Holaaaa! Ya sé que he tardado una eternidad en poner el capítulo, y no me ha quedado muy exactamente como yo quería, pero bueno. En fin, dado que ya ha pasado un tiempo, he decidido poner una especie de "miniresumen" de lo que ha ido pasando hasta ahora. Más o menos lo más importante. Me ha llevado un buen rato prepararlo para seleccionar lo que de verdad había que poner, dado que no quería excederme más de una página. Sí, os darán pistas de qué puede pasar a continuación (aunque esté un poco rebuscado).

Espero que, de todas formas, os guste el capítulo. Ya estoy con el siguiente, aunque no ando muy llena de ideas últimamente, espero poder acabarlo pronto. Perdonad cualquier error como falta de guiones y cosas así, es por culpa de la web. En el editor lo he arreglado, pero no sé cómo saldrá al final.

Os dejo con el capítulo


Anteriormente, en Embrujados...:

Oye Phoebe¿quién nos pidió ayuda?

No lo sé, Leo no ha querido decírmelo.

¿Y por qué iban a ocultárnoslo?

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

No puedes seguir así, Dumbledore.- dijo Moody.

Lo sé, Alastor, pero es que no sé cómo decírselo.

Ser directo es lo que más le hace falta, después de todo lo que ha pasado ese chico se merece la verdad.

Aún es muy pronto para comenzar a comentar nada, deja que pase un poco de tiempo y se confirmen los rumores.

No te pongo en duda, Dumbledore, sólo espero que sepas bien lo que haces.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Pareces enfadado.

¿Y a ti qué te importa?- contestó enfadado, dándose la vuelta para volver al compartimento.

Ellos son tus amigos, Harry, no lo olvides.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

He vuelto a hacerlo...- susurró Harry

¿Hacer qué?- preguntó Hermione en voz baja.

Yo he explotado la varita de Malfoy.- le contestó algo alarmado.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

¿Quién es usted¿Qué quiere?

Quiero tus miedos, Harry...

Barbas pasó una mano por encima de su hombro y se quedó mirando la palma, luego sonrió para sí y comenzó a alejarse.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

¿Estás bien?- le preguntaba a Hermione.- Estás pálida...

Sí, es que...- dijo, pero no pudo acabar, porque se desplomó en el suelo al segundo siguiente.

¡Hermione!

Llevémosla a la enfermería.


Capítulo 11: El Desorden del Fénix

Desconcertante, sinceramente desconcertante.

Albus Dumbledore escuchaba el relato de la enfermera sobre unos alumnos, entre ellos Hermione, que habían caído inconscientes y aparentemente enfermos aunque no presentaban más síntomas que una tez pálida y baja temperatura. EL director se echó hacia delante, clavando los codos en la mesa y apoyando la barbilla en sus manos en gesto pensativo.

¿Qué debemos hacer?- le preguntó Pomfrey.- ¿Llamaremos a alguien de San Mungo?

Dumbledore permaneció un momento en silencio con la mirada perdida en algún punto de la pared de su despacho, murmurando cosas para sí mismo. Pomfrey iba a repetirle la pregunta cuando la chimenea se encendió, sobresaltándola. La cabeza de Remus Lupin apareció entre las llamas y dirigió su mirada al director.

¿Albus?

Él pareció salir de sus ensoñaciones, giró la cabeza hacia la chimenea y saludó a Remus.

Tenemos un problema.- prosiguió Lupin.- Hemos recibido una misteriosa nota anónima diciendo que si queremos recuperar nuestro futuro enfermo debemos presentarnos en el Callejón Diagon antes de medianoche, donde encontraremos una cura para nuestras enfermedades.- hizo una pausa, cerciorándose de que había citado correctamente la nota.- ¿Qué crees que significa? Sospechamos que es de Voldemort...

Lo es.- contestó Dumbledore.

¡Pero eso significa que nos ha descubierto! Sabe dónde está la sede, Albus.

Descuida, no lo sabe.

¿Cómo estás tan seguro?

Hay formas de mandar correo al lugar que deseas sin saber dónde está, como por ejemplo, concentrándote en la persona y no en el sitio.

Oh, cierto... ¿qué hacemos entonces?- preguntó, se estaba empezando a impacientar por las escuetas respuestas del director.

Convoca una reunión de la Orden, Remus.- éste asintió.- Y anuncia la llegada de cuatro nuevos miembros.- dijo levantándose del sillón y yendo hacia la puerta.

¿Quiénes?

Las Halliwell y el señor Chris Perry.

Pero...¡si les acabas de conocer! Aún no sabemos si...

Son de plena confianza, Remus.- le interrumpió, ya de espaldas a Lupin, luego se volvió hacia la enfermera y le dijo en voz baja.- Dígales que quiero verles en mi despacho ahora mismo.- ella asintió y salió por la puerta.- ¡Ah! Y no diga nada a los chicos.

La enfermera volvió a asentir mientras bajaba las escaleras. Dumbledore cerró la puerta y se volvió de nuevo hacia Remus.

Eso es todo, ya sabes lo que hay que hacer.- le dijo.

Un resignado Lupin se retiró del fuego de la chimenea, que volvió a apagarse. Albus volvió a su sillón y se sentó dando un suspiro, cruzó los dedos y cerró los ojos intentando concentrarse. Se dispuso a esperar a las Embrujadas mientras murmuraba.

Desconozco el motivo de hacerme salir de Hogwarts, Tom. Pero lo que sigue pareciéndome desconcertante es que me haces sospechar que no es por Harry...¿a quién estás buscando?

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Es una trampa¡se ve a la legua! No podemos dejar este lugar sin protección alguna.

A eso iba, Piper, uno de ustedes se quedará vigilando con los demás profesores.

Habían pasado apenas quince minutos desde que Dumbledore murmurara sus sospechas y entonces entraran las tres hermanas acompañadas por Chris, habiendo dejado a una Muriel curiosa por saber la razón de la convocatoria.

Dumbledore comenzó a hablarles de la Orden del Fénix y de su deseo de que se unieran a ella y que fueran a Grimmauld Place a trazar un plan para descubrir qué era lo que pretendía Voldemort a cambio del antídoto que devolvería a la normalidad a los alumnos afectados.

Inmediatamente Piper había captado las segundas intenciones del mensaje del mago tenebroso y ahora deliberaban sobre quién iba a quedarse a vigilar la escuela por si, como preveían, Voldemort aparecía.

Deberíamos quedarnos las tres.- opinó Paige.

Creo que sería mejor que se quedara Chris.- dijo Phoebe.

¿Y si se van dos de vosotras y el señor Perry se queda con la otra?- propuso Dumbledore.

¡NO!- saltó Piper de repente.- Es que...trabajamos mejor las tres juntas, ya sabe, nos complementamos.

Oh...¿entonces?

Las miradas de las tres hermanas se dirigieron a Chris, que ya desde hacía un buen rato sabía que le iba a tocar quedarse y aceptó sin rechistar, sabía que estaría con Muriel y sus dos extraños aliados Dobby y Myrtle patrullando el castillo y, en caso de ataque, ningún demonio saldría vivo estando Muriel rondando.

Bien, pues si ya está todo dicho, les ruego me acompañen, por favor.- Dumbledore.

Las tres se levantaron de sus sillas y se fueron con el director hacia el centro de la habitación, mientras que Chris se iba del despacho con un mensaje del Dumbledore para el resto de los profesores. Una vez hubo cerrado la puerta, Dumbledore hechizó un objeto como traslador y los cuatro lo tocaron al mismo tiempo.

Muy bien.- comenzó Dumbledore.- Tres, dos...uno...

La habitación se hizo un remolino de colores al mismo tiempo en que sentían en gancho en el ombligo. A pesar de que Chris había investigado y Dobby les había hablado sobre los trasladores, ninguna de las tres estaba preparada para aquello y se estaban mareando.

Cuando pisaron el suelo de la plaza, cayeron de bruces en medio de jadeos y quejidos.

"¿Es que no hay un medio de transporte decente en este mundo!" pensó Phoebe, indignada.

Dumbledore las ayudó a levantarse y les entregó un pergamino que decía lo siguiente.

"La sede de la Orden del Fénix se encuentra en el nº 12 de Grimmauld Place"

Paige levantó la vista hacia las casas que tenía delante, fijándose en que, aparte de totalmente destartaladas, eran la número 11 y la 13.

Estaba a punto de preguntar por el número 12 cuando una casa comenzó a aparecer entre las otras dos, mientras que las hermanas miraban el proceso boquiabiertas de asombro.

Bueno, entremos.- dijo Dumbledore subiendo los escalones y llamando a la puerta con los nudillos.

Rápidamente se abrió la puerta y Piper por poco no vuela la cabeza a Moody del susto, pues había aparecido moviendo su ojo mágico en todas direcciones. Al ver a Albus, le dejó pasar junto con las hermanas, a las que sin embargo siguió mirando con recelo.

Ya están todos esperando, Albus.

Muy bien...

Se adelantó y fue hacia la cocina seguido por las Embrujadas, que miraban con curiosidad a Moody, que cerraba la marcha.

Entraron en la cocina y todos los murmullos cesaron, Albus fue hasta la cabecera de la mesa e invitó a las chicas a que se sentaran en unos sitios dispuestos en el lado derecho de la mesa, mientras que Alastor se sentaba junto a Arthur y Tonks en el lado izquierdo.

Bien, antes que nada quiero presentaros a Phoebe y Piper Halliwell.- las aludidas saludaron con un hola y una leve inclinación de cabeza.- Y a Paige Matthews.- Paige saludó de la misma forma.- Han venido aquí para ayudarnos a salir de este embrollo.

¿Es así como quieres llamarlo, Albus?- dijo alguien desde la puerta con tono malhumorado.

Hola Molly. Pasa, por favor, estaba presentando a las Halliwell.

La madre de los Weasley se sentó con semblante cansado y malhumorado al lado de su marido. Mientras Albus citaba los nombres de los presentes (Bill, Mundungus, Kingsley, Tonks...) Phoebe se quedó mirando con discreción a Molly. Sintió que estaba cansada por la tensión de estar vigilando a Voldemort con pocos resultados, que estaba asustada y enfadada con Dumbledore porque estaba ocultando cosas con respecto a...

Cuando iba a averiguar de qué se trataba, percibió otra sensación que la hizo sobresaltarse y giró automáticamente la mirada hacia donde provenía, dándose cuenta de que un hombre de pelo castaño con canas y rostro cansado se había quedado mirándola fijamente, pero retiró la vista en cuanto Phoebe se dio cuenta y volvió a prestar atención a Dumbledore. Ella hizo lo mismo, pero sin dejar de mirar furtivamente a aquel hombre del que no había escuchado su nombre por intentar averiguar lo que le molestaba a Molly Weasley.

Una vez Albus hizo las presentaciones pertinentes, comenzaron el debate sobre qué hacer al respecto de la situación. Todos opinaban que era una trampa rastrera y estúpida, un insulto, pero que no tenían más remedio que responder.

Pero Albus¿están tan graves?- preguntó Kingsley

No podemos arriesgarnos, si resulta ser un veneno mortal.- respondió.

¿Y si no lo es¿Y si después de que hayan aniquilado a la Orden resulta que no tenían nada serio?- dijo Moody, preocupado.- Es las excusa perfecta, nos matan a todos dejando Hogwarts sin protección y vía libre para eliminar a Potter.

¿Y preferirías quedarte de brazos cruzados viéndolos morir¿Antes de arriesgarte tú, los arriesgarías a ellos?- exclamó Remus, indignado.

¡No es eso! Sólo quiero asegurarme.

Eeeem...- Phoebe quiso intervenir levantando tímidamente la mano. Todos los cuchicheos y la discusión cesaron y las miradas se posaron en ella, que comenzó a sentirse incómoda.- Pienso que Hogwarts está a buen recaudo y que...eeem...se subestima a sí mismo pensando que esos...mortífagos pueden matarle tan fácilmente¿no cree?

Que la escuela está a buen recaudo...-contestó Moody, escéptico.- No dudo del talento de Minerva McGonagall ni de muchos de los profesores, pero intuyo que se han basado en el hecho de que el Sr. Perry se encuentra allí.

¿Y qué?- preguntó Phoebe encogiéndose de hombros.

Que un jovenzuelo como él no será capaz de detener un ataque al colegio. Pienso que sería más un estorbo que una ayuda...

¡Ni siquiera le conoce!- saltó Piper, visiblemente molesta por la opinión del auror.

Ni falta que hace.- se volvió hacia Remus y le dijo.- Con todo el respeto hacia Harry, Remus, pero me huelo que tienen un carácter e impulsividad similares...o al menos esa es la opinión de Severus. Y, de nuevo con todo respeto, me parecería una catástrofe que Perry cometiera un error como el de Potter el verano...

Eso no fue un error, así como lo mencionas, Alastor.- le interrumpió Dumbledore con semblante serio.

¿Y qué fue¡Por Merlín, Albus! Deja de hacer que los actos de Harry parezcan nimiedades cuando son malos y descomunales hazañas cuando son buenos. El chico metió la pata hasta el fondo.

Quien se equivocó fui yo, y punto.- los ojos del director chispeaban, así que Alastor se resignó a no seguir discutiendo con un suspiro y retirando la vista.

Luego Dumbledore lanzó una mirada de disculpa a Remus, que se encogió de hombros. Phoebe había grabado en su mente los detalles de la conversación y le hubiera gustado que siguiera para poder enterarse de la historia.

¿Qué haremos, entonces?- preguntó Tonks.

De repente, Piper dio rienda suelta s u mal humor por los comentarios despectivos hacia Chris (aunque aprobaba los de Harry) y las miradas furtivas de desconfianza que no pararon de lanzarles durante toda la sesión. Así, bostezó con todas sus ganas y se estiró para parecer lo más grosera posible. Todos la miraron con el entrecejo fruncido.

¡Bueno!- dijo al fin.- Si van a seguir discutiendo toda la noche, entonces nos veremos en el callejón.

¿Qué¿Es que van a ir solas?- espetó Bill, sorprendido.

Sí.- respondió Piper haciendo una señal a sus hermanas para que se levantaran.

¡No pueden! Es de Voldemort de quien hablamos.

Me da igual si es Voldemort, como si se nos aparece Samara Morgan.

¿Si se os aparece quién?- dijo Tonks, confundida.

Olvídalo. Estamos hablando de I-N-O-C-E-N-T-E-S¿vale? Discutir sobre si es o no grave o sobre lo que haya hecho Potter este verano no es relevante, él no va a salvarlos.

De repente, todos callaron y se miraron significativamente. Las hermanas les miraron a ellos con curiosidad, pero enseguida Mundungus rompió el incómodo silencio.

¿Así que ustedes tres pretenden...?

¡Sí!- Piper se empezaba a irritar de verdad.

No saben a quién se enfrentan.- dijo Arthur.

Ni él tampoco, y de todas formas¿por qué no me haces feliz y me dejas averiguarlo?

Eeeeem...- intervino Paige, apretando el brazo de Piper para que se calmara.- creo que lo que mi hermana quiere decir es que, en caso de que el veneno sea mortal, deberíamos darnos prisa.

La Orden se quedó en silencio, sabían que las hermanas tenían razón.

Bien, pues...sea lo que sea lo que pretenden, elaboraremos un plan.- dijo Dumbledore.

¿Alguna sugerencia?- preguntó Remus.

No me lo puedo creer...- saltó Piper poniendo los ojos en blanco y saliendo de la cocina.

¡Pero adónde va?

Disculpen...- dijo Phoebe, que siguió a Piper junto con Paige.

La detuvieron en el vestíbulo, a punto de abrir la puerta principal.

¡Espera, Piper! Tienen razón, necesitamos un plan.- dijo Phoebe.

¿Plan? Para plan el que tienen ellos¿te has fijado¡Se supone que unos inocentes están en peligro y se ponen a criticar a Chris!

Y a Harry.- le defendió Paige.

¡Ése qué más dará!...¡Y se supone que saben de qué va este rollo de Voldemort y ni siquiera pueden actuar con rapidez! Se ponen a discutir...- soltó un suspiro de exasperación- Tenemos que actuar deprisa, sólo quedan dos horas para la media noche.

Sí, pero Voldemort no vendrá sólo, ya sabes...- Paige bajó la voz hasta un susurro.- Demonios.

Tiene razón¿y si Barbas aparece? No funcionará el poder de tres si no vencemos nuestros miedos primero y...

Ningún plan nos preparará para enfrentarnos a eso, Phoebe.- contestó Piper, cortante. Su hermana no replicó.- No necesitamos nada más que nuestros poderes y munición de pociones antidemoníacas.

Recuerda que no tenemos tanta libertad de actuación, Piper.- le advirtió Paige.- No pueden vernos, deben seguir pensando que somos brujas de su mundo.

Nos enfrentamos al mismo problema en San Francisco¿sabes? Con la ventaja de que aquí no van a venir los limpiadores a borrarnos del mapa.

Phoebe y Paige se quedaron sin argumentos pero tampoco se movieron de su sitio, sino que se quedaron mirando a Piper. Apenas pasaron dos minutos hasta que se rindió al fin y se dirigió de regreso a la cocina, entrando como un vendaval.

¡Muy bien¿Quieren un plan? Pues ahora voy a mostrarles uno, y si no les gusta pueden hacerse otro mientras yo me ocupo del asunto.

Dicho esto hizo una floritura con la varita y apareció un mapa del callejón a su espalda. "Cada día esta magia me gusta más" pensó Piper mientras empezaba a explicar su plan, la verdad, según se le iban ocurriendo cosas. Sus hermanas se dieron cuenta y cruzaron los dedos por que la musa de Piper estuviera diseñando algo realmente bueno.

"Y luego llama a Harry cabezón impulsivo..." pensó Phoebe alzando una ceja. "Mira quién fue a hablar".

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Sé que Voldemort tiene que ver con esto, Ron. Sé que ha sido él y que su "emisario" ha sido Malfoy.

Vale, pero no tenemos pruebas contra él.

Descuida, que pienso conseguirlas. Hundí al padre y como le pase algo a Hermione pienso hundir al hijo también.- dijo con un tono que no admitía desafíos, Ron hizo una mueca pero no dijo nada, pensaba igual que Harry.

Alguien entró en ese momento por el hueco del cuadro de la señora gorda, ambos miraron hacia allí, ansiosos por noticias, y vieron a Muriel entrar con su mochila y con un par de libros de la biblioteca bajo el brazo. Les saludó con la mano y se sentó junto a Lorraine y Ginny, que estaban acabando los deberes.

Lo único que me da miedo es que me mande otra visión.- continuó, apesadumbrado, pero sin apartar la vista de Muriel.- No soportaría que todo pasara de nuevo.

No vas a caer en la misma trampa dos veces, Harry.

Lo haría de nuevo si se tratara de ti o Hermione.

Pero Harry...- comenzó Ron, pero el pelinegro se volvió a mirarle bruscamente.

Me da igual si es o no una trampa...OTRA VEZ, iría.- dijo.

Ron suspiró.

En ese caso, procuraremos que Quien Tú Sabes no nos secuestre. Y en caso de que no podamos vernos como pasó con Sirius, inventaremos un sistema para que puedas contactar con nosotros y asegurarte de que estamos bien. Todo eso, antes de que hagas ningún movimiento¿de acuerdo?

Buen plan, Ron.- contestó dándole una palmada en la espalda, sonriendo triste. Luego pensó en Sirius y el espejo que le regaló.- Ojalá yo hubiera pensado en eso a tiempo...

No te preocupes ahora, Dumbledore no dejará que le pase nada a Hermione.

"Sí, pero me va a tocar a mí preocuparme porque no os pase nada a vosotros", pensó Muriel, que había estado escuchando la conversación desde su asiento gracias a sus dotes como demonio.

Cuando acabó de responder una pregunta que le hizo Lorraine, desvió su atención a la ventana, donde una fina luna en su cuarto creciente fue quedando oculta por unas nubes. Decidió levantarse un momento y asomarse encaramada a un sillón. Vio algo que se agitaba entre las copas de los árboles, unos pájaros salieron volando y un olor familiar llegó a la nariz de Muriel. Suspiró resignada y pensó:

"Ya vienen"

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Esto es una locura.- exclamó en voz muy baja Arthur Weasley, pegado a la pared entre Paige y Kingsley.

Silencio.- susurró Piper.

Estaban esperando la señal de la otra parte del grupo entre los que estaban Phoebe, Remus, Bill y Tonks. Ellos entrarían por la "principal", esto es, el Caldero Chorreante, atrayendo a los mortífagos hacia ellos. Después el equipo de Piper, Arthur, Kingsley, Moody y otros aparecerían por detrás para acorralarlos y atacar a saco.

Nadie en un primer momento vio bien el plan (ni ahora lo hacían demasiados), que sólo recibió el apoyo de Dumbledore. Lo que no sabían es que contaban con el apoyo de algo más que brujas para reducir a los mortífagos.

Al fondo se oyó cómo la pared de ladrillo del Caldero Chorreante se abría y unos tenues sonidos de pasos se oyeron en el vacío callejón, que sin embargo aparentaba tranquilidad con las luces de los edificios de ambos lados encendidas y el sonido de conversaciones desde el interior.

Sorprendentemente, la entrada por una puerta improvisada del grupo de Piper al callejón no fue detectada (al menos aparentemente), tal vez gracias al "globo de oscuridad" que Dumbledore había conjurado alrededor del grupo.

El director había decidido seguir su propio plan, lo que no importó a Piper en absoluto. Sólo la dejó con la molesta sensación de que les iba a dejar el trabajo sucio.

"Seguramente prefiera una aparición estelar frente a Voldemort, como en las películas" pensó Piper, divertida, "después de todo, se supone que es el más poderoso de nosotros y el único capaz de vérselas con Voldemort...se supone". Esbozó una pícara sonrisa, que se esfumó al instante al divisar unas sombras que se deslizaban hacia el grupo de Phoebe, que seguía avanzando hacia el centro del callejón.

Atentos.- susurró al resto.- ya están aquí.

Alzó la varita, esperando a que las sobras dejaran de pasar. Contrariada, observó que las primeras que había visto pasar se estaban situando detrás del otro grupo, encerrándolos. Cuando estuvieron expuestos a la luz, Piper siguió viendo sombras... "Oh, oh...sí que ha sido capaz de traer demonios" pensó poniéndose nerviosa.

Yo no veo nada.- comentó Moody, lo que confirmaba que eran demonios lo que les estaba rodeando.

"Phoebe, cuidado" pensó Paige, que también había visto las sombras.

De repente, todos se sobresaltaron al oír unos pasos que venían desde el callejón Knockturn. Todos parecían rodear una figura un poco más alta que las demás.

Voldemort y su escolta acababan de hacer aparición, se acercaron hasta detenerse a escasos cinco metros de Phoebe.

Habéis venido.- habló el mago oscuro con tono divertido y con un deje artificial de sorpresa.- No pensé que fuerais tan estúpidos.

Tras Phoebe, Tonks se movió incómoda. Por lo demás, todos estaban tragando saliva y rezando...Phoebe pedía la ayuda de sus antepasadas frente a los demonios que sabía que les rodeaban. ¿Cómo iban a derrotarlos solas y sin ser descubiertas?

¿Qué hay del antídoto?- se atrevió a preguntar Bill.

Oh, por supuesto...

Voldemort sacó un frasco de un bolsillo de su capa y se lo enseñó a todo el grupo.

No os queda demasiado tiempo.

¿Qué se supone que les has hecho?- le dijo Phoebe, desafiante.

Ambos cruzaron sus miradas, y en los ojos de Voldemort pudo leerse en destello de satisfacción por tener delante a una de las Embrujadas.

Seguro que lo has visto más de una vez.- le dijo el mago oscuro.- cuando una bruja se convierte en demonio...

Sonrió malévolamente... "¿Cuántas cosas le habrá contado Barbas?" se preguntó Phoebe, estaba clara que el mago sabía ciertas cosas sobre su pasado y quiénes eran...tal vez todo lo que el demonio del miedo sabía, se lo había contado.

Aunque no se dio cuenta, la palabra "demonio" suscitó sorpresa y miedo entre el resto de los integrantes de la orden. Voldemort se guardó el vial con el antídoto y dijo:

¡Bellatrix! Haz que salgan nuestros amigos.

El grupo de Phoebe se dispuso enseguida a disparar contra lo que fuera que les iban a lanzar cuando sonó una explosión justo donde se encontraban Piper y Paige. No fue nada devastador, simplemente una onda expansiva que los dispersó por todo el callejón.

Justo detrás del grupo de Piper aparecieron más mortífagos atacándolos.

Voldemort se preparó para lanzar un ataque él mismo contra ellos, pero Phoebe usó inmediatamente un hechizo parecido a la onda expansiva, desperdigando la escolta del mago oscuro, que en un segundo respondió con un crucio hacia la Embrujada.

Sin embargo, ella usó su poder de empatía y detuvo la maldición, devolviéndosela al instante. Voldemort la evitó echándose a un lado y luego comenzó a reír.

Vaya, vaya...¿Phoebe Halliwell?- la aludida entornó los ojos y se preparó para lanzar otro hechizo.- Me encantará acabar contigo.

Igualmente.

Dicho lo cual, el duelo entre la Embrujada y el Señor Tenebroso comenzó.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Chris esperaba en las escaleras de la puerta principal, sentado y en silencio, con la mirada fija en la enorme entrada. Hacía apenas cinco minutos que había convencido a McGonagall de que diera orden de que todos los estudiantes se fueran inmediatamente a sus habitaciones y reforzaran lo que fuera que protegía el castillo contra agresiones externas.

Flash Back

Pero Sr. Perry¿qué ocurre?.- le había preguntado la profesora de Transformaciones.

Evidentemente lo del callejón es una trampa, querían dejar el castillo lo más desprotegido posible.

McGonagall frunció el ceño y apretó los labios, sabía que el joven profesor tenía razón, de hecho, el propio Dumbledore se lo había comunicado antes de irse a Grimmauld Place.

Está bien, después de que todos los alumnos estén al menos en sus salas comunes nos reuniremos aquí.

Fin del Flash Back

Pero Chris no había acudido, no le necesitaban para preparar la defensa, ni él iba a colaborar con ellos, pues cualquier cosa que hicieran sería inútil contra los demonios. Simplemente se fue al Hall a esperar con su varita y una mochila llena de pociones.

Escuchó susurrar su nombre detrás de él y se dio la vuelta, era Muriel, que había dejado su apariencia de once años por la de 28 y ya iba armada con la lanza mágica típica de los Necrus. Se acercó hasta él y se sentó a su lado.

¿Sabes qué y cuántos?- le preguntó Chris.

Sospecho que son demonios-sombra, unos cuantos, más otro tanto de demonios de nivel inferior...-hizo una pausa y se volvió a mirar a Chris a los ojos.- Al menos ese es el primer plato.

¿Qué?

Me están buscando, Chris. Barbas sabe que hay alguien más con las chicas protegiendo a Harry, si ve que con los de inferior no consigue nada, mandará demonios cada vez más poderosos. Todo por la sencilla razón de calcular mi nivel y, a ser posible, saber quién o qué soy.

El joven luz blanca resopló.

Menuda noche nos espera.- dijo con tono cansado, luego añadió.- ¿qué hechizo has dejado para que no se den cuenta de que te has ido?

¿Qué te hace pensar que no soy yo el hechizo?- contestó ella con una sonrisa pícara.

Bueno, para empezar, si fueras tu doble mágico no me harías esa pregunta.

Exacto, he dejado un doble.

¿No se darán cuenta?- preguntó, Muriel se encogió de hombros.

Tal vez Hermione note algo raro, pero no creo que lo achaque a un doble.

Bien, en ese caso, procura que no te vean con este aspecto los demás profesores. No es muy normal por aquí que una alumna envejezca 17 años en cinco minutos.

¿Y Wyatt?

Le he dejado con el elfo doméstico, Robbie.

Dobbie.

Eso mismo.- se fijó en la expresión escéptica que tenía ella.- ¿Qué? Tú has sido la primera en confiar en él.

Para que vigile el castillo y a Harry, sí. Pero Wyatt es otra cosa distinta...¿es que no has podido llamar a Leo?

Sí, le llamé, pero vete a saber dónde está.- acabó con una expresión de asco en la cara.

No sé qué problema tienes con Leo, pero en cuanto le encontremos y esto se haya calmado vas a solucionarlos.

Claro, para ti es muy fácil...

¡Fácil¿Bromeas? No tengo la menos idea de lo que te pica con él y llevo casi desde que llegué a San Francisco tratando de averiguarlo.

No tiene solución, Muriel, deja de preocuparte.

La muerte no tiene solución, y aún así mírame.

¿Me dejarás de dar la vara con lo de hacer las paces con Leo si te digo que no te importa?

La discusión se estaba tornando acalorada y ya estaban alzando la voz cuando la puerta comenzó a abrirse lentamente y unas sombras se colaron en el Hall. Las luces del lugar comenzaron a apagarse y las sombras se desplegaron por el techo mientras los dos brujos seguían discutiendo.

En un movimiento para apartarse de Chris, Muriel retiró la vista y la enfocó a la puerta, callándose al instante.

Saca pociones de luz de la mochila¡rápido!- le dijo Chris, que enseguida se puso a rebuscar también.

En cuanto las cogieron, las agitaron y comenzaron a tirarlas por el Hall, que comenzó a iluminarse ahuyentando a las sombras, que seguían entrando por la puerta principal sin parar.

Unas de ellas empezaron a enredárseles en los pies, intentando bloquearlos, pero Muriel vació el contenido agitado y luminoso de una poción sobre ellas, haciendo que se disolvieran poco a poco con un sonido de vapor como de una tetera.

Cuando se liberaron de los demonios-sombra, una bola de fuego les pasó muy cerca y levantaron la vista hacia el Gran Comedor, donde unos cuantos demonios de nivel inferior habían conseguido entrar bajo la protección de las sombras y les intentaban cerrar toda vía de escape.

¡Están entrando con las sombras!- exclamó Muriel, poniéndose espalda contra espalda con Chris, ella iba a defender la entrada del colegio.- ¡Ocúpate de los que se han colado!

Chris comenzó a usar todas las armas a su alcance (varita, pociones y poderes) contra todo el que había pasado hacia el interior del castillo. Sin embargo, seguían pasando demonios y a poco no le da una bola de energía en la cabeza. Sintió que Muriel comenzaba a transformarse en Necrus.

¡NO¡No deben ver lo que eres!- le advirtió Chris.

¿Y qué leches quieres que haga para detenerlos?

Lo que sea, pero no te transformes.

Con un resoplido de exasperación, Muriel detuvo su cambio y siguió peleando contra los demonios que intentaban entrar. Cada vez venían con mayor furia y aumentaban en número, con lo que se hacía muy difícil mantenerlos a raya. Afortunadamente, pronto sintió a Chris unirse a ella tras acabar por fin con los demonios que habían conseguido pasar.

¿No te resulta familiar esta estrategia?- preguntó Muriel a Chris.

Distracción.- respondió el luz blanca, preocupado.- Deben estar entrando también por otro lado.

Hagamos lo que hagamos, ya han pasado, así que voto por intentar ir dividiéndolos por los pasillos para poder eliminarlos más fácilmente.

Chris iba a protestar, no le parecía buena idea dejar la puerta principal sin protección, pero si había otra entrada por la que estuvieran pasando, Muriel tenía razón, les iba a dar igual.

De todas maneras, intenta sellar la puerta.- dijo a Muriel mientras se alejaba.

¿Dónde vas?

Los profesores de esta escuela no serán las Embrujadas, pero siguen siendo útiles y tienen buenos poderes. Tú sella la puerta y las salas comunes para que no entre ni salga nadie¿de acuerdo?

Muriel no contestó, simplemente hizo un gesto con la mano para que se largara. "Siempre me dejan a mí todo lo grueso", pensó la rubia fastidiada.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Os juro que estoy oyendo gritos y explosiones.

No cuela, Harry. No pienso empezar la partida de nuevo.

¡Te lo digo en serio, Ron!

Sí, ya van cuatro o cinco veces en serio. Concéntrate en tus piezas o perderás otra vez.

Harry volvió a su partida de ajedrez mágico con Ron por enésima vez. Desde hacía más o menos diez minutos había estado escuchando "PUMS" lejanos y amortiguados, pero al parecer era el único que escuchaba, pues Ron estaba absorto en la partida sin inmutarse y Muriel estaba leyendo un libro con Ginny sobre a saber qué, también sin oír nada.

Quizá sean Fred y George.- comentó Ron, evidentemente inventándose una excusa para despreocupar a Harry.

Vamos, Ron, eso no te lo crees ni tú. Si estuvieran armando escándalo McGonagal les habría acallado enseguida.

Ron se encogió de hombros.

Vamos, Harry, no pasa nada. Estamos a salvo.

Ya...

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Voldemort se agachó justo a tiempo de evitar que Piper le volara la cabeza, en su lugar voló el cartel de Flourish y Blotts, que cayó al suelo hecho astillas. El mago oscuro respondió con un hechizo de fuego, que Paige orbitó para lanzárselo de nuevo.

Danos el antídoto por las buenas o te borraremos del mapa.- amenazó Piper.

Inténtalo.

Cuando la Embrujada levantó las manos para hacerle estallar, descubrió que unas sombras estaban envolviéndola como si fueran cuerdas, y cuando sus hermanas quisieron ayudarla, también vieron que estaban en la misma situación.

Muy poderosas, sí...pero no infalibles.

Cuando alzó la varita para lanzarles una maldición, ésta salió disparada fuera de su mano. Voldemort miró a su atacante.

Remus Lupin, vaya...

¡Petrificus...

Pero no pudo acabar el hechizo, puesto que las sombras le rodearon a él también, arrastrándole de repente hacia el final del callejón, hacia el Caldero Chorreante.

Paige, orbita las sombras...ahora.- dijo Piper.

Pero están mirando.

¿Quién?

Piper volvió la cabeza lo que pudo, distinguiendo a varios miembros de la orden que trataban de llegar hasta ellas.

¿Por qué seguir manteniendo el secreto?- dijo Voldemort, que había vuelto a aparecer delante de ellas, de nuevo con su varita en mano.- Si no se enteran por vosotras mismas...lo harán por mi parte.

¿Qué quieres decir?- preguntó Phoebe.

Voldemort no contestó, simplemente sonrió. De repente, alguien le llamó a su espalda.

Tom, métete con alguien de tu tamaño. Déjalas en paz.

¡Oh¡Ya te echaba de menos, Dumbledore!

Se dio la vuelta y le miró a los ojos.

Me parece que, en ese caso, eres tú el que sobra¿no crees?- le dijo Voldemort, circunspecto, Dumbledore frunció el entrecejo.- ¿Vienes a acabar lo que empezaste el año pasado?

Puede.- contestó, levantando la varita contra él.

Sea así...

Los dos magos se alejaron de las hermanas y se mezclaron con la multitud, dejando atrás a las hermanas:

Vale, se han ido. Ahora, hacia el callejón...

Phoebe¡no podemos movernos!- protestó Piper.

Las sombras nos están cubriendo, así que más vale que penséis algo rápido...- advirtió Paige.

Eeeem...Piper¿puedes mover la varita?

Un poco.

¿Puedes invocar algún hechizo de luz?

Es no quitará las sombras de en medio, Phoebe.

No, pero disimulará el orbitar de Paige.

Buena idea...¡Lumos!

Las sombras se retorcieron con la luz, pero no se movieron de su sitio. Aprovechando que todo el mundo que mirara debía de estar deslumbrado, Paige orbitó hacia el callejón que le había señalado Phoebe al principio. Sólo quedaron las sombras en la calle principal, que se dispersaron enseguida.

Bien, ahora yo voy a ayudar a...¿dijo Remus Lupin?- Phoebe.

Sí, pero...

Nos vemos.- dijo Phoebe mientras se alejaba fuera del callejón.

¡Phoebe!- la llamó Piper.

Pero Phoebe no respondió, desapareciendo en la calle principal.

Tranquila, Piper. De todas maneras, no sería prudente usar el poder de tres aquí.

De acuerdo. Intentaremos conseguir ese antídoto, lo más seguro es que ya hayan llegado a la escuela el resto de..."la pandilla".

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

¡Perry, al suelo!

Chris se agachó contra la pared mientras Snape lanzaba un encantamiento explosivo contra el demonio que lo perseguía, estallando en mil pedazos y convirtiéndose en cenizas.

¡Gracias!- exclamó el luz blanca, aún sin aliento.

¿Se puede saber qué son esos seres?

Chris se levantó y se acercó al profesor de pociones sin saber muy bien qué decirle.

Eeeem...

Antes de que pudiera decir nada más, apartó a un lado a Snape y cogió una espada de una armadura cercana, agarrándola por el filo y lanzándola a otro demonio que acababa de aparecer tras Snape, que arqueó una ceja al ver lo que había hecho. "Olvidaba que es un chulito", pensó.

Será mejor que deje las preguntas para otra ocasión.- le dijo Chris.

Cuando se dirigieron por otro pasillo, el luz blanca pudo distinguir a Muriel haciéndole una seña de que las salas comunes estaban debidamente protegidas y los alumnos a salvo. En ese mismo instante cambió por completo su aspecto para no ser reconocida, de rubia a morena y unos ojos más pequeños y oscuros, entre otros cambios en sus rasgos. Luego desapareció por otro pasillo.

Vamos a reunirnos con el resto de profesores en la entrada del despacho del director. Ya veremos qué vamos a hacer con esta plaga.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Phoebe había buscado por toda la calle principal del Callejón Diagon a Lupin, pasando por encima de una buena cantidad de mortífagos, hasta que llegó a Flourish y Blotts, donde dos mortífagos atacaban a alguien. Phoebe entró rápidamente, pero cuando quiso atacar a los mortífagos, ellos lanzaron lejos de ella su varita. Con ese movimiento, ellos dejaron ver a quién estaban atacando.

¡Remus!

¡Phoebe, vete de aquí!

Los mortífagos se volvieron hacia ella, uno se quedó sujetando a Lupin mientras el otro se acercaba a Phoebe.

¿Phoebe? Vaya, me han dicho que eres la nueva de Adivinación...- se rió burlón.- ¿Por qué no me lees el futuro? Ya que el tuyo está claro.- la apuntó con la varita.

Por supuesto...- cerró los ojos, el mortífago se acercó más, con curiosidad, y Phoebe puso cara de concentración.

Remus trató de llamarla para que saliera corriendo, pero era inútil, no le escuchaba, y el mortífago se acercaba cada vez más a ella con la varita preparada...

¡Veo algo!- exclamó ella, de repente.

¿En serio?- dijo el mortífago, escéptico.

Sí, veo...- abrió los ojos rápidamente, su expresión era de furia.- que vas a tener problemas de salud.

Sin dejar tiempo al mortífago a que reaccionara, Phoebe le propinó una patada en toda la cara y luego le cogió de los pelos y le utilizó de escudo contra el otro mortífago, que le había lanzado un crucicatus. Mientras se retorcía, Phoebe corrió hasta el otro mortífago y le cogió de la muñeca, retorciéndole el brazo contra la espalda en un rápido movimiento. El mortífago gritó de dolor y Phoebe le quitó la varita, lanzándole un desmaius enseguida. Se hizo el silencio en la tienda, salvo por los sonidos de batalla que venían desde fuera.

Remus se levantó despacio del suelo y miró a Phoebe mientras se sacudía la túnica, ella jadeaba por el esfuerzo pero tenía una sonrisa triunfante en el rostro. Se alejó del mortífago al que había dejado inconsciente y se acercó al primero, que aún emitía leves gemidos de dolor. Metió la mano en uno de los bolsillos de su túnica y sacó su varita, y además, le quitó la suya al mortífago.

Desmaius.- así, los dos enemigos quedaron inconscientes.

Recuérdame no pedirte que veas mi futuro.- dijo Remus, Phoebe sonrió.

¿Está bien?- Lupin asintió, ella se dio la vuelta y caminó hacia la salida.- Será mejor que volvamos fuera, necesitarán nuestra ayuda.

Phoebe...- la aludida se volvió.- gracias.

De nada.

Se quedaron mirando unos instantes, sin querer moverse...hasta que el cuerpo de un mortífago atravesó el escaparate de la tienda y se estrelló contra el suelo. Eso les hizo reaccionar, y finalmente, ambos salieron afuera.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Esto es una locura...quién me manda a mí...¡maldita sea!

Draco intentaba por enésima vez poner un carrete en una cámara de fotos mágica, pero al no tener casi ni idea y, además, estar histérico, no atinaba ni a la de tres.

Estaba en un aula abandonada del cuarto piso, con la misión de fotografiar a lo que, decían, estaba protegiendo a Potter. Había conseguido salir de su sala común y refugiarse en ese aula sin ser visto, y recorrer el castillo cámara en mano no le iba a resultar nada difícil, pues tenía un demonio-sombra esperándole en la puerta para asegurarse de que no le viera ese "Protegepotter"...y de que cumpliera su trabajo.

Primero "resucita" y ahora se trae demonios de vete a saber dónde...- murmuró, luego sonrió con satisfacción al hombro y se levantó del suelo.- Si no fuera Potter, me daría lástima...están perdidos.

Dicho esto, salió al pasillo y el demonio-sombra le envolvió para no ser visto. Draco sintió un escalofrío y luego alzó la mano, comprobando que el demonio tenía el tacto del humo. "Aunque sea inquietante, estos poderes demoníacos empiezan a gustarme...tendré que informarme de dónde conseguirlos", dijo, se puso la máscara mortífaga y salió a buscar su objetivo.

Mientras, Muriel corría por uno de los pasillos del quinto piso perseguida por toda una colección de demonios, entre ellos demonios eléctricos y demonios-piedra (una especie de esencia que se deslizaba por cualquier superficie rocosa y era capaz de transformarla para crear un muro en tus narices o lanzarte enormes bolas o bloques de piedra a la cabeza).

Y eso mismo le habían hecho ya un par de veces, con lo que estaba bastante noqueada y eso le restaba puntería a la hora de acabar con sus enemigos. Consiguió evitar otro muro del demonio-piedra, pasando al otro lado y refugiándose en una esquina tras una estatua, intentando recuperar el aliento.

Los demonios pasaron al segundo siguiente en tropel por el pasillo sin llegar a verla. Cuando sus pasos se perdieron en la distancia, ella suspiró hondo y echó la cabeza hacia atrás para relajarse y recuperarse un poco. Pero en ese momento sintió un terrible dolo que le recorrió cada parte de su cuerpo, pero no pudo emitir ningún grito, y cuando el ataque paró, cayó al suelo y se quedó allí temblando como una hoja y notando la sangre resbalar por su nariz.

Apenas abrió los ojos para ver a su agresor (que resultó ser un demonio eléctrico que había aplicado su poder justo en las sienes de Muriel) cuando éste la cogió de un pie y comenzó a arrastrarla por el pasillo. Muriel apenas podía moverse, pues el ataque le había agarrotado los músculos y le dolían, pero hizo de tripas corazón e intentó zafarse, pero el demonio se rió de ella por lo inútil de su esfuerzo. Paró de arrastrarla justo antes de que comenzaran las escaleras móviles, se agachó a su lado y dijo:

No vas a ir a ninguna parte, bonita.

Comenzó a acariciarle la mejilla, y Muriel aprovechó ese momento de distracción para pegarle un puñetazo con todas sus fuerzas en la nariz, con lo que el demonio se echó hacia atrás con las manos en la cara y gritando de dolor. Muriel se levantó como pudo y echó a andar hacia las escaleras, cuando hubo bajado un par de escalones, el demonio (con la áspera voz alterada por la nariz rota) gritó:

¡ESTÁ AQUÍ¡VENID¡LA ENEMIGA ESTÁ AQUÍ!

"Sí, claro. YO, soy la enemiga" pensó con ironía mientras seguía bajando lo más deprisa posible las escaleras para esfumarse a otra parte antes de que la vieran. Pero entonces el demonio saltó sobre ella y la empujó escaleras abajo, acabando en el rellano del cuarto piso con otro dolor adicional, el del brazo derecho. Los ojos le picaban por las lágrimas de dolor que resbalaban por su cara, y un instante más tarde sintió otro enorme dolor en un costado. El demonio le había clavado un puñal, y con toda la frialdad del mundo, comenzó a retorcerlo lentamente en la herida, arrancando terribles alaridos a Muriel.

Cuando el demonio acabó, ella había tomado una decisión, si no quería morir (cosa que le causaría muchas molestias) tenía que transformarse en Necrus.

Lo siento, Chris.- murmuró.

La risa que le había entrado al demonio eléctrico se esfumó cuando al segundo siguiente la humana que tenía delante comenzó a cambiar. Su tono de piel pasó de blanco a azabache y justo lo contrario pasó con su pelo. De su espalda comenzaron a salir hacia la izquierda y la derecha unos huesos robustos y afilados que acababan en una garra, enseguida esos huesos se cubrieron de músculos y unas membranas igual de negras que su piel cubrieron los espacios entre esos huesos. Finalmente, de su mandíbula comenzaron a sobresalir cuatro enormes colmillos y sus ojos oscuros se tornaron rojos y con una afilada pupila de gato.

¿Sorprendido?- dijo Muriel levantándose del suelo y riendo como lo había hecho el demonio.

Éste comenzó a andar hacia atrás con los ojos y la boca abiertos de sorpresa y pánico, y en un movimiento que apenas pudo percibir, Muriel hizo aparecer en su mano su lanza y atravesó al demonio, reduciéndolo a cenizas.

En ese momento, ella notó un movimiento justo delante, en la entrada a uno de los pasillos. "Un demonio-sombra", pensó y, alzando la mano, provocó un remolino de fuego alrededor del susodicho, arrancando un siseo del ser al desaparecer...y también un grito humano.

Cuando la sombra se desvaneció, Muriel vio a una persona agachada en el suelo protegiéndose de aquel fuego. Iba vestida de negro y estaba algo chamuscada. Muriel comenzó a andar hacia ella, pero la figura oyó sus pasos y salió corriendo. Ella no habría hecho nada, pues por la estatura supuso que era un alumno, de no ser porque al salir por patas mostró lo que había estado escondiendo y protegiendo entre sus manos...

Una cámara de fotos.

¡NO!- gritó, y salió literalmente volando tras aquel chico...o aquella chica.

Draco corría con todas sus ganas, pero difícilmente podría evitar a aquella cosa alada por mucho tiempo. Sin embargo, debía entregar las fotos a un correo que las llevaría ante Lord Voldemort, y si fallaba... no quería pensar en las consecuencias, y ni sabía qué sería peor, si acabar en manos del Lord o en manos del demonio alado.

En una intersección de cuatro pasillos, Draco se paró y miró atrás...el demonio no le perseguía, con lo que se permitió un suspiro de alivio mientras guardaba la cámara en una caja mágica.

Cuando hubo decidido por qué pasillo tirar, Muriel apareció detrás de él y le cogió de la túnica, lanzándole contra la pared. Draco soltó un aullido de terror y, sin soltar la caja, echó a correr. Pero no llegó muy lejos porque la Necrus se le echó encima.

Dame esa cámara...¡DÁMELA!

¡NO!

Muriel forcejeó un poco con el chico (él, a juzgar por la voz que salía tras la máscara) antes de que una bola de fuego casi la diera en la cara. Draco escapó sin mirar siquiera al demonio que le había ayudado, el cual era cenizas al segundo siguiente.

¡No escaparás¡Dame esa cámara y no te mataré!

¡Si no me matas tú, lo hará Él!

Draco dobló una esquina y gritó angustiado cuando se encontró con un callejón sin salida.

Ya eres mío.

Muriel no podía evitarlo, a pesar de que sabía que era un adolescente lo que se ocultaba tras la capa y la máscara, cuando la ira la invadía difícilmente podía controlar su instinto necrófero de eliminar cualquier amenaza.

El chico quedó contra la pared, Muriel aún no podía verle la cara pero sí podía oler su miedo. Esbozó una sonrisa malévola con la intención de que viera bien sus colmillos, y comprobó con satisfacción que tragaba saliva.

De repente, también notó a través de las aberturas para los ojos en la máscara que desviaba la mirada, y ella también miró hacia atrás, pero no tuvo tiempo de evitar la bola de fuego que impactó contra su brazo izquierdo. Cayó al suelo tapándose la herida, pero oyó los pasos del chico alejarse y alargó un brazo, notando que agarraba una pierna y alguien caía al suelo.

¡Líbrame de esta cosa¡Socorro!- gritaba Draco.

Una voz gutural indicó al chico que se hiciera a un lado, zafándose un poco de las manos de Muriel. Malfoy iba a repetir la orden al demonio-roca que le estaba ayudando cuando una especie de verja, como las de las puertas de los castillos, acabadas en punta y hechas de piedra, descendieron a toda velocidad hasta el suelo, atravesando las piernas de Muriel, que soltó a Malfoy con un alarido que perforó los oídos del chico y del demonio. Al poco, ella dejó de gritar y se quedó tendida en el suelo, sin moverse.

Entrega la cámara¡rápido!

Draco salió corriendo hacia la entrada principal medio sordo por el grito, ya nada se interponía en su camino para cumplir su misión.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Si no habéis oído ese grito, o estáis sordos como tapias o yo oigo voces.

Tranquilo, Harry, lo hemos oído.- dijo Ginny.

A todos les recorrió un escalofrío mientras sacaban las varitas y no apartaban la mirada de la puerta de la sala común. Harry se adelantó hacia el hueco del cuadro.

Harry, no salgas.- le advirtió Ginny.

Sólo voy a echar una ojeada.

Ginny iba a añadir algo más, cuando Harry empujó el cuadro...pero éste no se movió. Él lo intentó de nuevo, cada vez con más fuerza, hasta que se detuvo y se dio la vuelta para mirarles.

Aquí pasa algo muy, muy malo. ¿Por qué iban a bloquear las salidas?

Ron y Ginny se miraron sin saber qué responder. Mientras, Harry miró extrañado a Muriel, que no se había inmutado ni por el grito, ni por la puerta...ni por nada.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

En el mismo instante, el correo desaparecía en los límites del bosque prohibido...y a cientos de kilómetros de allí, en pleno Londres, Voldemort recibía la señal de que ya tenía lo que quería. Justo a tiempo, ya que estaba rodeado por las Embrujadas y por Albus Dumbledore. Se puso manos arriba, sin soltar la varita, y les miró burlonamente.

Muy bien, Tom. Se acabó.

Un vial con el antídoto apareció en la mano de Paige.

¿Acabado¡Pero si el juego acaba de empezar! Albus.- dijo su nombre con rentintín, y luego señaló el antídoto.- Ya tienes lo que querías...- miró a las Embrujadas.- Y yo también.

Con un leve movimiento de varita, un rayo verde surgió hacia el cielo y dibujó la marca tenebrosa. Con esa señal, todos los mortífagos se retiraron y Voldemort desapareció...¡fluctuando! En un leve susurro, Phoebe habló a sus hermanas:

Creo que tenemos un grave problema.