Lady Dark: Realmente, estábamos planeando que este capítulo tuviera un poco más de contenido.

Lady Evil: Solo para apurarnos y llegar a la final.

Lady Dark: Pero varios de ustedes nos plantearon dudas y preguntas interesantes y decidimos hacer este capítulo.

Lady Evil: Pudimos dejarlo pasar para que ustedes pensaran mal.

Lady Dark: Pero nos parecía muy cruel.

Lady Evil: Y yo quería que Kai también tuviera mascotas, solo por el gusto de dárselas.

Lady Dark: Y llevarle la contraria a Suki.


Capítulo XXXVI: Pelos y escamas

— ¡Asuka, afuera!

— ¡NOOOOOO!

— Fuera he dicho.

Un argumento parecido se daba desde hacía unos 15 minutos en el cuarto de Kai, Suki había ganado por una cabeza al dueño del cuarto y prácticamente había hecho una fortaleza entre las sábanas de Kai, o algo más parecido a una madriguera. Guarecida debajo de las sábanas de seda azul y las almohadas de pluma de ganso, se negaba en definitiva a salir, o Kai se negaba a llegar a los extremos de ridículo de tener que arrastrarla fuera, aunque estaba considerando ordenarle a Ota que lo hiciera.

— Vamos Kai, con carácter – gritaba Bryan mientras echaba salsa a unas alitas búfalo.

— Resiste Suki, el que persevera alcanza – gritaba a su vez Aki.

Los siempre diligentes Blitzkrieg Boys estaban apostados en el cuarto de Aki, unas puertas más abajo del pasillo, a donde les habían subido la comida y se habían asentado como si esto fuera un espectáculo deportivo, aprovechaban la mayor tendencia de Akira por tener muebles y cojines respecto al más bien espartano cuarto de Kai, y se habían acomodado mejor que si estuvieran viendo un partido de fútbol. En cierto sentido así era, las apuestas había corrido y estaban divididos en bandos respecto a quién ganaba, aunque la mayoría increpaba a Kai para que recuperara su hombría y echara a su novia (solo Aki apoyaba abiertamente a Suki) en secreto las apuestas iban más a favor de Suki, y todos sabemos que donde vaya el dinero, va la verdadera voluntad. A partir de ahí, todos variaban, y hasta los empleados de la casa participaban, el más anhelado sería una liberación del deseo y tener a esos dos haciendo rechinar la cama toda la noche, si saben a lo que nos referimos.

— Fuera de ahí Asuka, puedes tener el cuarto de las rosas si quieres – ofreció Kai, viendo que la pura decisión no iba a sacarla de ahí, bien podría tratar con un poco de soborno.

— No – respondió ella con firmeza, su voz, difusa a través del mar de sábanas, solo era confirmado por lo que podría interpretarse como un movimiento negativo de cabeza – No huele a ti.

— Podemos echarle de mi colonia a la cama si tanto te interesa – continuó él con el ofrecimiento.

— No sabía que usabas colonia – comentó Akira desde el final del pasillo, donde todos estaban acomodados en cojines en la puerta de su cuarto, y una de las empleadas subía palomitas.

— ¡Cállate Akira! – ordenó su hermano.

— No me voy a mover – exclamó Suki con más determinación mientras se escondía debajo de otra sábana, secretamente, Pasha estaba esperando que se asfixiara de una vez.

— Asuka, estás siendo completamente irracional

— No me importa, no existe fuerza sobre la faz de esta tierra que me haga salir de aquí sin ti – y eso casi podría ser palabra final, pero...

Durante la pequeña proclama de Suki, decidió asentarse un poco más hacia la cabecera de la cama, no fuera a ser que Kai finalmente olvidara sus modales y la sacara jalando, al menos no sin estar en la obligación de subir a la cama con ella para poder finalmente hacerlo. Pero en ese movimiento retrógrado, terminó encontrando la perdición de su plan a manos de una bola de peluche. Cuando Suki alcanzó la cabecera, colocó una mano sobre algún raro bulto suave del que alarmada quitó la mano de inmediato y saltó fuera de las cobijas al instante.

— ¿QUÉ DEMONIOS ES ESO! – gritó, todavía en la cama, solo que ahora de pie. O,5 milisegundos después, los demás habían corrido hasta la puerta de Kai, para ver mejor lo que estaba pasando.

Las cobijas empezaron a moverse, y entre las sábanas índigo de Kai, un gato angora negro, salió seguido de uno en blanco, que solo se estiraron, olisquearon el aire, y cuanto vieron a Kai, salieron trotando hasta llegar al pie de la cama donde él estaba parado. Se sentaron, y lo vieron con dos pares de enormes ojos en gris y azul cobalto, como rogando que los levantaran.

— ¡AHHHHHH¿Qué hacen esos bichos aquí? – si Suki retrocedía un poco más, ciertamente iba a lanzarse por la ventana.

Como si solo quisiera molestarla, Kai tomó a los dos gatos en sus brazos, y el de color negro empezó a lamerle la mejilla, como si le diera una probada a su pintura facial.

— ¡EWWW¡EWWW¡EWWW¡EWWW¡EWWW¡EWWW! – gritaba Suki, girando sobre sí misma y moviendo las manos de modo frenético.

— Chistoso, Kai nunca me pareció del tipo con mascotas – comentó Spencer.

— Nunca lo parecen – le corrigió Aki.

— Gatos... – murmuró por su parte Bryan, con la mirada de la serpiente que observa al ave.

— Ni lo pienses, Desollador de felinos – Akira le advirtió de una vez, apuntándole con el dedo índice - esos los compró el abuelo.

— ¿Yo? – y nuestro sádico ruso se hace el inocente, con la misma credibilidad de actuación de un político en medio de escándalo.

— No te hagas, Bryan – le gruñó Aki.

— ¿Qué hace tu abuelo comprando gatos angora? – Ian regresó a pensar en lo que Akira había dicho concerniente a las dos pelotas de peluche.

— Quería parecer esos villanos de las películas viejas de James Bond – le explicó Aki con toda la ligereza, mientras los chillidos de Suki desde el cuarto hacían poco por disminuir.

— Pero ese tipo solo tiene un gato blanco – hizo memoria Tala, quién diría que es fan de las espías.

— Sí – afirmó Aki, y aclaró también - pero es que quería de varios colores, para poder combinarlos con distintos trajes.

— ¡ALEJA ESAS PELOTAS DE PELO DE MÍ! – en todo este tiempo, Suki no había dejado de chillar como una mona en una jaula, escondiéndose detrás de una muralla de almohadones azules.

— Considerando la tendencia de Suki por los animales me sorprende que no le gusten un simple par de gatos – comentó Pasha, que había dejado de observar la acción para ver quién podía traerle un buen vodka en las rocas.

— Bueno, supongo que es distinto amar a cada bestia con escamas a gustar de animales peludos – supuso Aki, encogiéndose de hombros y robando las palomitas de Spencer.

— Kai, o se van esos animales o me voy yo – gruñó Suki de modo terminante, aunque si capacidad de convencimiento se ve muy reducida en su incómoda posición detrás de la ropa de cama de Kai, y ni siquiera es una buen posición indigna, si saben lo que queremos decir.

— Estoy sintiendo un dejàvú aquí – comentó por su parte Pasha, que ya había desarrollado una jaqueca por esa misma frase, hacía menos de 12 horas.

— ¿Un qué? – Ian quedó un poco perdido con esa palabra.

— Que hemos vivido esto antes, inculto – le gruñó esa, bajándose el vodka que le trajeron de un tiro y casi arrojándole el vaso en la cabeza.

— Ahhh... – Ian hizo como que esa más que evidente amenaza no era con él.

— No se van – Kai respondió a Suki, a diferencia de ella, que parecía a punto del ataque histérico, él ni siquiera levantó la voz, pero solo su tono llevaba un carácter tan invariable que hacia obvio que no lo iban a convencer de lo contrario.

— Pero esos son solo dos gatillos sucios, yo soy tu prometida – Suki estaba jugando su última carta del día.

Aunque técnicamente podríamos decir que solo sacar dos gatitos del cuarto no le iba a costar nada a Kai, la frase de Suki fue casi una señal para que iniciar en pequeño fenómeno que haría evidente que su victoria aquí no solo era difícil, sino claramente imposible de realizar. En ese instante, de abajo de la cama, salieron ronroneando al menos otros 8 gatos, de distintos tamaños y tipos, y todos se acercaron a los pies de Kai, ronroneando y frotándose contra sus piernas.

— ¡AAAAAHHHHHHHHHHH! – ahora sí, de no ser porque esas ventanas estaban reforzadas con vidrio a prueba de balas, Suki probablemente se habría caído los tres pisos hasta el jardín de la pura impresión.

— Nueva apuesta¿cuánto creen que le tome a Asuka sufrir una definitiva crisis nerviosa? – proclamó Ian, inmediatamente poniendo 10000 rublos en el pote mientras, al lado suyo Bryan estaba demasiado ocupado afilando cuchillos para prestarle atención.

— De acuerdo, entiendo lo de los dos angora, pero que es con la plaga de pelo – señaló Tala, entre el mar de gatitos, no todos se veían tan refinados como los dos angora que Kai sostenía, de hecho, algunos no requerían demasiada adivinación para decirse que eran completamente callejeros.

— Kai es un magneto para ellos – respondió con simpleza Akira.

— No sabe lo que es arrojarles agua fría, en mi experiencia, eso suele encargarse de ellos – declaró Bryan, claro que todo lo que los demás pensaban era que esa experiencia del agua fría se refería a ahogar gatitos, no alejarlos.

— ¿Kai¿Decirle que no a un gatito? Nunca lo he visto – declaró Aki, con tranquilidad.

— Se nota – Pasha, evidentemente no era amante de ningún tipo de animales, ya había tenido mucho con Kriki durante la estadía en Australia y el vuelo a Japón, si uno solo de los gatos de Kai se le acercaba aunque fuera un poco más, el vodka que había tomado se aseguraría que ella no iba a dudar en desenfundar su arma y provocar una mancha en la alfombra que ningún detergente podría limpiar.

— Les importa – Kai estaba harto, no iba a soportar más mirones, y no podía hacer nada para impedirlo, ellos no estaban en su cuarto, sino echados en el pasillo; lo más sencillo habría sido cerrar la puerta, pero quedar encerrado con Suki en su cuarto era algo que ninguna de las partes podría dejar pasar sin comentarios o intentar hacer algo. Así que, intento deshacerse con su voz más áspera y su mirada más fría.

— No, para nada, estamos muy cómodos – no, definitivamente la intimidación no estaba funcionando, ni con el equipo ni con su prometida, definitivamente no era su noche.

— ¡YO ME LARGO DE AQUÍ! – gritó Suki, saltando de la cama, donde Kai falla, tienen éxito sus gatos. Suki caminó por donde no hubieran pelota de pelo maullantes y trato de alcanzar la puerta.

— Fue un placer – respondió Kai, con voz neutra.

— No olvides recoger a tu cocodrilo en la puerta – le recordó Aki, cuando ya estaba ella alcanzando como una exhalación el recodo del pasillo.

— ¿QUÉ? – gritó ella de nuevo, ligeramente confundida en su estado altamente emocional de esa noche.

— Tu cocodrilo, no lo vayas a olvidar – Akira trató de hablarle muy lento, es obvio que a la japonesa le estaba costando coordinar un poco sus ideas.

— No puedo llevar a Kriki a casa – a diferencia de sus gritos previos, eso le salió casi como un gemido.

— ¿Qué¿No quieren a su bolso ambulante? – mientras Suki de verdad iba esta vez para el colapso, Ian, que no soltaba la cámara, le preguntaba a Aki, santa comadrona de todos los chismes que se mueven por la mansión.

— ¡OH, Dios! El abuelo Minamoto no quiere a Kriki – Suki parece estar repitiendo un poco, y se veía muy pálida, suerte que Ota estaba subiendo en ese instante con otro trago para Pasha y Suki pudo apoderarse de él y tomárselo sin preámbulo.

— La principal razón por la que Kriki estaba en Australia es porque el abuelo de Suki ya no lo soportaba en la casa – le respondió Aki a Ian en un susurro, aunque todos los demás también le estaban pegando oído.

— ¿Qué pasó? – preguntó Ian, aún más picado de curiosidad.

— Preferiría no entrar en detalles – agitó Akira las manos, como si fuera un asunto de verdad desagradable, aunque eso no le impidió hablar de todos modos, eso sí, en todo conspiratorio - pero les diré que la policía aún está buscando por una de las mucamas, al menos alguna parte identificable.

— Ohhh... – murmuraron los demás, quién sabe que llegaron a entender.

Entre esa pequeña conversación, parecía que el trago le había hecho efecto a Suki, que pudo pararse de un modo más firme, y recuperando un poco de su orgullo decidió admitir la derrota, por ahora.

— Ok, Ok, me voy al cuarto rosa – declaró ella.

— Así está mejor – Kai no dejaba su tono neutro, y tampoco dejaba a los gatos que sostenía.

— Pero me puedo llevar tu colonia – Suki se volvió a asomar al cuarto, lanzándole una enorme y poco honesta sonrisa.

— Mmmpphhhh... – Kai lanzó un suspiro, él sabe que nunca se puede tener una victoria absoluta sobre Suki, así que, con sus manos ocupadas, solo le señaló al mueble - bueno, bueno, está en la gaveta arriba.

Suki volvió a entrar, aún esquivando a los gatos, y se puso a hurgar en una gaveta de Kai, la de la ropa interior para ser más precisos, y para gloria cinematográfica de Ian y completa mortificación de Kai, empezó a arrojarla por todas partes.

— No sabía que tenias de esos – señaló Aki antes de que nadie pudiera reaccionar, a un par en particular; no vamos a decir cómo eran, pero dejaremos que su imaginación llene el vacío de acuerdo a preferencias personales.

— ¡ASUKA! – al fin Kai pudo reaccionar, y nada calmado - ¿Qué parte de 'la gaveta de arriba' no entendiste?

— Jiii... perdón – otro radical cambio de humor de Suki, berrinche un momento, ataque de nervios al otro, pasa a la calma absoluta y ahora bromista, todo en menos de 10 minutos, a aún falta - Momento, esta no es la colonia que te regalé.

— ¿Cómo sabes eso, no diferencias lo que compraste hace un mes en Florencia de lo compraste esta tarde en compras de catálogo? – Kai le respondió enérgico, aunque había un poco de incomodidad en el fondo de su tono.

— Esta no es una marca digna de mí – gruñó ella, señalando a la caja de la colonia.

— Y eso no tiene sentido – le volvió a responder él, aunque empezaba a retroceder un poquito.

— Kai – habló Aki, siempre metiche cuando no lo están llamando - ¿no es ese el regalo de cumpleaños que te enviaron Mina, Nina y Tina...?

— ¿Qué¿Cómo¿Cuáles? – gruñó, regañó y casi escupió Asuka, que si que recordaba quienes eran. Y ustedes deberían también, después de todo, dos pese a que hacía un año y un poco más que Asuka casi les había roto unos huesos y quijadas a las tres más necias fanáticas de Kai, antes de su "pequeña" aventura en Miami, Suki tiene muy buen registro de todas sus potenciales victimas de homicidio.

— Muchas gracias, Akira – Kai, por su parte le gruñó a su hermano, mientras que Suki empezaba a vociferar en tantos idiomas que no le puede seguir la pista.

— Uuuppsss... perdón – y con eso, Aki, la puso, no le fuera a pegar la dichosa colonia en la cabeza.

— Necesitaré otro trago – murmuró Pasha, y dejó el show para buscar a Ota.

— Y yo – dijo Ian desde su pose de filmación - necesito otro chip de memoria.


Lady Dark: Ji, ji, ji, ji. Creo que va a llover sangre por ahí.

Lady Evil: O por lo menos golpes.

Lady Dark: Estoy segura que más de uno se debe preguntar por qué Kai tendría tantos gatos, y solo tengo una cosa que decir... fue idea de ella.

Lady Evil¡Chismosa!

Lady Dark: Pero es cierto.

Lady Evil: Bueno, Kai me pinta como el tipo de gente que tiene gatos, y ya que parece querer cuidarlos, no sería de sorprender que tuviera muchos.

Lady Dark: Pero ya raja en los límites de las viejas locas.

Lady Evil: Tiene mucho campo, puede tenerlos.

Lady Dark: Mejor empecemos con las respuestas antes de que me vuelvas loca.

XD XD XD

Yoko – Lady Dark: La verdad, no íbamos a poner la parte del cuarto, pero por solicitudes como la tuya, prácticamente escribimos todo el capítulo solo de la pelea por el cuarto de Kai. Lady Evil: De todos modos tenemos que planear un poco lo que vamos a hacer en el próximo capítulo así que necesitábamos tiempo. Lady Dark: Apreciamos que te tomes la molestia en mandar reviews.

littledark – Lady Dark: No es para tomárselo tan a pecho. Lady Evil: Lo de cuatro capítulos es solo una aproximación, pero es probable que sean muchos más. Lady Dark: Un defecto nuestro es que decimos un número y termina duplicándose al final. Lady Evil: Además, recuerda la secuela.

chica g anime – Lady Dark: Bueno, como dijimos antes, lo de los cuatro capítulos en una aproximación. Lady Evil: Calculamos lo que nos falta, pero nada está escrito aún. Lady Dark: Y no, no vamos a seguir con el Justice Five, hacer eso nos llevaría a un choque logístico con la personalidad de Pasha y Suki. Lady Evil: No seríamos fieles a su carácter si, por ejemplo, Pasha no destaza a ciertos miembros de los Bega Bladers al tiempo que promueve un asesinato contratado contra Boris. Lady Dark: El torneo no siquiera hubiera ocurrido una vez que Pasha y Suki acabaran.

Fanny-Shadow – Lady Dark: Sí, sí recibimos la historia. Lady Evil: Y la estamos leyendo. Lady Dark: Pero hemos estado muy ocupadas con nuestro propios fics y nuestras tareas. Lady Evil: Mientras, Tala no va a saber de Karl aún, no hay que arruinar una posible pelea o triángulo amoroso por acelerar las cosas. Lady Dark: Suki no puede prestarte a Kriki, es algo celosa y no permite que nadie más lo cuide, excepto sus cuidadores de Australia. Lady Evil: Y porque la obligan. Lady Dark: Pero ser devorado por un cocodrilo es algo demasiado bueno para el webmaster. Lady Evil: Intenta el veneno.

Kize Gorak – Lady Dark: Gracias, apreciamos mucho cuando alguien nuevo nos manda review. Lady Evil: Así sabemos que no somos las únicas locas.

Sumimo-Sham – Lady Dark: Ah, espera y verás, Voltaire va a ocupar un trasplante de algo cuando se de cuenta. Lady Evil: Y Pasha, bueno... no queremos arruinarte la sorpresa¿verdad?

Alicia – Lady Dark: Soportar, soportar... eso es otro asunto, solo es que tiene un impulso raro por abrazarla cuando hace eso. Lady Evil: Pero lo controla muy bien en público. Lady Dark: Solo que no sabemos como reaccionaran en privado, ni siquiera sabemos su lo vamos a intentar. Lady Evil: Pero no, no vamos a enfermar a Kriki para probarlo.

Tea – Lady Dark: Bien, ya viste lo que pasó. Lady Evil: Mmm... ¿O es que esperabas algo distinto?