EL OTRO LIBRO
III: El diario de los años oscuros
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-El Necronomicon...–murmuró Shaoran analizando el libro. Efectivamente, permanecía vacío en sus páginas– ¿qué es lo que tanto escondes?
Se levantó y miró la hora. Dos de la mañana
Aún no sabía nada del libro o de cómo había llegado a sus manos. Pero eso no era lo que más lo preocupaba...era la poderosa aura que lo rodeaba, pero así de poderosa era oscura, inescrutable...se preguntó por un instante sobre su creador, las razones por las cuales dio origen a...esto.
-Un libro con páginas vacías...qué clase de disparate querrá decir –murmuró Shaoran incorporándose de su lugar y caminando hasta el baño. Su cara decía más que mil palabras, completamente ojerosa y sus ojos reflejando todo el cansancio que era capaz de expresar. Volvió al estudio, apagó la lámpara que alumbraba las amarillentas y ya nada desconocidas hojas del libro, y luego cerró la última luz. El lugar quedó sumido en la más profunda de las oscuridades. Solo la precaria luz de un poste de alumbrado público iluminaba hasta poco menos de la mitad. Dio media vuelta, y lo que vio lo dejó petrificado en su lugar.
La luz del poste que alcanzaba a filtrarse, estaba derramándose, literalmente hablando, sobre el libro, el cual se abrió en la primera de sus páginas y reveló una brillante y rica escritura manuscrita.
-No puedo creerlo...–se acercó de nuevo, sin abrir una luz, para contemplar el misterioso prodigio– era esto lo que se necesitaba...
Volvió a tomar asiento y leyó la primera línea que comenzaba con una frase bien particular:
"Al nuevo portador"
Entre tanto, el joven Drake Bathory compartía una amena velada. El Holandés Errante llenaba el lugar que servía de perfecto fondo. Recordaba y repetía las líneas que escribiera hace tanto tiempo sobre las hojas aparentemente vacías
-Te felicito y al mismo tiempo, me conduelo...–murmuró el conde– una condena o una bendición. Espero que sea lo segundo, por tu bien. Si te preguntas quién soy, quien fui, solo puedo decirte que soy un alma solitaria. Sobre mis hombros yace una maldición que ya olvidó sus inicios y que no atisba su final.
Tomó un pequeño respiro y continuó. Sentía la opresiva atmósfera conduciéndolo a algo que no quería hacer
-Mi linaje familiar termina conmigo. Mi hermana, lo único que me quedaba, murió gracias a la peste negra hace apenas un mes. Ella no heredó la fuerza proverbial de aquellos que llevan mi apellido maldito, y se fue…ahora mi familia desaparece, y me siento extraordinariamente solo. No tuve hijos, pese a la contrariedad de mi padre, para dedicarme exclusivamente a esto…y créeme que si tuviera una segunda oportunidad, echaría por la borda mi linaje, mis riquezas y mi nombre…y sería un simple mortal…solo un mortal…sin embargo, las segundas oportunidades ya no llegarán para mi. El fin de mis días se acerca más a cada palabra que escribo, así que te confesaré lo poco y lo mucho en estas páginas, que por centurias estuvieron verdaderamente vacías…
Shaoran solo se sorprendió del profundo sentimiento que irradiaban aquellas palabras. Simplemente continuó la lectura
-El Necronomicon contiene un juego de cartas, cada una más peligrosa que la anterior. No solo poseen poderes para lastimar el cuerpo…también para lastimar la mente…y todas tienen una debilidad específica. Es por eso que deberás guiarte por los consejos y pistas que te daré aquí. A su tiempo, aparecerán…sin embargo, solo existe un método para sellar su tremendo poder…tienes bajo tu mando una de las armas mágicas más poderosas jamás forjadas: la espada Balmung será lo que usarás en esta prueba. Su filo eterno, y la fortaleza de su hoja, sin mencionar su inimaginable poder mágico, son sus armas más poderosas
Terminó ese párrafo y palpó el lugar donde supuestamente estaba su espada. Salió un pequeño dije adornado, que a su contacto levitó frente a él y sobre el libro, transformándose en una espada de una larga hoja central, y de las terminaciones del mango partían dos hojas más pequeñas, y en el centro, una joya roja.
-Conque esta es Balmung…–murmuró completamente hipnotizado por el brillo de la espada de triple hoja. Pero intempestivamente, la joya roja comenzó a brillar con intermitencia, y sus hojas transmitían un pequeño y armonioso eco. Shaoran volvió sus ojos sobre las letras–…cuando una de las cartas del libro esté cerca, la espada reaccionará y resonará en armonía con su aura
Se levantó, con la espada en la mano, hasta la ventana. El agudo resonar amenazaba hasta con hacer estallar los vidrios del lugar
-Hay una carta ahí afuera…–miró la hoja de la espada, luego el libro y luego nuevamente hacia la perenne oscuridad– y no puedo permitir que cause algún desastre…no llevaré un cargo así en mi conciencia
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-La espada continúa resonando…pero no percibo presencias nada anormales…–murmuró Shaoran en la espesa oscuridad de aquella noche– ¿cómo puedo percibir la presencia de algo que ni siquiera sé qué es?
Definitivamente era un escenario más que aterrador. El viento silbando y casi susurrando entre los árboles y el follaje solo para sus oídos. Una pequeña sinfonía del terror, podríamos llamarlo así. Y de un momento a otro, de entre la sombra una esfera azul marino, en cuyo interior parecía reproducirse eternamente el efecto coriolis, una tormenta que no tenía final. Su portador, una sombra perpetuamente oscura, observándolo con un par de bizarros y brillantes ojos azules, idéntico el color al de la esfera
-¿Quién…? –alcanzó a medio articular Shaoran
-Veo que tú has heredado a Balmung…–murmuró con una voz de inframundo– ¿cómo te llamas, muchacho?
-Sha...Shaoran Li –contestó luchando contra la incipiente sensación de miedo que sentía, y empuñando la espada con fuerza que no tenía– tú quien eres?
Se hizo un momentáneo silencio entre ambos. Al final, la sombra respondi
-Bajo esta forma, pertenezco al juego de cartas que resguardaba el Necronomicon…–respondió con un destello momentáneo de la esfera– puedes llamarme la carta espíritu...y si deseas sellar mi poder, deberás vencerme en un combate en dónde demuestres tu poder ante mi
-Pero yo…
-¡Pelea! –vociferó mientras elevaba la esfera a todo lo que daban sus brazos. El artefacto brilló y un par de luces salieron directo hacia él. En un acto reflejo, Shaoran puso la hoja de Balmung frente a él, y los rayos no fueron capaces de tocarlo.
Para responder al ataque, Shaoran por un momento pensó en atacar con sus talismanes. Pero aquella forma fusiforme y oscura parecía tener mucho más poder que eso, así que solo contaba con la espada y su propio ingenio para derrotarla. La resonancia regresó a las tres hojas en un tono mucho más agudo
-Solo me queda intentar un ataque frontal…–murmuró mientras salía disparado espada en ristre contra la aludida carta
-Gran error…–apenas lo tuvo a buen alcance, puso la esfera frente a él. Su brillo lo cegó, y de un momento a otro, cayó pesadamente, y la espada a unos cuantos metros de distancia. Silenciosamente se posó junto a él y lo escrutó profundamente, palmo a palmo, mientras se concentraba y cerraba los ojos. Deseaba estudiar profundamente a este interesante muchacho…
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Todo lo que se podía observar, era un camino largo y recto. Era el inicio de un laberinto que aún no terminaba de formarse por completo. Típico rasgo de una personalidad en formación
-Interesante…–murmuró la carta, viendo hacia cada uno de los muros, sus salidas, cada uno de sus recovecos– en verdad es algo interesante…
Observó cada uno de los rincones de aquel lugar. Aún habían partes sin terminar, señal de cierta duda…también pudo explorar la parte de su entrenamiento, y de la sombra de un padre que jamás conoció, eso sin mencionar la extrema disciplina de su madre para con sus deberes familiares. Ese lugar ocupaba un lugar bastante amplio dentro de su mente
-Parece ser que este muchacho antepone la prioridad al placer…–dijo complacida– y eso es lo que más me agrada…que tenga sentido del deber…
Así, pasó por todo lo que era Shaoran Li. Su timidez, arma de doble filo en los peores momentos, y como sin él saberlo, el efecto colateral de la luna estaba provocando cierto tipo de "atracción" hacia Yukito Tsukishiro, perpetuamente sonriente.
-Hum…definitivamente algo tendrá que suceder puesto que…
Se cortó su frase intempestivamente. Había visto un lugar aparentemente nuevo en su personalidad. Era un lugar sombrío y lúgubre. Un par de antorchas crepitaban quedamente, junto a dos estatuas encapuchadas cuyo rostro no podía verse a tan débil luz. Ambas efigies protegían una puerta decorada con arabescos, pero que permanecía cerrada, a diferencia de las demás que se abrían con facilidad
-Esto no puede ser otra cosa más que su lado oscuro…–dijo la carta mientras avanzaba– pero jamás vi algo como esto…es simplemente asombroso…
Pero su avance fue cortado. Un lobo de magnitudes catastróficamente grandes, y con un gesto para nada amigable se plantó frente a las estatuas. Sus ojos, que oscilaban entre el ámbar y el dorado, brillaban de furia. Evidentemente, aquella criatura protegía algo dentro del chico elegido por Balmung
-¿Qué es lo que proteges, lobo de sabiduría ancestral?
El lobo no respondió, pero tomó una forma nueva. Una sombra humana que tenía largas alas oscuras, y los mismos resplandecientes y peligrosos ojos dorados…
-No puedo creerlo…–murmuró la carta sorprendida– tú eres…
-Aún no es el momento –respondió la sombra– vete, y no menciones nada de lo que has visto…
La carta asintió, y desapareció del laberinto
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-Aún no despierta…–habló para nadie la carta– tal vez sobreestimé sus habilidades…
-Ese es tu primer error…darme por derrotado cuando no lo estoy –respondió Shaoran abriendo los ojos inesperadamente y viéndolo directamente– y ahora vas a ver que este fue tu último error
Se incorporó y extendió su mano. La espada levitó en el aire y cayó con suavidad en su mano. Trazó un círculo en el aire con la punta de la hoja, y uno más pequeño y concéntrico. Al hacerlo, una buena cantidad de energía se reunió y un rayo blanquecino por poco y le atina. Un árbol cercano cayó como consecuencia del fuerte impacto
-Es increíble…–dijo la voz hacia Shaoran– eres el primero que utiliza la fuerza de Balmung con apenas 35 minutos de tenerla en su mano
-Agradezco el cumplido, pero es hora de que regreses a una forma mucho más dócil– dijo mientras ponía la espada en su dirección– ¡ahora regresa a tu verdadera forma, spiritu!
La carta asintió y en un destello pequeño, se elevó y cambió a una carta oscura azulosa que levitaba en medio del lugar. Shaoran caminó hasta ella y la tomó en su mano, y al momento sintió como una energía renovadora corría por todo su cuerpo. La resonancia de la espada se detuvo y solo se detuvo a observar el amedrentador dibujo que representaba a la carta del espíritu. Una sombra encapuchada sosteniendo una esfera vidente.
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-Bien…ya no queda más por decir –terminaba de rememorar Drake aquel día que cerró la portada del Necronomicon sobre sus hojas, conteniendo su testamento– salvo que, en este momento, suplico tu perdón por haber hecho lo que hice…el dolor por venir…el sufrimiento y la soledad…lo lamento tanto…
Se incorporó y vio por la ventana como el sol comenzaba a despuntar
-Aquí viene el sol…–dijo– un día más de vida y uno menos por vivir
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Notas: Lamento la tardanza, pero estaba en medio de ese fenómeno conocido como "bloqueo"…espero sepan disculpar a este servidor, pero eso si que estaba fuera de mi alcance.
NightWalker
