Advertencia: Los personajes aquí mencionados no son míos (que más quisiera), le pertenecen a sus respectivos dueños.
Quisiera hacer una aclaración antes de comenzar este capítulo, cuando me refiero a una madre, no es necesariamente una mujer, en el caso de estos seres puede ser la figura que toma el padre femenino. Otra cosa más, para quienes no han leído Hijos de la Sangre, vuelvo a insistir que solo a aquellos emparentados por sangre con la persona que lanzó una maldición no les afecta su magia. Ahora pueden seguir leyendo.
Los cinco clanesEl libro se cerró bruscamente ante nosotros y se negó a volver a abrirse, era como si hubiese metido la pata, cosa bastante difícil para un libro que dice ser sabio, y no nos quisiera explicar sus palabras. Molesto, lo lancé a un rincón de un golpe y hasta creo que se quejó, pero Di lo tomó y no lo volvimos a escuchar.
- Quizás sea bueno que vayamos a ver a esas personas – me dice ella – nos lo llevaremos por si acaso – agrega metiéndolo en una bolsa de viaje – llevaré un poco de comida para el camino...
- No sé dónde buscar a ese clan – le recuerdo – y este se niega a hablar.
- Pero si preguntamos por allí…
- ¿Y si vamos del lado contrario? Debemos saber, al menos, por donde empezar.
- ¿Sabes quiénes eran el clan Chang?
- Ellos estaban emparentados por sangre con los Yuy por línea materna – le dije pensativo – igual que el Clan Winner, pero no tengo ni la más remota idea donde… – y un sonido me interrumpe, viene desde la habitación de Di, en el espejo de cuerpo entero que está allí y que usamos de portal se ve una imagen difusa de un hombre – ¿Qué pasa? – creo que es mi amo.
- Bueno, puedo ayudarte al respeto – y resulta ser él, aunque su voz me suena más humana que cuando se comunica conmigo directamente – El duque de Konitsa era Wufei Marquize, que antes fuera Chang, estaba casado con Zech Marquize, que estaba emparentado con los Yuy por línea paterna. Sabes que los Winner de Maronia ya no existen, ellos traicionaron a su sangre y lo pagaron con creces al venderte, en cambio los Chang son gente de honor, ellos los ayudaran, sin embargo, debes guardar en secreto que eres vampiro y debes permanecer con tu imagen humana todo el tiempo que estés allí.
- Vamos a tener que emprender un largo viaje – le digo a Di – ellos habitan detrás de la cordillera si realmente están es ese pueblo del otro lado del reino, creo que es por eso que Kein no los ha atacado, es un viaje que no se puede hacer de noche por lo peligroso
- Este niño ha olvidado la activación de sus poderes mágicos – dice él desde el espejo – recuerda que activaron todos sus poderes, incluidos los de la luna azul, no necesitas viajar como el resto de los tontos vampiros de este mundo, allí donde haya alguien que comparta tu sangre o se encuentre emparentado por matrimonio, lo podrás alcanzar con la magia de los Benice ¿entiendes? No es un conjuro tan difícil de hacer, pero no debes entregárselo a nadie que no sea de tu casta.
- Muy bien – acepto.
- Toma a tu chica de la cintura, que ella se firme bien de ti y que ponga al libro entre ambos, tendrá que acompañarlos, no puede caer en manos equivocadas, pero tengan cuidado, no todos son Chang en ese pueblo.
- Entiendo – digo un tanto fastidiado.
- Enviaré el conjuro a tu mente, no me fío que no haya alguien por allí espiando – y escucho sus palabras en mi mente y me concentro para no decirlas en voz alta, acabo de sentir levemente una presencia humana, creo que es la misma mujer que sabe quién es Di, así que mejor no arriesgarse, aunque no creo que ella llegue a ver nada dado que las cortinas están cerradas, pero eso no evita que escuche cosas…
El viaje fue bastante rápido, me extraña que Kein no lo conozca, sin embargo es una fortuna para mí que no puedan hacerlo, de seguro este mundo estaría peor de lo que está si así fuera.
Miro el lugar al que hemos llegado mientras suelto a Di que se afirma de mi brazo, creo que está un poco mareada por lo violento del viaje, pero no parece ser mucho. Estamos de pie en un camino que viaja hacia un valle en donde se ve un pueblo muy colorido y pintoresco, allí hay muchos niños que nos salen al encuentro, casi todos son altos y de ojos oscuros, creo que ese era el único clan que no los tenía azules.
- Ustedes no pueden ser vampiros – asegura uno de los chicos muy convencido – el abuelo dijo que ellos no soportan la luz del sol.
- Sí, se vuelven cenizas – asiento mientras camino tomando de la mano a Di que se mantiene extrañamente en silencio.
- Su señora es muy bonita – dice otro de los chicos y ella se sonroja.
- Y usted tiene los ojos azules ¿Es de Benice?
- Sí, venimos de allí a ver a los líderes del clan Chang.
- Si, el abuelo dijo que alguien del otro lado de las montañas vendría alguien a buscar a mi padre antes que los muertos se levanten.
- ¿Cómo te llamas, pequeño? – le dice Di.
- Amichi Chang, Señora – le dice muy respetuoso – vengan, es aquí – nos muestra el castillo y entramos por una puerta muy grande. Tal como el resto del pueblo, el lugar es muy colorido, hay enseñas de dragones que escupen fuego, otros volando, pero todos tienen en el fondo la luna azul, igual que el emblema de mi familia que ahora llevo como mascada.
- ¿Quién eres? – me dice un hombre joven, debe tener más o menos unos veinte años y se ve que es muy serio, tiene los ojos negros y rasgados y el cabello firmemente amarrado en una coleta, se nota que es un Chang.
- Los extranjeros vienen a ver al abuelo, tío Wufei.
- No nos hemos presentado – digo al ver que se acerca un hombre mayor, ese debe ser el abuelo de Amichi – Soy Heero Yuy y ella es mi esposa, Diana Maxwell – digo y veo que de inmediato su actitud cambia.
- El reinado de Kein está por caer – sentencia el anciano y se voltea a Wufei – hijo, ve por tu primo Zech.
- ¿Por qué tengo que ir por ese? – dice muy molesto y yo recuerdo que el anterior Wufei, el de la época de mi bisabuelo estaba casado con alguien del mismo nombre, es muy probable que ellos sean sus últimos descendientes y por lo mismo sean agresivos entre ellos.
- ¿Cómo que por qué? – le dice exaltado el anciano – aquí está el rey y su esposa y ustedes serán los encargados de entrenar a su majestad en el uso de la magia de los Yuy.
- Puedo enseñarle solo – insiste, parece que no quiere ni ver a su primo – Zech lo único que hace es estorbar y molestar.
- Zech es mayor y tiene más experiencia que tú – le dice con paciencia, se nota que está acostumbrado a que se niegue a estar con el mencionado – y no me salgas con eso que mejor los entrene él solo, sabes que tiene que haber alguien que le ponga los pies en el suelo y reaccione.
- ¿Y tengo que ser yo necesariamente?
- Sabes que sólo a ti te escucha – le dice divertido.
- Odio a Zech.
- Oh, vamos ¿cuándo vas a superar y aceptar que sea tu prometido?
- Mi prometido un… - se calla la grosería sonrojado mirando a Di, estoy seguro que si no fuera por su presencia diría de golpe lo que piensa de su prometido.
- Bueno, pero primero alojaremos a sus majestades – dice el abuelo.
- Abuelo, yo puedo ir por Zech – se ofrece Amichi solícito – así el tío Wufei no lo tendrá que ver más de lo estrictamente necesario.
- Muy bien, que venga de inmediato.
En el pueblo fue mucho el revuelo que causo al saber de nuestra presencia, todos tenían curiosidad por saber comer era que habíamos llegado al poblado si toparnos con sus trampas y sin que los vampiros nos cazaran antes, porque ellos sabían que los descendientes de los Maxwell habitaban al sur de Meridian y nadie había sabido nada de los descendientes de los Yuy hasta ahora.
- Bueno, yo estaba en la capital, bajo las narices de los vampiros – dijo Di sonriendo – sólo que ellos no saben que soy una Maxwell por nacimiento, Heero me sacó de allí para que no me hicieran daño.
- ¿Y tú? – me preguntan a mí y me quedo un minuto en silencio, no quiero mentirles, pero tampoco puedo decirles la verdad.
- Bueno, yo vivía en Maronia y los vampiros me encontraron, pero – miré a Di y le tomé la mano para que no se sorprendiera por la mentira – me escapé y encontré a Di, ella activó mi magia y así fue como llegamos hasta aquí.
- Que bueno que lo consiguieron, no sabemos por cuanto tiempo más la magia que nos oculta será capaz de resistir los embates de la magia negra – dijo el abuelo – de Meridian salieron los traidores, uno emparentado por sangre y el otro por matrimonio.
- ¿Ud. sabe que fue lo que pasó con los Winner y los Barton? – dijo Di con curiosidad.
- Bueno, sólo lo que se ha contado de generación en generación – dijo el abuelo y consiguió la atención de todos, incluso la mía – Quatre Winner, primo del rey por línea materna, no tenía esposo para la luna azul y sus hermanas estaban preocupadas que no tuviera descendencia. Por ese tiempo se apreció un extranjero llamado Trowa, que resultó ser primo del príncipe heredero de Meridian quien ya era esposo de nuestro rey, él mordió al joven Winner y lo obligó a casarse con él sin haberlo cortejado antes y después tuvieron un hijo, Hamish, al que parecían querer mucho, pero cada tanto tenían peleas a causa de la magia de Trowa y el hecho que no pasara mucho tiempo con su familia. Nadie sabe cómo fue que accedió el señor Trowa a volverse vampiro, sólo sabemos que entregó a su hijo y a su esposo a Kein y que este mató al primero cuando trataban de escapar junto con el príncipe Doshi, lo más extraño es que el Duque desapareció luego de dejar a salvo a su sobrino y que poco después este desapareció de la misma manera.
- ¿Y que fue de los otros clanes?
- El clan Oz fue totalmente destruido puesto que ellos lucharon hasta el final para proteger al joven Dúo, incluso fueron exterminados aquellos con los que se casaron en Meridian, los acusaron de traición. El clan de los Marquize fue acabado casi por completo, de ellos los únicos que quedan son Wufei y Zech, que son primos lejanos y se odian pese a que están comprometidos.
- Yo no odio a Wufei, abuelo – dijo el rubio mirando a su novio – por mí nos casábamos mañana, es él el que no me quiere.
- Sólo si me entregaran tu cabeza en una bandeja de oro y sin el resto de tu cuerpo – le replicó él muy molesto – no sé qué locura le dio al abuelo de comprometerme contigo.
- Si eres tan lindo – le dijo acercándose a él.
- ¡Aléjate de mí, bestia!
- Bueno, no sabemos mucho tampoco – prosiguió el abuelo ignorando al par que peleaba, uno por acercarse al otro y el otro tratando de quitarse de encima al pegote – corrió el rumor que uno de los descendientes de Yuy había sido convertido en vampiro, pero no hubiese sobrevivido a la maldad de Kein.
- ¡Abuelo! – gritó Zech como niño pequeño al recibir como respuesta a sus requerimientos amorosos un buen golpe en la nariz – Wufei no me deja besarlo.
- ¡Ay, no, que asco! – dijo este haciendo un gesto y todos se rieron menos Zech.
- ¿Qué, acaso tienes miedo que te gusten?
- ¡Tengo miedo a que se me pudra la boca!
- Estos niños – dijo el abuelo moviendo la cabeza – ¿cuándo van a madurar y comportarse como los adultos que son? ¿Qué van a pensar sus majestades que somos cuando nuestros herederos se comportan como críos?
- No se preocupe – le dije yo manteniendo la cara seria frente a todos pero muerto de la risa por dentro – servirán de payasos en palacio cuando lo recobremos – agregué encogiéndome de hombros – solo espero que en el entrenamiento que me van a dar no se comporten así, debemos regresar para la luna azul a la capital.
- Sí, es cierto, la profecía debe cumplirse ese día o tendremos que esperar cinco años más antes de intentar matar a Kein.
No me gusta la idea, si las cosas no marchan como debería, esteré entre un mundo y otro por cinco años, Di no podrá tener una familia y quizás hasta se aburra de mí ¿quién quiere por esposo a un muerto por mucho que este pueda hacerle cariño? No dejaría de estar muerto.
- Me pregunto que sería de Quatre – dijo el abuelo – dicen que desapareció a causa de la rabia que le causó que su esposo lo traicionara, su cuerpo no apreció jamás y su esposo, creo que es uno de los lugartenientes de Kein, decía que no estaba muerto, que se había ocultado en alguna parte a planear su venganza.
- Pero de eso han de haber pasado unos setecientos años ¿no? Sería imposible encontrarlo ya, estaría bien muerto.
- Mi buen rey – me dice el anciano – no conoces de lo que sería capaz un brujo con verdaderos poderes mágicos y con la rabia suficiente para utilizarlos.
Debo darle la razón, pero, si él tenía el poder suficiente para vengarse de Kein ¿por qué no lo hizo? Aquí hay cosas que aún no me cuadran.
- Venga, esta noche iniciaremos su entrenamiento, su majestad – me dice Zech pasándome el brazo por los hombros abrazándome y vi a dos personas enojándose por sus actos.
- Oye, es mi esposo – le dijo Di apartándolo con brusquedad – yo no más puedo abrazarlo – agrega dándome un beso en la mejilla – a la otra te mato – lo amenaza molesta.
- Por eso no quiero casarme con él – dijo Wufei.
- Nunca has querido casarte conmigo – le reclama el rubio.
- Por supuesto ¿acaso no sabes que desde un principio me di cuenta cómo eras? – le dijo cruzándose de brazos – coqueteas con quien sea.
- Ah, estas celoso – se sonríe el rubio divertido y veo como se acerca al moreno y se gana otro golpe.
- Si sigues así, te entregaré a los vampiros – lo amenazó.
Estoy agotado, esto de ser humano ha evitado que absorba las almas que necesito para mantener mi forma física, y cada dos días debo ir y venir de la capital, aquí y el otro mundo para no volver en un momento inoportuno y forzado por mi necesidad de comer almas.
Tampoco me ha ayudado mucho el que Di quiera hacer el amor todos los días, está realmente convencida que así tendremos un hijo, aunque el abuelo haya dicho que con la magia de la luna azul nos evitamos lo del embarazo, pero ella insiste que así es más divertido. Y claro, soy yo el que se desgasta para cumplirle a ella y mantenerme en pie durante los agotadores entrenamientos, pero debo admitir que también es mi culpa, no soy capaz de decirle que no cuando viene a mí cada noche buscando mi calor.
- Te ves muy mal – me dijo el abuelo – y no creo que sea por el entrenamiento, un joven con tu magia debería ser capaz de resistirlo.
- No es sólo por el entrenamiento, es por otras cosas además de eso – le digo suspirando – está Di que quiere tener una familia, está el entrenamiento, está que no he dormido una noche completa y como se debe en mucho tiempo y está… – en esto último me callo, no debo contarle de mis idas y venidas – bueno, es que estoy agotado.
- Deberías decirle a tu esposa, de seguro ella te comprende y te mima bastante esta noche, así podrías descansar ¿no crees?
- Quizás – suspiro – pero es que, cuando ella se acomoda contra mi pecho no puedo evitar que la sangre se me caliente y la desee.
- Mm, pero eso es a causa que están recién casados.
- Di me está sacando el jugo y el seso – digo molesto – me va a mandar al otro mundo y sin regreso.
- Ah, no conozco a nadie que regrese del otro mundo – se ríe el abuelo y me deja solo. Menos mal, casi le digo que yo regresé del otro mundo, que puedo ir y venir a mi antojo, pero sería revelar mi secreto, pero comienzo a cansarme de todo esto, estoy casi seguro que ellos comprenderían mi situación y me apoyarían, pero mi amo dijo que no y debo acatar.
- Heero – me dice Di sentándose a mi lado acariciando mi brazo con ternura – te ves enfermito.
- Estoy cansado – le digo apoyándome en su hombro dejándome querer – me dice el abuelo que descanse, pero yo no quiero dejar de cumplirte ¿sabes?
- Ah, bueno, entonces esta noche te haré cariñitos y dormirás mucho – se pone de pie y me jala con ella – y empecemos de inmediato, te vas a ir a dormir la siesta de inmediato.
Mi Di es muy linda y cariñosa cuando quiere, no debí preocuparme tanto que ella no quisiera darme descanso, debí haberlo pensado antes y haberle dicho que me estaba quitando las energías, creo que el tiempo que viví en Maronia me hizo ser desconfiado, pero claro, allí no llevé una vida ideal, ni mi infancia ni mi juventud, la tuve que sufrir bastante, quizás por eso no me entrego con la misma libertad que me gustaría, pero de ahora en adelante le pondré todo mi empeño a entregarme por entero a Di y abrirle mi corazón.
- Los muchachos me dijeron que yo también debo aprender a usar mi magia – me dice obligándome a acostarme – creo que voy a aprovechar de dejarte descansar y los voy a agotar a ellos de paso, a ver si aprenden a no abusar de mi esposo ¿cómo se les ocurre agotarte tanto? Yo no voy a permitir que te hagan daño y te manden de regreso al otro mundo, eso revelaría tu secreto y tu amo se enfadaría y quizás no te deje regresar a mi lado ¿qué va a ser de mí si eso pasa? Quiero que tengamos hijos, pero no podré si tú no estás para hacérmelos...
- Ya, ya, no va a pasar nada, él es que más quiere tomar venganza de Kein – le digo tranquilizándola tratando de no reírme de sus angustias.
- Sí, es cierto – me sonríe – descansa mientras tanto ¿de acuerdo?
- De acuerdo – le digo y cierro los ojos, creo que el agotamiento me la gana, porque el sueño me vence y me quedo dormido.
El lugar está oscuro, quizás sea de noche ya y Di aún no regresa, es ella la que enciende las velas y las antorchas para iluminar las habitaciones. Me siento en la cama y me doy cuenta que no estoy en mi habitación, este lugar lo conozco demasiado bien, es el salón donde Kein vigila las evoluciones, allí donde fui traicionado por tener alas. Pero no es tal como y lo recuerdo, aquí hay pendones de diferentes familias, está un pendón azul que tiene tres lunas, uno verde que tiene un dragón, uno amarillo que tiene unos caballos, otro que tiene el color celeste con estrellas doradas y el último era blanco con unas aves tomadas por las alas. ¿Qué es todo eso? Me muevo un poco y me encuentro frente a mí a tres jóvenes muy parecidos, uno de ellos parecía ser tan solo un niño de unos diez años.
- Venga, Heero – le dice un hombre rubio y de ojos cobalto iguales a los del niño que se llama como yo – es hora de tu primera noche de luna Azul.
- Yo no voy a tener familia esta noche – le dice muy serio.
- Por supuesto que no, pero Berduki se casa hoy con Traize y debes estar presente porque tú has sido su chaperón todo este tiempo.
- No es cierto – se defiende cruzándose de brazos.
- Venga, mi pequeño, te esperan – le sonríe y veo en el hombre algo que llama mi atención profundamente, tiene un cierto parecido con Kein ¿sería así cuando era humano?
- Kael – lo llama otro hombre, él si se parece al niño pero tiene los ojos de color celeste – los chicos están listos para la ceremonia.
- Claro, Doshi, ya vamos ¿verdad, Heero?
- ¿Habrá torta? – dice el pequeño Heero.
- Este vampiro vive del azúcar – se ríe el hombre y se dirigen al centro de la sala donde el que creo es el hermano mayor.
- Las hormigas también los hacen ¿sabes?
De repente todo cambia y veo a los mismos muchachos en una fiesta, pero allí hay otros más, uno rubio de ojos celestes igualito a Zech, uno moreno, igualito a Wufei y otro rubio, aunque de pelo corto y de cara angelical, con los ojos de un color azul turquesa.
- Tus primos son muy divertidos – dice el joven llamado Traize abrazando a Heero como quien abraza a un hijo – ¿por qué no vas a jugar con ellos?
- ¿Cuándo te vas a acostumbrar que ya nos soy un niño, Traize?
- Quizás cuando tu hermano me quiera dar uno a mí.
- Mm, hablaré con él para que te hagas cargo de alguien más.
- Excelencia – dice un hombre alto que tiene en sus ropas el emblemas de los Winner – nos avisan del ataque de los Meridian, han regresado a su fortaleza con el rabo entre las piernas.
- Quizás sea la hora de atacarlos y acabar con esta guerra – dice el joven llamado Berduki – pero haremos los planes en Hondonada Perdida, allí nadie conocerá nuestro plan.
La escena vuelva a cambiar y ahora se encuentra solo el joven que se llama como yo, está triste y callado, está pasando revista de los daños y las bajas recibidas durante la batalla en el castillo Maxwell, los hermanos mayores han perecido horriblemente y las bajas se han dado especialmente en las tropas selectas que lo acompañaban a él en su frente de batalla.
- Me huele a traición, Excelencia, no debería dejar libre a esa mujer que se casó con un enemigo – le dicen a Traize.
- No hay pruebas para culparla – dice él.
- ¿Qué más prueba necesita de su traición que el que se haya casado con Beruck Darlean? – insiste el hombre.
Y todo se diluye lentamente y comienzo a escuchar que Di me llama a cenar, creo que está anocheciendo, pero ¿qué es aquello que vi? Y ¿por qué el salón de la evolución precisamente? Quizás el abuelo entienda el por qué de mi sueño.
- Fue divertido entrenar con Zech – me dice mientras me ayuda a calzarme – creo que no se esperaba que yo, siendo mujer, fuera más fuerte que él, claro que me anduvo coqueteando y Wufei se enojó, en especial cuando me tomó por el trasero, pero, claro, yo no me pensaba dejar y le di un golpe mágico que lo dejó noqueado y Wufei se aprovechó para echarlo a un canal con agua.
- Voy a tener que hablar con él, esto no puede volver a pasar, debe respetar a su futura reina o voy a tener que pegarle, o le voy a cortar las manos.
- Pobre Zech – se sonríe y se pone de pie – vamos a comer ¿sí? Y no te veo muy descansado.
-Anduve vagando en mi mente – le digo tomando su mano yendo hacia el comedor – pero quiero preguntarle algo al abuelo.
- Bueno, pero primero habla con Zech ¿sí?
- Está bien, hablaré con él primero – y tuve que aguantarme la risa al verlo con el cabello mojado – Zech, necesito que aclaremos algo – le digo muy serio fingiendo un enojo que no siento – no puede ser que le estés faltando el respeto a mi mujer mientras yo no esté ¿cómo se te ocurre darle un agarrón? A la próxima voy a ser yo quien te pegue o te tendré que cortar las manos.
- No, creo que con el castigo de Wufei tuve suficiente – me dice mirando el suelo – supongo que voy a tener que conformarme y aceptar que no soy bueno para ser su esposo.
- Deberías tratar de cambiar de actitud – le dice el abuelo.
- Abuelo, tuve un sueño extraño – y le describo lo que vi.
- Es el salón principal del castillo, los emblemas que viste son de los clanes Yuy, Marquize, Chang, Winner y Oz, en ese tiempo eran tres hermanos: Berduki, Sakano y Heero, viste a sus padres, tanto el paterno como el materno, a sus primos y escuchaste de la traidora que vendió a los hermanos mayores del rey y el nombre de uno de los que ayudó a Kein a hacerse del poder.
- ¿Beruck Darlean? – repite Di – ¿ese no fue uno de los lugartenientes que mataste?
Y todos nos miran sorprendidos, yo no he hablado de los vampiros y menos de los lugartenientes que he vencido y absorbido, no quería hacerme notar de esa manera, en especial porque no podía explicar cómo los he vencido.
- Vaya, así que has vengado a Dúo Yuy.
- Fue sólo coincidencia – digo tratando de restarle importancia.
- ¡Y vengaste a mi familia de paso! – me dice Zech – ese tipo acabó con mi familia y el muy desgraciado, luego de matar a todos los hombres, violó a las mujeres y las mató.
- No era un tipo muy fuerte, Heero lo venció de una pasada – insiste Di y yo la hago callar, no quiero que les cuente cómo lo hice.
- Lógico, es un Yuy – dice el abuelo – en especial si ahora tiene casi toda su magia y estás a su lado ¿verdad?
Yo hago un gesto y la cena es servida y todos se olvidan de las últimas palabras de Di, excepto Wufei que está sentado ante nosotros, creo que para alejarse de Zech, que con la mojada parece haberse calmado un buen resto.
- ¿Cómo vences a un vampiro?
- Los vampiros tienen algunas debilidades – le digo mientras le sirvo vino a Di – no sólo los afecta el sol, también el agua los daña, sus cuerpos se consumen y sólo queda el esqueleto, las heridas cicatrizan rápido, pero cuando se las haces con fuego pueden provocarles la muerte, y la mejor forma de matarlos es por empalamiento, pero debes hacerlo de abajo hacia arriba y de frente porque tienen el pellejo muy duro.
- Sí, yo no sabía cómo hacerlo, pero no es tan fácil pillarlos desprevenidos.
Esta Di, si sigue así le va a revelar la verdad a cualquiera.
- Mm, me gustaría tener la ocasión de enfrentarme a uno y matarlo – dijo Wufei molesto – ellos acabaron con los míos con tanta facilidad.
- Eras sólo un niño, tuviste la suerte de sobrevivir – le digo – yo tampoco pude hacer mucho cuando mi padre murió a causa de un ataque de los vampiros, tampoco cuando mi madre lo hizo, o cuando atacaron Maronia y acabaron con mis primos… – creo que lo mejor sería que me callase, estoy por revelar mis secretos dado que ellos saben que los Winner se extinguieron.
- Es terrible ver morir a la familia – asiente Wufei.
- Pero es peor cuando esta te traiciona – dijo Di molesta – la gente de nuestro pueblo nos entregó a los vampiros porque sospechaban que uno de nosotros era descendiente de los Maxwell y toda nuestra familia se hizo la desentendida, les importó poco lo que nos fuera a pasar a los que éramos vendidos.
- El miedo es una cosa viva, pequeña – le dice el abuelo – por miedo eres capaz hasta de venderle tu alma al diablo.
- Yo preferiría morir a traicionar a quienes confían en mí – dice Wufei.
- No todo el mundo tiene el código de honor de los Chang, mi querido Wufei – le recuerda el abuelo – y algunos han pagado con su vida su confianza.
Es cierto lo que dice el abuelo, yo sufrí mucho por la traición de algunos Winner que pretendieron salvar sus vidas a cambio de la mía, pero ellos pagaron con creces lo que hicieron, al menos yo sigo en este mundo, sus almas deben estar atrapadas y sin descanso entre este mundo y el otro.
- Heero – escucho la voz de mi amo y me preocupo hasta que me doy cuenta que me habla directamente al cerebro – creo que es necesario que reveles en parte tu secreto, ellos están protegiéndote del uso y control total de tu magia porque temen que te pase algo.
- ¿Y qué se supone que les debo contar?
- Que eres vampiro.
- No creo que les agrade – murmuro y noto que tanto Wufei como el abuelo se han quedado mirándome fijamente.
- ¿Qué es lo que no nos va a agradar? – dice el abuelo.
- Bueno, ustedes escucharon el rumor que el heredero de los Yuy había sido convertido en vampiro – y veo que ellos asienten – en realidad es cierto, hace muchos siglos fui convertido en vampiro.
- ¡Los vampiros no se pueden exponer al sol! – dice Amishi.
- Es verdad, pero la Magia de los Maxwell me protege de eso, aunque sí soy vulnerable al resto de los ataques – le digo – yo fui traicionado en tres ocasiones, dos por los que pensaba eran mi familia y luego por los mismos vampiros, notarás que soy muy diferente, me pudo transformar en vampiro a mi antojo tal como lo hacían antiguamente, los otros son cualquier cosa, menos humanos, tengo alas – y sonrío al ver a Amishi sorprendido – y tengo la magia que a ellos les falta.
- Pero has sobrevivido mucho tiempo – dice Zech – y ellos deben saber quién eres dado al parecido que conservas con tus antepasados.
- Si, es cierto, por eso he tenido que escapar y venir aquí, no puedo vencer a Kein con sólo los poderes que ahora tengo, aún con los poderes que me brinda la luna azul no podría hacerlo ya que desconozco de lo que soy capaz.
- El clan Chang te va a apoyar siempre – me dice el abuelo – pero esto es…
- Yo no quiero ser vampiro – le digo – ni quiero que mis hijos lo sean, he vivido demasiado tiempo y quiero envejecer junto a los que amo, jugar, divertirme, sentarme al sol sin tener que preocuparme que si me duermo mi magia puede dejar de protegerme, caminar por la orilla de un lago sin temer a morir mientras mi carne se seca – me estremezco ante el recuerdo – y no ver morir a los míos de viejos mientras yo me mantengo joven.
- Existe una manera de romper la maldición, esta empezó por celos, casi como la primera vez, creo que la culpa la tiene un anillo maldito, este le brinda al que lo porta la magia que necesita para obtener lo que quiere, pero existe un fuerte contra hechizo, el amor que tenga esa persona. En el caso de la primera vez, el Yuy que era el objeto de deseo amaba al portador del anillo, en cambio en esta ocasión amaba a alguien más y por ese alguien murió.
- ¿Y cuál es esa manera? – pregunta Di a mi lado.
- La destrucción del anillo, pero ello acarreará la muerte del portador. Heero Yuy dejó dicho que su sangre con la del otro reino lo vencerían, pero la magia que en estos momentos tiene Kein se fortalece tratando de destruir la nuestra, que es la que ha mantenido a salvo todos los conjuros de la familia real.
- Él conoce algunos de los conjuros de la familia – dice Amishi.
- Es un descendiente mucho mas cercano a aquellos reyes que nosotros – le recuerda el abuelo, pero yo sé que fue mi amo el que me enseñó a realizarlo.
- Bueno, ahora que sabemos que eres más fuerte de lo que aparentas, tendremos que iniciar un entrenamiento más intenso.
- Ah, no, no me lo van a dejar sin fuerzas – se opone Di y yo sonrío para mí – no quiero que lo manden al otro mundo – me abraza con fuerza.
- No vamos a hacerlo, señora – le dice Wufei divertido- será un entrenamiento intelectual y no físico y seré yo quien lo ayude, Zech no volverá a aprovecharse del pánico, se lo aseguro.
- Alguien que respete la propiedad ajena – aceptó ella – pero lo quiero de regreso a media tarde para que duerma la siesta y descanse como se debe.
- Para que después me canse ella – digo divertido y recibo en respuesta una mirada asesina de su parte – no te enojes.
- Yo te defiendo y con lo que me sales – dice muy molesta mientras se cruza de brazos en un gesto muy poco femenino.
- Corazón mío – le digo abrazándola – no te pongas así, no quise ofenderte.
- Heero – dice apoyándose en mi pecho ocultando su rostro en mi cuello, creo que ha captado lo que quise evitar que vieran los Chang – te quiero.
- Lo sé, pero recuerda lo que soy – le digo acariciando una de sus orejas con delicadeza.
- Ejem – dice Zech con cierta molestia – creo que no deberían hacer eso, hay quienes nos sentimos abandonados por aquí.
- No es mi culpa – le dice Di que levanta la cabeza – deberías ser más el futuro esposo de Wufei que un coqueto.
- ¡No quiero que se comporte como si fuera a ser mi esposo! – despotricó este – la última vez que hizo eso, casi mató a un chico que me dijo que era lindo.
- Por supuesto que tenía que hacerlo, le había dicho antes que eras mi prometido, que no se acercara a ti.
- Él le coquetea a cualquiera, pero yo no puedo hablar con nadie ¿Acaso crees que voy a hacer la vista gorda como hacían las mujeres de tu familia? Soy bien hombrecito y si lo sigues intentando te va a ir muy mal.
- Ya, es suficiente – los interrumpo mientras ellos se miran como si fueran dos perros furiosos, pero no hay caso con ellos – vamos a entrenar, Wufei – me pongo de pie y le hago una seña para que me siga, si no los detengo esos dos van, o a terminar matándose o a terminar en la cama.
- Yo quiero ver cómo es de vampiro – dice Amishi siguiéndonos y Di se sonríe divertida.
- Si quieres verlo feo, no lo conseguirás – dice divertida – mi Heero es el único vampiro guapo que he visto en mi vida.
Entrenar de noche y convertido en vampiro es menos agotador que hacerlo de día, es este último desgasto doblemente mis energías ya que no puedo dejar de mantener activo el conjuro que me protege del sol, en cambio en la noche puedo bajar las barreras y más ahora que conocen parte de mi secreto.
- La señora tenía razón, usted no es el monstruo del que hablaban el tío Zech y el tío Wufei – me dice Amishi – y usted tiene alas ¿hay más vampiros con alas?
- No, no los hay, por eso el resto de los vampiros me traicionaron – le digo dando un salto para evitar que el golpe mágico me dé alcance y planeo suavemente antes de aterrizar frente a sus ojos.
- ¿Cómo te traicionaron?
- Bueno, mi padre regresó a la capital a buscar al suyo, pero no pudo encontrar ni rastro de él, así que nos tomó a mi madre y a mí y nos llevó al norte, en el camino nos descubrieron y lo mataron, sin embargo mi madre y yo pudimos escapar y llegamos hasta Maronia a pedir auxilio a la familia de mi padre, mis tías me recibieron pero nunca fui tratado como el descendiente del rey, yo era sólo un allegado, debía trabajar para ganarme el sustento para mí y mi madre. Luego llegaron los vampiros y atacaron el castillo, murieron muchas personas, incluida mi madre por no decir donde estaba, mis tías enfurecieron y me echaron a la calle, yo no iba a ser la causa de la muerte de sus hijos. Años más tarde volvieron a atacarnos y ellas me entregaron a los vampiros para protegerse, sin embargo, ellos no son dados a respetar ni su propia palabra y acabaron con los Winner.
- Eso es lo que se merecen los traidores – dijo Wufei – quien traiciona a su sangre se traiciona a sí mismo.
- Supongo que es cierto – suspiro.
- ¿Quién era tu abuelo?
- Doshi Yuy – respondo.
- ¿Y tu abuela?
- No lo sé, mi padre no hablaba de su familia, supongo que, como todos, ella fue asesinada por los vampiros, Kein debió de odiarla con la misma intensidad que odió a Dúo Yuy ya que él se parecía mucho a su padre.
- ¿Lo conociste?
- No, sólo he visto sus retratos.
- Y él desapareció mucho antes que su majestad naciera – le dijo Wufei cansado de las interrupciones del niño – ahora déjanos practicas, Amishi, no tenemos tiempo para perderlo.
- ¿Por qué la luna azul es tan importante?
- Porque ella le da el poder al rey Yuy que necesita para ayudar a las parejas que no pueden tener hijos a procrearlos y su poder se ve multiplicado por 10 – le dice Zech que se ha mantenido aparte mirándonos entrenar.
- Pareces molesto – le digo.
- Porque estoy seguro que nos ocultas algo más – dice mirándome a los ojos, recuerdo que me dijeron que una de las facultades de la familia real es leer la mente de quien ellos quieran, pero él no es de esta familia aunque sea el custodio de estos poderes.
- Dime ¿qué es lo que quieres saber? – le contesto muy calmado.
- Has estado en la capital por setecientos años y nunca hemos sabido de un intento de rebelión, así que ¿cómo sé que no tratas de usarnos para tomar el poder…?
- Zech, no puedes desconfiar de su majestad – le interrumpe Wufei molesto.
- Mis poderes, los que ahora ustedes están viendo, se mantenían sellados – le digo tal como me lo explicó el libro – y sólo cuando encontré a Di ellos se despertaron, sin embargo, me he mantenido fuera de circulación todo este tiempo no por mi propio gusto.
- ¿Por qué no nos cuentas toda la verdad?
- Ya basta, Zech – le dice Wufei enojado – él nos contará todo cuando lo crea conveniente, recuerda quién es.
- Y también es un vampiro.
- ¿Acaso crees que lo soy por mi propio gusto?
- No cualquiera sobrevive a la transformación de vampiro, fue la maldición que les echó a los vampiros Wufei Marquize cuando comenzaron a adueñarse de este reino y mataron a su esposo.
- A mí no me afectan esas maldiciones – le digo – sólo la sangre de un vampiro puede romper las maldiciones de otros, por si no lo recuerdas, y yo estoy emparentado con él por sangre en línea directa, si es que se te olvida.
- Lo siento, pero es que los vampiros acabaron con mi familia completa cuando yo tenía ocho años junto con todos los de nuestra aldea y fui rescatado por los Chang de las ruinas de mi pueblo.
- Estás perdonado – le digo tranquilo, yo también sería desconfiado en su lugar y de cierto modo lo comprendo por lo que me tocó vivir cuando estaba en Maronia – y es cierto que les oculto algo, pero por ahora no puedo hablar de ello ya que la maldición que cayó sobre mí jamás podrá ser rota y Di no podrá ser feliz nunca.
- Y de seguro nos echará la culpa a nosotros si eso pasa – agregó Wufei – vamos, sigamos entrenando, ya hemos perdido bastante tiempo.
Y Zech pareció quedarse tranquilo ante mi explicación, no es que me preocupe demasiado, pero no quisiera perder su apoyo, ellos son la familia que hace tanto tiempo me habría gustado tener, si mi madre hubiese vendo aquí en vez de ir por los Winner, quien sabe qué sería de mí hoy, quizás hubiese vencido hace mucho a Kein y ahora este mundo no sería como es, pero ¿habría conocido a mi Di en ese tiempo? Vaya a saber uno, pero ya no se puede volver atrás el tiempo, debemos seguir adelante.
- ¡La barrera mágica ha caído! – se escuchó un potente grito desde la montaña.
- ¡Organicen la defensa! – escuché gritar al abuelo casi al momento y todos comenzaron a movilizarse.
- ¿Querías enfrentarte a los vampiros? – le dije a Wufei volviéndome de inmediato hacia Amishi – Dile al abuelo que yo asumiré la defensa del camino principal, sólo necesito que frente a cada puerta de las casas de todo el pueblo haya una antorcha encendida, y que pase lo que pase, nadie se asome a mirar, yo avisaré cuando pueden hacerlo.
- Quiero ayudar – dijeron los tres a un tiempo.
- Pues defiendan los costados del pueblo haciendo fogatas en las entradas del pueblo – les ordeno y asienten, es hora de probar cuan fuerte me he vuelto con la magia adquirida y el entrenamiento de estas semanas…
Continuará…Cada vez hago el capítulo más largo que el anterior y espero que ahora sí puedan deducir algunas cosillas por allí, se sorprenderán cuando se enteren de todo, porque quien es el amo de Heero, el libro y el otro abuelo de Heero… No, mejor las dudas se las dejo para después, sólo que creo que ni se lo imaginan.
Shio Chang.
Por cierto, me tardé en actualizar y por eso mando dos al hilo, que los disfruten.
