Capítulo XV¿Trina¿Cuál Trina?
— Oh bien, ahora que terminamos por hoy bien podríamos irnos a ver a mi amor¿no? – dijo la chispeante Suki, que aún estaba rodeada de una nube de admiradores que en condiciones normales, una vez terminado el encuentro se habrían ido a cazar autógrafos, pero hoy, ni siquiera se les ocurría moverse, es más, es probable que ni siquiera hubieran visto el encuentro por ver sus piernas y las Pasha, y hablando de la rusa...
— No puedes irte así como así – reclamó Akira - ¿Qué vamos a hacer con ella? – y señaló a la rusa, Ian, aun no dejaba de filmar todo el espectáculo, pero era medio útil al menos, para mantener a las manos curiosas de ciertos elementos masculinos de los alrededores lejos de ella.
Pasha no estaba realmente inconsciente, estaba con los ojos medio abiertos, y hablaba, pero eso no quiere decir que esté realmente bien, se la pasaba girando los ojos de modo raro y balbuceando sin sentido, de lo que único que se podía sacar eran palabras sueltas como "matar", "perdedores" y "reputación", definitivamente muy mala señal.
— No me mires a mí, yo no voy a cargarla – le respondió la japonesa.
— Y yo no puedo tampoco – respondió Ian rápidamente, haciendo notar su brazo roto, que hasta el momento aún no representaba impedimento de seguir filmando a la pandilla de locos.
— Así que todo queda en tus manos – dijo la sonriente Asuka, palmeando a Akira en las manos.
— Siempre yo... todo yo... – fue murmurando Akira, recogiendo a Pasha en brazos, esforzándose bastante para levantarla – Luego...puff... hay que sugerirle...puff... una dieta a Pasha.
— Uyyy... tengo eso en video, ya vas a ver cuando ella recupere la cordura... – le dijo Ian con una cara de maldad que mostraba los maléficos planes que tenía.
— Eso es si recupera la recupera la cordura – señaló Suki.
— Mmm... buen punto – concedió el ruso.
— Podemos irnos, no creo que mi espalda aguante mucho – les dijo Akira para sacarles de la tertulia mientras aún batallaba para sostener a Pasha.
— Bueno, bueno, vamos a ver a mi Kai – Suki se puso en camino – Ahh... Akira, ya que estás recogiendo las cosas, podrías traer el mini componente, los pompones y esas cosas.
Akira ni siquiera se molestó en responderle, solo le dirigió una mirada idéntica a las miradas "moléstame-y-muere" por las Kai es tan famoso.
— Yo lo hago, yo lo hago – cedió finalmente Suki, ni siquiera puede resistir las miradas mortales de la familia Hiwatari por mucho tiempo - ¿Han visto el último pompón?
— Creo que debe estar clavado en la cabeza de algún idiota, unas diez líneas detrás – le señaló Ian.
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Más allá de las patéticas y raras reconciliaciones que reconocidos equipos que no vale la pena mencionar, están teniendo en otras partes de los pasillos del estadio. Los Blitzkrieg Boys se regresaron al camerino sin decir siquiera palabra, aunque Spencer y Bryan intercambiaron unas cuantas miradas significativas, pero que de momento es imposible decidir si eran de diversión, preocupación, fanaticada estilo Ejército Rojo...
Llegaron al camerino aún sin decir palabra, especialmente Kai, que tenía un gesto de lo más difícil de explicar, era obvio que estaba más allá de su gesto irritable de costumbre, ahora se veía de verdad enojado, pero debe ser porque llegó a escuchar los comentarios que la mayor parte del resto de los equipos hacían de Pasha y Suki. Era obvio que habían seguido la misma tendencia de Enrique y ni siquiera mirado por encima de sus cuellos, porque nadie parecía reconocerlas, más allá de sus piernas; y las damas, en cuanto ven a sus coequiperos actuar así, normalmente solo hacen malos gestos y miran en otra dirección.
Por otra parte, lo único que Tala pudo hacer fue entrar sin decir la más mínima palabra, caminó casi como un zombi, aunque con la típica cara de tipo rudo al que no le afecta nada, y se sentó en un sillón. Y ahí fue donde se le quebró la imagen de tipo rudo...
— ¡Oh, Dios¡Oh, Dios! – empezó a gimotear y moverse en el sofá de un lado al otro.
— No seas tan infantil Tala – comenzó Spencer, porque Bryan estaba demasiado ocupado quebrándose de la risa – No es que sea la primera vez que pierdes, tu reputación no va a perderse así como así – entonces hizo una pausa y agregó – Claro que tenemos que tomar en cuenta que te costó vencer a ese enano de anteojos y te terminó venciendo un simio rojo hiperactivo, así que tal vez sí te afecte.
— ¡Oh, Dios¡Oh, Dios! – siguió chillando Tala sin prestarle atención, casi como si no hubiera mañana, aunque para él tal vez no lo haya.
— No es eso, Spence... – se las arregló Bryan para decir desde el punto del suelo en el que se revolcaba en medio de su ataque de risa.
— ¿Entonces que es? – preguntó el enorme ruso en voz alta, para ser respondido por el gimoteante pelirrojo.
— ¡Va a matarme¡Va a matarme! – su salmodia había cambiado un poco al menos – ¡Trina va a matarme!
— Eso es nuevo – dijo Bryan, levantado una ceja de modo suspicaz, dado que su risa había cesado - Mmmm... ¿Tala, quién es Trina?
— Uuhhh... pues... – pero antes de que el pelirrojo pudiera tratar de dar una respuesta, la puerta de los camerinos se abrió de un golpe, gracias a las poderosas patadas de Suki, que aún no descubre el fino arte de tocar la puerta con educación.
— ¡Ohhh, Kai! – chilló la muchacha de pelo violeta, aún ataviada en su minúsculo traje de porrista y saltando a los brazos de Kai en cuanto lo tuvo en rango de acción - ¡Te veías tan lindo ahí afuera¡Y la iluminación era perfecta, hasta destaca tu precioso cabello!
— Asuka, no me dejas respirar – trató de decir Kai, porque Suki no se había limitado a sus brazos, sino que de inmediato había subido a sujetarse de su cuello y empezar a jalarle el pelo para ilustrar su punto de que tan bonito tiene Kai el cabello, lo que por supuesto la convertía en la viva imagen de una mona y habría sido el chiste de la semana en las conversaciones de Bryan, Spencer e Ian de no ser porque lo que entró a continuación era más digno de mención.
— Mmm... ¿Tala, me podría ayudar un poco con tu noviecita? – ese era Aki, que había entrado poco después de Asuka, esforzándose mientras sostenía en sus brazos a la semicatatónica Pasha, y detrás de ellos Ian, que, aunque en este momento no tuviera un brazo roto, todavía le habrían hecho falta otros seis brazos para poder tener todas las cámaras que quería para recordar esta escena a posteridad.
— ¿Qué pasó? – preguntó de inmediato Spencer, aunque su preocupación no era demasiado convincente.
— Solo digamos que parece que Pasha toma demasiado mal las derrotas – informó Aki mientras acomodaba a la rusa los mejor que podía en el sillón más grande, para lo que ni siquiera tuvo que pedirle a Bryan que se moviera de ahí, de lo asombrado que estaba por la presente situación y sin embargo parecía mantener la ilusión de que todavía se podía poner mejor – Suerte que no estaba armada, dejó un herido grave con el pompón que arrojo...
— ¿En verdad? – Bryan adora estas noticias.
— Sí – siguió Aki – además de que Enrique requerirá cirugía reconstructiva para esa nariz.
— ¡Rayos¿Y me perdí todo eso? – Bryan parecía iniciar uno pucheros, algo completamente impropio de él, así que sería más una imitación de Aki, pero Ian intervino de inmediato.
— Siempre puedes acogerte al trato estándar de descarga de Internet por 1.50, 19.99 en la colección final en VHS, o 29.99 para DVD – y de paso le extendió la mano, como para recibir de una vez el pago.
Mientras todos estos eventos habían tomado lugar, Tala apenas había podido abandonar su estado de gimoteo, esquivar la incómoda pregunta sobre ese sospechoso nombre Trina que había empezado a balbucear, solo para quedar en estado perplejo por ver a la normalmente imponente, y atemorizante, Pasha, entrar al cuarto cargada en brazos del excéntrico Akira. Nuestro adorado pelirrojo ruso se acercó sin decir al palabra y se quedó viendo a Pasha, sin saber ni que hacer, y antes de que alguien siquiera se diera cuenta, se sentó junto a ella y empezó a abofetearla ligeramente.
— ¿Pasha¿Estás bien? – bien, sabemos que muchos de ustedes va a pensar que en este momento debería tener una cara de abatimiento y un tono de voz que rompe el corazón, pero debemos recordar que este es Tala, y solo ver a Pasha en estado catatónico no es suficiente para verlo romperse, preocuparse sí, pero romperse no; lo único era mostrar cierto grado de incertidumbre en la voz, pero al resto debe de ser normal, hay que mantener cierta dignidad. Cuando pasaron los minutos, y hasta Ian empezó a sacar la cámara, Tala se fue preocupando más y más por la salud de Pasha, porque esta seguía aparentemente despierta, pero balbuceante y sin reaccionar, y eso se le fue notando más en la voz – ¡Pasha, despierta¿Trina, que te pasa?
— ¡Ahí est�¡Conque Pasha es la tal Trina! – dijo Bryan, tronando los dedos, ante la súbita revelación.
— Tantos años de conocerla y yo no sabía que se llamaba así... o que alguien le tenía ese nombre también – dijo Ian por su parte, usando un tono astuto para referirse al hecho de que solo Tala y nadie más había usado semejante nombre con la peligrosa, y actualmente fue de sí, rusa.
— ¿O sea que ustedes no sabían que el nombre completo de ella es Pashanka Ekaterina Larinovitch Bazdehieff? Creí que era cosa común – le dijo Aki, encogiéndose de hombros.
— Bueno, no todos los presentes tenemos la posibilidad o el gusto de andar revisando los archivos secretos de personal del abuelo para ver que oscuros secretos aprendemos de las demás personas – le respondió Kai con tono sarcástico y seriedad, un poco perdida por tener todavía a Suki pegada como una mona.
— Heeyy... todos necesitamos pasatiempos – se excuso su hermano.
— ¡Trina¡Respóndeme! – Tala seguía sin darse cuenta de su desliz, o de cualquier otra cosa, porque seguía tratando de despertar a Trina... perdón, Pasha, ahora ya casi de un modo desesperado, hasta que...
— Tala – apenas se escuchó el murmullo de la rusa, que volvió a mirarlo con ojos más centrados y sin los balbuceos sin sentido.
— Sí, Trina, soy yo – el ruso se escuchaba más tranquilo, pero seguía agarrado de una de las largas, blancas, delicadas, y sin embargo fuertes manos de Pasha.
— Tala... – dijo ella, haciendo una pausa como para tratar de tomar aire.
— Sí, Pasha... – le respondió él ansioso.
— Yo... – dijo con débil voz, y.. ¡AHHH... – con una fuerza y una furia que no tenía un segundo atrás, Pasha saltó encima de Tala, arrojándolos a los dos al piso, donde ella quedó sentada en su pecho, colocó las manos en su cuellos y comenzó a asfixiarlo y golpearlo contra el suelo a un tiempo - �¿Qué demonios estabas pensando! De todas las idioteces que se te pudieron haber ocurrido¿cómo rayos te dejas dar pelea por el ratón de biblioteca¡Y encima de todo te derrota el monillo ese...!
— A mí me parece que volvió a lo normal – comentó Bryan por sobre todo el barullo, levantando una ceja.
— ¿Cómo crees que me siento luego de dedicarme por años a ustedes¿Crees que no tengo nada mejor que hacer? - siguió la rusa golpeando a Tala contra el suelo - Tengo un ascenso que proteger aquí¿sabes¡Un ascenso¿Sabes lo difícil que es convertirse en vicepresidente para Europa Oriental de Seguridad de la Corporación antes de cumplir 18 años?
— Un poco de ayuda aquí... – pudo gruñir Tala entre la falta de oxígeno.
— Estoy ocupado, lo siento – le respondió Ian, que no se perdía ni un movimiento con la cámara.
Pero no le hizo falta ayuda, justo en medio de su tirada sobre como perder no es bueno para los ascensos laborales cuando se tiene un jefe como Voltaire, y como ella no quiere acabar en un gulag como Boris, mientras a un tiempo trataba de matar a Tala, al parecer el efecto del extraño conjunto químico que le había dado Akira se terminó. Ella solo profirió una mezcla de quejido y gruñido y cayó completamente inconsciente encima de Tala, y una posición por demás indecorosa con esa minifalda de porrista que aún estaba usando, provocando casi una hemorragia nasal en Spencer.
— Una hora, interesante – fue lo único que dijo Akira, revisando su reloj – Tengo que mejorar esa fórmula.
— ¡Ni siquiera se te ocurra moverte! – le ordenó Ian a Tala, entrando en una fase de filmar todo, y aún necesitaba más cámaras – Rápido, Bryan, pásame la cámara nueva.
—¿Cuál¿Esta? – le señaló el de pelo gris, tomando una de las tantas cámaras en paquetes.
— No, otra – le dijo, mientras seguía filmando, y el pobre Tala no sabía ni que hacer.
— ¿Esta? – intentó de nuevo Bryan sin mucho entusiasmo, porque quería prestarle más atención a la escena en el suelo.
— No, la nueva – insistió el pequeñito, mientras seguía con lo suyo y Tala progresivamente más abochornado por todo esto.
— ¿Esa? – Bryan sonaba cada vez más aburrido.
— Esa la compre ayer, es la que compré hoy – siguió Ian, pero finalmente vio lo que quería - ¡Esa! – cogió la susodicha cámara, que quién sabe que rara característica tenía y se lanzó a filmar, de una vez dirigiéndose al área más incómoda de la situación, abajo.
— Con gusto – le respondió Bryan con voz neutra, y sin embargo, sarcástica.
— ¡Suficiente! – el ángulo que iba a tomar Ian fue suficiente para sacar a Tala de su congelamiento temporal, evidentemente inducido por la vergüenza de tener a Pasha encima suyo en una de las posiciones más embarazosas concebidas por el hombre. Se levantó finalmente, pero eso hizo que la inconsciente rusa encima suyo se deslizara hacia atrás y él tuviera que sostenerla por la espalda, quedando en otra de las posiciones vergonzosas, con las piernas abiertas, justo sobre su regazo. Spencer se fue definitivamente en hemorragia nasal, Bryan no pudo ni reír, solo se quedó de boca abierta; Kai tuvo la decencia de cerrar los ojos mientras que Akira y Asuka se llevaban todo el espectáculo desde primera fila, uno más entretenido que el otro, evidentemente, e Ian... bueno, digamos que sus clientes tendrán que desembolsar mucho por esto.
Tala se pudo incorporar, se reacomodó a Pasha en los brazos para conseguir una posición más decorosa, y la volvió a poner en el sillón.
— Oohhhh... y ahora que se estaba poniendo interesante... – se quejó Asuka.
Ni siquiera hace falta relatar la odisea que siguió a continuación, evidentemente Pasha y Suki no podían salir a la calle vestidas de ese modo, eso no significa un problema para la japonesa, porque puede pararse en sus buenos dos pies para arreglarse, pero el caso no aplica para Pasha, y como es obvio, hay emociones divididas al llegar el momento de poner en la mesa quién tiene que cambiarle la ropa a ella.
— Tu hazlo – comenzó Bryan – es tu novia después de todo.
— Y así tienen ocasión de terminar lo que comenzaron en el piso – agregó Akira.
— Ustedes dos están buscando que los maten – murmuró Tala, al que todo el incidente anterior había sacado de su estado de apático padecimiento para regresarlo al de rencoroso homicida, y estaba listo para descargarse en alguien.
— ¡Qué delicado! – siguió Bryan en su comentario – Si no quieres, estoy seguro de que Spencer estaría feliz de sustituirte en tan difícil misión.
— ¿Yo qué? – Spencer estaba un poco fuera de la conversación, por estar en el baño, poniendo papel higiénico en su nariz para evitar el sangrado nasal.
— Nada – le respondió Bryan de modo hastiado, pero pensándolo mejor y cambiando a una voz melosa y completamente fuera de personaje, dijo - Solo que ya que Tala parece negarse, tu deberías quitarle a Pasha su uniforme de porrista y ponerle su apretada ropa de cuero negro de nuevo.
— Ohh... perdón – fue lo único que pudo responderle el enorme Spencer mientras cerraba la puerta del baño y corría a tratar de detener la hemorragia que le había comenzado de nuevo.
— Me encanta cuando se pone así – Bryan tenía puesta su mejor sonrisa demoníaca.
— Hmmgg... ¿Podríamos enfocarnos en el problema presente, por favor? – dijo Akira, atrayendo de nuevo atención al "problema" entre manos.
— No me importa quién sea, yo quiero la exclusiva – se metió Ian, preparando la cámara.
— Ni siquiera lo pienses – le advirtió Tala.
— Heyy... tu eres el que vive diciendo que ustedes dos no son nada, así que cualquiera puede tomar parte en este asunto – esa es la manera más vulgar de dejar ver su punto de vista.
— Me temo – vean lo raro que esto, que hasta Suki alejó su atención de Kai para escuchar la conversación, y por más que pelee con Pasha, existe la hermandad femenina, y hay que intervenir – que por el bien de sus cuellos y de mi sentido de la confraternidad...
— ¿Sabes lo que esa palabra significa? – le preguntó Bryan poco convencido.
— ¡Cállate antes de que te golpee con un diccionario, fenómeno! – le calló ella, y continuó con lo suyo – Voy a tener que hacer yo esto, yo la visto.
— Uuuu... van a tener que pagarme mucho por esto – dijo Ian, frotándose las manos y pensando en dinero.
— Olvídalo Ian – esta vez, por raro que parezca, el que habló fue Kai, y normalmente nadie contradice a Kai.
— Mmmm... Bueno, me conformaré con lo de temprano – Ian procedió a sentarse con su computadora y empezar a editar sus videos, entonces se le ocurrió una idea muy mala y murmuró – Pero antes, es hora de otra pequeña muestra gratis vía correo electrónico.
— Tala, lleva a Pasha a uno de los camerinos vacíos, ahí Asuka le cambiará la ropa – comenzó Kai, que cuando Pasha está fuera de línea y Tala ofuscado, es el encargado de tomar control de este equipo de locos.
— ¿Te he dicho lo lindo que eres cuando te pones al mando de las cosas? – comenzó Asuka con ojos de vaca.
— No, me parece que no – le respondió con el tono más neutro y serio que tenía – Como sea, Akira, tú llama al transporte, que nos espere en la entrada con el motor encendido, es mejor evitar que nos vean mucho, la prensa debe de estar pululando por ahí.
— Paparazzis, que lindo – les respondió el hermano con sarcasmo, mientras iba a buscar el teléfono.
— Bryan, tu llama al hotel, diles que entraremos por la entrada trasera y que queremos tránsito libre hasta las habitaciones, sin excusas – siguió Kai.
— Mmmm... ¿queremos discreción hoy, ehhh? – comentó, mientras buscaba el número de su hotel y recordaba en cuales cuartos estaban alojados.
— Akira – esta vez se dirigió a su hermano, aún con el mismo tono impersonal - llama a la rama local de la Corporación, identifícate y diles que tenemos un código negro y que ocupamos transporte rápido y sin preguntas a España, a primera hora de la mañana, no importa cómo.
— ¿Cómo¿Otra vez transporte de carga militar¡Estoy harta de viajar sin clase! – se quejó Asuka, pateando en el piso.
— Para que sepas, Asuka – comenzó Kai, en ese tono tan especial de condescendencia que solo usa con ella – Tenemos a un sospechoso elemento de la alta seguridad corporativa, como ya sabes nuestra empresa no tiene una muy buena fama, completamente inconsciente y bajo el efecto de quién sabe que extraña droga, y no sabemos cuando va a despertar...
— Les advertí que era experimental – se defendió de una vez Akira, desde la esquina donde estaba hablando por teléfono.
— En cualquier caso – continuó Kai, tratando de ignorar las interrupciones de su hermano - ningún aeropuerto del mundo nos dejará salir de modo tranquilo, sin arrestos o pruebas, así que mejor salimos al modo Hiwatari...
— O sea, como terroristas urbanos – siguió Aki desde su esquina.
— ¡Tú sigue con lo tuyo, Akira! – le gritó Kai finalmente.
— Ok, ok, no hay que ponerse sensibles – respondió el otro con tranquilidad.
— ¿Y yo que hago? – preguntó Spencer, saliendo del baño, con más tapones en la nariz.
— Tu empacas la ropa interior de Pasha – le dijo Bryan, aprovechando la ocasión.
Spencer ni dijo nada, solo volvió a cerrar la puerta de golpe mientras la sangre volvía a salir y manchar un poco el piso, bueno es que trajo un cambio de ropa por cualquier emergencia, como un encuentro demasiado rudo.
— De paso – finalizó Kai con sus ordenes - pide una bolsa de sangre para transfusiones, creo que Spencer la va a ocupar.
