Heridas abiertas
Capítulo 4. Una gran idea
Sakuragi, Ryota y Kiyota estaban sentados de mala manera en el sofá bebiendo unas cervezas mientras esperaban a que comenzara la reposición de un partido de la NBA entre los Knicks de Nueva York y los Magics de Orlando de la temporada recién acabada. El partido era muy interesante porque había sido la primera vez que se enfrentaban dos compatriotas suyos en una liga extranjera, Rukawa, en los Knicks, contra Sawakita, en los Magics. La temporada anterior no se habían enfrentado porque Sawakita estaba lesionado.
- Que suerte tienes de vivir solo, Hanamichi… - comentó Ryota.
- Has vuelto a discutir con tus padres? – preguntó Sakuragi.
- Sí… Se empeñan en que debería dejar el baloncesto y centrarme en los estudios.
- Deberías explicarles que lo que te distrae no es el básquet precisamente… sino cierta chica de ojos azules y pelo rizado…
- … - Ryota bebió un trago de su cerveza y miró al suelo.
- Te pasa algo?
- No nada. A que hora vendrá?
- Ayako?
- Sí.
- A las nueve y media. Dijo que tenía que hacer unos recados.
- Ya… Oye Hanamichi, volviendo al tema… Seguro que no podría venirme aquí a vivir contigo?
- Te he dicho mil veces que no… El piso es de mi padrastro y no quiere que alquile la otra habitación.
- Pero…
- Mira, ya comienza – interrumpió Sakuragi señalando el televisor.
Efectivamente la pantalla mostraba ya el interior del Madison Square Garden. Como era una reposición no había salido el calentamiento y el partido estaba ya por empezar, y no tardaron en reconocer la figura de su ex-compañero de equipo entre los jugadores que se encontraban en la pista, y también la de Sawakita. Rukawa era casi siempre titular con los Knicks, al igual que ya lo era con los Grizzlies, aunque en ese equipo tardó más tiempo en hacerse con el puesto.
- Vosotros no lo veis más delgado? – preguntó Kiyota.
- El zorro o el monje?
- Rukawa.
Sakuragi esperó a que la cámara enfocara más de cerca al zorro antes de contestar. El partido comenzó y a los pocos segundos Rukawa apareció casi en primer plano en la pantalla.
- Sí, un poco…
- Cuando se jugó este partido?
- En marzo creo…
Los tres amigos continuaron viendo el partido en silencio. Hanamichi nunca lo admitiría en público, pero reconocía para si mismo que aún estaba muy lejos del nivel que demostraban poseer todos aquellos jugadores, inclusive Rukawa. El zorro había mejorado diez veces más que en sus últimos dos años de instituto, en que ya le fue imposible alcanzarlo.
Rukawa acababa de encestar un triple cuando sonó el timbre. Sakuragi se levantó y acudió a abrir la puerta. Era Ayako, e iba muy arreglada.
- Hola chicos! – saludó muy sonriente.
- Hola Ayako.
- De donde vienes tan arreglada? – preguntó Sakuragi.
- Hace mucho que ha empezado el partido? – preguntó a su vez Ayako sentándose en el sofá entre Kiyota y Ryota.
- Van por la segunda parte – contestó el chico del pendiente.
- Quieres una cerveza, Ayako?
- No, gracias. Mejor un refresco.
- Ok.
Sakuragi entró un momento a la cocina y luego volvió al sofá con el refresco de Ayako, que parecía muy emocionada, y se sentó en el reposabrazos.
- Chicos, tengo que contaros una cosa. Hoy he hablado con Akagi y con Kogure.
- Ah si?
- Sí, me han llamado al móvil hace un rato.
- Y que se cuentan?
- Pues que estas vacaciones Mitsui se va a venir de vuelta con ellos y con Haruko.
- Qué dices! Michi también? Eso es genial! – exclamó Sakuragi.
El pelirrojo no podía disimular su alegría. Desde que Akagi y Kogure se fueran a estudiar a la universidad de Tokyo, y dos años más tarde Haruko hiciera lo mismo, los veía cada pocos meses; pero desde que Mitsui fichó por los Tokyo Apache hacía un año que sólo hablaban con él por teléfono.
- Ya era hora – comentó emocionado.
- Y que se vendrán, en agosto? – preguntó Ryota, que también parecía muy contento con la idea de volver a ver a su amigo.
- Sí. Pero esperad que aún no he acabado.
- Qué pasa?
- Me han propuesto hacer una fiesta para celebrar que el mes que viene se cumplen cinco años de la primera vez que el Shohoku participó en el campeonato nacional interescolar, y reunir a todos los jugadores de entonces.
Aunque la cosa no fuera con él, Kiyota escuchaba atentamente. Sakuragi y Ryota se miraron un momento y luego miraron a Ayako de nuevo.
- Que buena idea! – exclamó Ryota.
- Y donde la celebraremos?
- Lo ideal y nostálgico sería en el que fue nuestro gimnasio, pero no creo que nos dejen. Yo había pensado alquilar una sala de fiestas en algún hotel.
- Sí, eso estaría bien – intervino Kiyota.
- A que sí? Que os parece, chicos?
- A mi me parece estupendo – respondió Ryota - Pero tenemos que ponernos las pilas para ir avisando o encontrando a la gente. Por ejemplo no sabemos que ha sido de Kakuta, Shiozaki e Ishi.
- Pero seguro que no será difícil dar con ellos. Además el entrenador Anzai, que por supuesto también vendría, seguro que tiene aún el teléfono de sus padres – de pronto el semblante de Ayako se volvió serio – Con quien no podremos dar será con…
Los tres ex-miembros de Shohoku miraron tristes hacia el televisor. Al final quien terminó la frase fue Kiyota.
- Con Rukawa, verdad?
- Sí…
- Y aunque consiguiéramos localizarle, no creo que viniera – comentó Ryota – Si no hemos sabido nada de él en dos años será por algo.
- Maldito zorro anti-social – murmuró Sakuragi intentando disimular con enfado lo mal que le sabía el desprecio de su rival.
- Pero podríamos intentarlo… al menos por última vez – dijo Ayako.
- Probasteis de hablar a sus padres? – preguntó Kiyota.
- Sí, les llamamos por teléfono a las pocas semanas de que fichara por los Grizzlies. Nos dijeron que no conocían su dirección ni su teléfono en Memphis.
- Qué extraño, no?
- Supusimos que en realidad fue Rukawa quien les prohibió dar sus datos a nadie que les llamara pidiéndoselos… Y también escribimos a la sede del club, pero nada. Seguramente la consideraron como una carta de una fan de Japón y no creo que Rukawa las recoja.
- A la sede de los Knicks también escribisteis?
- No…
Ayako bebió un sorbo de su refresco y miró de nuevo a la pantalla del televisor. Rukawa había sido sustituido, pero seguramente lo volverían a sacar en unos minutos.
- Crees que deberíamos intentar escribirle de nuevo? – preguntó.
- Sí, pero yo le mandaría algo más grande que una carta – respondió el ex-jugador del Kainan.
- Más grande que una carta? De que hablas? – preguntaron los otros dos chicos.
- Rukawa debe haber dado instrucciones al club de que no le avisen para recoger cartas de fanáticos o fanáticas. Por eso lo que tendríais que hacer es enviarle un paquete, y grande.
- Un paquete? – Sakuragi no entendía nada – Y que metemos en él?
- Cualquier cosa! O incluso podría estar vacío. Lo importante es que llame la atención y que cuando avisen a Rukawa sienta curiosidad y vaya a recogerlo. Eso sí, enviar algo tan grande desde Kanagawa hasta Nueva York os va costar bastante, pero si realmente tenéis ganas de que Rukawa venga a la fiesta…
Después de escuchar la explicación de Kiyota los demás se quedaron pensativos un momento.
- Sabes, mono salvaje… - dijo finalmente Hanamichi – A veces tienes buenas ideas…
xXx
Por la noche Sakuragi daba vueltas en la cama, desvelado por la emoción de la futura fiesta. Tenía muchas ganas de volver a ver a todos los chicos, y sobretodo al señor Anzai. El gordito entrenador seguía entrenando en Shohoku y más de un día Ryota, Ayako y él le habían visitado, pero ya hacía meses desde la última vez.
"Y seguro que al viejo también le hará mucha ilusión vernos a todos de nuevo reunidos.
Todos…
Ojalá Rukawa viniera también… debería darme igual que viniera o no ese zorro egoísta, pero no es así…"
Se dijo a sí mismo que era normal que le apeteciera verle, al fin y al cabo su relación había mejorado mucho durante los dos últimos años de instituto. Si bien no se habían convertido en auténticos amigos, si se volvieron capaces de jugar en equipo tanto durante los partidos como en los entrenamientos, y también de hablar entre ellos como dos personas civilizadas sin insultos de por medio, exceptuando sus típicos 'zorro' e 'idiota'. La relación podría haber empeorado de nuevo a comienzos de tercer curso, cuando Rukawa le 'arrebató' el puesto de capitán, pero el zorro nunca se aprovechó de la situación y eso fue algo que Hanamichi tuvo que reconocer.
"No éramos realmente amigos, de acuerdo, pero más razón aún para que me contaras que te marchabas a América… Si hubiera sido yo te lo habría restregado por la cara…"
Recordaba como si fuera ayer la última vez que hablaron.
- - - Flashback - - -
Hacía una semana que las actividades de todos los clubes habían cesado, incluidos los entrenamientos del equipo de baloncesto, y faltaban pocos días para la ceremonia de graduación. Hanamichi volvía de tomar unos helados en el Danny's con Yohey y compañía, y al pasar por delante de Shohoku de camino a su casa decidió hacer una visita nocturna al gimnasio. Se sentía muy triste al pensar que ya no volvería a entrenar allí, donde tantos buenos momentos había vivido.
El gimnasio estaría cerrado pero eso no era un problema para él, pues al ser el sub-capitán tenía las llaves y aún no le habían exigido que las devolviera. Abrió la puerta exterior con cuidado y después de entrar y cerrarla de nuevo caminó hasta el centro de la cancha. Era de noche, pero la luz de la luna se filtraba por las ventanas y le daba al lugar un aspecto mágico.
"Echaré de menos este sitio", pensó.
Durante unos minutos no cesaron de pasar imágenes por su cabeza, algunas eran recuerdos agradables y otras no tanto… la primera vez que Haruko le enseñó lo que era un mate, el duelo con Akagi, el primer día en el equipo, el odioso entrenamiento básico a las órdenes de Ayako, sus primeros tiros vulgares, la reincorporación de Ryota, el día que apareció Mitsui con la intención de destrozar el gimnasio, que afortunadamente terminó también con la reincorporación del mvp…
De pronto se dio cuenta de que no estaba solo y dio un respingo.
- Maldito zorro! – exclamó al reconocer la figura – Me has dado un susto de muerte!
Rukawa estaba sentado con la espalda apoyada en una de las paredes del fondo, y le estaba mirando fijamente. A pesar de los metros que les separaban y de la penumbra, Hanamichi pudo notar algo extraño en esa mirada de hielo.
- Qué haces aquí, zorro? – le preguntó acercándose.
- Lo mismo que tú – respondió Rukawa sin moverse.
- Con que también te ha entrado la vena nostálgica, eh?
El chico de ojos azules no dijo nada. Al estar ya más cerca de él, Hanamichi confirmó su sospecha de hacia unos segundos de que el zorro estaba raro.
- Qué te pasa? – preguntó el pelirrojo sentándose a su lado.
- Nada – respondió simplemente.
- Te da pena que se termine el instituto?
- No.
- Pues a mi sí, la verdad – Hanamichi levantó la vista y se quedó mirando el techo del gimnasio – Me lo he pasado muy bien estos tres años… a pesar de tener que aguantarte, claro… y aunque en la universidad seguiré jugando a básquet sé que no será lo mismo…
- …
- Por cierto, no me has dicho a que universidad irás. Yo iré a la de Kanagawa, igual que Ryota y Ayako. Voy a estudiar Ciencias del Deporte – explicó orgulloso.
- No lo sé aún… me han admitido en varias.
- Vaya, que suerte…
Se quedaron en silencio unos minutos, ambos con la vista al frente y sumidos en sus pensamientos. Increíblemente fue Rukawa el que rompió ese silencio, y con una pregunta que descolocó completamente al pelirrojo.
- Por qué ya no me odias?
- Qué…? – exclamó mientras volteaba a verle.
- Que por qué ya no me odias – repitió Rukawa. Él continuó mirando hacia delante.
- A que viene eso?
- Sólo contesta.
- Pues… yo que sé… no sería más lógico que me preguntaras por qué te odiaba antes?
- Eso ya lo sé. Porque te gustaba la hermana de Akagi y a ella le gustaba yo.
- Eh… sí… - "Haruko sería feliz si se enterara de que Rukawa sabe de su existencia", pensó.
- Y bien? – insistió.
- Quieres saber por qué te dejé de odiar?
- Sí. Por favor.
"Por favor? Sí que está raro…"
- Pues a ver… por varias cosas – Hanamichi respiró hondo - Primero porque vi que el equipo sería mucho más fuerte si nosotros dos nos lleváramos mejor en la cancha… Segundo porque después del rechazo de Haruko poco a poco conseguí olvidarme de ella… y entonces el mayor motivo que tenía para odiarte desapareció… Y tercero…
- …?
- Y tercero… porque me di cuenta de que eres un buen tío.
Durante unos segundos se hizo de nuevo el silencio entre ellos. De pronto Rukawa se levantó y Hanamichi se le quedó mirando desde el suelo extrañado, pues parecía que se hubiera enfadado.
- Habría sido mucho mejor para mí que no me hubieras dejado de odiar – murmuró dándole la espalda.
- Cómo? – preguntó el pelirrojo sorprendido.
Pero Rukawa no dijo nada más, simplemente comenzó a caminar en dirección a la puerta del gimnasio, y Hanamichi sólo se quedó observando como se alejaba de él hasta desaparecer.
- - - Fin del flashback - - -
"Habría sido mucho mejor para mí que no me hubieras dejado de odiar."
"Qué quiso decir con eso?", se preguntó Sakuragi por milésima vez en dos años mientras acomodaba la almohada.
Si hubiera sabido que después de ese día no lo volvería a ver, no se habría quedado con la duda.
N/A: Hola! ya ven que ya aclaré el primer misterio: la conversación, que tampoco no es que fuera muy trascendental, pero he pensado escribirla también desde el punto de vista de rukawa, pero no sé si será muy repetitivo. muchísimas gracias por los reviews! (los contesto en el profile)
Besos
Khira
