Siiii lo seeee he tardado una eternidad en actualizar, pero esque tenía una falta de inspiración tremenda, y encima con los examenes... bufff ke horror. Prometo que a partir de ahora actualizare cada poco tiempo, el capítulo cuatro casi esta... lo sientooooo....
Capítulo III: Errores a corregir para las proximas Navidades...
-¿Qué? –preguntó el licántropo, confundido. Ni toda la preparación psicológica del mundo podría haberle defendido contra eso. –¡James, tienes detrás a todas las chicas del colegio, no puedes ser gay! (NA: ejem, ejem ¿qué tiene que ver eso? ¬¬)
-Baja la voz, ¿quieres? –dijo James mirando las paredes de la sala como si de repente fuera a salir alguien de ellas.
-¿Por qué me has contado esto? Yo... yo... –Remus se puso a tartamudear, todavía no se había repuesto de la impresión.
Pero James contestó a su pregunta sin más rodeos.
-Te lo he contado porque te quiero. –murmuró.
El licántropo miró fijamente el rostro del chico a la luz dorada de la vela. La tenue luz daba un aspecto lúgubre a su cara. Intentó convencerse de que no había oído aquello, pero desgraciadamente sí que lo había oído.
-James, yo... Todo el mundo tiene algunas sospechas sobre su verdadera sexualidad, es completamente normal. A mí también me pasa. Pero solo es eso... Una sospecha. –dijo con voz comprensiva. –Tú... tú no puedes ser eso James.
James le miró dolido.
-Moony, por favor... –dijo con la voz quebrada. –Vete. No lo entiendes. Necesito... estar solo un tiempo.
Remus mantuvo una intensa lucha interior consigo mismo. Por una parte, quería huir de allí, quería olvidar lo que había oído, y por otro lado, tenía que consolar a James.
-James... –murmuró por fin. –Somos amigos. No me había planteado nunca esto, por favor... No puedo darte una buena respuesta ahora.
James comprendió que se estaba comportando de una manera un poco egoísta.
-Lo siento. –se disculpó. –No debería haber... –James calló de repente y se apartó la mirada hacia el suelo. –Da igual ahora. Está echo.
Remus sólo negó con la cabeza inseguro, se levantó y se dirigió a la puerta.
-Deberías calmarte un poco antes de volver a la habitación, James. A veces, estar solo pensando ayuda. A mí me funciona. –dijo antes de salir.
James suspiró, destrozado. Remus se lo había tomado mejor de lo que esperaba.
tñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñt
Lily entró en su habitación como un fantasma y se sentó en su cama. No tenía sueño.
Se levantó y se sentó en la cama de Eloise. Estaba dormida. Sus tirabuzones dorado-castaños y largos estaban esparcidos por toda la almohada, como una cortina. Lily sonrió al verla tan inocente. Normalmente no era así.
En un acto reflejo, la abrazó casi despertándola. Después de esto se levantó, cerrando la cortina tras de sí y se sentó en la cama de Andrómeda.
Los ojos azules de los Black le sobresaltaron en la noche demasiado tarde como para reaccionar.
-¿Otra noche sin poder dormir, Lils? –preguntó sonriendo.
-Si... –suspiró Lily no muy convencida.
Andrómeda arrugó la nariz en un gesto comprensivo y se sentó en la cama.
-Yo tampoco puedo dormir desde hace noches... Quédate aquí y nos dedicamos a hablar un rato, así sería mucho menos aburrido.
Lily asintió con cara de felicidad y se metió en la cama de su amiga.
tñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñt
A lo largo de los siguientes días, me estuve viendo con Lily mucho más de lo que solía. Nuestros encuentros se expandieron a casi todas las noches. Las clases se volvían una especie de ballet de miradas, un rastreo en el que el mínimo detalle parecía una nueva pista.
Llegó un momento en el que pensé que sin ella ya no podría vivir. Absorbía por completo mis pensamientos. Pasó un mes, dos meses, y llegó la Navidad a duras penas, y con ella... el baile.
Todo estaba preparado en el Gran Salón para la fiesta de Navidad, todo... menos ella.
Yo había estado ayudando a Remus y al resto de prefectos a adornar la sala –no por iniciativa propia, no os creáis– creyendo que ella, como prefecta, también estaría allí.
La mala suerte fue que hubiera ido con la brigada navideña para ayudar a los elfos domésticos a colgarles a las pobres lechuzas borlas de colorines... huid lechuzas, huid...
Así que tuve que tragarme el marronazo de colgar setecientas cincuenta y siete bolitas (y creedme que las conté) por las paredes del comedor. Un rayote de bolitas, por cierto.
Después de toda la tarde colgándolas por la pared (según las ordenes de Remsie, cómo no) apareció Dumbledore con una sonrisa, nos felicitó por el trabajo y con un sólo movimiento de varita las recolocó a su gusto por todo el comedor.
En ese momento me conté entre los alumnos que sintieron extraños deseos de hacerle tragar las bolitas al director y colgarlo del árbol de navidad con la barba tintada de rosa.
Dumbledore se debió de dar cuenta de que yo no era el único, porque, sin dejar de sonreír, salió del comedor como quien no ha roto un plato en su vida.
Con la confusión aproveché para poner tierra de por medio entre el trabajo y yo y me fui a buscar a James que estaría haciendo el vago por ahí o preparándole un "regalito" de Navidad a Snape.
Lo encontré haciendo ambas cosas (este Prongs siempre superando las expectativas) tirado en el sofá de una antigua sala de profesores que había sido abandonada un par de años atrás, cuando unos "gamberros" la gasearon con polvos picapica mágicos...
Este incidente coincidió misteriosamente con la búsqueda de una nueva base de operaciones para los merodeadores. Lo malo era que aún picaba.
-¿Qué tal Prongs?
-No muy bien, la verdad, estaba pensando... ¿cuánto tiempo llevamos sin gastarle una broma a Snape?
-¡Es verdad, ya llevamos dos semanas! –dije, como si no me hubiera dado cuenta.
-Demasiado... –contestó Prongs, poniendo cara lastimera. –¿Crees que estamos perdiendo facultades? –añadió en un gesto melodramático.
-¡NO! –contestamos los dos a la vez.
Todo emocionado, me senté de golpe en el sofá sin recordar los polvos picapica...
tñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñt
Lily estaba persiguiendo a una lechuza gris del colegio por los pasillos cercanos a la lechucería cuando se encontró otra vez con Snape. En esta ocasión estaba escondido detrás de una estatua y espiaba el pasillo siguiente con detenimiento.
Se acercó por detrás, curiosa.
-¿Qué haces, Snape? –preguntó. Severus pegó un salto. Casi se estrella contra el techo. Se giró atemorizado y miró a Lily con desprecio.
-No estaba haciendo nada malo, así que aléjate de mí.
La chica le observó atentamente un momento. Los ojos oscuros de Snape se dirigían nerviosos una y otra vez hacia el pasillo.
-No pensaba que estuvieras haciendo nada malo. –dijo por fin la pelirroja.
Snape se quedó un momento desconcertado, tiempo suficiente para que Lily desapareciera pasillo arriba.
tñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñt
La fiesta alcanzaba su parte más interesante. Los profesores estaban ligeramente bebidos, lo suficiente para estar de constante risa tonta y buen humor, y los alumnos estaban empezando a descontrolarse.
En la pista de baile todos estaban unos encima de otros, y nadie estaba ya sentado en las mesas desperdigadas por los bordes del comedor. ¿Nadie? No, nadie no. Nosotros aún estábamos sentados felizmente en una de las mesas mas apartadas, y ya era todo un mérito, aunque esté mal que yo lo diga.
No pasaban cinco segundos sin que pasara alguien por allí con una sonrisa tentadora (y con alguien me refiero a todas Gryffies de séptimo curso)
Además, el plan de los merodeadores para esa noche incluía que ninguno de nosotros tuviera que soportar a ninguna pareja pegajosa y mete mano que nos estorbara en nuestros planes.
Parecía que Remus y James lo tenían fácil, Peter no sé que en estaría pensando tan callado, aunque tampoco lo quiero saber. Y lo que es a mí, estaba buscando con la mirada a mi pelirroja, haciendo posturas un poco extrañas en el sillón.
Esto ocurría hasta que una de ellas era tan extraña que James y los demás se me quedaban mirando y yo me moderaba un poco aunque seguía absolutamente a mi bola. Cosa difícil ya que Jamesie nos hizo repetir el plan por lo menos siete veces hasta estar contento y dejarnos respirar...
¿Pero donde estaba esa pelirroja?
-Sincronizando relojes... –murmuró James dándome un codazo y sacándome de mis pensamientos.
Todos tocamos los relojes con nuestras varitas y nos preparamos para iniciar la primera fase del plan "acabar con el mocho negro".
La primera parte del plan se completó tras al desaparición de Dumbledore, de la que se encargaron Remus y Peter.
James y yo comenzamos nuestra carrera en busca del objetivo, Snape.
-¡Puerta principal norte, James! –señalé. El Slythy había notado algo raro e intentaba escapar como un conejo.
-¡Rápido Padfoot! –contestó sacando la varita.
Dos hilos azules salieron de las puntas de nuestras varitas, algunos de los alumnos miraron en la dirección del hechizo, pero para la mayoría pasamos desapercibidos hasta que Moony y Wormtail salieron al paso del atemorizado objetivo, que desvió nuestros cables con maestría, como habíamos previsto.
Wormtail lanzó un hechizo anulador que fue bloqueado, dando tiempo suficiente a Moony para crear una máquina depiladora con la punta de su varita. A estas alturas todo el mundo se había enterado ya de lo que estaba pasando y se arremolinaban, curiosos.
Dos cables azules salieron sincronizados de mi varita y la de James, y esta vez dieron en el blanco, anulando los intentos de Snape por liberarse de su atacante.
Remus estaba a punto de decir el encantamiento elevador para subir a nuestro conejo hasta el techo del comedor:
-Wingardium leviosa...
-¡FINITE INCANTATEM!
Una voz potente y dura hizo retumbar la sala, sin duda había sido provocada por un sonorus. Sonó justo detrás de mí... Snape cayó al suelo, al instante todos nuestros encantamientos se desmoronaron como un castillo de cartas. Con ira, me giré apuntando con la varita al saboteador de nuestro plan.
De narices, me encontré con la pelirroja, con un vestido negro que realzaba la tensión del momento.
La ausencia de la música se hizo patente en un silencio sepulcral del que antes no nos habíamos enterado. La cara de la chica estaba amenazadoramente relajada, peligrosa.
-Lily... –dije como un idiota, bajando el brazo.
-Sirius Black, no tenéis ni idea del lío en que os habéis metido. –dijo, y su voz resonó de nuevo en todo el comedor, haciendo que me temblaran las rodillas.
tñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñtñt
-Sirius, no puedo seguirte encubriendo. –Lily estaba muy seria, no estaba enfadada; como de costumbre, tenía un aire fuerte y cansado.
-Y yo no quiero que lo hagas, Lils. –contestó Sirius.
-¿Qué pretendíais haciéndole eso a Snape? Es lo más estúpido que he visto en mi vida. ¿Qué es lo que os a hecho? –preguntó, molesta. Su tono de voz había subido imperceptiblemente, y eso a Sirius le bastaba para entenderla.
-En realidad... es todo culpa suya. –dijo Sirius, pero al instante se dio cuenta de que había dicho una estupidez. –Bueno, en realidad puede que no todo. No podría explicarlo y no tengo porqué explicarlo. –añadió cruzándose de brazos.
-Bien, ya veo. No sabes por qué te gusta joderle la vida a un niño inocente. –dijo Lily con voz severa.
-Inocente no, Lily, el también nos odia.
-Eso es lo que vosotros os habéis buscado. –contestó ella. –No quiero tener la necesidad de castigaros más. Espero que vuestra conducta mejore. –anunció Lily con voz tajante tras un momentáneo silencio.
Entonces se levantó. Dejaba claro que se estaba despidiendo de él.
Ni un beso, ni una sonrisa.
El merodeador se levantó también de su silla muy serio; le miró a los ojos, que se le antojaban vacíos, verdes e intrigantes. Ella todavía llevaba el vestido de fiesta puesto.
Sirius se lamento por un segundo de no haberla mirado antes, en la fiesta. Ahora desentonaba con su mirada, aunque no era menos bonito, denotaba un ambiente tenso.
"Sí, debería haberla mirado antes," se repitió.
Lily le acompañó hasta la puerta sin decir nada. El chico salió del despacho dócilmente, pero cuando la pelirroja intentó cerrar la puerta, le impidió hacerlo.
-Lily, ¿qué vamos a hacer ahora? –preguntó. –Mañana nos despediremos por mucho tiempo.
Ella no pudo menos que sonreír, un atisbo de sonrisa, un fugaz momento que para cualquiera hubiera sido imperceptible, pero enseguida recordó el motivo de su enfado y su cara se ensombreció con rapidez.
-Mucho tiempo no son tres semanas, Black.
-Ahora, para mi sí. –dijo él. –Tú has hecho que me lo parezcan.
Lily se acercó y le dio un beso en la mejilla, y bajó la mirada.
Sirius se quedó como si le faltara algo, con la miel en el borde de los labios, como si notara sólo un atisbo de su sabor; y aunque sabía que Lily sentía lo mismo, pudo ver con claridad que se lo ocultaba.
No había más que decir. Con la cabeza baja, Sirius se dirigió a su cuarto, sabiendo que a la mañana siguiente no la volvería a ver, que el tren partiría y ella no estaría allí para despedirle.
Por supuesto, así pasó, porque Sirius conocía a Lily, como se conocen dos grandes amigos. Ella estaba enfadada, enfadada porque Sirius fuera tan irresponsable. Enfadada porque se sentía desengañada respecto a él.
Se dio cuenta de que la había decepcionado, pero no sólo era eso. Lily tenía miedo. Tenía miedo de él y tenía miedo de su familia. Aunque le quisiera.
Si, la había decepcionado... no sabía que podía hacer.
Sirius pensó largo rato en ella durante la mañana, aunque no la vio, y mientras el tren se marchaba, sus ojos azules se volvieron hacia el castillo.
Casi pudo verla entre las sombras de una ventana, mirando el expreso de Hogwarts. Casi, pero no del todo, aunque le gustó pensar que sería así.
-Hasta dentro de mucho tiempo, Lily... sabes que te quiero. –susurró.
-¿Qué murmuras Padfoot? –preguntó James.
-No he dicho nada, Prongs. –contestó él sin apartar la mirada del horizonte coloreado. James se le acercó, pensando que a lo mejor era la nostalgia, y también él miró por el cristal.
Pero en alguna parte del castillo de Hogwarts, quizá en una pequeña ventana, una pelirroja murmuró:
-Hasta dentro de mucho tiempo, Sirius... sabes que yo también.
Reviews, reviews, reviews, que buenos sois... i ke pesadas ke son mis betas, por favor...
Dru: Dru, te parece bonito ke te tenga ke kontestar 3 reviews?? sabes lo dificil ke es contestar a todo lo ke dices?? sabes ke el telefono no muerde, amor... siguiente!!
Yare: Ha costado pero lo hemos conseguido, por fin publico, gracias por leerlo, tu fic también me encanta es lo mejor. Muxos bss.
Lilyk: Me alegro de ke te guste. Jeje, en realidad es Sirius el ke le esta kitando la pareja a James, pero no parece que a él le moleste mucho... un merodeador con otro?? no se, me lo estoy pensando, habrá que preguntarle a Remus... Gracias por el revi, bss
el angel salido: ejem ejem ¬¬ se supone ke no esta na bien ir por ahí diciendo ke sabes komo va a acabar... ahora me enfado i a lo mejor lo kambio ale.
Bueno, ya esta... Gracias a todos los ke habéis dejado rr, espero ke lo sigais leyendo. Actualizare de aquí a un par de días como mucho.
Besos!!!
Merodeadora5
