Heridas abiertas

Por Khira

Capítulo 26. Dos palabras

Ayako iba de un lado a otro del salón de su casa dando los últimos retoques a la decoración. Esa noche era su cumpleaños y lo celebraría con sus amigos con una gran fiesta aprovechando que sus padres estaban de viaje. Para evitar el máximo de destrozos posibles, decidió esconder objetos frágiles, como jarrones y marcos de fotos.

Antes de esconder la famosa foto del campeonato nacional que tenían todos los ex-miembros de Shohoku, se quedó mirándola. Sendoh se acercó por detrás y la abrazó.

- Qué miras? – preguntó.

- Sakuragi y Rukawa… - murmuró la chica.

- Ya te dije que no durarían mucho… no se han aguantado ni un mes…

- Cállate, anda…

Ayako se soltó del abrazo de su novio y fue a esconder la foto en un cajón. Hacía casi tres semanas que esos dos habían roto, y estaba muy preocupada, sobretodo por Sakuragi. El pelirrojo no tenía muy buena cara cuando les contó sin dar explicaciones que ya no salía con el zorro, y últimamente se le veía desmejorado. En cuanto a Rukawa, solo había hablado con él por teléfono para invitarle a su cumpleaños, pero también le había encontrado más serio de lo habitual. Le sorprendió que le preguntara si podía traer una amiga, pero le creyó que solo era eso, pues no creía posible que hubiera olvidado a Sakuragi tan pronto.

No tenía ni idea de lo que había pasado entre ellos. Tan bien que parecían estar… Qué pasaría esa noche cuando se vieran?

Tocaron a la puerta y por un momento dejó de preocuparse por la fugaz pareja. Miró el reloj, aún era un poco temprano.

- Akira, puedes abrir?

- Voy!

No había terminado de recoger, pero detuvo lo que estaba haciendo al escuchar voces conocidas. Se giró hacia la puerta y vio feliz a Mitsui, Kogure y Akagi que entraban y se acercaban a ella.

- Hola! – saludó Akagi el primero.

- Chicos! – exclamó con una gran sonrisa – Pensé que no podríais venir!

- No íbamos a perdernos tu fiesta de cumpleaños – dijo Kogure devolviéndole la sonrisa igual que todos.

- Por una vez que lo celebras… tacaña… - rió Mitsui.

- Eh!

Todos rieron con ganas. Ayako les enseñó su habitación, donde podían dejar las chaquetas.

- Por cierto, y Haruko? – preguntó la anfitriona.

- Está enferma – respondió Akagi, aunque el chico sospechaba que era otro el motivo por el que su hermana no había querido ir. No se había tomado muy bien la homosexualidad de Rukawa ni la 'traición' de Sakuragi.

El timbre volvió a sonar. Esta vez era Ryota, quien también se sorprendió gratamente al verles allí. Se saludaron, y después de varias bromas salió el tema estrella.

- Ey, es verdad que Sakuragi y Rukawa han roto? – preguntó Kogure.

- Sí… - suspiró Ayako – Cómo lo sabéis?

- Yo se lo conté – admitió Mitsui.

- Y tú como lo sabías? – preguntó Sendoh.

- Me lo contó el mismo Rukawa hace una semana.

- Mitsui, tú que le ves cada día, como está?

- No sé que decirte, Ayako… está como siempre. Bueno, como en el instituto. Me contó que habían roto porque les pregunté que tal les iba, y apenas movió los músculos de la cara al decirlo.

- Ya… - la chica de rizos suspiró de nuevo – Bueno, y que tal le va en el equipo? Crees que le ficharán cuando haya cumplido la sanción?

- Yo creo que sí – dijo el tirador de triples – El entrenador Bryant está muy contento con él. Se está esforzando mucho, la verdad.

- Bueno, algo es algo…

Una hora después ya habían llegado casi todos los invitados. Como Ayako y Sendoh estaban ocupados en la cocina, fue Ryota el que acudió a abrir la puerta cuando oyó el timbre. Se quedó de piedra al ver la pareja que esperaba tras ella.

- Hola Miyagi – saludó Rukawa algo seco.

- Hello! – saludó Karen bastante más efusivamente y con una gran sonrisa.

- Ho-hola, p-pasad… - balbuceó el chico del pendiente.

Rukawa y Karen entraron en la casa, donde fueron recibidos con cariño por los amigos del zorro. Rukawa les presentó a Karen y les explicó que era una amiga de Nueva York que se estaba quedando en su casa. Ayako salió casi a brincos de la cocina para saludarles, pero se quedó un poco parada al ver a Ryota detrás de Karen mirándola embobado.

"Vaya… ya era hora…", pensó aliviada, aunque un poco celosa.

- Acompañadme a dejar las chaquetas – dijo mal disimulando una sonrisa.

Por su parte Karen ni había notado la mirada anhelante de Ryota. Estaba más pendiente de Kaede, quien a su vez recorría disimuladamente con sus ojos azules el salón lleno de gente.

- Sakuragi aún no ha venido – dijo Sendoh malicioso al darse cuenta.

Rukawa gruñó algo ininteligible y empezó a caminar para seguir a Ayako en dirección a su dormitorio.

- Aprovecharás para hablar con él? – preguntó Karen a su amigo cuando se quedaron un momento solos en el dormitorio.

- Hablar con quién?

- No te hagas el despistado conmigo. Hablo de Hanamichi y lo sabes.

- No tengo nada de que hablar con él – Rukawa hizo ademán de salir pero Karen le detuvo sujetándole de un brazo.

- Eso no te lo crees ni tú. Kaede, lleváis un mes sin veros! Así no arreglaréis nad…

De pronto Rukawa se soltó algo bruscamente.

- Te lo he dicho mil veces, no tenemos nada que arreglar! – al darse cuenta de que había sido muy borde añadió más suave – Yo ya no puedo hacer nada más…

Karen quiso replicar de nuevo pero prefirió no insistirle más. Cuando volvieron al salón coincidió que Sakuragi, Yohei y Arimi entraban por la puerta.

Rukawa tuvo que reconocer, muy a su pesar, que Sakuragi seguía igual de arrebatador que siempre. Esa camisa blanca, con más botones desabrochados de lo políticamente correcto, y eso pantalones negros ajustados eran para perder el sentido. Sus miradas no tardaron en encontrarse.

La música de fondo que había puesto Ayako lo disimuló un poco, pero en ese momento la tensión podía cortarse con un cuchillo. Todos los presentes que les conocían miraban alternativamente a Sakuragi y a Rukawa, sin saber que esperar.

De lo primero que se dio cuenta Sakuragi al ver a Rukawa fue de que estaba acompañado por la hermana de Perkins, pero intentó disimular el disgusto que eso le produjo. Primero saludó a la anfitriona y a su novio y después a sus ex-compañeros de Shohoku, alegrándose mucho de verles allí. Cuando llegó a Rukawa, vio que este le miraba sin expresión alguna, e intentó emularle.

- Hola Rukawa – saludó con el tono más neutro que pudo.

- Hola Sakuragi – contestó el zorro en el mismo tono. Pero le había dolido como un puñal en el pecho que Hanamichi le llamara de nuevo por su apellido – Supongo que recuerdas a Karen…

- Claro que sí.

Sakuragi se inclinó cortésmente hacia Karen, quien imitó el gesto. En esos momentos era cuando más rabia le daba no entender nada de japonés. Así sería muy difícil ayudar a Kaede con su ex, pero tenía que hacerlo. La mirada que le había dedicado ese friki al entrar no le había dejado lugar a dudas: el pelirrojo se había muerto de celos al verles juntos.

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La fiesta de cumpleaños se encontraba en su pleno apogeo. Los dos ex-amantes conversaban con diferentes amigos cada uno por su lado, sin ni siquiera cruzar sus miradas. Ryota había hecho de tripas corazón y se las había ingeniado con su pobre inglés para invitar a Karen a una copa. La americana había aceptado encantada, pero mientras Ryota le explicaba torpemente su vida, la chica estaba más pendiente de Kaede, y al mismo tiempo ambos eran observados por Ayako y Yohei. Ayako porque tenía curiosidad por saber a donde llegaría Ryota con Karen, y Yohei porque sabía que esa chica le ayudaría en su plan de rejuntar a Hanamichi y a Rukawa.

Le explicó a Arimi lo que tenía planeado hacer, y se acercó a ellos con decisión, a pesar de ganarse una mirada furiosa por parte de Miyagi por interrumpirlos.

- Necesito tu ayuda – le dijo a Karen en un inglés bastante decente, a la vez que señalaba disimuladamente con la mirada primero a Rukawa y luego a Hanamichi.

Karen comprendió en seguida y sonrió.

- Cómo lo hacemos? – preguntó.

Yohei le explicó su plan. Simple, pero seguro que eficaz.

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- Y ahora que quieres? – preguntó Rukawa algo molesto. Karen le había pedido para hablar en privado y habían entrado de nuevo en el dormitorio de Ayako – Estaba hablando con Mitsui.

- Con Mitsui puedes hablar otro día – repuso la chica.

Rukawa iba a replicar de nuevo pero en ese momento entraron Sakuragi y Yohei en la habitación. Por la cara inicial del pelirrojo, que en seguida cambió a sorpresa, tampoco le había hecho gracia que su amigo le pidiera ausentarse un momento de la fiesta.

- Qué pasa aquí? – preguntó Sakuragi sin entender.

Yohei no contestó, le hizo una seña a Karen y ambos salieron y cerraron la puerta. El pelirrojo, tras un instante de confusión, fue a abrirla, pero la habían cerrado con llave.

- Eh! – exclamó forzando el picaporte.

- No saldréis de aquí hasta que hayáis hablado – dijo su amigo desde el otro lado.

- Se puede saber de qué vais! – preguntó furioso.

Ya no le contestaron. Sakuragi continuó unos minutos más intentando abrir la puerta y gritando, pero no le sirvió de nada. También le pareció que la música se escuchaba más alta.

- Ya déjalo, idiota – bufó Rukawa – No va a servir de nada.

- A quién llamas idiota, zorro estúpido! – exclamó Sakuragi dándose la vuelta.

Al momento se arrepintió de haberle gritado. Rukawa desvió la vista dolido y se sentó en la cama mirando al suelo. Era curioso, un par de años antes ambos habrían continuado insultándose hasta cansarse, pero ahora ya no. "Ahora las cosas han cambiado", pensó Hanamichi, "Nosotros ya nunca podremos comportarnos como antes".

No supo si eso era bueno o malo. Por el momento decidió aprovechar el momento a solas que el traidor de Yohei y la hermana de Perkins les habían regalado. Decidió tragarse el orgullo y decirle a Rukawa lo que realmente sentía por él. No quería verle esa expresión triste nunca más. Pero cómo empezar?

- Rukawa… eh… yo… lo siento… - balbuceó.

El chico de ojos azules le miró inexpresivo, recuperado ya del hiriente grito.

- Qué es lo que sientes? – preguntó fríamente.

- Ha-haberte gritado… - tartamudeó.

- Olvídalo – dijo aún más frío si era posible.

Sakuragi se secó las manos sudorosas en el pantalón. Ese zorro no iba a ponérselo fácil.

- También quiero pedirte perdón por no haberte llamado desde que… desde que lo dejamos…

- Y para que ibas a llamarme? – Rukawa estaba siendo tan seco porque no se imaginaba ni de lejos lo que Sakuragi trataba de decirle.

- Para hablar… de nosotros…

- No sé de que habría que hablar… ya quedó todo muy claro.

- No, eso no es así… Verás, yo… - el corazón del pelirrojo empezaba a acelerarse – Yo… Cuándo tú me… - cogió aire – Cuándo tú me preguntaste si estaba enamorado de ti, yo… yo…

El corazón de Rukawa también se aceleró, pero de la ira. Por qué tenía que ser tan cruel Hanamichi de recordarle ese momento tan humillante? Se levantó de la cama casi de un salto. Sakuragi pensó por un segundo que iba a golpearle, pero nada de eso. Rukawa pasó por su lado sin mirarle siquiera y cogió el picaporte de la puerta. No quería seguir con esa conversación, no quería escuchar lo que creía que Hanamichi iba a decirle. Dolía demasiado.

- Qué haces? – preguntó Sakuragi a la vez que le cogía del brazo para alejarle de la puerta, a pesar de saber que estaba cerrada - No ves que intento…?

Pero Rukawa se revolvió furioso y le apartó de un empujón.

- No quiero oírlo! – gritó con lágrimas asomándose en sus ojos – No quiero oír cómo te disculpas! No quiero escucharte pedirme perdón por no amarme! No lo entiendes!

A Sakuragi se le partió el alma al verlo así. Tuvo un impulso y lo siguió. Le agarró de los hombros y le besó. Un beso largo, que dio tiempo a Rukawa de quedarse en shock y de recuperarse. Cuando Sakuragi se separó, los ojos castaños lucían más brillantes que nunca.

- Eres tú el que no lo entiende – sonrió – Esto es lo que quería decirte.

- El qué? – preguntó Rukawa sin cambiar su expresión.

Sakuragi parpadeó confundido. Acaso el zorro no se había dado por enterado?

- Pues eso… que yo… siento lo mismo por ti…

- El qué? – repitió.

- Que va a ser? – se exasperó el pelirrojo.

- Dilo.

- Decir…?

- Dos palabras, Hanamichi.

Por fin Sakuragi comprendió que era lo que quería el zorro. Se secó de nuevo las manos en los pantalones. Cogió aire. Abrió la boca. Pero no pronunció ningún sonido.

Por qué no podía decirlo? Tanta vergüenza le daba declararse a un chico?

Rukawa contemplaba con el corazón roto al atorado pelirrojo. Nada había cambiado. Sakuragi seguía sintiendo sólo deseo por él. Lo único que quería era tenerlo en su cama otra vez.

- Adiós – dijo simplemente.

Se apartó de la puerta, pero sólo para coger su chaqueta, girarse, y de una precisa patada romper el picaporte y abrirla. Al otro lado muchos se sobresaltaron, sobretodo al ver pasar a Rukawa a empujones.

- Kaede…! - llamó Karen persiguiendo a su amigo.

- Déjame en paz – gruñó sin detenerse.

- TE QUIERO!

Todos los presentes se sorprendieron al escuchar el grito de Sakuragi. Rukawa se detuvo en seco, pero no se giró.

- Te quiero! – repitió el pelirrojo en medio de un silencio que le hizo sonrojarse, aún así no se echó atrás – Te quiero… Kaede… - dijo un poco más bajo pues con ese silencio ya no era necesario gritar. Además que alguien había quitado la música.

Rukawa se giró lentamente por fin hasta quedar mirándole fijamente, y Sakuragi no supo leer en sus ojos qué le había parecido la declaración.

- Me daba vergüenza reconocer que me había enamorado de ti… - continuó el pelirrojo – Y por eso no te lo había dicho antes, ni a ti ni a nadie… Lo siento, pero esa era la verdad… Me perdonarás algún día por ser tan estúpido?

Ambos estaban frente a frente a unos metros de distancia, en una sala llena de amigos que esperaban tan ansiosos como Sakuragi la respuesta de Rukawa.

Pero esta no llegaba, y el silencio era cada vez más incómodo y difícil de soportar.

Y de pronto a Sakuragi le entró pánico. Y si a pesar de haberle confesado por fin que le amaba, Kaede no le perdonaba que hubiera tardado tanto tiempo? O peor aún, y si Kaede ya le había olvidado?

- N-no vas a decir nada? – preguntó con voz temblorosa.

Y entonces por fin Rukawa empezó a caminar hacia él.

Y ya no hicieron falta más palabras.

Rukawa le agarró por la nuca y juntó sus labios en un furioso beso al que Sakuragi no tardó en responder, en medio de un salón lleno de amigos, que tras las sonrisas y gestos de asentimiento iniciales empezaron a aplaudir de tal manera que la, ahora sí, feliz pareja, se separó con un bonito sonrojo adornando sus mejillas.

Fin?


N/A: Holaaaa! Por fin el último capítulo de esta historia! No me lo puedo creer, 26 episodios... T.T No son muy largos, pero teniendo en cuenta como ya he dicho alguna vez que soy de ciencias, haber llegado hasta aquí sin cansarme ni dejar de escribir a medio camino es todo un logro para mí. Quiero decir gracias, gracias, gracias, a todas las que han leído esta sencilla historia, y sobretodo a las que han dejado sus comentarios sobre ella, sin los cuales entonces seguro que no la habría continuado. Muchos besitos, y nos vemos en el epílogo!

Khira