Había hablado con Missa acerca de mi estado de ánimo y ella me proporcionó una poción para que, en los momentos peores de esta etapa, pudiera seguir adelante. Era cierto que me estaba ayudando mucho, pero después de la charla de mi hermano me di cuenta de que no debía tomarla tanto. Aún así de ahí a la adicción había un trecho bastante largo. ¿O no? Yo pensaba que no era adicta, simplemente eso me ayudaba, por lo tanto lo utilizaba a mi favor y lo controlaba. Me enfadé con mi novio por hablar de mi a mis espaldas con mi hermano. Me enfadé con mi hermano por no confiar lo suficiente en mi buen juicio. Pero sobre todo me enfadé conmigo misma porque, en lo que tardé en llegar desde el sitio en el que había hablado con mi hermano hasta el bosque prohibido, me había dado cuenta de que en el fondo ellos tenían razón. Yo no quería sufrir y esa poción era la alternativa a ello. Lo que quiero decir es que si bien no estaba enganchada como ellos creían, estaba haciendo algo también muy nocivo para mí misma, estaba huyendo de mis problemas. Me interné un poco en el bosque sabiendo que no estaba haciendo bien y me subí a un árbol en busca de tranquilidad.
A lo lejos observé como Ron se juntaba con sus amigos y le odié. Le odié con todas mis fuerzas porque esos eran también mis amigos y yo debería estar ahí. Tenía envidia de él y no podía evitarlo. En ese momento me arrepentí de lo que era y deseé no haber acudido a esa ceremonia de iniciación, pero enseguida deseché esos pensamientos y me maldije a mi misma, porque desear eso era como desear que Draco estuviera muerto por protegerme, y con eso si que no hubiera podido seguir viviendo. Descargué mi enfado llorando, cosa que últimamente hacía a menudo y bajé del árbol. Me fijé que había una figura observándome agazapada entre los árboles, pero pensé que sería algún mocoso huyendo de un castigo por adentrarse en el bosque.
No tenía ganas de nada, pero hasta yo era consciente de que mis notas habían bajado, así que fui a mi cuarto a coger mis libros y bajé a la biblioteca. Había poca gente en esa parte del castillo y como consecuencia, había algunas mesas completamente libres. Elegí la más alejada de las ventanas que había, para no sentir la necesidad de perder mi vista por los terrenos que rodeaban ese segundo hogar. Logré concentrarme en mi trabajo de herbología durante un rato hasta que sentí como unas manos me rodeaban el cuello y un hormigueo recorrió mi espalda cuando unos labios se posaron en él
.-. No sabes cuanto me gusta que hagas eso. – Si había algo bueno en mi vida, era mi relación con cierto Slytherin al que cada día quería más.
.-. No sabes como me gusta hacerlo. – Se separó de mi y se sentó en frente. Me cercioré de que no había nadie cerca nuestro
.-. Tenemos que ir al despacho de Dumbledore, la profesora McGonagall me ha dicho que te buscara y que fuéramos lo antes posible, pero últimamente no se donde tengo la cabeza. Se me habia olvidado. – Le sonreí.
.-. Lo que pasa es que no eres feliz. – Bajó la mirada a la mesa y observo distraídamente mi tarea.
.-. Nadie lo es en estos momentos. Todos sentimos que la guerra cada vez está más cerca y el resultado puede ser desastroso y acabar con medio mundo.
.-. Pero Ginny, tu eres desgraciada, lo sé. Te observo siempre que puedo y no se si serás capaz de soportar todo esto.
.-. Ya, claro, la pequeña Ginny no puede soportar su vida. Pues no soy tan débil como todos creéis, ya te lo he dicho.
.-. Se que no eres débil, pero tampoco eres de acero. Lo único que todos queremos es que si te sientes mal, nos busques a alguno y hables con nosotros.
.-. Solo puedo hablar contigo y con Missa, se supone que el resto están decepcionados y todo eso. Recuerda que se supone que estamos en distintos bandos.
.-. Lo sé, pero al menos aun te quedan dos personas con quien hablar libremente, y no me negaras que te gusta poder estar conmigo en público.
.-. Mmm... por supuesto que me gusta. En público y en privado. – Sonreí de una forma pícara y levantándome un poco de la silla tiré de su corbata hacia mi. Le di un beso corto en los labios y cuando nos separamos se me quedó mirando.
.-. ¿Sabes, estás mucho más bonita cuando sonríes. – Me guiñó un ojo y se levantó. – Voy a buscar un libro mientras recoges tus cosas. Te espero fuera.
Recogí mis cosas y me encaminé a las estanterías a dejar un libro que había utilizado para un trabajo de pociones. Cuando pasé por delante de uno de los pasillos, noté como unos dedos se cernían sobre mi muñeca y me di la vuelta dispuesta a defenderme. Últimamente estaba un poco paranoica, pero quien no lo estaría si estuviera espiando al mago más temible de toda la historia de la magia. Al girarme vi a Parkinson algo nerviosa y miraba por entre los libros en todas direcciones como buscando algo.
.-. Ey! Tranquilízate¿quieres? Me has dado un susto de muerte. – Suspiré algo aliviada al comprobar que no era una amenaza.
.-. No puedo, Weasley, se que no hemos hablado mucho pero... bueno, necesito decirte algo que oí hoy de un compañero de casa. Pensé en pedirle consejo a Blaise, pero creo que deberías decírselo tu. Es que... no se como decirte esto... – Se estaba retorciendo las manos en un gesto inequívoco de nerviosismo.
.-. Vale, tranquilízate, respira hondo y lo más importante, comienza desde el principio. – Le sonreí para tranquilizarla un poco.
.-. Verás... Hace un rato escuché una conversación en la sala de Slytherin. Eran dos de los compañeros que se iniciaron con nosotros. Uno dijo que tenía órdenes de vigilaros a Draco y a ti, así que ten cuidado. Deben de sospechar algo, no metáis la pata.
.-. ¿Pero solo dijeron eso¿Que nos vigilaran? Bien bueno, no es tan raro, necesitan saber si soy o no leal a Voldemort de verdad. Es lógico, me esperaba algo así.
.-. No, no tienen órden de vigilarte a ti. De echo, no se por qué de tu lealtad no dudan. Dudan de la suya porque el otro día le vieron hablar con Potter como si fueran amigos de toda la vida. – Su vista no hacía más que recorrer las estanterías buscando a algún oyente inesperado. – No podía decirle esto a él, no soy capaz porque realmente no quiero descubrir de que lado está su lealtad, ya tengo claro donde está la mia y con eso tengo bastante...
.-. Está bien, voy a hablar con Draco, no te preocupes. – Mentalmente me pregunté sobre la lealtad de la chica que tenía frente a mí, en la batalla final la descubriría y después de todo, supuse que su lealtad sería siendo al lado oscuro, pues era una chica más bien débil y cobarde, aunque al fin y al cabo, eso pensaban todos de mi...
Si bien nadie podía estar seguro de que fuera una servidora del poder, pues si así fuera me tendrían que haber llevado a Azckaban por prevención, todo el mundo lo sospechaba y se alejaban de mi y además mi relación con Draco no ayudaba demasiado y era el principal factor por el que todo el colegio, menos los Slytherin, se alejaba de mi.
.-. ¿Sabes? Sé que los motivos del señor oscuro para vigilar a Malfoy no son infundados y él es tu novio¿no?. Tu le puedes proteger mejor que Blaise y yo que solo somos sus amigos. – Su mirada era suplicante. Esperaba una respuesta afirmativa.
.-. Se lo que me quieres decir, tienes razón, le protegeré si es preciso con mi vida. – La miré a los ojos. – Si necesitas hablar, estoy aquí.
.-. Gracias y cuídate. – Me dio una palmadita en el hombro y se fue.
Dejé el libro en su sitio finalmente y pensé la mejor manera de decirle a Draco que estaba a punto de ser descubierto. Mi mayor temor se estaba haciendo realidad y yo no podía hacer nada. Si alguno de nosotros era descubierto, el resto iría detrás y entre Draco, Zabini y yo sabíamos demasiado de la Orden... tanto que con la información de los tres podrían hacer bastante daño a la organización.
Al fin salí de la biblioteca y después de darle una buena excusa a miDracopor la tardanza nos fuimos directos al despacho de la profesora de transformaciones. No nos hizo falta llamar a la puerta, se abrió en cuanto llegamos.
.-. Siéntense por favor, en un minuto los atiendo. – La profesora guardó unos papeles en un cajón y lo cerró mágicamente. – bien, señorita Weasley, señor Malfoy.
.-. Profesora. – Nos quedó hasta bien decirlo a la vez...
.-. Les he mandado llamar porque necesitamos los nombre de todos y cada uno de los mortífagos que hay escondido entre los alumnos de Hogwarts. Sé que sería delatarnos y decir que tenemos un espía entre las filas del enemigo, pero necesitamos sacarlos del colegio o podrían hacer mucho daño.
.-. Me temo profesora que no sería un buen momento para delatarnos y decir que tenemos un espía. – No podía permitir que se supiera la existencia de un espía si sospechaban de mi novio. Podían matarlo, o incluso cosas peores.
.-. Virginia, no lo entiendo. Nunca es un buen momento para delatarnos... – Siempre tenía que abrir la boca en momentos poco adecuados. Le miré mal y seguí como si él no existiese.
.-. No lo entiende, ellos sospechan de Draco. Sería como arrojarlo a los leones, no podemos hacer eso en este momento. – Él se quedó con la boca abierta y tardó un rato en reaccionar. Rato que la profesora y yo utilizamos para hablar algo más.
.-. ¿Cómo? Esto es terrible. Dejar a todos los nuevos mortífagos aquí nos arriesga a un ataque directo al colegio, lo que dañaría en gran medida a toda la Inglaterra mágica. Sacarlos es delatar al joven Malfoy y ya de paso al señor Zabini. Y por su puesto a usted, puesto que los tres pasan el día juntos y sería algo sospechoso. – Estaba histérica y caminaba de un lado al otro de la habitación. Calló un rato y apretó los labios al pensar, gesto que solía hacer bastante a menudo. – Esperen aquí un segundo que voy a buscar al director.
.-. ¿Por qué no me lo habías dicho? – Soltó Draco de repente cuando McGonagall salió del despacho. – Debería haber decidido yo si se lo decía o no.
.-. ¿Se lo habrías dicho? – Pregunté mirándolo a los ojos. – Y no me mientas...
.-. Supongo que no. – Dijo bajando la mirada. – Hubiera dado los nombres y seguramente me hubiera delatado...
.-. Y con ello a todos nosotros, así que hice lo mejor para todos.
.-. Quizá no hubieran sospechado de vosotros. Seguramente solo hubieran sospechado de mi, e incluso habría reconocido que había sido solo yo. Y una vida no se puede equiparar a las miles de vidas que se perderían si hubiera un ataque directo al colegio.
.-. Eso no me vale, no quiero enviudar sin haberme casado. Además sabes que de mi si que hubieran sospechado y más teniendo en cuenta que ya no tendría nada que salvar en ese mundo oscuro y me hubiera delatado a mi misma. – Le tomé la mano y le besé el dorso.
.-. ¿Por qué? – Hizo un rápido movimiento de manos y en un instante cogió él el control sobre la mía y se la acercó a la cara. – ¿Por qué siempre llevas razón? – Finalizó besando mi palma.
En ese momento entró el director en la pequeña habitación y se sentó en la silla de la profesora.
.-. Señores... Esto supone un gran cambio en nuestros planes. Tan grande que vamos a mandar a todos los alumnos a casa anticipadamente. Creo que lo mejor es no exponer a los alumnos a un riesgo de ataque, y que los tres espías que ahora hay entre las filas de Tom os alojéis en el cuartel de la Orden por un tiempo. Allí cambiaréis de identidad, de imagen y os llevaremos a empezar una nueva vida alejados los unos de los otros. Algo para que no se os pueda relacionar con nada, a poder ser, una vida como muggles. Cuando estéis a salvo, un accidente acabará con vuestras vidas, un accidente ficticio, por supuesto, y cuando todos vuelvan de las vacaciones, arrestaremos a todos los alumnos iniciados que ustedes dos me dirán en algún momento antes de irse.
.-. Pero profesor...
.-. No hay peros que valgan señorita. Esto es indiscutible, entiéndanlo, es por sus vidas. – El profesor nos miró con compasión al ver como Draco apretaba los puños con frustración y mis ojos se aguaban. – Pero eso no quiere decir que no se vayan a ver más, seguro que el destino les unirá de nuevo. Ahora vayan a hacer las maletas, ustedes serán los primeros en partir dentro de tres días. El señor Zabini será avisado esta misma noche y se unirá el día de partida con ustedes en la entrada a las 7.30. Sean puntuales.
Era oficial, en estos momentos de mi vida había tocado fondo y solo tenía dos opciones, seguir caminando por ese fondo o volver a salir a flote. Afortunadamente siempre he sido una persona fuerte y pensé al menos intentar salir a flote y pasar los mejores últimos días conDracoque pudiera pasar, puesto que según las palabras del director, no lo vería en mucho tiempo, si es que algún día volvía a verle. Me levanté reteniendo el llanto al menos hasta subir un par de pisos, justo la mitad para llegar a mi sala común. Entonces, sin poder aguantar más me lancé a susbrazos y lloré, lloré por mucho tiempo mientras me acariciaba el pelo. Él no dejó escapar una sola lágrima, pero su tristeza se reflejaba en sus ojos. Debía hablar con él pero ahora no podía. Poco a poco nos fuimos resbalando hasta llegar al suelo y me recosté sobre sus piernas para seguir llorando. Tanto tiempo estuvieron mis ojos derramando tan agotadores cúmulos de agua que al final, rendida, me dormí sobre él.
Un rato después sentí como si mi cabeza se agitara y volví a oír una voz que me llamaba, igual que la noche del hospital. Abrí los párpados pesadamente y vi unos ojos verdes muy brillantes. Me asusté un poco pero en seguida los reconocí y recordé porque estaba dormida, aunque me descolocó un poco encontrarme en la sala común de Gryffindor en vez de en un pasillo abrazada a Draco.
.-. Encontré a Draco en el pasillo contigo encima y me pidió que te trajera. Tenía algunas lágrimas en la cara, pero ya sabes como es, nunca lo reconocería... Y viéndote a ti me he dado cuenta de que tu has estado llorando también, y por el rojo de tus ojos, diría que por mucho rato. – Me miró con unos ojos llenos de tristeza que destrozaron el poco auto control que tenía y una lágrima rebelde siguió el rastro que antes habían dejado sus compañeras. Aún así conseguí no derramar ninguna más. Y serené mi voz.
.-. Tengo que despedirme de este castillo en tres días. No puedo volver aquí. Al menos hasta algo después de que acabe la guerra, si esto no se ha caído o si yo no he muerto. Tengo tres días para despedirme de ti, de mi hermano, de Hermione, de Missa, de todos... – En ese momento Missa bajaba por las escaleras y me miró con tristeza, nunca me lo dijo, pero aún sigo creyendo que ella sabía todo lo que había pasado. – Y no tardaré mucho en dejar toda mi vida atrás, hasta dentro de muho tiempo...
.-. Pero... Llamarás, escribirás o vendrás en algún momento a vernos, aunque te escondas. Sirius lo hizo. – Con el tiempo Harry y yo éramos casi hermanos, aunque ya tuviera demasiados. Vi refulgir una chispa de esperanza en sus ojos.
.-. Harry, cariño, los cambios de identidad son así, como la protección de testigos del mundo muggle. Cortas con toda tu vida y empiezas una nueva de cero. Sin comunicar con nadie, sin visitas... nada. – Missa me miraba con los ojos aguados, e iba a dar mucha pena dejarla atrás, igual que al resto.
.-. Exacto. Dentro de unos días algo provocará la muerte de tres jóvenes estudiantes y oficialmente Zabini, Malfoy y la pequeña Weasley estarán muertos. Empezaremos una nueva vida como muggles y no podremos intervenir en la guerra, aunque será inevitable que estemos en los últimos días, en la última batalla, pues toda ayuda será poca y bien recibida.
Agaché la cabeza sintiéndome peor que nunca en mi vida. Mis rodillas fallaron y doblándose, golpearon contra el suelo produciendo un sonido sordo contra la piedra. Reconozco que me hice daño, pero en ese momento el dolor físico no me importaba, era como si fuese incapaz de reparar en él y por enésima vez me pregunté dónde estaría mi límite, pues unas horas antes pensaba que había tocado fondo y no era cierto. Esta situación me asfixiaba cada vez más, no podía respirar y como un flash que enseguida deseché, me llegó a la mente el pensamiento que menos me ha gustado de todos los que he tenido, pese a que ese pensamiento se hizo realidad. Quizá lo mejor era empezar de nuevo, todo nuevo, incluso pareja nueva. Las cosas aquí sólo podrían ir a peor y sólo me harían sufrir.
Quizás si dejaba todo atrás conseguiría ser feliz, o al menos, algo más feliz.
Notas¿Retrasarme yo¡Que va! Solo un año. No os voy a explicar porque tanto retraso, en cierto modo, da un poco igual, el caso es que me he retrasado, pero son las primeras vacaciones que tengo en un año y eso por suspender en junio y tener que examinarme en septiembre. Bueno, solo espero que os guste este capítulo que he hecho sin nada de inspiración porque ha dicho que para estudiar no se necesita y que volverá cuando descanse y parece que algún día si que se ha pasado por su antigua morada. Gracias por leer, y si realmente esto lo lee alguien que me lo haga saber por un review, porque en el ultimo capitulo que subí solo me dejó una persona y porque sabia que me deprimió no recibirlos. Weno, gracias por leer y gracias por decirme en que cosas he fallado.
