Heridas abiertas
Capítulo 18. Miedo irracional
Los días siguientes Sakuragi tuvo que soportar ver salir a Rukawa con Karen todas las tardes hasta que finalmente la chica volvió a su país, para desesperación de Ryota, quien no se atrevió ni a pedirle el teléfono o la dirección la siguiente vez que la vio. Pero así pudo aprovechar para quedar con Akagi, Kogure y Haruko para despedirse y contarles para su tranquilidad que Rukawa estaba mucho mejor. Sus amigos no se sorprendieron al verle señas de pelea en la cara pues ya suponían que algo así pasaría. Las clases y los entrenamientos empezaron de nuevo en la universidad y como el pelirrojo no quería dejar solo al zorro todo el día tuvo que buscar a alguien que le vigilara mientras él no estuviera, y el elegido fue el único al que aún le quedaban un par de días para terminar las vacaciones.
- No necesito una niñera, y menos a Mitsui! – gritaba Rukawa desesperado persiguiendo a Sakuragi por la casa.
- No pienso discutir más contigo! – gritaba a su vez el pelirrojo – Aún no te puedes quedar solo y punto!
- Por qué no? Han pasado ya dos semanas, todavía no confías en mí?
- No!
Rukawa dejó de perseguir a su anfitrión y se detuvo en el pasillo, dolido. Sakuragi entró en la habitación que ocupaba su invitado, pues ahí seguía estando su ropa y la mayoría de sus cosas, y mientras se vestía escuchó a Rukawa volver al salón.
Sabía que estaba siendo injusto. Después de dos semanas de vigilarlo casi las 24 horas del día, estaba casi seguro de poder dejar a Rukawa solo. El zorro había cumplido bastante bien su parte; por culpa del síndrome de abstinencia estuvo unos días muy agresivo, pero en el fondo había demostrado mucha más fuerza de voluntad de la que esperaba. Al menos no se había tirado por la ventana…
El problema real era que si admitía que Rukawa se estaba curando de su adicción, entonces le tocaba a él cumplir con su parte…
Se sentó un momento en la cama e intentó pensar con claridad, cosa que llevaba intentando desde aquel tercer beso que despertó en él sentimientos tan confusos que era incapaz de asimilar, y que crecieron de forma desmesurada en el momento en que vio al zorro coger la mano de aquella chica.
Rukawa le gustaba?
Apenas un mes antes esa pregunta le habría parecido ridícula. Como iba a gustarle otro chico? Peor aún: como iba a gustarle el zorro? De acuerdo que lo apreciaba, mucho más de lo nunca admitiría ante nadie, y también lo admiraba… de hecho cuando Rukawa le acusó de tenerle envidia en el instituto no estaba equivocado del todo… aunque eso por supuesto tampoco lo admitiría ni aunque su vida dependiera de ello.
Pero después de dos semanas de tan estrecha convivencia, ya no estaba seguro de sentir sólo amistad por él… sentía algo más profundo… pero no sabía el qué exactamente… De lo que estaba seguro es de que físicamente le atraía… y mucho…
Quizás si cumplía con su parte y se convertían en pareja, aclararía sus sentimientos más fácilmente…
"No, eso podría ser peor en el caso de que me diera cuenta de que es sólo amistad…
Pero necesito aclararme…
Mierda, no sé qué hacer…"
Justo acababa de vestirse cuando sonó el timbre, y él mismo fue a abrir. Al pasar por el salón tuvo que reprimir una sonrisa al ver a Rukawa sentado en el sofá, con los brazos cruzados, como un niño al que habían castigado.
- Hola Michi – dijo al abrir la puerta.
- Hola Sakuragi – saludó el lanzador de triples.
- Pasa.
Mitsui pasó al interior del piso y se encontró con Rukawa en el salón. Después de varias charlas con Kogure había comprendido al fin que ese chico ya tenía bastante con lo suyo como para echarle en cara que por su culpa el señor Anzai sufriera otro infarto.
- Hola Rukawa – saludó quedándose de pie junto a la puerta de la sala.
- Hola – murmuró Rukawa sin mirarle ni moverse.
- Cómo estás…?
- Mejor.
- Bueno chicos, me voy a la facultad. Portaos bien, eh? – dijo Sakuragi antes de ir de nuevo a la entrada a ponerse los zapatos.
- Podemos salir, no? – preguntó Mitsui en voz muy baja después de seguirle.
- Sí, pero no le pierdas de vista – respondió el pelirrojo en el mismo tono.
- Tranquilo. Pero donde crees que iría? A buscar droga?
- No lo creo, pero no se trata de eso. Tiene una depresión muy fuerte, de lo que tengo miedo es de que haga una tontería.
- Entiendo…
- En fin, me voy. Nos vemos esta tarde. Cuídamelo, eh?
Mitsui sonrió divertido. Desde la conversación en el New Otani que sospechaba que Sakuragi sentía mucho más por Rukawa de lo que se atrevería a reconocer.
- Cuídamelo? – repitió burlón – Le has cogido mucho cariño, no?
Hanamichi se puso colorado.
- No digas tonterías – se defendió – Me voy. Adiós! – exclamó más fuerte para que Rukawa le oyera desde el salón, pero no le contestó.
- Adiós Sakuragi – dijo Mitsui.
Después de cerrar la puerta Mitsui volvió al salón, donde Rukawa seguía inmóvil y visiblemente cabreado por la situación. El jugador de los Tokyo Apache suspiró y se sentó también en el sofá a una distancia prudencial.
- Ayer me pasé por el gimnasio del Shohoku – dijo para romper el hielo – Y hablé con el señor Anzai. Ya está completamente recuperado, y muy contento de saber que tú también te estás recuperando con la ayuda de Sakuragi. Tiene muchas ganas de que le vayas a ver.
- …
- Cuándo iréis a visitarle?
Rukawa simplemente se encogió de hombros. Se hizo de nuevo un silencio incómodo. De pronto Mitsui se levantó y desapareció por el pasillo. Al volver traía el balón de básquet de Sakuragi en las manos.
- Muéstrame que has aprendido de los americanos – le retó.
El chico más joven se levantó y asintió.
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En la universidad Sakuragi contestó lo más evasivamente que pudo todas las preguntas que le hicieron Kiyota y Sendoh sobre el ex-jugador de los Knicks durante el almuerzo.
- Cuánto tiempo hacía que se drogaba? – preguntó Sendoh.
- No lo sé – respondió Sakuragi – Él me dijo que hacía unos pocos meses, pero no cuantos.
- Si no hace ni medio año es una buena noticia – dijo el chico de pelos parados – Entonces es muy probable que se recupere totalmente.
Sakuragi asintió mientras contemplaba las manos entrelazadas de Ayako y el puercoespín. Le era muy extraño verlos juntos, pero curiosamente al mismo tiempo empezaba a pensar que hacían buena pareja. Lo cierto era que Sendoh nunca le había caído realmente mal; y además ahora se le veía sinceramente preocupado por su antiguo rival. A su lado, Kiyota y Ryota no parecían opinar lo mismo sobre su relación, pero de momento el ambiente era tranquilo.
- Parece que realmente estás superando lo de Ayako – le dijo Sakuragi a Ryota mientras volvían con el tren.
- Que remedio – suspiró el chico del pendiente – Además gracias a la amiga de Rukawa me he dado cuenta de que existen otras mujeres en el mundo.
- Te ha dado fuerte con la hermana de Perkins, no?
- No sabes las ganas que tengo de volver a verla…
Como siempre Sakuragi se bajó del tren antes que Ryota y se dirigió a su casa. En ese momento coincidió que también llegaban Rukawa y Mitsui, ambos muy sudados y… sonrientes.
- De donde venís? – preguntó Sakuragi sintiendo de nuevo en el pecho unos celos espantosos.
- De jugar un uno contra uno – explicó Mitsui – Hemos ido esta mañana, pero como me ha ganado hemos decidido volver por la tarde para la revancha.
- Y ha habido revancha?
- No – murmuró sin perder la sonrisa pero con un poco de resentimiento en la voz – Me ha vuelto a ganar.
- Hoy no te han servido los triples – intervino Rukawa con el mismo resentimiento.
- Ya… Bueno Sakuragi, te devuelvo el balón – dijo Mitsui sacándolo de la bolsa de deporte que llevaban – Yo me voy ya al hotel a ducharme. Nos vemos mañana, Rukawa. Y mañana pienso ganarte.
- Sueña – replicó el chico de ojos azules con burla.
Mitsui se despidió de ambos con un gesto y se marchó caminando.
- Al final no ha sido tan terrible que Mitsui te hiciera de niñera, por lo que veo – murmuró Sakuragi mientras subían en el ascensor.
- No – admitió Rukawa sorprendido por el tonito molesto de su anfitrión – Parece que te disguste que me haya divertido.
- No es eso.
- Ah no?
- No.
- Entonces que es?
- Nada.
- Ya.
Entraron en casa y Sakuragi fue a ponerse cómodo mientras Rukawa se metía directamente en el baño para ducharse. Unos minutos después sonó el timbre de la puerta. Eran su madre y Chiharu.
- Mamá? – exclamó el pelirrojo al abrirla – Qué haces aquí? Qué pasa? – añadió alargando los brazos para coger a la pequeña.
- Necesito que te quedes con la nena un par de horas – dijo la mujer entrando un momento en el piso para dejar el carrito-cuna.
- Eh? Por qué, qué pasa?
- Nada grave. Una amiga mía ha ingresado por apendicitis esta tarde y quiero ir a verla, y Toru tiene una reunión muy importante y no sabe a que hora estará en casa. Pero volveré a recogerla como mucho a las doce.
- Ok. Pero no más tarde, piensa que mañana tengo clase.
- Sí, no te preocup… Quién es! – exclamó al ver salir a Rukawa del baño con una toalla en la cintura.
Rukawa se quedó helado al ver a Sakuragi con una niña en brazos y a una mujer que no conocía.
- Eh… es un amigo, mamá – explicó el pelirrojo apurado. Afortunadamente su madre no tenía ni idea de baloncesto y no había reconocido a Rukawa.
- Pero por qué se está duchando aquí? Está viviendo contigo? Sabes que Toru no quiere que le alquiles la otra habitación a nadie!
- No es eso! Es que… en su casa se han quedado sin agua caliente… sí, eso…
La señora Sakuragi se creyó la explicación y se calmó. Aún así las pintas de aquel chico, tan pálido y delgado, no le gustaban mucho. Parecía un yonqui.
- Ah, bueno. Perdona que no me haya presentado, soy la madre de Hanamichi, Sonoko. Encantada – dijo inclinándose un poco.
- Igualmente. Kaede Rukawa – murmuró imitando el gesto.
- Me voy, Hanamichi. A las doce, vale?
- De acuerdo, adiós.
Sakuragi sujetó a Chiharu con una sola mano mientras con la otra cerraba la puerta. Después se acercó a Rukawa, que seguía plantado en mitad del pasillo.
- Te presento a mi hermanita, Chiharu.
- Tu hermana? – repitió Rukawa con un leve temblor en la voz.
- Bueno, en realidad es mi hermanastra. Mi padre murió cuando yo iba a secundaria baja y mi madre se volvió a casar hace tres años. De vez en cuando me la traen para que la cuide, como hoy. Chiharu, te presento a Kaede Rukawa.
La pequeña miró atentamente al chico de ojos azules durante unos segundos, y después sonrió y alargó los bracitos hacia él.
- Vaya, parece que le has caído bien – dijo el hermano mayor. "Claro, como es tan guapo…", pensó – Y eso que normalmente es muy tímida con los desconocidos. Quieres cogerla en brazos?
Sin esperar respuesta, Sakuragi alzó un poco a la pequeña e iba a entregársela a Rukawa, pero inesperadamente éste dio un paso hacia atrás. Había un inquietante temor en su mirada.
- Qué pasa? – se extrañó el pelirrojo – No te gustan los niños pequeños?
- No es eso, yo… me voy a cambiar – y tras decir esto se encaminó rápidamente al dormitorio.
A Chiharu no le gustó mucho el desplante, y empezó a hacer pucheros. Sakuragi le hacía carantoñas mientras pensaba en la extraña actitud de su invitado. De pronto recordó que no le quedaba comida para ella y como su madre no le había traído tendría que salir a comprar.
Entró en el dormitorio y se encontró a Rukawa ya cambiado y sentado en la cama sin hacer nada.
- Qué pasa, te encuentras mal? – preguntó desde la puerta.
- No, no me pasa nada.
- Escucha, tengo que bajar un momento a comprar comida para Chiharu. Sólo tardaré unos quince minutos, te encargas de ella mientras, vale?
Rukawa se levantó como un resorte. Ya no había temor en su mirada, sino puro terror.
- No! – exclamó.
- Por qué no?
- Yo no puedo cuidarla!
- Sólo tienes que vigilarla quince minutos!
- No!
Sakuragi no entendía nada de nada. A qué venía ese pánico a quedarse quince minutos con una niña de ocho meses?
- Rukawa, hazme el favor! No te estoy pidiendo que le cambies los pañales, sólo que la cojas en brazos quince minutos! Quince minutos!
- HE DICHO QUE NO!
El grito de Rukawa asustó a Chiharu y empezó a llorar. Pero no era la única: Rukawa también tenía los ojos húmedos. El pelirrojo no sabía que hacer, aquella situación le parecía ridícula. De momento optó por intentar calmar a la pequeña y hacer entrar en razón al zorro.
- Mira Rukawa… - empezó mientras zarandeaba un poco a Chiharu para que dejara de llorar – Ya me estás contando que diablos pasa aquí…
Rukawa se sentó de nuevo en la cama y se tapó la cara con las manos. Segundos después, y para sorpresa del pelirrojo, empezó a llorar.
N/A: Holaa… ya queda poco para descubrir el pastel del todo… bueno, que queda un capítulo, porque empiezan las clases y ya no sé si podré seguir actualizando rápido pero lo intentaré. Espero que os haya gustado el capítulo (lo que pasó entre Ru y Mitsui en la cancha de baloncesto lo dejo a la imaginación de Morgana of AvallonXDD) y si tenéis un minutito agradeceré vuestros reviews , que animan mucho.
Paulyta: pues todavía estoy pensando en la reacción de Ayako… no sé si hacer que se ponga celosa o que se alegre… es que a mi la pareja RyoAya me gutsa pero en la serie no les veo futuro.
Kaehana9: buena pregunta: se fijará Karen en nuestro querido Ryo-chin? En este capítulo ya los he separado, pero no te preocupes que se volverán a ver.
Elena: si me atrevo entraré a hacer un par de fotos y las colgaré por aquí XD
Vanne: me alegra que te guste esta extraña pareja jeje.
Balucita: que Karen estuviera enamorada de Kaede y se interpusiera en su relación con Hanamichi me pareció poco original, así que ahí la tenemos, con pretendiente nipón con piercing incluido XD
Hanakuru-chan: gracias por el halago, me has recordado al señor Burns con el 'excelente' jejeje.
Inuyashaluchi: etto… que ya nos conocemos! XDDD
Ale: Rukawa sonrojado debe ser monísimooo jejeje. Y vaya que se complementan, es un tópico pero es que son hielo y fuego, azul y rojo, frío y calor… se necesitan el uno al otro, no hay pareja más perfecta que ellos.
Astrea: el chico ya se iba temiendo el rechazo de Ayako desde hacía tiempo, aún así por supuesto que su reacción ha sido precipitada, de todas maneras ahora pasará tiempo hasta que la vuelva a ver. Y ha sido Karen la que ha venido porque fue ella quien encontró la foto de Ru, aunque tanto la podrían haber encontrado Joe o Jack, pero yo quería que quien viniera a Japón fuera la chica, y así ya tener un primer contacto con Ryota además de poner celoso a Hanamichi con Ru jejeje. Y lo de ukes y semes… pues sí, vaya topicazo.
Nikie: pues están en la plaza Teniente Coronel Franco, no sé si la conoces, de todas maneras he decidido hacer de tripas corazón y aventurarme en ese peligroso local para plasmar en digital tales aberraciones XDD.
Besos y hasta el próximo capítulo.
Khira
