Sobre Hielo VI

Hyoga alzó la vista hacia el enorme edificio que se erguía imponente en el muelle del río Rin, Shun a su lado cubierto con su abrigo examinaba atento todos los pequeños nichos iluminados por los faroles. El ruido de la maquinaria y los silbatos de barcos lejanos daban vida a la fría noche.

Alzó la tarjeta y leyó una vez más el nombre del hotel. Sin duda debía ser ese que tenían enfrente. Shun le apretó el brazo como pidiéndole que avanzará hacia la atractiva entrada completamente iluminada, el rubio asintió.

La entrada de puertas de vidrios daba a una recepción lujosa con tapetes y plantas ornamentales en flor, un curioso aroma a rosas armonizaba perfectamente con una melodía suave. Shun estiro la mano e hizo sonar una campanilla en el mostrador.

Una chica en uniforme negro apareció en unos minutos, usaba además una corbata de color vino y una sonrisa de cansancio evidente. Hyoga se recargo en el mostrador con una bella sonrisa, ocultando a la vista de la chica como entrelazaba sus dedos con los de Shun dentro de la bolsa del pantalón.

-Estamos buscando a unos amigos – comenzó con su charada el rubio de ojos azules –nos dijeron que estaban hospedados aquí... pero

-Llegamos tarde a la cita – intervino Shun cambiando la historia porque sonaba demasiado obvia y poco convincente – se supone nos veríamos aquí afuera ...

La chica parecía conocerse todas esas historias, negó sutilmente . No se había tragado esa farsa y por el bien de sus clientes no les diría nada. Tantos años en el negocio pesaban en sus ojos.

-n les puedo decir nada – aclaró ella con voz seca, se acomodo su saco disponiéndose a retirarse y llamar a alguien de seguridad y sacarlos. Pero no contó con el que Hyoga tuviese un plan de emergencia, el rubio tomo a la chica de una mano y Shun hacia lo mismo.

La chica se sonrojo con el gesto amable.

-La verdad es que veníamos a verte a ti preciosa – comenzó primero Shun con voz sensual, la chica no pudo quitar sus ojos de aquellos verdes. En verdad era muy atractivo ese chico de cabellos verdes. Hyoga entonces beso la mano de la chica como en un arrebato.

-me enamorado de ti desde que te vimos el otro día salir del hotel – mintió descaradamente el ruso, tomando con delicadeza el mentón de la recepcionista. Shun fingió tener un arranque de rabia empujando a Hyoga.

-¿pero que estas diciendo¿No veníamos a que yo me declarara? – Gritó muy convencido de la traición de su amor. La expresión de la chica fue completamente confuso, señal que había picado.

-A tu paso la pobre seguirá igual... yo la haré feliz – reclamó Hyoga siguiendo el juego, Shun se abalanzó sobre el rubio tomándole de las ropas del cuello.

-Crei que eras mi amigo – gritó Shun, y al siguiente comenzaron los golpes, ella corrió detrás de la recepción en busca de ayuda, ambos detuvieron el teatro, y corrieron detrás del mostrador.

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Ikki se puso de pie al ver la escena final del vídeo, no quería creer lo que sus estaban viendo, no creía en lo que sus ojos le mostraban en ese momento, y su mente en automático se llenó de ira volcada sobre él único presente.

Lanzó su mano como garra tratando de atrapar la camisa de Aioria, que por fortuna había estado pendiente de las acciones de Ikki y retrocedió lo suficiente un poco antes del final del vídeo.

Pero pronto su suerte se acabo.

Ikki en un segundo movimiento más rápido y mas certero logro atrapar a Aioria. Los ojos de la presa se abrieron tan grandes en señal clásico de pánico logrando articular dos movimientos que le soltaron, al menos en ese momento. Un golpe a la pantorrilla y otro al pecho, Aioria salto sobre la cama mientras Ikki se reponía de la sorpresa, Aioria en desesperación tomo el teléfono marcando al único numero que permitía el servicio.

A recepción.

Nadie contesto para su suerte. Quien debería contestar, estaba en esos momentos con la recepcionista asustada por aquellos dos tipos que habían aparecido así como así en el hotel sin dar mas y de pronto, comenzar una pelea.

Aioria sintió las poderosas manos de Ikki jalarle la ropa por la espalda y lanzarlo al otro lado de la habitación con todo y teléfono, estaba en una situación sumamente difícil, su mente le decía que huyese de ese lugar, atacara a Ikki, más su cuerpo aullaba de dolor por la caída tan ajetreada de unos momentos, sus ojos vislumbraron una salida provisional y segura.

Bajo la cama.

Se arrastró rápidamente Aioria bajo la cama, las heridas no tenían ni sangre pero el sudor de los nervios engañaban a la recién asustada mente de Aioria, había contemplado una situación así, pero no había contado con el dolor. Una mano le tomo del tobillo y le jalo fuera de la protección de la cama. Aioria asustado movió sus pies frenéticamente logrando liberarse de su captor y en cosa de segundos ya estaba bajo la cama.

-Asi que aparte de tramposo el minino salió cobarde.- Gritó Ikki estentóreamente, el sudor empapo las pestañas del castaño Aioria.

Hubo un momento de silencio, silencio que tensó cada músculo del cuerpo del león, los segundos se convirtieron en agonizantes horas, tenia que idear un plan para salir de hay y ver a su gente, esta visita debía haber salido con una simple derrota emocional de Ikki no con este arrebato de violencia. Vio los pies de Ikki moverse entorno de la cama, como pensando en como quitarla de en medio en un solo movimiento.

Pero no era si.

Ikki miraba atento la cama, estudiando las posibilidades, él que había logrado elaborar un plan perfecto para sacar a Shun y Shaka de su escondite con un artimaña mas que perfecta, no se daría el lujo de dejar escapar a un sucio cobarde como era Aioria.

Y aparte debía saber como iba a vengarse de tal jugarreta.

Los ojos azules casi negros de Ikki se ladearon lentamente buscando aquel instrumento que en un principio le había causado ira y ahora quizá fuese su instrumento para calmarla. La televisión salió relativamente de su nicho en cosa de segundos, se giro tan rápidamente como pudo y al ver los tímidos mechones del león, dejo caer el aparato hacia donde estos cabellos se asomaban. El grito involuntario escapó debajo de la cama e Ikki brincó sobre esta, una y otra vez Aioria grito.

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Estaban impacientes por salir del elevador, Hyoga y shun miraban ansiosos los pequeños números que cambian esporádicamente, era como si el mismísimo tiempo hubiese decidido dejar de avanzar.

Ting

El sonido agudo de la campanilla sonó, la puertas se abrieron lentamente y por fin salieron a un gran pasillos. Hyoga se encamino, primero observando los números de las puertas.

"derecha"

Los dos se encaminaron rápidamente siguiendo ese rumbo, esperando encontrar lo que iban a buscar. Fue bastante la distancia que recorrieron, contando las puertas ansiosos por llegara la que les diera respuestas.

Al llegar a la puerta indicada se detuvieron, mirándose un momento, como buscando consentimiento en el otro, asintieron al mismo tiempo, nerviosos de lo que pudiesen encontrar al otro lado. Pero decididos al mismo tiempo.

Aioria abrió la puerta y se encerró en el baño, estaba seguro que en ese momento era la mejor opción, el lugar más seguro. Suspiró aliviado un momento, mirando frenéticamente a cada ángulo del baño, buscando algún medio que le ayudase a salir de ese apuro.

Los golpes de la puerta le hicieron brincar alejándose de ella, eran insistentes y poderosos, la puerta parecía sucumbir a los por esos golpes. Por alguna razón, se concentro en la bañera, abrió sus ojos grandes al ver que, como la mayoría de buenos hoteles este tenia un pequeño tubo conectado a una manguera metálica a manera de auxiliar para esparcir el agua.

Los golpes de pronto silenciaron, Aioria sintió su corazón latir mas deprisa, el sudor ya empapaba toda su ropa interior, podía oír claramente su respiración la cual trataba de apaciguar, pero el silencio era insoportable. Miro nuevamente aquel objeto largo meditando sus opciones.

¿Acaso Ikki se habría dado por vencido?

Claro que no, Ikki no era de los que se daba por vencido tan fácilmente¿entonces? Aioria medito un momento, quizás el moreno estaba intentado alguna treta. Tomo aquel tubo entre sus manos, dispuesto a arrancarlo y usarlo como su medio de defensa.

Pero…

La gene que instaba estas cosas en los hoteles, pensaban en esa posibilidad y habían diseñado demasiado bien la manguera de modo tal que no se pudiera arrancar tan fácilmente, por lo que Aioria se vio jalando con todas sus fuerzas sin éxito alguno.

Unos golpes en la puerta. Aioria se congelo en la misma posición en la que estaba¿Quién podría estar llamando¿Acaso Ikki se habría calmado? P ¿era esa la treta?

-¿Aioria? – era la voz de aquel jovencito que hacia dos años le hubiese robado a su amada, aquel hermosos joven de ojos verdes que hacia dos años se había marchado de Japón para venir a radicar a Alemania y por el cual el patético Hyoga había intentado de todo para recupéralo, incluso el suicidio.

¿Qué demonios estaba haciendo allí ese chico?

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-¿y que tiene de malo? – preguntó Hyoga sentado en la cama mirando fijamente a su ex – jefe frente a la ventana, no podía adivinar nada de lo que pasaba en la mente de ese hombre, sin verle a los ojos o las muecas que pasaban en su rostro tampoco se podía dar una idea y su único medio era preguntarle.

Ikki pareció intimidarse ante ese sencilla pregunta, después de todo, ya le había contado todo, detalle a detalle, avergonzándose de cada palabra, poniéndose a si mismo en ridículo, y aunque el rubio parecía entender y tomarlo de manera normal, pera él. Eso era un asunto demasiado delicado.

-¡Todo!- se defendió el moreno girándose para encarar al rubio, poniendo su cara lo más ruda e impasible posible ante los ojos celestes confundidos de Hyoga que en cosa de instantes lo examinó. -¿No lo entiendes Hyoga? – continuo hablando caminando de un lado hacia el otro, estaba entre disgustado confundido… -No es tan fácil, soy un hombre importante de negocios ¿Qué van a decir de mi?

Hyoga le miraba atentamente, escuchando todo lo que el moreno tenia que decir.

-Es decir…. Tu no tienes problemas porque….-Ikki miró a yoga giro su rostro, volvió a verle y reanudo su caminata –Aioria merecer que le rompa toda su cara… 'es un degenerado –opto por cambiar el tema radicalmente, no podía seguir pensando en el mismo asunto.

Hyoga dejo de ver y escuchar por un instante a Ikki, dirigiendo su vista hacia la entrada del baño, donde shun hablaba a la puerta con palabras suaves o así le parecía, puesto que no podía escuchar su dulce voz y por la manera de mover los labios debía ser una charla tranquila.

Shun sintió la mirada de su recuperado amante, guardo silencio un momento devolviéndole la mirada d un modo dulce y sintiéndose sonrojar por un momento, como en esos primeros momentos vividos de un romance sin par.

-¿Lo prometes Shun? – volvió a inquirir Aioria desde dentro, su voz se oía un poco insegura, todo esto claramente no era lo que había planeado.

-Si, te lo prometo – aseguro shun mirando a su rubio el cual le asintió –Si Ikki se pone loco Hyoga y yo lo detendremos.

Aioria lo medito, sonaba bastante bien, pero no podía confiar, hacia unos minutos que había visto lo colérico y furioso que podía ser aquel hombre. Comprendiendo una vez más, porque le llamaban el fénix. Quito el seguro de la puerta con un claro sonido que alerto a Ikki del otro lado de la habitación, volteándose al instante, Hyoga quedo sentado poniendo atención a la cara del moreno, leyendo en ese rostro los siguientes posibles movimientos.

La puerta se abrió dejando ver a un asustado por dentro Aioria pero seguro de si mismo por fuera, Shun le sonrió, pero Ikki apretó los puños, tensando sus músculos para un ultimo asalto.

Se contuvo…… le miró fijamente, dio un paso, lentamente luego otro, se detuvo. Aioria vaciló, pero salio del baño al verlo quieto, con el rostro serio. Camino alrededor de shun agradeciendo su ayuda, dio unos cuantos pasos mas hacia donde estaba Ikki que extrañamente parecía detenido por el rubio aunque este estuviese sentado en la cama sin siquiera verlo.

Aioria se detuvo, ana sonrisa pareció en los labios del moreno, de esas que le helo la sangre, le congelo el movimiento corporal y alcanzó a dar un paso hacia atrás mientras oía…

-Hola de nuevo viejo amigo- de labios de Ikki, en un claro tono sarcástico.

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Aioria corrió con todas sus fuerzas por el pasillo, resbalando en esa curva tan pronunciada, su corazón latía a mil por hora y sus instintos solo le gritaba ¡Corre, la puerta del elevador estaba a menos de cien metros, se puso de pie tan rápido como su cuerpo se lo permitió.

Miro detrás y vio a un Ikki armado con un florero lanzándolo hacia donde estaba. La cerámica reventó en el muro provocando en Aioria recorrer esos últimos metros a gran velocidad. Podía escuchar detrás de si, la voz de Hyoga tratando de detener a Ikki y la de Shun pidiendo a Hyoga que se cuidase…

Asustado choco contra la puerta del elevador, presionado repetidamente el botón que llamaba el aparato, se giro en seco asustado al ver a Ikki, el rubio le había dado alcance tumbándolo al suelo de una manera estrepitosa, y ahora el moreno luchaba con Hyoga para liberarse, Aioria aprovecho para seguir apretando el botón en claro estado de pánico.

El sonido suave que produjo el elevador al llegar al piso calmo un poco al alterado Aioria, volviendo sus ojos a Ikki, quien había logrado deshacerse de Hyoga con algún golpe y se hacia ovillo lamentándose siendo al mismo tiempo atendido por Shun.

Las puertas se abrieron en el momento indicado.

Pero a Ikki lo detuvo algo más, provocándole en su cara una sonrisa de enorme victoria, una tremenda cara, deteniéndose donde estaba.

Aioria se volvió para entrar al elevador, chocando de frente contra alguien más, o varios. Su piel se tiñó de un blanco casi perfecto, retrocedió un par de pasos trastabillando y cayendo de pie, no podía creerle a sus ojos.

-¿Aioria?- pronunció la suave voz de Shaka aun el elevador.

-¿Es este el sujeto? – hablo uno de los hombres a uno de los costados de Shaka, sus ropajes grises y elegantes, con unos cuantos aditamentos le revelaban como oficiales de la policía.

-Es él- respondió tras un breve silencio cruzando su mirada con el atónito y asustado Aioria. Los dos hombres asintieron y caminaron hacia Aioria, Shaka bajo la vista un momento.

-¿Qué están haciendo¡no pueden hacerlo! – comenzaron los reclamos de Aioria al ser levantado por los dos agentes policíacos, y ser esposado. -¿Qué haces Shaka mi amor? – gritó aun más, provocando la curiosidad en otros huéspedes del hotel.

Los dos policías le dijeron sus derechos a Aioria caminando de vuelta hacia el elevador, mirando alternativamente a Ikki y a Shaka….

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-¿Crees que aun podamos ser pareja? – pregunto shun con una gran sonrisa, respondida de inmediato por Shaka

-Claro que si – sonrió, tomando con su mano la suave mejilla del joven.

Un breve tosido a su lado le recordó que si quería hacer esa clase de caricias, debían ser, lo menos posibles, lo que le hizo soltar una pequeña risa.

-Creo que alguien se pone celoso- se burlo Shun con una amble sonrisa en el rostro, Shaka asintió ladeando un poco su rostro.

-Aquí están los boletos, cuatro– apareció Hyoga claramente alegre, volviendo a ser ese chico alegre y entusiasta de años atrás, alzó una ceja al ver la escena, más no le dio importancia.

-Espero que no hayas comprado los económicos patito – gruño Ikki con los brazos cruzados a un lado de Shaka.

-Ikki no comiences – reprendió Shaka suavemente

-A nuestras estrellas lo mejor – se justificó el moreno girándose ocultando el breve rubor en sus mejillas. Shun pareció reír un poco.

-KLM anuncia su salida a Moscú, todos los pasajeros pasen a abordar por la sala C – anunció una suave voz femenina por los altoparlantes del aeropuerto de las 13.45

-Nuestro vuelo – exclamo Hyoga.

-¡Allí están! – se oyo una voz infantil gritar desde el fondo del pasillo, los cuatro se giraron, sonriendo al ver las fans abalanzarse, Hyoga sin dudarlo literalmente cargo en brazos a Shun y hecho a correr en rumbo contrario buscando al mismo tiempo la famosa sala

-por todo lo bueno – exclamo Shaka estrechando la mano de ikki y echando a corre tras Hyoga y Shun.

-Desde aquella noticia esos cuatros atraen siempre problemas – sonrió un hombre al ver los cuatros pasar la zona de "registro" a toda velocidad, escapando de la turba.

-es lo malo de ser muy buenos patinadores – suspiro la compañera de este sin quitar la vista de aquellos y al mismo tiempo preparándose para lo peor con aquella turba…

.:.°.:.O.WA.RI.:.°:.