Lady Dark: Bien, no los hicimos esperar esta vez.
Lady Evil: No habríamos tenido excusa, estamos en plenas vacaciones por las próximas dos semanas.
Lady Dark: De hecho, yo tengo seis semanas libres.
Lady Evil: Te he mencionado cómo te odio.
Lady Dark: Bastante.
Lady Evil: En cualquier caso, aquí tienen el capítulo de la semana.
Lady Dark: Y es un capítulo muy especial, dedicado a todas aquellas que desean que Kai y Suki se pongan un poco serios en ese compromiso.
Lady Evil: Costó escribirlo.
Lady Dark¿Costó? Tu no fuiste la que se quedó hasta las 4 de la mañana escribiendo.
Lady Evil: No te hagas, eso lo hiciste para poder ver "Infierno en la torre"
Lady Dark¿Qué quieres que diga? Me gusta Steve McQueen.
Lady Evil: Como sea, pasemos a la historia.
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Capítulo XXXII: Conversaciones serias
Vaya extraño espectáculo el que estaban haciendo, ahí estaba Pasha, tratando de mantener toda la dignidad posible mientras trotaba sobre los tacones aguja de sus botas de cuero negras, cuyo aspecto general de elegancia se veía un poco distorsionado por los múltiples cierres y hebillas que tenían; agradecía enormemente haber elegido una ropa relativamente ligera para ese día, no creí sobrevivir esa carrera en tan agobiante calor si hubiera elegido sus largos abrigos de cuero negro. Delante de ella, su equipo iba en parecidas condiciones, como nunca dejan de usar sus gruesos uniformes ribeteados en piel, incluso en la asfixiante Australia en pleno verano, se habían quitado sus abrigos y se los habían amarrado en cintura; ella tenía ciertamente en sentarse con la división de Publicidad e Imagen para ponerse a diseñar unos trajes de verano para el equipo, esto era ridículo.
Más adelante de ellos, estaba el elemento realmente extraño de su pequeño paseo, Akira, montado con total tranquilidad sobre el lomo de un enorme cocodrilo de 10 metros de largo, apenas sujeto por la gigantesca cadena de titanio en sus manos y que se sujetaba a la bestia por algún tipo de cierre escondido debajo de su collar, que estaba rematado en un enorme listón brillante de color violeta, como para no dejar dudas que quién es su dueña.
Esa vista, prácticamente les dejaba el camino vacío, lo que, en cierto sentido, era una bendición; al parecer, de acuerdo a Kriki, la parejita de tórtolos perdidos, o al menos, la psicópata Suki, se encontraban en algún punto cerca de la playa. Así que este momento, seguían por un bulevar rodeado de palmeras, que seguía la línea de una amplia playa de arena blanca, donde bañistas retozaban y niños construían castillos de arena. Una pesadilla de seguros si Kriki desarrollaba algún hambre súbita.
— Ahh... y yo que no traje mi traje de baño – murmuró por lo bajo Bryan.
— Bryan, tu no has tomado el sol en toda tu vida – le recordó Ian.
— No es cierto, si he estado bajo el sol – exclamó el ruso en tono ofendido.
— Una prueba de supervivencia en Siberia no cuenta – agregó de inmediato el pequeño Ian, que en ese instante estaba muy cerca de Kriki y tuvo que dar un salto para evitar que el animal en su carrera lo azotara con su cola sin querer.
— Bueno, entonces no – admitió al fin Bryan.
— Aún no me puedo creer esto – gruñó por su parte Pasha, que apenas había aprovechado un ligero descanso de Kriki para retomar su rastro, para poder quitarse sus botas y evitar torcerse el tobillo entre las tablas que formaban el bulevar.
— ¿Qué? – preguntó Tala, haciéndose el desentendido de su presente situación.
— ¡ESTO! – exclamó ella, que estaba simplemente muy cansada y con mucho calor para aguantar los chistes de Tala, si es que se le podían llamar chistes.
— ¿Te refieres a perseguir a un cocodrilo por media Sydney mientras se supone que rastrea a Kai y Suki? – le preguntó, de nuevo planteando lo que es más que obvio para cualquiera.
— ¿Y a qué más? – si no estuviera tan cansada, sacaría su látigo en ese momento.
— ¿Qué quieres que diga? Hacemos cosas muy raras en estos viajes – se encogió él de hombros.
— Ni me lo recuerdes – evidentemente, a ella aún le dolía su experiencia como porrista en España, y aún tenía muy borrosos recuerdos de lo que pasó en Roma, no estaba segura de querer aclararlos.
— ¿Qué crees que esos dos pueden estar haciendo en la playa? – preguntó el pelirrojo, casi de modo casual, mientras al frente, otra aterrorizada pareja de viejitos se medio descaderaba para salir del camino de Kriki.
— No lo sé, y realmente no quiero averiguarlo – aunque es probable que en unos minutos lo supieran, y le sorprendería la respuesta.
XD XD XD XD
El viento soplaba suavemente, acompañando su sonido con el relajante ritmo de las olas rompiendo en la arena de la playa. A través de las hojas de la palmera, pequeñas motas de luz se colaban hasta dar contra su cara, permitiendo apreciar el brillante día y el cielo azul en el que ni una sola nube podía ser observaba.
Kai apenas entreabría los ojos, dejando que su cabello fuera movido suavemente por la brisa, mientras las escasas partes de su cerebro aún despiertas se preguntaban cómo es que había acabado en esa posición. Un momento, estaba recostado en contra de una pared en los pasillos subterráneos del beyestadio, tratando de recuperar energía luego del agotador partido en contra de Ray, y al siguiente, estaba en una banca bajo las frondosas palmeras cerca de la playa, con la cabeza sobre el regazo de Asuka Minamoto, y esta con una enorme sonrisa y una mirada que no podía interpretar, le estaba ofreciendo un helado de vainilla.
En algún punto entre esas dos situaciones, ella lo había encontrado en el pasillo, cambiado su destrozada camiseta por una suave y floja camisa de algodón, le había limpiado, aunque fuera solo la cara y solo superficialmente, aunque sí lo bastante como para quitarle sus marcas de pintura azul. Se sentía afortunado de que no hubiera insistido en cambiarle también el pantalón, pero en alguna parte recordaba haberla escuchado decir que los huecos y partes desgarradas le hacía lucir como una estrella de rock. Al parecer, ese look le gustaba bastante.
Así que ahí estaba él, luego de una de sus más agotadoras victorias, tras la que se esforzó por mantener toda su actitud solitaria e independiente, recostado en el regazo de su forzada novia, comiendo helado de vainilla y contemplando la naturaleza de la vida mientras veía el cielo australiano. Los comentarios que haría su abuelo, ni que decir su equipo, si supieran esto, arruinaría su reputación para siempre.
Llevaban una media hora ahí sentados, ella no había dicho nada, lo que era lo más perturbante de toda la situación; solo lamía su helado y enfocaba su mirada hacía el mar, pensando, planeando o conspirando, era imposible decirlo desde su posición, y por cierto, nunca notó el momento en que ella había alcanzado ella talla de sostén... momento¡¿de dónde rayos vino eSa idea! Ese combate de seguro le hizo algún daño cerebral.
Kai trató de centrar su mirada en otro sitio, el cielo, la palmera, lo que fuera, hasta el sol servía, con suerte se quedaría ciego y sus ojos dejarían de divagar a sitios donde su cerebro no quería... pero¿de verdad no quería ver o pensar en ciertas cosas? Muy dentro de sí, debía admitir que plantear un abierto y agresivo rechazo a Suki se había vuelto progresivamente difícil en tiempos más recientes, en algún punto del último año y medio, había pasado por las facetas de rechazo, agresividad, e indiferencia, y temía, muy a su pesar, que ya había entrado a la completa aceptación. La pregunta más importante era¿acaso había pasado de la mera aceptación de su destino a, de hecho, desear cumplir con ese destino¿Acaso podía pensar seriamente en establecer una relación con Suki en todo el sentido de la palabra? Lo único que podía asegurar es que iba a pasar muchas noches en vela por los próximos días considerando todas las opciones.
— ¿Kai? – al fin habló ella, en un tono suave, apenas audible por encima del paso de la brisa.
— Mmmmhhhh... – le respondió él, tratando de mantener la posición más pasiva que podía, ya la situación se le antojaba bastante incómoda.
— Me parece que tenemos que hablar – ella seguía en ese tono suave, y él ciertamente no iba a verla a los ojos ahora, temía la mirada que podría captar, y el tono de sus palabras ya era bastante confuso.
— Estamos hablando – le respondió finalmente él, en el tono de voz más indiferente que consiguió.
— Hablar seriamente Kai – dijo ella, cerrando sus ojos, como si se concentrara.
— Yo siempre hablo seriamente – manejó decir él, en el tono más glacial que usaba en combate, y por algún motivo, eso hizo que un gesto de dolor cruzara la cara de Asuka.
— Pues aún más serio – dijo ella, con la voz constreñida, como si buscara fuerza para algo importante.
— ¿Y de qué quieres hablar? – Kai había renunciado a distraer su vista, ahora solo cerró los ojos, mientras que sujetaba el palito de su helado entre los dientes.
— ¿Adónde vamos Kai? – la voz de Suki estaba seria, mortalmente seria, y pese al calor un escalofrío cruzó la espalda de Kai.
— ¿Qué quieres decir? – le preguntó él, preparándose para alguno de sus acostumbrados ataques medio histéricos, pero ninguno vino.
— ¿Adónde vamos? Nosotros, tu y yo – le respondió ella, inclinándose hacia atrás en la banca, mientras una de sus manos bajaba hasta su regazo y empezaba a acariciar uno de los mechones azules de Kai - ¿Adónde nos lleva esta relación¿Kai? – ella bajo su mirada, esto era muy en serio.
— No lo sé – respondió él, abriendo ligeramente sus ojos, y fijándose en las profundidades esmeralda de Asuka.
— ¿No lo sabes? – le preguntó ella, y tras una inquietante pausa agregó, en un tono más imperativo - ¿O no quieres pensarlo?
— Lo he pensado... – admitió Kai, cerrando de nuevo los ojos y tomando un respiro - Lo he pensado mucho, y creo que aún lo voy a tener que pensar más.
— Y por el momento¿a qué conclusiones has llegado? – se inclinó de nuevo, fijando su vista en el azul del mar.
— No he alcanzado ninguna – admitió el de nuevo, en un tono tranquilo, era un hecho, nada se podía hacer, y esperaba que a ella le bastara.
— Pues yo he pensado de forma un poco más concluyente – el tono se Asuka era firme, con más firmeza y serenidad de la que él la creía, lo que le hacía cuestionarse si ella dejaría de sorprenderlo alguna vez - y me pregunto si no estaremos perdiendo el tiempo.
— ¡Perdón! – eso lo hizo levantarse tan rápido como lo haría una corriente eléctrica, se sacó el palito de la boca y se volteó a verla, su mirada era serena y decidida, al parecer, había alcanzado un punto en que necesitaba decidir, y sería aquí mismo.
— El tiempo, Kai – insistió ella, ignorando su reacción - Me pregunto si no estamos desperdiciando nuestro tiempo y energía en una relación que no va a funcionar.
— No creí que eso importara – era cierto, después de más de 15 años de compromiso, creía que ella aceptaba y celebraba la situación, no sabía que ella tuviera ningún apremio por algo en especial.
— Pues a mí me importa, no voy a desperdiciar mi vida en un "matrimonio" sin sentido, pretendiendo que las cosas andan bien mientras desperdicio mis días sola – ella bajó la cabeza y cerró los ojos, le estaba revelando su alma, sus temores y sus esperanzas, no podía darse el lujo de caer por sus propias ilusiones y volteaba a verlo.
— ¿Realmente es tan importante para ti? – Kai estaba ciertamente incómodo con la situación, pese a la casi certeza de su matrimonio, rara vez hablaba seriamente de ellos con Asuka, y a veces se preguntaba por qué no lo hacía.
— Podrá no parecerlo, pero realmente me importa mucho – ella volvió a abrir los ojos, y su mirada era decidida, dura como un diamante, y más brillante que las esmeraldas, como para perderse en ella, su voz, como metal envuelto en seda, como para encogerse ante ella - No me importa el compromiso que nuestro abuelos hicieron, ni los negocios que salgan de él; si tu y yo no podemos al menos intentar tener un matrimonio real podemos acabar aquí y ahora, antes de arruinar nuestras vidas – eso no fue impuesto ni exigido, eran los hechos para ella, y esperaba su respuesta.
— ¿Lo dices en serio? – Kai aún no se acostumbraba a la idea de que estaba teniendo esta conversación con Asuka, la loca niña que lo había perseguido toda su vida y que hace solo unos días andaba montándose en rapel por la pared de un hotel para verlo cambiarse de ropa, o que había atravesado el Atlántico en un contenedor para escabullirse de Aduanas, pero ahí estaba, resolviendo el futuro de su relación en medio de una playa australiana¿acaso las maravillas no cesarían?
— Claro que sí, yo podría estar saliendo con estrellas de cine o príncipes – proclamó ella con algo de orgullo en su voz - En lugar de perseguirte por el mundo, yo podría ser la perseguida.
— Asuka... – dijo él suavemente, bajando la mirada.
— Sí, Kai. – le respondió ella, en una voz igual de suave.
— Yo... – le costaba encontrar qué decir¡cielos! Hasta le costaba pensar en este momento.
— Sí... – ella, obviamente, quería una respuesta.
— No quiero... que te vayas – eso fue todo lo que manejó decir, no sabía que significaba, pero sabía que era cierto.
— ¿Kai¿Qué quiere decir eso? – ella lo fijó con sus ojos, y él no podía separar su mirada, hundiéndose en ellos, preguntándose qué debía sentir o hacer - ¿Es que quieres evitar los problemas con tu abuelo, o me extrañarías? – tras otra pausa agregó - ¿O es que me amas realmente?
— ¿Amar? – esa palabra aún no había surgido, pero, la verdad es que hacía tiempo que la estaba esperando en alguna conversación.
— Sí, Kai – lo que más lo atemorizó era la compostura que ella mantenía, esto no era solo otro de sus tontos juegos, esto era de verdad - Amar... porque, si tu no me amas, yo no puedo decir que yo pueda amarte realmente, o que lo que siento no sea solo una ilusión de mi corazón para hacerme permanecer aquí y aceptar las fuerzas que nos obligan a estar juntos, aún contra nuestra voluntad.
— Suki... – él se inclinó hacia ella, tratando de encontrar palabras, de decir algo, lo que fuera.
— Kai... – y ella se acercó hacia él, su hombro haciendo contacto con el pecho de él, inclinados uno hacia el otro.
Sus miradas estaban fijas una en la otra, la de Asuka, llena de la certeza de que este era el punto donde se decidiría su destino final, la de él, llena de la completa confusión que esta situación generaba. Lentamente, fueron cerrando sus ojos, mientras sus rostros se acercaban más y más, Suki podía sentir su fuerte respiración en su cuello, y él podía sentir el costoso pero insinuante perfume que ella usaba, enmascarando su ya de por sí exquisita piel, que siempre despedía un olor como a suaves flores de campo. Sus bocas se acercaron, centímetro a centímetro, y no había que ninguno de ellos podía hacer o pensar para impedirlo, aunque lo hubieran querido. Estaba ya a un centímetro, prácticamente compartiendo el mismo aliento, una sola inclinación, un solo movimiento y...
— ¡Conque ahí están! – Suki y Kai se separaron de inmediato, casi como tocados por un rayo. Kai, preguntándose que lo poseyó para hacer... o casi hacer eso. Suki, preguntándose quién era el responsable por arruinar el momento definitivo de su vida, porque lo iba a destripar. Ambos voltearon, y justo a la izquierda de la banca, desde atrás de Kai, se toparon con la visión de un sonriente Akira, parado tranquilamente en la arena mientras sostenía una cadena en la mano.
— Aki, me temo que voy a matarte antes de que seas mi cuñado – le dijo ella, en un tono tan cruel como el de Pasha en sus peores días.
— ¿Yo que hice? – preguntó él inocentemente, inclinando la cabeza como lo haría un perrito.
— No puedo ni comenzar a decírtelo – le respondió ella en un gruñido, preguntándose si valía la pena esperar a no tener testigos para matarlo.
— ¿No me matarías antes de que entregarte paquete? – siguió Akira, ignorando por completo el tono homicida de su, cada vez más posible, cuñadita.
— ¿De qué estas hablando? – Kai había logrado reunir suficiente coherencia consigo mismo y la situación para hablar en su actitud normal.
— Aay hermanito... pues del paquete de Pasha, el que preparó con muchas llamadas desde que salimos de El Cairo – le explicó Akira, como si la respuesta fuera de lo más obvio del mundo.
— ¿Está aquí? – de pronto Suki cambió de nuevo de humor, y casi flota cuando saltó de la banca.
— Aquí mismo – Aki tiró de la cadena, y tanto unos tumbos como los de un dinosaurio, el cocodrilo indo-pacífico de acercó alegremente, chillando como lo haría un recién nacido que llama a su mamá.
— ¡KRIKI! – Suki se lanzó a él, y le dio besos en su cabeza como si fuera un cachorro o un bebé.
— Y el día continúa poniéndose más raro – Kai levantó la mirada hacia esa voz, y se encontró a Tala, junto con el resto del equipo, que se veían como si acabaran de correr una maratón en el desierto, todos sudorosos y cansados, aunque eso no impedía que Ian grabara todo como loco.
— Ya estoy aquí¿qué me perdí? – el pequeño ruso parecía casi desear que un avión cayera ahí mismo.
— ¿De qué hablas Ian? – Kai levantó una ceja, pensando que a veces, algunos miembros de su equipo deberían traer subtítulos incluidos, tal vez así pueda entenderlos de tanto en tanto.
— Tu y Suki¿ya te arrastró a un cuarto para realizar actos inenarrables¿o al menos a un clóset para un lengüeteo estándar? – parecía que alguien se había pasado de café esa mañana.
— Ian, no me hagas lastimarte – gruñó muy bajo Kai, deseando en ese instante tener un bate o algo así.
— Eso sí lo quiero ver yo – comentó Pasha, mientras trataba de reacomodarse el cabello.
— Yo pagaría bastante, piensa en las posibilidades – consideró Bryan en lo más enfermizo sádico de su humor - ¡Lucha a muerte! Aunque las apuestas no serían muy difíciles de predecir.
— ¿Se puede saber qué están haciendo ustedes aquí? – Kai nunca ha sido muy feliz con las visitas sorpresa, pero hoy estaba de un humor aún peor.
— Bueno, ya sabes, ustedes desaparecieron, e Ian no está feliz sino conspira algo – le comenzó a explicar Tala - su mentecita le dijo que ustedes dos estaban tras algo así que se puso a buscarlos por el estadio
— Y ustedes acabaron aquí¿cómo? – Kai preguntó con toda la suspicacia posible.
— Bien – siguió Tala - luego de empezar a buscar nos topamos con ese refugiado del Animal Planet, Neil, que traía al lagarto ese.
— Cocodrilo – le corrigió Spencer.
— Lo que sea – le descartó el pelirrojo.
— La verdad es que el White Tiger X, se topó primero con él – explicó Bryan, con una enorme y vulgar sonrisa en sus labios - No creo que los veamos por un buen rato.
— Entonces Aki, créelo o no, empezó a hablar con el lagarto y supuso que sabía donde estaban, lo montó como una tabla de surf y salió corriendo – Tala no se creía todavía eso, y se le notaba en la voz.
— ¿Y ustedes lo siguieron? – más de la aparición de Kriki, Kai estaba sorprendido de que el equipo hubiera seguido con ese juego.
— No es que teníamos nada mejor que hacer – comentó Ian, encogiéndose de hombros.
— ¿Y el siguiente encuentro? Creí que iban a analizar a los equipos que jugaban para la final – Kai revisó su reloj, ya debía de haber comenzado el encuentro entre el BBA Revolution y el PPB All Stars.
— Eso está pospuesto por dos horas, tienen que reparar los destrozos que causaste en esa arena – Pasha estaba horriblemente satisfecha con esa situación.
— ¿Entonces que van a hacer? – los Blitzkrieg Boys con dos horas libres y un lagarto gigante, eso no sonaba bien.
— Escuché que los helados de vainilla son buenos por aquí – expresó su hermano.
DDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
Lady Dark¡No me maten! Yo sé que eso fue un poco frustrante.
Lady Evil¿Un poco? Yo ya estaba segura de que lo iban a hacer.
Lady Dark¿Estás bromeando? No tendría gracia, luego van a tener su oportunidad, pero antes tengo que aplanar terreno para otra parejita.
Lady Evil: No cuesta mucho adivinar cuál.
Lady Dark: Bien, pusimos este fic serio por un rato, pero es momento de regresar a las loqueras.
Lady Evil: Tal vez ahora Kriki se coma alguien en serio.
Lady Dark: No me sorprendería.
Lady Evil: Pero antes, las respuestas de la semana.
XD XD XD
Sumimo-Sham – Lady Dark: Ahh… entonces solo es un pequeño malentendido del maléfico servidor, eso pasa a menudo. Lady Evil: Demasiado a menudo para nuestro gusto. Lady Dark: Pero si te borra de verdad, puedes estar segura que te apoyaremos en la cruzada por la destrucción del webmaster. Lady Evil: Algo que tenga que ver con la Inquisición Española. Lady Dark: Mientras tanto, no estoy segura que eso de hits. Lady Evil: Ni ella lo sabe todo. Lady Dark: Pero C2 son comunidades dentro de Fanfiction en que varios autores con gustos parecidos se organizan para mostrar sus historias en conjunto. Lady Evil: O sea, si es una Beyblade, puede ser una comunidad de escritores que se organizan para mostrar sus historias yaoi de una relación específica. Lady Dark: Eso te gustaría¿verdad? Lady Evil¡Siii!
Fanny-Shadow – Lady Dark: Lamentamos dejarte en ascuas, y me avergüenzo mucho. Lady Evil: Si hay algo que nosotras mismas odiamos es cuando los escritores dejan de publicar por mucho tiempo y no se sabe si es que están con bloqueo o abandonaron la historia. Lady Dark: Respecto a nuestra pequeña confusión entre el molesto enano Kenny y el aún más molesto enano Kevin, realmente creo que no importa. Lady Evil: Ambos son igual de intrascendentes para esta o cualquier historia, solo relleno de fondo. Lady Dark: A menos que una escriba esas historias yaoi de Tala/Kenny. Lady Evil: Puaaaaajjjjj... ¿realmente alguien escribió algo así? Lady Dark: Sí. Lady Evil¿Y cómo son? Lady Dark: No tengo idea¿crees que después de leer un sumario que diga eso voy siquiera a acercarme? No lo creo. Lady Evil: Ya me siento enferma. Lady Dark: Si quieres enviarnos tu historia, en la sección de Profile nuestro está nuestro correo, pero por cualquier cosa es imperialsisters (insertar molesto signo conocido como arroba) latinmail. com.
littledark – Lady Dark: Sí, Ian es un pervertido. Lady Evil: Y de los grandes. Lady Dark: Pero ya te mostramos donde estaban, y no fue tan malo¿verdad?
