Heridas abiertas
Capítulo 7. Locura
Había hecho bien de conservar de momento el apartamento sin alquilarlo, así podía traer a cuantas mujeres quisiera sin que supieran su verdadera dirección. La elegida de ese sábado había sido la amiga de una conocida de Joe. Se llamada Rachel, tenía 24 años y por lo que les había contado trabajaba de modelo para una firma aún no muy conocida. Nada más entrar la condujo directamente al dormitorio y la tumbó en la cama, situándose él encima, y comenzó a besarle el cuello.
- Tienes un apartamento… muy bonito… - jadeó la chica.
- Gracias – murmuró Rukawa mientras le desabrochaba la blusa.
Unos segundos después Rukawa la obligó a incorporarse junto con él un momento para poder quitarle la blusa del todo y ya de paso el sujetador; después él mismo se quitó la camisa y la lanzó al suelo.
- Aaahh… - gimió al sentir la mano del chico moreno introducirse por debajo de sus braguitas.
Rukawa se inclinó nuevamente sobre ella y comenzó a succionarle el cuello con más fuerza sin dejar de estimularla. La chica no quiso ser menos y torpemente empezó a desabrocharle los pantalones. Cuando lo hubo conseguido Rukawa se levantó de la cama para bajárselos junto con los bóxers, y luego en lugar de volver a situarse sobre Rachel se quedó de pie y con una mano la agarró del brazo para que se incorporara un poco hasta quedar sentada frente a él.
Rachel comprendió enseguida lo que el jugador de los Knicks quería que le hiciera.
Muy sonrojada, pues no era algo que acostumbrara a hacer, envolvió con su mano el miembro de Rukawa y lo masturbó suavemente durante unos segundos; después se lo metió en la boca y comenzó con la felación.
Rukawa cerró los ojos y echó la cabeza para atrás, mientras con una mano agarró a Rachel del pelo, obligándola suavemente a profundizar el íntimo beso.
Pero algo no iba bien.
No estaba sintiendo el mismo placer que otras veces, su erección tampoco era del todo firme, y estaba comenzando a ponerse nervioso por si la chica lo notaba y se burlaba.
"Qué mierda me está pasando?"
De pronto empezó a sentir demasiado calor. Se pasó una mano por la frente y comprobó que estaba sudando, y a pesar de ello tuvo un escalofrío.
- Te encuentras bien? – preguntó Rachel interrumpiendo su labor.
En lugar de responder Rukawa se inclinó un poco y la empujó de nuevo para que se tumbara en la cama. Rachel terminó de desvestirse y se situó más en medio mientras él aún de pie cogía un preservativo de un cajón de la mesilla.
- Si no quieres usar… yo tomo la píldora.
- Por si acaso… - masculló Rukawa rasgando el envoltorio.
"Aunque te digan que toman la píldora, que llevan DIU o que son estériles, jamás te fíes", recordó que le había dicho Jack poco después de comenzar a jugar con los Grizzlis, "Si dejas preñada a una te va a sacar dinero hasta el fin de sus días".
Una vez se hubo puesto el preservativo, con algo de dificultad al no tener su miembro la dureza suficiente, se situó sobre ella y sin esperar ni un segundo más la penetró bruscamente provocando una pequeña exclamación por parte de la chica.
Al comenzar con fuertes embestidas comprobó aliviado que su cuerpo comenzaba a responder del todo por fin al placer del sexo; unos pocos minutos después estaba tan ido que ni se dio cuenta de la expresión de dolor en la cara de Rachel.
- Más suave… por favor…
Rukawa la oyó pero no la escuchó realmente, por lo que continuó con el mismo ritmo.
- Me… me estás haciendo daño… para…
Al ver que el jugador hacía caso omiso de su petición, Rachel colocó las manos en sus hombros e intentó empujarle; pero Rukawa, sin saber lo que hacía, la cogió de las muñecas y las sujetó con fuerza contra la almohada.
Entonces fue cuando Rachel se asustó de verdad.
- BASTA!
El grito devolvió a Rukawa a la realidad y se detuvo de golpe. Se dio cuenta por fin de que la chica estaba haciendo fuerza para quitárselo de encima y él mismo se incorporó, mirando sorprendido las lágrimas que asomaban en los ojos de la modelo.
- Eres gilipollas o que te pasa! – le gritó mientras se levantaba – Que no te estaba diciendo que pararas?
- Yo… - Rukawa no entendía nada – Lo siento, no me he dado cuenta…
- No te has dado cuenta de que te estaba hablando! O no querías darte cuenta!
Rachel comenzó a vestirse furiosa ante la confundida mirada del chico moreno, quien empezaba a encontrarse realmente mal y no solamente por el sentimiento de culpabilidad. Se levantó también de la cama y después de quitarse el preservativo se agachó un momento para buscar en el suelo su ropa interior. Al ponerse de pie de nuevo se mareó y tuvo que sentarse para ponérsela.
- Esto me pasa por irme a la cama con niñatos… - mascullaba Rachel.
En otras circunstancias Rukawa se habría puesto furioso por el comentario, pero en ese momento no tenía ganas de discutir. Se quedó callado y sentado en el borde de la cama y se sujetó la cabeza con una mano.
Cuando Rachel se hubo vestido atravesó la habitación con paso decidido para recoger su bolso, que había soltado en una silla al entrar, al girarse de nuevo vio la figura inmóvil del jugador. Un tonto sentimiento maternal la invadió.
Rukawa abrió los ojos sorprendido al sentir la cálida mano de la muchacha en su frente.
- Parece que tienes fiebre… - le dijo sentándose a su lado.
- …
- Quieres que te prepare algo?
- No, gracias… Rachel lo siento… no sé que me pasa, de verdad…
Rachel le acarició la cara y suavemente le obligó a mirarle a los ojos.
- Sí que sabes lo que te pasa… te he visto esta noche…
xXx
Cuando Rachel se hubo marchado, Rukawa decidió quedarse igualmente esa noche en el apartamento, pues ya no estaba en condiciones de conducir y no le apetecía volver en taxi.
Ella tenía razón. Sabía perfectamente lo que le pasaba esa noche. El infierno del que no podía escapar.
Mejor dicho el infierno del que no quería escapar.
Comenzó a caminar dando vueltas por el apartamento. No tenía sueño, y aunque lo tuviera no podría dormir con ese calor. Estuvo a punto de encender el aire acondicionado, pero en lugar de eso decidió salir a la terraza. La impresionante vista le consoló un poco.
Apoyó los brazos en la barandilla y miró su reloj: las 5:30 de la madrugada. También se fijó en el día: 13 de agosto. Y recordó que al viernes siguiente le esperaban en Japón.
Quizás era la fiebre, pero en ese momento no estaba tan seguro de no querer ir.
Le esperaban realmente?
De verdad querían que acudiera?
Después de tres años en Shohoku en los que nadie se interesó por él más allá de su forma física, había llegado a la desesperanzadora conclusión de que él no era nadie sin el baloncesto. Ese deporte era su único medio de establecer algún tipo de relación con las demás personas, su única vía de expresión. Los únicos momentos en que era capaz de mantener una mínima conversación con chicos de su edad eran durante los entrenamientos o los partidos, aunque ésta sólo fuera para discutir con los rivales.
Pero no fue para abrirse a los demás la razón por la que se dedicó en cuerpo y alma a mejorar sus habilidades en el básquet hasta convertirse en el mejor jugador de Japón. Tampoco fue porque el entrenador Anzai le animara a ello, y mucho menos después de enterarse de que le había dicho lo mismo a otro miembro del equipo.
Lo hizo porque no soportó la idea de que Hanamichi Sakuragi le alcanzara.
Cuando conoció a Jack y éste le ofreció por fin la oportunidad de ir a los Estados Unidos, decidió que no se despediría de nadie. Para que hacerlo, si al fin y al cabo no eran sus amigos: él nunca les había interesado como persona, sólo como jugador.
Pero ahora, dos años después, habían conseguido ponerse en contacto con él y le habían invitado a regresar a su país, para celebrar lo que fue el primer gran éxito deportivo del club de baloncesto del instituto Shohoku.
Pero tenía miedo. En realidad le aterraba la idea de volver a verle, de volver a oír su voz, de enfrentarse de nuevo a esos ojos castaños… y que descubrieran en lo que se había convertido.
Recordaba como si fuera ayer la última vez que hablaron.
- - - Flashback - - -
Al día siguiente viajaría a Memphis con Jack, donde esperaba conseguir su primer contrato como profesional en la mejor liga del mundo. Eso implicaba perderse la ceremonia de graduación, pero poco le importaba. Cuanto antes marchara de Japón, mejor. Pero no pudo evitar el querer hacer una última visita al gimnasio.
Abrió la puerta con sus llaves y luego la volvió a cerrar por dentro. Cruzó la cancha lentamente, intentando recordar momentos agradables, pero había tan pocos… Lo único que le venía a la cabeza eran peleas y más peleas con ese idiota… aunque aquello eran recuerdos sólo del primer curso, pues en segundo y en tercero comenzaron a llevarse mejor… para su desgracia.
Se sentó en el suelo apoyando la espalda en la pared, e intentó no pensar en nada. Pero entonces la puerta del gimnasio se abrió de nuevo y por ella apareció la alta figura de Sakuragi. El pelirrojo tardó varios minutos en darse cuenta de su presencia.
- Maldito zorro! – exclamó – Me has dado un susto de muerte!
Kaede pensó que quizás era el destino que le jugaba una mala pasada. No quería verle más, no quería despedirse… pero ahí estaba, acercándose a él, clavándole esos ojos castaños que tantas sensaciones extrañas le provocaban.
- Qué haces aquí, zorro? – le preguntó Sakuragi.
- Lo mismo que tú – respondió sin moverse.
- Con que también te ha entrado la vena nostálgica, eh?
No quiso admitir que así era, pero tampoco mentirle, así que se quedó callado y observó como el pelirrojo se sentaba a su lado, mirándole preocupado.
- Qué te pasa?
"Lo ha notado?", se sorprendió, "Bueno, ya son tres años de conocernos…"
- Nada – respondió simplemente.
- Te da pena que se termine el instituto?
- No.
- Pues a mi sí, la verdad – Sakuragi levantó la vista y se quedó mirando el techo del gimnasio – Me lo he pasado muy bien estos tres años… a pesar de tener que aguantarte, claro… y aunque en la universidad seguiré jugando a básquet sé que no será lo mismo…
- …
- Por cierto, no me has dicho a que universidad irás. Yo iré a la de Kanagawa, igual que Ryota y Ayako. Voy a estudiar Ciencias del Deporte – explicó orgulloso.
- No lo sé aún… me han admitido en varias – mintió. Ni siquiera se había presentado a los exámenes de ingreso.
- Vaya, que suerte…
Se quedaron en silencio unos minutos, ambos con la vista al frente y sumidos en sus pensamientos. De pronto Kaede se sintió en la necesidad de aclarar algo.
- Por qué ya no me odias?
- Qué…? – exclamó Sakuragi mientras volteaba a verle.
- Que por qué ya no me odias – repitió. Él continuó mirando hacia delante.
- A que viene eso?
- Sólo contesta.
- Pues… yo que sé… no sería más lógico que me preguntaras por qué te odiaba antes?
- Eso ya lo sé. Porque te gustaba la hermana de Akagi y a ella le gustaba yo.
- Eh… sí…
- Y bien? – insistió.
- Quieres saber por qué te dejé de odiar?
- Sí. Por favor.
- Pues a ver… por varias cosas – Hanamichi respiró hondo - Primero porque vi que el equipo sería mucho más fuerte si nosotros dos nos lleváramos mejor en la cancha… Segundo porque después del rechazo de Haruko poco a poco conseguí olvidarme de ella… y entonces el mayor motivo que tenía para odiarte desapareció… Y tercero…
- …?
- Y tercero… porque me di cuenta de que eres un buen tío.
Durante unos segundos se hizo de nuevo el silencio entre ellos. Kaede decidió levantarse y marcharse cuanto antes de allí.
- Habría sido mucho mejor para mí que no me hubieras dejado de odiar – se le escapó mientras le daba la espalda.
- Cómo? – preguntó Sakuragi sorprendido.
Pero Kaede no quiso decir nada más, simplemente comenzó a caminar en dirección a la puerta del gimnasio, sin volver la vista atrás para ver por última vez al pelirrojo.
- - - Fin del flashback - - -
"Si tú no me hubieras dejado de odiar… si no hubiéramos comenzado a llevarnos mejor… quizás yo… quizás yo no…"
Imposible siquiera de pensarlo, Rukawa se sujetó la cabeza con ambas manos, desesperado.
"Mierda… mierda… No puedo seguir así…
Tengo que verte…
Pero no me atrevo…"
N/A: Holaaa gente aquí estoy de nuevo con otro capítulo! Estoy muy inspirada con esta historia y llevo un buen ritmo jejeje. Qué tiempos aquellos en los que pasaba el rato entre la cena y el irme a dormir viendo la tele… ahora los paso escribiendo (sobretodo porque en verano la programación es un asco XD). En fin, hablemos un poquito del capítulo… He dado más pistas sobre lo que le pasa a Rukawa (no digáis nada!) y he escrito la conversación desde su punto de vista, aunque me ha quedado demasiado parecida… En el próximo capítulo ya empezará la fiesta… se atreverá finalmente el zorrito a ir?
Besos a todas! No olviden dejar sus reviews! Las respuestas las dejo en mi perfil!
Hasta el próximo
Khira
