LA CHISPA ADECUADA

El teniente corría a toda velocidad como alma que lleva el diablo por todo el Seireitei en busca de su amada. El viento soplaba fuerte y le dificultaba el avance, pero sus ganas de encontrarla podían más que las fuerzas de la naturaleza. Miraba en todas direcciones, nervioso e intranquilo, ansioso por encontrarla. Tan despistado andaba que no consiguió parar a tiempo cuando vio que el pequeño capitán de la división 10 venía de frente…

El choque fue tremendo, tanto que Hitsugaya comenzó a echarle la bronca: "Joder Abarai¿es que estás ciego o qué? A ver si tienes un poco más de cuidado porque…", paró en seco, al observar que Renji se levantaba rápidamente e ignoraba lo que él le estaba diciendo.

"Oh, lo siento, Hitsugaya, pero es que tengo mucha prisa, y bueno, me preguntaba si has visto a Rukia por aquí", dijo sonriendo.

"Pues no, no la he visto. En fin, este chico no tiene remedio", soltó mientras retomaba su camino.

"¡Hey¡Una última cosa!"

"¿Qué es lo que quieres ahora?", la voz de Shiro sonaba malhumorada.

"¿Tú le has dicho alguna vez a Hinamori que la quieres?"

"¿QUÉ?", sus ojos se abrieron como platos al escuchar aquella pregunta, a la vez que un ligero rubor cubría sus mejillas.

"Me has escuchado perfectamente¿se lo has dicho o no¡Contesta!"

"Pues… pues… ¡y a ti qué te importa!", intentó parecer tranquilo y calmado, pero falló.

"Jajaja, ya veo que no. Pues acepta este consejo: díselo antes de que sea demasiado tarde. Hinamori es una chica encantadora y estoy seguro de que no sería de tu agrado que acabara con otra persona que no fueras tú, así que ya sabes¡lánzate!"

Renji intentó enfrentar ahora la mirada del capitán, pero fue imposible, ya que éste estaba tan nervioso que le dio la espalda rápidamente. Sonrió para sí mismo, y siguió su camino.

Cuando ya había estado en todas partes, recordó que aún le quedaba un lugar por visitar. Se dirigió rápidamente al árbol en el que solían jugar Rukia y él cuando eran apenas unos niños, y observó entusiasmado como una silueta se balanceaba en una de sus ramas. Sin duda, tenía que ser ella…

Se acercó con decisión, y comprobó que Rukia, la chica que él siempre había amado, estaba allí, con la mirada perdida, y jugando instintivamente con su cabello. Incluso le daba apuro sacarla de sus pensamientos, pero en un instante, se lanzó.

"¡Hey¡Rukia¡Baja de ahí!", gritó, no sin un atisbo de duda.

Rukia se sorprendió, no lo esperaba allí, al menos no tan pronto. Una sensación de alegría la envolvió, a la vez que sentía que no quería verlo. Bajó la mirada, para encontrarse con la de él. Un escalofrío recorrió el cuerpo de ambos. Pero Rukia no estaba dispuesta a ceder tan pronto, después del desplante que él le había hecho anteriormente. Así volvió a dirigir su mirada al infinito e hizo como si no hubiera nadie allí abajo.

" Venga, Rukia, baja de ahí, sabes que tenemos una conversación pendiente…"

Una de las especialidades de Rukia era hacerse la dura, pero habiendo oído las palabras 'conversación pendiente' salir de la boca de Renji, su castillo de naipes cayó pronto al suelo.

"Está bien, ya bajo…", de un salto tocó el suelo, con tal exactitud que fue a caer justo enfrente del que amaba.

Toda la determinación de Renji se vino abajo cuando la tuvo enfrente, las dudas lo volvieron a asaltar, y empezó a elaborar en su mente el discursito que le iba a soltar según lo que ella le dijera. Pero no le dio tiempo a montar conjeturas, pues Rukia habló…

"Abarai Renji…", dijo en un tono serio, la sangre de Renji se heló al escuchar su nombre completo de los labios de Rukia, "…yo, tengo algo que decirte, y voy a decírtelo… así que tú sólo escúchame¿vale?". Renji asintió mientras tragaba saliva y se preparaba para asimilar lo que ella tenía que decirle. Rukia cerró los puños.

"Yo…", la seguridad que Rukia había mostrado en sus anteriores palabras se desvaneció por completo, dejando que un aura de nerviosismo la envolviera, le costaba ponerle palabras a sus sentimientos, pero sabía que no podía quedarse callada, él tenía derecho a saberlo. Renji se percató de las dificultades que Rukia estaba pasando, y en un acto impulsivo la agarró de la mano, "te escucho, no tengas miedo", dijo con voz dulce. Esto reconfortó a Rukia. Por fin, se atrevió a decir lo que tanto ansiaba…

"Yo… te quiero Renji, es tan simple como eso, siempre has estado a mi lado, cuidándome y protegiéndome, siempre dándolo todo por mí, y yo… bueno, ya sé que a veces soy una molestia, pero… quiero darte todo lo que tengo"

Ahora era Renji el que era incapaz de reaccionar, las palabras de Rukia le habían llegado tan hondo que recuperarse de aquello le iba a costar. Antes incluso de que asimilara todo aquello, Rukia lo abrazó inocentemente, lo cual hizo que Renji despertara de su sueño, correspondiéndola. Se sentía dichosamente feliz. Por fin había alcanzado su sueño, su meta, su amor. Rukia alzó la cabeza y buscó los labios de él. Se fundieron en un tierno y cálido beso. Un beso ansiado y deseado por los dos. Gotas de lluvia empezaron a caer, relámpagos y truenos sonaban por todos lados, pero a ellos no les importaba, estaban perdidos entre los besos y las caricias que se profesaban. Les daba igual mojarse, querían quedarse así para siempre juntos, porque por fin, la chispa adecuada se había prendido.