Hola! Si, es verdad, me tarde una eternidad en actualizar, y también es verdad que a muchos les había prometido que lo iba a terminar pronto, pero, lamentablemente lo peor que a un escritor, pseudo escritor, aficionado o lo que sea le puede pasar me paso: perdí la inspiración . Tengo todo en la cabeza, las ideas terminadas, el final, pero no encontraba la forma de plasmarlas en papel…en fin…un horror, pero, por suerte pude hacerme un tiempo, sentarme en la pc y obligarme a escribir este chapter de una vez por todas, me imagino que muchos querrán saber que cosas envuelve la misteriosa nota. Ok, dejo de hablar y los dejo que lean en paz, espero que les guste (por favor que les guste!), dejen sus reviews y recuerden: penúltimo capítulo!
Capítulo 9: "Paenitentia"
Los viejos y cansados ojos de Dumbledore la observaban con decepción, sin embargo, sus labios estaban curvados de forma que simulaban una sonrisa, como si la situación en la que se encontraban lo divirtiera de alguna u otra manera. Con los brazos cruzados sobre su pecho, las manos cubiertas de un sudor frío, intentaba no demostrar lo temerosa que se sentía. Golpeteando los pies contra el duro suelo, posaba la mirada repetidamente en los cuadros que adornaban el despacho del director, intentando parecer sumamente concentrada en eso y no en lo que vendría después. Para su asombro la persona que estaba sentada del otro lado del escritorio parecía no importarle demasiado el silencio que se cernía sobre ellos, por el contrario, Hermione comenzaba a creer que disfrutaba de ese momento tan incómodo como inesperado. Finalmente, y dado lo grave de la situación, no tuvo más opción que encontrarse con la cara de Dumbledore, quien la seguía mirando fijamente.
-Srita Granger –comenzó haciendo una pequeña pausa entre sílabas- ¿está usted verdaderamente consciente de lo que ha hecho, merece un severo castigo, sin lugar a dudas. Esta vez se ha extralimitado, esto fue mucho más que una simple travesura
-No entiendo de lo que me está acusando profesor- mintió la chica rehuyendo la mirada-si tuviera la amabilidad de explicarme que me esta queriendo decir…-dijo con un ademán-
-Usted sabe perfectamente de lo que le estoy hablando, y no vale la pena que lo niegue, se lo advertí Srita, así que por favor por lo menos tenga el honor suficiente de aceptar su castigo
-No voy a permitir ser castigada por algo que no he hecho, y menos sin saber de lo que se trata, lo siento profesor, pero ¿de que estoy siendo acusada exactamente?
-Muy bien –exclamó con un suspiro- si le cuesta semejante trabajo recordar, creo que no perderé nada refrescando su memoria- se aclaró la garganta- en el Baile de Navidad una alumna, que usted bien conoce, fue atacada, envenenada para ser exactos, y debo admitir que todo apunta a que usted haya sido la causante de tal atrocidad
-Aguarde un segundo-interrumpió con un temblor en la voz-Gaia Grosjean es mi amiga, ¿Por qué querría envenenarla? Probablemente yo sea la única persona que ha salido de veras afectada por este asunto
-De eso no tengo ninguna duda, Srita Granger, la conciencia no la deja en paz ¿verdad? La envidia, los celos y el resentimiento pueden ser los peores sentimientos que una persona puede albergar, y uno de los móviles más poderosos también, hay que reconocer, pero haremos una cosa, voy a dejar que se defienda, que me dé una coartada lo suficientemente creíble y ya veremos que medidas tomamos, ¿le parece?
-No me parece en absoluto-expresó en un grito y levantándose de pronto-yo no soy capaz de un acto tan vil, con todo respeto profesor, no tiene ni una simple prueba fehaciente de que yo haya sido la persona que envenenó a Gaia. Es inaudito, injusto, sin mencionar que no puede desconfiar así de mí
-¿Y porque no, nadie esta exento de equivocarse en esta vida y creo que lo suyo fue una equivocación, nada que no pueda arreglarse, a su debido tiempo por supuesto, ya que se nos ha hecho difícil conseguir el suministro de antídotos-comentó-además no me ha proporcionado la coartada que le pedí, quizás prefiera que mande a llamar al señor Weasley o mejor aún, al señor Malfoy, capaz él pueda aclarar las cosas que parece costarnos tanto
-¡No!-gritó sin intención- no creo necesario llamar a nadie, mucho menos al maldito de Malfoy que no tiene nada que ver con esto, le estoy diciendo la verdad Profesor, no tengo más que mi palabra que le estoy diciendo la verdad como prueba, ¿Por qué mejor no llama a Harry? Estoy completamente segura que fue él quien lo hizo, se comporta de manera muy extraña y sospechosa últimamente…
-¿Harry, ¿Harry Potter, dudo que el muchacho tenga algo que ver en este embrollo, pero si así lo quiere, lo mandaré a llamar ahora mismo, por favor, siéntese mientras aguardamos que llegue
La joven tomó asiento, se frotaba las manos con impaciencia, arrepentida de haber nombrado a Harry puesto que sabía que el no tenía nada que ver y que con toda seguridad terminaría por contarle su amorío con Malfoy y echara a perder todas las excusas que había dado, directo a la basura. Pocos minutos pasaron cuando el muchacho de ojos verdes entró en el despacho con una brillante sonrisa en su rostro. Miró a Hermione y la saludó con la mano, para luego sentarse desinteresadamente en el escritorio del director.
-¿Cuál es el problema?-preguntó en un bostezo- me estoy perdiendo una genial clase de Defensa Contra las Artes Oscuras
-El problema Harry es el siguiente: la Srita Granger y yo intentamos encontrar el culpable del trágico envenenamiento de la alumna de Ravenclaw, Gaia, pero aún no hemos dado con ningún nombre, entonces su amiga aquí presente sugirió que usted quizá tenga las respuestas
Harry arqueó las cejas, mientras una sonrisa comenzaba a dibujarse en su rostro otra vez y de sus ojos emanaba un chispeante fulgor, divertido
-¿Yo? ¿y por que yo tendría que saber que le ocurrió a esa chica? Ni siquiera la conozco…Malfoy la conoce, incluso el estaba saliendo con ella, ¿Por qué no le preguntan a él?
-Es lo que intenté hacer, pero la Srita Granger se rehúsa de lleno a llamar al señor Malfoy, por lo que no me queda más opción que castigarla a usted Srita Granger…
-No creo que eso sea necesario Profesor, Hermione estuvo toda la noche conmigo, no creo que haya tenido tiempo para envenenar a alguien, se lo aseguro – interfirió tomando del brazo a la muchacha de cabellos castaños quien lo miraba con increíble sorpresa- así que creo que lo mejor será que busque por otro lado, nosotros le prometemos que haremos todo lo que está a nuestro alcance para encontrar al culpable, a fin de cuentas, es amiga de Hermione ¿no es cierto Mione?
La chica tragó saliva y en un imperceptible susurro aseveró lo que Harry había declarado.
-Entonces creo que todo está aclarado, pueden retirarse ya, gracias por tu cooperación Harry, y en cuanto a usted Srita Granger- dijo acercando los labios a su oído para que Harry no pudiera oírlo- la estaré vigilando, no crea que no se la verdad, no hay secretos dentro de estas paredes, le aconsejo que tenga cuidado…
La Gryffindor salió del despacho de Dumbledore dando pasos apurados, como si el hecho de alargar su estadía allí hiciera que la verdad salga a la luz. Cuando estuvo lo suficiente lejos y para que nadie escuche, dirigió su cabeza hacia Harry quien continuaba observándola en silencio.
-¿Por qué lo hiciste? – le preguntó en tono de reproche- no necesito tu ayuda ni la ayuda de nadie. Sabes bien que no estuve contigo esa noche, no entiendo porque tuviste que defenderme
-¿O sea que fuiste tu quien enveneno a esa pobre chica? –interrogó arqueando una ceja-que patética eres…¿quieres saber porque le mentí a Dumbledore?- Hermione asintió-podría decirse que si nuestro querido director te hubiera castigado, sería un obstáculo en mis planes…
-¿Planes? ¿a que te refieres? ¿Qué tipo de planes?
Pero Harry ya se había ido, sin responder ni una de sus preguntas, silbando por lo bajo una alegre tonada. Algo estaba mal. Él no silbaba ni lo había hecho jamás.
"CS"
-¡¡Ronald, Ronald, espera!-gritaba corriendo tras el pelirrojo- ¿Qué tienes, ¿Qué es lo que te sucede, ¿Por qué diablos estás enojado conmigo?
En ese momento Ron se paró en seco, dio la vuelta, enfrentando su rostro contra el sudoroso semblante de Hermione. Sus ojos azules echaban chispas escalofriantes.
-No estoy enojado contigo- le dijo con un hilo de voz- me das asco, y no puedo creer que te hagas llamar mi mejor amiga…¡mejor amiga! Maldita sea, yo estaba esperándote como un idiota en el Baile, esperando que mi hermosa acompañante regrese y ¿que es lo que mi dulce y pura pareja hacía? ¡se acostaba con Malfoy!...¡Malfoy!-volvió a decir con más fuerza-
-Baja la voz Ronald, no quiero que todo el colegio se entere que estamos manteniendo una discusión –lo tomó del brazo y lo apartó hacia un rincón- yo no estaba con nadie, solo fui a pedir unos tragos y cuando volví, tu ya habías desaparecido, fuiste tú el que me abandonaste, no yo
-Eres una miserable mentirosa ¿lo sabías? Te vi con mis propios ojos Hermione, no puedes negarlo,¡por merlín! No puedo creerlo, no puedo entender como pudiste traicionarme de esa manera…si por lo menos me lo hubieras dicho, lo hubiera comprendido
-¿Lo hubieras hecho? No lo creo – dijo tomando una actitud de enojo- no puedes soportar que otros me tengan mientras tu no puedes ¿verdad, me das lástima Ronald, y realmente no me interesa lo que dices que viste, no hay nada entre Malfoy y yo
-Deja de mentirme, yo te vi ¿entiendes, haciendo el amor con él, bah, teniendo sexo, dudo mucho que una persona como él pueda sentir amor, ¿crees que te quiere, que te respeta, que le interesas por algo más que el sexo? ¿o acaso ya aceptaste que solo eres una chica más para llevarse a la cama?
En los vacíos pasillos resonó el sorpresivo sonido de una mano golpeando una mandíbula. Ron se llevó su mano a la mejilla, tocando con cuidado, el manchón de un color rojo furioso que ahora adornaba su pálido rostro
-El me quiere, no soy una chica más, a decir verdad, soy su única chica –acotó con aires de soberbia-
-¿O sea que fuiste tu quien enveneno a la de Ravenclaw? No dejas de decepcionarme, ¿te has vuelto una mortífaga también? ¿Qué es lo que te pasó? No eras así antes…
-¿Te preocupa lo que me suceda o solo quieres aprovecharte de las situaciones para ver si puedes lograr algo conmigo?
-¿A que te refieres?
-Harry me lo contó todo, eres un idiota Ronald, me juzgas a mi siendo que tú eres incluso peor, ¿pretendías engañarme?
El pelirrojo le echó una mirada furiosa y apretó los labios de tal manera que formaban un ínfimo hilo de carne.
-No tiene sentido discutir contigo, no vale la pena, estás completamente cegada por un inútil capricho –recitó volviendo sobre sus pasos y encarando hacia la sala común-
-¿Un capricho? Bien, puedes pensar lo que quieras, pero por lo menos yo si tengo sexo, no se tú que tienes para decir respecto a esto –Ron ladeó la cabeza y echó escaleras arriba, hacia los dormitorios- eres un imbécil, te arrepentirás de todo esto, ya verás –le gritó, desquiciada, al tiempo que los alumnos de su casa comenzaban a hacer presencia en la sala-maldito, maldito –farfulló para sí-
Ronald era la segunda persona que la había dejado hablando sola en el día
"CS"
Camino al Gran Comedor Hermione apenas podía disimular su excitación. Miraba su reloj de pulsera a cada instante, ansiosa por que los minutos avanzaran con velocidad. No había sabido de Malfoy en todo el día y comenzaba a extrañar su pretenciosa voz murmurando atrocidades en su oído. Obnibulada por sus pensamientos no cayó en la cuenta que sus pasos la habían llevado hasta la puerta de la enfermería. Contempló la enorme puerta con una expresión de incredulidad, boquiabierta. La respiración se le entrecortaba a medida que la culpa invadía cada parte de su cuerpo y por su mente desfilaban las opciones que debía tomar. Sabía lo que le esperaba si cruzaba el umbral. Parada allí como una estatua ni siquiera parpadeaba. Esperó que algo, o alguien, le impidiera hacer lo que estaba haciendo. Inconscientemente su mano se alargaba hacia la manija de la puerta. Contuvo el aliento y giro la muñeca. En ese momento escuchó unas voces que se aproximaban hacia ella, aún inmóvil. Quitó rápidamente su mano y se resguardó detrás de una columna lo suficientemente cerca para ver quienes eran las personas que parecían discutir tan acaloradamente.
-Pero Albus –pudo distinguir la voz de la Profesora McGonagall- no tenemos prueba alguna en su contra, no estamos completamente seguros que haya sido ella, en realidad no entiendo porque te empeñas tanto en culparla
-Yo se que fue la Srita Granger Minerva- el tono era igual como si hubiera dicho que esa noche cenarían pastel de carne-pero es ella quien debe confesarlo, no puedo obligarla-hizo una pausa-llegará el momento en el cual su conciencia no la dejará vivir en paz
Hermione se echó hacia atrás dándose por aludida y tropezando con su propia túnica. Dumbledore pareció darse cuenta porque no dejaba de mirar fijamente en su dirección, como traspasando la columna, como si supiera de antemano quien estaba detrás de ésta. Finalmente se encogió de hombros y reanudó la conversación
-Es una verdadera tragedia Albus-repetía McGonagall- nunca hemos tardado tanto en encontrar un antídoto por envenenamiento- Hoy hablé con la Profesora Sprout y me comentó que las Aliktodas no parecen estar segregando esporas..¡Por Merlín, la muchacha podría permanecer en este estado durante meses
-Yo no me preocuparía tanto por eso Minerva-interrumpió el anciano-hay cosas más importantes de las que ocuparse
-¿Más importante que esto?-preguntó sorprendida-¿Qué puede ser más urgente que una alumna enferma?
-Harry Potter-dijo en un susurro-un cambio extraño se ha apoderado de él, no estoy muy seguro de lo que es, pero será mejor que lo tengamos vigilado
-¿Algo extraño, ¿qué le sucede?
- No lo sé, no lo sé-repitió-por lo pronto debo hablar con Severus y recuerda-dijo mientras McGonagall cruzaba la puerta de la enfermería y volviendo a mirar hacia donde estaba Hermione-hay que estar atentos con Harry y tener cuidado.
Y desapareció detrás de la Profesora de Transformaciones, dejando en Hermione una indescriptible sensación de vacío y terrible confusión.
Se quedó allí, sentada, meditando acerca de lo que había escuchado hacia unos momentos. No le cabía duda que la advertencia estaba dirigida a ella ¡Pero si ya sabía que debía tener cuidado con Harry, desde que encontró aquellas fotos en su baúl lo sabía. Pero que Dumbledore sospechara de él era algo distinto. Si el director de Hogwarts no confiaba en Harry Potter era porque algo andaba mal, verdaderamente mal.
Siguió enfrascada con sus ideas hasta llegar al Comedor. Por primera vez desde que se conocían "El Trío Doarado" ocupaban lugares separados. Notó que Harry se encontraba sentado junto a Dean Thomas, aparentemente pasando un buen rato, mientras Ronald, unos cuantos alumnos más alejado, discutía con su hermana Ginny. Vislumbró el negro cabello de Parvati Patil y exhalando un sonoro suspiro comenzó a caminar con la cabeza gacha por donde estaban sus amigos. Le echo una mirada de reojo a Ron quien se la devolvió con enojo y desaprobación. Contrario a lo que ella pensaba que pasaría Harry ni siquiera notó su presencia, sino que actuó como si la muchacha ni existiera. Con lágrimas en los ojos tomó el ligar destinado a Lavender Brown y enjugó sus párpados con la manga de su sweater. Buscó a Malfoy con la mirada y el hizo lo mismo. Hermione sonrió. Era la primera vez que entre ellos se daba una especie de dialogo silencioso, la primera vez que sentía como las sensaciones de él se intensificaban a través de sus ojos color plata cambiando de tonalidad. Sin embargo duró poco. Pansy Parkinson volvía a tomar del brazo a Draco y a decirle algo que hizo que el rubio pusiera expresión de desagrado y rehuyera la dulce mirada que la castaña le ofrecía.
En cuestión de horas todo habrá cambiado-pensó-solo quedaremos él y yo. Para siempre. Arrugó entre sus dedos la nota que descansaba en su bolsillo y comenzó a charlar animadamente con sus compañeras. ¡Si tan solo supiera cuanta razón tenía!
"CS"
-…Dr..¿Malfoy?-se corrigió-¿Dónde diablos te metiste?
El aula de Defensa Contra las Artes Oscuras se halla en penumbras. Solo una débil luz de luna alumbraba una parte del salón. Hermione daba pequeños pasos tratando de no chocar con alguno de los pupitres. No había nadie allí. Miró su reloj con impaciencia, eran las doce en punto, lo esperaría unos minutos más.
-¿Granger, ¿eres tú?-susurró la voz de Malfoy-¿Por qué esta tan oscuro?
La joven se irguió de un salto y corrió a abrazarlo, propinándole un largo y tierno beso en la comisura de los labios a lo que él respondió efusivamente.
-¿Por qué me citaste aquí Granger? ¿no pudiste pensar en otro lugar más romántico? –preguntó sarcástico-
-¿Citarte aquí? Pero si fuiste tu quien me cito-dijo separándose de el-¿o no?
Sacó la nota del bolsillo y se la extendió. Malfoy agarró el papel y lo leyó rápidamente, alcanzándole a su vez la nota que el tenía ala muchacha que lo observó con detenimiento. Eran iguales, exactamente iguales, las mismas palabras, la misma escritura. Ambos se miraron, entre confusos y asombrados.
-Yo no escribí esto-admitió Malfoy ladeando la cabeza-
-Yo tampoco –secundó la castaña-creí que de veras deseabas verme
-Si quisiera verte sangre-sucia hubiera utilizado otro método sin dudas, solo tu eres tan estúpida para no darte cuenta
¡Cistem Aperio, ¡Fermaportus!
Un ruido rechinante de mesas corriéndose de lugar por todo el salón despojó a la "pareja" de la inminente discusión que estaba por tener
-Felicitaciones-exclamó con suspicacia la voz de Harry-finalmente cayeron en la cuenta, creí que tardarían más en hacerlo pero – se encogió de hombros- ya que estamos todos aquí podemos comenzar-la enorme sonrisa que se formó en su rostro resplandeció en la oscuridad-cuanto más rápido mejor
-Lumos!-farfulló Malfoy mientras el lugar comenzaba a iluminarse-estas demente Potter, totalmente
-Y tu eres un engreído imbécil, pero no estamos aquí para hablar de nuestras diferencias, huroncito-fijó la vista en Hermione-sino para hablar de ella. Quiero que se desvistan ¡ràpido, vamos, háganlo para mi.
-Basta Harry, déjanos en paz- proclamó la muchacha con temor-te estás comportando de manera muy extraña, me asustas
-¿Me tienes miedo?-se acercó a la chica, tanto que podía respirar su aliento-¿tienes miedo de mi pero no te asustaste ni un poco cuando te acostaste con él? Eres una maldita perra, una sucia estúpida que prefiere dormir con una escoria de Slytherin en vez de estar con alguien que la quiere de verdad. Me parece que tu eres la demente y no yo, ¿acaso no lo entiendes, yo te amo. Te amaba-se corrigió-y no hiciste más que burlarte de mi, te atreviste a darme la espalda, ¡a mi, al gran Harry Potter
-¿Gran Harry Potter? ¿Qué es lo que tienes de grande cara-rajada?-preguntó amenazador Malfoy-no eres más que un patético huerfanito que pasó su vida dando lástima por ser el "niño que sobrevivió", me das lástima
El rostro de Harry se contorsionó de ira
-Tú te callas idiota, ¡Cruccio!-exclamó-
El cuerpo de Malfoy comenzó a dar grandes sacudidas. Daba escalofriantes alaridos, llenos de dolor
-¡Basta,Harry por favor, no le hagas daño, el no hizo nada, fui yo quien lo buscó, yo lo provoque, basta por favor…
-Así que lo defiendes…muy bien, no me digas que no te lo advertí maldita. Si quieres tu parte también la tendrás
-Expelliarmus!-gritó Hermione apuntando su varita hacia Harry quien desvió el hechizo como si de una ventisca se tratase
-Que ingenua eres…Cruccio!
Sucedió lo mismo con ella, su cuerpo se sacudía con fuerza, el dolor era insoportable, como si mil cuchillos se clavaran en lo más profundo de su ser.
-Me traicionaste, y no dejaré que te salgas con la tuya…si no puedes estar conmigo entonces no estarás con nadie, ¿lo entiendes?- volvió a repetir el maleficio- ¿no vas a ayudarla Malfoy? ¿Quieres que la mate?
-Por mi haz lo que quieras, no me interesa –dijo el rubio sin darle mayor importancia-
-¿Lo ves pequeña,ni siquiera tu novio se interesa por ti, podría matarte ahora mismo que nadie se percataría de que estás muerta, eres de lo más insignificante, solo yo te quiero, pero ya que no puedes comprenderlo…tendré que castigarte ¡Cruccio!
En ese momento, mientras Hermione luchaba por no caer inconsciente, la puerta de la sala se abrió de par en par, dejando entrever el colorado cabello de Ron, que sostenía en sus manos el mapa del merodeador.
-¡Harry!-exclamó, déjala en paz. Colocó su figura entre ellos, protegiéndola
-Ronald-dijo Hermione en un susurro-tienes que irte, va a matarte, esta loco, Ron, loco
-Es verdad Ronald- masculló divertido Harry-¿Por qué mejor no te vas y dejas que los adultos resuelvan sus problemas?
-No iré a ninguna parte, tienes un problema Harry, por favor, olvídate de esto y vayamos con Dumbledore que el sabrá que hacer
-Tonterías, si nos estamos divirtiendo mucho ¿no es cierto?
-Por favor Harry, no la lastimes, si le haces algo creo que moriré, yo la amo…
-¿Escuchaste eso Mione? El idiota te ama…¿y que hay conmigo?-su tono se volvió agresivo-yo también la amo, pero ¿alguien siquiera me preguntó lo que sentía, no por supuesto que no, estabas muy ocupado revolcándote con ese asqueroso de Malfoy- Draco lo miraba, atónito, sin pronunciar palabra, apenas podía respirar. El dolor era insoportable-y ahora te escudas detrás de tu galante mejor amigo, maldita…¡Cruccio!
Esta vez fue Ronald quien recibió el maleficio. Malfoy se arrimó hacia donde estaba la castaña, ayudándola a ponerse de pie. Harry soltó una aturdida carcajada que resonó en todo el salón. Era una risa malévola, llena de odio.
-Muy bien…los tres bien juntos, se me hará más fácil deshacerme de todos-por un instante las miradas de Hermione y Harry se cruzaron, y la muchacha lo supo-
¡Avada Kedavra!
Sucedió todo en una fracción de segundo. El aula relució con un destello verde que salía de su varita. Era imposible evitarlo.
-¡Ron, ¡Draco!...¡¡¡NO!...
Todo se volvió oscuridad y lo único que Hermione pudo ver fue la maliciosa sonrisa de Harry Potter resplandeciendo de gozo.
"CS"
Pestañeó, una, dos, tres veces antes de caer en el sopor de la semiinconsciencia. Despegó los párpados con dificultad y pudo ver de forma borrosa el techo blanco inmaculado. El dolor proveniente de su cabeza le impedía doblar la nuca y adivinar donde se encontraba. Trató de recordar que era lo que había pasado, algo que explicara el motivo de su presencia en ese lugar, hasta ahora, indescifrable. Sin embargo su cerebro se negaba a funcionar, cayendo en un abismo insondable al intentar que los recuerdos fluyeran naturalmente. Con sumo cuidado giró sobre si misma y apoyó el mentón en la almohada. Tenía el cuerpo completamente agarrotado. Reclinó los brazos con delicadeza, intentando no caerse, irguió su espalda mientras doblaba las piernas usándolas como sustento. Finalmente, con gran esfuerzo, logró ponerse de pie. Se recostó sobre la cama para encontrar el equilibrio y miró a su alrededor. El sopor comenzaba a disiparse. Estaba en la enfermería. Las camas se alargaban, interminables. Torció sus labios en una mueca de desconcierto y lo vio. Caminaba con lentitud, amarrándose de cada baranda a su alcance. Su cuerpo se hallaba inmóvil bajo las sábanas que apenas disimulaban su desnudez. Estaba repleto de magulladuras.
De pronto recordó. Cada momento, cada golpe, cada maldición se arremolinaron en su mente. Se llevó las manos al rostro, consternada, en un estado casi de shock.
-Harry-masculló-¿Qué fue lo que hiciste?
-¿Se encuentra bien Srita Granger?
Hermione no se había percatado de la presencia de Dumbledore. Con movimientos cansados recorrió con la mirada la sala hasta encontrarse con los tristes y desalentadores ojos del anciano.
-Harry-mumuró-¿esta…
Dumbledore negó con la cabeza
-No-aseveró-no está muerto, pero sí en Azkabán
-¿Azkaban?-preguntó con sorpresa-no entiendo ¿Qué fue lo que le sucedió?
-Realmente no lo sé, pero el chico parecía estar fuera de sí, como poseído. No guarde esperanzas Srita Granger, no lo estaba, era él, era Harry
-¿Es por las maldiciones verdad, ¿las maldiciones imperdonables?...por eso lo mandaron a Azkabán. Es mi culpa, yo lo provoqué, yo no me di cuenta, no pensé que..-exclamó desplomándose en la cama-
-Ninguno de nosotros podía saberlo-interrumpió- ahora escúcheme atentamente; no necesitas dar explicaciones, contaremos una historia diferente, de esta forma nadie podrá culparla. Diremos que Harry actuó bajo el maleficio Imperius y que deberá pasar un largo tiempo en San Mungo, para recuperarse. Yo mismo me encargaré de anunciarlo
-Es mi culpa-volvió a decir la muchacha-¿pero como hizo para darse cuenta de lo que pasaba?
-Llamémoslo intuición de viejo-Hermione palideció. Sabía cuanta estima sentía el profesor por Harry, estaba destrozado-ahora creo que sería buena idea que se disculpe con cierta persona-dijo señalando una de las camas-yo debo encargarme de todo, y recuerde lo que debe decir, no lo olvide
-Espere un momento-exclamó-si esa que está allí es Gaia, ¿Dónde esta…?
Pero Dumbledore había desaparecido.
Se sentía presa de una enorme ansiedad que recorría su cuerpo. Se acercó hacia donde descansaba la de Ravenclaw y tomó sus manos entre las suyas. Parecía muerta, pero en ese instante, la joven abrió los ojos de par en par y miró a Hermione con asombro. Sonrió abiertamente.
-Hermione, has venido a verme-susurró-muchas gracias, ¿Cómo estás, cuéntame, ¿Dónde esta Draco?
Agobiada por tantas preguntas que no sabía responder, Hermione no hizo más que sonreír y apretar su mano en señal de consuelo. Se dio cuenta que Gaia no merecía eso, que no tenía la culpa. Era una excelente persona que confiaba ciegamente en ella, lo que produjo que su estómago se retorciera de remordimiento.
-Todo está perfecto-mintió-ansiosos por tenerte de vuelta con nosotros. Lo siento tanto-admitió-
-No tienes que lamentar nada amiga, no fue tu culpa-se estaba quedando dormida-cuida a Draco por mí y dile que me espere ¿de acuerdo?-le pidió sucumbiendo finalmente al sueño-
-Lo siento tanto Gaia-volvió a decir-. Besó su frente con un cálido contacto y giró su cabeza para ver el espectral cuerpo de Malfoy. Se acercó lentamente, arrodillándose al costado de la cama y acarició sus rubios cabellos. El corazón parecía salírsele del cuerpo. Acercó su oído para comprobar si aún respiraba..y estalló en lágrimas.
"CS"
Muerte. Eso era lo que ella provocaba. No tardó demasiado en comprobar lo que Dumbledore le ocultaba. Lo que no podía decirle a la cara. Nada más que silencio se escuchaba en los pasillos del colegio. Ese día, al bajar de las escaleras y salir a la intemperie notó el cielo cubierto de plata. Vestida de luto, su cara alargada por la tristeza, aguardó que todos los presentes se sentaran en sus lugares. El funeral sería celebrado allí, a pedido de los Weasley.
Fue Molly quien se percató de su presencia y corrió a tomarla en sus brazos. Hermione ya no lloraba. No le quedaban más lágrimas por derramar. ¿Qué podía decirle a la madre de Ron, ¿Cómo podría consolarla? Todo había sido su culpa. Por su culpa su hijo estaba muerto, y sin embargo, la mujer la estrechaba con fuerza, buscando en Hermione palabras lenitivas, que por supuesto, nunca llegarían. Ginny también lloraba, lo mismo que Arthur, igual que los gemelos. A decir verdad, no había una sola persona que no esté mojada en lágrimas. Solo ella tenía secos los párpados, seco el corazón. Caminaba como en sueños. No podía sentir el suelo bajo sus pies. Como un fantasma se sentó en una se las sillas, al lado de la señora Weasley quien no dejaba de asir su mano con fuerza. En ese momento Dumbledore se levantó y comenzó a decir unas palabras que la muchacha no llegaba a comprender. Frases en honor a Ronald, su Ronald. Su mejor amigo pelirrojo que había dado su vida por salvarla, mientras ella coqueteaba como una estúpida con Malfoy. Levantó la vista a los cielos, buscando en las tormentosas nubes los dulces ojos azules de Ron, aquellos ojos que no vería jamás. Oía al viento murmurar los sonidos del perdón. Pero ella sabía que nunca se perdonaría, no merecía eso, era ella quien debía estar en ese cajón, con los ojos vidriosos fijos en el vacío. Volvió a mirar con anhelo al Profesor, que continuaba su discurso. Algunos lloraban, otros agachaban la cabeza, consternados. Dumbledore prosiguió, mientras Hermione cerraba los oídos y desviaba la mirada, aturdida por la aflicción. Todo se hizo vago, confuso y el dolor la invadió, dejándola en ninguna parte, ninguna parte. De repente se paró, desprendiéndose del abrazo de Molly y corrió, como si todas las pesadillas que la atormentaban estuvieran agarrándola. Sin aliento se desplomó sobre el verde césped y comenzó a pronunciar gemidos de dolor. No podía ser cierto. Cuando despertara Ronald estaría allí, esperándola al pie de las escaleras, con su pelirrojo cabello iluminado por el intenso sol, y Harry también estaría allí, a su lado, con esas fulgor característico en sus profundos ojos verdes.
Un trueno resonó en los cielos, anunciando una inminente tormenta a medida que ella perdía la noción del tiempo, mientras la realidad azotaba su dolorido cuerpo. Segundos más tarde llovía copiosamente.
Alguien la ayudó a levantarse, pero no estaba segura de quien. Su rostro se esfumaba con la lluvia. Presa del delirio intentantaba deshacerse del abrazo de la persona que la sostenía. Su rostro se volvía abstracto, se esfumaba con la lluvia.
-Hermione, por favor, reacciona-gritaba Malfoy con desesperación-tienes que reponerte
-¿Draco?-dijo confundida-déjame sola, deja que me vaya con él, fue todo mi culpa, nadie me necesita ahora, nadie…
El semblante de Malfoy se volvió más pálido que lo habitual. Cayó en la cuenta que nada podía hacer por ella. No por ahora.
-Lo siento tanto Hermione, lo siento tantísimo –admitió besándola con ternura-
Hermione se quedó allí, tendida sobre la hierba, esperando que la muerte la tomara entre sus brazos y la llevara al lado de Ron. Un momento, fue solo un momento que sonrió. Su corazón se infló de felicidad y su mente se despojó de toda culpa. Un instante.
Malfoy la había llamado Hermione.
Muy bien, este fue el penúltimo capítulo, espero que les haya gustado y que no sea demasiado confuso. Tengo que advertirles que me gustan los finales abiertos, que las cosas no queden demasiado claras, para dejar al lector librar su imaginación (sonó muy formal no?). Pronto voy a subir el último...me da mucha tristeza terminar este fic, pero ya es hora me parece. ¿Terminarán Malfoy y Granger juntos? Ya veremos.
Muchas gracias por leerme y hasta el próximo!
-NanetaMalfoy-
PD: uds que dicen…llego a los 80 reviews?
