Heridas abiertas

Capítulo 5. Un paquete desde Japón

- Kaede! Qué mierda haces tanto tiempo ahí dentro? – preguntó Jack aporreando la puerta del baño.

Rukawa la abrió inmediatamente con cara de pocos amigos.

- Te agradecería que no me rompieras la puerta. La carpintería también es nueva.

- Ok ok, perdona. Pero ya creía que te habías caído por la taza del wáter.

- Muy gracioso.

Jack siguió a Rukawa de vuelta al salón, donde se sentaron de nuevo en uno de los sofás, y le entregó una carpeta que había dejado antes sobre la mesa.

- Aquí tienes los currículums de los guardaespaldas pre-seleccionados por la agencia de la que te hablé el otro día. Échales un vistazo y dime que te parecen.

Rukawa abrió la carpeta y comenzó a pasar rápidamente las hojas que contenía, sin apenas mirarlas, cosa que molestó bastante a su representante.

- No me gusta ninguno – dijo el jugador devolviéndosela.

- Maldita sea, Kaede! Ni que estuviéramos hablando de una agencia matrimonial! Se trata de elegir a un guardaespaldas, no a tu futuro marid…!

La mirada de Rukawa le hizo callar de golpe. Parecía mentira que un chico de veinte años, es decir, quince menos que él, le infundiera tanto temor a veces.

- Vamos a ver… - empezó más calmado – Por qué no quieres un guardaespaldas?

- Ya te lo dije: porque no lo necesito. Yo sólo me desplazo con el equipo, y el club tiene medios de seguridad propios. A donde se supone que me tendría que acompañar?

- A las fiestas privadas a las que acudes con Joe, por ejemplo…

Durante unos segundos el jugador de los Knicks no dijo nada. Estaba demasiado sorprendido por el hecho de que su representante estuviera enterado de sus juergas nocturnas.

- Cómo lo sabes? – preguntó finalmente.

- Tengo mis contactos – dijo él simplemente – Mira, no he venido aquí para meterme en tu vida personal. Lo que haces los fines de semana ahora que la liga ha terminado no es asunto mío. Pero debería ir contigo un guardaespaldas. Apuesto a que Joe sí que deja que el suyo os acompañe.

- Sí – admitió Rukawa – Pero yo no quiero a un tío que no conozco de nada siguiéndome a todas partes.

Jack dejó escapar un bufido y se levantó visiblemente enfadado. Cogió su maletín de encima del sofá y metió en él la carpeta.

- Haz lo que te de la gana. Como siempre – murmuró antes de dirigirse a la puerta principal – Adiós. Por cierto, muy bonita la casa.

- Gracias…

Rukawa esperó escuchar el portazo pero este no se produjo. Sonrió un poco al pensar que Jack era demasiado estirado para hacer ese tipo de cosas; pero la sonrisa se le borró de inmediato al recordar que tenía motivos para haberlo hecho. Jack sólo se preocupaba por él, más allá de su obligación como representante, aunque a veces demasiado.

Pero Rukawa era consciente de que sin aquel hombre no tendría nada. Jack fue el ojeador de la NBA que viajó hasta Japón sólo para conocerle en persona, el que le convirtió en su primer y único cliente, el que le trajo a América, el que le consiguió su primer contrato con los Grizzlies, el que consiguió su traspaso a los Knicks, y el artífice de su renovación con el equipo de Nueva York. Incluso fue el que le ayudó a perfeccionar su inglés. Sin Jack Willows, Kaede Rukawa seguiría en Japón como un simple mvp de instituto.

Y le dolía. Le dolía que Jack se molestara tan a menudo con él, aunque nunca lo demostrara.

El sonido del timbre le sacó de sus pensamientos; miró la hora y supuso que sería Rosa. Se levantó del sofá y acudió a abrir. Efectivamente era su asistente de hogar.

- Buenos días señor Rukawa! – saludó efusivamente la chica hispana.

- Bueno días Rosa. Pasa.

- Que casa tan bonita, señor! – exclamó nada más entrar en el amplio salón.

- Gracias. Te ha costado encontrarla?

- No, señor – Rosa empezó a recorrer la casa por su cuenta seguida de un divertido Rukawa – Es muy bonita… - repitió - Pero me gustaba más su apartamento de Manhattan.

- Ah sí? – se extrañó Rukawa – Porque te quedaba más cerca?

- No, porque había menos casa que limpiar! – bromeó.

Rukawa sonrió ampliamente y esperó a que Rosa terminara de recorrer la casa antes de indicarle en que habitación podía cambiarse. Después se dirigió nuevamente al salón y pensó que hacer esa mañana. A pesar de ser sólo el mes de julio hacía tanto calor en Nueva York que los entrenamientos eran ahora por la tarde-noche.

- Señor, he pasado por las oficinas del club para comunicar su cambio de residencia, y me han dado esto para usted – dijo Rosa entrando en el salón ya cambiada para empezar con la limpieza.

La chica le alargó a Rukawa un sobre que el jugador cogió sin muchas ganas.

- Qué es esto? – preguntó.

- Una notificación de que le ha llegado un correo personal.

- Cómo? – exclamó más extrañado que enfadado – Desde cuando me notifican que me ha llegado una carta con otra carta? Mejor dicho, desde cuando me lo notifican? Yo ya les dije que no me interesaba ningún correo personal que me llegara.

- Eso les recordé yo, señor – dijo la chica algo apurada – Pero por lo visto no es una carta, sino un paquete.

- Como que un paquete?

- Pues… un paquete… y bastante grande, me han dicho. Yo no me he atrevido a traerlo por si a usted le molestaba, pero si quiere vuelvo a por él ahora, o se lo traigo mañana… como quiera.

Durante un momento Rukawa se quedó mirando la notificación sin decir nada. Por una parte le molestaba que hubieran hecho caso omiso de su expreso deseo de no querer saber nada de los cientos de cartas de fans que por lo visto llegaban a su nombre cada día, pero por la otra estaba intrigado. Un gran paquete? Qué contendría? Y quién se lo enviaría?

- Sabes que, Rosa… - murmuró finalmente – No tengo nada que hacer esta mañana, así que cogeré el coche e iré yo mismo a por ese misterioso paquete.

- De acuerdo, señor… - convino Rosa extrañada de que la estrella de los Knicks hiciera algo por él mismo en lugar de mandárselo a ella o al señor Willows.

Rukawa se levantó del sofá y se metió la notificación en el bolsillo; a continuación fue un momento a la entrada a buscar las llaves del coche y sus inseparables gafas de sol.

- Que le apetece hoy para comer? – le preguntó su asistente antes de que desapareciera tras las escaleras que conducían al sótano, donde estaba el garaje.

- Haz lo que quieras, pero que sea ligero.

- Sí, señor.

Unos minutos después se encontraba circulando con su BMW y la música a tope por las amplias calles del exclusivo barrio periférico donde vivía desde hacia apenas unos días, para meterse poco después en el caos circulatorio que era el centro de Nueva York. Ser una estrella de la NBA no le libraba de los atascos.

Por la radio empezó a sonar una de sus canciones favoritas de entonces y subió aún más el volumen.

No sleep...
No sleep until I'm done with finding the answer
Won't stop...
Won't stop before I find the cure for this cancer

And sometimes I feel like going down and so disconnected
But somehow I know that I am haunted to be wanted

I've been watching, I've been waiting
In the shadows for my time
I've been searching, I've been living
For tomorrows all my life

In the shadows…

In the shadows…

They say... that I must learn to kill before I can feel safe
But I... I'd rather kill myself than turn into their slave

And sometimes I feel that I should go and play with the thunder
Cause' somehow I just don't wanna stay and wait for a wonder

I've been watching, I've been waiting
In the shadows for my time
I've been searching, I've been living
For tomorrows all my life

Lately, I've been walking, walking in circles
Watching, waiting for something
Feel me, touch me, heal me
Come take me higher

I've been watching, I've been waiting
In the shadows for my time
I've been searching, I've been living
For tomorrows all my life

I've been watching, I've been waiting
I've been searching, I've been living
For tomorrows

In the shadows...

In the shadows...

I've been waiting...

"Ojalá yo fuera capaz de salir de las sombras…"

Después de casi media hora llegó a la sede social y deportiva de su club, el emblemático Madison Square Garden. Dejó el coche en un aparcamiento subterráneo cercano y después se dirigió andando a las oficinas; una vez dentro se quitó las gafas de sol y se las colgó de la camiseta. Estaba subiendo las escaleras pensando que demonios contendría ese estúpido paquete cuando se encontró de frente con una de las mujeres más desagradables que conocía: la jefa de prensa de los Knicks, Elaine Stocks. El 'buen humor' que le acompañaba se esfumó de golpe.

- Vaya vaya, si es nada menos que nuestro ala-pívot titular – exclamó deteniéndose frente a él.

- Hola Elaine… - murmuró Rukawa cansino.

- Qué te trae por aquí un jueves por la mañana?

- Es un asunto personal.

- Oh, ya veo. Tú siempre tan reservado, eh Kaede?

Por alguna extraña razón, Rukawa sentía escalofríos cada vez que esa mujer cuarentona teñida de rubio platino pronunciaba su nombre.

- Tengo prisa. Ya nos veremos.

Sin dar tiempo a Elaine de replicar pasó junto a ella rápidamente y continuó subiendo las escaleras hasta que finalmente llegó al piso donde se encontraban las oficinas. Había estado ya bastantes veces por ahí pero nunca para recoger su correo, de manera que no tenía ni idea de donde dirigirse. Un empleado joven que le reconoció de inmediato le preguntó amablemente si podía ayudarle y Rukawa le explicó a lo que había venido.

- Por aquí – dijo el chico.

Rukawa le siguió hasta lo que parecía un pequeño almacén. El empleado desapareció un momento tras unas estanterías y volvió con una gran caja de cartón precintada que haría por lo menos un metro de altura.

- Quiere que se lo llevemos a algún sitio?

"Esto no me cabe ni en el maletero", pensó Rukawa.

- Si no le importa preferiría abrirlo aquí mismo.

- Claro que no, lo que usted prefiera.

El jugador nipón esperó a que el chico saliera para empezar a abrir el paquete, después de comprobar que no había remitente. No tardó ni cinco segundos en desgarrar el precinto y abrir las solapas de la caja. Lo primero que vio fueron virutas de papel de periódico; metió la mano para rebuscar entre ellas y en cuanto tocó algo lo agarró y lo alzó, y ante él apareció… un enorme zorro de peluche con una camiseta roja de tirantes con el número 11 en negro.

Se quedó helado. Si hubiera sido sólo el zorro de peluche habría pensado que pudiera ser el regalo de un fan cualquiera, pero la camiseta que llevaba era la pista definitiva.

El zorro era él. Y en sus veinte años de vida sólo una persona le había llamado como a ese animal.

Con el corazón a mil escudriñó más atentamente el peluche y se dio cuenta de que había un sobre grapado en la etiqueta que tenía en la oreja. Lo abrió y comenzó a leer la carta que contenía.

'A la atención de Kaede Rukawa:

Tenemos el placer de comunicarle que ha sido usted invitado a la fiesta que se celebrará día 19 de agosto a las 21:00 h en el hotel New Otani de Yokohama, en conmemoración del quinto aniversario del gran éxito cosechado por el equipo de baloncesto del Shohoku en el Campeonato Nacional Interescolar de 2001.

Saludos cordiales,

Ayako'

A Rukawa le entró la risa después de leer una carta tan formal acompañada de un regalo tan estúpido. Pero tenía que reconocer que se lo habían currado para conseguir ponerse en contacto con él, y que él había caído en la 'trampa' como un pardillo al no haber podido aguantar la curiosidad.

Releyó la firma: Ayako. Pero seguro que había sido el idiota de Sakuragi el que se había encargado de elegir el zorruno peluche. Nada más recordar el susto que se había llevado al pensar que el paquete se lo mandaba sólo el pelirrojo dejó de reír.

Y entonces cayó realmente en la cuenta de lo que acababa de leer. Sus ex-compañeros le invitaban a reunirse con ellos en una fiesta.

Le invitaban a volver a Japón.

"Volver a Japón…"

Volver a verle.

"No."

Dejó de nuevo el peluche en la caja y cogió la carta con ambas manos y la rompió en cuatro trozos, que dejó caer al mismo suelo. Después salió del almacén y se encontró con el empleado que le había atendido minutos antes.

- No se lleva el paquete, señor? – le preguntó.

- No.

- Y que quiere que hagamos con él?

- Quémenlo.


N/A: Hola! Tengo que explicar algunas cosillas:

1) Se me murió el PC. Ahora está en cuidados intensivos, me han dicho que el disco duro no tiene porque estar afectado, espero que así sea. Tardarán más de una semana en arreglármelo, suerte que tengo copias de seguridad de varios capítulos en este (un portátil que he conseguido hoy conectar a Internet) pero no recuerdo si cambié algo. Creo que no.

2) Por culpa de este retraso no podré llevar tan al día esta historia como quería. Mi intención era publicar el capítulo de la fiesta el mismo 19 de agosto, pero no podrá ser. Sorry.

3) Se habrán fijado que Rukawa se refiere a Sakuragi como 'idiota'. En este fic decidí no usar palabras japonesas y tuve que decidirme entre 'torpe', como he leído en muchos otros fics, o 'idiota', que es como traducen 'do'aho' en el manga español y en el animé en catalán. Me decidí por este último porque es lo que me suena más.

4) Había algo más pero se me ha olvidado XD.

Besos y hasta el próximo!

Khira