Disclaimer: Si aún tienen dudas no tienen más que ver el primer capi ;)
Aviso: Vale, vale... Se que este bicho ya esta bien gastado... Pero por si las dudas alguien no se acuerda, los chicos aún están en Dol Guldur con Uglúk y el bendito Nazgûl. Deduzcan lo que significa, ¿OK?
El dolor es más profundo que la piel
Otro día amaneció, pero para Atavus, quien no había visto la luz del sol desde que fue llevada a Dol Guldur, era como si el mundo se estuviera convirtiendo en un lugar muy oscuro. Recordaba lo que le había dicho a Legolas. Él y Estel habían llevado la luz del sol a su existencia, pero no les había visto en lo que le parecía una eternidad y cada parte de su alma lucía oscura ahora.
Ya no estaba segura de cuanto tiempo había pasado, pero sabía que no podían ser muchos días. Quería ver a sus amigos, pero sabía que si lo hacía significaría que era su turno de ser torturados. Había lastimado su corazón ver como Elladan y Elrohir eran torturados, pero sería mucho más duro si fueran Legolas o Estel.
Cuando los orcos vinieron a buscarla peleó con más fuerza que de lo que nunca luchará. Estaba debilitada por la falta de agua y comida, pero se resistió sabiendo que uno de sus amigos estaría esperándola en las habitaciones del Nazgûl. Había arañado, mordido, clavado las uñas y pateado a los orcos que la llevaron a la cámara, lo que solo le dio más magullones. Un par de orcos estaban peor de lo que ella, lo que le dio una especie de placer perverso. La tiraron violentamente al piso donde escupió la sangre del orco que acababa de morder. Pero tenía que ver a cual de sus amigos torturarían hoy. Cuando abrió notó horrorizada que Legolas colgaba de las cadenas que habían sido fijadas al techo en la mitad de la habitación. Tenía oscuros moretones en su pecho desnudo y su labio estaba roto y sangrando. Obviamente ella no había sido la única que había peleado.
No pudo controlar un pequeño gemido nasal causado por el grandísimo temor que tenía a lo que pasaría después. Esto hizo que el Nazgûl se riera. "¿Eso significa que este te importa más que los otros?" Ella negó con la cabeza. "Creo que si. Tal vez hoy sea el día en el que finalmente te rendirás."
"Ella nunca se rendirá ante ti, bestia," dijo Legolas haciendo una mueca al espectro. "Ella es demasiado fuerte para eso," le sonrió a Atavus para mostrarle su fe en ella. Deseaba poder contarle su plan de escape. El pensamiento le habría ayudado a resistir, pero ella tendría que arreglárselas sola para sobrevivir lo que estaba por venir.
Estaba por romperse, podía sentirlo en su alma y su corazón. No podía mirar más. Deseaba que las palabras de Legolas fueran ciertas, pero sabía que no era tan fuerte como lo parecía. Se arrodillo y lo miró. Abrió la boca para decir que no podía soportar más, pero su mirada la detuvo. Él confiable plenamente en ella. Sonrió y dijo algo que ella no esperaba. "Todos tenemos que sacrificar algo para llegar al final." Pensó en sus palabras un momento. Ella se había sacrificado en el bosque, así que su atención estaba en ella y no en ellos. Elladan y Elrohir habían sacrificado parte de si mismos por su gente y, en cierta forma, por ella. No los culpaba por aceptar la tortura, hubiera hecho lo mismo para mantener Rivendel a salvo. Ahora se daba cuenta que Legolas y Estel sentían lo mismo. La gente de Rivendel no estaba ahí para defenderse, así que ella y sus amigos tendrían que hacer eso por ellos, y el sacrificio bien lo valía.
Se levantó erguida y sostuvo su barbilla en alto asintiendo levemente. No importaba lo que pasará ese día ella debía ser fuerte. Lloraría después cuando estuviera sola, pero ahora no podía rendirse.
El Nazgûl hizo un sonido que parecía un gruñido. Podía ver que ese elfo tenía que ser silenciado. Sus palabras le habían dado la fuerza que arruinaría sus planes. Ordenó que el elfo fuera amordazado, no lo había hecho con los anteriores pues esperaba que gritaran.
Ella pudo ver que una maquina extraña había sido llevada a la habitación y estaba colocada a varios metros de donde Legolas estaba encadenado. Los orcos la colocaron en el lado opuesto a donde estaba Legolas. La sostuvieron con una cuerda mientras amarraban con fuerza los tobillos del elfo, la otra punta de la cuerda fue pasado por un gancho que estaba junto a un rodete de la maquina. Usaron una manilla que estaba a un lado del rodete para recoger todo el sobrante de la cuerda y así empezar a estirar el largo cuerpo de Legolas. Entonces engancharon otra cuerda a l manija y la fijaron al sistema de poleas. Esta tenía un bucle al final que fue encadenado al piso en ese momento. Para aquel momento ella había empezado a entender la utilidad de esa maquina; si esa cadena liberaba el peso atado al rodete estiraría el ya estirado cuerpo de Legolas. Era una forma horrible de tortura. No sería difícil dislocar sus hombros o extender los valiosos tejidos musculares, que serían difíciles de sanar.
El Nazgûl le indicó a uno de los orcos que quitará la cadena. Atavus pudo notar cuantos problemas tuvo la criatura al colgar la cuerda después de remover la cadena. El orco era fuerte, pero el peso atado al rodete jalaron la cuerda hacía arriba, haciendo girar al rodete y estirando el cuerpo de Legolas todavía más. Podía ver la expresión agobiada en su rostro.
"Ahora es tu turno, niña," dijo el Nazgûl con un tono repugnantemente dulce. Ella dejó de mirar al orco para ver al espectro ante ella. De repente fue llevada hacía arriba. El orco que sostenía la cuerda dejó resbalar el extremo que se enrollaba en sus muñecas y la dejó ir. Inmediatamente fue sacudida hacía arriba por la maquina, poniendo más tensión a las cuerdas alrededor de los tobillos de Legolas. Ella vio esto y se dejo caer sobre sus rodillas jalando la cuerda para así aligerar la tensión de Legolas. Su brazo se estaba estirando pero no podía ni soñar en dejar que la cuerda se fuera. Tenía un buen agarre de la cuerda y sabía que no se soltaría de sus muñecas. Había empezado a pensar que no sería tan difícil como había pensado. Su brazo le dolería mucho pero podía bloquear aquel dolor para mantener a Legolas a salvo. Ella no sabía lo equivocada que estaba.
Permaneció en esa posición por un buen rato. Nadie en la habitación dijo nada. Ella solo podía ver el rostro de Legolas. Podía decir que aún siendo el tan ligero como era su propio peso estaba tirando de sus músculos, estirándole un poco, pero era soportable.
Se preocupó cuando el Nazgûl habló. "¿Te está doliendo? ¿O te estás cansando? ¿O tal vez solo te aburres?" No le gustaba el sonido de esas mordaces palabras. "Sé que dije que no ibas a salir lastimada, niña, pero me temo que será necesario para este experimento." Oyó un látigo chasquido pero se sorprendió al sentir el cuero tocar su espalda. Su cuerpo se sacudió tratando de alejarse del instrumento, pero se detuvo a si misma al notar como las cuerdas estiraban más a Legolas. Agarró la cuerda tanto como pudo, deseando que sus manos no fueran a sudar, no podía dejar que se resbalaran de sus dedos.
Se mantuvo completamente quieta mientras el capitán orco se detenía detrás de ella haciendo restallar el látigo una y otra vez en su espalda. La única reacción que se permitió fue el pestañear cada vez que oía el chasquear del látigo. Sabía que debía tratar de bloquear el dolor pero era mucho más difícil mientras trataba de concentrarse en sostener la cuerda que llevaba el destino de su amigo. Todo continuó por lo que a ella le pareció una eternidad. Podía sentir como la sangre fluía por su espalda pero se concentró en Legolas. Miro sus ojos tratando de perderse en la profundidad de su azul hasta que pudo arreglárselas para bloquear el dolor y lucir una expresión relajada en su rostro, lo que enfado al Nazgûl.
No vio cuando el Nazgûl asintió hacía el capitán orco, pero vio como los ojos de Legolas se abrían al ver al orco recoger una maza con clavos. Sintió como la maza se clavaba en su costado perforando su piel y rompiendo sus costillas. Esto fue demasiado para ella y gritó espantada al sentir que la cuerda se resbalaba de sus dedos. Podía sentir la tensión de la cuerda doblarse alrededor de los tobillos de Legolas y oyó el grito ahogado detrás de la garganta del elfo al dislocarse sus hombros.
Entonces hizo algo que nunca pensó posible. No estaba siendo sostenida por ningún orco y tenía el elemento sorpresa de su lado. Se giró hacia el orco tras ella tirándolo al suelo y sujetando la espada que llevaba al costado. Uglúk estaba seguro de que ella se la clavaría ahí y en ese momento, pero en vez de eso ella se volteó y se acercó a donde Legolas estaba retorciéndose de dolor contra las cuerdas. Levantó la espada y la blandió cortando la cuerda que sostenía sus piernas. Entonces él se columpio hacía atrás, colgando del techo como cuando ella fuera llevada a la habitación. Los otros orcos recobraron sus sentidos y la atacaron, mas ella permaneció frente a Legolas cortando todo lo que se le acercará más de tres metros. El dolor de sus costillas era terrible pero no le importó, estaba matando a las bestias que la atormentaron a ella y a sus amigos, y disfrutaba haciéndolo. No le importaba si la mataban mientras pudieran llevarse con ella tantos como le fuera posible antes.
"La quiero viva," siseó el Nazgûl, lo que sacó unos cuantos gemidos de los orcos que intentaban desarmarla. Ella continuó peleando mientras los orcos se le acercaban pero se le paso la presencia de un orco deslizándose tras ellos.
"Tírala o el elfo muere," oyó que venía detrás de si. Se volteó para ver a Uglúk sosteniendo una daga en el cuello de Legolas. Murmuró una maldición en élfico.
"Debí matarte cuando tuve la oportunidad," le espetó y lanzó la espada al piso.
"Si, debiste hacerlo," le dio una sonrisa maligna. Los otros orcos la agarraron. "Continuamente has tratado de vencerme, pero nunca te las has arreglado para terminar el trabajo fenómeno, y tus amigos pagarán el precio de tu ineptitud. Oh, y de una vez, te dije que te oiría gritar."
Deseaba sacarle los ojos de las orbitas, pero sabía que en el fondo el estaba bien. Todo lo que hacía parecía traer dolor a sus amigos. Cerró los ojos por un momento y recordó el grito ahogado de Legolas cuando ella soltó la cuerda. Él estaba sufriendo y era su culpa. No peleó más mientras la devolvían a su celda. En realidad le dio la bienvenida a la abandonada celda. Se dejó caer en el piso y envolvió sus costillas rotas con sus brazos. No lloró, no tenía más lágrimas, solo se sentía muerta por dentro.
-------------------------------------------------------------------------------
Legolas fue llevado dentro de la celda y tirado al piso. Aragorn notó inmediatamente que estaba en problemas. Le quitaron la mordaza de la boca y gritó sin quererlo llevando sus brazos protectivamente hacía sus costados. "Mellon nin, ¿qué te han hecho?" Sus usuales trenzas se habían desecho y su cabello cubría su rostro. Aragorn aparto el cabello y se impresionó al ver lágrimas brotar de los ojos de su amigo. "Por los Valar, Legolas, ¿qué hicieron?"
Legolas no dijo nada excepto gemir por el continuó dolor de sus hombros. Aragorn podía ver marcas de cuerda alrededor de sus muñecas y tobillos. Podía decir que ambos estaban seriamente dislocados. "Legolas tengo que recolocar tus hombros," él asintió pero no dijo nada.
Garin entro a la celda entonces y vio lo que estaba pasando. Inmediatamente fue a la mochila de Aragorn, sacando de ella la hierba para quitar el dolor que había visto al humano dar a Elrohir el día anterior. "Dámelas, necesita masticarla. El dolor es demasiado," puso las hojas en la boca de Legolas indicándole a su amigo que las masticara. Pasaron unos minutos y los ojos de Legolas se desenfocaron al hacer efecto la hierba. Con la ayuda de los gemelos Aragorn recoloco los hombros de Legolas. "¿Qué más te duele?" preguntó.
"Todo." Cada músculo de su cuerpo había sido estirado y jalado en una forma u otra, y todo su cuerpo le dolía. Ni siquiera había tenido la fuerza de mentirle a su amigo.
"Dinos que paso," dijo Aragorn recostando a Legolas sobre Elrohir para que pudiera descansar. Podía ver una mirada llena de fantasmas en los ojos de Legolas.
Legolas les relató la historia a sus amigos, a mitad de la cual Garin se levantó y se puso a pasear por la celda, escuchando lo que le hicieron a Atavus. Estaba más preocupado que nunca sobre si ella sobreviviría hasta que pudieran poner su plan de escape en acción.
"Esta lastimada y sola," dijo Legolas al terminar el relato. Estaba enojado, enojado consigo mismo por no ser capaz de ayudarla. "¿Cómo podrá soportar otro día?"
"Legolas, estoy tan enojado como tú. Pero no podemos hacer nada por ella ahora. Tenemos que esperar a que el Nazgûl se vaya," dijo Aragorn señalando la horrible verdad.
"Hay algo que puedo hacer," dijo Garin con una suave resolución en su voz.
Varios minutos después Garin se movía sigiloso hacía la puerta de la celda donde tenían a Atavus. Miró a su alrededor nerviosamente, sabiendo que le significaría el que lo encontrarán cerca de la celda privada del Amo, pero era un riesgo que tenía que tomar. No podía entrar a la celda. La llave estaba en la habitación del Amo, pero había un pequeño agujero en la puerta para que los guardias de turno pudieran echarle una mirada al prisionero. Garin estaba agradecido de que la mayoría de orcos fueran pequeños de estatura para que él pudiera ver por la ventanilla. Había muy poca luz, por no decir ninguna, en el pasillo, y ninguna en la celda.
"Atavus," llamó con apenas un murmullo. Podía oír ruidos susurrantes en la celda. "Tengo un mensaje para ti de tus amigos."
Su voz llego a él y sonaba casi desesperada, "¿Qué es lo que dicen?"
"Legolas me dijo que te dijera estas palabras," continuó en élfico chapurreado, "Gar nan galad. Avo gwanno men." Estas significaban 'Sostente de la luz. No nos dejes.' "No te rindas niña. Tenemos un plan. Solo tienes que soportar dos días más. Tus amigos vendrán en la segunda noche." Él nunca imaginó que llegaría a hablar élfico un día, pero en ese momento habría dicho cualquier cosa para darle la esperanza que ella tanto necesitaba.
"¿Quién eres?" Ella no reconocía la voz susurrante aunque sentía como si debiera. Había confiado en él instintivamente. Mantendría la esperanza.
"Solo un amigo," no podía decirle quien era aún. No tenía el tiempo que le tomaría explicárselo.
"Por favor diles esto. Im garo estel. Ellos entenderan."
Cerró la ventanilla a su querida amiga y regresó a la celda de los prisioneros. "Ella me pidió que les dijera: Im garo estel. Ellos entenderán. ¿Qué significa?"
Estel suspiró al oír las palabras. "Significa, tengo esperanza. Ella lo hará."
-------------------------------------------------------------------------------
Notas de la traductora:
¡Tarán! ¿Qué tal el capi? Hoy si estaba a punto de llorar, si no lo hice fue porque me tocó ir a la papelería por papel cometa y me cortaron la inspiración... ¿Pueden creer que de diez papelerías y bazares en la avenida (sin contar las desviaciones) ninguna tenía papel cometa lila o turquesa? A la... (Suspiro) Pues bueno, no importa ya... A lo que hablábamos antes... Definitivamente ese Nazgûl de mala muerte se ha vuelto muy imaginativo... Habrá que verse, ¡un potro en Tierra Media! ¬¬ Pero bueno... A ver si el bendito este se decide a irse a Mordor por unos días; yo de él si me iría y pronto, no quisiera que Sauron se enojará conmigo por esas cositas tan insignificantes y bonitas que son ellos (sonrisa maquiavélica y risa malvada)
Bueno, mil gracias por todos sus reviews... Me han encantado... Espero verles pronto otra vez, ¡un besote!
¡Gracias por leer!
¡Namarië!
Potro: maquina en la que ponían a los prisioneros en la edad media para torturar a los prisioneros, se amarraban sus manos y sus piernas y se los estiraba hasta que ya no podían más y confesaban lo que supieran... Y había algunos que lo hacían por puro gusto, fíjense... ;;
