Capítulo 5: Entrevista con las Embrujadas
(Charmed Interview)
A la mañana siguiente, el primer día de las clases, Muriel disfrutó de su primer desayuno en el Gran Comedor, durante el cual repartieron los horarios de cada curso.
- ¡Dios existe, Harry!¡Pociones con Ravenclaw!- le dijo Ron más contento que unas castañuelas por la noticia.
- Pues yo tengo eso con Slytherin hoy antes de comer.- dijo Muriel.
- Entonces prepárate, con Snape vais a sufrir pero bien. Mira, es ése del extremo izquierdo de la Mesa alta.- dijo Harry señalando hacia allí.
Muriel entonces miró hacia donde le indicaban y vio al tal Snape, le recordó a uno de los muchos demonios de nivel medio que pululaban por el inframundo, sobretodo por la tez cetrina y el pelo negro y grasiento... como también le daban esa impresión las vestiduras que llevaba, todas negras.
- Menudas pintas.- opinó.
Luego entre los tres amigos le fueron presentando a todos los profesores, y como a la mayoría de los Gryffindor, le cayeron mejor Hagrid y el director. Sorprendentemente, pudo adivinar cómo era cada uno sólo con ver su rostro y observar sus gestos, y le resultó especialmente fácil con la profesora Sprout y la profesora McGonagall.
- Vaya, tú si que valdrías para adivinación.- dijo Ginny, que hacía un par de minutos que se había sentado con ellos.
- ¿Yo? Qué va... "Pero conozco a alguien que sí que valdría", pensó.
Poco después se levantaron para ir cada uno a sus respectivas clases, la primera que le tocaba a Muriel era Transformaciones y a los chicos Historia de la Magia. "La mejor clase para el Lunes por la mañana", había comentado Ron, "Así podemos seguir durmiendo una hora más"
Llegaron a la clase de McGonagall, en la que no tuvieron que esperar mucho tiempo sentados a que apareciera la profesora.
- Buenos días a todos.- dijo, los pocos que había en la clase despiertos la contestaron.- Bienvenidos a la clase de Transformaciones, donde aprenderéis a transmutar cualquier objeto en otro que se os esto.
Hizo un gesto con la varita y el libro que tenía al lado suyo se transformó en una paloma blanca, con otro en un halcón y con otro en un tigre blanco. Finalmente, y tras deleitarse con las exclamaciones de admiración de los alumnos, devolvió el tigre a su forma original.
Muriel asentía muy levemente con la cabeza y una sonrisa mientras pensaba: "Pues no son tan flojos en magia como creía".
- Sin embargo, pasarán muchos años en esta escuela antes de que puedan aprender a hacer esto.- se escucharon murmullos de decepción, mientras que Muriel se frotaba las manos pensando en la ventaja que tenía.- Pero pueden empezar por un sencillo conjuro para transformar una aguja en una pluma y viceversa.
Se dio la vuelta y con un movimiento de varita las instrucciones aparecieron en la pizarra a modo de esquema con dibujos. Desde cómo mover la varita a las palabras que había que pronunciar.
- Muy bien señores, pueden comenzar. Pasaré por las mesas para comprobar que hacen bien el giro de muñeca.
Muriel a punto estuvo de pasar la mano por encima de la aguja y convertirla directamente en una hermosa pluma de pavo real, pero se dio cuenta de que tenía que guardar las apariencias y cogió la varita. La miró unos segundos y luego apuntó hacia la aguja, girando la muñeca y pronunciando el hechizo.
- ¡Espera!- le dijo alguien al lado suyo, una muchacha morena de cara amable y ojos marrones que puso una mano sobre su varita.- La tienes al revés.
- ¿Qué?¡Ah! Es verdad...
Escuchó unas leves risitas por detrás suya, se dio la vuelta y se encontró a un par de chavales que inmediatamente volvieron a sus asuntos. Ofendida, se dio la vuelta y, comprobando que la posición del "palote" y todo lo demás fuese correcto, pronunció el hechizo para transformar la aguja.
- ¡Vaya señorita Fawn! Bien hecho, cinco puntos para Gryffindor.- dijo la profesora McGonagall al ver la transformación.
Muriel se dio la vuelta y sacó la lengua a los chicos, que la miraron con envidia. La chica que estaba al lado suya se rió.
- Muy buena esa.
- Quien ríe el último ríe mejor.
- Soy Lorraine.
- Yo Muriel.
Ambas se dieron la mano.
- No vienes de una familia de magos, ¿verdad?
- No, más bien no.- contestó mientras pensaba en lo variopinto de su actual familia, las Halliwell.
- Yo sí, aunque no es demasiado antigua, pero lo suficiente para poder sentirme orgullosa y plantar cara a los Slytherin.
Tras decir aquello, Lorraine dio un golpe de varita y su aguja se transformó en una pluma, recibiendo otra ovación por parte de la profesora y resoplidos de los dos chicos de atrás.
- ¿Tan malos son?
- Sí, son horribles. Todos los magos que entran allí son los que se echan a perder...- dijo, luego se acercó a ella y le dijo en bajo.- Dicen que fue allí donde cayó quien-tú-sabes.
- ¿Quién yo qué?¿Quién es ese?
- No decimos su nombre...no muchos lo hacen, al menos.
- ¡Aah! Creo que ya sé a quién te refieres. ¿Por qué teméis decir su nombre?- preguntó, Lorraine se encogió de hombros.- No creo que le invoquéis sólo por decirlo, no va a aparecer delante de vuestras narices ni nada...no es Beetlejuice.
- ¿Quién?
- Náh, una serie muggle.
Hablaron casi durante el resto de la clase, algo que no importó a la profesora pues estaba demasiado ocupada tratando de que la mayoría de los alumnos hicieran bien el movimiento de varita. A Muriel le cayó bien la muchacha, y se alegró de poder hacer alguna amiga que estuviera al margen de toda la movida de Potter y las Embrujadas. Le vendría bien desconectar del asunto de vez en cuando.
Después de aquello, McGonagall les puso como tarea practicar aquel hechizo y además intentar que la pluma se convirtiera en una planta pequeña, o en una pipeta o un tubo de ensayo y hacer una redacción detallada de los pasos en un pergamino de al menos un metro de largo.
La siguiente clase fue una de las más aburridas que Muriel conociera en su vida, Historia de la Magia. Le habría parecido mucho más interesante si el profesor hubiera puesto un poquito de énfasis en lo que estaba diciendo, y no relatarlo como si fuera una vulgar lista de nombres y hechos.
Salir de aquella clase fue para las dos chicas un alivio absoluto, aunque la siguiente a la que tenían que enfrentarse era pociones.
Llegaron junto con el resto de los Gryffindor hacia donde estaban las mazmorras, otro lugar lleno de escondrijos que le recordaba mucho de nuevo al inframundo. Empezó a pensar que quien quiera que lo construyera le gustó ese sitio y lo copió, plasmándolo en aquella escuela.
Pronto llegaron los Slytherins, de quienes los que venían de familias mágicas y sabían de qué iba la cosa como Lorraine habían estado hablando bastante mal.
- Fíjate cuántos sangre sucia juntos.- rió un chaval moreno y de mala mirada.
Nadie contestó, sino que se limitaron a lanzarse miradas de odio de unos a otros. "Aquí el demonio de la Ira haría un negocio redondo" pensó Muriel. Luego aquel chico y su grupo pasó delante de ella y, ya que estaban en un sitio repleto de magos, ¿quién iba a notar un poco de magia? Así que con un sutil movimiento de muñeca, le ató los cordones de los zapatos unos a otros, haciendo que se cayera al suelo.
Todo el pasillo estalló en carcajadas y el chaval se levantó rojo como un tomate, luego apareció el profesor como un vendaval y comenzó a gritar a todo el mundo.
- ¡Esto no es un circo!¡Payasos!¡Todo el mundo dentro de la clase!
Entraron callados como una tumba, y cuando todos estuvieron sentados soltó su ya habitual discurso.
- No toleraré tonterías con la varita ni a nadie que se pase de listo, esta clase es seria y quien decida no tomársela de esta manera saldrá por esa puerta en un abrir y cerrar de ojos.- echó una mirada por encima de la clase, llamándole la atención la clarísima cabellera rubia de Muriel, así que fue acercándose hacia su fila.- Dudo mucho que ninguno de ustedes sepa apreciar el sutil arte de elaborar pociones ni llegue al nivel mínimo que exijo en esta clase...y eso puede comprobarse ahora mismo. ¡Usted!- señaló a Muriel, que ya se lo esperaba, y estaba haciendo milagros para contener la risa.- ¿Podría decirme qué consecuencias tiene mezclar sabia de un olmo negro con polvo de lengua de gato?
- Un muy mal sabor de boca y una indigestión, para empezar.
Se oyeron unas risas por la clase, que el profesor acalló con una mirada asesina. Muriel notó que se había cabreado.
- ¿Se cree muy graciosa, señorita...?
- Fawn.- dijo, Snape hizo un gesto burlón con la boca.
- ¡Responda!
- No, señor, no me considero graciosa.
- ¿Considera esta clase un chiste?
La media sonrisa que tenía Muriel en la cara se esfumó por completo, qué astuto había sido el profesor, lo había preparado todo para dejar mal a uno de ellos...y fíjate por donde, le había tocado a ella, lo tenía tan preparado que intuyó que lo hacía año tras año. El profesor pareció sorprenderse del cambio de expresión y se retiró un poco de su mesa.
- No, señor.
- ¿Le gustan las pociones?
- Sí, señor.
"Sobretodo las que pueden convertirte en cerdo", pensó divertida, pero permaneciendo muy seria.
- Así que...¿qué más consecuencias decía que podían darse con dicha poción?
- He oído que se utiliza para..."limpiar el intestino" y sobretodo el estómago, si usted me entiende.
- ¿Y qué pasa si en vez de lengua de gato le pongo una pequeña dosis de belladona?
- Que pasa de limpiar a disolver el estómago.
Toda la clase estalló en murmullos de espanto, mientras que Lorraine se la quedó mirando con los ojos como platos.
- Bien...¿qué pasa? No os oigo tomar apuntes...
Rápidamente, toda la clase se puso a copiar lo que Muriel acababa de decir. Ella, aunque innecesariamente, se puso también a tomar notas mientras el profesor se dirigía a la pizarra y hacía aparecer en ella una lista con los ingredientes más comunes y básicos para las pociones y que próximamente comenzarían a utilizar.
Muriel notó que el tal Snape le estaba mirando, pero ella se hizo la despistada y se limitó a copiar lo que había en la pizarra aunque fuera para guardar las apariencias, pues con su edad ya sabía más que de sobra cómo hacer pociones que tal vez ni el mismísimo Snape tendría ni idea de que existían.
Snape les mandó más tarea de la que nadie se atrevió a dar queja delante de sus narices, pero sí en cuanto salieron del aula. Muriel se reía, con un simple movimiento de manos tendría los deberes hechos y estaría libre para inspeccionar el castillo con tranquilidad.
Se dirigía ya para el Gran Comedor junto a Lorraine, que estaba bastante sorprendida de su actitud en la clase de pociones.
- Vaya...¿así que no hay magos en tu familia?
- No, magos no. "Pero de otras cosas abundan en cantidad", pensó.
- Pues entonces te leíste muy bien el libro de pociones. ¿En serio te gustan?
- Me parecen muy interesantes, ¡y entretenidas!- dijo, Lorraine hizo un gesto raro con las cejas.- ¿Qué?
- Sólo a los Slytherin les parece una buena clase las pociones.
- Am.- dijo, recordando que de no haber convencido al sombrero, ella habría caído de cabeza en esa casa.
- ¡Oh!- saltó de repente, parándose en medio del pasillo.-¡Mira Muriel!¿Sabes quién es ese?
Ella miró donde estaba señalando, justo a Harry, que estaba junto con Ron y Hermione.
- Ahí si llego, le conocí en el tren.
- ¿En serio?¡Qué suerte! Pues...me lo podrías presentar.- dijo sonrojándose un poco.
Muriel se encogió de hombros y, antes de que Lorraine pudiera reaccionar, la cogió del brazo y se la llevó hasta donde estaban los tres amigos.
- ¡Hola Muriel!- la saludaron los tres a la vez.
- ¡Hola chicos! Os presento a Lorraine Ark, de Gryffindor.
Todos le dijeron un "hola" y la saludaron con la mano, pero ella se quedó mirando a Harry especialmente.
- P...podéis llamarme Lore si queréis.
- Bueno, eeeh...¿Qué tal tus primeras tres horas de clase?- le preguntó Hermione rompiendo el silencio incómodo que se había formado.
- Muy interesantes, la verdad. Son fáciles los encantamientos.
- ¿Vamos a comer?- dijo Ron, Hermione pareció molestarse.
- El día que pasemos por el Gran Comedor y no digas nada referente a comida soy capaz de regalarte una Nimbus.- le dijo.
Fueron a sentarse a la mesa de Gryffindor, en la que ya estaban el resto de los conocidos por Muriel: Ginny, Neville, Dean, Seamus... Pronto todos se estuvieron sirviendo todo tipo de platos y comiendo mientras repasaban sucesos, notas o deberes.
- Y como siempre, Hermione estrena el cuadro de Gryffindor con sus puntos en la clase.
- Sí, pero no he sido yo sola, hay más puntos en la tabla.
- Yo he ganado cinco.- saltó Muriel.
- ¿En serio?¿Cuándo?
- En Transformaciones, conseguí lo de la aguja-pluma.
- ¡Y a la primera!- dijo Lorraine.
- Ten cuidado, no vayas a obsesionarte y convertirte en Hermione 2.- dijo Ron ganándose una colleja de la aludida, los demás se rieron.
- Ni tampoco en "Memetoencuantosmáslíosmejor" Weasley 2.- le contestó ella.- Es mejor no perder puntos, ya sabes, para la copa de la casa.
- Sí, ya me han hablado más del sistema que tenéis montado. Pero no iréis a obsesionaros por unos puntos, ¿no? A mi personalmente me importa bien poco esto de la copa de la casa, lo que de verdad me gustaría es probar el...eeeh...no me sale...en fin, el juego-con-escobas-que-vuelan-y-pelotas-de-tres-clases-distintas.
- Quidditch.- dijeron Ron y Harry al unísono.
- ¡Eso! De verdad que no sabía que las escobas pudieran volar solas, creí que necesitaban de un encantamiento o algo así.
- Están encantadas, pero no como los muggles piensan.- Hermione
Los tres amigos y los demás componentes de la Armada Dumbledore que estaban en la mesa se miraron un momento antes de acercarse a Muriel y a Lorraine para hablarlas en bajo.
- Oye, chicas, no os hemos contado nada, pero tenemos un pequeño club de estudio que fundamos el año pasado, se llama la Armada Dumbledore y allí practicamos Defensa contra las Artes Oscuras, ¿os gustaría apuntaros?- Hermione
- ¡Claro!¿Defensa? ...Será muy interesante, ¿cuándo es?
- Toma.- dijo Ron dándolas dos de los galeones falsos.- La fecha y hora aparecerá en el borde de la moneda en cuanto Harry lo decida, tú espéranos entonces en la sala común y nosotros te llevaremos al sitio en cuestión.
- Genial, nuestra primera clase de defensa es mañana a segunda hora, de verdad tengo ganas de empezar.
- Eso es bueno, este año puede que lo necesitemos más que nunca.- comentó Harry con un deje de tristeza en la voz.- Y espero que este año Dumbledore dé con un buen profesor.
- Apostaría bien fuerte porque consigue al mejor.- dijo Muriel con cara de picardía y guiñando un ojo.
El resto del día fue más bien tranquilo, a lo largo de la tarde Muriel se fue enterando de más y más cosas sobre la escuela y el mundo de los magos. Cuando llegaron a la sala común después de las clases no paró de preguntar cosas a Hermione sobre qué cosas podían llegar a hacer con los poderes "que ahora tenía", para evaluar así hasta qué punto Voldemort podría ser peligroso.
Llegó un momento en que las preguntas se encauzaron claramente hacia el Mago Tenebroso, así que Hermione habló claro.
- Oye, sabemos que tiene grandes poderes que desconocemos. Todos terribles, por supuesto, pero opino que no hay nada que no se pueda vencer.
- Estoy de acuerdo contigo, Hermione.- continuó Muriel.- Pero...en fin, es algo a lo que muchos tendremos que enfrentarnos, y me parece mal que no sepáis los poderes que tiene, sus puntos débiles y demás...
- ¿Y por qué íbamos a necesitar saberlo?- dijo Ginny.
- No se puede vencer algo que se desconoce.- se volvió hacia Harry.- Sé que no es asunto mío, soy nueva y...en fin, pero lo último que os conviene es ceder el factor sorpresa al enemigo.
- Parece que sabes mucho sobre esto.- dijo Harry, Muriel se encogió de hombros.
- No hace falta haber estudiado para saber eso, opino que es lógico.
Hubo unos momentos de pausa, en los cuales Ron siguió con sus deberes, Ginny se dedicó a mirar al resto de los ocupantes de la sala común y Harry observó a Muriel, que mordía una pluma de azúcar.
- ¿Tú le encararías?- la preguntó de repente.- Si él viniera aquí, o...bueno...- miró fugazmente a sus amigos.- si se diera el caso de que tuviéramos que enfrentarnos con él, ¿lo harías?
- Sin dudarlo un segundo.
Harry se quedó mirando aquellos ojos azules, Muriel estaba siendo muy sincera, ¿pero cómo alguien que viene de muggles podría tener tanta osadía de desafiar a Voldemort? Iba a primer año, apenas sabía ni cómo manejar la varita y, sin embargo, si Él estuviera delante, estaba seguro que se le echaría al cuello. Un pensamiento fugaz cruzó su mente: "Quizás sea más de lo que aparenta..." , tenía ganas de verla en las clases de la Armada, si poseía un buen talento natural podría ser de mucha ayuda.
Llegó la noche y con ella la tranquilidad al castillo. Muriel esperó a que todas sus compañeras estuvieran dormidas para poder salir del dormitorio, era una gran desventaja para ella no poder aparecerse ni fluctuar en el colegio, pero por otra parte eso preservaba la escuela de que los demonios aparecieran a saco.
Salió con el mayor sigilo posible de la sala común, y ya que al menos podía hacerse invisible, usó ese poder para explorar todo el colegio tranquilamente. Pero antes, debía hacer otra visita a las Embrujadas, así que bajó las escaleras hasta el Hall y allí abrió con cuidado las grandes puertas principales del castillo para salir a los terrenos. Tenía que alejarse bastante antes de poder aparecerse, y lo más cerca era adentrarse un poco en el Bosque Prohibido.
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En la Mansión Halliwell de Inglaterra; Piper, Phoebe y Paige ultimaban los detalles de su carta a Dumbledore. Muriel había llegado sin muchos problemas y había encontrado un buen sitio al que acudir cuando quisiera aparecerse en alguna parte.
- ¿Pero qué ponemos?¿Experiencia en qué?- decía Paige.- No vamos a decirles que llevamos casi...ocho años persiguiendo demonios.
- Pues cambia eso de demonios por Defensa y ya está.- contestó Piper.
- ¿Y si pide pruebas?- preguntó Phoebe.
- Bueno, tú puedes colar tu experiencia en la escuela de Gideon, ¿no?- le dijo Piper a Paige.
- No, ten en cuenta que allí se instruye a brujas como nosotras, no a magos. Además, tal vez ese Dumbledore no tenga ni idea de que existe.
- Seguramente tendréis que dar detalles de dónde estudiasteis.- dijo Chris.- Así que...¿por qué no probáis suerte haciendo lo que Piper ha dicho? Si ese Dumbledore está tan bien situado y es tan poderoso como dicen, tal vez sí conozca a Gideon.
- Está bien, Chris, si tú lo dices...nos lo creemos.- dijo Leo, Chris puso los ojos en blanco.
- ¿Cuándo mandaréis las cartas?
- Muriel, no tenemos ni idea de cómo hacérselas llegar. No tenemos lechuza ni nada.- le contestó Paige.- Pero habíamos pensado que tú podrías hacer esa función.
- ¿Qué yo me transforme en una lechuza para entregar las cartas?
- De otra manera sería sospechoso.- dijo Chris, Muriel dio un fuerte suspiro.
- ¿Me habéis visto cara de chica de los recados?- dijo, las caras de todos le indicaron que sí.- Está bieeeeen...¡pero hacedlas ahora! No quiero que las de mi dormitorio se levanten y vean que no estoy. ¡Y conseguid ya la lechuza! No voy a estar las veinticuatro horas yendo y viniendo transformada en ese bicho.
Las chicas hicieron unas últimas anotaciones y doblaron las cartas para meterlas en un sobre. Muriel le puso un sello de cera a cada una con un movimiento de mano y a continuación se colocó cerca de una ventana.
- Que aprendas mucho mañana, Muriel.- le dijo Chris con ironía.
Ella le sacó la lengua, luego se dio la vuelta y, en un abrir y cerrar de ojos, se convirtió en una gran lechuza parda llevando las cartas en las patas y el pico.
La noche transcurrió tranquila, Muriel entregó las cartas sin mayor contratiempo y observó la cara de asombro que ponía Dumbledore al leerla. La chica cruzó los dedos de las garras por que colara...
- Vaya...extraño, sí...
Dumbledore se quedó un rato sentado en su escritorio, pensativo y analizando la si mirándola fuera a adivinar o no si el que lo enviaba era de fiar.
Muriel bajó desde el alféizar de la ventana hasta el escritorio, comenzando a ulular al anciano para meterle prisa. Él miró detenidamente a la lechuza.
"Parece Grissom analizando una prueba, colega" reía Muriel para sus adentros.
El director retiró la vista de la lechuza, fijándola de nuevo en la carta. Suspiró y dijo:
- Está bien, pequeña. Veamos qué sorpresa nos trae esta vez la clase de Defensa.
Aliviada, Muriel observó que se ponía a contestar la carta, seguramente invitando a las chicas a ir a la escuela por una entrevista. Se acercó hasta prácticamente pisar el pergamino y cotilleó lo que el director estaba escribiendo...seguramente que si hubiera tenido boca en vez de pico, se habría notado en su cara una amplia sonrisa.
- Me temo que no voy a mandar la respuesta hoy, pero no te preocupes, responderé a tus amos con una de nuestras lechuzas.- le dijo Dumbledore.
Muriel se encogió de hombros (o de alas) y salió volando por la ventana haciendo como que se alejaba del colegio, pero lo que hizo fue rodear el castillo hasta la torre de Gryffindor, y una vez allí se posó en la ventana del dormitorio de Harry, donde permanecería alerta hasta el alba, momento en que iría a descansar.
A la mañana siguiente, por fin dieron las notas de TIMOs que tanto ansiaban gente como Hermione...porque lo que era Harry o Ron, les daba prácticamente igual. Leyeron sus cartas bajo la atenta mirada de Muriel, que se veía también muy interesada en la Mesa Alta. En realidad estaba vigilando por si veía entrar a algún profesor (o más bien profesora) nueva.
A Harry le habían aprobado en todas menos Adivinación e Historia de la Magia, tenía un "Excede expectativas" en Encantamientos y Defensa, un Notable en Transformaciones y Suficientes en todas las demás.
- No me parece bien la nota que me han dado en Historia.
- Hermione, llevas toda el desayuno quejándote de que te han puesto, ¡un Sobresaliente!- decía Ron poniendo los ojos en blanco.- Tienes matrícula de honor en casi todas las asignaturas menos esa...¿es que querías batir el récord?
- ¿Qué son TIMOs?(nota de la autora para Sara y Jero: jajajaja!! ¿qué son TIMOs tesssssoro, qué sssssson timossssss...¿se parecerán a los conejos de la pescadería?)- preguntó Muriel mirando las notas de Harry.
- Título Indispensable de Magia Ordinaria...- contestaron todos a la vez.
- Es un examen especial que pasarás en quinto año. No te preocupes, no es para tanto.- comentó Hermione. Ron, Harry y Neville volvieron la vista hacia ella mirándola con una ceja alzada.- Excepto si eres un vago nato.
- ¿Y qué haremos exactamente en las clases extra?¿Qué vamos a aprender?- Muriel.
- Hechizos de desarme y defensa sobretodo.- contestó Harry.
- ¿No vamos a hacer pociones ni a analizar el nivel de poder de nuestros enemigos?
- ¿Qué?- saltó Harry.
- ¡No me digas que pociones te ha gustado!- exclamó Ron riendo.
- ME GUSTAN las pociones, pero NO ME GUSTA el profesor.
- Mira que eres rara...las pociones son el mayor castigo de cualquier mago sensato.
- Bueno...- comenzó a decir Hermione.
- Y te gustarán a ti también.
Hermione se metió una magdalena entera en la boca y eludió el contestarle a Ron, que rápidamente pasaron a otro tema.
- Hoy sois los primeros en tener Defensa, si hay profesor, decídnoslo, ¿eh?- les dijo Ginny a Muriel y a Lorraine.
- Claro.- contestaron.
Se largaron con un par de bollos en la mano hacia Herbología, su primera clase. Por el camino hacia las escaleras, Muriel notó una presencia y se dio la vuelta para mirar... no había nadie, pero hubiera jurado que un demonio o algo así la estaba observando.
- Venga, o llegaremos tarde.- le dijo Lorraine desde las puertas del castillo.
- Voy.
Desechó la idea de que fuera un demonio porque le hubiera visto, no se podía fluctuar o aparecerse en el castillo aunque...tal vez estuviera utilizando otro tipo de métodos para evitar ser detectado o visto. Fue a los invernaderos con los sentidos bien alerta, le costaría saber si había un demonio cerca de Harry, pero tampoco era un imposible.
Entretanto, aquella "presencia" entraba en una oscura sala lejos de Inglaterra donde esperaba un demonio tapado de pies a cabeza con una túnica negra con capucha.
- ¿Y bien?¿Qué me has traído?- preguntó la "presencia" al demonio.
- Nada demasiado peligroso, mi señor. Pero suficiente para armar escándalo y medir las fuerzas de las que disponen las Embrujadas y la Necrus.
- ¿Qué es?
- Unos cuantos Ghónadan, nada más.
- Sí, eso será un buen comienzo...envíalos a esa escuela.
- Como ordenéis.
El demonio desapareció envuelto en llamas, mientras que la "presencia" se regocijaba en sus planes.
- Pobres Embrujadas.- rió con malicia.- estarán tan distraídas luchando contra Barbas y ese simple mago que ni siquiera advertirán que yo he estado detrás de todo...y cuando se hayan percatado de ello, será demasiado tarde.
Observó un balde con agua en la que se reflejaba lo que las chicas estaban haciendo en ese momento, que era esperar en la mansión Halliwell una respuesta del director de Hogwarts. La "presencia" se rió ante la perspectiva de éxito que le esperaba.
Mientas, en el despacho de Dumbledore:
- Bien, al fin parece que he encontrado un profesor de defensa y...adivinación.
- ¿Les has visto ya?
- No, Minerva, pero me parece mucha casualidad que se presenten justo al mismo tiempo.- dijo, la profesora se encogió de hombros.
- Bueno...puede que se conozcan, que sean compañeros o incluso parientes.
- Compañeras.
- ¿Qué?
- Son tres mujeres, dos para defensa y una para adivinación. Eso SÍ es raro, ¿desde cuando tengo siquiera a más de un candidato para ese puesto? Siempre tengo que suplicarlo, y ahora de repente se ofrecen dos personas. Con los tiempos que corren me parece sospechoso.
- Si no son de fiar, creo que se verá en la primera entrevista, y este año el puesto de defensa es más necesario que nunca, así que será mejor que las llames.- dijo, Dumbledore suspiró.
- Sólo espero que no vuelva a colárseme nadie como aquel Moody falso.- hizo una pausa, quedándose pensativo y mirando las cartas de las candidatas.- Está bien, convócalas para mañana al mediodía en Las Tres Escobas.
Con un movimiento de varita, metió en un sobre las tres cartas dirigidas a Piper, Phoebe y Paige y se las entregó a McGonagall, que salió del despacho rumbo a la lechucería.
Cuando acabó la clase de Herbología, los alumnos de primero de Gryffindor se dirigieron rápidamente hasta la clase de Defensa para esperar al profesor. Muchos murmuraban acerca de cómo o quién debía ser...algunas de las cosas que oía Muriel de un condensado grupito que estaba a su lado casi hacen que se desparramara de la risa.
- Sí, un prefecto de Hufflepuff ha dicho que iban a recontratar a Umbridge.- decía un chico moreno y bajito.
- ¡Imposible! Después del estropicio del año pasado no se atreverán...- contestó otro, también moreno pero más alto y de ojos claros.
- Alomejor este año hacen como en tercero.- dijo una chica de pelo rubio oscuro.
- ¿Crees que traerán a un hombre lobo?
- No, ¿pero os imagináis cosas como una arpía?- Muriel contuvo una carcajada, eso se lo iba a apuntar.
- O un vampiro...
- O una Embrujada...- murmuró Muriel de manera que no la oyó nadie.- Entonces, ¿el giraluna aparece en luna llena solamente?
- Exacto.- Lorraine y ella repasaban lo visto en Herbología, de lo que Muriel no andaba tan enterada como en las demás materias.- Y se usa en el ámbito medicinal para bajar la fiebre, sus aceites son aplicados para quemaduras y se extraen de sus pipas plateadas.
- No nos ha dicho mucho sobre él.
- Por eso nos ha mandado el trabajo.
- Esta tarde haremos nuestra primera visita a la biblioteca.
- Y desgraciadamente, no será la última.- dijo Lorraine con un suspiro de resignación.
- Qué va, es sólo el princiiiipioooooo.- contestó Muriel poniendo tono amenazante, luego ambas se echaron a reír.
Esperaron durante diez minutos hasta que apareció McGonagall por el pasillo con unas cartas en la mano para decirles que no había profesor aún y que se fueran a los terrenos o la biblioteca. Todos dieron sus muestras de decepción, ya que si venía mañana serían los de Ravenclaw de cuarto los primeros en conocer al nuevo profesor...y pasado eran los Slytherin de sexto los que tenían a primera hora la asignatura.
Sólo cuatro Gryffindor fueron hacia la biblioteca. Muriel se había dado cuenta de que la profesora de Transformaciones iba hacia la lechucería y al darse cuenta del número de cartas (tres) sonrió pensando que, a más tardar, serían los Slytherin los primeros en sufrir las clases de Piper o Paige.
Iban a doblar la esquina y entrar en el pasillo de la biblioteca cuando Muriel se quedó mirando un extraño charco de barro verdoso. Con lo limpio que había visto el castillo hasta ahora, le extraño que hubiera algo así sin que una de esas extrañas criaturas llamadas "elfos domésticos" la estuviera quitando.
Sin darle más importancia, siguió adelante, hasta que al empujar la puerta de la biblioteca oyeron un fuerte grito de dolor justo detrás suyo. Se dieron la vuelta y vieron a uno de los otro chavales de Gryffindor que iba con ellas retorcerse en el suelo mientras se tapaba la cara con las manos. Pero lo que vieron a su lado fue lo que las dejó paralizadas: a Lorraine del susto y a Muriel porque aquella cosa acababa de lanzar un aviso sobre ella. Luego se sumergió en el mismo charco de barro que desapareció por completo del suelo.
La señora Pince salió de la biblioteca y se acercó al chico, que todavía gritaba y se retorcía en el suelo. Detrás de ella salieron alumnos curiosos que estaban allí y Lorraine y Muriel se acercaron al chico para verlo más de cerca.
- Tú.- le dijo la señora Pince al otro chico de Gryffindor.- Ve a avisar a la señora Pomfrey de que hay un alumno malherido por ácido, ¡corre! Y vosotras.- señalo a Lorraine y a Muriel.- Ayudadme a llevarlo a la enfermería.
Ambas cogieron al chico de los brazos y lo levantaron, pudieron ver entonces la cara que se le había quedado después del ataque. Tenía media cara en carne viva y encima le había dado en un ojo, con lo cual, era una escena bastante gore(n/a: viva Peter Jackson!). Lorraine se puso verde y poco le faltó para vomitar ahí mismo, pero se contuvo y juntas corrieron a la enfermería llevando casi en volandas a su compañero.
Cuando entraron, la señora Pomfrey se acercó y les indicó que pusieran al chaval en una camilla. Rápidamente acercó una mesita metálica con ruedas hasta la camilla y empezó a curarle.
- ¡Salgan de aquí!¡Rápido!
En ese momento, McGonagall entró en la enfermería.
- Pomfrey, ¿qué es lo que se ha formado en la biblioteca?
- Acérquese y véalo usted misma, profesora.
McGonagall se asomó a la camilla, donde el chaval todavía gritaba de dolor y se echó rápidamente hacia atrás.
- ¡Por Merlín! Pero, ¿qué demonios le ha hecho esto?
"Ahí le ha dado, profesora. ¿Qué demonio era ese?", pensó Muriel. La criatura le sonaba, pero no acababa de acordarse de su nombre...
- ¡Fue una criatura!¡Muy extraña!- exclamó el chico Gryffindor que acompañaba al herido, bastante nervioso.- Era verde y salió de un charco de barro que había en el suelo. Parecía una especie de tritón humanoide o algo así....
- ¿Y qué hizo?
- Nos quedamos parados mirándole, sin saber qué hacer, era la primera vez que veíamos algo así.- continuó el chico, mientras la señora Pomfrey le daba un vaso de agua.- Luego abrió la boca y soltó un escupitajo que ha resultado ser ácido...- tomó un poco de agua.- Ha sido horrible.
- Muy bien, señor Maguire, no se preocupe.
McGonagall salió de la enfermería rumbo al despacho de Snape, seguida por Muriel, que le preguntó:
- ¿Se pondrá bien?
- Le llevarán a San Mungo, no sé qué clase de ácido era, pero era muy potente.
"Ojalá pudiera llamar a Leo", pensó Muriel.
Se volvió para entrar otra vez a la enfermería pero Pomfrey ya estaba echando a Lorraine y al otro Gryffindor. El pobre estaba blanco a pesar de que la enfermera le había dado un tranquilizante y decidieron llevarlo a la torre.
- No te preocupes, se pondrá bien. Mi madre no paró de decirme antes de venir que Pomfrey es la mejor enfermera y bla, bla bla...- dijo Lorraine, el chico sólo atinó a sonreír.
- ¿Cómo te llamas?
- Malcom.
- ¿Y tu amigo?
- Edward.
- Bien, no te preocupes por nada.
- ¡Tienes que decírselo al director, seguro que era un espía de quien-tú-sabes!- comenzó a gritar Malcom, poniéndose de nuevo nervioso.- ¡No están atacando y no podemos escapar!
- Oye, te aseguro que no pasará otra vez. Pero no grites...
La gente que en ese momento iba por los pasillos por el cambio de clase se les quedaba mirando con los ojos como platos y Muriel no quería llamar la atención, así que se le ocurrió una rápida y disimulada solución.
- ¡¡No lo entiendes!!¡¡Nos van a m...!!
- ¿Qué estás haciendo, Muriel?
- Un viejo truco para tranquilizar.
Le había apretado un nervio a la altura de la clavícula, recordaba que varios compañeros Necrus se lo hacían a menudo pero no con intención de tranquilizarla, sino martirizarla. La diferencia estaba en el grado de presión que se ejercía...
Malcom casi se queda inconsciente, así que tuvieron que llevarle entre las dos hasta su dormitorio en la torre Gryffindor y dejarle allí. Luego pararon un momento en la sala común.
- Ahora toca Historia de la Magia.- comentó Lorraine.
- La clase ideal para pensar y tranquilizarnos un poco.
- ¿Te fijaste en el careto que se le había quedado a ese tal Edward?- hizo un mohín de asco.
- No me lo recuerdes. Venga, vámonos a clase.
El incidente pasó de boca en boca con tal rapidez que Muriel, Lorraine, Edward y Malcom se convirtieron en los protagonistas del día. Malcom había vuelto con su grupo, Edward estaría ya en el hospital y Lorraine y Muriel se habían quedado juntas. Pero allí donde iban, se les quedaban mirando y murmuraban cosas cuando se habían alejado un poco...
- Me irrita que hagan eso.- comentó la rubia poco antes de ir a comer.
- Normal, con lo de la vuelta de quien-tú-sabes y que haya pasado algo así...
- ¡Qué miráis!- le gritó a unas chicas de tercero de Ravenclaw, que se sobresaltaron y casi salen corriendo.
- Me pregunto qué era eso...¿crees que nos atacará otra vez?- le dijo Lorraine, bastante asustada.
- Tú no te preocupes, como vea a esa cosa otra vez le meto la varita en todo el ojo, se lo saco, y luego le meo encima para que le escueza.- dijo, eso tranquilizó un poco a su amiga en el sentido de que se echó a reír, con lo que no oyó lo que dijo a continuación.- Esto es serio si un demonio ha conseguido entrar en el castillo...pero pienso averiguar cómo y quién le ha enviado.
Aunque parecía bastante obvio que había sido Barbas, Muriel sabía que tal vez éste se lo hubiera encargado a otro demonio...
Entraron al Gran Comedor, donde Ginny les hizo unas señas para que se sentaran. Una vez allí, comenzaron a lloverles las preguntas.
- ¿Qué ha pasado?
- ¿Quién ha sido?
- O más bien, ¿qué ha sido?
- ¿Sabes quién es la víctima?
- ¡Cshé! Un poquito de tranquilidad...- dijo Muriel levantando las manos.
Dejó que Lorraine narrara lo que había sucedido en el pasillo, ya que veía que tenía muchas ganas de que Harry pusiera su atención en ella. Así mientras le daba tiempo a intentar recordar el nombre del demonio....estaba segura de que empezaba por G....
- Pobre chico.- saltó Neville cuando Lorraine acabó.
- Jamás he oído hablar de criatura semejante.- dijo Hermione.
"Normal, si nosotros nos desvivimos por eliminar amenazas como esas", pensó Muriel. "A ver, era algo de G...Ga...Gu...no, ¿cómo era?"
- ¿Pero no os dais cuenta de la situación?¡Ha atacado en Hogwarts y en pleno día!
- ¡Ay, Harry!¡No empieces!- le dijo Hermione con tono de hastío.
- ¡Y con ácido! Sólo acabamos de empezar el curso y ya un alumno ha acabado en San Mungo...- siguió Harry, ignorándola.
- ¿Y quién dice que haya sido Voldemort?
- ¿Y quién dice que no?
- Te estás volviendo paranoico, Harry.
- Ya, tú di lo que quieras. ¿Estás conmigo, Neville?- preguntó, el aludido se sobresaltó.
- Eeehm...oye, Harry. Puede que tengas razón, pero me parece precipitado pensar que haya sido Quien-tú-sabes.- Harry puso los ojos en blanco y siguió preguntando.
- ¿Ginny?
- Me abstengo de votar.- dijo sin dejar de mirar unos pergaminos.
- ¿Lorraine?¿Muriel?
- Yo...bueno....no sé...- balbuceó Lorraine, roja como un tomate, al ver que Harry se dirigía directamente a ella.
- ¿Muriel?
La rubia le lanzó una mirada sombría para luego volver a poner su atención a la comida.
- ¿No piensas contestar?
- ¡Bueno, mira!¡Para empezar no tienes que hablarnos así!¡Para continuar sí, creo que ha sido obra del puto-mago-petardo-gilipollas-que-no-debe-ser-nombrado-y-da-más-por-culo-que-Gran-Hermano!¡Y para acabar, ¿quieres dejar de recordarme lo sucedido?!¡Estoy intentando comer y visualizar en mi mente la cara de ese pobre chico no me ayuda!
Todo el Gran Comedor se quedó callado como una tumba al oír los gritos de Muriel, que dio un fuerte suspiro y salió como un rayo del comedor al ver que todo el mundo la estaba mirando. Cuando se fue, todos volvieron a una relativa normalidad, aunque Harry bien sabía que la comidilla de todos ahora era el cómo acababa de llamar Muriel a Voldemort.
Sin poder resistirlo, se empezó a partir el culo, lo que generó nuevos murmullos por todo el comedor.
- ¿Habéis oído eso?- murmuró quitándose las lágrimas de la risa.- ¡Le ha llamado puto mago petardo gilipollas!
Muriel salió a los terrenos y se sentó cerca de las puertas del castillo, apoyando la espalda contra el muro de piedra. Había contestado así a Harry no porque le hubiera sacado de quicio (que sí lo había hecho), sino porque se sentía frustrada por no haber visto el peligro antes y haber destruido a aquel demonio...¿y qué clase de nombre tan difícil podía tener para que no se acordara?
Siguió pensando durante no supo cuánto tiempo, hasta que alguien apareció a su lado. Ni siquiera se molestó en abrir los ojos ni dejar que quien fuera le hiciera preguntas, simplemente dijo:
- No pienso contar a nadie lo que ha pasado, así que si eres otro sádico curioso cómprate un vídeo y una tele y ponte a ver pelis gore.
- Lo haría, señorita Fawn, pero prefiero que me lo diga usted.
- ¡Profesor Dumbledore!- exclamó Muriel poniéndose de pie de repente.- Disculpe...
- No pasa nada...- dijo con una sonrisa al ver la cara de vergüenza de la rubia.- Entonces, ¿debo acudir a un videoclub o me va a ahorrar el viaje?
Diez minutos después, Muriel hacía su segunda (aunque oficialmente primera) visita al despacho del director. Fue entonces cuando se fijó bien en todos los cuadros de los anteriores directores de Hogwarts que inundaban las paredes y en el Ave Fénix que tenía. Recorrió un poco más la estancia y se encontró con una espada ensangrentada en la que a duras penas se distinguían las palabras "Godric Gryffindor" y un montón de trofeos y otros cacharros.
El director le hizo una seña para que se sentara y la invitó a que comenzara a contarle lo sucedido. Muriel tuvo mucho cuidado con las palabras que utilizaba, sobretodo "demonio".
- Vaya...
- ¿Qué va a hacer?
- Investigar, señorita Fawn. Pero no se preocupe por nada, solucionaremos el misterio y sea lo que sea lo que atacó al señor Herbertson no volverá a pisar este colegio.
"Sí, ya me gustaría verte enfrentándote a un...", pensó Muriel, que de repente se acordó del nombre.
- ¡Ghónadan!
- ¿Qué?
- Nada, que me he acordado de algo. ¿Puedo irme ya?
- Claro, y le agradecería que no se lo contara a nadie. Aunque por lo que me dijo al principio, debo suponer que no lo hará...
Muriel negó con la cabeza y salió del despacho del director. Durante la tarde no hizo más que impacientarse por acabar las clases, no hacía caso de los que intentaban pararla y casi arrolla a Malfoy cuando tocó el timbre de la última clase de la tarde y él iba a meterse con ella.
Salió corriendo rumbo a la torre de Gryffindor, pero en vez de eso tiró rápidamente por las escaleras hasta salir del colegio. Se adentró un poco en el Bosque Prohibido y desapareció para ir a la Mansión Halliwell.
- Hola, ¿alguien?- dijo cuando apareció en la entrada.- Necesito piedras escudo de esas blancas que detectan demonios y...
De repente, una bola de energía estaba volando hacia ella. Fluctuó y volvió a aparecer, encontrándose con un demonio vestido de negro y con una capa gruesa.
- ¡Mátalo Muriel!- le gritó Paige desde el piso de arriba.
Muriel alzó la mano e hizo una bola de fuego, pero el demonio le sonrió y desapareció sin más.
- ¿Y esto?¿Qué habéis liado?(n/a: ya la han liao, xavales, ya la han liao XD)
- Nos han localizado, hemos tenido tres ataques en menos de dos horas.- dijo Leo, que acababa de llegar orbitando con Wyatt.
- Pero todos ellos amagos.- dijo Chris bajando las escaleras.- No sé qué pretenden, pero sea lo que sea, no es bueno.
- Muy observador, Chris.- le contestó Leo con ironía.
- ¿Qué decías de las piedras?- le dijo Piper.
- Han atacado en Hogwarts...
Les explicó todo lo sucedido en el camino a la biblioteca, al acabar, Phoebe ya había bajado una buena cantidad de piedras y se las había dado a Muriel en un saquito.
- Gracias.- le dijo.- ¿Os han llegado ya las cartas?
- Sí, hace poco...- dijo Piper.- Espero que la entrevista salga bien. Wyatt estará más seguro en esa escuela que en esta casa.
- ¿Y la escuela estará segura con Wyatt dentro?
- ¿Ahora resulta que de quien no te fías es de tu propio sobrino, Paige?
- ¡No es eso! Pero no puedes tenerlo encerrado todo el tiempo ni evitar que haga magia. Y la magia que hace Wyatt no es precisamente la que hacen los magos en ese lugar.
- Ya hablaré de eso con ese tal Dumbledore, seguro que tiene algún lugar en el que dejarle bajo vigilancia y donde nadie pueda ver lo que hace.
- ¿Tu podrás solucionar lo de los Ghónadan?- le preguntó Leo a Muriel.
- Sí, no habrá problema. Esta noche revisaré las cañerías, seguro que se ocultan allí...
- Ten cuidado.- le dijo Chris.
- Si me necesitáis contra los demonios puedo venir después de que haya purgado el castillo de esas cosas.
- No, creo que de momento nos apañamos.
- Está bien, en ese caso, espero veros mañana por la escuela.
Cuando regresó, por suerte le valió la excusa de que había estado en la biblioteca y de vez en cuando dando una vuelta por los terrenos. Ya que Hermione apenas la había pisado por el temor a que un charco apareciera de repente y cosas así. Por la noche volvió a salir, intentando buscar un sitio por el que colarse a las cañerías.
Decidió ir a uno de los baños, precisamente el de Myrtle, por ser el que los estudiantes más evitaban. Muriel no entendía por qué, pero eso le decía que podía ser un lugar perfecto para la aparición de los demonios.
Entró en él, no había nada ni nadie, pero el suelo estaba lleno de agua. Ahí estaba la razón...
Se alarmó al escuchar unos llantos que venían de uno de los baños, ¿qué estudiante sería tan tonta como para andar de noche por el castillo sabiendo el peligro que había?
- ¿Hola?¿Quién hay?
- ¡Déjame sola!
- ¿Qué haces aquí a estas horas?¿No deberías estar en tu sala común o algo así?
De repente, un fantasma atravesó la puerta de uno de los retretes, era la que estaba llorando.
- Ups, lo siento, no sabía...- dijo refiriéndose a su estado.
- ¿No me conocías?
- Eeeh...no.- contestó, la fantasma hizo pucheros.
- Nadie recuerda a Myrtle, como no fue importante en vida, menos aún en la muerte.- comenzó entonces a llorar, haciendo bastante ruido.
- Oye...Myrtle, no he dicho que no fueras importante...simplemente es que no conocía este mundo de magos y...
- Pero ni siquiera te han hablado de mí.- dijo casi a gritos, llorando también a un volumen considerable. Muriel comenzó a ponerse nerviosa, en cualquier momento podía aparecer un profesor o un demonio.
- ¿Puedo hacer algo para que te sientas mejor?
Como si le acabaran de ofrecer diamantes, dejó de llorar de repente, se secó las lágrimas y miró a Muriel con una sonrisa pícara.
- Bueno...quizá mejorar mi fama...- Muriel asintió, escuchando atenta.- La verdad es que sé cómo entraron esos bichos verdes tan raros.
- ¿Lo sabes?- preguntó Muriel sorprendida.- ¿Y me lo dirías?
"Yo a esta la ficho de espía, ¡es una mina!" pensó.
- Sólo si dices que te lo dije yo...y elogias la manera en que te salvé de uno de ellos cuando quiso atacarte.
- Eeemm...claro, sólo que tendré que decir que fue por la mañana. Ahora se supone que está prohibido ir por los pasillos.
- ¿Pero lo harías?- ahora la sorprendida era Myrtle.
- ¿Por qué no? Tú me das la información y yo digo que me salvaste. Hoy por ti, mañana por mi, ¿no?- Myrtle asintió, contenta.
- Y tienes razón, se supone que está prohibido ir por los pasillos...¿qué haces por aquí?
Muriel puso cara de no haber roto nunca un plato mientras pensaba en si convenía de verdad ficharla o no....
- Si yo te elevo casi a la altura de Harry Potter en fama, ¿me guardarás un secreto?
- ¿Qué? Sí, hombre...yo, casi tan famosa como.- suspiro.- Harry... no te creo capaz.
- Bueno, entonces nada. Ya me dirás mañana cómo entraron los demonios y eso...
Se dio la vuelta con intención de irse del baño, pero Myrtle la llamó y se detuvo.
- ¡Hey!¡Espera! Bueno...- Muriel se volvió de nuevo.- ¿Has dicho demonios?
- Aha...¿hay trato?
Al día siguiente, los estudiantes iban mirando con sumo cuidado el suelo. Cualquier charco de agua (ya no sólo barro) era sospechoso y nadie pasaba por allí a menos que fuera absolutamente necesario, y en tal caso, pasaban con la varita en la mano y corriendo. El famoso trozo de pantano que dejaron los gemelos Weasley se convirtió en uno de los más temidos tramos del castillo junto con el baño de Myrtle la llorona...
Los profesores hicieron una inspección de cada rincón del castillo, pero ni rastro de la criatura. Los elfos domésticos se afanaron en mantener secos todos los pasillos, bajo las quejas de Hermione, que volvía a sus ideas sobre la PEDDO al ver a los pobres trabajando a destajo.
Los cristales que Muriel había instalado (con la inestimable ayuda de Myrtle) detectaron que los Ghónadan seguían rondando por el colegio, pero que ninguno tenía salida a los pasillos gracias a los elfos domésticos. Esperaba que pronto Dumbledore admitiera a las Embrujadas en el colegio o a saber lo que podía entrar después de los Ghónadan... durante la mañana se formó un buen revuelo debido al supuesto ataque en el baño de Myrtle, mientras que Muriel comenzaba a cumplir su parte del trato poniendo por las nubes a la siempre deprimida fantasma, que por supuesto, ya tenía currando como espía para las Embrujadas.
Al mediodía, Dumbledore estaba ya en Hogsmeade rumbo a Las Tres Escobas para entrevistarse con sus tres candidatas. Cuando entró en el local varias personas le saludaron, él les devolvió el saludo y miró alrededor por si veía a tres mujeres reunidas. No le hizo falta mucho esfuerzo, pues una de ellas, de pelo corto y sonriente, se acercó a él.
- Hola, usted debe de ser el Profesor Dumbledore, ¿verdad?
- Sí, y usted es...
- Phoebe Halliwell, yo le escribí para el puesto de Profesora de Adivinación. ¡Pero venga a sentarse! Le presentaré a mis hermanas, que han venido para el puesto de Defensa.
- ¿Son hermanas las tres?
- Aha.
La primera impresión que recibió Dumbledore de las tres hermanas fue buena, pero no podía dejarse engañar. Phoebe por el contrario se puso un poco nerviosa al usar su poder de empatía y ver que el anciano desconfiaba de ellas, así que trató de que el profesor viera que estaban de su parte y no eran intrusas del enemigo.
Se sentaron a la mesa y Madame Rosmerta vino para tomar nota de lo que pidieran, las chicas insistieron en invitar, pero Dumbledore se impuso. Luego Piper hizo gala de su experiencia como chef y al pedir fue tan específica que asombró al director.
- Soy Piper Halliwell.- dijo presentándose.
- Yo Paige Mattews.- al ver la expresión de extrañeza de Dumbledore, Paige aclaró.- En realidad soy hermana sólo por parte de madre.
- Oh, profesor.- saltó Piper.- Hay una cosa que debería saber, y espero que no tenga inconveniente...
- No, dígame.
- ¡Wyatt!¡Cariño! Oh, mire, ahí está.
Dumbledore se dio la vuelta y se encontró con un niño rubio de unos cinco años que se acercó corriendo a Piper y la abrazó dejándose coger en brazos por ella.
- ¿Es su hijo?
- Sí, por eso espero que no tenga inconveniente en aceptarlo en la escuela si me selecciona.
- No, ningún problema.
- ¿Y tú qué dices?¿Te gustaría?- le dijo Piper a Wyatt.
- ¡Sí!- dijo el pequeño sonriendo.
- Bien, he leído detenidamente sus cartas y...- dijo, las tres se quedaron mirando expectantes.- ¿De veras estudiaron en esta escuela?
- ¿La conoce?- saltó Paige, sorprendida.
- He oído rumores.- contestó con un tono extraño.- ¿Sólo usted tiene experiencia enseñando?- le preguntó a Paige.
- Sí, pero las demás no son malas...saben mucho en cada campo.
- Verá...Phoebe.- dijo desviando la vista hacia ella.- Desde hace tiempo tengo pensado retirar esta asignatura, pero creo que voy a dejarla un año más.
- Como usted quiera.- contestó.
- Bien, eeh...¿les importa si les hago una prueba?
- Adelante.- contestaron las tres a la vez.
Wyatt se bajó de los brazos de Piper y se fue a corretear por el local mientras Dumbledore comenzaba haciendo preguntas a Paige y a Piper sobre Defensa. Tuvieron suerte de que les preguntaran cosas comunes entre los dos mundos, como las Banshees o los Vampiros, hombres lobo y otras criaturas conocidas.
A Phoebe le extrañó que el director no les preguntara sobre algún animal o hechizo extraño que sólo conocieran los magos, como algunos seres, hechizos o maldiciones que había visto en los libros de Muriel. Decidió no darle importancia, tal vez si conocía la escuela de Gideon tuviera la idea de que venían con ciertos conocimientos...¿pero cómo un mago podía saber sobre él? Phoebe ya se hacía una idea, pero cuando iba a hacer una pregunta al directos, se dio cuenta de que estaba paralizado.
- ¿Por qué has congelado el bar?- le preguntó Paige.
- ¡¡Wyatt!!¡Deja eso!
Phoebe y Paige se dieron la vuelta y vieron que el pequeño había orbitado hasta él una varita y la había usado contra un barril de cerveza de mantequilla convirtiéndolo en un barril de plastilina. En el momento en que Piper congeló el lugar, la dueña de la varita se había quedado mirando a Wyatt con la boca abierta.
- ¡Mamá, mira, patilina!
- Sí, puedes quedarte un trozo, pero tenemos que devolver a su estado normal el barril.- dijo, pero Wyatt hizo pucheros.- Estos señores no deben saber que podemos hacer cosas como congelar o hacer cualquier clase de magia.
- ¿Po qué?
- Tiene que ser una sorpresa, ¿me prometes que no la estropearás?
Wyatt asintió, cogió la varita y con un movimiento volvió de nuevo cerveza la plastilina tras quedarse con un buen trozo. Luego Piper la cogió y la puso en la mano de la bruja con la boca abierta y a Wyatt bien alejado de su vista.
- Piper, ¿de verdad crees que es buena idea traerlo a esta escuela?¿No sería mejor dejarlo en la otra?- le dijo Phoebe.
- No pienso dejar a Wyatt por ahí con un demonio yendo tras él, como Chris afirma y al que, por cierto, creo.
- Pero Leo está para algo, no es un adorno. Puede llevárselo arriba una temporada.
- Lo sé, Paige, pero ya va creciendo y...en fin, arriba no es un buen sitio para pasar los próximos nueve o diez meses. Créeme que si tengo algún problema Leo se lo llevará.
- Entonces puedes ir avisándole.- dijo Paige entre dientes.
- ¿Qué?
- Que entonces ya puedes ir descongelándole.
Así lo hizo y Dumbledore se quedó un momento distraído y extrañado, con lo que Paige le animó a continuar. Comenzó de repente a contarles la situación de aquel mago oscuro llamado Voldemort y Dumbledore se sorprendió de que estuvieran escuchando tan tranquilas. Normalmente todos sentían un escalofrío al oír el nombre, y sin embargo, aquellas tres mujeres no parecían muy alarmadas por la situación. Podía deberse a que estaban bien entrenadas y poseían grandes conocimientos de brujería que pudieran rivalizar con los de Voldemort...o que estuvieran de su parte, y por ello no sintieran mucho temor. Aunque incluso sus más allegados mortífagos rehusaban usar su nombre...
De repente, Phoebe le puso una mano a Piper en el brazo y apretó, haciendo que ésta se sobresaltara.
- Oww...¡Piper!- le susurró Phoebe.
- ¿Qué?- le dijo ella entre dientes.
- ¡Demonio!¡En la parte de atrás! Viene a por él...- señaló con disimulo a Dumbledore, que afortunadamente estaba distraído hablando con Paige.
- Emmm....¿nos disculpáis? Tenemos que ir al baño.
- Claro.
Las dos se levantaron y fueron hacia el baño de señoras, Piper se asomó primero por la puerta con mucho cuidado.
- ¿Ves algo?
- Nada.
- Será mejor que entremos.
- ¡Pero...!
Phoebe empujó a Piper adentro y cerró la puerta.
- ¿No te das cuenta de que podría habernos atacado al entrar así?
- Lo sé, pero Dumbledore se nos había quedado mirando como si estuviéramos locas.
- Vale.- dijo, luego se dio la vuelta y observó el baño.- Ahora a por el demonio.
Avanzaron un poco más, lentamente, hacia la ventana del fondo de los lavabos. Phoebe se acercó a la primera puerta de uno de los servicios y le dio una patada, refugiando a ambas un poco hacia atrás.
- ¿Para qué haces eso?- le preguntó Piper.
- Muriel nos dijo que lo más probable es que se escondieran en las cañerías, es un demonio que usa el agua como portal para salir a nuestro mundo y atacar...¿qué mejor sitio para empezar que un baño?
Piper asintió y entre las dos comenzaron a abrir las puertas con cuidado de retirarse por si el Ghónadan les tiraba una bola de ácido. Estaban llegando al último retrete, en el que contaron hasta tres antes de abrir la puerta. Phoebe dio la patada y...
- Nada, no hay nada.- dijo Piper, Phoebe dio un suspiro.- ¿Estás segura de que había un demonio?
- Sí, Piper...- contestó Phoebe con tono exasperado.- Lo he notado, estaba aquí.
Mientras, justo detrás de ellas, se estaba acumulando agua en el suelo por culpa de uno de los Ghónadan, que poco a poco comenzaba a salir, acechándolas.
- ¿Y ahora?¿Notas algo?- le preguntó Piper a Phoebe.
- Sí...- contestó deteniéndose en seco, luego señaló hacia atrás por encima de su hombro.
- Vale, a la de tres...
Pero al segundo siguiente Phoebe la empujó porque el Ghónadan ya les había lanzado una bola de ácido. Piper gritó sin querer del susto y se quedaron en el suelo un momento, hasta que reaccionó y comenzó a intentar explotar o congelar al demonio, que era sorprendentemente escurridizo.
Mientras, Paige estaba entreteniendo a Dumbledore pidiéndole consejos sobre cómo era mejor hacer duelos entre alumnos, cuando sonó aquel grito y el sonido de Piper intentando explotar y congelar algo.
- ¿Qué es ese ruido?- preguntó Dumbledore.
- ¿Cuál? No he oído nada.- disimuló Paige.
¡¡Mátalo Piper!!
¡Detrás de ti, Phoebe!¡Al suelo!
BOOM
Dumbledore se alarmó y se levantó corriendo para ir hacia la puerta del baño de señoras, pero dio prioridad a Paige para que pasara.
- ¿Qué estáis haciendo?- dijo en bajo.
- ¿Todo va bien?- preguntó el director desde el otro lado de la puerta.
Eeeh...sí, sí. No se preocupe, está todo controlado le contestó Piper.
Al minuto siguiente, las tres salieron del baño con una enorme rata que llevaba Paige en la mano...pero que por su cara, no le hacía ni pizca de gracia.
- Bueno, es que tengo bastante cosa a las ratas y...a veces me paso con los hechizos que uso para alejarlas o matarlas.- Piper.
- Ah, ya veo.- contestó Dumbledore no muy convencido.
- 28 centímetros, sangre de dragón y roble.- le dijo Piper enseñándole su varita.
- Sí, varitas así son siempre muy potentes.
- Bueno, eeeh...creo que será mejor que sigamos con la conversación....¿no?- dijo Paige.
Los demás asintieron y se sentaron de nuevo, pero parecía que Dumbledore ya no tenía más preguntas, así que se quedó pensativo y mirando a las tres chicas un buen rato. Hasta que dijo con una sonrisa:
- Muy bien, creo que son las apropiadas, están contratadas.
- Pero...¿a las tres?- preguntó Phoebe, sorprendida.
- Sí, claro.
- Pero sólo hay dos puestos libres.- dijo Piper.
- Oh...sí, es cierto.- Dumbledore se quedó un momento pensando.- Bueno, no nos vendrá mal una profesora de Duelo como complemento de Defensa contra las Artes Oscuras, ¿le parece bien, señorita Mattews?
- ¿Duelo?¿Yo? Eeeh...- dudó un momento, pero recibió un codazo de Phoebe para que aceptara.- ¡Sí, claro! Sería estupendo.
- ¡Perfecto! Ahora si me disculpan, debo ir un momento al Herbolario. ¿Me esperan a la entrada del pueblo? Las acompañaré al castillo.
Las tres asintieron y se levantaron de la mesa. Salieron al exterior y Dumbledore se fue calle arriba mientras que las tres se dirigían a la entrada del pueblo, en la estación de tren y cerca del camino que llevaba a Hogwarts.
- ¿Qué era eso?- preguntó Paige una vez se fue el director.
- El Ghónadan...ayer atacó a un estudiante, Muriel nos lo contó anoche.
- Hay que averiguar cómo acabar con él.- dijo Phoebe.
- Pues tendremos que volver a la mansión a por el Libro de las Sombras.- Paige
- Por cierto, y ahora, ¿dónde dejaremos el libro?- Phoebe.
- Una de nosotras tres deberá quedárselo.- Piper.- La que tenga el despacho más seguro, y donde pueda esconderse mejor de cualquier mano ajena.
.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·
N/A: buenaaaaaaaas!!! en fin, lo primero es pediros perdón, la verdad es que activé la casilla de no aceptar reviews anónimos creyendo que era pa otra cosa... ¬.¬! en fin, pedón a tods aquells que quisieron dejar un rew y no pudieron. PERO AHORA SÍ PODÉIS EH??
Bueno!!! saludos a Paigeuadyi(n/a: seguro que lo escribo mal otra vez...)
Enseguida el capítulo 6, el 7 estará para la semana que viene más o menos.
FELIZ HALLOWEEN
PD: demasiado largo el capítulo??? :-s
