y de repente todo volvió a correr con el tiempo normal.

Entonces varias cosas sucedieron a un tiempo. Voldemort desapareció de la estación no sin antes mandarle una mirada totalmente fulminante. Si las miradas mataran... Esta vez si que se había ido cabreado. Akira sonrió abiertamente. Por otro lado Kingsley, quien estaba hablando con Albus antes de que el timpo se parara, se quedó paralizado al no ver al director de Hogwarts delante suya de un momento para otro. Buscó con la mirada y vió que estaba paralizado cerca del chico japonés de la reunión, como si le hubieran hechado un hechizo paralizador o un desmaius. Dio un grito y señaló al japonés. Todo el mundo se qudó cayado y dirigió la vista hacia donde Kingsley apuntaba.

Como si todos se hubieran puesto de acuerdo, le lanzaron hechizos a la vez mientras alguien del "público" des-hechizaba a Dumbledore.

-"¡¡ALTO! ¡¡PARAD YA!" –y todos pararon poco a poco-." Este hombre no me ha hecho nada y no es un mortífago."

La gente dejó de lanzarle hechizos aunque seguían mirándole con desconfianza.

-"Muy bien Albus. Si no me necesitas para nada más me voy, tengo prisa. Despídete de mi a los demás. Chao" –dijo con una exremadamente voz fría, mientras se desaparecía de la estación mágica de Farell Cross.

Albus suspiró. A pesar de haber estado desmayado sabía más o menos lo que había pasado en ese corto intervalo de tiempo. La gente se dejaba llevar por los menores indicios de oscuridad. Ese era un error que no debía de ser cometido. Suspirando de nuevo, se dirigió a intentar calmar a la gente e intentar convencerla de que Akira no era un mortífago. Y ya de paso se dirigió a presentarlo publicamente como Akira Kinomoto, un nuevo aliado para la segunda guerra.

+ FIN CAPÏTULO CUATRO +

Reviews:

Elementhp: Qué decirte? Solo una palabra: "gracias". Por el rr. Espero ver pronto otro rr tuyo. Sin más que decir, me despido. :) Besos

Seika: gracias por las historias. La de "De Policías Y Magos" ya la tenía leído. Me había gustado bastante. "Harry Potter Y El Instituto Merlín" ya lo leí, y también me gustó mucho. "Harry Potter Y La Marca Shtath" hace mucho tiempo la empecé a leer, y la dejé a la mitad. Me pareció un H/Hr demasiado empalagoso. Esa pareja no me desagrada, pero tampoco la adoro. Hay fic buenos, y otros no tantos. En mi opinión personal, la historia (hata donde leí) me pareció muy centrada en la pareja. El slash? Bueno, lo mismo. Los hay buenos y no tan buenos. Hay uno, "Serenata", que posiblemente hayas leído que es magnífico. Pero por ejemplo, los slash donde todo el mundo es gay (el 99'9 por ciento de la gente), no me atraen. Son demasiado surrealistas. Pero esa es simplemente mi opinión. Y ahora la típica despedida... gracias por tu rr y espero ver otro en el sig. Cap ( no se me ocurre nada más que poner). Besos!

Nota adicional: se os ocurren nombres bonitos para ponerle al hijo o a la hija de Akira? No demasiado comunes, por favor, por que si no no pediría opiniones. Japoneses, élficos... como si quieren griegos, pero por favor, que no sean muy repetidos. Tengo algunos pensados, pero prefiero tener otras opiniones. Gracias.

Se despide,

OrhenShiy