Heridas abiertas
Capítulo 2. La vida universitaria
- AAAAHHHH ME HE DORMIDO!
Hanamichi Sakuragi se levantó de la cama de un salto y empezó a vestirse. Apenas un minuto después corría en dirección a la estación como un desesperado. No era para menos, en media hora tenía clase de Biomecánica y si llegaba tarde el profesor no le dejaría entrar en el aula.
"Ese viejo antipático me tiene manía", pensaba Sakuragi una vez ya en el tren, "Ojalá la asignatura fuera optativa". Pero no lo era, así que tendría que aguantar al señor Sasaki hasta que aprobara.
Pero a pesar de ciertos profesores que según él eran unos amargados, la carrera le encantaba y sus notas daban fe de ello. Estaba ya en tercero de Ciencias del Deporte y en ningún momento se había arrepentido de elegir esos estudios. Si no conseguía triunfar en el baloncesto profesional, como era su objetivo, enseñar educación física en un instituto era una alternativa muy de su agrado.
Sonrió un poco al darse cuenta de que una anciana que acababa de subirse en el tren le estaba mirando la cabeza bastante asombrada. Y es que con 20 años, Hanamichi seguía llevando el cabello teñido de rojo, si bien ahora usaba un tono menos llamativo. Además lo llevaba corto, pero no rapado, y se lo peinaba hacia arriba formando pinchos con algo de gomina. En conjunto era un look bastante peculiar, pero sin embargo tenía bastante éxito con las chicas universitarias. Muy al contrario que en el instituto, donde el sexo femenino le temía y los chicos se metían con él llamándolo 'yanqui'. Además había chicos con peinados mucho más extravagantes que el suyo en la universidad de Kanagawa.
Cuando llegó por fin a la puerta de su aula ésta estaba cerrada, pero dentro se oía bastante alboroto. Miró su reloj y vio que sólo pasaban dos minutos de la hora; con un poco de suerte la clase no habría empezado. Abrió la puerta con suavidad y entró un poco agachado para que el profesor no le viera. Su suposición era correcta, el señor Sasaki aún estaba ordenando sus papeles de pie junto a su mesa mientras los alumnos hablaban a voces. Por si acaso siguió caminando encogido hasta que llegó al que era su asiento habitual junto a un chico moreno que le miró divertido.
- Pensé que ya no venías. Aún te dura la resaca? - le preguntó con burla.
- Cállate, mono salvaje – le ordenó Sakuragi en voz baja - A ver si te va a oír.
- A quien llamas mono, friki pelirrojo?
- A ti. Lo que pasa es que me he quedado dormido.
Kiyota iba a replicar de nuevo cuando se oyó la voz del señor Sasaki anunciando que la clase iba a empezar, así que todos los alumnos guardaron silencio. La clase se hizo larga y tediosa y ambos chicos tuvieron que realizar un gran esfuerzo para seguir la explicación. Afortunadamente las horas siguientes tenían prácticas y eso les despejó bastante.
A la hora de comer se dirigieron como siempre a la cafetería de la facultad de Medicina, donde les esperaban Ayako y Ryota.
- Hola chicos! – saludó la chica de rizos en cuanto les vio llegar.
- Hola – saludaron a su vez mientras se sentaban en dos sillas vacías.
- Que tal el fin de semana? – preguntó Ryota.
- Muy bien – contestó Sakuragi - Y vosotros?
- También. Habéis oído lo de Rukawa?
- Eh? Que pasa con el zorro?
- Mira.
Ryota sacó un periódico deportivo de su mochila y se lo tendió al pelirrojo. Una gran foto de Rukawa ocupaba la primera página. Kiyota se acercó un poco con la silla para leer él también la noticia.
- Menudo contrato… - murmuró Kiyota cuando terminó de leer.
- Increíble, verdad? – dijo Ayako - Aunque en el fondo no me extraña, su primera temporada con los Knicks ha sido impresionante, aún mejor que su temporada como novato en los Grizzlies.
- Ha sido el tercer máximo anotador de la liga. Es lógico que lo quieran atar de por vida con ese sueldo – añadió Ryota.
- Debe estar muy feliz.
Sakuragi les escuchaba en silencio, sin poder apartar la vista de la fotografía de Rukawa haciendo una espectacular clavada.
"Lo has conseguido", pensó, "primero te convertiste en el mejor jugador de Japón, y ahora eres uno de los mejores del mundo.
Pero no te confíes, zorro.
Pronto yo te superaré."
De pronto el periódico desapareció de sus manos. Se giró para ver a la persona que se lo había arrebatado, pero su cara estaba tapada por la contraportada. Aún así, era fácil reconocer los pelos parados que sobresalían por encima de las páginas.
- Sendoh! – exclamó.
- Vaya vaya… - murmuró el aludido bajando el periódico a la altura de su pecho – Así que Rukawa está ahora entre los veinte jugadores mejor pagados de la NBA. No es para tanto.
- Porqué no has venido a clase esta mañana, Akira? – preguntó Ayako ignorando el comentario.
- Me he quedado dormido – contestó Sendoh con su típica sonrisa.
- Otro que tal… - murmuró Kiyota mirando a Sakuragi.
- No entiendo como es posible que apruebes – masculló Ryota.
- Yo tampoco entiendo que tú estés repitiendo tercero – dijo el chico de cabellos de punta.
Ryota le miró con odio contenido. No porque Sendoh le recordara que a pesar de todos sus esfuerzos no hubiera conseguido pasar a cuarto de Fisioterapia con él y con Ayako, sino porque consideraba que ellos dos se llevaban demasiado bien. Ayako incluso le tuteaba, y eso le volvía loco de celos.
- Bueno chicos, os veo en el entrenamiento. Dadle la enhorabuena a Rukawa de mi parte… Ay no, se me olvidaba que vuestro ex-compañero no quiere saber nada de vosotros…
- Imbécil… - masculló Sakuragi quitándole de nuevo el periódico antes de que se marchara.
Pero Sendoh estaba en lo cierto; o al menos eso parecía. Dos años atrás, cuando Rukawa no se presentó a la ceremonia de graduación, todos pensaron que fue por pereza o incluso que se había quedado dormido. Grande fue su sorpresa cuando unas semanas más tarde se anunció en todas las televisiones y periódicos del país que un equipo de la NBA, los Grizzlies de Memphis, habían fichado al mejor jugador del baloncesto juvenil japonés: Kaede Rukawa.
La noticia fue muy comentada durante varias semanas, lo cual era lógico, pues Rukawa, con tan sólo 18 años, se convertía en el segundo jugador japonés de la historia de la NBA después de Eiji Sawakita. Sin embargo lo que causó aún más conmoción entre los ex-miembros de Shohoku fue el hecho de enterarse al mismo tiempo que el resto del país, ya que Rukawa no le comentó nada a nadie, y tampoco se despidió de ninguno, ni siquiera del entrenador Anzai. Y desde entonces ni una llamada, ni una carta, ni nada. Lo único que sabían de él era lo que se decía en la sección de deportes. Además también se había negado a jugar con la selección de Japón, de manera que ni siquiera Mitsui había conseguido verle.
- Tan mal os llevabais con él? – preguntó Kiyota al ver la cara con que se habían quedado los tres después del comentario de Sendoh.
- Más bien era Rukawa el que no se llevaba con nadie – murmuró Ryota.
- Pero de ahí a no deciros nada…
- …
Kiyota no quiso insistir más. No era la primera vez que les preguntaba sobre la repentina marcha de Rukawa, pero nunca sacaba nada en claro, sólo gestos de contrariedad como el que tenían ahora, así que decidió cambiar de tema para animar un poco el ambiente.
xXx
Esa tarde durante el entrenamiento del equipo de baloncesto de la universidad de Kanagawa no se hablaba de otra cosa que del famoso contrato. Sakuragi y Ryota practicaban tiros junto con otros jugadores mientras escuchaban comentarios de estos sobre su ex-compañero y unos rumores que decían que Hiroshi Morishige ficharía por los Hornets.
- Cuando Yuta Tabuse fichó el año pasado por los Suns de Phoenix pensé que pasaría más tiempo antes de que otro japonés entrara en la NBA.
- No es seguro, son sólo rumores.
- Pero sería una pasada, cuatro japoneses ya en la mejor liga de baloncesto del mundo.
- Pero Tabuse no ha alcanzado el nivel de Rukawa ni de Sawakita en la NBA. Ni siquiera es titular.
- Pero es que lo de esos dos es impresionante.
- Ya ves, si además a Rukawa le ficharon recién salido del instituto. Ni siquiera jugó en la universidad o en la JBL.
- Para qué? En el instituto ya demostró ser el mejor del país.
- Fue nombrado mvp en sus tres años de secundaria alta, no?
- No, sólo en segundo y en tercero.
- Quién creéis que será el siguiente?
- Después de Morishige?
- Sí.
- Shinichi Maki, sin duda.
- Pues yo creo que será Dai Moroboshi.
- Yo…
El chico que iba a dar su opinión se interrumpió al ver de pronto una cabeza roja pasar raudo por su lado y elevarse para ejecutar un majestuoso mate. Sakuragi se quedó colgando unos segundos del tembloroso aro, después se dejó caer sobre los dos pies y, mirando fijamente al grupito que segundos antes estaba hablando, dijo con voz firme:
- El próximo seré yo, el genio Hanamichi Sakuragi.
Los chicos de primero que llevaban poco en el equipo le miraron sorprendidos, los demás ya estaban acostumbrados a esas salidas del pelirrojo. Sendoh y Kiyota sonrieron ampliamente, mientras que Ryota puso los ojos en blanco. Aunque en ciertos aspectos había madurado, Sakuragi había cambiado muy poco desde el instituto, siempre llamándose a si mismo genio y vanagloriándose de sus habilidades. Sin embargo había que reconocer que sus pretensiones eran ya mucho más realistas que cinco años atrás cuando comenzó a jugar a baloncesto, pues en aquel momento era el mejor reboteador de la liga universitaria.
Después de una pequeña regañina por parte del entrenador Suo, Sakuragi se incorporó a la práctica de tiro y el entrenamiento continuó sin más contratiempos. Al terminar todos se fueron rápidamente a los vestuarios para darse una buena ducha, algunos incluso de agua fría, ya que era ya el mes de julio y hacía mucho calor.
Sakuragi y Ryota salían del gimnasio cuando fueron interceptados por una chica que el primero conocía bien.
- Hola Hanamichi! Hola Miyagi!
- Hola.
- Hola Nanako! Qué tal?
- Muy bien – la chica miró un momento al chico más bajo, quien comprendió enseguida.
- Ey Hanamichi, voy un momento al bar, que me muero de sed. Te espero allí, vale?
- Ok.
- Hasta luego Miyagi.
- Adiós Nanako.
Ryota se marchó dejándolos solos. Diez minutos más tarde Sakuragi se reunió con él en la terraza del bar después de pedir un refresco.
- Pasa algo? – le preguntó cuando se hubo sentado a su lado.
- No, nada. Sólo me ha pedido un favor – explicó.
- Averiguar qué opina Yohei de su amiga Arimi?
- Cómo lo has sabido! – se sorprendió el pelirrojo.
- Es que Arimi no sabe disimular – rió Ryota – El sábado cuando Yohei la sacó a bailar en Level se sonrojó hasta las orejas.
- Haha es verdad… Pues sí, me ha pedido que la ayude a hacer de cupido.
- Seguís teniendo mucha confianza, eh? Es extraño.
- Uh?
- Bueno, no es común entre ex-novios llevarse tan bien…
Hanamichi se quedó pensativo. Ryota tenía razón, aunque hasta ese momento no se había dado cuenta de ello. Salió con Nanako sólo durante cinco meses, pero habían compartido muchas cosas, entre ellas la primera vez para ambos. Pero su relación parecía más en general la de dos amigos que la de una pareja, y ese fue el principal motivo de su ruptura a finales de curso. Desde entonces habían seguido viéndose a menudo, no sólo porque lo decidieron así sino también porque tenían muchos amigos comunes.
Después de terminarse el refresco fueron a la barra a pagar y se encaminaron a la estación. Una vez en el tren hablaron poco, más que nada por cansancio. Sakuragi se bajó primero y se despidió de Ryota hasta el día siguiente. Antes de salir de la estación se detuvo en un quiosco para comprar un periódico deportivo del día, ya que el que le había enseñado Ryota era del domingo.
Empezó a ojearlo mientras caminaba hacia su casa, y casi se llevó por delante a un par de niños que se apartaron justo a tiempo de su camino. La noticia que hablaba de Rukawa era similar a la que ya había leído, sólo daba unos cuantos datos más sobre las cláusulas del renovado contrato con los Knicks.
Como siempre ni un solo comentario personal del zorro.
Así había sido desde el principio: desde que Rukawa saltara a la fama convertido en la estrella deportiva que era jamás había concedido una entrevista, ni a la prensa americana, ni a la japonesa, ni a ninguna otra. Nunca respondía a las preguntas que le hacían los periodistas a la salida de los entrenamientos o en los aeropuertos; Sakuragi lo había visto muchas veces en la televisión: Rukawa con gafas de sol y caminando rápido para librarse de ellos.
No era que le sorprendiera. El zorro ya no era muy hablador en el instituto, aunque en el último curso se había mostrado más comunicativo, sobretodo con él.
Entonces porqué se marchó sin decirle nada?
Era algo que seguía sin comprender.
Tuvo algo que ver la última conversación que mantuvieron?
Imposible saberlo.
Lo sentía tan lejos…
N/A: wenas! Aquí les traje el segundo capítulo. En este explico un poco como les están yendo las cosas a otros protagonistas de la historia, en especial a Hanamichi, por los demás no se preocupen que ya explicaré más adelante que ha sido de ellos, sobretodo porque también van a aparecer. Durante unos cuantos capítulos voy a usar la fórmula de situar uno en Kanagawa, uno en Nueva York, porque creo que así se explica muy bien la situación de ambos protagonistas por separado. Por cierto, si alguien intuye lo que le sucede a Rukawa por favor no lo diga en un review. Al escribir yo la historia no me doy cuenta de si soy muy sutil o todo lo contrario, pero por si acaso.
Las respuestas a los reviews las dejo en el profile porque hay bastantes (yuhuu!) como recomendó Shadir, si no lo hice antes es también porque al responder los de los siguientes capítulos habría que borrar los anteriores y me da pena que mis respuestas no queden para la posteridad XD. Pero yo sigo sin encontrar la maldita regla en inglés, alguien me la manda por mail?
Besos
Khira
