Lady Dark: Tuvimos un pequeño retraso.
Lady Evil: Culpa de una falta seria de inspiración durante el fin de semana.
Lady Dark: Pero lo hemos logrado nuevamente.
Lady Evil: Aunque sea otro capítulo de relleno, mientras se nos ocurre como escribir la final.
Lady Dark: Claro que como se habrán dado cuenta, lo último en importancia en este fanfic es beyblade.
Lady Evil: Es que es difícil encontrar buenos chistes para usar gigantes cocodrilos.
Lady Dark: Pero Kriki y Suki merecían un capítulo para demostrar lo que son capaces de hacer hasta sin querer.
Lady Evil: Agregado al hecho de que el último capítulo se puso tan serio que casi nos dio escalofríos.
Lady Dark: Así que este va para demostrar lo rápido que pasamos de lo serio a lo cómico. ¡Diviértanse!
Capítulo XXXIII: Algo de bronceador
El frustrante y ciertamente homicida impulso que Suki sintió al verse interrumpida su conversación honesta con Kai, se deshizo como humo una vez que pudo ver a su precioso bomboncito con colmillos, probablemente la única cosa en la tierra que ella ama más que a Kai, o a las tarjetas de crédito platino. Así que mientras Kai se ponía al corriente con el resto del equipo de todo lo que pasó en los escasos 45 minutos en que había estado en semiinconsciencia, o comiendo helado; Suki demostraba su eterno amor a Kriki al dar un paseo por la playa, que súbitamente se quedó desierta de bañistas, ni uno solo. Hay que preguntarse por qué.
— ¿Puedo saber por qué trajeron al bolso de viaje ambulante aquí? – dijo Kai, señalando al susodicho material de accesorio que estaba siguiendo a una danzante Suki por la arena.
— ¿Por qué dices eso? Kriki es un lindo cocodrilito – le reprendió su hermano con gesto de insulto.
— ¡Es una amenaza! – exclamó enfurecido Kai, o tan enfurecido como él suele llegar en condiciones normales - Tienen suerte de que no los hayan arrestado todavía.
— No hay ningún motivo para que eso pase, solo somos inocentes transeúntes que pasean a su mascota por las calles de la soleada Sydney – le respondió Aki, poniendo su mejor par de ojos inocentes.
— Cuando te arresten finalmente, no me vengas llorando para que pague tu fianza – Kai le dijo de modo terminante.
— ¡Por favor! – ahora Aki sí tenía la completa expresión de incredulidad - Crees que te necesito a ti para pagar mis fianzas.
— Por supuesto que no – le dijo Kai con dulce sarcasmo - también tienes al abuelo para eso.
— Ok, ok, entendí tu punto – alarmado, Aki batió las manos, esa idea era mejor ni tocarla.
— ¿Y qué se supone que ustedes están haciendo aquí? – preguntó Kai, volteándose hacia el resto del equipo.
Los Blitzkrieg Boys, luego de su agotadora carrera detrás del cocodrilo, bajo el sol de Australia, habían decidido aprovechar esas dos horas antes del siguiente encuentro, si es que siquiera se molestaban en ir, en echarse bajo las palmeras y aprovechar las ventas de helados y refrescos, cuyos dueños parecían ser lo únicos que no habían abandonado el lugar ante la aparición de Kriki. Pasha hasta se había quitado sus botas, y trataba desesperadamente de abanicarse mientras comandaba de modo muy mandón a Tala para que le trajera una Coca-Cola con mucho hielo.
— Emmmhhh... ¿disfrutar del hermoso clima del Sur? – trató Ian como muy patética respuesta, mientras grababa a Suki que en la playa alentaba a Kriki a que se comiera al perro que un pobre desubicado estaba paseando por ahí.
— ¡No te hagas el gracioso conmigo! – le endosó Kai de modo cortante - Yo sé que tu te mueves en busca de sangre, obvios motivos para que te mantengas cerca de Asuka y sus perturbadoras mascotas¿pero por qué están aquí los demás?
— ¿Nos dejarías aburrirnos en el estadio? Ahí no nada mejor que hacer que colocar trampas explosivas en los vestidores y envenenar a esos imbéciles narradores – preguntó Spencer, en ánimo de hacer una broma.
— Por cierto¿por qué aún no los hemos matado? – se preguntó de pronto Bryan, en un tono muy más serio que el de su compañero.
— Porque los sustituirían con algo peor, y aunque no puedan probar nada, estoy seguro de que ese viejo Dickenson se la pasarían dándonos uno de sus horrorosos sermones amistosos – Tala hasta temblaba de pensar en esa perspectiva, mientras que al fin le pasaba su Coca a Pasha, que ya gesticulaba de un modo algo agresivo.
— Uggghhh... – e Ian definitivamente temblaba ante la posibilidad - Denme látigos, tortura y cadenas, pero no sermones amistosos.
— Solo por eso nunca me quejo de Pasha – agregó Spencer, afirmando con su cabeza.
— ¿Tienes quejas en mi contra? – de pronto le reclamó ella, que casi riega su Coca sobre Tala del súbito impulso.
— No, ninguna – el enorme ruso le respondió con una voz muy pequeña, y trató de buscar refugio tras una palmera.
— Tú eres la primera que no debería estar aquí – Kai la miró de modo sospechoso - Creí que estabas planeando reportar los avances del equipo o algo por el estilo.
— ¿Y a quién voy a reportar¿Al tonto de Kalidranov? – exclamó ella en indignación, con las manos en las caderas - Ese es un tonto ingeniero de cuarta clase. Soy la máxima jefa inmediata de este equipo, no tengo que responderle a nadie hasta la siguiente reunión ejecutiva.
— No recuerdo que el jefe Voltaire dijera eso cuando salimos de Rusia – hizo memoria Bryan, dándose golpecitos en la quijada mientras hablaba.
— Sí, no se supone que tenías que reportarte con él – le recordó Spencer, en una jugada no muy brillante, considerando que la rusa no estaba de buenas con él.
— Bueno... sí – lo admitió ella por fin, pero dando una miradilla sospechosa a Akira, agregó - Pero con esa sospechosa enfermedad nerviosa el jefe se aisló en su complejo privado de Kamchatka y no está para atender a nadie.
— ¿Se aisló? – preguntó sorprendido Ian, ya no podía enviarle maléficos correos con muestras de su glorioso trabajo de filmación.
— Completamente – le aseguró ella.
— Mmmm... o sea que él no puede saber que estamos haciendo nosotros – consideró Akira, de modo muy pensativo, el tipo de pensativo que le da escalofríos a algunas personas - Muy interesante.
— Oh, Dios – murmuró Kai, cubriéndose la cara con una mano en un gesto por demás exasperado.
— ¿Qué? – preguntó su hermano de modo pretendidamente confuso e inocente.
— Cada vez que dice ese "muy interesante", ocurren cosas malas – amonestó de inmediato Kai.
— No es cierto – se defendió Akira, aunque no parecía muy convencido de su propia inocencia.
— La última vez provocaste una evacuación completa de las Torres Petronas – los gemelos Hiwatari y compañía habían sido sacados de Malasia a la fuerza luego de ese incidente, y tomó mucha negociación y chantaje de parte del abuelo hacer desaparecer el problema.
— No es mi culpa que su sistema de fuego sea tan hipersensible – se defendió Akira, cruzándose de brazos.
— ¿Hipersensible? Hicieron estallar 20 kilos de pólvora en el piso 80 – Kai no lo puede creer, Akira siempre disminuye los problemas, si hubiera lanzado la bomba atómica seguro hubiera dicho que solo era una pequeña explosión.
— Pero Suki abrió la ventana – le recordó su hermano, con una enorme sonrisa.
— No sabía que se podían abrir las ventanas de los rascacielos – comentó Spencer, y definitivamente, a 400 metros de altura y con edificios hechos de vidrio completamente es muy poco sabio tener ventanas que puedan abrirse
— No se puede – le confirmó Kai, y con una mirada más austera aún - Rompieron un ventanal de vidrio y bajaron 30 pisos en rapel.
— Un excelente ejercicio, a Suki le encanta – nada como un poco de ejercicio para estar preparador para el terrorismo urbano y la anarquía generalizada.
— Ella tiene una pitón reticulada de 8 metros como mascota en su cuarto, claro que le encanta – un día de estos, Kai iba a peguntarle a Asuka cuál era su obsesión por tener gigantescos y letales reptiles.
— Hablando de Asuka – de pronto interrumpió Pasha, lanzando una mirada furtiva hacia la arena - ¿dónde se metió?
— ¿Qué quieres decir? – tan distraído estaba Kai en echarle en cara a su hermano todos los medios desastres en que habían estado, que no había prestado atención a lo que hacía la otra terrorista familiar.
— Que ella no está aquí – le señaló la rusa, y efectivamente, no había nadie a la vista, ni turistas (que desde hacía rato había huido) ni psicópatas japonesas acompañadas de muy imperdibles cocodrilos de 10 metros con listones en el cuello.
— No soy tan experto en desastres como ustedes – interrumpió Bryan, cuya supuesta falta de experiencia bien podría ser discutida – pero no me parece que eso sea bueno.
XD XD XD XD
Mick era de los típicos surfistas vitalicios que abundan en las playas de Australia, con su pesado bronceado, su decolorado cabello rubio y una musculatura relativamente respetable, además de la inteligencia de un babuino. Usualmente iba a la costa norte, a la Gran Barrera a disfrutar del sol y las aguas azules, pero estos días estaba en el sur, en Sydney, solo porque sus necios amigos resultaron ser fanáticos del beyblade, tremenda perdida de tiempo en su opinión. Lo único útil que iba a lograr, sería comprarse unos videojuegos nuevos y tal vez chequear algunas de esas turistas que rondaban por la ciudad, no esperaba encontrar tantas como en el último concurso de camisetas mojadas en Melbourne, pero algo es algo.
Así que Mick estaba paseando tranquilo por la playa, extrañado de la falta de bañistas en pleno verano, pero supuso que todo el mundo estaría más distraído viendo los encuentros de beyblade en el estadio o las pantallas gigantes. Cuando llegó a una parte de la playa, cerca de unos restaurantes al aire libre, encontró justo lo que buscaba, y más de lo que esperaba encontrar ahí. Sentada en la arena, en un sexy traje de baño rosa chicle de dos piezas, estaba una linda sirenita; una muchacha bastante joven, apenas 17 suponía, con largo cabello violeta que le llegaba a media espalda, ojos verde jade, largas piernas y figura de supermodelo. ¡Y ESTABA COMPLETAMENTE SOLA! Nada de novios, amigos o parientes alrededor, de hecho, casi no había nadie alrededor.
Preparado para hacer la casa del día, Mick se aproximó a ella en toda su figura de casanova, sosteniendo su tabla de surf a un lado y listo para tener algo de acción.
— Hola – le dijo él, en su voz más confiada.
— ¿Uh? Konnichiwa – le saludó ella, y eso lo emocionó aún más, no había nada más fácil de ligar de una ilusionada japonesa, parecen encontrar muy atractivos a los bronceados, musculosos y velludos occidentales. O eso le habían contado, no es que se hubiera topado con muchas.
— Mi nombre es Mick – se presentó el bronceado surfista con sonrisa de perlas - y tu eres...
— Suki – le respondió ella, con sonrisa de diamantes, figurativamente, no es que se fuera a insertarse diamantes en los dientes, aunque puede costearlo.
— Dime Suki¿qué haces tan sola en la playa en un día como este? – típica frase de galán barato, de esos que a la mayoría nos gustaría golpear en el rostro.
— Estoy paseando a mi pequeño Kriki, creo que se fue por allá – le señaló la linda japonesa en una vaga dirección hacia la derecha. Justo lo que Mick quería, una nena de mascotas, les derrites el corazón con un cachorrito.
— Es peligroso dejar a tu mascota suelta por ahí, alguien podría intentar robarlo – se inclinó junto a ella, mucho más de lo que a Kai gustaría si anduviera cerca, pero no está y Mick no tiene por qué saberlo.
— Ah, yo no me preocupo mucho por Kriki, él se sabe cuidar solo – se encogió ella de hombros, y dio una risita, que dejó a Mick medio atontado.
— Aún así, deberías mantenerlo cerca – Mick se levantó de nuevo, dejando que todo el brillo del sol se reflejara en él, a modo de dejarla babeando por su impresionante físico. ¡Ni en sueños!
— Bueno, supongo que debería buscarlo – se levantó ella tranquilamente, y recogió su bolso, que tenía un raro ruido metálico en su interior.
— Yo te ayudo – se ofreció él, acercándosele un más.
— Gracias – le respondió Suki, con otra enorme sonrisa, pero evidentemente si imaginarse la pretensión o hacerle caso a lo que Mick hacía.
— Y luego podríamos ir a tomar algo juntos – agregó él, en un tono mucho más sugerente.
— ¡Ahí estás! – detrás de ello se escuchó una fuerte voz femenina, pero sexy de todos modos, consideró Mick.
Giró, y vio venir por la arena a una alta muchacha de cabello negro, y ojos que hacían juego; pese al sol y el calor, usaba una minifalda negra y una camisa blanca de manga larga, y llevaba sus botas de tacón aguja en la mano. De inmediato le pareció linda, y mucho más rellena en los sitios correctos que la tal Suki, pese a que su gesto en la cara era la de la típica destructora de dignidad masculina, pero no había una nena a la que Mick no conquistara, esta no sería excepción, hasta podría tener un trío.
— Oh, Bazdehieff¿qué haces aquí? – saludó Suki con ligereza, aunque frunció el ceño en un gesto de obvio desagrado.
— ¿Qué que hago aquí? – gruñó la rusa con evidente mal humor - Buscarte por supuesto, crees que Kai se quedaría tranquilo contigo desapareciendo así como así.
— ¿Me está buscando? – Suki se levantó de un salto, pensando que tal vez Kai andaría por ahí, aún no le lucía ese vestido de baño en especial.
— No, lo mandé al estadio a cambiarse y ver el siguiente encuentro – le respondió la rusa con indiferencia, encogiéndose de hombros.
— ¿Y qué haces aquí? – Suki levantó la ceja¿Pasha abandonando deberes? Es inconcebible.
— Pues nos mandó a Ian y a mí a buscarte – se veía con un muy mal humor, de hecho, se veía lista a matar a alguien - ¡Completo descaro! Yo sigo siendo su jefa hasta que ya sabes quién se palme.
— Ya que estás aquí, tal vez querrías ponerte algo más liviano a acompañarnos para un trago – sugirió Mick, metiéndose en conversación dónde definitivamente no lo están llamando.
— Disculpa... – Pasha, que hasta el momento había ignorado al australiano, se giró a él con los medidos pasos de una asesina con experiencia, y mal carácter.
— No seas amargada – le replicó el otro con frescura - estamos en una de las más hermosas playas del mundo y vistes como si estuviera de luto.
— Y eso sería por tu inminente deceso, imbécil sobre bronceado – todo eso, dicho sin siquiera levantar el tono de voz, sonaba casi como un susurro, un sexy susurro, un sexy y letal susurro.
— ¿Qué... – Mick se quedó con la boca abierta y colgando, sea por el insulto o por el sexy y letal susurro, es difícil decir.
— Momento – interrumpió Suki en una súbita y muy atrasada revelación - si me apuro tal vez logre pescar a Kai desvistiéndose – y de inmediato abrió su bolso para sacar sus zapatos y el vestido ligero que llevaba encima.
— En lo que piensa... – murmura la rusa por lo bajo, mientras la japonesa, para decepción de Mick, empezaba a cubrirse.
— Vámonos, Pasha – Suki agarró a Pasha del brazo y ya iba a dirigir una marcha muy forzada.
— Momento¿y el trago? – Mick aún tenía esperanzas, aunque fueran ligeras.
— Me temo que no se podrá – se disculpó Suki, empezando a caminar hacia el bulevar.
— ¿Y tu cachorro? – intentó de nuevo el Rey del Bronceado, en su última oportunidad de hacer un trío con una rusa y una japonesa super sexys, aunque, aquí entre nos, hubiera tenido más posibilidades de que lo aplastara un asteroide en un día de luna verde.
— Uhh... casi lo olvido – "¿CÓMO SE OLVIDA UN COCODRILO GIGANTE?" Se preguntarán ustedes, pero ella lo logra - ¡KRIKI! – llamó ella, sacando de su bolso lo que parecía ser una cadena plateada y tan gruesa como la muñeca de un hombre.
Mick se volteó, esperando ver un lindo perro de mujeres, como poodle tacita o uno de esos raros perros enanos, o un golden retriever a lo máximo. Lo que no esperaba y que probablemente contribuirá a provocar desmayo inmediato y canas prematuras en un futuro próximo, fue un colosal lagarto, digno de competir contra Godzilla, que corría a toda velocidad en su dirección, mostrando unos dientes que de seguro podían atravesar una puerta. Luego de eso, Mick ya no vio más, al menos no verá hasta que le venga a recoger la ambulancia.
— ¿De dónde sacaste un traje de baño? – preguntó Pasha casualmente, mientras ignoraban olímpicamente al surfista desmayado (aunque podría estar muerto) y Suki colocaba la cadena a su mascota.
— ¿Crees que iba a venir todo el camino a Australia y no tener un traje de baño listo? – exclamó la otra, como si fuera lo más obvio del mundo - ¿Qué pasa si Kai de pronto sugería ir a nadar?
— Pues los cerdos volarían – le respondió Pasha por lo bajo.
Lady Dark: Bien, no quedó mal.
Lady Evil: Vamos a hacer una encuesta, de las lectoras que ya están en edad para llamar la atención de los vagos en la playa. ¿Cuáles de ustedes querrían tener un cocodrilo mascota de 10 metros para echárselos encima y que no molesten más?
Lady Dope: Yo quiero uno, no me dejan broncearme en paz.
Lady Dark¿Qué rayos haces aquí?
Lady Dope¿No puedo caer de tanto en tanto?
Lady Evil: Considerando que nos considerabas las parias y locas de la familia, es de suponer que no.
Lady Dope: Pues a veces caigo por aquí¿y qué?
Lady Dark: Olvídalo.
Lady Evil: Y ustedes respondan la encuesta.
Lady Dope: Antes es momento de las respuestas a los reviews.
Lady Evil: Esa es mi línea.
XP XP XP XP
littledark – Lady Dark: Yo sé, yo sé. No escribimos eso porque la boda fuera inminente. Lady Evil: Solo porque Suki, y cualquiera en su posición, ve que la cosa no avanza. Lady Dark: Pero con Kriki alrededor se va a mantener en su locura lo suficiente para que Kai escape de nuevo. Lady Evil: Podríamos hacerles una boda, pero tendrían que pasar unos 7 o más años de historia, y antes tenemos otras preocupaciones. Lady Dark: Además¿te imaginas que clase de boda? Seguro la policía aparece buscando a alguien y todos tienen que huir. Lady Evil: Mmm… eso sería interesante.
Yoko – Lady Dark: Aki llegó en ese minuto porque tenía que llegar en ese minuto. Lady Evil: Podemos ponernos serias, pero hay límites. Lady Dark: Y seguro que Kai pensará seriamente lo que dices. Lady Evil: Como por 5 minutos, así son los hombres. Lady Dark: Llegará el día en que él y Suki coordinen sus cambios de humor y pueda haber algo serio por ambas partes. Lady Evil: Pero locos son lindos, así que los dejaremos así un rato. Lady Dark: Aunque Aki trate de apurar las cosas. Lady Evil: Luego le podríamos dar otra pareja para que pula sus habilidades de casamentero. Lady Dark: Podrías separar a Suki un poco de Kai a ver como se pone él. Lady Evil: Cualquier cosa puede ocurrir.
Sumimo-Sham – Lady Dark: Sí, podemos ser tan serias como para caer en lágrimas. Lady Evil: Pero mi tonta hermana caería en depresión por eso, deberían verla romper en llanto por algunos fanfics que lee. Lady Dark¡Es que son tan tristes! Lady Evil: Y nada de pareja para Aki hasta el siguiente fic. Lady Dark: Y este no será hasta que acabemos con nuestra traducción de Star Wars o con la secuela de nuestro fanfic de Gundam Wing. Lady Evil: O sea, espera sentada.
