EL OTRO LIBRO
V: Un inesperado despertar
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1327. Algún lugar de la Europa medieval
En esta época, a pesar de las distancias, los rumores vuelan rápido, especialmente entre las diferentes sociedades secretas de este lóbrego presente. Y todos los rumores apuntaban hacia la tierra que confluía entre Hungría y Austria: Transilvania, la tierra de los condes sangrientos…
Pero, no son estas las razones por las que esta tierra era tan nombrada. No era por Maximillian Bathory de Kereshtur, el sibarita loco que reinaba en estas tierras –desentonando un poco– con la ilustre historia de sus ancestros, sino su hijo; él había logrado lo que solo las leyendas y la imaginación permiten ver: conjurar el poder de "Necronomicon", el libro de los nombres muertos…
Las cartas llegaban; pero los rumores llegaron a oídos del Clero; y el Papa Gregorio IX, con su recién instituido Índice de libros prohibidos, conocía la leyenda del libro. Por tanto, dio la orden de traer vivo o muerto al hijo del vigésimo sexto conde de Transilvania, junto con su genial descubrimiento. Y encomendó la orden a uno, cuyo apellido también daba escalofríos: John Talbain Hawkenlye. Venido desde una abadía en Inglaterra, su familia por años había combatido a los Bathory en Transilvania, Hungría y Austria, y se le encomendaba la misión de traer ante el vicario de Cristo a aquel capaz de conjurar poderes demoníacos de tamaña magnitud...
Talbain Hawkenlye aceptó la misión que le era encomendada. Y partió hacia los campos de Europa oriental, cuyo recorrido le tomó casi un lustro. Pero al final, en 1331, logró llegar hasta el portal de Kereshtur, el castillo donde yacía el libro, junto con su místico dueño; sin embargo –y esto lo sabía de antemano el angloitaliano– el escudo vaticano no sería bien recibido en una tierra que tiene historia rebelde: Maximillian se negó a entregar a su hijo y al libro, aún conociendo la obra llevada por su primogénito, y asimismo desconociendo la autoridad papal..
–Conde Bathory –habló entonces John Talbain– si usted rehúsa entregar a Eöl y al "Necronomicon", será usted castigado de una forma que no sabrá imaginar…
–¡Desvaría usted, John Talbain! –rugió entonces el conde Maximillian– osa usted retarme en la tierra de mis ancestros!
Pero el enviado no respondió, cerrando los ojos con un bufido de exasperación. Sin embargo, un sonido llamó su atención. En la vistosa sala del trono de Kereshtur, las antorchas se apagaron, y el viento rugió feroz en las inmediaciones de la ciudadela. Marianne, la hija menor del conde, se escondió tras la figura de su padre: Eöl Bathory-Kereshtur, con el libro oscuro en su mano, y satánicamente aureolado, daba la cara a aquel que inquiría por él.
–Presagié su llegada, emisario –habló entonces con una voz tranquila el portador del libro– sin embargo, no puedo permitir que venga usted a perturbar la paz de mi casa…
–Cumpliré a cabalidad su deseo, bajo la condición de que venga usted conmigo –respondió Hawkenlye
Sin embargo, Eöl negó, escondiendo el libro de su vista bajo su túnica escarlatina
–Si hago lo que usted me pide, solo la muerte me aguardaría; puesto que la Iglesia se quedaría con mi libro, y yo sería condenado a la hoguera. Conozco a la perfección que las prácticas que llevé a cabo son prohibidas, maese John
–Sé a la perfección, asimismo, que usted no teme a la muerte, maese Eöl –respondió el emisario– puesto que usted mismo se ha burlado de ella, conjurando los poderes del libro de los nombres muertos
Las miradas de ambos hombres se cruzaron, mientras el cuadro se desvanecía. Y tanto Eöl como John Talbain Hawkenlye, supieron que no sabrían darse paz; serían enemigos a muerte, aún más allá de ella misma. Incluso, el hechicero casi pudo escuchar la voz de John repitiendo la parte final de su propio juramento:"y mis hijos, y sus hijos, me seguirán, hasta que el mal sea erradicado…"
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–Desde entonces, todos los herederos de ese apellido me han perseguido sin descanso –suspiró Drake terminando de comer su desayuno, ante la escucha atenta de su mayordomo– a pesar de que el primer Talbain Hawkenlye murió hace unos 670 años, toda su estirpe ha jurado destruirme.
Se detuvo un momento, y se volvió a Howard
–¿No se te hace remotamente parecido a lo que ocurría con Drácula y Abraham Van Helsing?
–En efecto, señor. Pero las condiciones aquí disienten un poco de las que escribió Bram Stoker
–Empezando porque Stoker no incluyó en su historia a un mago inútil, dos guardianes aún más inútiles, y a una heredera que sin duda, será más inútil que ellos tres juntos
El niño se levantó y avanzó hasta el enorme ventanal que daba a su jardín
–Espero que el mago Clow haya aprendido que conmigo no se juega –susurró acariciando distraídamente su dije– pero ahora tengo más de una preocupación de la cabeza
–¿Tiene que ver con el emisario de la Inquisición?
–No me sorprende que lo notes, Howard –se volvió mirándole de reojo– yo sé a que atenerme con él. Sin embargo, algo me dice que irá también tras mi novel protegido, y eso es algo que no podemos permitir
–Sin embargo, el muchacho es fuerte…ya ha capturado dos de las más fuertes cartas del juego
–De las más fuertes, pero aún siguen libres cartas peligrosísimas…estoy seguro de que espíritu cumplirá con su labor a cabalidad, por lo que lo dejaré a su cuidado…yo me encargaré del otro mago, y del emisario…que después de tanto tiempo, nos volvemos a ver…
El anciano mayordomo recogió entonces la bandeja con un gesto parsimonioso
–El mago Clow…¿tiene alguna relación con John Talbain Hawkenlye?
Todas las meditaciones del conde Bathory se detuvieron ipso facto. Esa era una posibilidad que no había contemplado; Clow, John Talbain. Era un trato donde todos ganaban: Todos excepto él. ¿Sería posible que…?
–No se habría atrevido…–susurró, abandonando el salón con la frase inconclusa
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–No tenía idea de que el mocoso había heredado a Balmung…–habló para nadie Kero, sentando en una posición que sin duda pretendía ser meditabunda
El libro "The Clow" y las cartas pertenecientes a este juego, levitaron en torno a él. Y con un escalofrío, recordó como el dragón del viento por poco y despedaza a la carta clow del viento. Por supuesto, no olvidaba de dónde venían tanto la espada, como la carta del dragón, como la escalofriante figura junto al muchacho. Ahora comenzaba a entender su verdadero rol como guardián, su verdadero papel, no como el bonito figurín de la tapa del libro, sino como la bestia guardiana del libro.
Del otro libro, no sabía mucho. Sólo en una ocasión había visto a su creador, un sujeto venido de las tierras del oriente medieval, oscurecidas en la noche de los tiempos, que nunca se terminó de llevar con su amo. Era un mago con un poder vastísimo; pero tenía tanto dolor en el alma, tanto veneno en las venas, que tradujo esos sentimientos en cartas. Así nacieron cartas de las que sólo había escuchado hablar. La oscuridad, el espíritu…y una carta cuyo nombre, por más gracioso que sonara, era la muerte…
–Tenía que ser él, para crear semejantes cartas…
Volvió su vista preocupada al libro. Temía por su nueva ama; y ahora con mayor razón. La historia que revestía el libro prohibido estaba manchada de sangre desde sus albores; pero había una cosa que le preocupaba aún más: el guardián del libro…
–Yue tiene que venir pronto…sólo él recuerda quién es el guardián y cómo vencerlo…
Sin embargo, una sensación lo invadió como la sombra del atardecer. Mientras la luz se desvanecía, escuchó como una voz crecía en silencio, susurrando cosas que oídos castos jamás oyeron, y desearon jamás escuchar…es el sonido del horror, la sensación trepidante que invade cuando la pesadilla deja de serlo y camina por sí misma, dejándote indefenso ante el espejo que ninguno quiere observar…
–Cerberus…–susurró la voz con un gusto que fue incapaz de disimular, regodeándose en el miedo que exudaba cada fibra de aquel menudo ser– Cerberus…
–¿Quién es? Dé la cara! –respondió agresivamente el muñeco incorporándose
Pero una risa burlona fue lo único que obtuvo en contestación
–Eres débil, guardián…¿por qué temes?
–¡No temo absolutamente nada! –reiteró, dando la impresión de ser todo lo contrario
Un silencio momentáneo cortó aquella cadena de elucubraciones. De golpe, el mundo que rodeaba a Kero era una masa fusiforme, sin principio ni final; era una naturaleza muerta, con un atardecer perpetuo. Y una túnica gigantesca se alzó cual si fuera un obelisco sombrío
–Te conozco…–susurró Cerberus
–Y desearás no haberlo hecho nunca, guardián…–respondió entonces la sombra, mientras un ojo se abría, implacable, escrutando hasta casi atravesar el cuerpo material de Kero– ...porque yo soy la primera de las amenazas de Necron-omicon…
–No…no puede ser…–respondió espantado–…¡¡NO!
–Sin embargo, eres una criatura que no vale ni por el poco temor que puedo obtener de un mal llamado guardián del sol…–habló entonces la monolítica figura– por cuanto te exijo que me digas donde está la herencia de Balmung…
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–¡¡DERECHA LI, DERECHA! –vociferó el profesor de educación física mientras el chino recibía el balón –¡¡HACIA LA BANDA!
El muchacho acabó lanzando un pase a cualquier parte.
–Diablos…–miró sus zapatos, como echándoles la culpa de su evidente falta de concentración
–¡¡LI! –espetó el maestro– ¡¡CONCENTRADO! ¡¿O ACASO PREFIERES LA BANCA!
No hubo respuesta. Había que contener la consecuencia de una jugada mal planeada. Pero su pensamiento voló mucho más lejos de aquella confrontación deportiva; lo poco que había leído del diario de los años oscuros, revelaba que jugar con los poderes del libro de los nombres muertos tenía un precio que iba más allá del dolor físico; incluso, iba más allá de la muerte misma. Era sentenciar la condena de su alma al peor de los suplicios.
Y en medio de tantas consideraciones…
–¡¡LI! ¡¡A LA BANCA, CON UN DEMONIO! –rugió el maestro, mientras el balón caía de la cara del muchacho.
Definitivamente, no era ni remotamente cerca, el mejor de sus días.
–Pobre…–rió un poco Eriol, observó desde su lugar
Sakura no entendió mucho de lo que dijo el inglés; en aquel momento, Tomoyo apareció de la nada con su teléfono celular
–Es Kero, Sakura –dijo hablando a su oído– y se oye bastante afanado
–¡¡SAKURA! ¡TIENES QUE ALERTAR AL MOCOSO!
–Kero, ¿qué pasa?
–¡¡NO HAY TIEMPO! ¡¡DILE QUE…!
Pero la voz de Kero se vio cortada por la caída del aparato. Lo único que escuchó Kero, fue un desgarrador grito
–¡¡UN MONSTRUO! –señaló Sakura, señalando hacia la nada. Y en efecto, no había nada allí…sin embargo Tomoyo nada más ver el punto que su compañera viese, rompió en desgarradores gritos también, mientras sus ojos se arrasaban. Una extraña atmósfera, fría y tenebrosa se apoderó de todo el campus escolar, donde el murmullo de las voces fue reemplazado por el eco implacable de los gritos y las súplicas, donde la pesadilla se escapó de su odre para azotar a cada muchacho en un delirio sin final.
Shaoran nada más sintió la presencia, se tomó los brazos y cayó postrado en una de sus rodillas. Pocas veces había tenido la oportunidad de experimentar una energía tan hostil, tan vengativa…tan deseosa de sufrimiento, pero no para seguir sufriendo sino porque parecía disfrutarlo y profundamente…
–La herencia de Balmung…al fin te he podido encontrar…
–Tú…–susurró, postrado aún en tierra en medio de tan apocalíptico paisaje– ¿Qué es…lo que quieres?
–Para serte sincero…–respondió mientras su único ojo se fijaba en él–…te quiero ver derrotado…
El muchacho hizo un esfuerzo por levantarse, pero la carta no había jugado todavía; por lo que sumergió al muchacho en una tortura onírica de la que estaba convencido, no querría despertar…
–Nunca…–susurró, mientras el mundo presente se desvanecía
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–¿Asustado, querido Shaoran? –pudo escuchar la voz de su madre, tranquilizadora
–Un poco…–se escuchó responder, aflojando el agarre de sus manos–…estoy un poco asustado
Un poco de silencio cayó sobre la sala. Sus ojos aún permanecían cerrados, no estaba seguro de qué podría encontrar ahí afuera.
–Te entiendo…–fue lo único que dijo su madre. Y él, no muy proclive a las conversaciones con su progenitora, tampoco estaba muy seguro sobre el qué decir, así que abrió los ojos…
Para encontrarse con una ventana donde el sol no terminaba de ocultarse, pero tampoco se dejaba ver con claridad. Y bajo un cielo rojo sangre, se erigía la figura de su madre, ataviada con sus bien conocidos atuendos…dándole la espalda. Hizo el amago de hablarle, provocando que ella se volviera, sólo para ver…
Su rostro, inexistente, cubierto por cabello igualmente muerto. Del suelo, que de un momento a otro se tornó informe y laxo, surgió la capucha vacía y oscura, donde a pesar de que no se veía señal alguna de un rostro, se percibía el aura del disfrute casi morboso…
–De aquí nunca lograrás salir…tus pesadillas serán tus carceleras por el resto de la eternidad… –sin embargo, Shaoran con la visión de su "madre" había quedado como en choque. No reaccionaba. Ni siquiera parecía respirar.
Un minuto de silencio, que pareció prolongarse por la eternidad. La figura, divertida y extrañada, empleó una de sus manos para sujetar su quijada y hacer que lo viera directo…pero entonces el ojo del horror se contrajo de sorpresa, al contemplar que tras el paso de lágrimas cristalinas, un par de iris coloreados con el oro acrisolado y adornados con la frialdad de las estrellas en la bóveda del firmamento nocturno, lo contemplaban. La máxima expresión de la furia, la rabia, estaban desatándose dentro de aquel niño, que tomó su mano con fuerza sobrehumana y le retó…
–Veremos quién es el que no desea despertar jamás…carta de las pesadillas…
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–No puede ser cierto…–soltó Drake, completamente sorprendido y dejándose apoyar casi exclusivamente por su báculo–…carta estúpida, para qué jugar con eso…
Y no muy lejos de allí, John Talbain tembló al sentir aquella terrible presencia; la furia del portador del Necron-omicon se hacía sentir, sin embargo, había algo en él…algo tan macabro y sombrío, que hacía temblar sus huesos desde su propia médula…
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Notas del autor: Estuvo bueno de vagar. El capítulo, una vez más, estuvo como un mes a la mitad, y hoy no teniendo nada mejor qué hacer, lo termino. Caray, cada vez estoy más flojo…espero, sin embargo, que las políticas de calidad sean buenas (porque entonces si me pegaré un tiro…). Incorporaré a esta querida historia la idea con la que pretendía crear una nueva, para darle un matiz un poco más…sangriento, macabro, loco inclusive. En fin, yo y mis ideas. Y espero me disculpen por lo cortito…pero con la mañita de los resúmenes ejecutivos, tienen los resultados. Escribo en corto.
Creo que algo se me va olvidando…
Pero claro; feliz año, gente. Que las bendiciones, bienaventuranzas y todo tipo de buenas cosas similares y conexas lleguen a ustedes. Espero que sea un año de profundas realizaciones y satisfacciones para ustedes, mis queridos lectores.
Lohengrin de Vangelis NightWalker.
