Fallen Angels

Era 31 de octubre de 1982. Dia de Halloween. En Godric's hollow, el numero 13, una familia celebraba esta fecha sin muchos lujos y completamente solos, cenando en el pequeño hogar de su comedor. Lily Potter le daba de comer a su hijo, simulando que la cuchara del puré era un avión pero Harry, que así se llamaba el pequeño, esa noche no probaba bocado. Se notaba nervioso y su padre, James, lo miraba de reojo preocupado, apartando el profeta.

De golpe una llamarada verde salió con potencia de la chimenea y Lily y James se levantaron de la mesa ágilmente, apuntando la lar de fuego con mirada amenazante.

Un chico de largo pelo negro azulado cayó al suelo perdiendo el equilibrio y la pareja apartó las varitas acercándose a él para ayudarlo a levantarse, Harry se rió alegremente por primera vez en la noche, dando palmadas.

-Pa-ddy...dyyy!-gritaba el niño alegremente. Y estiraba los brazos para que se acercara.

-hola, pequeñajo-dijo revolviéndole el pelo.

-Sirius ¿qué haces aquí?-preguntó Lily con preocupación.

-atacaron a Remus, Lils...es una advertencia, estoy seguro.-le dijo, pero no apartaba su mirada de James, que en ese momento miraba por la ventana apretando los dientes con rabia.

-¿cómo está Moony?-preguntó, girándose hacia su amigo de la infancia.

-recuperándose en san Mungo...pero no he venido por eso.-se metió la mano en el bolsillo derecho del pantalón y sacó tres joyas.-las hice para vosotros. Son protectoras. Las hice diferentes entre sí para que no llamaran la atención. El anillo para Prongs, el broche para ti, Lils, y el collar para el pequeñajo. No se bien como funcionan, solo se que cada una tiene mecanismos diferentes. La más poderosa es la de Harry.-dijo acercándose otra vez a la lar de fuego.

-grácias Sirius, por todo. Saluda a Vega y a Andy.-se despidió Lily dándole un fuerte abrazo.

-hasta pronto Padfoot.-James también lo abrazó y le dio unas palmadas amistosas en la espalda. Sirius se metió en la chimenea y desapareció tras una llamarada verde, dejando la casa en silencio otra vez.

La luz de la lámpara que iluminaba el salón parpadeó y la pareja se miró entre si. James miró por la ventana de reojo y se acercó a la mesa donde estaba su pequeño. Lo cogió en brazos y Lily le puso el collar de Sirius, James deslizó el anillo por su dedo y le puso el broche a Lily mientras le susurraba que no hiciera ruido.

El tiempo pareció detenerse mientras oían un siseo y unos pasos acercarse a la puerta de casa.

-¡¡Corre Lily, llévate a Harry! ¡¡Sube, yo lo detendré!-gritó James desesperado mientras se abría la puerta y veían a dos personas en ella. Lily cogió a Harry y echó a correr escaleras arriba. -traidor-susurró James con odio mientras veía a una de las figuras, que tembló en el lindar de la puerta. El otro encapuchado estalló en carcajadas mientras empujaba a su acompañante fuera de la casa y cerraba la puerta tras de si.

-vaya Potter, que casa tan acogedora.-siseó el encapuchado con voz escalofriante.

-¡Expeliarmus!

-¡Protego!-dijo simplemente sin moverse ni un milímetro.-¿crees que con esos hechizos de principiante me vas a detener? ¡Argum!-un rayo negro se dirigió hacia James, quien lo esquivó con dificultad.-¡Crucio!-gritó con fuerza y James se apartó nuevamente sonriendo con suficiencia-¡Avada kedabra!-dijo inmediatamente, un rayo verde salió de su varita y dio en la mano del joven, quien cayó al suelo sin sentido.

Sin mirar mucho al hombre, el encapuchado comenzó a subir las escaleras con parsimonia, entrando en la habitación en que se oían ruidos.

-entrégame al niño, Lily.-siseó acercando su mano a la mujer, que cubría la cuna con su cuerpo, con el rostro bañado en lágrimas y la varita temblando en la mano.

-¡¡a Harry no por favor! ¡mátame a mi pero a él no!-imploró la mujer llorando desconsoladamente.

-¡aparta estúpida!-gritó el encapuchado perdiendo los estribos pero ella no se apartó.

-¡¡no dejaré que lo mates! ¡¡¡mátame a mi pero a él no! ¡¡A HARRY NO, POR FAVOR!-gritó por última vez.

-como quieras...¡Avada Kedabra!-el cuerpo de Lily cayó haciendo un golpe sordo y Harry estalló en llanto.

-bueno, adiós Harry Potter...¡Avada Kedabra!-gritó el hechizo mortal por tercera vez pero en cuanto lo tocó, rebotó ante la mirada incrédula del encapuchado, dándole a este.

Un grito desgarrador resonó en el valle de Godric y todos los vecinos comenzaron a salir de sus casas asustados. La gente se amontonaba ante la casa de los Potter para mirar que era lo que pasaba pero nadie veía nada. El hechizo Fidelio aun surtía efecto y así fueron volviendo a sus casas, murmurando y mirando de reojo la casa abandonada. Solo un hombre miraba desde la calle, con la capucha cubriéndole el rostro bañado en lágrimas y en la cabeza una sola palabra se le repetía incansablemente... "traidor".

Se alejó lentamente hacia un lugar apartado, lejos de miradas curiosas y desapareció, olvidándose en el suelo una foto donde se veían 4 muchachos sonriendo. Uno de ellos, el de gafas, tachado con una cruz roja.

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El ruido del motor cada vez se oía más fuerte hasta que apareció una moto gigante plateada, en ella un hombre aceleraba desesperado.

-dios...¡Silver, más rápido! ¡¡vamos, joder, no puede ser! ¡¡¡tengo que llegar a tiempo!-iba gritando con rabia.

En cuanto tocó el suelo, bajó de la moto corriendo todo lo que sus piernas le permitían hasta llegar al numero trece. Sacó el papel escrito por Peter y comenzó a leer en voz alta, memorizando la dirección y entonces entró, primero rápido y después se quedó paralizado. Se acercó lentamente al cuerpo de su mejor amigo...su hermano.

Las lágrimas bajaban por sus mejillas desesperanzadoramente mientras se abrazaba al cuerpo sin vida de James Potter. El llanto silencioso pronto se volvió violento, sollozando y murmurando frases incomprensibles, se levantó de golpe, en medio de un ataque de histeria y comenzó a volcar sillas y a lanzar cosas contra el suelo, gritando y sollozando hasta que se calmó ligeramente.

Miró a su alrededor y subió corriendo al segundo piso limpiándose las lágrimas. Entró en la habitación de su ahijado... El niño estaba llorando y Sirius se acercó corriendo a él, llorando también. Mientras lo tenia abrazado miró a su alrededor.

-¿y Lils?-murmuró. Harry lo miró babeando y movió sus brazos hacia la puerta de la habitación. Sirius lo miró fijamente y abrió la puerta, bajó las escaleras y la vio.

Lily estaba delante del sofá, intentando llegar a James con lágrimas en los ojos.

-¡¡Lily, estás viva!-dejó a Harry sobre el sofá y se acercó a ella que seguía avanzando.

-james...james por favor...-susurraba casi sin voz. Llegó hasta él y le movió un brazo pero James no se movió. Lo besó en los labios pero no pasó nada. Le cogió la mano y le sacó el anillo. Una luz verde salió disparada del anillo y golpeó el techo, haciendo un agujero en este. James inspiró profundamente, como si no hubiera respirado en mucho tiempo. Sirius se sentó en la única silla que había de pie, con la boca abierta de par en par y la pareja lo miró desde el suelo. James se levantó lentamente y se acercó al sofá, donde Harry se había quedado dormido. Lily seguía en el suelo y Sirius se acercó a ella.

-todo ha acabado...-le susurró en el oído y ella sonrió.-James ¿te quedas con Harry y yo me llevo a Lily a San Mungo?-le preguntó a su mejor amigo.

-No, creo que mejor me llevo a Harry con Vega y Andrew y voy también a San Mungo.-Sirius asintió y salieron los dos de la casa. James cargando con su hijo dormido, fue a coger su moto que era idéntica a la de Sirius pero en color negro. Sirius hizo lo mismo, puso a Lily sentada delante suyo para que estuviera más protegida de caer y arrancó, surcando el cielo. James hizo lo propio y se fue en dirección contraria.

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Aparcó delante de una gran casa de color rojizo. En la puerta se leía "Familia Black". se acomodó mejor a su hijo, que en este momento le babeaba el cuello de la chaqueta mientras miraba la casa. Picó la puerta fuerte para que lo oyeran y esperó unos segundos hasta que una chica morena de pelo negro liloso abrió la puerta.

-¡James!¿qué haces aquí?-preguntó sorprendida.

-Vega, siento venir a esta hora, Voldemort...no se que pasó pero dijo Sirius que todo acabó...-susurró. Vega lo miró a los ojos, sorprendida.

-¿acabaste con él?-preguntó sorprendida.

-yo no. Ya te lo he dicho, no se que pasó, pero lo último que hizo fue atacarlo a él.-señaló a Harry y a la cicatriz en su frente.-pero por favor ¿podemos entrar? Me estoy helando... Además-entraron y James dejó a Harry sentado en el sofá.-he venido para dejarte a Harry. Lily está en San Mungo.

-¿cómo está? ¿está muy mal? ¿te acompaño?-preguntó rápidamente.

-no, no, tranquila. Bueno, yo marcho. Por cierto ¿cómo está mi sobrinito, Andy?-Vega sonrió.

-cada vez se parece más a su padre. En todos los sentidos...me cambia el color del pelo cada vez que se enfada y a Sirius le cambia la piel de color.-James se rió.-bueno, James. Cuando vuelvan me cuentas todo lo que pasó ¿vale? Y de paso mira como está Moony, que Sarah estaba histérica y John no para de llorar.

-vaya panorama. Bueno, hasta luego Vega.-le dio un beso a su hijo y se marchó con la moto.

Sirius llegó al hospital y dejando la moto aparcada, entró corriendo con Lily en brazos.

-Sirius, no hace falta que corras...-le decía la chica a media voz pero el seguía rápido. Un doctor los interceptó y rápidamente Lily fue atendida.

Él se sentó tranquilamente y se puso a leer el profeta que alguien se había dejado allí. Estuvo así hasta que, pasados unos minutos, comenzó a oírse gran revuelo y levantó la vista para ver qué pasaba. 10 aurores lo apuntaban con su varita.

-Sirius Orión Black, queda usted detenido por el asesinato de James Harold Potter, Lily Kathleen Potter y Harry James Potter.-dijo el que estaba delante suyo.

A Sirius se le abrió la boca de par en par y comenzó a balbucear cosas sin sentido.

-per...¿perdón? ¡Yo no he matado a nadie! ¡cojones, si Lily Potter está en este hospital! ¡Voldemort es historia! ¡los Potter acabaron con él cuando fue para matarlos! ¡Peter Pettigrew los traicionó! ¡Él es a quien tenéis que arrestar!-los aurores se miraron entre si incrédulos.

-se le ha ido la olla...-murmuró uno mientras que el de al lado asentía.

-no, no se me ha ido la olla.-siseó él.-¿acaso habéis visto los cuerpos de la familia Potter?

-ese no era nuestro trabajo.-respondió uno de ellos duramente.

-pues deberíais haber mirado al menos porque yo me siento muy vivo.-dijo alguien desde detrás de los aurores.

Estos se giraron y miraron incrédulos a James Potter que en ese momento se acercaba a Sirius con una sonrisa de burla.

-pero entonces...¿porqué nos mandaron a buscar a Sirius Black?-preguntó uno de los aurores.

-probablemente Peter Pettigrew, el traidor, avisó de nuestro "asesinato" por "traición" del "mortifago" Sirius Black.-siseó James mirando a ningún punto con odio.

-...¿pero...y quien-tu-sabes? No os dejaría iros tan fácilmente.-dijo otro auror.

-Voldemort ha caído.-dijo James en voz alta. El silencio se hizo en la sala de espera, donde la gente se había amontonado para oír lo que pasaba. La gente se miraba entre si hasta que una señora pegó un grito de júbilo, con lágrimas en los ojos y se abrazó a su marido.

-¡¡santo merlín!-gritó un hombre, seguidamente se acercó a James y lo abrazó. Muchos se acercaron y le daban las grácias.

-en realidad...más que debérmelo a mi...lo venció mi hijo, más bien.-todos lo miraron extrañados pero siguieron dándole las grácias a él, a su hijo y a toda su familia. Sirius se había vuelto a sentar para leer el profeta.

-eeh...¿Black?-Sirius levantó la cabeza para mirar a los aurores, que eran los únicos que quedaban ya que los demás se habían marchado a dar la buena noticia.-queríamos disculparnos con usted por haberlo dejado tan mal en público...

-no hace falta...prefiero que prometáis que capturaréis a Peter Pettigrew cueste lo que cueste...

-lo prometemos.-dijo el que había hablado.

-por cierto, Peter Pettigrew es un animago ilegal.-dijo James sentándose al lado de Sirius.-se convierte en rata.

Los aurores se despidieron dándole las grácias a James y fueron desapareciendo.

-¿cómo está Lils?-le preguntó James a su mejor amigo.

-no lo se...se la llevaron los médicos.-susurró este.

-bueno...no creo que sea muy grave, ella es fuerte...por cierto, Vega me dijo que fuéramos a ver a Moony, que su mujer está histérica y su querido 'Johnny' no para de llorar...de miedo a su madre, supongo...-los dos se rieron y fueron a recepción a preguntar por su amigo.