Capítulo XVII: Mejor que un truco de magia
La adorable noche de nuestros héroes (o antihéroes) terminó tan bien como cabría esperarse, con policías redadas y todo lo demás. El grupo de fans que tan descaradamente estaban haciendo ruedo alrededor de Tala y Kai fueron las que se llevaron la peor parte, de acuerdo a reportes de los paramédicos serían necesarias varias cirugías reconstructivas para siquiera volver a parecer seres humanos en lugar de enormes masas de carne amorfa. Saint-Jonh ciertamente va a hacer que su compañía seguros lamente haber firmado con él, porque con todas las mesas y luces destrozadas en el salón principal, seguros médicos para los guardias de seguridad y unas explosiones menores en las cocinas, esto ya no era para declararse con pérdidas totales sino para ser declarada área de desastre por el gobierno.
Los Blitzkrieg Boys, tan frescos como son ellos, se limitaron a recoger a Pasha y Asuka, que se encontraban felices y contentas compartiendo un trago en medio de los restos del bar, y salieron por la puerta delantera como si las patrullas de policía, antimotines, bomberos y demás fuera asunto común, y como nadie les dijo nada, siguieron como si nada. Tomaron un taxi y llegaron a su hotel como a las 3 de la mañana, Tala cayó redondo en la cama; Kai, con un poco más de dignidad, al menos se dio ocasión de meterse debajo de las cobijas para dormirse, y los demás siguieron con resultados parecidos, aunque Ian había considerado por un rato ponerse a editar el suculento material que había recabado esa noche.
Pero por algún motivo, pese a haber tenido un encuentro más que peculiar el día anterior, recorrido unos miles de kilómetros en helicóptero esa mañana, y, sin siquiera haber tenido ocasión de desempacar, ir directo a una noche de juergas y destrucción de clubes nocturnos y babosas admiradoras, Pasha y Asuka no se sentían tan cansadas, y de sorprenderse, tal vez porque no esté tan fallida esa teoría de que para curarse la resaca se ocupa más alcohol, que Pasha ni se notaba ebria. Aunque tampoco estaban de humor para matarse una a otra, debe de desarrollarse algún lazo de hermana cuando dos psicópatas se unen a destruir ilusas admiradoras de sus novios.
— ¡Estoy aburrida! – se quejó la japonesa de pelo violeta, haciendo pucheros, como si alguien le interesara.
— Pues duérmete – le dijo la rusa, dedicada en el espejo a soltar el complicado peinado de nudos y pines que tenía.
— No quiero, yo quiero otra cosa – Suki seguía con el acto infantil, como si a esa edad y con esa compañía, se le fuera realmente a prestar atención a gestos y adivinanzas dignas de niños de 5 años.
— Ahhh... ilumíname – le dijo Pasha, dando un suspiro de resignación - ¿Qué es lo quieres?
— ¡Usar el equipo de rapel para deslizarnos por la pared y asegurarnos que Kai y Tala están durmiendo tranquilitos! – le respondió la Asuka, de pronto con más energía que Max tras comer dulces.
— Ok, ok – cedió Pasha sin siquiera darle batalla, es de preguntarse por qué – Así de paso nos aseguramos que no se les subieron los tragos y sin que nos diéramos cuanta se pusieron en bailes tradicionales y cambios de camas.
Unos diez minutos después y con las dos bien enfundadas en sus trajes comando, subieron hasta el techo y volvieron a bajar, pero esta vez haciendo caída vertical por la pared del hotel usando sus cuerdas y arneses de rapel. Bajaron rápidamente, casi en caída libre, hasta que alcanzaron el piso que calculaban era el suyo, donde pararon prácticamente en seco y se apoyaron suavemente en la pared.
— De acuerdo con mis cálculos – dijo Pasha en un ligero susurro – Este debe ser el cuarto de los muchachos.
— ¿Estás segura? – le preguntó Asuka levantando una ceja inquisidoramente, gesto raro cuando se está colgando de cabeza – Estuviste tomando de nuevo y eso te arruina los cálculos.
— ¡Claro que estoy segura! – le respondió Pasha con vehemencia - Y enderézate¿quieres, me provocas dolor de cabeza.
— Bueno¿y cómo pretendes que veamos dentro? – Suki de pronto había notado un pequeño error en los planes de la rusa - Las cortinas están cerradas en caso de que no lo hayas notado.
— No me mires a mí – se defendió Pasha, como si todo esto estuviera planeado desde un principio - yo fui la que nos puso aquí, tu resuelve el resto.
— ¡A genial¿Y qué pretendes que haga? – se quejó Suki por semejante delegación de actividades - ¿Qué mágicamente solo diga abracadabra y se abran las cortinas para poder ver a mi hermoso, divino y exclusivo Kai sin camisa?
— ¿Qué hacen ustedes aquí? – dijo una voz masculina frente a ellas, verán, en lo que Asuka empezaba su quejosa diatriba con Pasha a 10 pisos de altura, la cortina sí se abrió, pero no por su hermoso, divino y exclusivo Kai sin camisa, sino por Ray sin camisa, y detrás de él, Lee sin camisa, ambos con caras como de poco dormir¿y quién no, siendo despertado por un escándalo fuera de su ventana a las tres de la mañana?
— Oooohhhh... hola – dijo Pasha tentativamente a los dos chinos, que se veían más confundidos que enojados, probablemente pensando que estaban durmiendo todavía.
— ¡Te dije que este no era el piso correcto! – le reclamó Asuka, dando una cuanta miradilla de vez en cuando a Ray y Lee, o su falta de camisas para ser más precisos.
— Perdón – se disculpó la otra, aunque sin mucho convencimiento, y sin decir más, empezaron a escalar de nuevo dejando a uno confundidos White Tigers sin explicaciones.
— Adiós – fue de hecho la única palabra que les dirigió Asuka mientras empezaba a subir detrás de la rusa.
— Creo que esto de acostarme tarde no sirve – dijo Ray para sí mismo, cerrando la cortina y frotándose la sien con perseverancia, a ver si así de despierta de este raro sueño.
— Estoy completamente de acuerdo – le dijo Lee, volviéndose a la cama.
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El día nuevo llegó, y por una vez Kai y Tala se salieron con la suya, esquivando los intentos de Asuka, que fue a levantarse hasta el mediodía, de arrastrarlos en viaje de compras por toda Madrid. Así que la japonesa iba a conformarse con secuestrar a Pasha para el mismo propósito, pero esta también pudo esquivarla, escondiéndose en cada closet o baño del hotel hasta que nuestra enloquecida y violácea Suki hubo abandonado el edificio; así, al fin, pudieron entrenar tranquilos por una vez. Nuestra querida joven Minamoto se conformó con llevarse a Akira en sus compras, después de todo, a él no le gusta jugar beyblade, menos al estilo obsesivo militarizado de Kai, y su hermano lo mataría si llega a mencionar una partida de canasta cerca de él en este día, así que por su salud y tranquilidad, mejor sale con Suki, por más irónico que suene eso.
— No creo que pueda encontrar una boutique de Carolina Herrera en este sucio mercado – se quejó Asuka mientras transitaban por una callejuela llena de gente.
— Creí que su sede estaba en Nueva York – le respondió su cuñadito.
— �¿Y ENTONCES QUÉ DEMONIOS HAGO EN ESTE SUCIO CALLEJÓN? – evidentemente a ella no le importaba si llamaba la atención con sus desmedidos gritos.
— Ayudarme a buscar antigüedades – les respondió Akira, que de hecho estaba muy interesado viendo una muestra de sillas rústicas – Llevo meses diciéndole al abuelo que debemos redecorar la villa de Niza.
— Uuu... sí, la última vez que fui parecía un recuerdo de una de esas viejas películas de Elizabeth Taylor, y no me refiero en estilo sino en lo viejo – de pronto haciendo memoria en la última vez que había hecho caída sorpresa en la villa vacacional en Francia, sería hace seis meses.
— Oye¿no son esos lo gatitos chinos los que están pegando brincos por all�? – la voz de Aki la sacó del sueño diurno en que recordaba precisamente ese viaje a Niza, y en los pectorales de Kai cuando fueron a la playa. Ahhhh... Kai. (N/A: Introducir corazoncitos volando a su alrededor)
— ¿Cuáles? – preguntó ella de ligero mal humor, ese tono de voz ronco que tiene cuando se la despierta de un sueño del que de verdad no quiere que la despierten¿y quién querría despertar mientras se imagina a Kai?
— Los que están pegando brincos por allá – le indica Akira, señalando precisamente el punto donde los White Tigers están apreciando el trabajo de un par de malabaristas callejeros disfrazados, claro que como nosotros sabemos pero los faltos de percepción chinitos no han notado, estos dos no son más que Raúl y Julia, jugando de talentosos, pero esa falta de visión no es algo que caracterice a nuestro queridos Akira y Asuka.
— Oye – notó primero Asuka, para quién los particulares y especialmente atroces tintes de esos dos hermanos no se perderían nunca - ¿ese par de engendros de ahí no son esos...¿Cómo es que se llamaban?
— ¿Cuáles? – Akira se había distraído del espectáculo, que para él no era nada interesante, en busca de una pintura que combinara con esas feas mesas rústicas que su abuelo se negaba a botar, por más que estuvieran fuera de estilo desde antes que él y Kai nacieran.
— Los que llevan la mala imitación de Carnaval de Venecia¡no existe la vergüenza! – Suki había ido a esos festivales, pero ella no llevaría un disfraz tan malo, comenzando porque nuestra señorita no usaría una máscara que le costara menos de 2000, aunque luego su abuelo se saque las canas verdes, moradas y muchos otros tonos que no sabíamos que existían.
— Sí, yo diría que sí, y creo que van a jugar aquí mismo¿quieres ver? – preguntó Aki, tentando algo para entretener a Suki, porque Kai le había ordenado de mantenerla distraída todo el día, o de lo contrario le diría al abuelo que fue él el que arruinó los tapices medievales de su casa de Austria y no los mastines de cacería, como le había convencido Aki.
— ¿Estás bromeando? – le preguntó ella asombrada, dándole golpecitos en la cabeza como para regresarlo a la realidad - ¿Qué crees que soy¿Una fan de los trompitos esos?
— Bueno, como te las has pasado viendo cada uno de los encuentros de Kai de este torneo creí que te interesaría ver otro encuentro¿qué más da? – le planteó desinteresadamente Akira, mientras él mismo prefería ojear la cerámica.
— Eso es porque está Kai, y como yo no veo nada de él más que una imitación barata... – respondió ella dándole una mirada de reojo a Akira.
— ¡Hey! Estos genes son de perfecta calidad – le dijo su cuñado con aparente enfado.
— Como sea, vamos, tengo que usar mi tarjeta de crédito o voy a volverme loca – y arrastrando a Akira se fueron a una calle un poco más a gusto de ella, o sea, con suficientes tiendas como para liquidar su límite de gasto en 5 minutos.
— Si quieres gastar puedes ayudarme a decorar¿no sabes dónde podré conseguir un buen Picasso por aquí?
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Mientras tanto, en el entrenamiento de los Blitzkrieg Boys, que se lleva a cabo en una locación tan secreta que ni las autoras sabemos donde queda, pero eso no importa realmente, nuestro adorado equipo ruso se prepara para el encuentro que tendrá al día siguiente en contra del PPB All Starz; o al menos casi todo el equipo, porque uno de los interesados no está por ningún lado, nos referimos a Tala, y no podemos comenzar a describir lo enojada que está Pasha por esto.
— ¡No puedo creer que me haga esto¿Qué se cree? – gritaba la rusa, pateando bancos hasta el otro extremo de la habitación.
— No hay motivos para que te alteres tanto Pasha – le dijo Bryan, que consideraba que detrás de Spencer era buen escondite para esos peligrosos muebles voladores – De seguro hay una razón perfectamente válida para que él no esté.
— Sí, claro – le respondió ella con sarcasmo – Tal vez un suicidio, porque si no aparece pronto te aseguro perderá su patética existencia, y la de cualquiera que se meta en mi camino – pateó otro banco, y Kai tuvo seriamente que abandonar su pose de estatua para evitar que le diera en la cabeza.
— A mí me parece que tenía una razón válida, pero no me hagas caso – le dijo Ian, que de nuevo no perdía minuto de tan apreciada e injustificada violencia.
— Me parece... – la voz de Pasha sonaba terriblemente tranquila, y incluso se había detenido justo cuando iba a romper una ventana con un bate que coincidencialmente y sin motivo alguno, había sido puesto por ahí – que hay algo que no me has dicho, Ian.
— ¿Yo? – Ian trató de verse inocente, pero no perdía cierta desesperación en la mirada al verse descubierto por Pashanka.
— Sí... tu... ¡escupe! – le ordenó ella, bastante amenazadora mientras aún sostenía el bate de metal en la mano.
— Bueno... podría escupir, pero creo que la señora de limpieza se enojaría – Ian jugaba con fuego, y Bryan hasta se escondió más detrás de Spencer, no lo fuera a salpicar la sangre.
— Sabes lo quiero decir, Ian – la voz de Pasha apenas pasaba del susurro, pero se escuchaba por todo el cuarto, y dejaba unas cuantas espaldas erizadas, ustedes adivinen cuáles.
— Bueno, es que él dijo que ocupa paz y tranquilidad para pensar, así que se fue – le respondió finalmente el pequeño ruso, escondiendo la cámara detrás de él, podría morir, pero al menos su legado sobreviviría¡vaya que también está loco!
— ¿Paz y tranquilidad? – murmuró Pasha - �¿PAZ Y TRANQUILIDAD! – bueno, esta vez lo dijo a gritos - �¿QUÉ DEMONIOS TIENE ESTE SITIO PARA QUE NO SEA PACÍFICO Y TRANQUILO! – vociferó, arrojando el bate por la ventana, y pobre del baboso que estuviera fuera de ella, porque de seguro va a tener que comprarse un rostro nuevo con la fuerza de semejante pieza.
— Pasha, no hay razón para encolerizarse – trató de calmarla Spencer, pero sin moverse mucho de donde estaba, no fueran a convertirlo en un blanco de práctica.
— ¿Encolerizarse¿ME VEO COMO ALGUIEN ENCOLERIZADA! – le gruñó ella, pateando el piso, y efectivamente partiendo una de las tablas de madera pulida con el tacón.
— No, para nada – le respondió el rubio, que cambió de lugares con Bryan y trató de esconderse detrás del ruso de cabello gris.
— ¡BIEN, PORQUE YO NO ESTOY ENCOLERIZADA, NI FURIOSA, NI SOY VIOLENTA! – pero hacia poco esfuerzo por quitarse esa idea, porque con cada palabra, era un puñetazo que le daba a la pared, al nivel de que ya tenía el cemento agrietado.
— Mmm... estamos enojados hoy verdad – dijo una voz conocida desde la esquina del cuarto en que estaban las pocas sillas aún enteras.
— ¡AHH¿Tú cómo llegaste aquí? – exclamó Spencer, pegando otro brinco hasta llegar junto a Ian, mientras que Aki salía un poco más a la luz de donde estaba sentado.
— Mmmm... no importa – Aki desechó la pregunta con un movimiento de mano y dio una mirada alrededor - ¿No han visto a Kai?
— Sí, está justo ahí – le respondió Ian, señalando al otro lado del cuarto, pero ahí no había nadie – Bueno, estaba ahí, hace 10 segundos.
— �¿LES HE DICHO COMO ODIO QUE USTEDES DOS HAGAN ESE TRUCO DE APARECER Y DESAPARECER! – cada palabra de Pasha, otro golpe en la pared, muy pronto, ya no va a haber pared.
— ¡Fiiuuuu! – silbó Aki - ¡Qué bien que yo no pago daños, porque de ese muro no va a quedar nada!.
— ¿Y para qué buscas al experto en escapismos? Si se puede saber – preguntó más tranquilo Ian, que había reiniciado la labor de mantener para la posteridad las imágenes de destrucción masiva de Pasha, pero si lo consideramos bien, esa es mala idea si alguien tiene la idea de llevarlos a juicio por daños y perjuicios.
— Por nada importante, solo vine a preguntarle si había visto las noticias deportivas, es todo – respondió el joven Hiwatari, escogiéndose de hombres como para quitarle importancia.
— ¿Qué¿Qué dijeron? – preguntó Spencer, cuya curiosidad era suficiente como para salir de su nada discreto escondite detrás de Bryan.
— Solo se cuestiona si Kai está a la altura de enfrentar al PPB All Starz y al tal Rick luego la derrota contra el grupo de Tyson y compañía – les respondió Aki con desinterés, mientras que Pasha, de solo oírlo, le pegó una patada voladora a una columna, partiéndola en dos - ¿Eso significa que no lo habían oído?
— Me temo que son noticias nuevas – le respondió Bryan con igual tranquilidad.
— ¿Y que le pasa a ella? – preguntó Aki, un poco más en susurro y dando unas preocupadas miradas a la serie destructiva de Pashanka.
— Ahh... Tala desaparece, luego Kai desaparece, supongo que se siente un poco rechazada – Bryan actuaba con total naturalidad, aunque hace rato él mismo se escondía detrás de Spencer.
— Hablando de rechazados, creí que estabas con Asuka – Spencer fue el primero en notar que el tifón japonés, única en hacer competencia a los rallies de demolición de Pasha, no se encontraba con ellos, y si ella nunca sale con Tala y Kai no hacía mucho que se perdió, entonces¿dónde estaba?
— Sí, yo estaba con ella – Aki seguía con su aire de indiferencia.
— ¿Y entonces dónde está ahora? – siguió Spencer, preocupado por semejante respuesta.
— Bueno, estamos de compras, y cuando pasamos frente al departamento de electrodomésticos vimos esa noticia... – Aki gusta de contar su relato de un modo cruelmente lento, solo para aumentar el suspenso.
— ¿Y? – le trató de apurar Spencer.
— Bueno, lo siguiente que oí fue una especie de grito a mi lado, voltee y vi a Suki salir caminando, o pisoteando para ser más apropiados, mientras vociferaba algo así como que D.J. Jazzman no va a ver otro amanecer – otro este cuento, Aki lo hizo con la más absoluta tranquilidad, como si fuera normal ver a la gente perder el control en la calle, claro que si nos fijamos en la otra dirección, donde Pasha ya había hecho un respetable hoyo en el muro, tal vez no sea tan extraño para él - Se me hizo algo difícil entenderle, iba cambiando mucho de idiomas mientras insultaba.
— ¿Y la dejaste ir así sin más? – exclamó Ian de pronto, al fin dejando de filmar a Pasha.
— Sí – Aki casi pegó un brinco de lo brusco que Ian le habló, uno pensaría que él sería el último en preocuparse por el bienestar de Jazzman.
— ¡Vamos! – Ian se dirigió a paso rápido a la puerta.
— ¿Por? – le siguió Spencer, mientras Bryan mostraba una risa sospechosa.
— Si nos damos prisa podremos llegar a tiempo para filmar como ella le saca la columna vertebral a ese escandaloso – se le escuchó a Ian, que hacia rato había salido.
Para decepción de Ian, para cuando lograron alcanzar a Suki, esta no solo no había aún arrancado la espina dorsal de D.J. Jazzman al mejor estilo de "Depredador", sino que había llegado a la conclusión por sí sola de que Kai vengaría su honor por sí solo y no necesitaba de sus sangrientas vendettas. Ahora bien, habrá que considerar si ella habría llegado a conclusión tan tranquila y lógica de no ser porque de camino se topó con la apertura de temporada de verano de Gucci. Y eso le dio una idea muy especial, una que enojaría a Pasha bastante, pero si podía encontrar una armería que trabaje rápido, podría al menos darle una pequeña satisfacción.
Regresaron a entrenar, a ver si llegan a entrenar alguna vez durante este torneo, y se encontraron con que Pasha, no solo había dejado de agujerear las paredes, sino que estaba increíblemente relajada; pero no fue contra Tala o Kai que desquitó su furia, sino contra el mismo D.J., que llegó de sorpresa en busca de declaraciones del equipo, pero lo que encontró fue el puño de Pasha. Suerte que usa anteojos oscuros todo el tiempo, así podrá ocultar con algo de dignidad ese ojo morado.
Al rato, cuando Bryan trataba de enseñar a Pasha una de sus técnicas de meditación, que él usa para evitar que su niño interno se las de a jugar a la morgue, Tala regresó, para nada relajado, y más bien medio paranoico, murmurando cosas de entre las que se medio entendía que estaba viendo cosas raras. Luego llegó Kai, fingiendo cara de completa inocencia, o al menos de completa indiferencia; mientras que Tala le dirigía miradas raras.
Esa noche, ya en el hotel, unos ruidos raros se escucharon en la habitación de Pasha y Asuka, era difícil decir que era, pero los expertos, o sea todo su equipo, darán varias explicaciones, la mayoría coincidirán en decir que es una pelea, aunque Ian dio la atrevida teoría que llevaban a cabo una actividad digna del Playboy Channel; comentario que casi le costó que cierto par lo arrojara por una ventana. Sin embargo, debido a que los dichosos ruiditos no duraron ni 10 minutos y luego no se oyó ninguna sirena, no tuvieron una excusa válida para ir a revisar que pasaba; ni siquiera con las quejas de Mariah de que Lee estaba enfermo y debía descansar, y de no ser por que Ray la detuvo, hubiera sido tan atravesada como entrar marchante en el oscuro y letal cubil de las bestias para que la desollaran viva.
