A POR TODAS
El día no se presentaba bueno. Últimamente en la Sociedad de Almas habían disfrutado de días soleados y despejados, con temperaturas agradables, pero hoy era diferente. El cielo había aparecido de un color gris oscuro que sumía en la más profunda oscuridad las calles y pasadizos, un frío viento soplaba travieso, y el sol no se dignaba a salir para compartir un poco de su calidez con los sorprendidos habitantes. Esto hubiera sido normal si estuvieran en invierno, o incluso en otoño, pero es que estaban en pleno verano y era algo extraño.
Los capitanes paseaban por las calles, observando el panorama, y fascinados por la increíble tormenta que se acercaba. Tendrían que tomar algunas medidas, para que las partes más pobres del Rukongai no sufrieran grandes desperfectos.
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Mientras tanto, Renji descansaba en su habitación, dispuesto a quedarse todo el día en la cama sin mover ni un músculo. Estaba demasiado agotado, demasiado cansado como para levantarse un nuevo día y verla a ella, intentar sonreírle con naturalidad, algo difícil cuando estas hecho polvo por dentro. Pero de pronto, le vino a la mente una imagen, la cara sonriente de la dulce Hinamori. "Ayer hice que se preocupara por mí, me porté como un tonto, pero ella me ayudó…, no puedo dejar que más gente se preocupe por mí¡me niego!". El pelirrojo pegó un salto de la cama, y después de ducharse, se puso su traje de shinigami, y salió por la puerta, dispuesto a pasar un día más de amargura, nada más lejos de la realidad…
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Sus grandes ojos se asomaban por la ventana para ver el fascinante cielo grisáceo que se extendía ante ella. Su mirada, firme y determinante, en su mente un único pensamiento la rondaba: "Esto no puede seguir así, tengo que ser fuerte, tengo que atreverme¡tengo que acabar con esta estúpida situación, hoy definitivamente es el día, hoy Renji sabrá lo que siento por él, por fin podré liberarme de estas cadenas que aprisionan mi corazón, por fin…". Rukia parecía muy segura de sí misma y dispuesta a todo, así que salió de la habitación con el único propósito de confesarle a Renji sus sentimientos.
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Hinamori se dirigía hacia la habitación de Hitsugaya, ya que ella bien sabía que a él le gustaba mucho dormir y casi siempre tenía que ir a despertarlo. La chica se sentía bien, había logrado hacer sonreír a Renji el día anterior, y eso la reconfortaba. Aligeró el paso, ya que era algo tarde, pero de pronto se paró en seco. Alguien la había asaltado por la espalda, y le había puesto las manos en los ojos cariñosamente, ella le siguió el juego.
"Mmmm, veamos¿quién puede ser¿quién puede ser? …", Hinamori estaba quieta, no se movía, pero había una pícara sonrisa en su cara. De repente en un rápido movimiento, sus manos fueron a parar a la zona noble de su compañero de juegos. "¡Te pillé, Hitsugaya-kun!" exclamó la chica con energía.
"¡Aaaaargh¿¡qué demonios haces Hinamori?". Las manos que tapaban el rostro de Hinamori se quitaron repentinamente, y ella se dio la vuelta lentamente, hasta ver a su sorprendido compañero…
"¡Ah!", la chica no pudo evitar dar un gritito, "¡A…Abarai-kun!...". Se puso roja como un tomate, e incluso temblaba levemente debido al subidón de adrenalina. "Yo…yo…".
"¡Joder, Hinamori! A ver si te controlas un poco, porque no veas…", Renji también se había ruborizado pero no podía evitar sonreír descaradamente.
"Yo…yo… ¡yo no quería!".
"Tsk, pues menos mal que no querías, porque si llegas a querer…", el pelirrojo intentaba quitarle importancia a lo sucedido, pero lo único que hacía era poner más nerviosa a la pobre chica.
"¡Abarai-kun¡no digas eso, es sólo que yo… bueno, yo creía que…", Hinamori se puso más roja aún.
"¡Ja, ya se lo que creías…", dijo Renji con una maliciosa sonrisa, "¡Oh, Hitsugaya-kun, ven aquí, ven, vayamos a jugar un rato a los papás y las mamás, siiiii, vamos!", Renji no paraba de hacer carantoñas y ponía voz de chica.
"…", la vergüenza de Hinamori se transformó en ira, "Abarai-kun… ¡te odio!", se dio la vuelta y se dispuso a marcharse con los puños cerrados.
"Hey, Hinamori, sabes que sólo es una broma, en serio, que a mí me da igual que tú y Hitsugaya juguéis a los papás y a las mamás, así que…".
Hinamori le dirigió una mirada asesina y echó a andar.
"Jajaja¡oye! Espérame, no me digas que te has cabreado¡venga ya! Sólo ha sido una broma, además yo sí que debería estar cabreado ya que me has tocado algo sin mi permiso¿recuerdas?".
Hinamori se paró, lo miró y le extendió su mano, "está bien, estamos en paz".
"Je, de acuerdo", y se dieron la mano, a la vez que los dos sonreían, seguramente recordando todo lo sucedido.
Al instante, ambos giraron la cabeza, notaron la presencia de un shinigami que se acercaba a su posición.
"Será Hitsugaya-kun", dijo Hinamori.
"No, es ella…", murmuró Renji.
Rukia apareció por la esquina, cuando divisó a los dos subcapitanes, sonrió. Renji agachó la cabeza.
"¡Ohaio, hey Hinamori-chan, cuánto tiempo¿qué tal estás?".
"Ohaio, Rukia-chan. Estoy bien, aunque no me gusta mucho la pinta que tiene el cielo hoy".
"Sí, la verdad es que pinta bastante mal. Pero bueno…".
Los tres se quedaron en silencio, observando el cielo.
"Hey, Renji…", el corazón de Rukia se aceleró, "si no estás muy ocupado me gustaría que habláramos…". La reacción de Renji fue instantánea.
"Lo siento, Rukia, pero ahora no puedo¿verdad Hinamori?.
"¿Eh?", la chica lo miró sorprendida.
"Es que nos han mandado ir a los barrios más pobres del Rukongai, para ayudar a la gente a reforzar la zona, ya sabes, por lo de la tormenta que se aproxima", a Renji se le hizo un nudo en la garganta, no le gustaba nada mentir a Rukia, pero en aquel momento, no se sentía capaz de hablar con ella.
"Ah, ya veo…", la sonrisa de su cara se borró.
"Bueno, vámonos Hinamori", Renji la agarró por el brazo y tiró de ella, "¡nos vemos, Rukia!".
"Sí, nos vemos…".
El chico echó a correr, no podía soportar ver la cara que se le había quedado a Rukia. "¿Qué querrá decirme¿A lo mejor me quiere decir a la cara lo que ya sé, que no me quiere¿O quizás piensa contarme sus planes para irse a ver a Kurosaki próximamente?", Renji estaba tan absorto en sus pensamientos que no se dio cuenta de que ya estaban bastante lejos de Rukia, y de que aún agarraba el brazo de Hinamori.
"Hey, hey, hey, me haces daño, Abarai-kun...".
Renji reaccionó, soltó el brazo de Hinamori, y observó que le había dejado una marca alrededor del mismo.
"Lo siento…", el gesto de Renji se tornó triste.
"No… no pasa nada… tranquilo", la chica no sabía cómo interpretar lo que acababa de suceder, "esto… ¿por qué has actuado así¿por qué has mentido a Rukia?".
El teniente agachó aún más la cabeza, como si al hundirla en su pecho, fuera a desaparecer el dolor… "yo… no puedo… no puedo hablar con ella…".
Hinamori ensanchó los ojos, y se fijó en cómo una lágrima resbalaba por el rostro del pelirrojo. Todo su cuerpo se tensó. "¿Qué le pasa¡¿Está llorando!".
"Ehm… esto…", Hinamori agarró con dulzura la cara de Renji para que sus miradas se encontraran, el chico parecía destrozado por dentro, "Abarai-kun…, quizás no sirva de mucho, pero… ¿me quieres contar lo que te pasa, seguramente no se lo hayas contado a nadie, y a lo mejor y solo a lo mejor si me lo cuentas te puedes sentir mejor, o quién sabe, podría incluso aconsejarte", la subcapitana sonrió dulcemente.
Renji se sintió bien al ver esa sonrisa amistosa, y asintió con timidez.
…
Después de escuchar toda la historia, Hinamori no salía de su asombro. Ella siempre había pensado que Renji sentía algo por Rukia, era obvio, pero no a tales extremos. Después de analizar la situación mentalmente, y ver el rostro de Renji que le imploraba consejo con la mirada, se decidió a dar su opinión.
"¿Pero tú eres tonto o qué te pasa?", la voz de la chica sonó demasiado seria, y Renji puso cara de extrañado, "joder Renji, yo sabía que tú eras corto¡pero no tanto!".
"¡Hey¿Por qué me dices eso? Se supone que tendrías que ser comprensiva y agradable…".
"Vamos a ver… ¿tú te das cuenta de lo que estás haciendo¡la estás dejando escapar¡la estás perdiendo¿es eso lo que quieres?", Hinamori hablaba muy seriamente.
"Pero… yo… no quiero perder su amistad, pero tampoco quiero que me restriegue lo bien que está con Kurosaki…".
"¡Abarai-kun!", la chica le pegó un golpecito en la cabeza para que reaccionara, "¿tú crees de verdad que ella quiere hablarte para decirte eso? Porque yo creo que nooooo. Además Rukia-chan es muy lista, no querría hablar contigo si su respuesta fuera mala, si quiere hablarte seguro que es porque siente lo mismo".
Renji parecía perplejo, no se había parado a pensarlo de esa manera, "es cierto, ella me evitaría y agacharía la cabeza si fuera algo malo, pero no, sonríe y me mira a la cara con la cabeza alta, entonces eso quiere decir que es algo bueno¿no?".
"¡Claro! Tienes que escuchar lo que tiene que decirte¡tienes que hablar con ella cuanto antes¡antes de que se arrepienta!".
"S…sí… ¡tienes razón¡tengo que escuchar lo que me tiene que decir! Yo, yo tengo que…", la voz del chico sonaba nerviosa y excitada, las palabras de Hinamori le habían dado alas, habían despejado todas las dudas de su mente, y ahora sólo quería verla, y… escucharla.
"¿A qué esperas¡Vamos, vete a buscarla¡Venga!", dijo Hinamori alegremente.
"¡Sí, sí¡Me voy a buscarla!", el pelirrojo echó a correr torpemente, mientras le dirigía unas últimas palabras a Hinamori, "¡hey¡Hinamori¡arigatouuu!".
Hinamori sonrió satisfecha, se sentía genial: "¡Corre, Renji!".
"¡Eh¡Me has llamado Renji¡Por fin!", los dos sonrieron mientras el chico se perdía destrás de la esquina.
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