Lady Dark: De nuevo hemos sido borradas

Lady Evil: Lo que ya nos parece excesivo

Lady Dark: Pero como somos tan masoquistas a como somos de sádicas, aquí vamos de nuevo.

Lady Evil: Disfruten

Capítulo XXI: Bajo protesta

— ¡Saben, esto está empezando a parecerme ridículo! – se iba quejando Spencer a medida que se deslizaban por los pasillos del hotel, esquivando prensa, empleados y cosas así, llevando un sospechoso bulto al hombro del que sobresalía una mata de pelo rojo – Sino es Pasha a la que tenemos que arrastrar inconsciente es Tala, y es cada vez que perdemos, empezó a ver un patrón.

— ¡NO DIGAS ESA PALABRA! – le gruñó por su parte la rusa, que iba un poco más adelante, alegre al menos de haberse deshecho de su disfraz de porrista.

— ¿Cuál? – se quedó confundido el rubio.

— Perder – le ilustró Bryan en susurro, porque solo pensar en esa combinación de letras estaba haciendo que Pashanka echara espuma por la boca.

— Tu di lo que quieras, a mí esto me parece de lo más interesante – Ian no había apagado su cámara desde que poso sus ojos en los uniformes de porristas de Pasha y Suki unas horas antes, y ciertamente eso había representado un problema con su recarga de baterías, pero con un poco de pericia y cambios rápidos había logrado mantenerse.

— Bueno, y ¿qué es lo que vamos a hacer esta noche? – preguntó Akira jubiloso - ¿Compras nocturnas¿Cenas a escondidas¿Destrucción de clubes?

— ¡Ah no! – lo paró Kai en esa línea – Mañana tenemos que salir para Egipto, y de aquí nadie va a moverse hasta la hora de tomar el vuelo.

— Uuhhh... a alguien a estado mucho tiempo con Pasha – se burló Bryan, al menos hasta que Suki se puso medio frenética y lo agarró del cuello.

— ¿Mucho tiempo con Pasha¿Eso que significa? – para este punto, uno creería que ya había superado la crisis de celos que sentía con la rusa cerca, pero parece estar en recaída.

— Nada, Asuka. Nada – apenas le pudo decir el ruso mientras ella lo medio ahorcaba.

Finalmente, después de unos recovecos y de dejar inconscientes a unos cuantos pobres camareros que se encontraban en el lugar incorrecto a la hora inadecuada, lo que los puso en ruta directa con la "llave dormilona" de Bryan y las patadas voladoras de Pasha; llegaron al pasillo donde estaban sus cuartos. Iba cada uno a meterse en su sitio y por una vez hacerle caso de verdad a Kai, cuando Pasha lanzó una mirada sospechosa al bulto de pelo en rojo en hombros de Spencer.

— Esto me parece medio raro – murmuró ella, haciéndoles una señal silenciosa para que se quedaran queditos.

— ¿Ahora qué? – si hay algo que a Suki nunca va a interesar son las sospechas de Pasha, mientras ella seguía dándole señales a los demás para que improvisaran una conversación, lo que ciertamente siguieron, pero Ian ajustó de nuevo la cámara, listo para algo interesante.

Sin responderle, Pasha se puso al costado de Spencer, en donde le hizo otra señal, de modo que él aflojó su agarre del bulto de modo casi imperceptible, ella colocó sus manos delicadamente sobre la sábana que lo cubría, entonces dio un tirón brusco, y la tela, con todo y relleno cayó al suelo.

— Ooouuucchhh... – vino un gruñido desde adentro, mientras la rusa lo desenvolvía a punta de sus botas de tacón aguja.

— Lo sabía – exclamó ella triunfal, poniendo la punta del zapato justo en el esternón de cierto pelirrojo ruso que todos conocemos.

— Podrías... mover eso... – evidentemente haciendo referencia al afilado tacón metálico de su zapato.

— Por supuesto – le dijo esa con una sonrisa de tiburón - ¿qué tal aquí? – bajando el tacón hasta donde de verdad puede hacer daño a la posibilidad de futura descendencia Ivanov.

— Uhh... esto se va a poner bueno – Ian estaba a un paso de chillar de la emoción con la situación, mientras los demás deseaban tener palomitas para este espectáculo.

— ¿Conque pretendiendo engañarme, eh? – Pasha ignoraba a los demás y concentraba su agresión del día en el pelirrojo que estaba a su merced.

— No es lo que te imaginas – tartamudeó Tala, tratando de pensar en una salida rápida y segura para el definitivo aprieto en que se encontraba.

— Tú no tienes idea de lo que me imagino – le dijo ella en una voz muy baja, y definitivamente muy amenazante.

— Si me dieras una pista – la sonrisa en cara de Tala, además se ser completamente fuera de lugar, no solo con su persona, sino con su posición actual, se veía muy falsa.

— De acuerdo – le respondió Pasha, entonando en un tono mórbido e inclinándose sobre él para verlo más de cerca y apoyar un poco más de peso en su zapato haciéndolo resoplar para evitar gritar - yo me imagino que en tu completo y patético estado de derrota, pretendiste escapar de tu merecida lección sobre las consecuencias de fallar, fingiendo un estado semicomatosa para ganar mi no-existente compasión¿o me equivoco?

— Ehh.. ji ji... creo que se aproxima bastante – Tala ya estaba sudando a chorros, mientras los demás de comían las uñas de la emoción, incluso Kai no podía permanecer impávido ante esto, tratando de ver desde atrás de Asuka.

— Pues adivina, lo hiciste peor – ella ya no sonreía, ahora tenía un gesto raro, como el que debe tener un psicópata cuando mata gatitos... o perritos.

— Pasha, Pashasita, Trinita – esa fue una sorpresiva intervención de Akira, tanto que casi hizo saltar a los demás fuera de su piel.

— ¿Uuuhhh? – ella estaba tan metida en la futura muerte de Tala que estaba había olvidado a los demás, y se mostró un tanto confundida con la súbita interrupción, tanto que hasta no prestó atención a ese último epíteto con el que se le hizo referencia.

— Jejejejeje... – Aki trataba de relajar un poco los ánimos, o la presión de ese tacón - se ve estás alterada, y con razón, puesto que ciertamente Tala a demostrado que ningún castigo que le apliques, por más doloroso e inhumano que sea, es suficiente para sus errores del día...

— Se nota que te aprecian – de alguna manera, Bryan se había escabullido para estar junto a Tala, murmurándole de un modo muy poco comprensivo.

— Pero – aquí es donde Aki pone en labor la capacidad de negociación que le valen en seguro sitio futuro en la Corporación Hiwatari, con el puesto que sea - en lugar de ensuciar el pasillo con sucia sangre y entrañas, ganarnos una investigación de homicidio y una expulsión del torneo, lo que, si me permites agregar, no pondrá al jefe muy de buenas contigo...

— Y no habría ascenso – agregó Spencer.

— ¿Por qué no tomas a Suki y ustedes dos van a una relajante sesión nocturna en el spa del hotel? – en esta, Aki lograba muchos favores al salvar miserable pellejo de Tala.

— ¡SIIIII! – casi gritaron la aludida Suki, que ya estaba enumerando la cantidad de tratamientos que quería hacerse.

— No va a ser nada relajante si tengo que estar con ella – le gruñó por lo bajo Pasha a Akira, evidentemente refiriéndose a Suki.

— Vamos, vamos – Akira, lo más discretamente posible iba empujándola hacia el elevador más cercano, con Suki detrás, brincando de la felicidad – Considéralo una recompensa por tu maravillosa representación de esta noche, estoy seguro que esos músculos tuyos deben de estar bastante adoloridos luego de tanto ejercicio.

— Ok, Ok – finalmente se rindió ella, justo cuando ya se encontraba dentro del elevador, junto a Asuka.

— Lo tengo que reconocer – dijo Ian enjugándose una lágrima de cocodrilo – Tu hermano puede lavar cerebros como el mejor.

— Claro, claro, estoy muy orgulloso – le contestó Kai con desgano.

— Te salvaste por ahora – murmuró de nuevo Bryan a Tala, con una sonrisa especialmente sádica.

— Bien, ya que me deshice de ellas, y salve tu patrimonio genético – agregó, señalando al pelirrojo - podemos irnos por unos tragos.

— ¡SÍIII! – todos, menos Kai y Tala, se unieron a esa exclamación, Kai, porque él ya había dicho que no, y Tala, porque trataba de reunir la escasa dignidad que le quedaba.

Así, se dirigieron al bar más cercano, apenas con tiempo de echar sus respectivas maletas a sus cuartos, levantar los míseros restos de Tala, y arrastrar a Kai contra su voluntad; este podría haber ofrecido resistencia, pero un 5 contra 1 está lejos de ser justo, y a diferencia de Tala, él todavía tenía algo de dignidad que salvar.

XD XD XD XD XD

Veinte minutos después, cada uno de los muchachos, cambiados a ropas civiles para no llamar mucho la atención, cosa algo difícil con la eterna cara de malos amigos que algunos de ellos parecen tener gravadas de por vida, habían arribado al bar de turno; cuál es, no importa, ya Saint-John tuvo que cerrar, cobrar seguro y regresar de nuevo a Inglaterra. Elegido esta vez por cualquiera menos Akira, habían tratado de evitar un poco los conflictos, porque Tala parecía más cerca de un desmayo que de otra cosa, después de todo, uno no está a punto de ser castrado por la bota de combate de una rusa con serias tendencias asesinas y no queda un poco traumatizado por ello.

Esto, por cierto, es completamente bar, nada de esos formatos baile / tragos a los que inevitablemente se ven arrastrados por las damas, y que de la misma forma inevitable, termina en peleas, policía y desesperados propietarios extravagantes que compran a ingenuas aseguradoras que aún no colocan el elemento Bazdehieff/Minamoto como condición para no-pago. Así, que, asentados en un elemento primariamente masculino, donde la palabra "pista de baile" ni siquiera es concebible, todos los hombres tienden a expresar su frustración diaria; en el caso de estos hombres, hay que ser cuidadoso primero, uno nunca sabe cuando se tiene un micrófono pegado, aunque tienen a ignorar titánicamente la cámara que Ian les tiene pegada a la cara casi todo el tiempo.

No mucho rato después, cuando ya Tala había desahogado sus desgracias ( y que seguramente calificará de "causa de muerte" una vez que Pasha vea ese video), pudieron solo dedicarse a beber tragos hasta que el sol los alcanzara; el pelirrojo parece que se desahogó en solitario, porque Kai no dice si algo lo molesta, y lo demás encuentran esto bastante entretenido para tener frustraciones de ningún tipo. Así que, tragos van tragos vienen; y las cosas se desarrollan.

XD XD XD XD XD XD XD

Muy bien, la noche, con todas sus emocionales variaciones, acabó al fin. Y para el día siguiente, no podíamos tener resultados más disímiles.

Pasha y Suki se levantaron a la primera señal de que el día comenzaba, y con buen humor sin precedentes, ninguna estaba peleando y parece que el maravilloso cutis resultado del baño de barro caliento las tenía tan satisfechas como es humanamente posible. Por otra parte, la resaca, segunda en dos días, tenía a los muchachos con un poco menos de energía, de hecho, un cadáver de tres días debía sentirse mejor.

Ellas se levantaron, bañaron y vistieron, con un estilo radicalmente distinto a los de los últimos días, o al menos Pasha, porque Suki se había puesto otro de sus lindos conjuntos de verano con esos enormes sombreros llamados que se usan mucho en Europa y que en su caso de seguro deben de valer más que el alquiler de un apartamento; mientras que la rusa se había puesto algo muy poco femenino, algo parecido a un uniforme militar de campaña, pantalones muy flojos, camiseta y botas militares a media pantorrilla, pero en camuflaje blanco, gris y negro, lista para el desierto. Después fueron a buscar a los muchachos para desayunar, dieron varios golpes a las puertas de sus cuartos, y ninguno respondió; en condiciones normales ellas habrían derrumbado puertos y exigido saber que era esa falta de cooperación por parte de ellos, pero el hambre de la mañana y el buen humor generado por su tratamiento spa, que incluía un excelente tratamiento de uñas, decidieron dejarlos entrenar, dormir o lo que quiera que hicieran y bajar a comer ellas, después de todo, si se llega muy tarde se acaba el jugo de uvas.

En el comedor, demasiado contentas como para sentirse asqueadas por las prácticas alimenticias de Daichi, Tyson o Max, o los gritos que les pegaba Rick, claro que de vez en cuando algún cubierto distraídamente se clavaba cerca de su cabeza. Ya acabando su última taza de yogurt, mientras los demás acababan de tragar o se soltaban de la pared para irse de una vez al aeropuerto; Suki y Pasha subieron a sus habitaciones, seguras de encontrar a los muchachos ya listos para salir, después de todo, han desarrollado la mala maña por el servicio a la habitación.

— ¡Ok todos, arriba a brillar! – dijo Suki cantarinamente, en gran contraste respecto a su entrada, pateando la puerta del cuarto de Kai y Tala.

— Nopmemoelestesttratoodeepppdormmir – medio balbuceó una voz pastosa y no identificada dentro del rollo de cobijas que había en el suelo.

— ¿Qué demonios pasó aquí? – gruñó la japonesa, tirando de una cobija para tratar de desentrañar el misterio detrás de tal estado de desorden que por alguna razón se le hacía extrañamente familiar.

— Se fueron de fiesta otra vez – le respondió desde atrás la seca voz de Pasha, para la que cualquier sorpresa de esta mañana parecía haber borrado la felicidad de excelente tratamiento capilar que le había hecho en el spa el día anterior.

— ¿Qué es eso? – Suki tenía demasiadas sorpresas este día, porque por ahí venía Pasha, arrastrando detrás a Ian, Akira, Spencer y Bryan, una vez que capturó las orejas de un par de ellos y lanzó unas cuantas amenazas extremas a los demás, la siguieron como buenos niños.

— Estos "caballeros" – le explicó la rusa con completo sarcasmo – decidieron aprovechar nuestra estancia en el spa para ir a tomar.

— Es algo justo, así todos se relajan – se defendió Ian, apenas encubriendo un bostezo y con unas bolsas bajo los ojos que casi se le arrastraban hasta el suelo.

— ¡Una vulgar trampa, eso es lo que es! – proclamó Suki con indignación, cruzándose de brazos y zapateando con impaciencia.

— Bueno, no lo niego... – le respondió a su vez Ian, rascándose la nariz y agregado otro bostezo.

— Hazme un favor, Ian – le gruñó Spencer, que estaba sujeto por Pasha de su oreja, y cada palabra que el pequeño ruso decía, provocaba otro tirón de ella, de modo que para este momento la tenía roja como un tomate maduro - ¡Silencio!

— Grrr...�¿DÓNDE ESTÁ KAI! – Suki se fue de inmediato al bulto de cobijas y les dio un tirón que por poco las destrozó, efectivamente revelando que el que estaba ahí era Tala, con otro dolor de cabeza.

— ¡Tala¿Dónde está mi baboso prometido! – el pelirrojo se encontró increíblemente sorprendido, no porque una mujer más ligera y pequeña que él lo zarandeara como un trapo, eso es común, sino porque esta vez era Suki, que rara vez siquiera le habla.

— �¿HUUUUUHHHH! – demasiado dormido para coordinar.

— No puede uno dormir – y ese sí era Kai, que estaba dormido debajo de la cama, por algún loco motivo.

— ¡Ahí estas! – exclamó Suki, soltando al fin a Tala, que cayó al suelo sin mucha ceremonia, y agarrando a Kai, para apretarlo en un abrazo, aparentemente sin impórtale su olor a fiesta muy larga.

— ¿Qué diantre haces debajo de la cama? – preguntó extrañado Bryan, en mejor estado de sobriedad que los demás, y que ha visto a estos dos acabar en muchos lugares raros cuando se pasan de tragos, pero esconderse debajo de la cama debía ser nuevo.

— Hay mucha luz afuera – medio balbuceó, con voz pastosa, ojos cerrados todavía y cara de estar más del otro lado que de este.

— Las cortinas están cerradas – le indicó el ruso de cabello gris, revisándose en el espejo el peinado con total tranquilidad, aunque él siempre se ve despeinado, más si todavía está en pijamas.

— Y mucho ruido – siguió hablando, o susurrando Kai, aparentemente hipersensible a las sensaciones del día.

— Eso no se niega – estuvo de acuerdo Ian, al que debían de haberle gritado unas 10 veces esa mañana, es un milagro que no estuviera sordo a este punto.

— ¿Qué rayos hicieron ustedes anoche? – reclamó de inmediato Pasha, que ha pasado por su propia dosis de resacas y sus consecuencias raras, pero esto empezaba a tornarse demasiado raro.

— Nada solo unos cuantos traguitos – le respondió Aki, que aún se veía medio borracho en este punto.

— Unos cuantos galones, diría yo – le corrigió la rusa, cada vez más sulfurada.

— Detalles, detalles – le desestimó el joven Hiwatari bastante tranquilo.

— Pues más les vale que se arreglen, tenemos que irnos.

— ¿Y el desayuno? – preguntó Spencer desde la puerta, frotándose la oreja que recién le dejaron libre y de seguro pensando más en el hielo para su pobre oreja que en comida.

— Acabó hace 20 minutos – le respondió Pasha sin mucha emoción.

— Yo no me voy sin comer – se plantó Ian, cruzándose de brazos.

— O nosotros – le respondió el coro de los demás hombres, hasta Tala y Kai, para que vean lo serio que era esto.

— ¿Y que les hace creer que me importan si comen o no? – se plantó la rusa con altanería, a la que ciertamente nadie contradice.

— Porque si morimos de inanición o intoxicación, no creo que veas ese aumento y ascenso pronto – pero a veces, alguien puede superarla en ingenio, Ian empieza a encontrarle el gusto a eso.

— Con esa excusa me ganan todo – murmuró ella por lo bajo.

— Si nos vamos ahora – interrumpió Akira pensativo, dirigiéndose a Tala y Kai - ¿cuando van a llamar ustedes a las muchachas que les dieron sus números ayer?

— �¿CÓMO! – se han escuchado turbinas de avión más silenciosas que el grito combinado que Pasha y Asuka dieron en ese momento.

— Ya saben, las altas, rubias y ebrias que les pellizcaron el trasero sucesivamente y dijeron que querían tener niños con ustedes – continuó Akira, cada vez más buscándose ser víctima de homicidio, si tenía suerte.

— Tú no sabes quedarte callado¿verdad? – le gruñó Kai antes de empezar a ser zarandeado por una semi histérica Suki, y suerte que no llevaba su bufanda, o pasaría a ahorcarlo.

— Siempre tuve problemas con aprender eso.

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Lady Dark: Bien, no hay muchos ánimos de conversación, pero ustedes entienden por qué.

Lady Evil: Esperamos que les guste, porque si seguimos así vamos a terminar rindiéndonos con este asunto.