8.-¿QUÉ ES LA FELICIDAD...?
En el capitulo anterior..
No supo
en que día, ni en que momento, se vió ante el garage de
Harry Potter.
La portera le preguntó desde su gareta:
-¿A
quien busca, Señorita?
Titubeaba. Estaba linda. Más
que nunca. Pelirroja, con la piel bruñida. El cabello suelto,
la mirada negra...muchos celajes ocultos en aquella mirada.
-Al
señor Potter..
Y ella misma noto el temblor de su
voz.
-Precisamente acaba de subir. Si no se apresura bajará
enseguida. No come en casa. Lo hace siempre en el restaurante de a
lado.
Se perdió en el ascensor.
El ascensor se detuvo.
Quinta planta.¿No era una temeridad lo que estaba
haciendo?¿Por qué tenía ella que meterse en las
vidas privadas de los demás?. Pero es que la vida privada de
Harry Potter era distinta. Algo quedaba. Estimación...afecto.
Pulso el timbre...
Jamás sensibilidad alguna se manifestó
en los dedos de una muchacha. Estuvo a punto de huir, de echar a
correr. Pero sacó aquella valentía de Griffindor, y el
timbre ante aquella pulsación vacilante, sonó, sonó
allá lejos...
Se escucharon sus pasos. Recios firmes. Pasos
inconfundibles...
-Tu!
Ginny sintió la
voz de Harry más ronca que de costumbre.
-Yo- dijo la
vocesilla femenina, asustada ante su propia audacia.
Harry no le
franqueó la entrada. Lo tapaba con su cuerpo fuerte y
ancho.
-¿Puedo...pasar?
-Pues...no me parece prudente,
Ginny
Era distinta la voz de Harry. ¿Más cálida?
Asombrada también y cálida, sí. La del muchacho
que se iba a los diecisiete.
-Vengo a hablar contigo, Harry.
El
movió la cabeza de un lado a otro.
-Estoy solo, Ginny.
Ella
se envalentonó
-¿Estas seguro de que estas
solo?
-Pues, sí. Pero no veo...el porqué has de
dudarlo. Te digo que no entres. Es...por tu bien.
No estaba ella
para ver su bien. Iba allí para ayudarle. No le temía.
-¿Por
mi bien?
-Creo que sí.
-Me parece que pretendes evitar
que vea tus..
-Dilo..
Parecía desafiarla. Como si toda
su consideración se evaporaba.
-Dilo- repitió
apremiante.
-Nada..
-Pasa- grito- Pasa!
Y le franqueó
la entrada. Ginny lo dudo un segundo, tal vez menos. Después
pasó. Sólo sentía la respiración de Harry
tras ella. Una respiración fuerte, algo agitada. Tal
vez...¡muy agitada!
-No veo por qué has venido a mi
casa.
-Vengo a verte.
-¿A mi? Me has dicho..que no
volviera por tu vida.
-De eso hace más de quince días.
-He
decidido vivir mi vida ajena a la tuya.
Hablaba y a la vez
mostraba el camino hacia el living.
-Si quieres sentarte- invitó
Harry- Pero no veo..a esta hora salgo todos los días. Como
fuera.
Automáticamente, Ginny se sentó.
-Sé
que tienes novia.
No dijo nada. Pero no era preciso porque como
Ginny, como disparada, añadió..
-Sé que se
llama Dolly..
Harry volvió a alzar una ceja. Si Ron le
viese, le hubiese dicho: "Te aseguro que me estaba apartando de
ella. Que enredaba mi vida con amoríos fáciles. Que me
costaba mucho, porque cada día la añoraba más. Y
estaba en mi casa. Tenía locos deseos de poseerla.¡Qué
sabía de ella tales cosas! Pero yo le hubiese enseñado.
Yo le enseñaría a ser mujer. Sabría al fin lo
que era un hombre. Sin embargo, para mí, ella era ella. Y me
estaba mordiendo el alma y el deseo y los sentimientos, por evitar
cometer una locura. Pero no estaba seguro de mi voluntad..."
-Dicen
por ahí, que te vas a casar con ella.
Harry jamás
pensó en casarse con Dolly. El conoció a muchas Dollys.
Sin embargo no lo dijo.
-¿Y bien?
-Harry...dicen
que...que...que...
Se quedó muda, cortada, cohibida, bajo
la impasible mirada masculina. Tan muda, tan impasible que se vio
obligada, sin saber la razón, a ponerse de pie, muy poco a
poco..
-¿Es que te vas?- preguntó él..
Ginny
comenzaba a comprender en aquel instante, la locura que había
cometido yendo a aquel apartamento. Miraba a Harry con expresión
suplicante y Harry tubo que volver los ojos hacia un lado para evitar
cometer una locura..
-Harry- se oyó de súbito la voz
baja de Ginny- Esa chica...no es...mujer para ti..
Harry se
tensó..
-¿Qué no es mujer para mi?
La
joven parpadeó y no supo nunca cuando fue. Pero sintió
las dos manos de Harry en sus hombros. Unas manos pesadas, firmes,
que le bajaban los hombros. Unas manos que crispaban y que le
rodeaban el cuello, poco a poco, como si fuera a ahorcarle..
-Dicen,
que no lo es, Harry.
-¿Y a ti que te importa?- gritó
de súbito, salpicándola con su aliento de fuego- Di,
di, di ¿Qué te importa a ti?¿Por qué
vienes a mi casa?¿Quién te ha pedido tu opinión?
Ginny
se estremeció de pies a cabeza.
-Mi...afecto hacia ti.
Hubo
una vacilación en Harry. Iba a besarla. Pero de repente giró
sobre sí y le dio la espalda.
-Gracias por tu afecto,
Ginny. Pero...puedes irte. Debes irte.
-Es...que te vas a casar
con ella.!
La pregunta tenía una loca ansiedad. Harry se
volvió con fiereza. Sus ojos, tal parecía que echaban
lumbre.
-¿Y que pasa si me caso?¿Qué tienes
tu que venir aquí a decirme que no lo haga? En nombre de tu
afecto! ¿Qué clase de afecto?¡AFECTO!- su voz
cobraba una ironía descarnada Afecto...¿Cuándo
has sentido tu afecto por nadie?¿Acaso me inmiscuyo yo en tu
vida?¿Impido que te cases con ese monigote de Colin Crevey?
No. Pues déjame a mi y no invoques un afecto que hiere solo al
mencionarlo.
Tal parecía que su voz iba a detenerse, a
cesar. Pero de repente, volvió a oírse. Era como un
grito furioso.
-¿A quién le puede importar lo que yo
haga?¿Y que tiene Dolly que no tenga otra cualquiera?- dio un
paso hacia Ginny, casi se pegó a ella-¿Es que tu te
consideras mejor?¿No tienes novio y, sin embargo, prefieres
que te bese yo?
-Harry!
De súbito sus manos volvieron
a caer por los hombros femeninos. Tal parecía que iba lejor
toda prudencia, toda consideración.
-Mis besos te gustan y
vienes a eso. Te casaras con Colin, pero..vienes a que te bese
yo!
Ginny asustada, temerosa, femenina hasta estremecer, dio una
paso atrás. Pero Harry dio otro hacia delante. Y fue cuando la
doblo entre sus brazos, cuando le buscó la boca con la suya,
cuando la besó hasta paralizarla.
Ginny sintió la
sensación que se evaporaba. De que todo giraba en torno, de
que algo caliente, sofocante, le ardía en las venas, le hacía
palpitar las sienes, y los senos y los labios. Lucho contra él,
pero de repente, bajo sus besos, quedo inmóvil...lasa,
débil.
La ira de Harry se fue aplacando. Ni él mismo
se daba cuenta de que sus labios, no besaban con fiereza, sino con
suavidad, con deleite, con una ternura inefable. Lo que jamás
dejo de sentir por su dulce pelirroja. Se diría que sus labios
besaban más y más y que al besar, acariciaban, no
ofendían...
Ginny estaba tan inmóvil pegada a él,
que sentía el palpitar de su propio corazón y el de
Harry...Fue así que él la soltó. Se volvió
de espaldas. Quedó como encorvado, apoyado en el respaldo de
un sofá, con la cabeza entre los hombros...
-Vete!- Se oyó
su voz- Vete, Ginny. Y disculpa: Una vez mas disculpa mi...grosería.
De súbito emitió una risa ahogada, ronca. Se fue
levantando poco a poco y girando. Quedó erguido ante ella.- No
sé porqué has venido. No quiero saberlo. Prefiero que
te marches. No me voy a casar con Dolly- dijo con desdén, un
desdén doloroso, que estremeció a la muda Ginny de pies
a cabeza- Nunca pensé...casarme con ella. No puedo, Ginny. He
conocido a muchas Dollys. Montones de ellas. Era tu novio. Dejaba en
mi corazón, en mis sentimientos un rincón para mi novia
de siempre, pero vivía mi vida. Era un ser humano. Pero a ti
te amaba. ¿Entiendes?. Un día volvería. Todo lo
poco ó mucho ó bueno que había en mi vida, era
para ti. Pero seguía viviendo porque tenía que seguir
viviendo, y te repito...que he conocido a muchas Dollys. Tampoco me
asombraría que algún día terminara casándome
con una de ellas. Tu le das importancia, una vital importancia a
ciertas cosas- Se alzó de hombro- Yo se las doy a otras. Otras
cosas de las cuales, tu no tienes ni la menor idea..
Hablaba a
borbotones. Y a la vez iba hacia la puerta del living..
-Puedes
irte tranquila, Ginny . Pero no te olvides de que si no me caso con
Dolly; no es porque tu hayas vvenido a pedírmelo. Ni hayas
intentado decirme cosas de las cuales yo ya estoy de vuelta hace
mucho tiempo. No me caso con esa Dolly ni con ninguna otra
porque..
Guardó silencio de súbito..
-Vete,
Ginny...
Y como ella permanecía inmóvil como una
estatua, Harry insistió mostrando la puerta..
-Vete. Es
peligroso estar aquí. No tienes idea de lo peligroso que es. T
he besado..no quisiera volver a tener que hacerlo...
Ginny, ni aún
así se movía. Sabía que debía decir
cosas. Pero no sabía que cosas. También sabía
que debía sentirse profundamente ofendida por aquellos besos
pecadores...Pero no lo estaba.
-Ginny, te estoy pidiendo que te
marches..
-No eres feliz, Harry
El alzó una ceja..
-¿Te
duele que no sea feliz?- había burla en su voz..
-Todo lo
que yo digo te parece motivo de mofa..
Mejor que lo pareciera
así..
-¿Qué es la felicidad, Ginny?¿A
caso tu eres feliz?
Lo era antes de que llegara él..
-La
felicidad!- reía Harry con sarcasmo.-¿Qué cosa
es la felicidad? Un conglomerado de cosas pequeñas,
indefinidas. Es como una marejada, ó, como un mar en calma,
como un cielo azul y transparente,¿Quién puede, con
prioridad, decirnos dónde y cómo esta esa felicidad de
la que todos pregonan y de la que nadie sabe apenas nada?
-Harry,
hablas como un escéptico
-¿Y pretendes que sea todo
lo contrario?
Ginny respiró profundamente. Dio un paso al
frente, pero se volvió y se recostó en la pared, antes
de salir..
Lo miró con tristeza..
-Harry- dijo a media
voz- En Canadá te amargaron la existencia. Te han hecho de
otra manera. Antes eras más sencillo..
Harry la miró
sarcástico..
-No fue Canadá, Ginny, ni los seres que
he conocido allí. Fueron cosas. Miles de cosas que pasaron
después. Además..a mi edad ya no se puede ser diáfano
n sencillo como un niño..- y de repente gritando..-Márchate
, Ginny!- Pero Ginny seguía allí muda y quieta..-
Ginny!- aún gritaba- Márchate. Márchate ahora
mismo..
Pero iba hacia ella y de repente se pegó a su
cuerpo y Ginny sintió la dura pared en su espalda y la
blandura del cuerpo de Harry en el suyo. Harry hundió su
cabeza en la garganta femenina. El olía a tabaco bueno. A
loción masculina. Ella olía a un perfume exquisito.
Harry sintió que todo giraba, que iba a volverse loco y que
perdería el poco sentido común que le quedaba. Por eso
dio un paso atrás. La vio indefensa. ¿Qué pedían
sus ojos?¿A caso sabía Ginny lo que en realidad
deseaba?. Harry supo que no. Por eso sintió pena. De sí
mismo y de ella.
-Ginny- dijo humildemente- Márchate, anda.
Yo..yo te acompaño hasta la puerta..
-Si..Harry.
-Pero
no se iba..
-Y no vuelvas nunca más..¡Nunca más!.
Olvídate del afecto que me tienes. No basta. El afecto es algo
débil. No tiene consistencia en una caso así. Es mejor
que te olvides de lo que sientes por mi. A mi me duele mas tu afecto
que tu odio. Prefiero que me odiases..
-Es que no puedo odiare,
Harry..
-Pues no me profeses afecto y aunque sepas que me voy a
casar con una perdida, déjame a mí ¿Qué
puede importarte a ti lo que yo haga?. Di. ¿Qué mas te
da?. Al fin y al cabo ¿Qué soy para ti?. Un montón
de cartas viejas sin recuerdo. Un sin de cenizas calcinada. Algo que
se ha ido, Ginny. Algo que debe irse y se ha ido...
La asió
de la mano y tiró de ella. Fue cuando tropezó con el
sofá. Cayó en el y arrastró a Ginny tras de sí.
Sin darse cuenta cerró los ojos. Sentirla así, sobre
él. Era...era...peor que mil muertes juntas.
Era...
-Harry..¿Qué haces?
La voz de Ginny era un
grito ahogado. Era un gemido. Harry cerró más los ojos.
La tocaba. La apretaba contra sí. La besaba. Era como si
perdiera la razón..
-Harry...Harry..no..
Iba a ocurrir
algo. El sabía que iba a ocurrir. Le habría gritado a
su migo, Ron: "Tenía que hacerla mía. Ella debía
de odiarme. Tenía que odiarme. Pero estaba allí, muda
bajo mis besos. Bajo mis caricias, y yo sentí un terror. Y me
fui. Te juro que no le hice nada, Ron. No pude. Era..lo más de
mi vida, por eso huí. Creo que el portazo que resonó,
se oyó por oda la casa. Y huí como un loco escalera
abajo"
Pero, Ron no estaba allí. Solo estaba a calle y la
gente que iba y venía, cada una seguramente con sus propios
problemas. Respiró hondamente . Hundió las manos en los
bolsillos y se lanzó hacia la calle. Iba de lado a otro en
aquella misma esquina. La midió una y otra vez. Sentía
el frío de la noche en la frente. Era un
alivio...
No hay palabras para justificar esta tardanza. Solo les pedimos paciencia, aunque esta de más pedirlo cuando han sido los más pacientes del mundo!
