Capítulo IV: Por amor al arte, o al dinero
Asuka y Pasha persiguieron a Tala durante unos cuantos kilómetros, y fueron protagonistas de unos cuantos accidentes de tránsito en el proceso, especialmente con Pasha fustigando con su látigo a todo el que se ponía por delante, finalmente Tala logró despistarlas en el Central Park, tirándose un clavado en el lago y agradeciendo que era bueno aguantando la respiración. Para asegurarse de haberlas perdido finalmente, dio unas cuantas vueltas más, regresó sobre sus propios pasos y hasta se consiguió un disfraz Barney para entregarle globitos a los niños; pero por fin logró regresar al hotel cerca de la hora del almuerzo, aunque parecía una rata mojada o un fenómeno escapado de una zona de desastre.
Llegó a la habitación que compartía con Kai, donde se encontró a todos su equipo, menos Pasha y más Aki, almorzando tranquilamente en la terraza, aparentemente de lo más tranquilos pese a su desaparición, perseguido y amenazado de muerte por las Furias clásicas, desde hacía horas.
— Hola Tala – le saludaron burlonamente sus supuestos amiguitos, pero él suponía que se habían reído un buen rato a expensas de sus desgracias.
— ¿Cómo estuvo tu paseo? – preguntó Bryan, con todo el descaro posible.
— ¿Mi paseo¿Cómo estuvo mi paseo? – el pelirrojo había empezado a hiperventilar de pura furia - ¡YO TE DIRÉ COMO ESTUVO MI PASEO¡FUI PERSEGUIDO POR ESE PAR DE HISTÉRICAS TODO EL CAMINO HASTA JERSEY! – una vena empezaba a brincarle en la frente - ¡TUVE QUE ARRASTRARME POR CLOACAS Y PANTANOS COMO ALGÚN PRISIONERO DE GUERRA¡TUVE QUE DISFRAZARME COMO UNA ESTÚPIDO DINOSAURIO GIGANTE CON RETARDO MENTAL PARA PODER PERDERLAS FINALMENTE¡Y TODO ESTO... TODO ESTO... ES TU CULPA! – apuntó el dedo acusador a Kai, que estaba de lo más calmado y tranquilo a un extremo de la mesa.
— Mi culpa – dijo Kai, que ni siquiera había abierto los ojos y conservaba su eterno tono de tranquilidad.
— ¡SI¡ES TU CULPA POR TENER ESA PROMETIDA PSICÓPATA Y POSESIVA! – siguió gritando Tala, se va a lastimar la garganta si sigue así.
— ¿No se supone que Pasha es TÚ novia? – le recordó Kai.
— Ahh... ese es un asunto confuso – trastabilló un poco Tala con sus propias palabras - ¡PERO LA QUE COMENZÓ TODO ESTO ES LA MANIATICA VIOLETA! – retomó para seguir gritándole a Kai.
— Me permito recordarte que el que la trajo y la enojó en primer lugar es Ian – le avisó Kai, no dispuesto a tener la culpa de esto.
Ian estaba muy tranquilo, y hasta se tomó tiempo de acabar su vaso de refresco antes de defender su posición: —Si ustedes no me hubieran quebrado el brazo yo no la habría traído... tal véz.
— Y nosotros no habríamos quebrado el brazo si no fueras tan bocón y metiche – Tala seguía enojado, pero ya se estaba calmando un poco, probablemente ya empezaba a dolerle la garganta.
— No tengo defensa¿qué puedo decir? – Ian solo se encogió de hombros, se divertía demasiado para molestarse en defenderse.
— Podría matarte en este momento¿sabes? Sería muy sencillo solo arrojarte por el balcón a la calle – Tala podía ser muy amenazante por propio derecho.
— Si, pero entonces caería justo sobre Pasha y Suki – dijo Spencer por su parte, que se estaba asomando precisamente por el borde del balcón y mirando a la calle.
— ¿QUÉ? – gritó de nuevo Tala y se unió a los demás observando sobre la barandilla, efectivamente, en ese momento, Pasha y Suki estaban entrando por la entrada principal del hotel, ambas se veían increíblemente enojadas, podría ser porque le perdieron el rastro al ruso pelirrojo, o porque, ante su desaparición, regresaron a los blancos originales, o sea, una a la otra, pero era obvio que se estaban esforzando mucho para no matar al primer baboso que se cruzara en su camino. ¡Ahh... si solo Tyson estuviera por ahí!
— Creo que es momento de que la persecución continúe – dijo Bryan en tono rimbombante mientras Ian encendía de nuevo su cámara y la dirigía a Tala, que tenía la cara gris como la ceniza.
— Yo no puedo más, solo déjenme morir – fue lo único que susurró Tala antes de caer en el piso, aparentemente inconsciente.
— Tala, estás sobreactuando – dijo Kai muy tranquilo pero aburrido del jueguito, sin siquiera moverse de su sitio, mientras que Aki se levantó del suyo y fue a picarle el costado con la punta del zapato, Tala no trató de moverse ni un centímetro.
— Creo que sí se murió – comentó Aki, completamente inocente ante el peso de lo que eso implicaba.
— ¡Por Dios, Tala! – Kai ya estaba cansado de todo esto – Deja de comportante de un modo tan infantil¿quién va a ser mi compañero si te mueres¿Bryan¡Hazme el favor!
— ¡Hey! Resiento eso – Bryan se quejó ante tal insulto.
— Cierto... – abrió Tala al fin los ojos – debo... cobrar... insulto... derrotar a... Tyson... – se volteó sobre su estómago y comenzó a arrastrarse sobre la alfombra.
— Además – fue a agregar Aki, muy a su estilo – recuerda que morir será poco para que esas dos te harían, de hecho – se llevó la mano a la barbilla, como si se concentrara – creo que si te matan tendrías mucha suerte.
— Ni que decir– siguió Kai en el mismo tono de su hermano¡escalofriante! – que no puedes dejar que te maten ellas, si queremos ganar esto te ocupo completo.
— ¡LO SABÍA! – esa era Asuka, entrando finalmente a cuarto seguida de Pasha, y, aunque estaba satisfecha de finalmente haber encontrado a su presa, el dolor de pies que tenía por recorrer medio estado de Nueva York no la tenía nada contenta. Justo ahora, estaba captando la parte equivocada de la conversación.
— Ohhh... – exclamó Tala y empezó a arrastrarse más rápido sobre la alfombra, en un vano intento por escapar lo inevitable.
— ¡Conque aquí estás, pequeña sanguijuela roja¡Vas a aprender lo que implica meterse con mis cosas! – claramente, Asuka no estaba calmada, mientras se acercaba acechante a Tala y ponía un pie sobre su espalda, solo para acentuar la idea que acaba de expresar.
— ¿Sabes? Yo creo que de verdad te estas pasando un poco – Aki veía que el caso se estaba saliendo un poco de las manos, como siempre pasa cuando esas manos son las Asuka, pero hay que decir que Bryan y Spencer estaban llevando el show de la vida, y que Ian estaba desesperado porque esperaba que los 5 minutos de batería que le quedaban a su cámara fueran a bastar, sino, tendría que volar por el adaptador.
— ¡Silencio, Akira Hiwatari! – lo calló la muchacha – Este va a aprender lo que significa robar a mis amores.
— ¡Esto es suficiente! – intervino Kai, que se acercó a Suki y la tomó de los hombros – Asuka, déjame decir esto lentamente a ver si penetra en ese cráneo de cemente que tienes... YO NO ESTOY INTERESADO EN TALA EN NINGÚN SENTIDO QUE PLANTEE TU RETORCIDA MENTE. ¿Entendido?
— ¿O sea que no me estás dando vuelta con él? – Suki usaba su voz de completa inocencia mientras le hacía a Kai la mirada de los ojos de vaca.
— De todas las personas o géneros que existen en este mundo – comenzó Kai lentamente, pero con un tono de completo cinismo - Tala sería de los últimos seres vivos a los que me voltearía.
— Oye... – es de suponer que Tala se sentiría insultado.
— Silencio o te irá peor – le murmuró Aki mientras le pateaba de nuevo las costillas.
— ¿O sea que no has renunciado al género femenino? Y especialmente¿no has renunciado a mí? – a la mirada de vaca, Suki había agregado sus largas pestañas parpadeando tan rápido como el aleteo de un colibrí, seguro se va lastimar un músculo.
— Tampoco es que tenga opciones al respecto – dijo Kai con sarcasmo, seguro de haber cumplido su labor y haber salvado la vida de Tala una vez más, al menos de Suki.
Por otro lado, Pasha había tomado la posición que tenía Aki al lado de Tala y estaba colocando las pesadas suelas de sus botas de combate a solo centímetros de cuellos del pelirrojo, clara advertencia de lo que pasaría si la enojaba por los próximos minutos.
— ¿Y tú me estás dando vuelta con Kai? – preguntó con su seria e imperiosa voz, señal de que quería respuestas rápidas y sencillas.
— No – Tala respondió lo más rápido que pudo, se había salvado de Asuka, no quería morir por la mano de Pasha.
— Bien, porque si me abandonas por Kai o cualquier persona animal o cosa de este planeta, te prometo que haré que lamentes cada segundo de tu vida – y ella lo decía en serio.
— Ok – la voz de Tala era tan ligera que apenas pasaría de un susurro.
— ¡Ahora, vete a bañar! – le ordenó, alejando su suela un poco de su cuello - ¿Por donde te arrastraste? Hueles a cloaca.
XP XP XP XP XP XP XP
Finalmente Tala pudo arrastrarse hasta el baño, luego de algunos minutos pareciendo una lombriz en el suelo y cuando Spencer finalmente se cansó de la diversión, además, Ian ya no tenía batería y no tenía sentido seguir en eso hasta que no recargara; así que levantó a Tala y lo llevó a la tina, dejando que él se las arreglara solo a partir de ese momento, no quería enojar a Pasha y comenzar otra guerra mundial. Por su parte, Aki se llevó a Suki a conocer las habitaciones que había conseguido.
— ¿Qué? No hay suites – ella se sentía insultada.
— No hay habitaciones disponibles, así que agradece que conseguí estas – le respondió él en reproche.
Ciertamente no había ni un cuarto libre en toda la ciudad, menos en el mismo hotel en el que se alojaban los equipos, pero Aki se las había arreglado para conseguir un par de cuartos, claro que tal vez tendrían que enfrentar demandas después, pero nadie diría que no había aprendido bien las técnicas de engatusamiento de Asuka. Esos pobres diablos no se darían cuenta que no había ataque terrorista hasta que regresaran a Escandinavia, o podría ya haber una, dependiendo de cuanto tiempo se quedaran por ahí.
Asuka hizo escándalo y medio, alegando que no podía permanecer en una habitación tan simplona que ni siquiera tuviera jacuzzi, y exigió ser traslada al cuarto de Kai, y menos contenta se puso al saber que era Tala el que compartía cuarto con Kai, o cuando Pasha se le atravesó en el camino y dijo ella simplemente no podía andar por ahí perturbando a sus jugadores cuando tenían un torneo que ganar, menos cuando ya todo ese día de entrenamiento había sido arruinado por su llegada; Tala luego de haberse bañado como por una hora para quitarse no tanto el olor a cloaca como la sensación de ser Barney, finalmente se había dormido y Pasha no permitiría que se le molestara ahora que ella estaba contenta con él de nuevo. La cosa comenzaba a tomar color de hormiga y para evitar que pasara a más (ya más habitaciones no les podían dar), Kai hizo el sacrificio máximo y le dijo a Suki que si se calmaba y aceptaba las cosas como estaban, él la llevaría a comer helados al parque más tarde¡solo ellos dos!.
Así, con esos dos sufriendo o disfrutando enormemente de la tibia tarde de verano, Tala durmiendo y Pasha en las oficinas centrales de la BBA de Estados Unidos, ajustando los últimos detalles de la inscripción; Ian, Spencer, Bryan y Akira tenían la tarde libre para tomar café en la terraza y planear crueles y retorcidas formas de divertirse en este viaje.
— No puedo creer la cara que tenía Tala cuando le dijiste que esas dos iban subiendo – se iba riendo Bryan mientras le ponía azúcar a su café expresso – Ian, espero que la hayas grabado, porque ocupo una copia.
— Puedes bajarla de Internet por 1.50 o puedes pagarme 19.99 y esperar a que termine la colección en VHS, o 29.99 y la tienes en DVD – le contó Ian, completamente en pose de negocios – Pero esas últimas son hasta el final del torneo.
— ¿ 1.50 por descarga¿Qué pretender hacer con ese dinero¿Comprar el Kremlin? – le preguntó Spencer asombrado.
— ¡Hey! Por algo tengo que empezar – dijo Ian, con cierto tono de orgullo.
— Uuuyyyyy... – se burló el enorme rubio..
— Cambiando de tema – intervino Bryan, ya decepcionado de la economía capitalista que parecía gustaba tanto a Ian – No puedo creer lo agresivas que se pusieron Asuka y Pasha solo por esa fotito, quiero decir... préstamela un minuto Akira – este sacó la infame foto de donde la tenía guardada en su camisa y se la pasó al ruso de cabello lila grisáceo – Solamente son Tala y Kai dormidos y acurrucados un poco en la cama, nada muy grande de que preocuparse si recordamos que estaban más que borrachos y tienen a volverse un poco "extraños" cuando se pasan de tragos.
— En ese yo te puedo explicar – comenzó Akira - conozco a Suki y la he visto deformar rostros y provocar apagones e incendios de proporciones bíblicas solo porque alguien le guiñe el ojo o le haga porras a Kai. ¡Diablos! Una vez inició una campaña de esterilización de mascotas porque un gatito de calle se frotó contra una de sus piernas. Te aseguro que ante esta débil y cuestionable evidencia, me sorprende que no haya derrumbado algún edificio sobre Tala.
— Es que no le dio tiempo – dijo Bryan con cinismo.
— Eso no explica a Pasha – Spencer había acabado su café negro y procedía con el queque de zanahoria – ella podrá ser volátil y todo lo demás, pero jamás se había dejado llevar por paranoias ajenas¡y que sucumbiera ante las de Suki, de entre todos los demás!
— Tal vez sean drogas en el agua – propuso Akira, acabando su moccachino.
— Piensa en las posibilidades de eso – a Ian hasta le surgían los signos de dólares y euros en la cabeza.
— A mí me parece que es el estrés, desde que ella tomó el lugar de Boris como jefa ejecutiva del equipo ante la compañía, jefa de personal de investigación, además del trabajo de jefa técnica que ya tenía, se le han venido muchas cosas encima – fue explicando Bryan a su audiencia cautiva - Eso explicaría el día que la descubrí bailando la Macarena en la mesa de la cocina. ¡Uuuhhh...! Todavía tengo pesadillas de eso.
— ¡Ooohhhh¡Bryan! – le reclamó Ian - Ahora por tu culpa tengo una imagen mental que me va a costar mucho borrar, no podías decir algún otro baile.
— Definitivamente, ella ocupa vacaciones – estableció Spencer.
— Lo que ocupa es una borrachera, así, de paso me da algo de material, tengo muy poco de ella para incluir en mi colección – consideró el pequeño Ian, revisando la lista de filmaciones que tenía escritas en su Palm Pilot.
— ¿Qué pretendes conseguir¿Pashanka haciendo un topless? – preguntó Spencer, y mientras se preguntaba a sí mismo, qué podría tener Ian de él, mejor revisaba esos videos cuando el enanito estuviera dormido, no quería sorpresas desagradables después.
— No estaría mal, pero hacer un trío de polka entre ella, y nuestros dos bailarines expertos – Ian apuntó con la cabeza al balcón de al lado, cuarto en el que Tala dormía en ese momento, tal vez soñando con que todo esto solo sea un horrible sueño de resaca – deberá de vender bastante entre mis clientes.
— Tus clientes deben de tener un gusto raro – le dijo Bryan, poniendo un gesto de completo desagrado.
— Bueno, tal vez ella y Suki en una comprometedora situación que involucre una pelea de barro y mucha lengua - ¡ALERTA¡ALERTA¡MENTALIDAD HENTAI APROXIMÁNDOSE!
— Eso sería porno – le recordó Spencer, aburrido.
— Pero vende – dijo Ian convencido.
— Ni con todos los tragos o drogas del mundo lograrías eso, mejor intenta el baile – le recomendó Akira.
— Hablando de eso... ¡Miren quién viene ahí! – llamó la atención Spencer, asomándose de nuevo sobre el balcón.
— ¡Uuuyyy¡Qué lindos! – dijo Bryan con sarcasmo, mirando por encima del hombro de Spencer.
Efectivamente, por la entrada del hotel venían Kai y Suki, esta última agarrada fuertemente de su brazo con una mano y sujetando un gran oso de peluche con la otra, parecía que se encontraba en el paraíso. Kai, por su parte, hacía muy buen trabajo imitando la expresión facial de una piedra; definitivamente, eso era el suplicio para él, no tanto el estar con Suki, sino que de tanto comer algodón de azúcar, estaba más histérica de lo normal, y muy probablemente le podría romper un bloque de concreto en la cabeza que, con la adrenalina que se mandaba, tendría suerte si lo sentía dos días después. ¡Las cosas que él hacia por el equipo¡Y más por ese malagradecido de Tala! De no ser por él, el pelirrojo iría camino a Moscú en varias cajas de tamaños muy pequeños; encima de todo eso, vio hacia el balcón de su cuarto, y ahí vio al resto de su anormal equipo, con Ian ya grabándolo de nuevo. �¿Y para esto renunció a los Bladebreakers!
— ¡Con razón! – exclamó Ian, olvidando a Kai y mirando a la foto.
— ¿Qué¿Qué pasa? – dijeron los demás, qué podría ser más divertido que ver a Kai ser arrastrado por Suki en media calle, bajo la mirada de los turistas.
— Me parecían sospechosas las manchas en esa cama... – Ian la vio más de cerca, entrecerrando los ojos.
— Y... – preguntaron los demás ansiosos¡esto debía ser bueno!
— Si se fijan bien es esta foto – le señaló el pequeño - pueden ver que Tala está babeando.
