MI VIDA CONMIGO
Capítulo diez:
La pequeña Quera de los recuerdos No Muy Lejanos
En cuanto Akira entró a la habitación de la madre se su hijo, vio una imagen que le llegó al alma. Porque no, no hay amor más grande que el que una madre le tiene a su hijo.
Sophie...
Sophie...
Desde la puerta no pudo evitar pensar, aunque supiera que estaba mal, que él la había metido en esto. Si bien no era un objetivo ni un blanco conocido en la guerra, no quería ni pensar qué sería lo que pasaría si se descubriese su relación con ella. Por que verse así, ella sería el blanco más grande de la segunda guerra después de el, si bien no era lo que se dice extremadamente poderosa.
La vio ahí, sentada en un borde de la cama, ya vestida, con su hijo en brazos y silenciosas y dolorosas lágrimas cayendo por su rostro. Su cara estaba rodeada de un halo de tristeza y su aura era ligeramente oscura.
Vestía unos vaqueros de campana y una bonita camiseta naranja. Al cuello llevaba aquella gargantilla de cristal que le había regalado cuando cumplieron un año y en la mano llevaba el anillo que simbolizaba su unión, algo extremadamente sencillo, pero ninguno necesitaba más.
Allí estaba ella, con sus ojos verdes oscuros con pintitas marrones, con su largo cabello dorado y su flequillo ladeado. Estaba mirando a su hijo, a su pequeño Matt. Y Akira al verla no lo cupo duda de que ella sería capaz de dar la vida por su hijo.
Matt...
Matt...
Que le descubrieran a el sería todavía peor que descubrieran a Sophie. Su hijo... su querido y adorado hijo... Sí, le quería como nada y tenía su orgullo de padre bien lleno, pero se comenzó a preguntar que hubiera pasado de no estar ahí... no, rapidamente paró. Aunque era un objetivo en la guerra no podría soportar verlo lejos de el; y sabía que una vez acabada la guerra el pequeño Matt no le perdonaría si lo hubiese dejado en adopción. Además, Sophie ni muerta lo permitiría. Para ella Matt había significado más un rayo de verde esperanza que para los demás. Y es que ser la madre del hijo de Akira Kinomoto le restaba muchas fuerzas.
Si supieran de Matt... no quería ni imaginar qué sucedería. Toda su vida se iría al traste con solo pensar en los riesgos que correría su pequeño. Él era su sangre, él era su poder... y si sus suposiciones eran ciertas él acabaría teniendo todavía más poder que el. Sería un niño especial... especial en el mismo sentido que la sangre que corría por las venas de Sophie. Ese dato era demasiado peligroso... debía buscar rapidamente información sobre el momento de la muerte del padre de Sophie, eso era muy importante...
¡Espera un momento! La muerte del padre de Sophie ya había sucedido hacía mucho tiempo, y tras Sophie recuperarse muchas cosas se lanzaron al olvido. Cosas tan horrible, fotos tan espantosas y confesiones tan escalofriantes que no había visto la necesidad de recordarlo todo...
...pero ahora era necesario y un dato sobresalió de los demás. ¿Cómo no lo había pensado antes? Pero es que era tan, tan obvio... se dio una bofetada mental. Aunque su corazón le dijera lo contrario, su mente le instaba a volver a Hogwarts de inmediato... ¡pero es que no podía! Tenía que hablar con Sophie... pero sin contarle todo.
De repente, una voz en su cabeza aparció del mismo modo habían aparecido las de Sophie y Matt. Solo que esta en vez de ser extremadamente cálida, cada vez se hacía más y más alta.
Akira...
Akira...
-¡Akira!
-He? –se despertó de un golpe y volvió a la realidad, relacionando la voz de su cabeza con la de su querida Sophie.
-Estás bien, cariño? –dijo ella preocupada, sin intentar esconder las lágrimas. Con Akira nunca había nada que esconder; un corazón tan puro...
-Tuve una discusión con mi padre –le dijo, lo que era cierto en cierto modo. Ella frunció el ceño y sin embargo no dijo nada; volvió su triste mirada a su hijo, que le reclamaba atención.
Durante un momento, ninguno dijo nada. Sin embargo Akira no podía soprtar verla de ese modo, y se acercó a ella y la abrazó mientras se sentaba a los pies de la cama, justo al lado de Sophie.
-Mi padre... bueno –dijo ligeramente brusco-, creyó conveniente recordarme lo que era una guerra; y aunque sin malicia alguna, me 'acusó' de estar esperando el "momento" de brazos cruzados, cuando todos sabemos que estoy haciendo lo posible por acabar cuanto antes.Además... –dubidó un segundo, pero no porque no quisiera contárselo, si no por que eso... le había hecho demasiado daño-... mencionó de una forma no adecuada a mi padres.
Sophie le miró fijamente durante uno segundos, como si mirara en su mente pero sin hacer occlumacia. Como esas personas que se compenetran lo suficientemente bien como para que no necesiten palabras para comunicarse. Y esta pareja era de ellas.
Un momento después Sophie sonrió sinceramente entre sus finas lágrimas.
-Parece que hoy la mala suerte nos encontró a todos, no será hoy martes trece? –intentó bromear, pero no le salió bien. Volvió a su pesimieta faz y continuó hablando ante la penetrante mirada de Akira-. Mi madre estuvo aquí, ya sabes, mientras tú hablabas con tu padre. Ella había abierto la boca para hablar, pero le advertí que no lo hiciera, pue se arrepentiría. Pero ella insistió, como una gran cabezota, y acabamos... mal –acabó simplificadamente.
-Lo sé –dijo Akira para la sorpresa de Sophie-. Ví a tu madre salir de aquí e intercambiamos unas pocas frases. Sin embargo, aunque no me la hubiera encontrado, te conozco lo suficiente, me atrevería a decir mejor que tu misma, y por tu simple cara sabría que había sucedido algo, amor –le dijo a Sophie, que le escuchaba atenta. Sonrió y no intercambiaron palabra sobre el tema de nuevo.
Akira le secó las lágrimas a Sophie con la mano mientras le sonreía e intentaba que ella hiciera lo mismo.
-A qué hora nos vamos? –preguntó curioso Akira.
-En unos minutos. Mira -le dijo señalando un reloj de parded-, son cuatro y veintiocho. Ayer me dijo que el alta me lo daban a las cuatro y media. Supongo que en breve llegará Estefanía.
-Estefanía?
-Oh, sí, Estefanía! –exclamó ella-. Es mi enfermera, tiene un año menos que yo y me cae batante bien. Hemos conversado bastantes horas, sobre todo por las noches en las que nohabía nadie y Matt no podía dormir. Es emigrante, una española que salió de su país a los ocho años. Vivió en Francia, Inglaterra, Alemania, Italia y Alemania debido al paro de sus padres que buscaban trabajo. Sabe muchos idiomas. Y al parecer, finalmente acabó aquí, en Tokio. Me he estado fijando y hay un gran número de emigrantes hispano hablantes en Japón (N/A: no sé si en verdad hay siquiera alguno en Japón, pero es parte de la historia... ;) ).
-No sabía que hubiera tantos hispano hablantes en Japón –comentó Akira-. Y cómo es su apellido?
-Estefanía Ríos, es gallega, creo –dijo pensativa.
-Gallega?
-Sí, al noroeste de España, justo encima de Portugal –le informó-. Sé que tiene familia en La Coruña y Santiago de Compostela, pero ahora que lo pienso no se si es de allí... –dijo pensativa Sophie mirando a Akira directamente a los ojos-. Sé que tiene familia en muchos sitios... y, bueno, -carraspeó pensativa-, también tiene familia latino americana... quizá es de allí –dijo con resolución.
-Se ve que hay gente que nunca encuentra algo a lo que llamar hogar...
-Sí –asintió ella-. Hemos hablado mucho... es alguien que creció sin amigos... entiendes, no? Creció rápido...
-Más de lo que te piensas –dijo Akira, mientras la callaba con un beso.
-Ejem! Ejem!
Akira miró por encima del hombro y vio a una muchacha con rasgos europeos que les miraba divertidos. Tenía el pelo castaño y unos ojos tan oscuros que se confundían con el resto. Supuso interiormente que ella era Estefanía Ríos, la muchacha de la que Sophie le había hablado. Llevaba en su mano una carpeta con un buen montón de papeles y un paquetito envuelto para regalo.
Una vez entando separados, Sophie sonrió con todavía los ojos ligeramente rojos y le habló a la muchacha.
-Oh, Fany, pasa! Estábamos... –comenzó Sophie divertida, sabiendo que no debía estar dando ninguna explicación, pero queriendo pasar un buen rato.
-No te preocupes, guapa... –rió ella desde la puerta. Dio unos pasos y cerró la puerta tras de sí, mirando sonriente a la familia que veía ante sí-. Antes de que te vayas, tengo que entregaros algunas cosas.
-A mi también? –inquiere Akira curioso.
-Sí, Akira. En recepción dejaron una carta anónima para ti y me mandaron dártela –dijo ella haciendo gala de su tuteo inconsciente, origen de los españoles (N/A: sé que en sudamérica se tratan de 'vos' y esas cosas, pero no sé si comprende a todos los países de la zona. Perdón si es un error, sorry! ; D)-. Además, Sophie, quería darte algo a ti y al pequeño.
-No tenías que molestarte, Fany, no era necesario –apuró Sophie algo apabullada-, De verdad que no tenías que hacer nada!
-Vah –negó con un además de la mano y sonriendo a su amiga-. No es molestia alguna, además, debo agradecerte hacer de mis turnos de noche comúnmente aburridos, algo agradables y moviditos –rió la muchacha, acompañada por Sophie.
En cuanto se tranquilizaron, le dio a Akira un pequeño sobre y se acercó a Sophie y comenzó a hablar. Akira lo cogió y lo guardó sin ceremonia, mientras se mantenía al margen de la despedida de las nuevas amigas. Quince minutos después estaban suavizando la conversación y ya no hablando tan animadamente. De hecho, Sophie ya se había colocado el abrigo, cuando Fany la retuvo un momento:
-Sophie, espera un momento! –la llamó la joven más joven-. Te olvidas de mi regalo!
Aunque estaba totalmente claro por la simple expresión de Sophie que no lo había olvidado en absoluto, Estefanía Ríos ignoró su expresión olímpicamente. Cogió el pequeño paquete envuelto que había dejado encima de la mesa y se acercó a Sophie.
-Toma, guapa, ábrelo –la animó. Y Sophie, no viendo forma de escaparse, sonrió ligeramente cansada y cogió el pequeño regalo, desenvolviéndolo lentamente. Una vez despojado de su envoltorio, no pudo dejar de dar una exclamación.
-Pero Fany, no puedo aceptarlo!
-Boh, claro que sí que puedes! –sentenció ella con una sonrisa.
Lo que tenía Sophie en manos era una auténtica joya, sí señor. A primera vista parecía la mitad de un colgante, como si estuviera partido en dos. Tenía una piedra mágica en el centro, que expulsaba la más bella y pura luz que pudiera existir, y pese a ser tenue, no podías dejar de mirarla. Alrededor de la ovalada y alargada piedra, había unos pequeños filamentos que lo rodeaban intercalándose entre ellos (N/A: como las ondas que giran alrededor de un átomo, ya sabéis, el típico dibujito que sale del libro de naturales; pero eso sí, con el núcleo ¡largamente! ovalado) de colores suves, pero brillantes. En el óvalo principal, salían unos caracteres ciertamente conocidos cada ciertos segundos, que daban una vuelta entera y volvían al interior de la mágica piedra. Unos caracteres... que conocía demasiado bien. Y Sophie, claramente también.
-Que no, Estefanía, no puedo aceptarlo. Es una reliquia familiar, que a parte de querer dármela a mi, has permitido que graven un texto en ella. No debiste haberlo hecho, por que aparte de lo que he dicho, tendrías que saber que no lo iba a aceptar –la desafió Sophie negándose a aceptarla.
-Bueno, Sophie, ya sabes lo que te voy a decir, no? Sabes todo sobre mi y sabes por qué te lo estoy dando. Eso, como también sabes, que si no lo aceptas lo tiraré por el retrete, me conoces como para saber que lo haré. Y ahora... –comenzó cambiando radicalmente de tema-, por qué no lees el grabado mágico que hay en el?
Sophie, viendo que no podría devolver la magnífica reliquia a su legítima dueña, resignada se dispuso a leer los caracteres que Fany había grabado en el. Unos cuantos segundos después, lo había soltado le daba las gracias a la muchacha, casi con lágrimas saliendole por los ojos.
-Oh, Fany, no debiste haberlo hecho! –dijo Sophie con los ojos brillantes-. Es demasiado bonito lo que escribiste, por Kiara que es hermoso! Nunca oí palabras más bellas, gravadas en una reliquia tan maravillosa! Muchísimas gracias, Estefanía Ríos... nunca me olvidaré de ti –y por último, le sonrió sinceramente.
Akira, curioso, cogió el colgante de la cama, donde Sophie lo había dejado al abrazar a Estefanía. Y sin más dilación, esperó a que los caracteres pasaran lentamente, formando un pequeño texto, que aquí expongo:
Cuando el primer recién nacido rió por primera vez, la risa se rompió en más de mil pedazos y todas se esparcieron dando brincos. Ese fue el mágico y extraordinario origen de las hadas. Y cuando un niño viene al mundo, su primera risa se convierte en un hada; por lo que debería existir un hada por cada niño y niña. ¿Debería? Los niños de ahora creen saber muchas cosas, dejan de creer en las hadas muy pronto y cada vez que uno dice "No creo en las hadas!", en algún lugar un hada cae muerta.
Pero yo te conozco, pequeño Matthew, te vi soltar tu primera risa. Y ese momento, te juro que fue el más especial que viví en toda mi vida. La habitación se llenó de magia pura, de un aura blanca y tu eras el centro de todo. Quien desprendía toda aquella magia. Y quiero decirte que en ese momento, sentí otra aura alrededor. Un pequeño ser, un hada llamada Quera, que nacía perezosa de entre tu primera risa. Cree siempre en ella, Matthew, no permitas que muera; ella es parte de ti tanto como tu de ella. La magia es pura dentro de ti, es blanca e inmortal. Cuando tengas problemas, piensa en Quera, las hadas son mágicas y están llenas de poder. Poder blanco, puro e inocente, lleno de la risa de la criatura más inocente y bella que haya nacido jamás... sí, pequeño, tú. Algún día sabrás por que eres tan especial...
Algún día... Quera te hablará... Y ese día... Comprenderás!
Akira se había quedado mirando fijamente la joya de Estefanía, sintiendo que le recordaba a algo... Ella no estuvo cuando Matt rió por primera vez, no, no estuvo... sin embargo, esas palabras se le hacían conocidas, como si ya las hubiera leído antes...
Meneó la cabeza y se dio cuenta de que estaba atrayendo la atención de las dos mujeres que le miraban fijamente. Las sonrió y le entregó su regalo a Sophie, que lo cogió con curiosidad. Fany le miraba de otra forma diferente a la de su amiga, una forma que Akira no consiguió descifrar, pero que se le quedaría gravado en la mente por un buen montón de tiempo.
-Amor?
-Si? –dijo Akira separando la mirada de Estefanía fijándola en su pareja; que tenía la faz preocupada.
-Te encuentras bien? Cuando leíste la dedicatoria de la joya tu expresión me preocupó –le dijo ella.
-Claro que sí, cariño. Es solo que... me dejó pensativo, nada más. Es un texto hermoso este, aunque pensaba que sería dedicado a ti. No sé –se encongió de hombros-, solo me impresiónó.
-No... –intervino Estefanía sonriendo- Matthew es muy especial, ambos lo sabéis. Sé que esto te ha hecho pensar, Akira, pero no le des más vueltas de las que tiene. Lo que es, és; lo que no es, nunca será. Así de sencillo. Este colgante... es un regalo para Sophie, sí, pero en su debido momento, ambos sabréis cuando, su portador deberá ser el pequeño Matthew. Pero os voy a pedir una cosa...
Sophie asintió inconscientemente, deseando que Fany le dijera lo que le iba a pedir. Ella la había ayudado mucho, no podía hacer más.
-... que nunca permitáis a Matthew olvidar su nombre, así como sus orígenes.
Sophie asintió convencida. Le extrañó la petición de Fany, pero algún sentido debería tener a la larga. Por su parte, Akira reafirmaba en lo más recóndito de su mente la inverosímil idea que momentos antes se había alzado en su cabeza.
-Bien –exlcamó ella con resolución levantándose de la silla en la que estaba-. Creo que ya te han dado de alta, Sophie, ya que tienes una vida libre lejos de aquí, de unas cuatro agobiantes paredes, te sugiero que salgas por esa puerta con la cabea bien alta y la espalda bien ergida rumbo a la puerta. Y una vez allí disfrutes de la vida que has dado y que disfrutes de la libertad que supone, antes de que sea demasiado tarde... y lo hagas, volviendo a casa andando –acabó su broma-discurso de una forma extrordinariamente simple, haciendo que Sophie se riera.
-Claro, claro –dijo entre risas ella mientras la abrazaba nuevamente y un par de minutos después ya estaban en la calle.
Todavía hacía el viento y el frío típico del invierno a pesar de estar acabando febrero ya, pero un paseo nunca era ml recibido. Pero Matt, eso sí, llevaba en sus mantas encantamientos térmicos que impedían la entrada del frío. Iban paseando, cogidos de la mano, por un parque lleno de gente cuando Akira se separó un momento de Sophie, que en ese momento llevaba al niño.
-Espera un momento, cariño –sonrió Akira y justo después se metió entre unos arbustos. Segundos después reapareció despeinado y se acercó a la madre de su hijo, mientras que con la camina y el pantalón llenos de hojas, llevaba una mano tras la espalda.
-Pero cómo te has puesto, Akira –le regañó Sophie mirándole criticamente-. Sea lo que sea que hayas querido hacer no creo que fuera suficiente razón como para dejar la ropa así. Será mejor que me cuentes.
Él sonrió misteriosamente y tras sacudir la cabeza, sacó el brazo de su espalda. Sophie se quedó ligeramente asombrada.
Una bella rosa blanca, la más bonita que había visto jamás, su prometido se la estaba entregando. Un gesto simple y sincero, que por muy trivial que fuera, convirtió en ese día uno casi perfecto.
-Por Kiara, te amo, cariño, te amo con todo mi corazón! –exclamó emotiva ella acercándose a abrazarla rapidamente, con Matt en brazos, mientras le daba un beso emotivo.
-Lo sé, Sophie, lo sé –rió el mirándola con cariño-. Yo también te amo, amor, nunca lo olvides, si?
-No te olvdaría aunque me hecharan un obliviate –contestó ella sonriente.
Y los segundos, los minutos y un par de horas pasaron mientras la joven familia caminaba por las calle de la ciudad, decidiendo dar un paseo antes que trasladarse magicamente... por que la magia no lo es todo, y ambos lo sabían muy bien.
Charlaron y charlaron, sobre los temas más triviales y sobre los cercanos acontecimientos. Especularon sobre la más mínima cosa y se dijieron Te Quiero más de una vez. Caminando por las conocidas calles, ambos recordaban con cariño la época en la que los siete salían de la Universidad Mágica de Kioto por la noche, sin permiso de los profesores y llegaban temprano a tiempo de tomar una ducha para llegar a clases con ojeras más que sospechosas bajo los ojos.
Sin querer recordarlo, la mente de Akira viajó atrás en el tiempo, a una época posterior a la Universidad, a una de las muchas excursiones que hicieron los siete en grupo, a un día que muy a su pesar, recordaba demasiado bien.
FLASH BACK
Todos sentados en su sillón favorito del salón, charlaban sobre trivialidades en grupo, a sabiendas del día que era, una fecha especial del grupo. Todos sonreían, de alguna extraña forma, eran felices.
-... Entonces ya sabéis qué hacer, no? –sonrió una muchacha de cabellos dorados.
Todos asintieron con sendas sonrisas. Un trato hecho sin palabras, un trato de amigos. Los seis oyeron una pisadas apuradas bajar las escaleras.
-Donde estáis, chicos? –preguntó un Akira Kinomoto un año y siete mese más joven al aire.
-Aquí, Akira! –gritó Cassy desde el salón
Unos segundos después apareció el nombrado por la puerta, con una gran sonrisa y arreglado para salir.
-Se puede saber por qué os escondeis, he? –bromeó el muchacho sentándose entre Nade y Cassy.
-Por que eres el hombre más feo que la tierra ha podido contemplar –bromeó cruelmente Nathan, con muchas ganas de fastidiar, aunque sin maldad-. Hey!
-Ni se te ocurra volver a decir eso de Akira, entendido? –le amenazó Sophie que, sentada a su derecha, no le había hecho gracia ninguna la broma y le había dado una colleja.
-Tranquila, mujercita, tranquila! –aparentó Nathan arrepentirse; se dio la vuelta, y para los demás, susurró de forma que aunque intentara que ella no le escuchara, lo oyó perfectamente-. Se nota que está en sus días, muchachos, así que no os toméis demasiado en serio su carácter... Auch!
-Creo que será mejor que te calles, Jonathan Leasee, si no quieres enfrentarte a no una, sino tres víboras –le recomendó Rick, que a su izquierda, se rió de la colleja que Sophie le había dado nuevamente.
-Pero tú a quien llamas víbora, Voilett? –se enfadó Cassy, que en el sillón de enfrente suyo, le miraba colérica.
Y entonces se dio cuenta de que habían cometido un par de errores. Pero una risa fue la causa de que no acabaran con insultos mayores.
-Tranquilos, muchachos, tranquilos! –rió Akira levantándose divertido de entre su hermana y su amiga alemana-. Y bien, a donde me queréis llevar?
-Oh, bueno, fue idea de Rick –comenzó Nade siguiendo a Akira-. Al parecer su familia le llevaba allí de pequeño y creímos que sería una buena idea. Will, tienes el traslador?
-Mmmm... sí, aquí lo tengo –dijo, sacando un bolígrafo muggle del bolsillo del pantalón-. Vamos muchachos. Rick, por favor...
Todos se acercaron y Rick comenzó la cuenta atrás "Tres... Dos... Uno...". Y en apenas segundos, llegaron a su destino.
Akira se quedó en silencio, sin ser capaz de pronunciar palabra. Los otros cinco ya habían ido con anterioridad para ver el lugar y eso, mientras que Rick ya se lo conocía de memoria. Pero Akira era la primera vez que lo veía y podía decir que verdaderamente le encantaba.
Era un lugar al aire libre, sin haber sido nunca tocado por el hombre lo que preservaba su belleza. Un estanque se establecía allí, en el centro, con sus flores, sus patos, sus peces y su fauna. Más allá había una preciosa catarata, que hacía de su caída la más hermosa que había visto Akira nunca; alrededor un precioso bosque, que aun en verano, se veía precioso, con sus ojas casi totalmente colorida y la suave hierba bajo sus pies y la vista, hacía que sintiera una paz interior que reaalmene le encantaba... ese lugar, era definitivamente mágico.
Segundos después, se dio cuenta de que sus amigos le miraban atentamente. Les sonrió y charlando de asuntos sin importancia real, sacaron una pequeña cesta y se sentaron allí. Las muchachas se sacaron la ropa, y una vez en bikini todas, se fueron las tres al agua del estanque. Nathan, Will, Rick y Akira se quedaron sentados viéndolas mientras hablaban. Comentaron, se rieron y charlaron con las chicas desde la orilla.
Y de repente una ráfaga de agua les mojó a los cuatro chicos que distraídos como estaban, no la vieron venir.
-Quién fue? –preguntó enojado Will a las muchachas, que con sus caras de santas, no se delataron unas a otras-. Ahora van a ver quién es peor –declaró decidido.
Se quitó la ropa y se metió al agua, mientras que Nathan, también picado por haber mojado el bocadillo que esaba comiendo, se desvistió y se metió al agua. Pero antes de meterse, les preguntó a Akira y a Rick:
-Venís?
-No –negó Akira sonriente desde su sitio, secundado por Rick-. Ve tu, si eso vamos luego.
-Bueno, vosotros decidís –se encogió de hombros y se metió al agua, comenzando una guerra de agua contra las chicas.
Tras un segundo en silencio, Rick habló:
-Fue tu hermana –dijo divertido y sonriente Rick mirándoles con atención.
-Lo sé –dijo Akira simplemente con la misma cara que Rick.
Pasaron unos segundos más en silencio, observando la escena, cuando Akira lo rompió:
-Qué te ocurre, Rick? –le preguntó preocupado Akira, mirándole a los ojos.
-Nada –sonrió el evitando su mirada-. No me ocurre nada, Akira, nada de nada.
-Te conozco –dijo simplemente.
-Es el día de tu cumpleaños, 31 de julio, olvida por un momento mis problemas y sé feliz –le recomendó sin apartar la vista de sus amigos.
-No puedo ser feliz si tu no lo eres.
-Akira, no soy el centro de tu vida ni el de nadie. Puedes vivir sin mi, puedes ser feliz sin mi... Yo no soy indispensable en tu vida –dijo un poco más agresivo de lo que hubiera querido.
Akira no dijo nada durante unos segundos, en los que no apartó la mirada de un Rick que la evitaba.
-No me andes con rodeos, Richard. Sabes que te quiero como un hermano, por Kiara, si me da igual la sangre! Pero no quiero que me evites, nunca antes me has evitado la mirada ni un tema, ni siquiera en nuestras peores discusiones! –dijo ligeramente enojado Akira-. Dime qué es lo que te pasa, Rick, dímelo!
-No me pasa nada, Akira! –levantó la voz sin querer y sin que los demás se dieran cuenta-. Es mi vida, no tienes derecho a meterte en mis decisiones!
Un segundo después, el inteligente "Luck" se dio cuenta de que había cometido un error. Maldiciéndose a si mismo, se preguntó por qué Akira era el único que le hacía perder los estribos de esa manera.
-Qué...? Qué se supone... qué se supone que has hecho Ricard Voilett? –inquirió Akira ya sin enojado, sino tremendamente preocupado.
-No he hecho nada –contestó mordazmente.
-No me pienso callar solo por un capricho tuyo, Richard... De una manera u otras sé que es importante lo que has hecho y que no lo has compartido con nosotros, conmigo! De verdad te parece nuestra relación tan trivial como para no hacerme saber la enorme decisión que has tomado? –Akira parecía atónito y enormente preocupado por Rick.
Rick seguía con la mirada fija en los muchachos del agua, sin apartar la mirada de ellos ni una sola vez. Akira se estaba comenzando a exasperar: Rick estaba llendo demasiado lejos.
-Primero, no es un capricho mío, Akira Kinomoto; segundo, no sabes lo que he hecho ni la importancia o repercusión de lo que he decidido; tercero, no tengo por qué contarte toda mi vida, es mía y aunque seas mi amigo, no tienes derecho a opinar ni a saber todo de ella –le dijo friamente, sabiendo el daño que aquellas palabras le habían causado y mirándole a los ojos por primera vez.
Y Akira se levantó con tanta fuerza y susto, que Nade, Cassy, Sophie, Nathan y Will se le quedaron mirando preocupados. Pero ninguno se fijó en la fría y despiadada cara que Rick estaba luciendo.
-Ocurre algo, Akira? –le llamó su hermana, doblemente preocupada por Akira que los demás.
-Qué...? Si... digo no... Bueno, el colgante... están atacando un pequeño pueblo a las afueras de Tokio –dijo sacando de repente un calgante de entre sus ropas. Hasta ese momento no se había dado cuenta de lo caliente que estaba, que casi le quemaba.
Mientras miraba fijamente a su amigo, con unas sospechas extrañas e inverosímiles acerca de su comportamiento, los demás habían salido rapidamente del agua y se estaban vistiendo a toda prisa.
Y sin que ninguno de ellos lo notara, Rick se había levantado y acercándose a Akira, le susurró a la oreja:
-Vigila siempre a tu espalda, Akira, vigila siempre.
Y tras escuchar esa voz sin sentimientos, a la que no sabía que sentido poner (N/A: léase amenaza, recomendación, etc.), Nade les llamó la atención.
-Akira, Rick, ya estamos –les llamó ella con una calma que no sentía.
-Bien –sacudió Akira los pensamientos de su cabeza mientras les tendía el colgante, sabiendo la mirada de Rick en su nuca-. A la de tres...Uno... Dos... Tres...
Y se aparecieron en el lugar inducado. Numerosas capas negras ondeaban al aire, mientras que decenas de ojos les observaban tras máscaras blancas. Akira podía decirse a si mismo que las conocía demasiado bien.
-Cories Esler! –oyeron una voz femenina gritarles bajo una de esas máscaras.
Distraídos como estaban, la esquivaron a duras penas. Cassy, a quien practicament le había dado, pronto se enzarzó en una lucha contra ella y los mortífagos.
-Dansarlius! –intervino Nathan, tomándose eso como algo personal.
Pero pronto más mortífagos se le unieron a esa mujer, que también Akira conocía demasiado bien, y sin embargo, ni siquiera la estaba mirando.
Como ajenos al mundo, a la batalla que les rodeaba, las poderosas miradas de Akira Kinomoto y Richard Voilett se enfrentaban. Akira al fin comprendió lo que Rick había hecho... pero no lo podía creer¡No lo quería creer!
-No... Rick, tu no... dime que no es lo que pienso... –rogó Akira en un susurro casi inaudible.
-No se lo que estás pensando Akira –contestó mordazmente Rick.
-Oh, Kiara... no! Porqué has hecho esto, qué es lo que te han dicho? Ellos destruyerona tu familia, Richard, no nosotros: ELLOS! –exclamó Akira dolido.
-Tu no sabes... no, tu no entiendes... Claro que no! El gran y poderoso Kinomoto no sabe nada de la vida de los demás, porque: qué le importa si los demás mueren mientras pueda tener su fortuna? Yo te lo diré: nada! –le contestó friamente.
-Sabes que eso no es verdad! Tú eres mi hermano, ven con nosotros, Rick, no cometas una estup... –pero no le dejó acabar.
Rick había hechado al cielo unas chispas moradas. Debía ser una señal entre ellos, por que todos los mortífagos centraron sus objetivos en Richard y Akira. Asimismo, entre el clamor de la batalla, un silencio inusual llenó toda la plaza principal.
-Rick... qué es lo que estás haciendo? –tanteó Nadeshiko con temor bien ocultado.
Pero solo la miró friamente, como a los demás, cuando levantó su varita y mientras se apuntaba a si mismo convocó una túnica negras y una máscara blanca. Entre la gente, se oyeron asustados gritos de gente que le conocía, casi de toda la vida, que no podían creerlo.
Sus amigos, que al parecer no se lo creían, no había hablado ni se habían movido.
Una vez vestido gracias a la magia, Rick levantó la varita en dirección a Akira lentamente sin que este pudiera hacer nada.
-Atarios Adesten –gritó con fuerza.
-Protegos Máximos! –se defndió Akira gracias a la magia sin varita.
Rapidamente comenzó la verdadera batalla, liderada por su antiguo amigo, sub dirigida por la mujer que más odiaba en el mundo...
... y todo sin poder creer lo que había sucedido en los últimos minutos...
FIN FLASH BLACK
-Akira? –oyó a Sophie llamarle por su nombre.
-Sí, Sophie?
-Qué pasó? Te veo distraído... –comentó preocupada ella mirándole a los ojos.
-Nada... –sonrió melancólico- solo recordaba, amor, no pasaba nada.
Ella le miró preocupada pero no dijo nada. Se abrazó a Akira fuertemente, con Matt en brazos y siguieron caminando tranquilamente.
Pero Akira seguía recordando...
... Se puede saber por qué os escondeis, he? –bromeó el muchacho sentándose entre Nade y Cassy...
... Ni se te ocurra volver a decir eso de Akira, entendido? –le amenazó Sophie...
... Pero tú a quien llamas víbora, Voilett? –se enfadó Cassy, que en el sillón de enfrente suyo, le miraba colérica...
... Oh, bueno, fue idea de Rick –comenzó Nade siguiendo a Akira-. Al parecer su familia le llevaba allí de pequeño y creímos que sería una buena idea. Will, tienes el traslador?...
... Quién fue? –preguntó enojado Will a las muchachas, que con sus caras de santas, no se delataron unas a otras-. Ahora van a ver quién es peor –declaró decidido...
... Fue tu hermana –dijo divertido y sonriente Rick mirándoles con atención...
... Lo sé –dijo Akira simplemente con la misma cara que Rick...
... Es el día de tu cumpleaños, 31 de julio, olvida por un momento mis problemas y sé feliz –le recomendó sin apartar la vista de sus amigos...
... No me andes con rodeos, Richard. Sabes que te quiero como un hermano, por Kiara, si me da igual la sangre! Pero no quiero que me evites, nunca antes me has evitado la mirada ni un tema, ni siquiera en nuestras peores discusiones! –dijo ligeramente enojado Akira-. Dime qué es lo que te pasa, Rick, dímelo!...
... Qué...? Qué se supone... qué se supone que has hecho Ricard Voilett? –inquirió Akira ya sin enojado, sino tremendamente preocupado...
... No he hecho nada –contestó mordazmente...
... Qué...? Si... digo no... Bueno, el colgante... están atacando un pequeño pueblo a las afueras de Tokio –dijo sacando de repente un calgante de entre sus ropas. Hasta ese momento no se había dado cuenta de lo caliente que estaba, que casi le quemaba...
... Oh, Kiara... no! Porqué has hecho esto, qué es lo que te han dicho? Ellos destruyerona tu familia, Richard, no nosotros: ELLOS! –exclamó Akira dolido...
... Tu no sabes... no, tu no entiendes... Claro que no! El gran y poderoso Kinomoto no sabe nada de la vida de los demás, porque: qué le importa si los demás mueren mientras pueda tener su fortuna? Yo te lo diré: nada! –le contestó friamente...
... Rick... qué es lo que estás haciendo?...
... Y sin que ninguno de ellos lo notara, Rick se había levantado y acercándose a Akira, le susurró a la oreja: "Vigila siempre a tu espalda, Akira, vigila siempre"...
...Vigila siempre a tu espalda, Akira, vigila siempre...
...Vigila siempre a tu espalda, Akira, vigila siempre...
...Vigila siempre a tu espalda, Akira, vigila siempre...
-Vigila siempre a tu espalda, Akira, vigila siempre...
-Akira? –le volvió a sacar Sophie de sus pensamientos. Esta vez estaba se había parado y le miraba a los ojos muy preocupada exigiendo de una vez por todas una respuesta.
-Vigila... –pero sin hacerla mucho caso, se dio la vuelta con una corazonada. Una corazonada que le hacía estallar el corazón en el pecho, que hacía que cada latido doliera más que el anterior.
Y Sophie no pudo esta más sorprendida cuando escuchó a Akira gritar...
-SOPHIE, CORRE Y APARËCETE EN CASA!
Fin del capítulo diez
Bueno, bueno... qué podría decir respecto al retraso? Que lo siento, mil y una veces, pero no pude actualizar antes.
No voy a poner una escusa al estilo "Tuve muchos Exámenes" "No tuve tiempo" o "Se me estropeó el ordenador" por que eso sería ser hipócrita y no hay otra cosa que yo más odie que a la gente hipócrita y mentirosa. Voy a decir la verdad: cada vez que me ponía a escribir no me salía una sola frase, el ordenador ibaa más lento que un camión de carga y la pereza del escritor haciendo resultados. Puede parecer una razón barata sacada de una revista del "Prica", pero es la verdad y no voy a decir otra cosa.
Ya al principio sabía que iba a tardar en subir, quizá bastante. A sí que tardé un poco más en subir el capy (que un poco más no se nota ;) ) e intenté hacerlo más largo. A sí que hoy mismo, hece un par de horas que acabé de escribirlo y decidí subirlo. Intenté arreglarlo especialmente para subirlo en 31 de octubre, en Halloween, y así tener una motivación extra para acabarlo antes. Por que, para qué fan de esta sucesión de libros no es una fecha especial para recordar? ;D
No sé como os parecerá el capítulo: si aburrido, lento, sin emoción, divertido... No lo sé. Pero si os parece aburrido, quiero decir que este es especialemente un capítulo de detalles. Igual que el anterior. Y que a partir de ahora, si a mis ideas no las tuercen el teclado del ordenador, pronto comenzaremos a descubrir los detalles y esas cosas. Este no va a ser un fic especialmente largo, aviso, y seguramente no tenga secuela.
Pero me estoy alargando demasiado con esta nota (tanto tiempo sin escribir hace que luego escriba de más, no os parece?). Pero bueno, me despido, ok:
Un saludo
Orhen Shiy
Reviews:
Elemnth Reload: Hola! Bo, lo de tardar en actualizar va para largo, como verás ahora... bueno, la explicación ya está arriba, no voy a arepetirla, pero de verdad siento haber tardado tanto. Aunque creo que para la nueva historia la empezaré a subir cuando estea acabando esta, no quiero tener a dos manifestaciones (en vez de una) de lectores de fics clamando que actualice. Pero bueno, en cuanto la suba ya aviso por aquí ;). Muchas gracias por tu review, por la paciencia y eso. Grax! Chao!
Sanarita31: Bueno, las discusiones bonitas bonitas no fueron, pero tienen su truquillo XD. Bueno, lo que dije de "Y entonces lo supo" no tiene mucha relevancia, es una frase medio al azar, como "Y entonces supo que su hija haría lo que quisiera" o "Y entonces supo que respetaría su decisión"... bueno, nada importante. Oh, siente haber tardado tanto! No quise, pero las cosas suceden así... Bueno, mucha gracias por la paciencia y espero ver un nuevo rr pronto ;). Bye bye!
Kain Radamthys: Heyyy, un gallego! Pensaba que habría pocos o ninguno por aquí, la verdad suelen ser (los españoles) o andaluces o catalanes. Yo soy de Coruña, al parecer somos vecinos ;). Pero bueno, mejor así ;D. Bueno, supongo que lo del final de los capis es un halago XD (y yo tan feliz D). Espero ver que dejas otros review pronto ;D. Jajaja! Moitísmas gracias polo review, anímame saber que alguén da miña zona lle gusta o meu fic. Moitos bicos dende A Coruña. ¡Adeus! (Jajajaja!)
Seika: Hola! Qué puedo decirte? La verdad no se me ocurre nada... El pequeño Matt le envía muchos saludos a su madrina, que la hecha de menos, y que quiere visitarla pronto. El otro día ha hecho un dibujito precioso (Hay que entenderlo, tiene cinco años...!) de el y su tía, ya te lo enseñará ;D! Aquí de nuevo otro capi, y (voy a repetirme a conciencia) muchas gracias por la paciencia y por el review... bueno, ya lo he dicho de nuevo XD. Ya me dirás qué te parece el capítulo, he? Muchos bss! Chao!
