Heridas abiertas
Capítulo 16. Insoportable
A la mañana siguiente ya no era sólo Rukawa el que estaba de mal humor. El no haber dormido en toda la noche por tener que vigilar al zorro tenía a Sakuragi desquiciado. Además su madre le llamó por teléfono para pedirle que se quedara esa tarde de domingo con Chiharu y tuvo que mentirle diciendo que tenía una cita importante y se sintió muy mal, tanto por mentir como por no poder ver a su hermanita.
Rukawa ya no quería quedarse en la cama y paseaba de un rincón a otro del salón, poniendo más nervioso aún si era posible a Hanamichi.
- Me quiero duchar. Crees que te puedo dejar solo en esta habitación diez minutos? – preguntó cuando ya casi era la hora de comer.
- Sí – respondió Rukawa ofendido mientras se sentaba en el sofá por fin.
- Genial – masculló el pelirrojo.
Cogió ropa para cambiarse y se metió en el baño. Rukawa dudaba entre poner la televisión o intentar dormir cuando oyó un móvil. Sabía que el suyo no era porque lo tenía desconectado desde que se subiera en el avión con el pelirrojo. Aún así, se levantó y lo fue a buscar.
Lo encontró junto al ordenador, y al leer el nombre que aparecía en la pequeña pantalla sintió desasosiego: Nanako. Una chica.
Sin pensar lo que hacía descolgó.
- Diga?
- Eh… Hana?
"Hana?"
- No, soy un… amigo. Se está duchando.
Pero Sakuragi aún no había entrado en la ducha y al oír a Rukawa hablando salió del baño con una toalla en la cintura.
- Ah… pues nada, le volveré a llamar dentro de un rato… - decía la chica.
- Espera, acaba de salir… - murmuró Rukawa al ver aparecer a Sakuragi haciéndole gestos de que le pasara el teléfono. Un destello brilló en sus ojos sesgados al ver de esa guisa al pelirrojo.
- Dámelo… - dijo bajito. Rukawa le pasó el teléfono a desgana – Diga…? Hola Nanako…! Sí, muy bien… Ya te contaré… Eh… no, mañana no puedo… Mejor quedamos el fin de semana que viene… Sí, exactamente… Yo te llamaré… Adiós…
Sakuragi colgó y al voltear a ver a Rukawa se sorprendió de la mirada furiosa que le estaba dedicando.
- Quién era esa puta?
- Cómo? – creyó no haber oído bien.
- Que quién era esa puta – repitió Rukawa.
Su primer impulso fue darle otra bofetada por llamar así a Nanako, pero contó hasta cinco y se calmó un poco. Ambos tenían la cara marcada con la pelea del día anterior.
- No la llames así – siseó.
- Dime quien era – ordenó Rukawa acercándose con gesto amenazador.
Después de la gran mentira que le había dicho en Nueva York, Sakuragi no quería liar más las cosas y prefirió esta vez decir la verdad.
- Es mi ex-novia.
- Tu ex-novia? – se sorprendió Rukawa.
- Sí, qué pasa? En la universidad las chicas dejaron de rechazarme – sonrió.
Pero a Rukawa no le hizo gracia.
- Pensaba que te gustaban los chicos – gruñó.
- Sólo me gusta uno en particular – dijo Sakuragi – Como a ti, creo.
El rostro de Rukawa relajó su expresión por un momento, pero enseguida volvió a cambiar y se acercó aún más a Sakuragi muy cabreado.
- No quiero que vuelvas a hablar con ella – dijo arrebatándole el móvil y tirándolo al suelo.
- Qué haces? – exclamó Sakuragi.
Iba a agacharse para recogerlo, pero antes Rukawa le agarró por la cintura, le hizo chocar contra la pared de la habitación y empezó a besarle con violencia, mordiéndole e intentando entrar en su boca a la fuerza. Hanamichi tardó unos segundos en reaccionar, pero después alzó los brazos y empujó a Rukawa con tal impulso que cayó al suelo de culo.
Rukawa se incorporó mientras su anfitrión se acariciaba los lastimados labios, y vio por un momento la misma expresión de asco en los ojos castaños que creyó ver en la terraza del New Otani. Empezó a sospechar y la desesperación se apoderó de él.
- TÚ NO QUIERES ESTAR CONMIGO! – gritó – POR QUÉ COÑO ME HAS HECHO VENIR!
- CLARO QUE QUIERO! – gritó a su vez el pelirrojo, consciente de que no podía dejar marchar a Rukawa, y mucho menos tal y como estaba en ese momento.
- NO ES CIERTO! TE DOY ASCO!
- CREES QUE TE SOPORTARÍA EN ESTE ESTADO SI NO FUERA ASÍ!
La voz de Rukawa bajó de volumen, pero seguía igual de airada.
- Estás disfrutando con esto, verdad?
- Qué?
- Te encanta verme así de… mal. Por eso me has traído, para reírte de mí…
- Quieres dejar de decir estupideces? – se desesperó el pelirrojo – A qué viene eso?
- Siempre me has odiado… siempre… nunca has dejado de hacerlo… - Rukawa empezó a hablar más tranquilo, pero parecía que estaba delirando – Desde el principio… pero no era por esa niña estúpida… no, no era por ella… tú me tenías envidia…
- Envidia? – repitió. En realidad estaba más pendiente del temblor que se había adueñado del cuerpo del chico más bajo que no de lo que estaba diciendo.
- Sí, envidia… porque yo era mejor que tú… tú lo sabías… y por eso ahora estás disfrutando… ahora que ves que no tengo nada… - los ojos azules se humedecieron.
- Ya basta, Rukawa…
Rukawa se dejó caer al suelo de rodillas con los brazos rodeándose el estómago y empezó a sollozar. Sakuragi se agachó junto a él con el corazón encogido y sin dudarlo lo abrazó. Y un fuerte estremecimiento le recorrió el cuerpo entero al sentir la calidez de ese cuerpo en apariencia tan frío.
- Tranquilízate… - le susurró al oído – Todo va a salir bien… Estoy aquí para ayudarte…
- Consígueme un poco, por favor…
Sakuragi se apartó de inmediato.
- Qué? – exclamó aún sabiendo a que se refería.
- Sólo una ralla… por favor… - continuó suplicando el chico moreno.
- Te he dicho que basta de estupideces…
- Has dicho que me ibas a ayudar…
- Pero a dejar esta mierda, ostia!
- No puedo dejarlo de golpe… no puedo…
- Sí, sí que puedes… y tanto que podrás…
Al ver que Sakuragi no estaba dispuesto a 'ayudarle', Rukawa se tapó la cara con las manos y comenzó a llorar más fuerte. El pelirrojo no pudo hacer más que abrazarle de nuevo hasta que se calmara.
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- Por supuesto que vas a cenar. Ya te lo advertí. Si hoy no comes nada llamaré a un médico para que te visite – dijo Sakuragi desde la cocina.
- No lo harás – replicó Rukawa desde el sofá de la sala.
- Ah no?
- No.
- Y por qué no?
- Porque no podría entrar.
El pelirrojo se vio pillado. Entró en el salón-comedor cargado con platos y cubiertos y los dejó en la mesa. Luego se acercó a Rukawa y le tendió una mano para que se levantara.
- Tienes razón, no lo haré. Pero por favor come algo. Por favor.
Rukawa dudó un momento. Primero miró a los ojos castaños y luego la mano que le ofrecían, y finalmente descruzó los brazos y aceptó la ayuda.
- Qué es eso? – preguntó Hanamichi al ver algo rojo en el brazo izquierdo del zorro.
- No es nada – dijo Rukawa. Pero Sakuragi le agarró y miró la herida más de cerca.
- Cómo te lo has hecho? – preguntó.
- Rascándome…
- Ya veo… Bueno, ve a sentarte. Voy a buscar algo para limpiarla – dijo antes de partir hacia el baño.
Rukawa obedeció y el pelirrojo volvió con una toallita húmeda, una gasa y esparadrapo. Le limpió la herida y luego la tapó con la gasa para que no estuviera al aire. Después empezaron a comer, Rukawa también, aunque al principio mirara los fideos como si fueran gusanos.
Tras casi seis días sin esnifar, el zorro parecía poco a poco empezar a hacerse a la idea de que ya no iba a hacerlo más. Sakuragi le miraba de reojo mientras cenaban; ya no estaba tan irritable, ahora más bien estaba deprimido.
- Por qué empezaste? – se le escapó.
Rukawa levantó la vista del plato un momento para mirarle, y luego la volvió a bajar, avergonzado. Se encogió de hombros.
- Puedes confiar en mí – murmuró Sakuragi.
- Por idiota… - suspiró.
- No me digas…
- Sabes que nunca me he llevado del todo bien con mis compañeros de equipo… así era en Tomigaoka y en Shohoku, y así fue en los Grizzlies y en los Knicks… pero en los Knicks estaba Joe Perkins, quien al ver que no me integraba creo que decidió tomarme bajo su protección… Me convenció para salir con él de vez en cuando…
- Y también te convenció para drogarte…? – preguntó el pelirrojo bastante resentido con el ex-compañero del zorro.
- No le hizo falta convencerme para eso… Ahora que tenía un amigo en el equipo no quería perderlo, y no quise echarme atrás… Además…
- Además?
- No, nada…
Sakuragi no quiso insistir más pues consideró que Rukawa ya le había contado suficiente por esa noche. Terminaron de cenar en silencio. El pelirrojo fregó los platos y después se sentó con Rukawa en el sofá para mirar la televisión un rato.
- Qué te apetece ver? Una película? – preguntó mirando una revista con la programación.
- Me da igual.
- Ya sé! – exclamó al recordar lo que le había prestado Ryota unas semanas antes – Tengo el dvd de 'Coach Carter'. Es una película sobre baloncesto: seguro que te gusta.
- …
Buscó el dvd entre los demás que tenía en el mueble del televisor, lo puso en el reproductor y luego volvió a sentarse junto al zorro. Aunque ya la había visto, era una película que le había gustado mucho; pero nunca supo si a Rukawa le habría gustado también porque se quedó dormido a la media hora, y el pelirrojo dio un respingo cuando sintió su cabeza posarse suavemente en su hombro.
- Zorro dormilón… - musitó.
Mientras miraba atentamente al pálido chico, Sakuragi empezó a comprender por primera vez a todas esas chicas histéricas y escandalosas que le perseguían en el instituto con pompones y pancartas. El rostro de Kaede Rukawa era simplemente… perfecto. Observó la forma de sus cejas y sus largas pestañas negras, ambas un poco ocultas bajo mechones de sedoso y brillante pelo del mismo color, la perfecta silueta de la nariz, los labios finos y rosados, todo ello enmarcado en una tez blanca y suave… y sabía que era suave porque le estaba acariciando la cara…
Un poco asustado por lo que había estado haciendo sin darse cuenta, se levantó con cuidado del sofá mientras colocaba a Rukawa en él. Pero pensó que no era muy buena idea dejarlo allí, el zorro ya tenía suficiente con el mono como para encima despertarse con tortícolis… Aún así le sería difícil llevarlo a la cama sin despertarlo o peor aún, sin golpearle contra algún marco, pues por muy delgado que estuviera eran como mínimo unos setenta kilos…
Pero él era un genio fuerte, así que se decidió y cogió a Rukawa con un brazo bajo los hombros y otro bajo las rodillas, y lo trasladó a su cama.
Lo estaba dejando ya sobre ella cuando de pronto el moreno entreabrió los ojos, pero tenía la mirada tan perdida que parecía que aún estuviera dormido.
Sakuragi se quedó estático cuando Rukawa le acarició la mejilla tal y como había hecho él un minuto antes, no sabía muy bien porqué pero no quería apartarse… y tampoco se apartó cuando Rukawa levantó un poco la cabeza acercando su rostro al suyo, sino que en lugar de eso él se inclinó un poco más…
Y antes de darse cuenta se estaban besando…
Y no era un beso violento como con el que Rukawa le había obsequiado esa mañana, pero tampoco era un beso que pudiera compararse con el que él había compartido con no pocas chicas… La lengua de Rukawa le estaba acariciando el interior de los labios, con suavidad pero al mismo tiempo posesivamente, como si quisiera marcar su territorio, después se introdujo lentamente en su boca donde se encontró con la suya… Sakuragi tenía la mente en blanco, su cuerpo no le obedecía, su lengua estaba jugando con la de Rukawa sin su permiso…
Finalmente tras un par de minutos con espacio nulo entre sus bocas Rukawa se apartó y posó su cabeza sobre el cojín, con los ojos cerrados y una leve, muy leve sonrisa en los labios.
Sakuragi se quedó unos segundos más a su lado observándole, aún con la mente en blanco, hasta que finalmente se levantó y se fue a la otra habitación para meterse en el futón, donde se dio cuenta por fin, aterrado, de que se estaba excitando…
N/A: Wolasss! Dieciséis capítulos! He batido mi record! Hasta ahora mi fic más largo era uno no-yaoi de 15 capítulos (al que por cierto le falta el epílogo n.n''') Aunque con lo cortos que me salen no tiene mucho mérito, pero en fin… Espero que disfruten de este capítulo igualmente, Hanamichi ha tardado muy poco en sentirse atraído por el zorro, pero ha sido sólo y de momento físicamente…
Si no habéis visto la película 'Coach Carter'… a qué esperáis? XD Es muy buena, en serio, y no sólo porque trate de baloncesto. Vedla y pasaréis un buen rato (recomendación especial de Khira-chan XDD).
Besos y hasta el próximo capítulo!
Khira
