Ya estoy aki otra vezzzz espero ke os guste mucho este nuevo capi y mandeis reviews... y si no os gusta, bueno... me lo decis de todas formas... jejeje
Capítulo VII: Solo bajo la lluvia
James y Remus se sentaron cómodamente en la cafetería londinense donde iban normalmente los cuatro. Aquella vez faltaban Peter y Sirius.
Hablaban tranquilamente, aunque sus ojos no paraban de mandarse llamadas perdidas en silencio. James resplandecía en el cargado ambiente de la cafetería. Estaba contento.
Remus no presentaba muy buen aspecto. Sus ojos dorados también brillaban, pero estaba mucho más cansado que su compañero. Bajo sus ojos, se marcaban dos semicírculos morados, y parecía más delgado que de costumbre.
-¿Luna llena, Moony? –preguntó James.
-Luna llena, Prongs. –confirmó.
-¿Dónde te mete tu madre? No será en el sótano, ¿verdad?
-No es tan bestia como para eso. Utiliza encantamientos aturdidores. Luego me deja en una parcela que tiene mi tío enrejada, a pocos kilómetros de Londres. Sólo son unas pocas lunas llenas sin vosotros. Tres, quizá cuatro al año.
-Podría escaparme esta noche. A Wormtail y Padfoot les resultará más difícil.
-No quiero arrastrarte conmigo, James. –dijo Remus.
James acercó su mano y la puso encima de la del licántropo, acariciándole suavemente.
-Eso no importa.
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Mi madre nos saludó calurosamente, como siempre. Nos hizo pasar a la cocina, para dejar allí los equipajes. Mi padre saludó desde su despacho al vernos pasar frente a la puerta.
La primera cena en familia de las vacaciones fue un poco tensa, aunque todavía agradable. Las había vivido peores. Mi madre era una buena cocinera, y dirigía a los elfos domésticos con maestría.
Aún así, pensaba que un elfo no podía preparar la comida de su familia mejor que ella. Intentaba que tocaran lo mínimo posible la comida.
Al día siguiente, a las ocho de la mañana, se me despertó con un chillido histérico de mi dulce sueño reparador con Lily.
-Aaaaaaag... ¡Sirius, levanta, hace un día estupendo!
-¿Andrómeda? –pregunté intentando abrir los ojos. -¿Qué estás haciendo tú aquí?
-Yupiiiiiii... –Bellatrix se me lanzó encima como una bomba atómica, pegándome con una almohada.
-¿Nadie va a pegarle a Rugulus un rato? –protesté, algo más despierto. No lo suficiente como para defenderme de Bellatrix.
-De eso se encarga Narcisa, Siri, tú tardas más en levantarte. –contestó Andrómeda.
-No es verdad, ya estoy despierto.
-Yo llevo despierto un rato ya. –dijo la voz de mi hermano. Estaba ya vestido y todo.
Narcisa estaba a su lado.
-Repito: ¿Qué coño hacéis aquí, interrumpiendo mi sueño de belleza? –grité, bastante enfadado.
-No te esfuerces, lo tuyo ya no tiene remedio. –dijo Andrómeda.
-Ja, ja que graciosa. –dije.
-Venimos a sacaros a dar un paseo. –contestó Bella.
-Y a hacer vuestras cositas. Narcisa ya trae la correa... –añadió Andrómeda.
Acabamos paseando por la calle y acompañándolas a hacer compras –¿Os podéis creer que nos levanten a las ocho en vacaciones para eso? –en contra de nuestra voluntad.
Así que se me pasaron los tres primeros días de las vacaciones tan tranquilas, comiendo huevos de pascua y todo el folklore.
Eran las dos de la tarde cuando me desperté, y me vestí para bajar. Mi madre tenía la comida preparada, para ella y para mi.
Mi hermano y mi padre se habían ido a pasar uno de esos odiados por nosotros "días de padre a hijo" del cual por una vez me había podido librar.
Mi madre no dijo nada. Sólo se sentó sin mirarme, y empezó a comer. Me senté a la mesa, e hice lo mismo. Me pregunté que le pasaría a mi madre para no mirarme ni hablarme, pero lo dejé correr.
Cuando acabamos con la comida, me levanté de la mesa y me fui a leer al salón. Quidditch. Hay que estar al día para poder mantener una conversación decente con James.
Mi madre llegó al cabo de poco tiempo, sin decir nada, y se puso a revisar unos papeles con cara de mala leche.
Yo ya estaba planificando salir por patas hacia la calle y buscar a mis primas, porque evidentemente mi madre estaba muy, pero que muy enfadada, cuando me habló con voz temblorosa de la rabia.
-Te has levantado un poco tarde hoy, ¿no te parece?
Dejé la revista en la mesa y le miré con cara seria. Así que por eso estaba enfadada. La comida se había enfriado.
-Estaba cansado, ayer me acosté tarde. –puse como excusa.
-Ya. –gruñó. –¿Te levantas así de tarde, en Hogwarts?
-No, mamá. –contesté temiéndome lo peor.
-Sin embargo, te acuestas a la misma hora, ¿no?
-Bueno, en realidad...
-Por cierto, –interrumpió. –me gustaría conocer más a tus amigos. Rugulus me ha hablado de ellos... pero nunca me cuentas lo que haces.
Sonreí interiormente. Mi madre me sacaría del colegio si oyera hablar a James, supiera que hacíamos en luna llena o las gamberradas que hacíamos entre los cuatro.
-Por ejemplo, ¿conoces a una tal Lily? La he oído nombrar de pasada. –dijo más calmada.
-Bueno... Somos amigos. Más... o menos. Lily Evans. No la conoces. –dije con cautela.
-No, no he oído nombrar jamás a su familia. Su padre no trabaja en el Ministerio ¿verdad?
-No, mamá. –dije entrando en terreno caliente.
-¿Es buena amiga? –el ambiente estaba cada vez estaba más tenso.
-No... no le conozco demasiado... –mentí.
Mi madre saltó del sofá, encolerizada.
-¡¡¡¿¿Entonces como te acuestas con ella, subnormal??!!! –gritó. Me quedé asustado y sin palabras, pero ella siguió gritándome, mientras estaba indefenso. No me lo esperaba en absoluto. –¡¡¡Con una puta sangre sucia, una vergüenza!!!
Entonces, reaccioné. Me levanté del sofá enfadado con ella por no entenderlo, había insultado Lils.
-¡Nunca vuelvas a llamarle eso en mi presencia! –contraataqué. –Ella no tiene la culpa, es muy buena persona...
Antes de que pudiera acabar la frase, una bofetada de mi madre impactó en mi mejilla, obligándome a bajar la cara. Le miré con odio.
-¡No vuelvas a levantarme la voz, niño! –dijo como si fuera un insulto. –Deshonra de la familia, no tienes vergüenza, inmoral, rastrero, insensato... –gritaba y gritaba, todas esas cosas horribles que me hicieron tanto daño.
A cada grito de mi madre, yo le miraba desafiante, intentando contener las lágrimas. Hubiera corrido, pero algo me retenía allí. Detrás de ella, en la repisa de la chimenea, había una foto.
Esa mujer que ahora me gritaba y me hería, una de las personas a las que más amaba en el mundo, mi madre, con una sonrisa agradable, y una expresión de infinito amor. En sus brazos había un niño recién nacido. Era yo.
Mi madre apretaba los puños, yo no apartaba la mirada de la foto, intentando controlarme, auto convencerme de que ella no estaba haciendo aquello.
-¿Me oyes, hijo? ¡Mírame cuando te hablo! –no pudo contenerse más y me pegó otra vez.
Entonces le miré a los ojos. Aquella ya no era mi madre. Era una persona materialista, clasicista, inflexible, cruel.
-Tengo-derecho-a-elegir-a-la-persona-con-la-que-pasaré-el-resto-de-mis-días. Mamá. –dije marcando las palabras. Me temblaba tanto todo el cuerpo que si no lo hubiera hecho, no se me hubiera entendido.
-¡No me lo puedo creer! No pasarás el resto de tu vida con esa... zorra sangre sucia. Te lo prohíbo. Eres un Black. Ya es hora de que te vayas comportando como uno. –dijo con desprecio.
-¡En ese caso, tal vez ya no quiera ser un Black! –grité, dándole la espalda. Salí corriendo, sin darle tiempo a contestar.
La puerta se cerró a mi espalda, y corrí, salí de Grimmauld place, corrí por las calles de Londres hasta encontrarme bien lejos de mi casa. Entonces, me senté y me puse a llorar desconsolado.
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Eran las seis de la tarde, cuando Sirius se dio cuenta de que estaba solo por la ciudad, sin nada que hacer, más que lamentarse.
Estaba sentado bajo un árbol en un parque, tristemente escondido. No quería que nadie le viera en ese estado de debilidad.
"Basta ya de auto compadecerte. Tu madre debe de estar muy enfadada. Le echará la culpa a Lily. No puedes dejar que haga eso."–se ordenó.
El cielo estaba encapotado. La hierba húmeda mojaba la cazadora sobre la que se había sentado. Se levantó con gran esfuerzo.
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Lily estaba en su casa del Londres muggle. Una sensación de peligro le invadía. Algo estaba pasando. Un presentimiento.
Suspiró. Sólo esperaba que Sirius se encontrara bien.
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Nueve y media de la noche. Me había perdido y estaba lloviendo. El agua fría me recorría la espalda. La cazadora vaquera estaba chopada y ya no resguardaba del frío.
Caminé durante mucho rato, ahogado en mi propia tristeza. No reconocía los sitios ni los nombres de las calles. Me empezó a doler la cabeza, y mi piel temblaba en contacto con la cazadora. Me sentí asquerosamente solo.
El asfalto iba avanzando bajo mis pies, a mi lado pasaba gente, muggles con paraguas, sin mirarme si quiera. Mi mente se revelaba contra mi madre, se imponía a Rugulus, se rendía ante Lily.
Un torbellino de ideas y frustraciones, de amores, de recuerdos dolorosos, o buenos recuerdos que ahora dolían, y de desdichadas experiencias me inmunizaban el cuerpo contra el dolor, el frío y la lluvia.
Decidido a hacer algo al respecto, me transformé en perro. Así el corazón dolía menos, siempre dolía menos todo, y el pelaje daba más calor que la mojada cazadora.
Al cabo de hora y media, vagabundeando bajo la lluvia y cenando en los cubos de la basura decidí acostarme a dormir en un portal.
El suelo estaba duro, frío y mojado, pero al menos la lluvia apenas llegaba hasta allí. Pasé una mala noche. Cualquiera que pase la noche transformado en perro y durmiendo en el suelo, no estaría muy bien al día siguiente.
Uno de los vecinos me despertó a patadas por la mañana, muy temprano, y me echó de allí. Anduve un poco por la calle mojada. Aún no se veía el sol. La lluvia, tranquila durante la noche, volvió a atacar con toda su fuerza.
Pasé más hambre que en toda mi vida. Llevaba ya un día entero perdido, y el tiempo empeoraba. Las almohadillas de mis patas sangraban de lo que había caminado.
Mi pelo oscuro chorreaba a saco, y me estaba congelando. Era de noche, empezaba a tener miedo y todavía no había llegado a... en realidad no sabía a donde iba. A mi casa, seguro que no.
Llegué a una zona donde no había estado desde hacía mucho tiempo. El verano anterior. Aún así, no tardé un segundo en reconocer la casa.
Sin pensarlo dos veces, toqué al timbre con las patas delanteras. Se oyeron unas voces dentro, y al cabo de un tiempo, la puerta se abrió. Un chico de ojos dorados me miró desde dentro de la casa, sorprendido.
-¿Sirius? ¿Qué te ha pasado? –preguntó con preocupación.
A mi amigo no se le ocurrió quitarme de debajo de la lluvia antes de empezar con el interrogatorio, no, Remus es así. Por suerte, me salvé de morir ahogado.
-Remus, cariño, ¿quien es? –preguntó una voz femenina desde dentro de la casa.
-Nadie, mamá, sólo un amigo. –contestó.
-¿Y a qué esperas para hacerle pasar? ¡Debe de estar congelado!
Remus me miró.
-Pasa. –dijo haciéndose a un lado. –Ya me contarás que haces aquí. ¡Y transfórmate! Mi madre no sabe nada.
Me convertí en persona otra vez en el recibidor de Sirius, antes de pasar al comedor, donde estaba su madre haciendo ganchillo o algo parecido con una aguja mágica enorme.
-Ya hemos cenado, pero creo que nos ha sobrado algo... –dijo Remus.
Su madre se quitó las gafas para ver de cerca y me observó un instante.
-¿Cómo estás Sirius? ¿Hambre? –preguntó con amabilidad.
No conocía mucho a la madre de Remus, no solíamos ir a su casa para reunirnos en vacaciones, pero el verano anterior habíamos estado un par de veces.
-Llevo sin comer desde ayer a las dos y media de la tarde. –dije.
-Bien. Me alegro. Me niego a que un invitado coma sobras.
Se levantó, dejando lo que estaba tejiendo, que parecía un jersey, sobre la mesa. Me senté en el sofá amarillo con girasoles, y Remus se sentó al lado mío.
-¿Me vas a contar que haces aquí? Estás sucio. Y mojado.
Yo le conté mi historia, todo lo que había dicho mi madre sobre mi y sobre Lily. Y el día y medio que había estado tirado en la calle. Remus se estuvo muy comprensivo.
La señora Lupin me dio de cenar, esa mujer era una maravilla de cocinera. Dormí en la misma cama que Remus. No penséis mal, yo no soy gay y no había otro lugar donde dormir.
Nos lo pasamos genial, hablamos hasta altas horas de la noche e hicimos guerra de almohadas, hasta que su madre nos dijo que ya estaba bien de hacer el gamberro y apagó la luz.
Remus hizo lo posible para que yo olvidara todos mis problemas. No lo consiguió, pero estuvo cerca. Por la noche, tuve una pesadilla. Me desperté sudado y no me pude volver a dormir hasta varias horas después.
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Lily se deslizó entre las suaves sábanas azules. Olían a lavanda. Pensó que combinado con sus rosas era un olor estupendo.
-Sirius... –suspiró.
El chico abrió sus preciosos ojos azules. Había soñado que Lily dormía a su lado. Se giró hacia donde le había parecido oír su voz.
Los ojos verdes esmeralda con graciosas motas azules de Lily se reflejaron en los suyos, un instante, y sonrió.
-¿Cómo has llegado hasta aquí? –preguntó con amabilidad.
-Red Flu. –contestó ella simplemente.
-Ah. Yo voy a tener que pasar el resto de las vacaciones aquí.
-¿Te han hechado? –interrogó la pelirroja preocupada.
-En realidad fui yo el que se marchó, Lils. Ella nos llamó cosas horribles. Tú no eres nada de eso. Renuncio a ser un Black. –dijo acariciándole el cuello con suavidad.
-Bueno. Seguro que todo se arreglará.
-Eso espero.
-Sí. Yo ambién. –dijo Lily.
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Estuve solo un buen rato con Lils. Sin cortarme un pelo, abrí el armario de Remus y seleccioné lo que más me gustó.
Cuando me quité la camisa, no pude evitar sonreír ante la cara que puso Lily.
-¿Qué es eso?
-¿El qué? –pregunté con cara de inocente.
-El tatuaje, Sirius ¿cómo no lo había visto antes? ¿Cuándo te lo has hecho?
-Me lo hice el año pasado. –contesté, forzando los músculos de la espalda, para exhibir el orgulloso perro negro que aullaba a una luna plateada.
-Imposible. Te he visto desnudo un montón de veces. Bueno... no tantas, pero aún así no puedo creer que no me hubiera dado cuenta antes.
-A lo mejor es porque siempre me has visto a oscuras. Podrías haberte estado acostando con cualquiera durante medio año y no te habrías dado ni cuenta... –bromeé.
Lily se quedó comiéndose el coco durante unos segundos, y luego dijo:
-Puedo decir lo mismo, así que estamos en igualdad de condiciones.
Me alegré de saber que todavía podía darme un corte sin que me molestara y no dije nada más. Aunque me dio un poco de molestia psicológica que aquello pudiera ser verdad.
Cuando salimos del cuarto, estaban allí Peter y James. Me enteré de que dos días antes, James había acompañado a Remus en su transformación.
Estuvimos hablando un rato, y tuve oportunidad de presentarles a Lily debidamente.
En la ocasión anterior llevábamos los cuatro tal borrachera encima que no creo que nos hubiéramos sorprendido de ver a un elefante con alitas rosas, sin contar con que Peter estaba en el armario del conserje, pasándoselo bomba.
Lily y James conectaron enseguida. A las dos horas de estar allí hablando, parecían amigos de toda la vida. Y eso que James no era una persona fácil de entender.
De un modo u otro, conseguí sacar de allí a Lily y a Wormtail para dejar a Prongs y a Moony solos. Paseamos por las calles de Londres. La verdad es que me hubiera comportado de manera diferente con Lily si Peter no hubiera estado allí.
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-Deberíamos buscar una manera de ayudar a Padfoot, Moony. –propuso James.
Tenía la cabeza apoyada en sus cuadrados abdominales de hombre lobo, mientras Remus le acariciaba el pelo oscuro con suavidad.
-Entre padres y hermanos no metas las manos. –dijo Remus.
-¡Que tontería! Podría quedarse en mi casa estas vacaciones. –afirmó él. –¿Qué te parece?
-Se sentirá encantado siempre que no le acoses sexualmente. –sonrió el licántropo con naturalidad.
James pasó la mano por las piernas peludas de Remus y le dijo cambiando de tema:
-Pareces un osito.
-No soy un osito. –protestó Remus.
-No, eres un lobo. –dijo James con una sonrisa.
-¿Quieres que te demuestre lo lobo que soy? –preguntó mordiéndole el cuello.
-Mmmm. –suspiró.
James cerró los ojos y cuando los abrió se encontró con las perlas doradas de Remus frente a su cara.
-Estás muy sexy hoy. –bromeó Remus. –Me encanta tu pelo.
-Lo sabía. –contestó James, arrogante. Pero luego añadió: –Tu sonrisa también es maravillosa, aprendiz de lobato.
-¿Aprendiz de lobato, yo?
Yare: FELIZ AÑO A TI TB WAPISIMA!! a partir de ahora actualizare más de seguido, espero que te guste este capi. empecé a leer tu historia jovenes reveldes pero todavia voi por el primer capitulo, cuando termine el resto te dejare un bonito revi con mi opinion sigue escribiendo muxos besos y buenos deseos para este año
Dru: jeje kreo ke lo de la fiesta va a ser ke no, porke si no tendria keir saray tb y nos mataria al pobre siri-boy, y lily se kedaria margi, y entonces no habria historia... feliz año preciosa
Miaka-Black: Aaaaa eso es sorpresa, noooo, no es un universo paralelo. Lo que si esta klaro eske Jimmy y Lils van a tener ke kasarse, pero... el final es secreto, y no lo sabreis hasta el ultimo capituloooo muajajajajajaja... si, me rayo, ya estoy aki otra vez... besos wapa
