Capítulo VI: Si los armarios pudieran hablar
— Señoritas, podrían sacarse las uñas la una de la otra, ya están subiendo los equipos para la presentación – llamó Akira, subiendo el volumen al televisor luego de intentar separarlas del modo más diplomático posible, recurso inútil con ella dos. Sin embargo, como Suki, en su pelea de miradas con Pasha no había ni notado que Kai se había ido, se sorprendió se las palabras de Aki.
— ¿Subiendo¿Pero ellos no... – trastabilló ella, mirando finalmente a su alrededor y notando que solo ellos cuatro quedaban en el camerino - ¿Cuándo es que se fueron?
— ¿No se nota el amor? – murmuró Ian al oído de Aki – Ella no puede separar sus ojos de él.
— Oh, yo creo que sí es amor, pero a la pelea – le respondió Aki, también en un murmullo – No sé si ella podría pasar un año lejos de Kai, pero puedo decirte que no puede pasar un año sin pelear, y como Pasha es la única que realmente la equipara en cada sentido en que le gusta pelear, es la única con la que realmente disfruta hacerlo.
— ¿De verdad se puede igualar una a la otra? – Ian había pasado mucho tiempo con Pasha, pero nunca la había más que seria y controlada, tal vez se soltaría un poco cuando estaba a solas con Tala o para regresar algún agudo comentario de Bryan, pero ella solía estar en absoluto control, sin pelear ni nada; era cuando ellas dos estaban juntas que la furia reprimida se soltaba, claro que aún no llegaban a un verdadero nivel físico de violencia, por lo que no sabía si se igualaban ahí, aunque de acuerdo a lo que él sabía, ambas podían barrer con quién quisiera en cualquier momento.
— Hasta donde yo sé, en pelea abierta, nunca se han dictado una ganadora – consideró Akira, sin darse cuentas de las retorcidas ideas que eso desataba en la mente de Ian, pero requeriría mucho tiempo para lograrlo bien.
Los comentarios entre los dos adolescentes se detuvieron cuando finalmente estuvieron separadas las contendientes y se sentaron una a cada extremo de la banca con ellos dos en medio, justo en el fuego cruzado.
— ¡Dios mío¿Qué es eso? – exclamó Asuka, mirando la pantalla con intensidad, como si no creyera lo que estaba viendo.
— ¿Qué? – preguntó Pasha alarmada, ella no veía nada raro.
— Esos... esos... adefesios¿realmente puede la gente salir a la calle así por estos lados? – ella señalaba al Batallón Barthez, cuyo excepcional sentido del vestuario y el cabello no había pasado inadvertido para la eterna crítica de la moda que es Asuka.
— Mmm... realmente no puedo decir que vistan bien – estuvo de acuerdo Akira con voz seria, sin separar la vista de la pantalla tampoco.
— Bueno, yo que he estado rodeado de los más fantasiosos y extravagantes gustos militarizados toda mi vida – comenzó Ian, cruzándose de brazos y siguiendo con la vista lo que pasaba en cuadro - puedo honestamente decir que estoy de acuerdo con ustedes, pero creo que esos otros están peor – señaló a la Dinastía F, verdaderos de gusto circense.
— ¡Uggg...! Creo que no puedo ni comentar respecto a esos – dijo Suki, que retrocedió un poco en su asiento y subió tentativamente la mano a su cara, evitando ver el vestuario de Raúl y Julia.
— ¡Shh... ahí están! – los cayó Pasha, cuando finalmente los Blitzkrieg Boys hacen su entrada, y ella no falló en mirar las miradas que Ray, Max y especialmente Tyson dirigieron en dirección a Kai – Mmmm... esto pinta interesante.
— ¡Kai se ve tan lindo!... ¿Qué fue lo que dijiste? – pidió Suki, que no entendía la frase de Pasha, y presentaba la posibilidad de halago no permitido en su lista para detección y destrucción de fanáticas de Kai.
— Mi estimada y poco iluminada Asuka¿es que no lo notas? Se percibe la tensión en el aire, los excompañeritos de tu novio se sienten confundidos por su nuevo cambio de lealtades – le explicó ella de modo condescendiente.
— ¿Es que acaso ellos tienen algo que reprocharle? – preguntó Suki, entrecerrando los ojos, lista para presentarle pelea a cualquiera que se atreva a contradecir algo que haga Kai, solo había dos personas que podía hacer eso sin buscar su furia, y esos serían Akira y Voltaire, pero por ser asunto de familia.
— No, de hecho, yo encuentro intrigante que, por ejemplo, Ray y Max, que fueron los primeros en regresar a sus casitas, también le dirijan esas miradas; un comportamiento algo hipócrita, debo decir – siguió Pasha, era una verdadera maravilla cuando ellas dizque podían tener una conversación sin intentar matarse por algo.
— El único que podría tener que nivel de reclamar sería Tyson, pero ese no tiene cerebro para abrir una puerta, menos para pensar de verdad – dijo Ian a su vez, más metido en la conversación de ellas que en la presentación.
— Y con los Blitzkrieg Boys llega Kai... que dejó al BBA Revolution hace tan poco tiempo que aún les debe el dinero del almuerzo – vociferó D.J. Jazzman mientras se disipaba la niebla que envolvía al equipo.
— ¿QUÉ? – chilló Suki, por primera vez prestando atención a lo que decía el idiota – Yo les pago su almuercito – dijo mientras movía el puño bastante amenazadoramente.
— Tranquila Suki – trató de calmarla Akira, quitando el volumen del televisor en previsión de futuros altercados.
— Gente... Ya están eligiendo a los primeros competidores – les llamó la atención Ian en dirección a la pantalla, donde efectivamente, el selector automático desplegado en la gran pantalla del estadio, brillaba al azar y con velocidad sobre las imágenes de los equipos representados, hasta que finalmente se detuvo sobre dos equipos, White Tiger X y BBA Revolution.
— Uhh... esto va a estar bueno – dijeron casi a un tiempo Ian y Pasha.
— Esto va a ser un bodrio – dijo Suki a su vez.
— Parece que Kai no tiene paciencia, ya vienen para adentro – señaló tranquilamente Akira, mientras en la tele, Kai, con su cara pública de metete-en-mi-camino-y-sufrirás-lenta-e-inmisericorde, que hacía juego con la cara voy-a-doblarme-de-la-risa-mientras-sufres que Tala mostraba, dirigía a su equipo de regreso a las oscuras profundidades de los camerinos.
— ¡Ohhh, Kai viene! Voy a toparlo – exclamó Suki, brincando un metro para levantarse de la banca y saliendo por la puerta antes de que siquiera Pasha pudiera tratar de detenerla.
— Supongo que hay que seguirla – dijo Aki relajadamente, saliendo por la puerta y llevando a los dos rusos detrás.
— Hay momentos en los que creo que nos ahorraríamos muchos problemas si alguien se tomara la molestia de ponerle a correa a esa loca – comentó Pasha, acelerando el paso para darle alcanza a Suki, que daba unos saltos dignos de Pepe Le Peu unos 30 metros delante de ellos.
— ¿Y dónde estaría la diversión en eso? – le expresó Ian, con una gran sonrisa de diversión y maldad.
— Aahhh... supongo que en ningún sitio – suspiró Pasha, pero de pronto, una cruel idea le cruzó la cabeza y agregó – a menos que sea yo la que sostiene esa correa.
— Mmm... – Ian consideró semejante imagen mental, y no es que él no hubiera desarrollado ya unas desviadas ideas respecto a semejante perspectiva en el futuro, pero no es nada de lo que Pasha estaba pensando.
Finalmente, con el paso rápido en que los guiaba Asuka, llegaron a un pasillo unos 20 metros antes de la puerta de salida a la arena, y los Blitzkrieg Boys aún no llegaban a ese punto, pero ya Suki podía escucharlos.
— Uhh, ahí esta Kai – chilló ella, lista para lanzarse al frente y saltarle a Kai, pero Pasha, ni 2 metros detrás de ellas, podía escuchar algo más aparte de su equipo.
Antes de que Suki diera otro salto, Pasha la agarró por el cuello de su blusa y la arrastró a una puerta a su izquierda, señalándole a Ian y Aki que las siguieran, estos se sorprendieron un poco, pero gente como ellos está siempre lista para un encuentro con lo extraño. Suki pataleo y chilló por semejante acción, pero Pasha le había cubierto la boca con una mano enguantada para evitar oír otro de sus escándalos sin sentido y los metió a todos en el cuarto, que resultó ser un espacioso armario limpieza.
— �¿Puedo saber qué demonios... – pero antes de articular otra palabra, ya Pasha le había vuelto a cubrir la boca.
— Shh... escucha esto – le señaló Pasha, pegando la oreja en la puerta para saber que pasaba del otro lado, y tuvo suerte, porque el tema que la interesaba paró justo frente a donde estaban.
— KAIIII – se escuchaban los gritos de Tyson, evidentemente tratando de llamar la atención de discreto y silencioso joven de cabello azul.
— ¡Diablos¡Es el tragón! – murmuró Suki, también escuchando intensamente junto a Pasha, buscando una rendija a través de la madera para obtener imagen también; y logró ver a Spencer, Bryan y Tala haciendo una infranqueable barrera entre Kai y el furioso Tyson.
— Háblame Kai, no puedes solo dejar al equipo así.
— Vaya chiquillo más impertinente – susurró Asuka, pegando oído junto a Pasha, mientras que Akira, en su usual previsión de terrorista urbano, sacó un amplificador de audio, y se lo puso en los oídos.
— Ya vete niño, no molestes – dijo Spencer, desde su posición dominante y con al menos medio metro más de altura que Tyson.
— No hasta que hable contigo, Kai – Tyson parecía estar más necio que de costumbre, seguramente se resuelve con un par de golpes en la cabeza.
— Vete a jugar con niños de tu edad – le dijo Bryan en tono burlón, que le sale muy bien.
— Kai, eres un traidor – gritó Tyson, furioso y ofendido¿por qué? Todavía no sabemos.
— ¿Qué. Fue. Lo. Que. Dijo? – Pasha sonaba letal, y uno casi podría decir que, en la oscuridad que los rodeaba, sus ojos casi brillaban púrpura, de hecho, Ian con la cámara de visión nocturna sí podía decirlo.
— Me parece que dijo que Kai era un cobarde, pero déjame revisar... – le dijo Akira de lo más tranquilo, retrocediendo la cinta que estaba grabando... – Sip, definitivamente dijo cobarde.
— El tragón acaba de insultar a uno de mis beyluchadores, bien... ¡VA A SUFRIR! – y se lanzó con garras y uñas contra la puerta, y de hecho, lo único que evito que la tirara al piso fue la veloz acción de Akira que, en una sorpresiva demostración de fuerza, la detuvo a apenas milímetros de hacer contacto con la madera, y Suki, extrañamente discreta por la ocasión, le puso la mano en la boca para evitar que hiciera un escándalo.
— No vas a arruinarnos el show – le susurraron los dos, mientras Ian se mostraba muy poco colaborativo y se limitaba a grabarlo todo para la posteridad.
— No seas tan dramática Bazdehieff, no es para tanto – Suki estaba ocupada manteniéndola callada y evitando a un tiempo que le arrancara la mano de un mordisco.
— ¿No es para tanto? – frase tan sensata de la normalmente psicópata Suki fue suficiente para llamar la atención de los demás, e incluso asombrar tanto a Pasha como para que dejara de batallar y se le quedara viendo como quién ve a un fantasma.
— ¿Qué tiene¿Traidor¿A quién? Si finalmente dejó de dar vueltas con esos mocosos, mil veces mejor por él... – es increíble pensar que Suki que las arregló para decir todo eso en el tono más snob posible, sin dejar de susurrar y sin soltar a Pasha, aunque esta estaba tan sorprendida de su falta de reacción violenta que de hecho había dejado de patear a Aki en la espinilla con sus botas de combate, seguro dejaría un morete.
— No crees que es hora de tu siesta, nene – le dijo Tala con sarcasmo, también interponiéndose.
— Ese es mi Tala – susurró orgullosa Pasha.
— KAIII, eres un cobarde. ¡Háblame de frente!
Finalmente Kai, desde atrás de la impenetrable muralla de los Blitzkrieg Boys, se volteó y dignó a Tyson con una fría y perturbadora mirada de sus intensos ojos. No le dijo nada por un segundo, durante los cuales Tyson solo lo miró, con furia intensificada y sus compañeros con gestos de diversión.
— No es nada personal Tyson, pero no creo que podría lograr el campeonato contigo. Tengo una reputación que mantener – fue lo único que Kai dijo, se volteó, dejando que su bufanda bailara tras él, y se hundió en las profundidades del pasadizo de camerinos, seguido del resto de su equipo.
— KKKKAIIIIIII – gritó el glotón de modo sobre-dramático.
— Ese es Kai, siempre preocupándose en por que pensarán de él – comentó Akira, con una sonrisa en los labios – Y luego dice que no es superficial.
— Oye, Suki¿no estás enojada? – preguntó Ian tentativamente a la japonesita, viendo tan relajada pese a toda la situación.
— ¿Por qué? Ya te dije que yo no consideraría jamás un insulto creíble que llamen a Kai traidor cuando lo que hace es mejorar su nivel, la traición es vital en los negocios – le respondió, citando una de las principales reglas de su propio abuelo, no por nada socio de Voltaire.
— Sí, pero ahora lo llamó cobarde – le recordó Akira a su vez, batallando de nuevo, y en solitario para detener a Pasha.
— ¿De verdad? – ella se volteó a verlos, su mirada estaba cristalina y perdida, casi de completa inocencia y tranquilidad.
— Ahhaaa – le dijeron los dos varones, con miradas inquisidoras.
— Qué lindo... LO VOY A DESTAZAR – ahora, entre la fuerza de Pasha y Asuka y solo Akira para detenerlas porque Ian se negaba a soltar la cámara, la puerta cedió bajo toda la fuerza y los tres cayeron algo indignamente en el pasillo, donde, para su fortuna y buena salud, ya Tyson se había ido quejándose de regreso a la arena para su batalla. Los tres estaban hechos un embrollo de brazos y piernas, mientras que Ian caminaba entre el área de desastre casi realizado, y brillando de la felicidad.
— ¡Voy a agarrar a ese gordito y lo voy a vapulear de tal modo que lo dejaré preguntándose quién es! – ya Suki no susurraba sino que chillaba mientras casi se arrastraba por el suelo, en busca de Tyson; Pasha no se molestaba en tales exclamaciones, simplemente se limitaba a sacar el látigo de su abrigo e imaginar los dibujos que escribiría con él en la espalda de Tyson.
— Señoritas, les ruego que reconsideren – Akira consideraba que matar al "campeón" apenas la primera competencia no sería de muy buena ayuda a la permanencia de los Blitzkrieg Boys en el torneo, pero ocupaba algo bueno para convencerlas – Esto es muy poco imaginativo, deberían pensar en algo más lento.. y cruel... y a largo plazo.
Eso fue lo que las detuvo, porque aunque ellas dos, al juntarse, pueden calificarse como las personas más inestables y homicidas en la faz de la tierra, sí tienen un amplio sentido del sadismo, tanto físico como psicológico, y entendían que sería mucho más divertido encargarse del tal Tyson después, con más calma... y de preferencia, con unos cuantos artefactos de tortura medieval.
— De acuerdo, nos convenciste – le respondieron a coro, con una tranquilidad tan perturbadora que helaría la sangre de Hanibal Lecter, seguido de que se dieran la vuelta y siguieran el paso de los Blitzkrieg Boys hacia los camerinos.
— ¡Un momento!- intervino Ian mientras le ponía cambiaba el formato de cámara a visión diurna - ¿Eso quiere decir que no lo van a matar?
— Vámonos Ian – le dijo en tono serio Aki, arrastrando y yendo detrás de las dos furias.
