Buenos días, buenas tardes o buenas noches, según la hora que sea cuando leáis esto. Lo primero va a ser pedir disculpas por la tardanza. No creo que os interesen demasiado las explicaciones comparado con todo el tiempo que os he hecho esperar. Solo diré en mi defensa que me he ido de vacaciones de mi pueblo (perdido entre montañas y casi sin teléfono, por lo que tampoco hay Internet) y luego me fui a hacer turismo y tampoco pude conectarme, así que, ahora si, he vuelto y espero poder subir un capitulo por semana.
Se me olvidaba y aunque es obvio, lo pongo por si acaso. Todo lo que está en presente es el tiempo real, y lo que está en pasado es la historia que cuenta Virginia. Por cierto, no soy muy dada a poner nombres en Internet, pero Ginny es mi personaje preferido de Harry Potter porque es la tocaya de mi mejor amiga, es decir, su compañera de nombre. Os puedo asegurar que ella se llama así y no es ningún diminutivo, pero al tener las dos nombres algo raros (el mío tampoco es demasiado común, aunque es precioso y la gente lo suele escribir mal), nos fuimos a informar de donde venían, y a lo que iba, Ginny es un diminutivo de Virginia, no de Ginger ni de Ginebra, pero cada cual que la llame como quiera. En mi fic va a ser virginia o Ginny, ya que a mi amiga no le gusta nada que digan que Ginny es un diminutivo de otro nombre que no sea Virginia.
Sin mas demora y pidiendo mil disculpas, aquí va el tercer capítulo de LÁGRIMAS DE OTOÑO
Capitulo III:
Cuando desperté a la mañana siguiente me desperecé y me quedé un rato pensando en todo lo que había pasado y lo que me habían dicho. Esas malditas ganas de llorar seguían en mi interior junto con un vacío fuera de lo común, pero desde que tuve aquel encuentro con mi amigo Tom decidí ser una persona fuerte. Aguanté las lágrimas y decidí bajar a desayunar con la mejor de mis sonrisas falsas, en cierta parte también para evitar preguntas inoportunas que amenazaran mi integridad. Cuando estaba bajando vi en mi reloj de pulsera que aun era muy pronto, así que siendo precavida repasé mis deberes de pociones para que Snape no pudiera ponerme una mala nota. Bajé al comedor y cuando iba a girar una esquina note como algo se enredaba en mi pie y caí. Al mirar hacia arriba vi la túnica de un Slythering, más concretamente de Blaise Zabini, que estaba con Parkinson y Malfoy riéndose a carcajadas. Me echó una última mirada de desdén y se perdió por la puerta del gran comedor. Malfoy, rezagado, me echó una mano para levantarme. Por suerte no había nadie en el pasillo, así que dijo:
Dile a Ron que le espero en la puerta del despacho de Dumbledore a las 21:00. A él a Harry y a Hermione.
Asentí mientras le veía irse al gran comedor. Desayuné y pasé el día casi sin darme cuenta. Le transmití el mensaje a Ron y me encaminé a mi última hora de clases. En pociones me lo pasaba bien, porque me gustaban mucho, pero Snape era odioso. Yo estaba segura de haber hecho todo bien en mi poción, pero justo cuando el profesor pasó por mi lado, mi poción explotó y empezó a salir un humo rosa pálido. Después de gritarme un poco, dijo delante de toda la clase que yo era un desastre y que debía quedarme para cumplir un castigo. Estaba roja hasta las orejas y no sabía que decir, así que me quedé de pié mirando al suelo. Cuando todo el mundo salió de clase y se habían alejado un poco, Snape empezó a hablar:
Señorita Weasley, tiene la nota máxima en esta poción, pero no se acostumbre.- Yo no sabía que decir, mi poción había explotado, pero al ver mi cara de confusión Severus siguió hablando. – No se confunda, la poción la eché a perder yo, y si no hubiera estado hecha a la perfección, no hubiera explotado con ese humo rosa pálido. – No me dejó hablar y me soltó una parrafada enorme. Algo como... – Bien, es usted una de mis mejores alumnas, no lo niego, aunque no me guste que sea Gryfindor. Pero a partir de ahora necesitará una coartada para tomar unas clases extra de defensa, ya que el señor tenebroso va a por usted, ya sea para que se una a él, o para matarla. Compartirá las clases con su hermano, con Potter, con Granger, con Malfoy y con Longbottom. Las clases empiezan hoy, dentro de una hora, pero usted puede saltarse la primera, aunque le pediría que estuviera en el despacho de Dumbledore a las 21 horas. También le pediría que dijera que está usted castigada durante todo el curso en esa hora que duran las clases para no levantar sospechas. ¿Entendido?
Claro profesor- me dispuse a marcharme pero me arrepentí y me di media vuelta- ¿Puedo hacerle una pregunta?
Hágala y punto, no pregunte.
¿Sabe algo de mis padres? Es que no me han mandado cartas en dos días y eso es raro. Estoy preocupada.
Señorita, sus padres están perfectamente, solo están siendo escondidos como protección.
Muchísimas gracias profesor.
Cuando iba por el pasillo me encontré con Malfoy y Zabini, y como no, con mi mala suerte, caí, pero unos brazos me agarraron antes de tocar el suelo. Me sorprendí, porque había sido Malfoy quien me había agarrado y porque...
Espera, espera, ¿cómo te acuerdas de todo eso que pasó hace años?
No lo sé, son cosas que fueron muy importantes para mi, todas me sorprendieron.
Oigo un ruido, y alguien entra a la habitación. Espero que no sea Ron porque amenazó con hacerme algo muy doloroso si le contaba mi pasado real a alguien, es un paranoico y dice que igual es peligroso, pero... ¿Qué puede haber más peligroso que el apellido de mi marido y el mío juntos? Veo aparecer una cabellera rubia...
Me has asustado, ¿Aún no has aprendido a llamar a las puertas? – Estoy un poco enfadada por su falta de respeto.
¿Qué hacéis? – Se acerca peligrosamente a mi. Pone sus manos alrededor de mi cuello.
Por favor – baja las manos a mis hombros y empieza a darme un masaje. – Draco, estoy hablando
¿No estarás incumpliendo la promesa que le hiciste a tu hermano?- dice girando mi cabeza para que le mire a los ojos, en este momento son fríos, demasiado fríos – Las promesas no se incumplen Virginia, pero ya que has empezado dime por donde vas e igual te puedo ayudar en algo. – Me sonríe y yo a él.
Gracias cariño. Mire, este es mi marido, Draco Malfoy. Así tendremos dos puntos de vista distintos y podrá enterarse mejor de la historia.
Él coge una silla y se sienta al lado mío con el respaldo por adelante y los brazos apoyados en él.
Ahora vas a escuchar la historia contada desde su punto de vista, bueno, desde donde nos habíamos quedado.
(DRACO)
Bien. Yo iba tranquilamente hablando con Zabini sobre le misión que me había encomendado Voldemort. Detrás venían Pansy y mis dos matones hablando de tonterías. Una de las veces que miré hacia delante, la vi girar por la esquina del final del pasillo y le di un codazo a Blaise. Cuando se tropezó al pasar por nuestro lado solo pude pensar en cogerla para que no se hiciera daño, así que lo hice. Los tres que iban atrás me miraron raro y yo me quedé en blanco, pero la agilidad de Zabini me sacó de ese apuro.
Lástima que seas una Weasley, si no serías una pareja perfecta. Poderosa, hermosa, inteligente y con un corazón lo bastante oscuro como para unirte a nosotros – Sonrió cínicamente, si Zabini no hubiera estado de mi lado, le hubiera partido la cara – Solo piensa en las ventajas que te dará. Podrías ser su segunda mano derecha, después de Draco. Él te quiere mucho, no dudo incluso que quiera que seas su reina o la de su servidor más poderoso.
Noté como a Vir le daba un escalofrío. No quería que Parkinson empezara a hacer preguntas porque sabía que era inteligente. También era un mortífago, pero era por obligación. Su padre la obligaba a que lo fuera y a pesar de todo no sabia si le era fiel o no, pero si por ella hubiera sido, no hubiera tenido relación con Riddle nunca. Ahora me niego a llamarle Voldemort o Quien Tu Sabes, me gusta llamar a la gente por su nombre. Blaise, Pansy y los matones doblaron la esquina y entraron a nuestra sala común. Sabía que Blaise no iba a dejar que se quedaran espiando, así que tranquilamente comencé una conversación.
¿Estás bien? – Pregunté mirándola fijamente
Sí, gracias. ¿no querrás en serio que me una a su grupo, no?- me dijo mirándome con cara de asco.
Yo no quiero que te unas, y tampoco lo voy permitir y Blaise lo sabe.
Ese chico es un enigma, ¿cómo que lo sabe?, ¿no sabrá que eres un espía?
Si, lo sabe – me miró con terror y eso me hizo sentirme bien porque comprobé que le importaba – pero tranquila, que no dirá nada.
¿Cómo estás tan seguro? – su voz tembló.
Porque Zabini es mi mejor amigo, nos apreciamos mucho, sabe guardar un secreto y además porque él también es un espía para Dumbledore.
¿A sí? Nunca me lo hubiera imaginado... De ti tampoco, pero...
A él no le obligaron a ser mortífago como a mí, pero siempre ha estado a mi lado y no quiso dejarme solo es esto. Yo hubiera hecho lo mismo por él.
Nunca imaginé ese grado de lealtad entre dos Sly.
Somos amigos desde siempre, como hermanos. Antes que slythering están nuestros sentimientos. Además el anda detrás de Parkinson.
¡Ah! Por cierto, ¿Para qué quieres ver a mi hermano? Es que el profesor Snape me ha convocado en el despacho del director a las nueve en punto y he recordado que a esa hora querías ver allí a mi hermano y sus amigos.
Solo sé que el director nos convocó allí. Y tu ¿qué hacías tan tarde en el despacho de Severus?
Él arruinó mi poción porque necesitaba algo con que castigarme. Me dijo que iba a dar clases con vosotros porque Voldemort iba detrás de mí. Lo último lo sabía, pero no pensaba que fuera tan grave.
Ya, te tienes que preparar en un mes, acabado ese plazo a mi me matará y a ti lo intentará.
¿Y estás tan tranquilo sabiendo tu destino? ¡¡¡¡Vas a morir!!!- me encantaba verla preocupada por mi.
No voy a morir, llegado el momento huiré a un lugar seguro junto a Black, creo que esos son los planes de Dumbledore.
¡Oh! ¿Y si yo me hiciera mortífaga- hizo una pausa para asimilar lo que acababa de decir- tu sobrevivirías?
Si, e incluso me darían más poder
Mmm...
No, ni se te ocurra. No voy a dejar si quiera que pienses en esa posibilidad.
Es cosa mía que no te pase nada, soy tu protector.
Muchas gracias, pero se cuidar de mi misma y haré lo que quiera, no pensaba hacerme mortífaga si es lo que crees.
Menos mal, me quitas un peso de encima.- Ella empezó a caminar por el pasillo cuando le dije- ¿Querrás salir algún día conmigo? En plan de amigos y eso.
¿Solo como amigos?- Se dio la vuelta sonriendo- ¿No podría ser como algo más?- Y simplemente, se fue.
