Ya habían pasado varios días desde ese estraño sueño, aunque no había dejado de pensar en ello, no me preocupaba tanto porque no se había vuelto a repetir. Son las 3 de la mañana y no puedo dormir.
Queda 1 día para mí 15º cumpleaños, y en el transcurso de estos no he dejado de pensar en mis últimos años. Desde que llegue a Howarts me han pasado muchas cosas; he conocido el significado de amistad, el de amor, he pasado maravillosos momentos entre estos muros, he pasado por muchas aventuras, he aprendido y, sobretodo, he madurado. Me estoy acordando de mi primer día de clase, el viaje en el tren de Howarts, como conocía a Harry y Ron, mis mejores amigos,... como hemos cambiado. Yo ya no soy esa pequeña niña sabelotodo, que solo se preocupaba por sacar extraordinarios en los exámenes. Ahora, aunque también me preocupen las notas, no les doy tanta importancia. He madurado y con ello he comprendido que la vida son 2 días, que no esta para comprenderla o estudiarla sino ara disfrutarla y recuerdo a mi abuela diciendo esa frase que tanto repetía "Carpe diem" vive el momento. Y eso es lo que intento; disfrutar al máximo el tiempo que la vida me ofrece rodeada de mi familia y amigos.
Un ruido rompe mis pensamientos. Decido bajar y averiguar que ha sido.
Es de noche, y como tantas otras, no puedo dormir. La imagen de Sirius cayendo por el celo me atormenta en cuanto cierro los ojos, y no puedo evitarlo. Es algo que persiste y no se como frenar. Hermione me repite una y otra vez que no es mi culpa, que Sirius murió como él quería, luchando por algo justo y q mas justo que la vida de todos en un mundo libre... pero, ni aun por ese motivo puedo evitar sentirme culpable. Solo de pensar que si hubiera hecho caso a Hermione él estaría aquí...
No aguanto mas en la cama, tener insomnio es insoportable! Necesito estirar las piernas y aire fresco. Cojo la capa invisible y bajo a la Sala Común. El reloj marca las 3 de la mañana, aun tengo 5 horas para poder pasear. Miro el calendario, estamos a 18 de Septiembre, y caigo en la cuenta que mañana es el cumpleaños de Hermione y no le hemos preparado nada, mas tarde hablare con Ron para organizar algo en el Salón de los Menesteres. También tengo que comprarle algo, después de clase iré, pero que le compro? Tiene que ser algo especial, pero que?
Necesito pasear para poder pensar. Me coloco la capa, pero al pasarla por mis hombros doy a uno de los candelabros de la mesa y cae al suelo, cuando vuelva lo recogeré. Estoy apunto de abrir el retrato, pero oigo unos pasos que vienen de las escaleras. Me entra la curiosidad y decido quedarme para ver quien es. Me giro, y, allí, a los pies de la escalera hay una chica joven con el pelo recogido, unos pantalones de pijama y una camiseta de tirantes, que deja al descubierto sus perfectos hombros. Sus ojos recorren toda la sala buscando algo, fija su mirada en el candelabro. Se agacha y lo recoge. Se sienta en el sofá, nuestro sofá. Me acerco, poco a poco a ella, hasta quedar justo detrás del sofá. Hasta mí llega ese olor a canela que la caracteriza.
Paso mi vista por toda la Sala Común, pero no hay nadie. El reloj marca las 3:30. Miro hacia abajo y veo un candelabro en el suelo, seguramente este sea el causante del ruido, pero como se habrá caído? Seguramente haya sido uno de los gatos Grifindors. Lo recojo y lo coloco en su sitio. Me siento en mi sofá preferido, mejor dicho en nuestro sofá. Tengo una estraña sensación, como si alguien me estuviera observando, miro a mí alrededor pero no hay nadie.
Un olor conocido llega hasta mi nariz, me recuerda a alguien, pero ahora no caigo... ¿o sí? Me recuerda a Harry, pero es imposible él estará durmiendo como todos, o quizás no.
¿Hay alguien ahí? – pregunto en voz baja. No recibo respuesta.- ¿Harry, eres tu?
Me quedo paralizado. ¿Cómo lo ha sabido? ¿Me habrá oído moverme? Decido quitarme la capa para que no piense que esta loca y oye voces.
Hola Hermione. ¿Qué haces aquí?- le susurro en su oreja. Pega un pequeño salto.
Me has asustado- me dice mientras pega una pequeña palmada en el brazo.- ¿Llegas ha estas horas de unos de tus paseos nocturnos?
No. Pensaba salir ahora mismo. ¿Te quieres venir?- Pregunto con impaciencia.
Mmm... claro. Me vendrá bien un paseo. Llevas el Mapa Merodeador
Sí, claro. Nunca salgo sin él. Ven ponte delante de mí- la cojo del antebrazo y la pego a mí- hemos crecido y sino no cabemos- Justifico mi acción.
Vamos caminado en silencio por los pasillos. Tengo a Hermione muy pegada a mi cuerpo y no puedo evitar oler su pelo. El olor a canela llega hasta todos mis sentidos, la piel se me eriza y sin poder evitarlo me sonrojo, por haber robado aquel pequeño regalo del cielo.
Salimos a los jardines y caminamos hasta el antiguo roble. Los robles bailan al son del viento, mientras que los grillos acompañan la melodía con sus pequeños cantares. Salimos de la capa y la coloco en el suelo, para no ensuciarnos. Nos sentamos el uno al lado del otro, en silencio, observando el cielo que esta noche esta precioso. No puedo evitar girar la cabeza y mirarla a ella y ver esa preciosa sonrisa en su cara, mientras que en sus ojos se reflejan las estrellas. Vuelvo a dirigir mi mirada al cielo para no perderme ese espectáculo que nos ofrece la naturaleza.
Hermione se estremece, y no me sorprende. Aunque aun estemos a mediados de Septiembre, la pequeña brisa es algo helada y ella solo lleva puesto camiseta de tirantes.
¿Tienes frío?
Un poco- Me dice frotándose los brazos.
Ven aquí- le digo mientras separo mis piernas, dejando un hueco para que se siente.
Me quedo perpleja y no puedo evitar sonrojarme al pensar donde me estaba sentando. En cuanto mi culo toca tierra, él me coge por el vientre y me pega a él. Noto como su otro brazo me rodea por el pecho. He de decir que ya no tengo frío, sus brazos me hacen sentirme protegida, mas que nunca. Apoyo mi cabeza en su pecho, puedo oír el palpito de su corazón, tranquilo y sereno, no como el mío. No sé dónde colocar los brazos, así que opto por ponerlos encima de los suyos. Noto como su brazo derecho, el que esta alrededor de mi vientre, recorre mi costado haciendo pequeños círculos. Me siento en el cielo.
