CAPÍTULO CINCO

Cuatro meses habían pasado, Cuatro largos y lentos meses en los que nadie había visto a Akira Kinomoto. La última vez que alguien le había visto era en Farell Cross. Por extraño que parezca, aún había gente que creía que él era el culpable de el desmayo mágico del director.

Ni siquiera sus padres habían sido informados de donde estaba, de hecho solo les había dicho que estaba en una misión. Pero lo extraño era que todos menos ellos habían protestado. Cuatro meses después de darles la noticia, ellos seguían tan tranquilos como si Akira siguiera con el, y eso le llevaba a pensar que Akira podía comunicarse con sus padres de una forma que el no conociera. Se lo había preguntado y ellos le respondieron que sabían lo mismo que el o aun menos.

Desde que Naruko y Takeshi Kinomoto habían ingresado en la Orden, hebían sido de gran ayuda. Eran muy poderosos, y se podía decir que eran los más poderosos tras el mismo Albus Dumbledore en la Orden. Y eso que ni Albus ni nadie sabía a donde llegaba el poder de los Kinomoto. Desde que llegaron, Naruko había estado hablando con todos los miembros de la Orden y de había llevado muy bien con todos. Por otra parte, Takeshi era todo lo contrario a su mujer, practicamentente evitaba a la gente de la casa. Solamente hablaba con Albus (cuando estaba) y con selectas personas. Por raro que parezca con la persona inglesa con quien más hablaba era Severus Snape. También se llevaba bastante bien con Nimphadora Tonks y Mundungus Fletcher. Pero la persona con la que más hablaban ambos era, sin duda, Remus Lupin. A lo largo de esos cuatro meses habían comprendido por que su hijo le quería tanto. Poco a poco Sirius Black se había ido mentalizando de que esos eran los verdaderos padres de su ahijado, y por el bien de el había intentado conocerlos, aunque sinceramente no llegaba eal nivel de amistad de Remus Lupin, su mejor amigo.

Todas las semanas todo el mundo veía como les llegaba a el matrimonio Kinomto una carta por medio de un imponente fénix. Esa carta pertenecía a los amigos de Akira en Japón, que preguntaban todas las semanas si había vuelto. Lamentablemente, siempre recibían la misma contestación. No sabemos nada de el todavía, chicos, pero no os preocupeis... empezaba siempre la carta de regreso.

Esto pasó todas las semanas de los cuatro meses hasta un día. Hoy.

"Ronald! Pon la mesa!" –gritó Molly Weasley a su hijo.

Ese día era la comida festejaria de la Orden. Todos los meses llevaban a cabo esa comida social, o más bien cena social. Eran las siete de la tarde y aún no estaba preparada la comida, y aun menos la mesa. Normalmente la comida empezaba a eso de las siete y media, que era cuando toda la gente ya estaba presente. Y ese día Hermione estaba fuera, pues había decidido que le venía bien a la casa un poco de decoración y se había ido a un "Todo a cien" muggle (N/A: aquí en España es una tienda que vende cosas muy, muy baratas). En esos momentos estaban solamente él, su hija y su madre en Grimmauld Place. Sirius y Remus habían ido a Hogwarts en las primeras horas del día y aun no habían vuelto. Volverían para la cena.

Se levantó del sillón de la sala de estar, dejó el Profeta en la mesa y se dirigió a la cocina. Puso la mesa en silencio, tanto que alarmó a su madre. Últimamente, desde hacía mas bien una semana, Ronald estaba muy callado, y ni que decir de Hermione. No hablaban si no era extrictamente necesario, y siempre tenían la mirada parcialmente vacía. Y no solo la sra Weasley lo notaba, si no también el resto de la Orden del Fenix. Pero por mucho que quisieran o lo desearan, no podían hacerr nada, no eran los indicados esos asuntos no eran los suyos.

Cuando acabó de poner la mesa, sin decir palabra se dirigió de nuevo a la sala de estar, pero un sonido le hizo detenerse a mitad camino y dirigirse a la puerta. La mitad de la Orden, se había decidido, iriía por medio muggle, por la puerta. Si todo el mundo fuera por medios flu la red se saturaría, según el Departamento de Regulación de la Red Flu, en un lugar que no existía, y no querían llamar la atención..

En la puerta estaban varias personas. Les abrió la puerta a Hermione, a Sanpe, a Hestia Jones, a Kingsley y a otra gente de la Orden. Entraron diciendo un hola, algunas de esas personas tenían en gran estima a Akira Kinomoto. Y si no era a el, era a sus padres, o al famoso apellido que ese chico portaba, además de su extraña historia.

La historia de Akira no era conocida por mucha gente, al contrario. Como ya dije, en Inglaterra el nombre Kinomoto y todo lo relacionado con ello había sido silenciado por muchos años y ministros. Además de que ellos no eran muy partidarios a contar su historia por ahí. Al igual que sus hijos, no eran personas que desearan llamar la atención.

De todas formas la gente que viera el canal mágico internacional sabría de ellos, pero nomucha gente veía ese canal y de eso el miinisterio se alegraba. La gente pensaba que si sucedía algo importante lo sabrían por medio del Profeta. Pero lo que el Profeta no les había comunicado, logicamente, era que estaba manipulado por el ministerio desde que existio. De hecho, el nacimiento de el Profeta fue subvencionado por el Ministerio silenciosamente.

Se oyó un ruido. La chimenea de polvos flu estaba siendo utilizada para la llegada de algunos miembos. De ela vio salir a su padre, a Bill, a Charlie, a Ginny, a Minerva McGonagall, a Tonks y otra gente de la Orden. Apenas murmró un pequeño "hola" y les guió al comedor, donde ya había acabado de poner la mesa.

Todos se sentaron, ya estaban todos. Menos el líder de la organización Albus Dumbledore. Ya pasaban de las ocho menos cuatro y estaban pensando en empezar a comer si él. En cuanto alguien sugirió esto, Naruko Kinomoto dijo que no empezaría a comer hasta que no llegara, que el director de Hogwarts merecía un respeto y que si no haía ido había sido por algo muy importante.

Tras eso todos callaron, hasta que a eso de las ocho, Tonks sugirió algo.

"Y si vamos a Hogwarts y lo buscamos?"

Takeshi abrió la boca para revatirle como antes había hecho su esposa, pero se oyó un ruido de la chimenea. Tras ella apareció Albus Dumbledore con un cuerpo en brazos. Era de un chico de unos vente años, muy atractivo, de piel mirena y pelo negro. Si te fijabas en sus facciones, las tenía como un japonés. Y sin tener que fijarse mucho, se podía ver que sangraba por todo el cuerpo, y que por encima de su ropa negra alguien había hechado un tinte rojo oscuro. Pero eso no era tinte muggle, si no sangre.

Los primeros en reaccionar fueron sus padres, como era de esperar.

"Que ha ocurrido, Albus? Donde lo has encontrado? Como se encuentra? Que le han hecho?" –preguntó de carrerilla Naruko.

"Por que no dejamos a Akira en una habitación y os cuento todo lo que se?" –propuso Albus, sin ninguna expresión en el rostro, pues lo tenía impasible.

Naruko asintió con cara preocupada mientras que su marido cogía a su hijo y lo llevaba a una habitación. Albus y ella le siguieron hasta una habitaicón y los tres se sentaron el rededor de la cama, mientras que Takeshi le inspeccionaba las heridas. Así, Albus empezó a relatar.

"Me encontraba en mi despacho en Hogwarts y estaba a punto para salir para aquí. De repente apareció vuestro fénix, Atenayse creo. No se como le entendí, pero me dijo que le siguiera. Lo hice y aparecimos en una casa en medio de una pradera. Atenayse desapareció y me vi obligado a inspeccionar la casa, y lo hice hasta llegar a la última habitación. Allí un mortífago, debo decir que no lo conocía. lo estaba torurando, y cruelmente. En cuanto me vio entrar y me reconoció, soltó a Akira y me apuntó con la varita. Le desarmé y se despareció sin ella. Cogí a Akira y Atenayse volvió a aparecer, mientras que yo recogía la varita. Reaparecimos en Hogwarts y Atenayse volvió a desaparecer. A continuación cogí la chimenea y llegué aquí. No se nada más."

La mirada de Albus buscaba respuestas de parte de Takeshi y Naruko, que no obtuvo.

Takeshi miró a su esposa con la mirada significativa, como comunicándole algo. Ella, comprendiendo lo que su marido le decía, saltó muy exaltada.

"Oh, no, ni se te ocurra. Que pretendes? No, esto no te lo consiento, no, no y no. "

"Sabes perfectamente que es la única solución. No podemos hacer otra cosa. Tomamos un par de precauciones y no pasará nada. Luego volverá a allá y nadie sabrá que ha estado aquí" –dijo su marido, intentando convencerla de algo que Albus no alcanzaba a saber.

"No. Tu estás loco, verdad? Ni se te ocurra. Habrá alguien más que pueda hacerlo y no salir dañado. No piensa dejar que hagas lo que tu retorcida mente ha planeado. No señor, buscaremos a otra persona y listo" –dijo Naruko empeñada en no hacer lo que su marido quería hacer.

"Tu sabes bien que no hay otra opción. Ella es la única que pude hacerlo y salir inmune. La mente de Akira es un lío de canales mágicos y no cualquiera puede entrar ahí. Además de que Akira le permita el paso, sepa hacerlo y tenga el poder suficiente para poder rompre el canal que les une."

"Que no! No lo permitiré, encontraremos a otra persona. Ella no pondrá un pie en Inglaterra y no lo hará. Listo. No hay vuelta a atrás. Ahora si me permites, tengo que enviar un par de cartas."

Y sin más, salió de la habitación sin mirar atrás. Takeshi suspiró, eso no debía ser así. No había otra persona más que ella que pudiera hacer lo que haía que hacer. Por su parte, Albus había empezado a comprender el asunto cuando Takeshi mencionó lo se "romper el canal que les une". Si bien no se equivocaba, y creía no hacerlo, el único canal que unía a Akira con otra persona era el canal que le unía con Voldemort. Todavía no sabía lo que había pasado, pero creía que pretendían ropmer la conexión que había entre ambos.

"No lo entiende, no quiere entenderlo... pero sabe que es así, que hay que traerla, que es la única que puede hacerlo..." –Takeshi murmuraba para si, como si intentara convencer a Naruko a través de la distancia-. "Si me disculpas, Albus, me retiro."

Y sin más, al igual que su esposa se retiró, para hablar con esta. Seguramente para intentar convencerla de traer a "ella".

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Los siguientes días en Grimmauld Place, tuvieron un ambiente muy tenso. Todos sabían que Naruko y Takeshi estaban enfadados y cualquiera que les interrumpiera cuando estaban haciendo cualquier cosa era recibido por una tonelada de hechizos. Todos, sin excepción en la casa les intentaba evitar.

Los demás, como Hermione, los Weasley, Remus y Sirius lo estaban llevando de otra forma. Todos hacían guardia en el cuarto de Akira por si se despertaba, eso cuando no estaba alguno de sus padres. Todos estaban desanimados y algo vueltos en si mismos. Preguntaron muchas veces que ra lo que tenía Akira y por qué no despertaba. Cuando hacía eso Naruko les miraba con una mirada triste, pero a la vez asesina. A continuación se perdía en sus pensamientos durante horas y nadie, ni siquiera su marido era capaz de sacarla. Por parte de Takeshi no recibían miradas, apenas atención. El se dedicaba a mirar a su mujer con una mirada significativa que solo ella podía descifrar y después su mirada se volvía triste también y se dedicaba, como ella, a perderse en sus pensamientos.

Un día el fénix de Akira, Atenayse, apareció con una carta para Naruko.

La verdad se volvía costumbre ver al fénix aparecer y desaparecer con cartas de y para Naruko. Ella las leía, luego las arrugaba y las tiraba al fuego.

Pero no ese día. Apareció una carta, peroe sta vez no la tiró al fuego. Sin mostrar apenas alegría, le pasó la carta a su marido. Este la leyó y no mostró sorpresa alguna.

"Que esperabas, Naruko? Esto que te dice la carta ya te lo había dicho yo antes. Sabes que tenía razón, ella es la única que puede. Debemos traerla. Lo sabes" –le dijo Takeshi con cara seria tras haber leído la carta.

"Yo... no quiero que venga. No es seguro. No me lo perdonaría si le passe algo, lo sabes. Tampoco me lo personaría Akira si le pasase algo tras haberlo curado, sabes que el diría que no habríamos debido arriesgarnos solamente por que el estaba enfermo. También tu lo sabes" –le dijo Naruko con la voz a medio quebrar.

"Por dios Naruko. Piensa un poco" –le dijo ya exasperado-. "Sabes que ella es muy poderosa, no le pasará nada. Y si le pasa algo sabría defenderse sola, no es una paralítica, Naruko. Además, sabes que daría mi vida antes que exponerla a ningún peligro, ella es de las personas más preciadas que tengo. No por algo es mi hija, Naruko, me parece que olvidas esa parte" –dijo con una voz ligeramente fría.

Tras esto, todos comprendieron por que la persona que podía curar a Akira no estaba presente. Ella, debía de ser la hija de ambos, y por eso no quería Naruko que fuese a Inglaterra para curar a Akira. Pero según Takeshi ella era lo suficientemente poderosa para que no le pasase nada. Llegados a ese punto de la información, no sabían que pensar.

"(Suspiro) De acuerdo, Takeshi, tu ganas. Le escribiré una carta y enviaré a Nay por ella. No me fio de los trasladores"

"No te preocupes, Naruko, ya la envío yo, tu vete a descansar" –le dijo Takeshi a su mujer con cariño. Ésta pestañeó cansada y se levantó en dirección a su habitación.

Takeshi conjuró papel y pluma y se dedicó a escribir:

-Queridas chicas:

Recientemente, un mortífago ha atacado a Akira y...

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Todos estaban en la sala esperando a la persona que curaría a Akira. Había pasado una semana excta desde que Naruko envió la carta ha quien-sabe-donde. Todos estaban nerviosos, pues no sabían si "ella", como todos la llamaban, tendría el poder suficiente para curarle o los conociemientos.

Se vio un chispazo y un humo que salía de todas partes. Lo primero que se vio cuando la niebla se empezo a desaparecer fue al fénix Atenayse. Llamada Nay o Nayse dependiendo de la persona que lo nombrara. Poco después, se vio a una muy delgada niña de unos diez años en el suelo, con una pequeña mochila cerca. Venía sola y todo el mundo se preguntaba donde estaba "ella", que venía a curar a Akira.

De repente, los temores de Naruko tomaron forma, al saber por que los tuvo. Y no eran infundados... ¡¡Si debía de tener los apenas diez años! No, esa niña no debía de ser "ella". Simplemente, no podía ser.

"Mamá! Papá!" –y corrió a abrazar a sus padres, ignorando las miradas de todos, al oírla hablar en japonés.

"Hola, cariño!" –dijo su madre abrazándola, como si quisiera que no se escapara nunca de sus brazos-. "Como te encuentras? Estás bien? Y como está Nade? Y Sophie?"

"Hola, Sakura" –dijo Takeshi a su hija, cuando Naruko dejó de estrujarla-. "Como están las cosas por allá?"

-"Bien, porqué? No ha habido ningún ataque ni nada. Nadeshiko no ha querido decirme nada de por que tenía que venir. Y ahora que lo pienso, donde está Akira? No lo veo aquí" –dijo, mirando alrededor en busca de su hemano-. "Mamá, papá, donde está Akira?"

Sus padres intercambiaron miradas silenciosas, como preguntándose que era exactamente lo que tenían que decir delante de la Orden (N/A: daba igual que fuera en japonés, imaginemos que en la Oden hay gente que conoce perfectamente el idioma) y la información que debía de obtener su hija.

"Síguenos, Sakura, tenemos que enseñarte algo" –le dijo seriamente su madre, guiándola por la casa de la mano hasta la habitación de Akira

A parte de ellos, Ron, Hermione, Kather, Remus, Sirius, Albus y Snape les siguieron.

Al entrar y ver a Akira en ese estado supo exactamente lo que le había pasado. Corrió a abrazarle con lágrimas en los ojos. Se aferró a su hermano y parecía no querer soltarlo en lo que le quedaba de vida. Más y más lágrimas silenciosas caían por su cara mientras que tenía cerrados los ojos fuertemente.

"Sakura, cariño, a Akira le han..." –comenzó a decir su madre suavemente.

"Se lo que le han hecho, mamá" –le dijo con voz cortante-. "Hace cuanto?"

Sus padres guardaron silencio. Su padre se atrevió a hablar. Ambos sabía que si Sakura se enfadaba no podrían hacer nada para pararla. El único que parecía poder calmarla cuando estaba extremadamente alterada era Akira. Y Akira hacía exactamene una semana que no estaba.

"Sakura, le encontramos hace una semana. Estaba con un mortífago..." –le informó su madre, que le dolía en el alma ver a su ija tan destrozada.

"YA SE QUE ESTABA CON UN MORTÍFAGO! COMO NO ME LLAMASTEIS ANTES? SABÍAIS LO QUE ESTABA PASÁNDOLE PERFECTAMENTE Y AUN ASÏ NO ME AVISAIS, VERDAD? SABRÁ DIOS LO QUE LE ESTARÁ PASANDO, TODO LO QUE ESE BASTARDO LE ESTARÁ HACIENDO! SABRÁ DIOS COMO DESPERTARÁ, SI ES QUE TODAVÍA TIENE OPORTUNIDADES DE HACERLO! Y TODO POR NO LLAMARME ANTES, SABIENDO QUE PODÍA SOLUCIONARLO EN CUESTIÓN DE MINUTOS!"

"Sakura, estábamos buscando alguien que pudiera curarle sin que tuvieras que venir hasta Inglaterra. Es muy peligroso que esteas aquí, lo sabes" -dijo su madre, que no quería que su hija sufriera de esa forma-. "Y no te me comportes como una niña pequeña, que eres lo suficientemente mayor para montar un escándalo."

Dijo eso, sintiendo que tenía que poner un poco de discinplina entre las dos. Eso se estaba saliendo del control... de ambas.

Akira y Sakura eran unos hermanos que se portaban genial el uno con el otro. Se complementaban y estaban muy unidos. Los Kinomoto eran una familia que podía presumir de una unión muy gande entre sus componentes. Akira y Sakura estaban más unidos, quizá, que Akira y Nadeshiko, que ya es decir. Si mantenían una conversación con otra persona, siempre sabían lo que iba a decir el otro. Y muchas veces el uno acababa la frase o el comentario del otro. Se entendían a la perfección.

"Por favor... dejadnos solos..." –dijo Sakura en murmullo casi inaudible, pero que sus padres escucharon perfectamente.

"Sakura..." –comenzó a decir su padre, metiéndose por primera vez en la conversación de su mujer y su hija, pero esta habló de nuevo.

"Por favor, por favor... dejadnos solos. Por favor..." –dijo un poco más fuerte, con la voz quebrada-. Por favor...

"Está bien, pero luego me bajas a cenar. No queremos que te nos desmayes por no tener alimento que comer" –dijo su madre, habiendo pensado lo que su hija le dijo y aceptándolo. Ambos tenían que pasar un tiempo solos.

Sakura no reespondió. No podía hacerlo. Y los demás, sin recibir respuesta, salieron de la habitación en silencio.

Takeshi y Naruko bajaron en completo silencio al comedor, cada uno envuelto en sus pensamientos. Por su parte, Albus había conocido a la última hija de los Kinomoto, la más poderosa en su familia tras Akira, según tenía entendido.Al igual que su hermano, tenía un largo y brillante pelo negro que le llegaba a la cintura. En la frente, tenía un elegante flequillo que le quedaba que ni pintado. Tenía los ojos azules brillantes, que iguales a los de su hermano, cautivaban a todo el mundo. Muhos decían que Sakura era la copia femenina de Akira cuando tenía su edad, que son practicamente idénticos. Y mirando un par de fotos de épocas distintas, cualquiera lo podía corroborar.

Comieron en silencio, unos algo tenso, pero menos que las veces anteriores. Muchos se preguntaban como era que una niña de apenas diez años podría hacer lo que ningún anciano medimago de Inglaterra.

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Lloró. Loró y lloró sin parar. Lloró. No supo cuanto tiempo estuvo aferrada al cuerpo de su hemano, pero sabía que podría pasarse el resto de la eternidad llorando y llorando por su hermano. Le quería, y mucho. Pero no iba a quedarse ahía parada, había que hacer algo, si es que no era demasiado tarde.

Puso las manos sobre la cabeza de su hermano mientras cerraba sus ojos fuertemente. Su expresión era de pura concentración.

Se metió en la mente de su hemano. Lo primero que vería sería una totalidad blanquezina. Akira siempre había sido así.

Pero no esta vez. A su alrededor, todos los canales, toda la magia controlada, toda la magia bruta, todos sus pensamientos, todos sus poderes, todos sus recuerdos... todo, estaba apunto de dejar de existir. Una masa negra de magia abanzaba lenta pero eficazmente sobre su mente. Arrasando todo lo que había a su paso. Sakura quiso volver a ponerse a llorar. Aquello era horrible.

Todo estaba negro, oscuro. Un espectáculo aterrador para quien había estado anteriormente en su pura mente. Entonces, entre toda esa negrura, esta su nucleo. Su razón de vivir. El centro de todo lo que le hacía ser el mismo. Era una simple pelotita blanca, que podía iluminar hasta la más oscura cueva. La masa negra de magia estaba a punto de llegar hasta ella, estaba a apenas medio metro del nucleo.

El núcleo era todo lo que formaba parte de el. Lo que se le llama Beso del Dementor, no es otra cosa que la introducción de si mismos momentaneamente en la mente de la víctima. Una vez dentro, en menos de un segundo, cogen el núcleo de alguine y lo oscurecen, lo pudren, lo destruyen...

Aunque en realidad, un núcleo no puede ser destruído a no ser que el cuerpo realmente muera. Si un núcleo se ve negro, o está consumido por la oscuridad o su alma está "inconsciente" hasta la muerte del cuerpo. Por eso se dice que los dementores son criaturas oscuras, de las peores que existen. Pues son pura oscuridad.

Sakura, mientras que sentía que su propia alma moría en ese instante, corrió hasta ponerse entre la masa negra de magia y el alma pura de su hermano.

Poco a poco la masa negra iba ganando tererreno y más terreno y pronto Sakura se vio atrapada entre la masa y el núcleo. Su magia, que trataba de repelir los constantes ataques de la masa negra, se iba agotando poco a poco. Pero tenía que intentarlo.

Silenciosas lágrimas se deslizaban por su cara. Ella no tenía la suficiente fuerza para soportar el poder de la magia de Voldemort en la mente de Akira. Únicamente le quedaban unos segundos antes de caer inconsciente. Haría lo que podía, lo haría.

Concentró todo, todo su poder. Lo concentró, y antes de poder darse cuenta de lo que había pasado se encontró cayendo inconsciente al suelo con los ojos cerrrados. Pero antes de caer completamente, sintió que alguien la cogía para que no se lastimase.

Despues, no sintió ni vio nada...

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Oía murmullos. Murmmullos que poco a poco se iban haciendo más altos. Oía voces. Se intentó mover, pero solamente salió uun gemido de su boca. De repente, las voces callaron.

Intentó abrir los ojos, pero era demasiado esfuerzo. No podía. De repente, como si estuvieran taladrando su cabeza, una voz le gritó:

"No te muevas Sakura. Así solo te harás daño. Quédate quieta."

Le dolía enormemente le cabeza. Y ese hombre no hacía más que gritarle. ¿Qué querían? ¿Qué su cabeza explotara en mil pedazos? Intentó volverse a mover, pero esta voz unas manos la pararon con suavidad. Entonces paró. Eso le indicaba que estaba en un lugar seguro.

Unos segundos después, sintió como una mano le acariciaba el pelo. Tardó en llegarle la respuesta, pero rapidamente entendió que pasaba y como había resultado todo.

"No te muevas. No habras los ojos. No intentes hablar. Te harás daño, Sakura. Tranquilízate. Ahora estás bien."

Esa voz... Esa preocupación... Esos gestos... Esas palabras... Solo podían pertenecer a una persona. Si hubiera abierto los ojos estarían repletos de lágrimas y brillando fuertemente. Pero le hizo caso y se dispuso a dormir un rato más. Por que, ¿cuánto tiempo había dormido? No mucho, seguramente.

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¿Cómo? Había entendido mal seguramente. No podía... ¿O si?

"¿Perdón?" –le salió de la boca sin siquiera pensarlo, ¿tanto?

"Tres semanas. Tres semanas enteras, Sakura" –le dijo su padre.

Había despertado hacía unos quince minutos. La enfermera (Poppy Pomfrey había dicho que se llamaba) le había dicho que se encontraba en Hogwarts, el Colegio de Magia y Hechizería más famoso de Europa. Había preguntado por sus padres y por su hermano, pero la enfermera no le dijo que primero tenía que comer algo. Ella había hablado con Sakura en inglés, pues Sakura lo conocía.

Ahora, sus padres estaban con el. Le habían dicho que había estado tres semanas inconsciente y que ahora, a principios de enero, había despertado. Justo en ese momento estaba nevando. La nieve siempre le traía bueno recuerdos...

..:Flashback:..

Sakura tenía siete años y medioy era la primera vez que veía la nieve. Estaba extasiada y roja de los nervios. A su lado, Akira tenía más o menos dieciseis, diecisiete años.

"Tranquila Sakura, vamos en un poco" –le había dicho su hermano intentando tranquilizarla.

"Pero quiero ir, Akira, queiro ir ya..." –le había dicho Sakura poniendo cara de perrito abandonado-. "Vamos ahora, venga, vamos..." –le dijo agarrándole de la manga de la camisa y tirando de ella.

Ese había sido la primera navidad de Akira en famila. Apenas hacía seis meses estaba saliendo de Hogwarts tras la reciente muerte de su padrino y ahora estaba de vacaciones de navidad de la Universidad Mágica de Kioto con su familia en su casa de campo. Le había prometido a Sakura el día anterior que ese día iría con ella afuera y que jugarían con la nieve. Esa era la primera vez que Sakura veía la nieve. Y quería tocarla YA.

Akira estaba tomando el café en el interior con su familia con la calefacción puesta. Y salir afuera, donde no había nada más que un frío infernal, no le agradaba mucho. Por eso intentaba postergar la salida al exterior, provocando disimuladas sonrisas en sus padres y en Nadeshiko.

"Vamos, Akira, lo prometiste" –le insistió Sakura, esta vez algo seria. Todo lo seria que podía ser una niña de siete años y medio, claro.

"Vale, pero esper que acabo el café, Sakura."

Sakura había esperado pacientemente que su hemano acabara su café y saliera con ella afuera. Tras abrir la puerta corredera al esterior, entró un viento frío que les heló.

"Que frío hace!" –había dicho Sakura con cara horrorizada, como si pensara que fueran a hacer cuarenta grados.

"Si quieres podemos volver adentro" –le había dicho con tono casual su hemano, que también estaba como una estalactita helada.

"Ah, no, ahora salimos. Me lo prometiste, Akira" –le dijo con tono zanjante a Akira que parecía que en cualquier momento se volvía para adentro.

Akira sonrió. Y salió afuera. Cogió un poco de nieve entre sus manos y se la enseñó a Sakura. Ella, como con miedo, se acercó. Poco a poco fue acercando sus manos con una cara de solemnidad absoluta hasta tocar la nieve, como si fuera lo más importanteque haría de ahía a siez años. A Akira le pareció gracioso, pero se aguantó la risa. Lo primero que se le oyó a su hemana tras tocar la nieve unos segundos después, fue:

"¡¡Está fría!" –dijo, como si eso fuera un enorme pecado.

Akira no pudo aguantarse más, y estalló en carcajadas. Sakura le miró como si aquello fuera un insulto, pero pronto, por alguna razón que desconocía se dio cuenta de que por mucho que lo intentara no podía enfadarse con Akira. Así terminó riéndose con el.

Sin que Sakura se diera cuenta, Akira había cogido un puñado de nieve y lo estaba moleando. Antes de que pudiera percatarse de ello, una gran bola de nieve se le estampó en la cara. Sakura, petrificada, no se lo creía. ¿¿ Su hemano acababa de hacer lo que creía que acababa de hacer?Sonriendo, pensó que a eso si que podían jugar dos. Más rápido de lo que Akira se esperaba, Sakura había cogido una bola de nieve y se la había tirado a la cara. Así empezó la primera guerra de bolas de nieve de los hemanos Kinomoto.

Más tarde, hicieron muñecos de nieve y ángeles en la nieve. Se lo pasaron muy bien... Ese día, ninguno de los dos lo olvidaría.

Cuando entraron al anochecer a la casa...

-"¿Pero se puede saber en que estabais pensando? Esto es increíble, de verdad... Podríais haber cogido una hipotermia., y vosotros ahí fuera como si tal..."

Naruko Kinomoto estaba enfadada. Cuando habían llegado estaban todos mojados y empapados, y helados hasta los huesos, su madre les había pillado intentando llegar a las habitaciones a hurtadillas. Les había puesto el termómetro y se había dado cuenta de que tenían fiebre. Luego, Sakura no había podido aguantarse y había estornudado. Resultó que también habían pillado un resfriado.

Pero a pesar de todo, no se arrepintieron. Lo pasaron bien y eso era lo que importaba. Esa noche, sin ir más lejos, Sakura dormió por primera vez junto con su hemano.

..:End Flashback:..

Sakura se había perdido en sus pensamientos. La verdad, esos cuatro años junto con su hermano, habían sido los más felices de su vida. Y para una niña de apenas diez años ya era decir.

Sabía que su hermano estaba bien, él habia sido quien le había acariciado la cabeza cuando había despertado. Pero no se atreía a preguntar que había pasado a pesar de que había sentido y oído la voz de su hemano Akira.

Sus padres, presintiendo lo que pensaba su hija, decidieron contarle lo que había ocurrido.

"Sakura, tras que intentaras alejar a la energía mágica oscura de Voldemort..."

¡¡Pum! La puerta se abrió de un portazo y dio paso a un chico japonés de veinte años que tenía preocupación en su rostro. Al veer a Sakura levantada y hablando con su padres, se lanzó hacia ella para abrazarla. Ella, corrió hacia el sin percatarse de nada ni nadie más.

Akira la cogió y le dio un par de vueltas al vuelo sin dejar de abrazarla. Cuando paró ambos se quedaron estáticos y se les pudo ver la cara a ambos a pesar de tener los ojos cerrados. Entonces vieron que por los ojos de ambos Kinomoto caían silenciosas lágrimas... pero de felicidad.

"Oh, Sakura, por qué hiciste eso? Te arriesgaste demasiado, podía haberte pasado algo realmente grave. No sabes lo que sentí cuando te quedaste en coma durante este tiempo..."–le dijo Akira en susurros silenciosos que solo ella pudo escuchar.

-"¿En coma?" –preguntó algo sorprendida... mejor dicho, muy sorprendida.

"Si, en coma. No sabes lo que me preocupaste, Sakura. No lo vuelvas a hacer, vale? Prométemelo" –le pidió con voz casi rogándole.

Sakura negó con la cabeza. Y Akira la vió hacerlo. Abrió la boca para acerla entrar en razón, pero Sakura le explicó antes.

"Si te sucediera otra vez lo que te sucedió, no soportaría quedarme de brazos cruzados viéndote morir sabiendo que yo soy la única que de y que puedo hacer algo para salvarte. No te lo puedo prometer, hermano. Simplemente, no puedo."

Akira la miró y entonces se dio cuenta de que eran hemanos. Ambos, habían heredado la cabezonería de los Kinomoto. Sabía que por mucho que le dijera, Sakura no se lo prometería; asemás, el en el mismo caso, haría lo mismo. Y la volvió a abrazar tan fuerte, que Sakura se dio cuenta de lo que le había hehco sufrir.

Las puertas de la enfermería se volvieron a abrir dando paso a Severus Snape. Estaba algo alterado, pero aun así se dirigió hacia Albus Dumbledore (N/A: había entrado junto con Ron, Herm., Sirius y Remus cuando ambos se abrazaron sin importarles nada ni nadie). Le susurró rapidamente unas palabras y salió tan rapidamente como había entrado. Albus rapidamente se recobró y se dirigió hacia los demás ocupantes de la sala.

"Hemos capturado un grupo de mortífagos. Ahora mismo se encuentran en las mazmorras apresados. Lord Voldemort se ha enterrado de la traición de Severus y residirá en Hogwarts. Los alumnos no se deben de enterar de nada de lo ocurrido, os pido que seais discretos. Ahora he de retirarme, si me disculpais..."

Tras hecharle una última ojeada a Akira y Sakura que se habían separado aunque seguían cogidos de la mano, lo escucharon todo, salió a prisa de la enfermería en dirección contraria a la que Severus Snape había tomado anteriormente al salir de la enfermería.

El resto de la tarde, no volvieron a ver ni a Albus ni a Snape. La pasaron hablando y hablando y Sakura se enteró de lo que había pasado. Todavía no sabían que hacer, si Sakura debía volver a Japón o quedarse ahora que ya estaba allí. No se ponían de acuerdo en lo que debían hacer, y acabaron discutiendo (N/A: discutiendo civilizadamente, que nadie me vaya a pensar que empiezan a gritar y que llegan a las manos).

Akira le enseñó a sus padres y a su hermana en compañía de Ron, Hermione, Remus y Sirius el castillo. A pesar de que Naruko y Takeshi ya lo conocían por haber estado allí durante tres semanas, había cosas que no conocían. Léase la sala de los Menesteres, el pasadizo del Sauce, el pasadizo de la Bruja Tuerta, Hogsmeade, y cosas por el estilo.

A eso de las siete, un elfo doméstico les avisó de que Albus quería verles en su despacho en eso quince minutos. Hablando y charlando, se dirigieron hacia el despacho del director.

"...nosotros en primero" –iba diciendo Sirius.

"En primero? Tan pronto?" –le preguntó asombrado Ronald.

"Si, en primero. Y no me enorgullezco de ello" –dijo Remus con una expresión ligeramente molesta.

"¿Qué hicisteis para tener que ir tan pronto?" –les preguntó Akira con curiosidad.

"Convertimos los colores de la sala común de Slytherin en rojos y dorados, además de los uniformes y el color de pelo en Halloween. Ahí empezaron a sospechar que éramos nosotros, pero no nos dijeron nada hasta que en navidad congelamos lass tuberías de los baños de Slytheriny cambiamos el jabón de las duchas por orina de escorbuto solidificado" –contó Sirius con una sonrisa de añoranza por aquellos tiempos-. "Pero lo bueno de esto, fue que solamente nos dieron un aviso y a la sala común con cinco puntos menos cada uno que recuperamos en la primera clase del día siguiente."

"Eso simplemente fue una advertencia muy seria anterior a lo que sería nuestro verdadero castigo en pascua" –dijo Remus, que parecía recordar sus años en Hogwarts como si hubieran sido ayer.

"Bueno, eso también" –reconoció Sirius, sin quitar esa sonrisa-. "En vacaciones de Pascua convertimos el suelo del gran comedor en hielo ultra ligero... ese día más de a mitad del alumnado pasó la noche en la enfermería por culpa de una hipotermia" –acabó de contar con una sonrisa maliciosa.

"Sirius..." –le dijo Remus como si le estuviera explicando a un niño pequeño que uno más uno son dos-. "...te olvidas del castigo que tuvimos."

"Ah! Nada importante.." -dijo quitándole importancia-. "Una detención y unos pocos puntos menos. Nada que o pudiéramos recuperar."

"Nada importante dice..." –dijo Remus en voz baja y negando con la cabeza-. "Nos pusieron detención hasta fin de curso limpiando las más sucias habitaciones del castillo. Y por si fuera poco, nos quitaron ciento cincuenta puntos."

"A nosotros nos pasó algo parecido... me parece que fue en..." –dijo Hemione pensativa.

"A cada uno, Hemione. Ciento cincuenta puntos a cada uno. Perdimos seiscientos puntos de Griffindor. Si hasta quedamos con puntos negativos..."

"En primero, nos quitaron cuatrocientos cincuenta puntos a Neville, Akira y a mi" –dijo Hermione.

"¿Qué hicisteis?" –preguntó curiosa Sakura.

"Pues nos pillaron a medianoche merodeando por el castillo. Realmente lo que queríamos era darle al hemano de Ron, Charlie, un dragón para que se lo llevara a Rumanía. Pero nos olvidamos la capa invisible en la torre norte y McGonagall nos vio (N/A: fue ahí o fue cuando volvían de la cabaña de Hagrid por la noche cuando les vio Malfoy? Ahora no tengo el libro a mano y no me acuerdo de ese detalle). Neville nos había seguido para impedir que hiciéramos nada, pero también lo pillaron a el. ¿El resultado? Ciento cincueta puntos menos para cada uno. La casa de Griffindor nos miró mal durante por lo menos un mes."

"Vaya..." –dijo Sakura-. "Y tu Ronald, donde estabas?"

"¿Yo?" –preguntó riéndose Ron al recordar eso-. "Estaba en la enfermería por que Norberto... el dragón de Hagrid, me había mordido. Le dije a madamme Pomfrey que me había mordido un perro. En esa época creí que se lo había tragado. Pero hoy en día estoy seguro de que sabía de qué era la mordedura. Aunque me pregunto por que Albus no mme dijo nunca nada" –dijo pensativo.

"El siempre encubrió nuestras aventuras, Ron. De hecho, nos ayudó más de lo que nunca podrás imaginarte..."

Y en ese momento llegaron a la gárgola. De repente, todos se dieron cuenta de que no sabían la contraseña. Probaron varias cosas, hasta que Akira se exasperó. Se abrió paso hasta la gárgola y puso las manos sobre ella. Murmuró unas palabras inaudibles para todos y la gárgola se apartó sin preguntar nada.

Subieron en silencio, pues las caras de Akira, Takeshi, Naruko y Sakura se veían muy nerviosas, como si intuyeran algo. El que parecía más alterado era Akira. No dijeron nada, sabían que pronto se enterarían. Entraron y se encontraron con Albus y con Snape, ambos con caras muy serias. Albus hizo aparecer unas sillas para que todos se sentaran y empezó a hablar.

"Hemos estado interrogando a todos los mortífagos capturados... y hemos encontrado uno muy poderos. Se resistió al veritaserum y nos dijo algo claramente."

Después de esto, la mirada de Albus se posó fuertemente en Akira. Akira estaba ligeramente pálido, pues ya intuía de qué iba la cosa. Sus pades, no lo negaron más y miraron a Akira con preocupación. Sakura apretó aún más su mano. Y los demás simplemente les miraron curiosos por sus reacciones.

"Nos dijo que solamente hablaría con Akira Kinomoto. No diría nada a no ser que ese anguien fuera Akira Kinomoto."

Akira tragó con dificultad y respondió como si con lo que dijera intentara convencerse a si mismo.

"Yo... yo no conozco a ningún... no conozco a ninguno. No se quien puede querer hablar conmigo... yo..." –y no pudo hablar más, pues las palabras ya no salían de sus cuerdas vocales.

"Este mortífago en cuestión es, según pudimos comprobar, de origen francés" –le dijo, como si quisiera ayudarle a recordar de quien estaban hablando.

"No... yo no conozco a ningún mortífago francés... no... lo dejé de conocer hace años..." –dijo Akira evitando las miradas de todos menos las de su familia.

"Ese mortífago en cuestión, Akira, se llama Richard Voilett... te suena de algo su nombre?" –dijo Albus son la cara intraspasable.

En el despacho se instauró un silencio incómodo. Akira no podía hablar ya, tenía la cabeza entre los brazos. Esto no podía estar pasándole a el, no, no podía. Esto no era real. Pero hubo una cosa que interrumpió sus pensamientos, y esa cosa era precisamente una persona... era...

"¿Estais hablando de Rick?" –preguntó Sakura.

Y entonces...

Fin capítulo cinco

Reviews:

Seika: Me pasé por el fic de Harry Potter y La Marca Shtaths y al parecer fui yo la que me equivoqué. La he leido y está muy bien, la confundí con otra, debió de ser. Bueno, decirte que muchísimas gracias por tu rr y espero ver otro... lo de siempre. Sin nada más que decir... bss!

Elementh: Muchísimas gracias por tu rr y gacias por tus ánimos. Intentaré subir caps más rápido en vez de cada dos semanas, pero o pude hacerlo antes. Adeus!

Susiblackpotter: muchas gracias por dejar un rr, ya se me hacía raro ver siempre los mismos. Nada más que decir que te agradezco muco el rr y que espero ver otro en este cap. Bss!

Belen: gracias por tus ánimos, de verdad, y aun más por dejar el rr que los contiene. Respecto a los nombres... también gracias. Estuve pensando y pensando en los nombres que me diste... la parte en la que nace el niño (por que al final lo puse niño) ya la tengo escrita, y sinceramente puse un nombre de lo más normal, de heco es inglés. Deberemos acusar a la influencia de los dieiseis años en los que Akira estuvo viviendo en Inglaterra. No le di muchas vueltas, la verdad, y así resultó más sencillo. Bueno, pues muchas gracias (me pregunto si algún día dejaré de repetir siempre lo mismo) por el rr y espero verte en el próximo cap (este). Bss!

Con cariño y esperando actualizar más pronto la próxima vez:

Orhenshiy