Capítulo VIII: El fino arte de la amenaza

Kenny y Hillary cerca del camerino del BBA Revolution, el encuentro había decepcionante y preocupante si se pensaba que apenas era la apertura del torneo; Tyson aún no podía aceptar que la culpa fuera por su falta de control y culpaba de todo a Daichi, prorrumpiendo en una diatriba de comentarios ilógicos, siempre tachando al pequeño de incapaz para jugar correctamente, pura negación. Luego del ligero espectáculo que tuvieron en el pasillo hacía un rato, involucrando no solo a Tyson y Daichi sino una sorpresiva llegada del White Tiger X, Tyson había desaparecido quejándose de un montón de cosas inentendibles y los había dejado muy preocupados, solo esperaban que Hiro pudiera encontrarlo después y hacerlo entrar en razón.

Con la salida de Tyson, al resto no le quedaba más que quedarse y ver el resto de los encuentros, no tenía sentido desperdiciar su investigación del potencial de los demás equipos solo porque Tyson no estaba, pero ahora, a minutos de que empezara el encuentro entre el Dinastía F y los Blitzkrieg Boys, lo que necesitaban Hillary y Kenny era algo de aire fresco y un poco de agua.

— Me preocupa Tyson, toda esta situación le está afectando – comentaba Kenny mientras caminaba junto a Hillary (N/A: ¿Alguien sabe que es lo que se supone que ella hace en el equipo?)

— Lo que él ocupa es una buena dosis de realidad, ese título de campeón se le ha ido mucho a la cabeza – le respondió ella, evidentemente no quería darle nada de simpatías al glotón cuando este no se lo merecía.

— Tyson ha pasado por mucho últimamente, todos sus amigos lo dejaron y se fueron a la competencia – continuó el Jefe, ajustando sus anteojos.

— Creí que estábamos de acuerdo en que eso es lo mejor, cada uno de ellos tiene derecho a elegir a donde quiera ir – le regaño Hillary, ese era el modo de hablar de Tyson.

— Sí, lo sé, pero Tyson aún no lo entiende, sabes que le cuesta lidiar con el rechazo – le recordó Kenny, poniéndose de puntillas para beber agua de la fuente del pasillo.

— Con esa actitud me extraña que no haya del rechazo una forma de vida – se cruzó ella de brazos, para acentuar su punto.

— No es gracioso Hillary – Kenny siempre protegía a Tyson,

— No dije que lo fuera, él tiene que entender que las cosas no son siempre como él quiere – Hillary ya estaba empezando a perder esperanzas de que Tyson llegara a madurar más allá del nivel de los 7 años.

— Me temo que eso es esperar mucho de Tyson – justo cuando se volteaban para regresar al camerino, calmar los nervios de Daichi y ver el siguiente encuentro, Kenny se paró en seco justo en su sitio, prácticamente paralizado por la vista frente a él.

Hillary levantó la mirada, buscando lo que había prácticamente clavado a Kenny al suelo, justo frente a ellos, a menos de diez metros y en un corredor en el que estaba segura que no había nadie el minuto anterior, estaba parada una muchacha, debía tener unos 16 años, aunque su vestuario y maquillaje la hacían ver mucho mayor y sin embargo no la hacían menos bonita. Estaba vestida con unos apretados pantalones de cuero negro, cerrados abajo con imponentes botas de combate, tenía una camisa de manga larga de algodón negro, asegurada con tantos cierres y hebillas que podía competir con el uniforme de Tala, su cabello negro estaba atado en una trenza que le colgaba sobre el hombro y asegurado con extrañas prensas metálicas que se veían muy peligrosa, cuadro general, todo el look de femme fatale, al igualarse a sus profundos y despiadados ojos negros, y su actitud completa arrogancia.

— Hola Kenny – dijo ella, su voz fría y dura como el metal.

— Pa... Pa... Pasha – trastabilló Kenny, milagrosamente logrando conjugar palabras - ¿Cómo has estado¿Todo bien en Rusia?

— Kenny¿quién es ella? – Hillary estaba completamente desorientada en el cuadro general de los eventos.

— Te estaba buscando – siguió ella como si no hubiera escuchado nada de lo que ellos dijeron.

— ¿De... de... verdad? No sabía que habías venido, pero supongo que es normal, aunque no te había visto con los Blitzkrieg Boys – Kenny estaba balbucenado de un modo muy patético mientras buscaba la manera de esconderse tras Hillary - supongo que evitas las ruedas de prensa, debe ser algo incómodo responder esas preguntas tan...

— ¡DEJA LAS IDIOTECES ENANO! – gruñó Pasha, claramente cansada y poco acostumbrada a que la gente no se expresara correctamente alrededor de ella.

— ¡Hey, no tienes derecho ha hablarle así al Jefe! – Hillary no permitía que nadie hablara así a sus amigos, pero es de temer que no tiene idea de con quién se está metiendo.

— Hemos venido a pasarte un mensaje, Kenny – Pasha regresó tan súbitamente a su tono frío que parecía que no lo había dejado para comenzar.

— ¿Hemos? – eso dejó a Kenny bastante desorientado.

— Sí, hemos – confirmó otra voz detrás de ellos, Kenny y Hillary, aún lanzándole miradas a Pasha, se giraron para hallarse frente a frente a otra muchacha, esta tenía su cabello de un color violeta brillante y destacados ojos verde jade brillante, evidentemente debía atraer muchas miradas. Esta vestía más normal, con unas botas medianas de color café, una minifalda plisada de color verde oliva y un top grande en naranja oscuro, muy a la moda; evidentemente era el tipo de muchachas que podían tener al que quisiera, pensó Hillary con algo de celos, pero la mirada extraña de tranquilidad que tenía, le dejaba una sensación incómoda, y el chillido de pánico que Kenny emitió al lado de ella tampoco que la dejaba muy tranquila.

— A... a... a... – Kenny parecía querer emitir un sonido, pero no encontraba el oxígeno para hacerlo, qué más podía salir peor, las dos pesadillas del mundo conocido coincidían con él en la misma área reducida, tendría suerte y salía completo.

— ¡Dilo de una vez niño! – exclamó ella, y en tono más condescendiente – Hber, déjame ayudarte, se pronuncia Asuka.

— Asuka, no sabía que estabas aquí... con Pasha... y los Blitzkrieg Boys – cada palabra que decía Kenny, le costaba un mundo de esfuerzo para expresarlas y cada una de ellas pensaba sobre su mente como una tonelada de ladrillos; él mejor que nadie sabía que mezclar a toda esa gente sería sentencia de muerte para alguien.

— Y Akira – le agregó Suki.

— ¿Akira? – ¡claro¡por qué no¡detonen las bombas nucleares y acabemos de una vez con esto!

— Como dije antes, tenemos un mensaje que queremos que transmitas – Pasha había avanzado la distancia que los separaba sin que nadie se diera cuenta, y ahora pendía como la espada de Damocles sobre la cabeza del pequeño genio.

— Alguien puede explicarme que pasa – la presencia de ambas muchachas no la afectaba a los niveles de Kenny, pero Hillary podía notar que estas dos no eran buenas noticias.

— Vas a ver a tu amiguito Tyson y decirle que Asuka Minamoto y Pasha Bazdehieff escucharon cada palabra de lo que dijo, y va a pagar por ello – le informó Suki, tan tranquila que parecía que en lugar de amenazas solo hablara del clima.

— Si esto es por esa de "Soy el rey del mundo" que dijo en los entrenamientos, les aseguro que no quiso burlarse de Kai, solo era un chiste – Kenny se hundía solo, y tan bajo que habría que cavar al centro del mundo para hallarlo¿no sabe que no hay manera que ellas supieran de eso? Al menos no antes de que cantara como canario.

— No creo que sea eso de lo que hablamos... – le informó Pasha.

— Pero gracias por el dato – Suki sonreía, pero sus ojos parecían que echaban fuego verde.

— Me refería a su pequeño discurso de temprano... – continuó Pasha, revisándose las uñas, pero Kenny tenía buena idea de que se imaginaba el tenía que le tomaría romperle el cuello.

— ¿Discurso? – eso era, pensó Kenny, iba a morir por alguna metida de pata de Tyson, hablando de injusticia.

— Ya sabes, cuando le gritó a Kai y le dijo traidor y cobarde... – Suki lo dijo muy tranquila y controlada, aunque cada vez que lo recordaba quería matar a alguien, no importaba quién, y esa castañita le lanzaba miradas raras, podía comenzar con ella.

— Ohhh¿hizo eso¿frente a ustedes? – si Kenny dudaba del completo grado de idiotez de Tyson, esto se lo aclaraba definitivamente.

— No sabía que estamos exactamente ahí, pero sí, si lo dijo – le informó Pasha sin elaborar demasiado.

— Eso es malo – Kenny estaba en paz consigo mismo y aceptaba su inevitable destino, solo esperaba que no le doliera mucho.

— Y mucho, así que ya sabes, dile a tu amiguito, que nosotras lo vemos todo y lo sabemos todo, y será mejor que se prepare a afrontar las consecuencias de lo que hace – finalizó Pasha, girando sobre sí misma y saliendo casi a paso militar rumbo a la arena de juego.

— Nos vemos – se despidió Suki con una movida de los dedos, y siguió con un pasó un poco más zigzagueante a la rusa, como si todo esto fuera perfectamente normal. Dejando a Kenny con un ligero sinsabor, tanto prepararse para la muerte y ser dejado vivo y con trabajo de mensajero.

Hillary solamente giró hacia a él y con una mirada completamente desconcertada le preguntó: — ¿Puedo saber que fue todo eso?

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Bajo los aullidos y aplausos del público, D.J. Jazzman se planta en el centro del escenario, donde, aún de malas por no poderse quitar todo el olor a huevo que esos malditos rapaces desconocidos le habían tirado, procedió a anunciar a los equipos que participarían en la segunda competencia del día.

— Damas y caballeros, niños y niñas, denle una bienvenida a los equipos que participarán ahora. Por este lado... ¡La Dinastía F!

Las cámaras se movieron para enfocar a Raúl y Julia de la Dinastía F, que tenían una expresión facial que dama la impresión que encontraban esto muy fácil y harto aburrido, incluso Raúl jugaba con su cabello¡pobres confiados!

— Y de este lado – siguió Jazzman con sus chillidos normales – denle su mejor aplauso a los poderosos Blitzkrieg Boys.

El se llenó con los gritos de los fanáticos, la mayoría del género femenino y clamando por Kai y Tala, mientras la cámara enfocaba al equipo ruso. Los dos titulares del juego se mostraban muy serios e imperturbables, pero Bryan y Spencer muy interesados en su conversación como para poner sus fachadas de inescrupulosidad y maldad.

— No me creo que esas dos hayan desaparecido juntas a alguna misteriosa misión y nos hayan dejado sin la gracia de disfrutar de su crueldad – se quejaba el ruso de cabello gris - ¡Es tan injusto¡Yo quiero ver sangre!

— ¿Quién dice que porque Asuka y Pasha desaparecen juntas tiene que haber un derramamiento de sangre obligatoriamente? – cuestionó Spencer, pero la mirada de Bryan le decía obviamente '¡Por favor¿Cuándo ha sido distinto?' así que el rubio decidió dejar su fallida lógica para después.

— ¡Ahora! Los primeros contendientes a la plataforma – anunció Jazzman, mientras de la Dinastía F, Julia pasaba con su gesto de superioridad al plato de juego, al tiempo que Tala avanzaba por parte de los Blitzkrieg Boys, con una cara impávida pero unos ojos que claramente anunciaban lo mucho que se iba a divertir aplastando a estos novatos.

— Si esas dos no se apuran se van a perder la acción – comentó Spencer.

— ¡Ahhhh! Yo no me preocuparía mucho – le anunció Bryan, y ante la mirada confusa que le dirigió el rubio, este le señaló con un movimiento de la cabeza un punto en medio de la gradería, donde las jóvenes bajaban hasta la primera fila, ambas aparentemente intactas y libres de sangrienta evidencia incriminatoria.

XP XP XP XP XP XP

Mientras, en la primera fila de la gradería...

— ¡No puedo creerlo¿Qué se cree Bazdehieff¡Yo no soy un conserje¿Ponerme a limpiar! – Ian no estaba realmente contento con la tarea asignada por Pasha.

— Tampoco es para tanto – Akira lo tomaba muy tranquilo, después de todo, solo habían sido unas cuantas decenas de paquetes de chocolate que recoger del suelo, aunque ciertamente él no recordaba haber comido tantos.

— �¿No es para tanto¡Ella nos usa de conserjes! Te aseguro que yo no vine todo el camino desde Rusia para dedicarme a limpiar la basura ajena. Esa jovencita se está creyendo demasiado...

— Ehhh... Ian... – Aki tenía una buena vista del pasillo lateral junto al que estaban sentados, y lo que bajaba en ese momento obviamente no estaba en el rango de atención de Ian.

— ¡No interrumpas Akira! – siguió Ian sin prestarle atención – En el momento que ella llegue le voy a decir bien claro lo que opino de ella y sus tontas ta...

— ¿Cuándo llegue quién? – dijo una fría y acentuada voz femenina desde atrás del pequeño ruso, este se congeló en su tirada y la expresión en su cara era más digna del que sufre un ataque cardíaco que otra cosa. Se giró lenta y pausadamente, tratando de recobrar la mayor tranquilidad posible para no hacer muy evidente el pánico que lo llenaba, y se encontró frente a frente con Pasha y Asuka. Mientras la rusa tenía la sonrisa más sádica que él había visto en su vida, Suki se veía extrañamente divertida con la situación, ciertamente una ocasión peculiar.

— ¡Ehhhh¡Ahhhhh¡Hehehehe! – Ian trastabillaba, tratando de iniciar una conversación lógica – Hola¿cómo están¿Se divirtieron en su paseo? Les reservamos sus campos.

Pasha no dijo nada, solamente pasó para tomar su lugar, pero al pasar junto al pequeño ruso le susurró apenas lo suficientemente alto para que él lo oyera sobre el aullido de la multitud, pero conservaba el tono frío y sádico que congelaría la sangre del mismo Boris.

— Luego hablamos de esto, Ian.

— ¿Qué nos perdimos? – dijo Suki por su parte, chispeando de la felicidad que evidentemente faltaba en Pasha.

— ¡Ahhh! No mucho – le informó Akira con su tono despreocupado de siempre, pasándole las palomitas – Solo introdujeron a los equipos, llamaron a Tala y a esa rubia a la arena e Ian firmó su sentencia de muerte.

— ¡Oohhhh¡Qué bien! – respondió Suki, como si la última parte de esa oración hubiese sido algo normal – Uuuggggg... ¿qué es eso?

— ¿Qué¿Qué cosa? – preguntó Akira curioso, mirando alrededor en busca de lo que podía sacar semejante reacción de Suki.

— La cosa amarilla y naranja, con uniforme de payaso de circo que está ahí – Suki le señaló con obvio desdén en donde estaba la susodicha anormalidad y aberración de la naturaleza.

— Mmm... me parece que esa es la competencia, Julia me parece – le informó Ian - ¿No te acuerdas de temprano cuando vimos la inauguración?

— ¡Yo no recuerdo la cara de cada fenómeno de la naturaleza con el que me topo! – se defendió Suki – Además, una vez que mi hermoso Kai sale en pantalla todo lo demás se olvida como un mal sueño.

— ¿Podríamos prestar atención a la competencia? – reclamó Pasha, y en un tono que denotaba que hablaba más para sí – Más le vale a Tala ganar sin problema o si no yo...

— ¡Pasha! – la interrumpió Akira – Te está llegando la paranoia de nuevo. Cálmate, Tala no va a andar perdiendo con simples novatos como estos.

— Tienes razón – le concedió Pasha – Quiero decir, él no va a perder... (N/A: Nosotras sabemos, ustedes saben, pero dejémosles la idea por un rato)

— ¡3, 2, 1... Let it rip! – gritó Jazzy, y los blades de Julia y Tala se lanzaron al plato, pero realmente, el ruso no duró ni un minuto en superar a Julia, que pese a su confianza, se vio sobrecogida por el poder de Tala, y antes de dos parpadeos su blade salió disparado en la otra dirección, fuera del plato.

— ¿Ves¿Qué te dije? – aseguró muy confiado Akira – Él no perder�, ahora... si podemos decir lo mismo de Kai...

— ¡Ni te atrevas a sugerir una derrota de Kai! – le amenazó Suki rápidamente.

— Yo no dije nada – Aki se escondió un poco detrás de Ian, por las dudas.

— ¡Y el ganador es Tala! – gritó Jazzman sobre el aullido del público, especialmente unas fanáticas que gritaban el nombre del ruso como si su vida dependiera de ello, y ante las que Pasha demostraba más control e indiferencia del que Suki sería capaz en iguales circunstancias, de hecho, las circunstancias iban a igualarse, porque era el turno de Kai de competir – Ahora, para salvar la tanda por la Dinastía F viene Raúl...

— ¿Qué demonios... – comenzó Suki.

— Asuka¿cuántas veces tengo que repetirte esto? – interrumpió Aki antes de que ella acabara su frase – No son horribles mutantes del planeta Mala Moda, sino competidores¿entendido?

— Gracias, es que... – ella meneaba aún la cabeza de modo incrédulo – simplemente me parece tan raro.

— ... y para acabar el trabajo por los Blitzkrieg Boys viene el misterioso Kai... – lo ritó Jazzman apenas alcanzando a oírse por sobre los gritos de las fanáticas, aún más histéricas con su anuncio, Aki tuvo presente que fue buena idea colocar ese sedante en las palomitas de Suki, ciertamente iba a ocupar mucho.

Kai subió tranquilamente al plato, con su ojos fríos e inexpresivos, en la mejor forma de su acostumbrada personalidad pública, que lanza temblores de pánico en la mente de sus pobres rivales. Raúl, no era inmune a tan genial entrenamiento para la incapacitación psicológica del rival, y sintió un escalofrío ante la tremenda mirada de Kai, quién sabe a qué horrores podía someterlo.

— ¡Kai se ve tan lindooooooo! – el sedante hacía efecto inevitablemente, no habían shows por ahora.

— ¡3, 2, 1... Let it rip! – a la señal, los dos lanzan sus blades y Kai se arrojó a la persecución de Raúl, este trató de esquivarlo y golpearlo, mientras al mismo tiempo evitaba ser golpeado por las impredecibles agujas que subían y bajaban en el área de juego.

— ¡Kai, Kai, Kai, Kai! – Suki, que a pesar de que a estas alturas tenía suficientes sedantes en el organismo para noquear a un caballo, no dejaba de brincar de arriba abajo en el asiento, entusiasmada a más no poder¡solo Dios sabe lo que podría hacer en su estado normal!

Kai seguía en su persecución de Raúl, que aún estaba confiado de poder ganarle, hasta el momento en que lo hizo seguirlo a un punto donde tres agujas del plato subieron al mismo tiempo, en ese momento todo el estadio aulló y se creyó que Kai había perdido. Pero en el pequeño grupo de cuatro observadores sentados en primera fila nadie parpadeó, Suki estaba demasiado entusiasmada para notarlo, y Pasha, Ian y Aki conocían a Kai lo suficiente que no cae en una trampa tan infantil. Efectivamente, cuando todos se fijaron de nuevo, el blade de Kai estaba balanceado en equilibrio perfecto sobre la afilada punta de la aguja.

— Lo admito, eso me impresionó – reconoció Akira, que nunca había sido un verdadero entusiasta del beyblade a decir verdad.

— Y eso que apenas está comenzado – le respondió Pasha con astuta y maliciosa voz.

En ese momento, el blade de Kai bajó de la aguja y Raúl consideró que era un buen momento para lanzar otro ataque, pero Kai era más rápido y Dranzer expulsó su destructivo poder, convirtiéndose en una saeta de fuego azul, que no solo lanzó a Torch Pegasus fuera de la arena en llamas, sino que todo el resto del plato se alzó a su vez en llamas azules, obligando a los equipos de emergencias a usar el equipo antiincendios.

— Hay días en los que seriamente me pregunto la clase de seguros contra fuego que tienen en estos torneos – consideró Aki.

— ¿Por? – Ian estaba prestando más atención a la batalla que a las raras murmuraciones de Akira, pero un buen comentario siempre merece ser apreciado.

— Porque hasta el momento, cada vez que Kai juego le prende el fuego al plato, eso es más que una coincidencia y estoy seguro que no le gusta a la aseguradora – indicaba pensativo Aki mientras se escuchaba a Jazzman declarar ganadores a los Blitzkrieg Boys y los fanáticos del estadio rompían en gritos y alabanzas.

— Nadie te ha dicho que piensas demasiado en cosas que no le importan a nadie – le indicó Pasha sin separa sus ojos de su equipo en retirada.

— Muy a menudo – le respondió Aki, mientras a su lado, Asuka brincaba aún más alto, proclamando que hasta cuando salía de un cuarto Kai era el más guapo de todos, sin comentarios, Pasha no deseaba entrar en discusiones con una histérica mal drogada, aunque podía decir que la sonrisa de Tala era aún más linda, pero eso implicaba rebajarse a un nivel de discusión en la que nadie, pero NADIE, la vería jamás.

— Me parece que tenemos que bajar ya – dijo Pasha, sacándose esas consideraciones de la cabeza y preparándose a bajar a los camerinos.

— ¿Y la siguiente pelea? – se preguntó Aki.

— ¿PPB All Starz contra el Batallón Barthez? – le preguntó extraña Pasha - Eso no vale la pena, para locos ya he tenido muchos en vida, doble tanda el día de hoy.

— Pero...- como odiaba Aki que lo arrastraban de donde le gustaba estar.

— Vamos, Aki, hay un televisor gigante abajo, no te perderás de nada – dijo Ian a su vez, con Suki drogada, cosa que nadie le avisó, no iba a tener nada interesante que filmar por un rato, y mejor aprovechaba para cargar los videos que tenía hasta ahora, tenía unas taquicardias que causar.

— Pero... – Aki ciertamente no quería irse.

— Deja de quejarte y vámonos – exigió Suki finalmente, tomando a Akira del cuello de la camisa y arrastrándolo detrás de ella mientras seguía los demás a los camerinos.