Capítulo XIV¡Eso no puede ser bueno!

— Dejame tener esto claro – se las arregló a decir Aki en medio de su ataque de risa – ¿Por la apuesta que tú perdiste con Ian, él te hizo cumplir con un deseo de Suki y a ella se le ocurrió que se vestirían como porristas en escasas de ropa y le harían porras a los muchachos?

— No tientes tu suerte – gruño Pasha, mientras abofeteaba a un desvergonzado que estaba tratando de pellizcarla.

— ¿Y cómo es que tu sabías que Asuka propondría semejante cosa? – siguió Aki preguntándo, pero esta vez al pequeño ruso, que no dejaba de grabar a Pasha quitándose vulgares de encima.

— Pues no sabía realmente, pero confiaba que Suki tendría una espontánea y entretenida idea – le explicó Ian, mientras que detrás de él, Asuka sacaba el último paquete, que resultó ser un minicomponente completo, y lo conectaba a un enfuche colocado, coincidencialmente, en la barrera frente a ellos.

—Trajiste los discos que te dije¿verdad? – preguntó ella a Ian, mientras se aseguraba que el sonido funcionara bien.

— Cada canción y tonada – explicó Ian – Y si me permites una sugerencia, creo que deberías empezar con "All the time I think about sex".

— Tienes que estar bromeando si crees que yo voy a bailar eso – les dijo Pasha, pasando su incrédula mirada entre uno y otro, pero no tenía esperanzas ahí.

— No seas cobarde Pashanka, considéralo un ejercicio aeróbico – le dijo tranquila Suki.

— Mmm... tengo una pregunta – planteó Aki – En este punto del estadio solo hay asientos, el único espacio es entre ellos, o en el pasillo; a menos que suban a la parte alta, donde no creo que los muchachos las vean bien, o tal ves ustesdes sean lo único a lo que ellos y público le preste atención – agregó jocosamente mientras Pasha volvía a golpear a un baboso que intentaba sorprenderla por detrás – o bajar a la arena, donde creo que Seguridad no estará muy contenta, aunque una pelea con ustedes en esa ropa sería por demás divertida...

— Y buena para mis rating – agregó Ian.

— Ve al grano, quieres Akira – le regañó Suki.

— Claro. – se apuro el joven Hiwatari - Mi punto es¿dónde se supone que van a presentar su... "acto"?

— Pues dónde más sino aquí – le dijo la japonesa, señalando los 50 centímetros de cemento que formaban el muro divisor entre la primera línea del público y la arena de juego, dos metros y medio abajo.

— ¿Van a hacer piruetas sobre esto? – preguntó Akira, incrédulo.

— ¿Crees que no podemos hacerlo? – Suki estaba retándolo a que la contradijera.

— Nunca creería tal cosa, ustedes dos son muy ágiles y balanceadas, y podrían bailar hasta en la cuerda floja con un terremoto pero... – y bajando a un tono más conspirador con Suki – ¿No crees que Pasha aún está un poco noqueada como para poder hacer estas cosas?

— ¡Creí que tu extraño, y definitivamente ilegal, brebaje había solucionado eso! – exclamó Suki, no muy contenta con la posibilidad de ser engañada de semejante manera.

— ¡Ah, no! Sí funciona, pero no creo estoy seguro de que logre funcionar a tal extremo como para que su coordinación sea perfecta – explicó Aki, defensivamente.

— No te preocupes – le tranquilizó ella - ¿qué es lo peor que podría pasar?

— Has notado que cada vez que dices eso acabamos teniéndo que huir de algún país – Akira seguía anonadado, y esto se le hacía conocido.

— No me había fijado.

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Para todos fue sorpresa que Tyson no fuera a participar en el encuentro eliminatorio en contra de los Blitzkrieg Boys, pero todos sabemos eso, al igual que sabemos que una vez que el susodicho equipo ruso hizo su magnífica y atemorizante entrada al estadio, Kai no solo notó la falta de Tyson, lo que lo ponía de malas, sino que Hiro también notó que Kai lo había notado y sabía como iba a actuar, bueno, eso suponemos, porque, honestamente¿alguien sabe como funcionan las mentes de esos dos? Perdón, estamos balbuceando de nuevo.

Justamente cuando subió al plato para enfrentarse a Daichi, Kai fijó la mirada brevemente en un punto de la gradería, pero lo que vio ahí fue suficiente para congelarlo por una milésima de segundo. Este raro evento radica en que justo ahí, a dos metros de altura, se encontraban su prometida y su jefa de equipo, pegando brincos al estridente ritmo de una vulgar canción que Ian se encargaba de proporcionar; cada una daba unos cuantos saltos mortales sobre la barrera, moviendo los pompones y provocando unas cuantas narices sangrantes entre los que estaban prestando más atención a su baile que a la pelea, y de vez en cuando Pasha le pegaba una patada en la cara a algún descarado que acercaba mucho la mano a donde no debe.

Kai, haciendo su máximo esfuerzo por concentrarse ante semejante espectáculo, que demostraba que Suki podía ser desequilibrada, pero evidentemente eso se limitaba a la cabeza, se preparó a enfrentar a Dachi del modo que lo había planeado, demostrando que él no va a aguantar a ningún substituto de último segundo, pelearía con Tyson y solo con Tyson; de modo que lanzó a Dranzer para chocar con Strata Dragoon en el aire, rematando casi en la cabeza de Hiro, que en ese momento, por algún motivo fácil de suponer, no veía la pelea sino algún infinido punto en la gradería, es de preguntarse su eran las faldas de Suki y Pasha subiendo y bajando, pero el golpe lo regresó a su sitio. Kai, recogió su blade en el aire y regresando a la banca, para completo asombro del resto de su equipo.

— ¿Qué fue eso Kai? – le preguntó Tala en su tono frío y falto de humor.

— Tengo mis razones – es todo lo que le responde él sin siquiera abrir los ojos, sentándose en su sitio. Ahora, será que no abre los ojos para mantener su pose costumbre, o porque no quiere volver a ver a la gradería.

Tala se levantó y se dirigió al plato, lanzándole a Kenny, el pobre desafortunado que el seriamente loco Hiro, tuvo como idea de convertir en carne de cañón en contra del lobo. Mientras Kenny temblaba como un conejo a punto de ser sacrificado, lo que no está de lejos de ser cierto, Tala hacía serias consideraciones respecto a si había sido buena idea dejar a Kai entrar al equipo de nuevo, es cierto, era muy hábil para batallar, gran estratéga y ayudaba a los fondos el que su abuelo fuera prácticamente dueño del equipo, pero estas visitas sorpresas de parientes, su completa falta de comunicación interna hacia el equipo, y esos cambios de comportamiento tan radicales probablemente lo volverían loco para finales de mes.

— Mmm... Kai¿te pasa algo? – preguntó Bryan, notándo en el misterioso peliazul algo más que su acostumbrado silencio y capricho respecto a los competidores que enfrenta.

— Ya dije que es mi asunto – le respondió Kai cortante - ¿Algún problema con eso?

— ¡Ah, no! Solo creí que además de ese inexplicable detalle de personalidad tuya – dijo Bryan, mientras ignoraba las miradas cortantes de Kai – también tendrían que ver con ese pequeño show que se desarolla en gradería.

— ¿Cuál show? – Spencer estaba no era de los que se molestaban en ver al público en encuentros, así que no se había percatado de la locura que se desarrollaba por ahí.

— Me refiero a Pasha y Asuka realizando un triple salto mortal con pompones – le señaló Bryan al punto en la gradería a la derecha donde Suki seguía brincando al ritmo de "Dead Girl Superstar" de Rob Zombi, mientras que Pasha lanzaba una serie de maldiciones en algún lenguaje de Europa oriental - Bueno, al menos eso era lo que estaban haciendo, hasta que Kai decidió perder, porque Pasha ya no se ve de buen humor.

— ¿No de buen humor? Creo que va a despellejar a alguien, o noquearlos – agregó Spencer, al prestar más atención y ver a un pobre baboso, sospechosamente parecido a Enrique, recibir un puñetazo en plena nariz, que seguramente nunca volvería a ser igual.

— No me gustaría estar en tu pellejo cuando te alcance, Kai – bromeó Bryan, pero Kai permaneció silencioso.

Finalmente Kenny fue empujado a la arena de juego, aún encogido, de modo que Tala, oliendo su miedo como un depredador huele la sangre, le lanzó una frase que las fanáticas adoraran por siempre:

— No te preocupes, esto será rápido e indoloro – le dijo al pequeño mientras cargaba su lanzador, por cierto, nadie se ha preguntado si esa cosa será capaz de lanzar munición de verdad, porque, por más peligroso que digan que es un blade, seguimos creyendo que una bala de calibre 38 debe de hacer más daño.

Listo estaba Tala de comenzar la destrucción psicólogica del pequeñito, cuando un gesto de Bryan desde atrás le llamó la atención, el ruso de cabello gris tenía una extraña sonrisa burlona que siempre le helaba la sangre como presagio de algo muy malo. Siguiendo la vista a donde señalaba, Tala vio algo que efectivamente le heló sangre, y más aún, le dio la impresión de que sus entrañas de retorcían de modos que no conocía; Suki y Pasha, de mejor humor tras romperle la nariz a algún baboso, vestidas de porristas y en los primeros pasos para hacer una pirámide humana o alguna rara pirueta. Eso no era bueno.

XD XD XD XD XD XD

Unos minutos antes, en la gradería del público.

Justo cuando entraron los dos equipos, Suki decidió comenzar con su exhibición, y claramente a Pasha no le quedaba más opción que seguirle el paso, así que Ian puso la música y ellas se montaron a la barrera y empezaron su acto, al tiempo que Aki notó un ligero charco de baba en el piso y siguió su rastro hasta llegar a un viejo conocido, sentándo detrás suyo.

— Ah, Enrique. ¿Qué tal la vida? – saludo tranquilamente mientras frente a él, Suki hallaba la manera de abrirse de piernas pese a los 50 centímetros de ancho permitidos.

— ¿Kai? Digo... ¿cómo era? - Enrique estaba un poco confundido, pero encontrarse al hermano gemelo de Kai siempre es perturbante para los que no están acostumbrados.

— Aki – le aclaró el joven Hiwatari con tranquilidad. - ¿Están por aquí tus amiguitos?

— Claro. Sí, creo que Robert y Johnny andan por allá arriba, pero va a lamentarse no estar aquí abajo – comentó, sin separla la vista del espectáculo, mejor llamado, las minifaldas de Pasha y Suki.

— Sí, nos costó conseguir buenos asientos, pero Ian es bueno es eso – explicó Aki, evidentemente no queriendo entender el comentario del italiano respecto a lo que realmente se refería.

— Yo hubiera buscado los mejores asientos de la casa, pero no creería pegar con la suerte de este espectáculo – finalmente Enrique señaló a las dos muchachas haciendo una serie de giros y agarrando sus pompones en el aire – Vaya coincidencia¿crees que me den sus números?

— Ehhh... Enrique, esas dos son Pashanka y Asuka¿recuerdas? – le aclaró Akira con una sonrisa - Las novias de Tala y Kai.

— ¿De verdad? – Enrique no recordaba haberlas visto antes.

— Ayuda si te fijas a la parte de arriba del cuello y no a la de abajo – le explicó Ian, que aún no saltaba la cámara.

— Mmm... – finalmente, siguiendo la instrucción de Ian, Enrique de verdad las miró a la cara, lo que le plantó una tarea difícil porque estaban en una serie de posiciones que mantenían esa falda subiendo y bajando, pero las pudo ver, y eso lo echó atrás en el asiento - ¡Oh, Dios! De verdad son ellas.

— Felicidades en descubirir lo obvio – le felicitó Ian condescendientemente.

— ¿Qué hacen? – Enrique encontraba todo el asunto perturbador... excitante, pero perturbador.

— Es idea de Suki para darle ánimos a Kai, y castigo de Pasha por perder una apuesta – le explicó Aki, tranquilamente.

— ¡Uuuyyyy... ya va a jugar Kai! – chilló Suki, brincando aún más alto - ¡KAAAIIIII!- trató de llamar la atención de su prometido mientras de paso hacia un ejercicio de levantar la pierna lo más alto que podía, y Enrique hubiera dado todo por estar en los zapatos del peliazul en ese momento, o hasta en los de Tala, porque Pasha no estaba nada mal tampoco.

Kai, como ya dijimos, se enfrentó a Dacihi y prácticamente le dejó ganar, y eso tuvo un efecto más emocional en las gradas que en su propio equipo.

— Esto no va a ser bueno – apenas murmuró Aki, mientras Pasha se detuvo a media maroma, y empezó a pasear en las gradas, lanzándo más maldiciones que un marinero, y en casi cada idioma exótico que le vino a la cabeza. Enrique decidió que ese sería el mejor momento para tener un pedazo de cielo y morir feliz, así que estiró la mano y le pegó una buena nalgada a Pasha, pero si quería morir, no podía elegir mejor ocasión. La rusa se volteó y le pegó tal puñetazo en la nariz que tendría suerte si no se la volteaba completamente, el italiano cayó en su asiento de la segunda línea completamente noqueado – Y eso debe doler.

— Oye¿estás bien? – preguntó Ian, que había tomado en cámara toda la escena y ahora aprovechaba para hacer un acercamiento de las consecuencias.

— Nunca he estado mejor – Enrique, pese a la seria herida en la nariz, estaba sonriendo como un idiota, mientras que Pasha seguía maldiciendo por ahí.

— Oye, si querías suicidarte hay modos más rápidos e indoloros que ese – le señaló Akira, mientras le pasaba un pañuelo para la nariz.

— Pero nunca tan satisfactorios – murmuró Enrique antes de desvanecerse por la perdida de sangre.

— Ah, bueno. Otro idiota que muerde el polvo – dijo Akira, sin darle más importancia, y se acomodó a ver el encuentro entre Kenny y Tala, este último seguro que ya había visto a Pasha en su vestido de porrista lanzando maldiciones en algún dialecto siberiano, porque se había puesto más pálido que de costumbre, en lugar de la típica cara confiada que uno esperaría de alguien que se va a enfrentar a Kenny.

— Más le vale que gane esto, o yo misma lo despellajaré y usaré su miserable piel para tapizar un sillón – gritó Pasha, regresando a un idioma más identificable.

— Vamos, es Kenny con el que va a pelear¿qué tanto puede llegar a costarle? – le aseguró Ian.

Justo a con esas misteriosas Leyes de Murphy que de dedican a volver nuestras tranquilas vidas en infiernos vivientes, Tala la tuvo más difícil en vencer a Kenny de lo que normalmente se esperaría. Lo patético que Kenny es, nadie lo tiene en duda, hasta dedicándose a pequeños discursos en defensa de la inútilidad de Tyson cuando debería estar rogando por su vida en vista de la tortura psicólogica que Tala le estaba propinando, y ni siquiera intentó un ataque serio, al menos al principio, sino que solo se dedicó a escapársele a Wolborg. Pero que Tala no haya podido rematarlo, es igual, si no es que más patético, y ni que decir de las reacciones desde cierto punto de gradería.

— Ese es mi Tala – dijo Pasha al principio, cuando Tala estaba dedicado a aplastar la miserable sanidad mental de Kenny, pero a medida que este ganaba confianza y Tala, por increíble que parezca, hasta retrocedía, cambió su frase por algo más parecido a - ¡DEJA DE SER TAN PATÉTICO Y LiQUIDALO DE UNA VEZ!

Pero la defensa de puro rebote no tenía efecto en Tala que estaba a punto de destruirlo, apurado por la amenaza de muerte y sufrimiento inminente, entregada por cierta rusa en minifalda desde la gradería. Ahí Kenny cambío de estrategia y decidió ir a completo ataque, lo que sorprendió a Tala, y enfureció a Pasha.

— ¿Pero que le pasa a ese? – Pasha parecía a punto de un ataque, que podría ser ocasionado por frustración ante la inútilidad de Tala o por sobredosis de fármacos, difícil de determinar con exactitud.

— Vamos Pasha – le dijo Suki, mientras realizaba despreocupadamente una rueda de carreta que causó otra de serie de hemorragias nasales entre los hombres – siempre supe que Kai es el mejor, deberías aceptarlo también.

— ¡Quédate tus opiniones, Minamoto! – gritó la otra, lanzándo un pompón, que impacto tan fuerte a un pobre baboso una diez líneas de asientos más atrás y salió disparado dos líneas más antes de caer inconsciente.

— Estamos agresivas hoy¿no es cierto? – siguió Asuka con tranquilidad.

— Oigan¿no es ese Tyson? – llamó Ian la atención a la parte alta de la gradería, donde un agitado Tyson estaba al fin haciendo acto de presencia.

— Y yo que creí que Kai tenía la exclusividad en entradas elegantemente tardías – exclamó Aki, levantando una ceja ante la llegada del capitán del BBA Revolution.

— Sí, pero esto ya no es elegante, es simplemente tarde, él no puede competir a estas alturas – le explicó Ian, que prefería hacer un acercamiento a la esforzada cara de Tala en su encuentro o a las pantorrilla de Suki, lo primero que tuviera en cuadro.

— ¿Entonces a qué vino? – Aki no le encontraba sentido llegar tarde cuando ya no había nada que ganar en ello.

— ¡Kenny, tú puedes! – gritó Tyson mientras bajaba las escaleras de la gradería junto a ellos.

— ¿Resuelve eso tu pregunta? – le preguntó Ian de modo burlón, cambiando de opinión y encuadrando a Tyson mientras bajaba.

— Patético, doblemente patético – apenas murmuró Aki, que justo cuando Tyson bajaba junto a ellos, aún corriendo y muy distraído para darse cuenta de junto a quién estaba, aprovechó y le puso la zancadilla, lanzando a Tyson los últimos escalones a rodar por el piso – Eso está mejor.

— Y mucho – estuvo de acuerdo Suki, que había detenido su show para ver el espectáculo de la escalera.

Pero de nada valió la agitada entrada de Tyson, Tala finalmente aplastó a Kenny, con su ataque congelante, que enfría a todos menos al equipo de gradería, demasiados acostumbrados a Rusia como para que una simple brisa los perturbe. Sin embargo, Kenny sí pudo ver el punto débil en el ataque de Wolborg, y pasó a informárselo a Daichi, mientras qua a nivel de suelo ya, Tyson era detenido por seguridad para que no interviniera en el juego.

— ¡Qué vergüenza! – exclamó Suki, viendo la detención de Tyson.

— Lo dice alguien que debe de haber sido arrestada al menos diez veces el año pasado – le reclamó incrédulo Akira.

— Sí, pero ahí fue un asunto de la polícia o alguna agencia internacional de ley, no un equipito de seguridad de cuarta clase – le respondió su cuñada, señalando con desdén, y es cierto, para alguien acostumbrado a irse a la pelea con la Interpol y cosas así, eso era nada.

Por su parte, Tala volvió a subir, esta vez para pelear con Dachi, y se veía aún más enojado, sería difícil decir si por que Kai lo tildó de patético en su encuentro contra Kenny (aunque lo hubiera sido), o porque Pasha, pese haber continuado en sus porras con Suki, se veía lista a empalarlo si arruinaba esto, y eso es mucha presión, sobretodo porque Pasha no perdona nunca.

Tala se embarcó en pelea contra Daichi, que al principio estaba con todas las de perder, el ruso no le dejaba ni un momento en paz, con esas lindas medias sonrisas, completamente sádicas que tiene de vez en cuando. Pero la diversión no le duró mucho, porque justo cuando se preparaba para rematar a Daichi con todo lo que tenía, este recordó el consejo de Kenny y atacó a Wolborg en medio de su embestida aérea, derrotándolo definitivamente.

— Bueno, supongo que no se gana siempre – comentó Akira, viendo la retirada del equipo hacia los camerinos, completamente imperturbables, pese a su derrota.

— ¡Oh, bien! A veces se gana, a veces se pierde – dijo Suki filosóficamente, mientras apagaba la música y guardaba las cosas.

— Te lo tomas muy bien considerando que Kai perdió – le recordó Ian.

— No me importa, Kai apareció y se veía muy guapo, eso es todo lo que me importa – sentenció ella.

— Supongo que sí¿tú que opinas Pasha? – preguntó Akira a la rusa, parada junto a su asiento. Pero ella no dijo ni palabra, solo emitió un sonido raro y se cayó hacia atrás, apenas sostenida por Ian que empezó a abanicarla.

— ¿Pasha¿Aún estas viva? – le iba preguntando el pequeño ruso.

— Supongo que al fin de acabó el efecto de tu bebida rara – comentó Suki, que se veía muy divertida pese al estado comatoso de Pasha, o tal vez sea precisamente por eso.

— Pues... la verdad, no me parece su efecto, tal vez sea solo la impresión – consideró Aki, dándo una bofeteadas suaves a las mejillas de Pasha.

— Ji, ji, como sea – comenzó Ian mientras se reía - No me gustaría ser Tala cuando ella despierte.