Alma vagabunda

Advertencia: Los personajes aquí mencionados no son míos (que más quisiera), le pertenecen a sus respectivos dueños.

Si escribo entre comillas, son los pensamientos de Di.

Hondonada perdida

Me puse de pie frente al espejo que mi amo presenta siempre ante mí como si fuera su imagen, no es que tenga curiosidad por verlo, pero si quiero saber por qué me sacó de allí si yo estaba tan bien con Di y para qué le dijo mi nombre a ella, no era necesario, simplemente me hubiese sacado de allí y ya.

- Debes viajar a Hondonada perdida – me dice – y debes llevártela allá, ella corre peligro porque una de las otras mujeres los escuchó hablar.

- Nadie podría escucharnos, la maldición de Kein…

- Eso cuenta sólo para los vampiros, no puede lanzar maldiciones sobre los humanos ya que a ellos no los afecta de la misma manera la magia.

- ¿Crees que esa mujer vaya a decirle algo a los vampiros?

- Sí, lo va a hacer, en especial porque siempre le ha tenido envidia a tu chica y ahora que ella tiene un compañero que la defiende y la protege es peor.

- Pero no puedo hacer nada por ella hasta la noche, no puedo regresar con ella y protegerla sin tomar mi forma corpórea, cosa que jamás podría hacer a plena luz del día.

- No seas tonto, Heero querido, puedes tocar a cualquier humano durante el día, aunque ellos no te vean – veo que el espejo cambia la imagen y ahora se ve claramente el fondo del valle de Hondonada Perdida – debes traer a tu chica a la entrada a este mundo.

- ¡No voy a matar a Di! – grito exaltado.

- No es necesario que lo hagas, simplemente llega hasta esta puerta con ella – y veo un cuarto que tiene un portal similar a aquel por el que cruzo para llegar al mundo de los vivos.

- ¿Y dónde se supone que está eso?

- Bajo el camino del torbellino encontrarás un pasadizo que te llevará a esta puerta, pero al entrar debes tomar tu forma corpórea puesto que hay siempre vampiros vigilando el camino aunque no saben lo que están cuidando.

- ¿Y cómo diantre se supone que voy a hacerlo si allí no hay fuentes de energía para transformarme?

- Deja a tu chica en la entrada al torbellino y bordea el torbellino, sobre una de las paredes laterales existe lo que necesitas para tomar una forma física, pero debes tener cuidado mira que sólo te servirá una vez y si te vencen o recibes demasiadas heridas…

- Ya sé, ya sé, estaré de regreso aquí.

- Y no sólo eso, dejarás a tu chica a merced de los vampiros que están allí.

- Entonces, me voy de regreso – me di la media vuelta e iba a salir cuando vi frente a mí el reflejo del otro portal.

- Ve por allí, te evitarás perder tiempo que luego puede ser valioso, recuerda que el tiempo aquí pasa más lento que en el otro mundo.

Camino hacia el portal un tanto preocupado por lo último que me dijo y cruzo.

Sin darme cuanta estaba ya junto a la fuente donde Di y algunas otras mujeres han ido a lavar la ropa, están conversando algunas cosas de mujeres, creo yo, hasta que le leo los labios a una de ellas.

- Anoche dormiste acompañada – le dice una rubia de pelo largo y extrañas cejas y comprendo que es de ella de quien mi amo me advirtió – y parece que es un tipo muy sensible a tus deseos, Di.

- Mi Hee-chan es muy lindo, además – le dice ella sin saber que lo único que esa mujer pretende es hacerla hablar de mí.

- ¿Y se llama así?

- Es un apodo cariñoso – le dice ella sonriendo mientras friega lo que creo es una sábana – no creo que sepas lo que es dormir en sus brazos.

Diablos, mi Di le está echando más carbón a la hoguera, claro que ella no sabe que esa bruja quiere destruirla.

- ¿Y tu chico dónde anda a esta hora?

- Por allí – se sonríe – de seguro está esperando que termine de lavar para acompañarme de regreso a casa y se llevará la cesta para que no cargue el peso de la ropa mojada.

- Vaya – le dice con sarcasmo, pero se nota que le molesta.

- Mira, no te puedo seguir contando cosas de él, se va a aburrir de esperarme.

- Creo que deberías presentarlo – dice ella.

- No, que lo disfrute primero y que, cuando se aburra de él, lo comparta – bromeó otra – así tendremos un hombre experimentado aparte de guapo – y se rieron todas, pero noté que Di estaba molesta.

"Ni sueñes que te voy a prestar a mi Heero"

Di camina hacia mí y yo me mantengo entre las sombras pero ciertamente cargo la cesta con la ropa mojada, no me gusta que cargue con peso. Echo una mirada hacia atrás y veo que las otras mujeres retienen a la rubia en la pileta, se nota que está envidiosa y quiere verme, pero ellas no la dejan.

- Me gusta que seas protector conmigo – me dice ella – pero no es necesario que exageres, perfectamente puedo cargar la ropa, sé cuidarme muy bien solita, lo he hecho durante dos años...

- No lo dudo – la interrumpo – pero no es por eso que estoy de regreso – entro en la casa y me doy cuenta de algo, nadie me ha invitado a pasar y he ingresado a la casa de un vampiro ¿rompí la maldición de Kein? No, porque esta madrugada habrían entrado los otros, quizás sea que ya no cuento como tal y ello no me afecta.

- Bueno, supongo que me vas a explicar sobre tu desaparición en la mañana, no entiendo cómo es que vas y vienes de un lado a otro sin que nadie te detecte…

- Di – la interrumpo nuevamente – recuerda que soy una especie de fantasma – le digo tomándola de los hombros – y me han dicho que debo sacarte de inmediato de aquí, corres peligro, alguien ha descubierto que eres la heredera de los Maxwell.

- Pero yo te lo dije a ti, nadie más lo sabe.

- ¿Sabes por qué los vampiros no entran en la casa de otro vampiro sin que alguien les abra la puerta?

- Siempre me ha dado curiosidad, pero no, no lo sé.

- Te lo explicaré así, hace mucho el rey temió un ataque a traición y como no podía medir por completo su magia, lanzó un conjuro que impedía que cualquier vampiro entre en la casa de otro sin su autorización o que alguien los deje pasar, por eso pensé que estábamos a salvo, pero mi amo dijo que esta magia no afecta a los humanos.

- Pero ninguna de las chicas le diría nada a los vampiros, ellas los odian.

- Eres demasiado ingenua, corazón – la abracé – la persona que nos escuchó hablar te tiene envidia, con un poquito de presión sería capaz de hundirte.

- ¿Te refieres a Dorothy?

- ¿Esa es la rubia que estaba contigo en la pileta?

- Si, ella llegó conmigo desde Meridian hace dos años, los vampiros no la han tratado muy bien que digamos.

- Mira, debemos irnos a otro lugar este mismo día, no voy a dejar que estés al alcance de los vampiros un día más.

- No seas tan aprensivo – me sonríe y se apoya en mí pese a que no me ve.

- Venga y te contaré un gran secreto – le digo y noto que sus ojos brillan ante la idea de conocer mis secretos – dejemos aquí la ropa tendida en la cocina y nos vamos de inmediato.

- ¿Y se puede saber a donde vamos?

- Eso también es un secreto, amor mío – le digo y me voy a la cocina con la ropa mojada para tenderla, estoy seguro que si alguien entra y ve como la ropa se tiende supuestamente sola, se muere del susto.

"Mi Heero es tan atento conmigo, me gustaría saber si… tal vez me lleva a un lugar apartado a hacerme cositas, mejor me cambio de ropa y me pongo bonita para él"

Me vuelvo a mirar a Di al no sentirla cerca, pero no está conmigo en la cocina, de seguro está haciendo otra cosa, claro, ella es humana y tiene sus propias necesidades biológicas, no como yo, que lo único que siento es necesidad de comer almas. Termino de tender la ropa y dejo la cesta a un lado, siento que ella viene de vuelta y descubro que se ha ido a cambiar ropa. Suspiro para mí y camino hacia ella, ni caso, tendré que cuidar también su ropa y ponerla en un lugar donde no se moje mientras me espera.

- Estoy lista – me dice y yo la tomo de la mano saliendo de la casa. La guío hacia el puente y me detengo a observar un poco el lugar.

- ¿Por qué vinimos aquí?

- ¿Ves aquella plataforma? – le respondo tomando levemente su mentón y ella asiente – desde allí fui lanzado al otro mundo, mi amo dijo que por aquí hay una entrada especial.

- Me voy a mojar los vestidos – se queja pero yo la levanto en mis brazos y me dejo caer por la orilla, planeando suavemente para evitar chapotear y mojarla, luego camino por el agua hasta encontrar el pasadizo que nos llevará a la puerta del arco, la dejo oculta y me bajo – ¿Dónde vas?

- Espérame aquí, ya regreso – le digo mientras me alejo.

"Este Heero está loco, ojalá no se demore mucho, o me voy a aburrir de lo lindo aquí parada sin nada que hacer ¿a qué habrá ido?"

Subí al lugar que dijo mi amo y encontré el punto de concentración de energías, no estaba muy lejos de donde dejé a Di, así que no me tomó mucho tiempo, me transformé lo más rápido que pude y regresé casi de inmediato junto a ella, que me sonrió al verme.

"Tomó su forma corpórea ¿Será que quiere hacerme suya? Sería fantástico estar con él lo que queda del día y toda la noche, es tan hermoso"

- ¿Por qué suspiras, pequeña?

- Porque estoy contigo y te ves cada vez más guapo – me sonríe y no puedo evitar sonrojarme. La vuelvo a cargar y entro en el pasillo que nos llevará al portal, me detengo y la oculto en un pilar, muy cerca hay un vampiro, siento la necesidad de tomar su alma.

- Espérame aquí – le digo y de inmediato me lanzo a atacar al vampiro, no me cuesta mucho vencerlo, no es lo bastante fuerte para mí, así que absorbo su alma antes de ir por el siguiente, al que tomo desprevenido y lo venzo con mayor facilidad. Regreso junto a Di y le tiendo la mano manteniéndome atento a la presencia de otro vampiro.

"Y yo que pensaba que se había transformado por mí, que desilusión"

- Esta debe ser la puerta – le digo y la empujo, la hago entrar pegada a mi costado y la puerta se cierra a nuestras espaldas – aquí está el portal.

- ¿Qué es esto? – mira a nuestro alrededor intrigada.

- Un portal entre dimensiones – le dice la voz de mi amo y ella se pega a mí.

- ¿Qué debo hacer ahora? – le digo abrazando de nueva cuenta a Di.

"Que rico se siente estar entre sus brazos, creo que este es el mejor lugar para estar siempre".

- Párate frente al portal y concéntrate firmemente en el lugar al que quieres viajar, pero debes tener en cuenta que para viajar no puedes ir a lugares que no hayas visitado con anterioridad.

"No me gusta la voz del jefe de Heero, suena como si viniera de ultratumba. Je, que tonta, viene desde allá"

Camino con Di refugiada entre mis brazos y me detengo frente al portal concentrándome lo mejor posible en el recuerdo de un lugar que visité hace más de seiscientos años, escuchó la voz de mi amo diciéndome que cruce de un salto y que no suelte a mi chica porque ella puede quedar atrapada entre dos dimensiones y llegamos a nuestro destino.

"Me gustó lo que dijo ese hombre, ahora soy oficialmente la chica de Heero".

- Este es el valle de Hondonada Perdida – le digo, allí no llega la luz del sol debido a la altura de los cerros a su alrededor, además de la magia de los Yuy que la protege.

- Pero sólo los parientes por sangre de los Yuy pueden entrar allí, tú me lo dijiste – me recuerda.

- Sí, pero yo soy un descendiente directo de los Yuy – le digo acariciando su mejilla – y si es verdad que era una Maxwell, estamos emparentados por sangre y también puedes entrar.

- ¿Eres el verdadero rey de Benice? – dice sorprendida.

- Sólo si conseguimos destruir a Kein.

- ¿Y quién es ese?

- El rey de los vampiros – le respondo y entramos en el valle, una niebla azulada nos rodea a ambos, pero conseguimos pasarla sin dificultad hasta encontrarnos con una mesa sobre la cual está el libro que necesitamos.

- Así que lo conoces – me dice – pero ¿cómo es?

- La última vez que lo vi era horrible – me encojo de hombros – pero eso fue hace quinientos años, vaya a saber cuan feo se habrá vuelto con las siguientes diez transformaciones.

- Tú eres un vampiro diferente ¿verdad?

- Mi sangre Yuy me ha protegido de la maldición de fealdad que les lanzó el Duque de Maronia antes de marcharse con mi abuelo.

- ¿Eres nieto de Doshi Yuy?

- Tal como tú eres descendiente de Diana Maxwell – le sonrío – mejor abramos el libro.

El libro es demasiado grande para que la pequeña Di lo abra, por eso me adelanto y levanto sus tapas, este libro es distinto del otro, este habla mientras las letras van apareciendo y desapareciendo de sus hojas.

- Has vuelto a Hondonada Perdida, joven Yuy – dice el libro y me sonrío, es igual que mi amo, pero tengo muchos años y sólo la apariencia – y vienes acompañado por el heredero del otro clan.

- Soy mujer – le dice Di muy molesta.

- Lo que tú digas, pequeño Maxwell.

- Ya le dije… - empieza alterada.

- No le hagas caso, es sólo un libro mágico que ha estado encerrado aquí solo por más de seis siglos, por eso es así – la calmo.

- Bueno, con ambas castas reunidas, puedes traer de regreso el verdadero poder de los Yuy, sin embargo, aún no están listos para hacer uso de él, en tus actuales condiciones, Heero Yuy, eres un vampiro inferior, debes cazar a seis lugartenientes más para despertar a la luna azul.

- ¿Qué es la luna azul?

- Cada cinco años la luna llena se torna azul para los descendientes de los Yuy y ella les brinda tal poder que ellos son capaces de crear nueva vida de allí de donde se inicia la muerte. Kein conservó a Heero por ese motivo, sin embargo, él mismo bloqueó esta facultad de su sangre al separarlo del resto de sus parientes y, bajo la protección que el Heero anterior puso a esta magia mucho antes, no pudo encontrar los medios.

- Heero me dijo que ese tipo era capaz de hacer maldiciones.

- Es cierto, y sólo su sangre puede pasar a través de ellos sin que lo afecten, tal como pasa con los Yuy.

- Pero yo no tengo de esa sangre.

- Pero Heero si comparte la tuya, recuerda que el padre materno de Doshi Yuy era un Maxwell y por eso tú puedes entrar aquí.

- Kein conoció al otro Heero ¿no?

- Así es, los jóvenes de este reino siempre fueron bien cotizados en Meridian por sus miradas, casi todos las tenían azuladas, con excepción del clan Chang, pero no había quien no mirara a alguno a los ojos y no cayese rendido a sus pies. Pero el caso del rey era especial, él sólo tenía ojos para su familia, sin embargo, tenía muchos pretendientes en caso que algo le pasara a su esposo. Su hijo, el joven Doshi, debe haber tenido unos quince o dieciséis años cuando, estando en una celebración en Frontera, los soldados encontraron mal herido a Kein. Heero no solía ser muy atento con los extraños, pero Kein tenía un cierto parecido con su padre materno y por eso lo ayudó, mas sin quererlo se fijó en su mirada y Kein también cayó bajo su influjo. Dúo no sintió celos de él, simplemente intentó calmarlo diciéndole que Heero no podía amarlo, por eso Kein se fue a Meridian y allí hizo buenas migas con un cierto tipo de apellido Darlean, cuya mujer estaba emparentada por sangre con los Yuy, pero que no podía viajar al otro reino puesto que había sido acusada de traidora el día después que naciera el heredero. Ellos, junto a otros hombres ambiciosos, buscaron la forma de recobrar la fortaleza que habían tenido años atrás y se encontraron con aquello que había iniciado la maldición en el pasado, el anillo de compromiso del primer vampiro, este se alimenta de los celos y la envidia, da poder a quien lo porta, pero lo destruye por dentro. Ahora Kein tiene la apariencia de lo que es realmente por dentro, ya nada lo traerá de regreso ni lo liberará de la maldición del anillo porque ya nunca podrá tener aquello que ambiciona y la sangre mezclada de ambos reinos lo destruirá.

- ¿Tendré un hijo con Heero acaso? – intervine Di sorprendida y yo me sonrojo, las ocurrencias que tiene.

- Puedes tenerlo si quieres, pero primero deben destruir a Kein antes que los ejércitos se reúnan para la noche de la evolución, llegar hasta él sería imposible y la batalla contra sus huestes, interminable, por mucho que ahora puedas usar sombras de muerte, el fuego del dragón y la tormenta helada, faltan demasiados dones que descubrir en muy poco tiempo.

- Así que debo regresar.

- Sí, y debes entrar esta misma noche en el cubil donde están la mayoría de los lugartenientes, así podrás ganar fuerzas para entrar al castillo y adueñarte de él, no mates a Kein hasta la noche de la luna azul, tú conoces perfectamente las debilidades por haber pertenecido a los vampiros, así que te presentarás ante él en lugar de los lugartenientes de Benice y activarás el poder completo de los Yuy para vencerlo, luego tú y Di volverán aquí para destruir la maldición de los vampiros.

- Pero si mi Heero regresa allá, yo debo acompañarlo ¿quién lo dejará entrar en las casas de los otros vampiros?

- A él no le afectan las maldiciones de Kein – le dijo el libro – su sangre lo protegió de morir en el pasado, lo liberó de la maldición de Winner y lo ayudó a llegar hasta aquí, una vez activada la energía de la luna azul en él, será la verdadera pesadilla de Kein, pero tú debes estar a salvo, si algo llegase a pasarte a ti, estoy seguro que Heero ya no tendría fuerzas para seguir, por mucho que su señor pueda revivirlo una y otra vez.

- No soy una frágil criatura – responde ella – y quiero ayudar a Heero. Además, si no estoy a su lado ¿cómo se supone que voy a tener un hijo suyo? Los hijos no se hacen a distancia ¿sabe?

Mi Di es muy mandona cuando quiere, y creo que esta vez va a salirse con la suya, el libro no puede hacer nada por impedir que venga conmigo ni yo quiero dejarla sola demasiado tiempo, quizás aquí se encuentra a salvo porque nadie puede entrar al valle, pero aquí le harían falta algunas cosas y yo tampoco me concentraría bien en la batalla sin saber de ella.

- Tendrán que llevarme con ustedes, entonces – dice el libro molesto luego de unos instantes de silencio – unidos el libro de Meridian y yo podemos activar el poder de los Maxwell en su descendiente, será de gran utilidad.

- ¿Y qué tipo de poder se supone que tengo?

- Los Maxwell tenían la facultad de leer el futuro en las estrellas, leer el pensamiento, controlar a otros seres, encontrar a cosas y personas sin importar cuan ocultos estuvieran y, a su vez, esconderse de tal manera que sólo una persona podía encontrarlos, los demás podían sentarse a su lado, incluso pasarse por su lado aunque estuvieran hablando y jamás los encontrarían.

- ¿Y quién es ese alguien que los puede encontrar?

- La persona más amada, aquella que corresponde tu amor 100, es casi como cuando descubres la presencia de Heero junto a ti, aunque él sea sólo un fantasma a tu lado y no le puedas ver y nadie más pueda sentirlo.

- Entiendo – suspira ella y se apoya en mi hombro - pero quiero descansar y tengo hambre, lo mejor sería regresar a casa ¿no te parece? No creo que aquí haya algo que pueda alimentarme o me quite la sed.

- Yo hubiese preferido que comieras en casa a que te cambiaras de vestido – le digo y veo que me hace un puchero.

- Yo quería verme bonita para ti – me dice.

- Pues es mejor que regresen a la capital, pronto será de noche y podrás comenzar con tu misión – me dice el libro, es más mandón que mi amo, pero ni modo, además, debo ver que Di coma y yo también comienzo a debilitarme, hace bastante rato que no absorbo almas – ah, una vez que lo hagan, sus poderes propios despertarán con más fuerza.

- ¿Cuáles poderes? – digo acercándome para cerrarlo.

- Tu magia te puede transportar de un lugar a otro sin la necesidad de los portales, así como Di puede transportar cosas pesadas sin esfuerzo alguno.

- Genial – dice ella sonriendo mientras yo cierro el libro y regresamos al portal, ahora debo concentrarme en llevarla de regreso, pero no al portal por el que entramos, sino a crear uno que nos deje dentro de la casa que habitamos.

Hondonada Perdida quedó atrás y conseguí crear un portal usando el espejo de cuerpo entero que Di tiene en su habitación, a simple vista es sólo eso, pero por medio de él puedo ir y venir a mi antojo de un mundo al otro. Ella se dirige a la cocina, con la palabra "Hambre" dibujada en su rostro mientras yo voy la sala y coloco el libro junto con el otro y los abro. Di viene hacia mí y me sonríe y juntos vemos que ambos libros se elevan en el aire y lentamente se unen en una esfera de luz y luego son sólo uno.

- Vaya, se fusionaron – se apoya en mi hombro sonriendo todavía, me encanta que me dedique aquellas sonrisas, son tan dulces y entibian mi alma.

- Bien, ahora tengo el poder suficiente para despertar el poder de los Maxwell – nos dice el nuevo libro, su voz ha cambiado un poco, se escucha casi humana – bien, empecemos – y una luz dorada rodea a mi Di mientras escucho palabras que no comprendo, seguramente es otro idioma, la luz se vuelve cada vez más fuerte, tanto que pareciera que el sol está dentro de la casa y me veo obligado a cerrar los ojos porque me arden y me encandila, y lentamente comienza a desaparecer hasta dejar a mi Di que cae al suelo agotada y alcanzo apenas a detener el golpe – ya está lista para ayudarte.

- Pobre, está agotada – le reclamo y la coloco sobre el sillón con cuidado – mejor la dejo descansar un poco.

- No tienes tiempo que perder – insiste el libro, pero estoy tan molesto que lo cierro de golpe y de inmediato se queda en silencio.

Di no es una frágil criatura, lo sé, pero verle así, tan indefensa, no es algo que me cuadre. Debe ser que su cuerpo no está acostumbrado a tener magia. Las generaciones anteriores que la tuvieron eran vampiros cuando lo obtuvieron y era desde su nacimiento, así que no tuvieron que acostumbrarse a nada.

- Heero – me dice con voz apenas audible.

- No repitas mi nombre, amorcito – le digo y la tomo entre mis brazos – te dejaré en la cama, allí estarás más cómoda.

- El cubil de los vampiros – me dice aún en voz casi inaudible, si no fuera por mis dones de vampiro, ni sabría que me habla – se encuentra junto al castillo, hay una acceso por el costado del torbellino, muy cerca del camino del portal que nos llevó a Hondonada Perdida. Allí no hay guardias porque está el agua y los vampiros…

- Lo sé, amor, no te preocupes, tú solo descansa mientras yo me hago cargo de esos vampiros – le doy un beso en la frente.

- Recuerda que debemos esperar un poco…

- Sí, lo sé, además, debemos activar los otros poderes, corazón, y creo que la única manera es… - pero me callo, ella se ha dormido. Me levanto luego de depositarla con cuidado en la cama y me voy, ya volveré con ella.

Di tenía razón, hay un segundo paso junto al sector del torbellino, pero debo perder mi forma física para pasar por allí, hay una cascada y luego el camino es un canal bastante profundo, creo que lo único que me queda es arriesgarme y encontrar una fuente de energía para transformarme dentro del castillo. Me arrojo al agua y mi forma física se evapora, ya no siento el peso del agua y nado como pez por el canal sin ninguna dificultad, el agua para mí en esta forma pesa menos que el aire, con excepción que puedo movilizarme en ella con mayor facilidad. Llego a la otra orilla y salgo del agua, sé que mientras no cierre los ojos no me regresaré al otro mundo, allí camino buscando aquel punto donde podré transformarme. De un salto, me subo a una pared y la encuentro, hago el conjuro y vuelva a bajar caminado lentamente y alerta, siento la presencia de demasiado vampiros poderosos a mi alrededor como para estar tranquilo, no puedo luchar con todos a la vez, debo obligarlos a separarse y mis energías se agotan con cada minuto que pasa.

- ¿Quién anda ahí? – me dice una voz y me oculto entre las sombras, es uno de los lugartenientes y para mi suerte está solo, los demás están demasiado lejos para ayudarlo – mira, maldito vampiro, si no sales de allí…

Pero yo le salto encima y lo agarro del cuello empalándolo contra una lanza que hay en la pared, por lo que lo destruyo sin mayores problemas y sin que haga ruido, ahora sí tengo las energías suficientes para enfrentar a otros más fuertes. Miro mi cuerpo, estoy menos delgado y mis mejillas son menos huesudas al contacto de mis dedos, creo que así le gustaré más a Di.

Pero que estupideces pienso, si quiero regresar con ella debo destruir a cinco tipos más, no quedarme fantaseando con lo que podría hacer con mi amada cuando recobre mi verdadero aspecto físico.

Escucho un ruido y me pego a la pared, uno de los vampiros ha salido a buscar algo y me ha sentido, así que avanza hacia mí, sé que la emboscada ya no me va a servir, este es más fuerte que el anterior, incluso creo que menos tonto que su hermano, dado que ha dirigido de inmediato su mirada hacia mí y se lanza al ataque con las garras por delante, apenas y lo esquivo, no puedo lanzarlo contra las estacas sin haberlo herido primero, pero tomo la lanza y lucho contra él hiriéndolo una y otra vez hasta conseguir debilitarlo lo suficiente y empalarlo con la lanza. Absorbo su alma con prontitud y me subo al techo a planear como atraer a los otros cuatro sin cuasar alboroto, porque allí dentro aún hay ocho lugartenientes más.

Ahora que lo pienso, en esta ciudad había 16 lugartenientes de Kein, ya he matado a 4, allí dentro hay ocho, por lo tanto ¿dónde están los otros cuatro? ¿Acaso están en el palacio? No lo creo, pero es posible que anden rondando la ciudad, sólo espero que la bruja rubia no diga nada de Di, aunque los vampiros no puedan entrar, la rubia podría abrirles la puerta… No, mi chica está a salvo, su magia se activó y ellos no podrán encontrarla jamás, yo sólo debo concentrarme en cumplir mi misión.

Me asomo por el traga luz y veo que dos de ellos salen, me pregunto para qué tienen semejante entrada de luz si los vampiros no soportan la luz del sol que es la única que puede entrar por allí. En eso escucho un ruido y mis sentidos se ponen en alerta, hay dos de ellos a mi lado y por poco me escapo de sus golpes dando un salto, planeo un poco y caigo de pie mientras ellos se lanzan contra mí, así que me veo obligado a usar mis poderes para atontar a uno y luchar contra el otro, pensé en usar sombras de muerte, pero necesito tiempo para utilizarlas, eso me deja indefenso el tiempo necesario para que ellos se repongan y me ataquen juntos, no pienso poner en alerta a toda la ciudad por una estupidez, así que lo golpeo con un puño y tomo la lanza con la que lo hiero en el pecho, echo la mano hacia atrás y golpeo de paso al otro, me veo obligado a saltar y enciendo la punta posterior de la lanza, el fuego es el más efectivo para herir a un vampiro que las lanzas ya que las heridas con este no cicatrizan con la misma facilidad que las otras. Pero aún así tengo problemas, dos contra uno, pese a la fuerza que he adquirido, es demasiado, así que debo apurarme y tratar de… Recuerdo ahora que tengo otra facultad, los dragones de fuego, eso los detendría el tiempo suficiente para preparar las sombras de muerte o la tormenta fría, no esta la voy a dejar para después, me desgasta demasiado y mete mucha bulla, eso sería peligroso porque dentro quedan otros vampiros.

Les lanzo el dragón de fuego, creo que este proviene del clan Chang. Y este los envuelve volviéndolos una masa que arde en silencio, me concentro y genero a mí alrededor una oscuridad que rápidamente surge del suelo y avanza hacia mis enemigos, los rodea penetrando su carne y roba sus almas agonizantes las que trae hacia mí y entran a formar parte de mis energías y caigo al suelo efecto de haber absorbido las dos a la vez.

Ya van cuatro vampiros, y me faltan dos, lo que quiere decir que tengo a seis de mis enemigos destruidos y si cazo a los dos que necesito para poder llamar a la luna azul, la mitad de los lugartenientes de Kein que había en la ciudad estarán destruidos ¿quién habría dicho que después de muerto iba a cumplir la venganza de mis antepasados?

Me acerco a la ventana y veo que están bebiendo sangre, esto significa que es una orgía, es buen momento, entonces, para atacarlos y tener más poder del que necesito, sólo me faltarían cuatro, pero serán los más poderosos. Muevo la cabeza, no me voy a preocupar por ellos ahora, mejor me hago poderoso con este grupo de inútiles y después me ocupo de los otros, con el supuesto poder que me dará la luna azul vencerá hasta el propio Kein.

Me concentro en silencio, necesito de muchas sombras de muerte y muy poderosas si quiero absorberlos a todos, en especial si no los he debilitado antes, pero si no lo hago ahora, ya luego tendré que volver a pelear y está por amanecer, no tendré tiempo. Lentamente comienza a generarse la neblina negra que entra por debajo de la puerta y por las ventanas mientras rodea la casa cubil lentamente. Adentro los vampiros están tan entretenidos comiendo y bebiendo que no se han percatado de su presencia, tanto así que incluso se golpean unos a los otros para saber quien matará a la chica humana que tiembla frente a ellos con sus ropas desgarradas, no puedo hacer nada por ayudarla ahora, sólo esperar que mi magia la respete. Tomo aire y lanzo el conjuro final y todo se vuelve oscuridad a mí alrededor y alrededor de la casa, luego la neblina se vuelve violentamente hacia mí trayéndome las almas que ha capturado una a una; las cuento mientras me golpean al entrar en mi cuerpo, son seis. Pongo una rodilla en tierra tratando de recobrarme y acostumbrarme al poder que he adquirido, es tan cansador como las evoluciones de los vampiros, sin embargo, mi aspecto físico ahora es definitivamente humano, mi cuerpo tiene más carne que antes, lo que no significa que esté gordo, jamás lo fui ni quiero serlo, pero ya perdí el aspecto de cadáver, he crecido algunos centímetros, creo que ahora pasaré a Di por lo menos por una cabeza y, extrañamente, veo en mi sombra lo que parecen ser las alas que causaran la traición, me concentro en ellas y desaparecen bajo mis músculos dorsales, de seguro ahora podré transformarme en vampiro a mi antojo. Me levanto y me regreso al lado de Di, sólo espero que mis temores sean sólo eso, temores.

Al fin estoy al lado de mi princesa, que tan pronto me recuesto a su lado se abraza a mi pecho, pero este movimiento la hace despertar por completo, se nota la diferencia en tan poco tiempo. Se endereza y me mira a la cara preocupada.

- ¿Qué fue lo que te pasó?

- Que sólo quedan cuatro lugartenientes en esta ciudad – le digo abrazándola de nuevo – este es el Heero que era antes de ser vampiro.

- Eres mucho más lindo así – me dice sonrojada volviendo a apoyarse contra mi pecho – y tienes mucho más que acariciar – agrega metiendo la mano bajo mi chaqueta mientras la otra deja caer mi mascada al suelo – creo que es hora que sepas mi gran secreto – me susurra.

- Corazón mío – le digo – ya lo sé, lo descubrí desde un principio – le beso el hombro con delicadeza.

- ¿Tú sabías que yo…?

Pero la silencio con un beso mientras mis manos comienzan a soltarle el vestido que oculta lo que tiene y simula muy bien el tener lo que le falta. La dejo sólo con la enagua y me siento para que ella me desvista por completo, luego la recuesto sobre la cama y comienzo a acariciar su piel con los labios.

- No me vayas a rasgar la piel con tus colmillos – me pide al sentir que entierro levemente los dientes en su cuello.

- Me puedo convertir en vampiro a mi antojo – le digo mostrándole mis dientes, no tendré una dentadura perfecta, pero si puedo mostrarle que mis colmillos son normales.

- Ah, que bueno – me dice mientras une su boca a la mía – sé cuidadoso conmigo – me pide cuando mis manos viajan por sus muslos subiendo el ligero – ah – suspira cuando yo encuentro lo que buscaba – Heechan – gime bajito mientras yo le froto levemente con los dedos.

- Para que nadie nos vea – le digo mientras tomo la colcha y cubro nuestros cuerpos mientras me acomodo entre sus piernas. Mis manos no sólo le dan placer, sino que preparan el camino, aquel lugarcito en el que nos uniremos en uno – ¿estás lista? – susurro con mi boca en la suya.

- Si, hazme tuya – me pide y yo pongo mi miembro en su entrada ¿cómo sé lo que tengo que hacer si nunca antes he estado con nadie? No lo sé, quizás sea el instinto, quizás sea la sangre la que me tira, que sé yo, pero los movimientos sol pausados para no provocar dolor en su interior, pero ella me rodea con sus piernas y me obliga a entrar cada vez más, apretándome dentro mientras siento como el placer estalla en mi interior. Comienzo a entrar y salir de su interior y nuestra casita se vuelve poco a poco en un coro de gemidos de placer y calor, tanto que parece salir vapor de nuestros cuerpos calientes.

- Ah – gime al acabar y yo la sigo derramándome en si interior en lo que siento es lava hirviente que me quema y la quema – que bien se siente – dice cansada – pero creo que esto tendrá consecuencias – me rodea el cuello, aún no me deja salir de su interior – quiero de nuevo ¿podrás?

- Claro que sí – le digo sintiendo como mi cuerpo se recobra – solo me pregunto si mañana podrás sentarte.

- ¿Y a quién le importa eso? – me dice mientras me besa y yo me dejo hacer, me gusta mucho que sea así.

He despertado a media mañana porque ella se levantó de mi lado, se ha quejado un poco, creo que anoche abusamos de nuestra primera vez, pero se ha sentado y vestido con rapidez, dijo algo que debía ir por comida, así que me quedé acostado. Me acabo de percatar de algo, ya no soy fantasma, pero tampoco soy vampiro ¿qué es lo que me pasa?

- El libro te dará la explicación, Heero – dice mi amo – has despertado el poder Yuy, pero ten cuidado, aún no puedes vencer a Kein.

- Lo sé – respondo molesto.

Voy a la sala y encuentro a Di que esta de pie frente a mí de lo más sorprendida, ella jamás me había visto a plena luz del día, así que le sugiero que le preguntemos al libro qué es lo que sucede.

- Al fin se acuerdan de mí – me reclama molesto.

- Lo que nos faltaba, un libro temperamental.

- Veo que ya has liberado el poder de los Yuy – agrega sin prestarme atención – deben estar cansados ¿eh? – se burla y yo me acerco a cerrarlo, no estoy para bromas.

- ¡No, pregúntale primero! – me dice Di y bajo la mano – dinos por qué Heero sigue aquí.

- Al despertar los poderes de los Maxwell, ellos despertaron en ambos, ellos no sólo podían ocultarse de quien fuera, sino que, cuando eran vampiros, de día pasaban por el más común de los mortales con una magia muy antigua, ellos usaban la magia negra en su provecho, es herencia de los Barton.

- Pero Heero…

- No digas mi nombre – la abrazo a mi pecho.

- Bueno, él no está vivo.

- Pero le falta poco para estarlo. Ahora su tarea es buscar al último de los clanes de Benice, el único que permanece intacto y al que Kein no se atrevió a tocar, el clan de los Chang, uno de ellos es capaz de enseñarles a ustedes a controlar la magia que entre ambos comparten.

- Pero…

- Deben partir ya, antes que los muertos revivan.

- ¿Los muertos? – repetimos al unísono.

Continuará…

Ya sé, ya sé, dicen que en vez de ir revelando cosas, los dejo más metidos que antes, pero así es la cosa, si no lo hago y descubro todo al principio ¿serán capaces de seguir leyendo? En fin, todo se descubrirá en su momento, como lo que pasó con los otros chicos, quienes son el amo de Heero, quien es el libro, por qué a Heero no le afectan las maldiciones, etc. Solo les pido paciencia y que sigan leyendo hasta el final.

Shio Chang.