Heridas abiertas
Por Khira
Capítulo 23. Sospechas
- Se… se están enrollando…
- Ryota! Quieres no pararte aquí en medio, que hay mucha gente?
Ayako estiró a Ryota del brazo para que continuara andando hacia los sofás donde les esperaban sus amigos, pero con cuidado para que no se le cayeran las bebidas que llevaba. Sakuragi y Rukawa, como bien había dicho Ryota, se estaban dando el lote en uno de los sofás como si estuvieran ellos solos en la discoteca, en el otro esperaban Sendoh y Kiyota, que no sabían a donde mirar, y unos metros a su derecha estaba Yohei bailando con su novia Arimi y unas amigas suyas. Afortunadamente para Sakuragi su ex-novia no había venido, pues le tendría que haber dado una larga explicación.
Ayako se hizo un sitio para sentarse entre Sendoh y Kiyota, mientras Ryota acercaba un taburete para sentarse frente a ellos.
- Oh, ya habéis traído las bebidas? – preguntó Sakuragi separándose de su zorro y provocando un gruñido de desagrado por parte de este.
- Toma, aquí tenéis vuestras naranjadas – dijo Ayako ofreciéndoselas.
- Gracias – dijeron Sakuragi y Rukawa a la vez.
- Una naranjada, mono pelirrojo? – se extrañó Kiyota.
- Algún problema, mono salvaje?
- No… Pero me extraña… Normalmente eres el primero en ponerte 'contento' cuando salimos…
Rukawa miró de reojo a Hanamichi y este se ruborizó un poco.
- Bueno, pues a partir de ahora dejaré de ser un alcohólico como vosotros – se defendió enojado.
Kiyota iba a replicar pero en ese momento una amiga de Arimi se acercó a él y para su alegría le sacó a bailar.
Why, you wanna tell me how to live my life?
Who, are you to tell me if it's black or white?
- Yo también tengo ganas de bailar – anunció Ayako levantándose – Me encanta esta canción. Quién se apunta?
- Yo – dijo Sakuragi rápidamente. Se levantó y dejó su bebida sobre la mesa baja que había entre los sofás – Hace tiempo que no demuestro lo bien que baila el genio.
Ryota, Sendoh y Rukawa pusieron los ojos en blanco. Ayako sonrió divertida y le dio la mano a Sakuragi para ir juntos hacia la pista, bajo las atentas miradas de sus respectivos novios.
- Lo has hecho por Rukawa, verdad? – preguntó Ayako a Sakuragi una vez consiguieron llegar al centro de la pista y empezado a bailar, acercándose a él para que pudiera oírla.
- El qué? – preguntó el genio sin entender.
- Dejar de beber alcohol.
- … - sin dejar de bailar, aunque disminuyendo el ritmo, Sakuragi la miró sorprendido – No se te escapa una, eh?
Ayako sonrió mientras se encogía de hombros.
- Pues sí. Me pareció muy hipócrita pedirle a Rukawa que dejara de meterse drogas y luego venir aquí a tomar alcohol – confesó el pelirrojo.
La chica asintió complacida.
- Sabes una cosa? – preguntó acercándose de nuevo a él – Si te digo la verdad no pensé que conseguirías ayudarle, pero está claro que me equivoqué. Rukawa se ve cada vez mejor. Lo has hecho muy bien.
Sakuragi miró un momento a Rukawa a través de la gente.
"No es sólo por mí", pensó recordando lo poco que le había contado Rukawa hacía un par de días sobre una conversación con sus padres. No sabía que le habían dicho exactamente, pero ahora los ojos de Kaede lucían diferentes, ya no estaban tan apagados.
Los dos amigos sonrieron y siguieron bailando.
En los sofás, ni Rukawa ni Sendoh entendían por qué esos dos tenían que acercarse tanto para bailar. Rukawa sabía que era una tontería sentir celos de Ayako pero no podía evitarlo, tenía demasiado miedo de perderlo. Con un bufido de exasperación se levantó del sofá y se dirigió a los baños, que se encontraban en un lado de la pista.
Al marcharse Rukawa, Ryota y Sendoh se vieron solos por primera vez desde que se hizo pública la relación entre el puercoespín y la chica de rizos. Si no fuera porque el volumen de la música de la discoteca era ensordecedor, se habría formado un silencio bastante tenso entre ellos.
- Se lo dije a Ayako y te lo digo a ti ahora – dijo de pronto el chico del pendiente en voz bien alta para que el otro oyera y sin mirarle – Si alguna vez le haces daño, te partiré la cara.
- Lo sé – dijo simplemente Sendoh, sin mirarle tampoco.
Mientras Rukawa se refrescaba la cara en los lavabos, tres chicos de unos dieciocho años entraron en el baño entre risas y se colocaron casi junto a él. Uno de ellos sacó su cartera del bolsillo para extraer de ella una tarjeta de crédito, otro sacó un envoltorio de chicle de papel que empezó a enrodillar, y el tercero una bolsita transparente de plástico con un polvo blanco que el zorro reconoció de inmediato.
Esos chicos se estaban preparando unas rayas de coca.
Se quedó helado mirándoles sin saber qué hacer. Una parte de su cerebro le gritaba que saliera de allí antes de que fuera demasiado tarde, pero la otra le había ordenado que se llevara la mano a la cartera del bolsillo trasero de su pantalón para comprobar que llevaba dinero para pagarles una dosis. Aunque ya se le había pasado el mono físico, era evidente que aún tenía el psicológico.
"Sal de aquí", se dijo a sí mismo, "Sal de aquí ahora".
Los tres chicos no tardaron en darse cuenta de que estaban siendo observados.
- Qué miras? – preguntó uno de ellos con cara de pocos amigos.
Rukawa no contestó y continuó contemplando las tres finas rayas de cocaína formadas sobre la encimera del lavabo.
- Me parece que este ya está drogado… - murmuró otro de los chicos.
- No os suena su cara?
- Bastante… Oye tío, quién eres?
El chico de ojos azules seguía estático.
- Es Kaede Rukawa! – exclamó de repente el primero que le había hablado.
- Ostia, es verdad! – dijeron a dúo los otros dos.
- Quieres una? - dijo malicioso al recordar las últimas noticias sobre el ex-jugador de los Knicks – Te invitamos.
"Quieres una?"
Las palabras resonaron en la cabeza de Rukawa como una maldición.
xXx
Cuando acabó la canción de Bon Jovi, Sakuragi y Ayako volvieron a los sofás donde sólo encontraron a Sendoh, pues Ryota se había ido a bailar con otra de las amigas de Arimi.
- Donde está Rukawa? – preguntó el pelirrojo a su compañero de equipo.
- Ni idea. Se levantó hace un momento, creo que fue al baño.
- Yo también tengo que ir, enseguida vuelvo.
Sakuragi se encaminó a los baños y entró. Lo primero que pensó al ver a Rukawa frente a tres chicos fue que estaban a punto de pelearse, pero se fijó mejor y en seguida se dio cuenta de la situación, sobretodo cuando el zorro volteó a mirarle con cara de angustia.
- Quieres una? – repitió el chico ignorando la presencia de Sakuragi.
Rukawa se giró de nuevo hacia él, pero tampoco contestó esta vez.
- Kaede - murmuró Sakuragi con voz dura – Vámonos.
Su novio no se movió y continuó contemplando la coca sobre la encimera.
- Kaede, vámonos – repitió alzando la voz. En realidad quería sacarlo de ahí a la fuerza pero algo le decía que tenía que ser Rukawa quien tomara la decisión.
- …
- KAEDE!
Por fin Rukawa reaccionó y le miró de nuevo. En sus ojos estaba impresa la palabra 'Ayúdame'.
Eso fue suficiente para Sakuragi. Le agarró fuertemente de un brazo y salió del baño y también de la discoteca con Rukawa detrás, sin resistirse. Una vez en la calle caminaron unos metros hasta detenerse en un portal. Rukawa se sentó y se inclinó un poco hacia delante a la vez que se abrazaba el estómago, mientras Sakuragi le contemplaba de pie. Durante unos minutos ninguno dijo nada.
- Cuándo se terminará esto? –preguntó Rukawa en voz baja mientras se abrazaba más fuerte – Cuándo!
- No lo sé – respondió Sakuragi con sinceridad – Pasarán meses seguramente…
El pelirrojo se agachó junto a Rukawa y le acarició cariñosamente el pelo.
- Perdóname por haberte traído… - murmuró – No pensé que podríamos encontrarnos con esto…
- Tú no tienes la culpa…
Sakuragi dejó su cabello y le estrechó fuertemente contra si. Se quedaron así un rato, sin decirse nada.
- Vaya, mira los tortolitos, nosotros preocupados y resulta que habíais salido para meteros mano…
Ambos levantaron la vista y se encontraron con los rostros sonrientes de sus amigos. Sakuragi se apartó de Rukawa de inmediato, dejando al moreno muy confundido. Si no le importaba besarle como un desesperado delante de ellos, por qué le daba vergüenza que les hubieran visto abrazados?
- Sólo hemos salido a tomar el aire – dijo el pelirrojo levantándose con cara de pocos amigos.
- Vale, vale… - murmuró Ryota.
Rukawa también se levantó, mientras Ryota y Ayako se miraban entre ellos sin entender el repentino cabreo del pelirrojo. Pero el chico de ojos azules comenzaba sospechar la causa.
xXx
Poco rato después Sakuragi y Rukawa se despidieron de sus amigos, pues después de lo que había sucedido en los baños no tenían ganas de seguir yendo de discotecas.
- Puedo quedarme a dormir en tu casa? – preguntó el zorro con voz ausente mientras caminaban hacia una parada de taxis.
- Claro – respondió el pelirrojo con una sonrisa, suponiendo lo que pasaría.
Cogieron un taxi y se dirigieron hacia casa de Sakuragi. Esa vez el taxista no reconoció al ex-jugador de los Knicks.
Nada más llegar el pelirrojo condujo a Rukawa a su dormitorio, y en menos de un minuto estaban desnudos en la cama. Sakuragi le abrió las piernas y se acomodó entre ellas. Rukawa no opuso resistencia esta vez, no tenía ganas de pelear. El pelirrojo estiró la mano hacia el cajón de la mesilla, extrajo un preservativo y se lo puso.
- Espera – dijo Rukawa antes de que se inclinara del todo hacia él.
- Qué pasa? – preguntó Sakuragi.
- Nada, que compre esto… - respondió un poco colorado mientras sacaba un tubo de lubricante del bolsillo interior de su chaqueta, que había quedado en el suelo junto a la cama.
- Ah, perfecto… - sonrió el pelirrojo.
Sakuragi cogió el tubo y lo abrió. Se untó dos dedos y suavemente los introdujo en el interior de Rukawa para prepararle. Después de unos minutos los sacó y se inclinó sobre él, y lentamente empezó a penetrarle. Esa vez Rukawa ya no sintió tanto dolor comparado con la primera. Le pasó los brazos por la espalda y le atrajo aún más hacia si, quería sentir el cuerpo de Sakuragi completamente pegado al suyo, además así su miembro quedaba aprisionado entre sus vientres y le era más fácil llegar al orgasmo.
Las embestidas comenzaron y se hicieron rápidamente cada vez más fuertes, Sakuragi le lamía la oreja a Rukawa mientras este jadeaba y le arañaba la espalda.
- Te quiero Hana… - musitó Rukawa entre gemidos.
Tal y como sospechaba, no obtuvo respuesta. Aunque la primera vez no le dio importancia, en ese momento se dio cuenta que esa era la razón de su inquietud. Una lágrima escapó de uno de sus ojos y para que el pelirrojo no la viera giró la cabeza en la almohada.
Decidió no precipitarse. Hanamichi no era tan idiota como para meterse con él en la cama por cumplir una promesa; la oportunidad estaba ahí y no había que desperdiciarla. Pero no sabía cuánto tiempo podría aguantar así, sabiendo que de momento el pelirrojo lo único que sentía por él era deseo.
N/A: Buenasss! Como le dije a Ran, ya que no puedo invitaros a un chupito por mi cumpleaños, actualizaré un fic XD (Si es que nacer el 11 del 11 ya era una señal de que me gustaría este número, sobretodo en la camiseta de cierto kitsune jejeje) Así que aquí les dejo un capítulo más de esta historia, que por cierto le queda poquito ya… Rukawa ya se ha dado cuenta de que era lo que no iba bien, aunque quizás esté equivocado… De momento también aguantará a ver que pasa… Pero Hanamichi ama o no ama al zorrito? Por qué esa actitud contradictoria delante de sus amigos? Quién le abrirá los ojos al pelirrojo?
Todas esas preguntas tendrán su respuesta en próximos capítulos XD
Besos!
Khira
