Lady Dark: Nos aproximamos más al resultado final.

Lady Evil: Y este es otro inevitable capítulo de relleno.

Lady Dark: Preparativo, preparativo.

Lady Evil: Miaaaauuuuuuu.

Lady Dark: Ya ve por qué había 10 gatos en el capítulo anterior, está loca.

Lady Evil: Gggggggrrrrrrr... Ñiiiiiiiaaaaaaaaaaaa (arañazos)

Lady Dark: Está inspirada, y viendo Queer Eye for the Straight Guy, así que mejor no le hablamos.

Lady Evil: Ggggrrr.

Lady Dark: Por el momento, pasemos al capítulo y espero que lo disfruten.


Capítulo XXXVII: Delegando deberes

La pelea de esa noche seguramente pasaría a la historia como una de las más escandalosas de la Mansión Hiwatari, y hay que agradecer que la propiedad sea muy grande como para que los vecinos escuchen por ahí y los empleados demasiado acostumbrados a eso como para alterarse. Pero no hay que irse en muchos detalles, es suficiente con decir que luego de tres horas de persecución por todos los pisos de la casa y recovecos del laberinto de arbustos del jardín, Suki se llegó a calmar; más que todo porque se dio cuenta de que era hora de alimentar a Kriki, pero Kai optó por encerrarse en su cuarto y no cruzarse en su camino por el resto de la noche.

Al día siguiente, finalmente, el señor Dickenson fue capaz de localizar al equipo, le había sido problemático porque en su sempiterna pelea con Voltaire (que ya califica de pleito de asilo geriátrico a como están) todos sus teléfonos son rastreados y bloqueados si pretenden conexión directa con la mansión, y la secretaria de la oficina no hace enlace telefónico en fin de semana. Pasha había tenido mucha diversión en la pelea para prestarle atención a su teléfono, y el señor no conocía el número de los demás.

Cuando finalmente se pudo comunicar, al día siguiente a las 9 de la mañana, al teléfono de la rusa, tenía la idea de casi, y solo casi, porque le tenía mucho aprecio a la unión de su cabeza y el resto de su cuerpo para hacerle exigencias, de solicitarle que, como entrenadora y jefa técnica del equipo se presentara a una reunión con él, Hiro y Romero para decidir cómo realizar los últimos encuentros de la final. Desdichadamente, ella ya se había ido a la oficina a una reunión, y ciertamente consideraba que una reunión vía webcam con los directivos de Seguridad de la Corporación era más importante que la completa perdida de tiempo que era una reunión de planeación de beyblade, aunque luego Ian dijera (sin que lo oyera Tala, claro) que era pura intención de comunicarse con Karl, por ello, el enano, iba a tener que usar un trozo de bistec crudo sobre el moretón de la cara el resto del día.

El señor Dickenson se quedó sin habla durante un momento bastante largo ante eso, y alguna caritativa alma le golpeó la espalda para que pudiera volver a respirar, intentó dar uno de sus discursos de comprensivo pero serio presidente de la BBA, y fue cortado por el discurso de directa y seria ejecutiva de todopoderosa y maléfica corporación de Pasha, que solo le dijo que le enviaría a alguien y colgó. El señor Dickenson tuvo la quijada colgando por un buen rato.

— Hola todos – saludó Aki mientras entraba al comedor, donde el resto del equipo estaban devorando todo lo que ponían frente a ellos.

— ¿Qué te tiene tan contento? – preguntó Bryan, gruñendo, definitivamente no es del tipo de gente mañanera, a menos de que se trate de ir al alguna misión de cacería o muerte o algo así.

— Nada, solo es un lindo día – respondió Akira, sirviéndose jugo de naranja y silbando mientras se sentaba en la mesa.

Todos estaban ahí, Bryan gruñía y masticaba su tostada a un tiempo, Spencer se tragaba dos kilos de tocino, café, jugo, panqueques cubiertos de miel y cereal, era como compartir una mesa con Tyson. Tala bebía café negro, un pan con mermelada y una toronja; Ian, medio masticaba un pastelito mientras no separaba la vista de la computadora, alguna maldad hacia.

— Habrás notado los faltantes en la mesa esta mañana – mencionó Ian, aún sin separarse de la computadora.

Pasha, Kai y Suki no se veían por ningún lado, Aki lo había notado, pero él no iba a comentarlo, aparentemente otros pensaban distinto.

— Mmm... ¿qué tiene? – Akira continuó, sin interés, mientras buscaba el periódico.

— ¿Qué qué tiene? – Ian al fin alejó la vista de la pantalla para incrédulo a Akira - Pashanka, Asuka y Kai no están en la mesa, anoche fue una noche caldeada¿qué tal si hicieron las pases con un... menage a trois?

Tala casi se ahoga con el sorbo de café que tomaba en ese momento, y Spencer tuvo que palmearle la espalda para que no se asfixiara; mientras que Bryan finalmente salía de su mal humor mañanero.

— Por algún motivo – Aki le respondió con una pasmosa ecuanimidad que Tala nunca podría lograr ahora - no puedo imaginar a mi hermano, su prometida y tu jefa teniendo un encuentro sexual triple

— Bueno¡yo sí! – Ian le exclamó en completo convencimiento.

— Eso es porque tu mente es un vertedero de perversiones – le explicó Bryan, mientras se servía otro vaso de jugo.

— ¿Y la tuya no? – lo miró Ian, completamente incrédulo ante el descaro de Bryan, y tan temprano en la mañana.

— Nunca he dicho eso – Bryan se encogió de hombros, y continuó en un muy indiscreto susurro apuntando en la dirección de cierto ruso pelirrojo - pero no lo declamo frente al pobre cornudo.

— Ah, sí. – asintió Ian con muy fingida pena y se dirigió al susodicho pelirrojo, como para darle ánimo - Lo siento Tala, pero al menos podrías pedir que te dejen unirte, así sería una orgía completa.

— ¡Gracias por esa imagen mental! – casi gritó Spencer, cubriéndose los ojos y alcanzando una tetera, tal vez podría golpearse lo suficiente como para sacarse eso de la cabeza.

— No hay de qué – respondió Ian, contento de haber cumplido con su servicio comunitario del día.

— Antes de que piensen en los juguetes sexuales que usarían... – prosiguió Akira, levantando un poco la voz.

— Ahhhh... – le interrumpió el enano, indicando con un dedo en alto y con un brillo en los ojos - Conque sí tiene juguetes

— ... permítanme decirles que – siguió Aki, aún más alto - aunque eso hubiera pasado... ¡qué no pasó!

— Eso dices tú – Bryan no necesita gritar, sus murmullos llaman más la atención que los gritos de Aki.

— No, habría de saberlo, seguro lo invitarían – le corrigió Ian desde su esquinita de la mesa, con una extraña sonrisa en sus labios y mirando a Aki de un modo que no le gustaba - las fantasías con gemelas también funcionan con hombres.

— ¡Esa es otra imagen mental que yo no quería! – gritó de nuevo Spencer. Olvida la tetera, va a ocupar un martillo de construcción para poder sacarse esa imagen de la cabeza.

— Me permiten – exclamó de nuevo Aki, a ver si dejan de interrumpirlo - Gracias. Ota me informó que Pasha salió de aquí a las 8 rumbo a la oficina.

— ¿A Rusia? – preguntó Spencer.

— No, idiota, a las sucursales de Japón – le informó Bryan, con más muestra de sus malos modales, pero no son exclusivos a la mañana.

— Ah, ya lo sabía – Spencer trató de fingir tanta dignidad como fuera posible, y se hizo el desentendido.

— ¿Y por qué fue? – siguió preguntando Ian.

— Yo que sé¿crees que leo mentes? – toda la altanería que Akira no muestra, la reserva para las mañanas con invitados preguntones.

— ¿Cómo pretendes saberlo todo? – preguntó Ian con bastante reproche.

— No es cierto, yo no hago eso – Aki se puso a la defensiva, con toda la presunción olvidada de nuevo.

— Eso dices – gruñó el pequeñito.

— Como sea – y recuperando la compostura, siguió Akira - Kai salió de aquí apenas salió el sol.

— ¿Adónde? – Bryan está muy metiche esta mañana¿no les parece?

— A donde siempre va cuando le agarra por levantarse antes del sol – explicó Aki, sin explicar nada realmente.

— ¿Y eso es en? – siguió Bryan.

— Pues no sé – Aki se encogió de hombros mientras iniciaba el crucigrama, y como un súbito pensamiento agregó - he considerado colocarle un rastreador GPS para averiguarme.

— Gran ayuda – murmuró Bryan, regresando a su tostada.

— ¿Y Asuka? – preguntó esta vez Tala, como para no quedarse fuera del hilo de preguntones.

— Ella seguro sigue durmiendo, lo hará hasta el mediodía y luego se irá al salón de belleza o algo así – Akira hizo un gesto de desestimación, como si no hubiera gran novedad y siguió con el periódico.

— Esto es aburrido – gruñó Ian, con obvia decepción ante sus expectativas para el día - creí que esta casa estaba en locura constante, provocando a la policía y haciendo que los vecinos huyeran en pánico.

— ¿Qué quieren que diga? Ya hicimos eso por el resto del mundo, hay que descansar y planear cosas nuevas – le recordó Aki, y como una sutil idea, agregó para consideración del público - He pensado conseguirme una grúa para mudar la casa completa antes de que llegue el abuelo.

— No, no creo que resulte – Bryan le hizo una especie de mueca negativa.

— Sí, alguien le iría con el chisme y se arruinaría la sorpresa – aceptó Aki con desilusión - no es como la vez que le pegamos los muebles al techo de su piso de Londres, ahí solo ocupaba a Kai, Suki y muchos clavos y súper goma.

— ¿Le pegaron los muebles al techo? – preguntó Tala incrédulo.

— Sí, es una broma vieja, pero debieron verle la cara cuando pretendió ir a dormir y se encontró su cama eduardiana de postes a dos metros de altura – Aki hasta lanzaba unas melancólicas risitas de recordarlo.

— Me lo imagino – Ian de verdad hubiera deseado estar ahí.

— La próxima vez deberían ayudar, estoy pensando en... sopa, y bañera; o tal vez engrudo en la piscina, pero no estoy seguro – consideró, llevándose la mano a la barbilla en pose contemplativa.

— Me disculparás, pero, créelo o no, yo le tengo aprecio a mi empleo – le respondió Tala, que sabe que hay que desilusionar a Aki desde el comienzo, o te hunde en algo peor después.

— Ok, no lo creo – Spencer respondió por Aki.

— Hablando de empleos, Pashanka llamó hace una media hora de la oficina – comentó Aki, con la mirada hacia Tala.

— Ahh... – interrumpió Bryan en un aire poético, muy impropio de él - No resiste llamar para recordarle a su corazoncito que, sin importar lo que haga con Kai, él siempre será el protagonista de sus orgías.

— ¡Ahhhh¡Mi cabeza! – ahora de verdad, Spencer rompió un plato en su cabeza.

— Spence, podrías evitar hacer eso con la vajilla fina – le rogó Aki con educación, mientras en la puerta, Ota sufría un ataque de nervios de solo verle hacer eso - Como iba diciendo, la señorita No-Tengo-Tiempo-Para-Tonterías Bazdehieff, manda a decir que, y cito 'el viejo senil Dickenson quiere que alguien vaya a la reunión de equipos, así que, inútiles sacos de carne, alguno de ustedes deberá mover sus regordetes traseros e ir'. Fin de la cita.

— Lo sabía – Ian estaba inspirado de nuevo - Pasha se fija en nuestros traseros.

— Creo que ese no es el punto, Ian – le dijo Akira, que luego de cuatro tazas de café, recupera su ecuanimidad diaria.

— ¿Qué quiere decir eso de 'ir a reunión de equipos'? – inquirió Tala, tratando, al menos, de concentrarse en el mensaje.

— Bueno, Dickenson llamó a una reunión de los jefes de equipo – explicó Aki, mientras se servía otra tostada - Supongo que irán los entrenadores del BBA Revolution y la Dinastía F, alguien tiene que ir del suyo.

— ¿Y por qué no va ella? – preguntó Spencer, que se excedió un poco a la hora de golpear la mesa con la cabeza y ahora estaba algo desorientado.

— Ya te dije – explicó Aki, con un gesto de desesperación igual a si lo hubiera dicho todo el día - fue a una reunión de directivos o algo parecido, creo que quiere ganar puntos para su ascenso.

— Típico – murmuró Tala, ese asuntito del ascenso ya le daba mucho dolor de cabeza, y parecía de nunca acabar.

— En resumen, alguien tiene que ir y no va a ser ella – finalizó el gemelo Hiwatari a sus invitados.

— Le toca a Kai – respondió rápido Bryan.

— No está, y no creo que aparezca hasta bien tarde – informó Aki.

— Muy bien – Ian golpeó la mesa con la cuchara, como si fuera una corte o una mesa directiva - ¿Quién está a favor de que Tala en su posición de "capitán" vaya? – tres manos arriba - ¿Quién se opone? - una mano arriba - Bien, está decidido, rojito, te toca.

— Odio la democracia – gruñó Tala, con expresión amargada.

— ¿Y quién no? – preguntó Bryan con ironía.

— Hoy va a ser un día muy malo – Tala colgó la cabeza en derrota y lanzó un suspiro más digno de un melodrama.

— ¿Por qué crees eso? – Bryan lo miró con la compasión más falsa del mundo.

— Primero – el pelirrojo comenzó a enumerar los males del día - voy a una reunión de un patético grupo de formas de vida que no tiene nada mejor que hacer en la vida que jugar.

— ¿Y tú qué? – Spencer le recordó, después de todo, ellos también están en ese campeonato, y han pasado mucho de su juventud dedicándose a entrenar ese jueguito en específico.

— Este es solo mi empleo secundario – le recordó a su vez Tala.

— Pero es que el ser mercenarios no paga igual en estos días – Bryan dijo con melancolía, y es cierto, tanto dedicado terrorista hace las cosas difíciles para un bien pagado y profesionalizado asesino.

— Y segundo – continuó Ivanov - estoy seguro que al volver Pasha va a regañarnos con gusto, ha estado de demasiado mal humor.

— Debe ser su día del mes – consideró Ian - los cambios de hormonas vuelven locas a las mujeres.

— ¿Y tú que sabes de eso? – dijo Spencer, Ian no era famoso por sus dotes de casanova y conocedor de mujeres.

— Basta con observarlas, la locura abunda en las lindes femeninas – Ian al menos se las daba de profundo sociólogo.

— BUENOS DÍAS TODOS – se escuchó el chillido desde la puerta del comedor.

— Y ahí hay una – indicó Ian en un murmullo, mientras Suki entraba, al menos una hora más temprano de lo esperado y con demasiado buen humor para que eso sea una buena señal.

— ¿No es un hermoso día? – preguntó ella, saludando a TODOS de beso, tomando una taza de chocolate y sentándose a la mesa.

— Tu estás muy alegre – Aki le lanzó una mirada de sospecha, no porque desconfié de ella, sino porque cualquier cosa que estuviera pensando, él no tenía idea, y eso le molesta porque no puede participar.

— Sí, verdad – asintió ella, mordiendo algo de pan de ajo con mantequilla.

— ¿Por qué? – siguió preguntando Aki.

— No lo sé – le respondió ella, inclinando la cabeza con inocente confusión y tragando su desayuno, como si tuviera prisa.

— Suki – le gruñó él, en ese tonito especial que siempre la convence.

— Tengo maravillosos planes para el día de hoy – Suki se levantó, e hizo unos gestos de magnificencia para acompañar su frase.

— Dioses, sean misericordiosos – murmuró Tala, cerrando los ojos.

— Algo específico – le pidió Bryan, que ya estaba interesado.

— Deberán venir para averiguarlo – canturreó ella, que más rápido que corriendo había acabado su desayuno y ya iba de regreso arriba.

— Bien Tala, me parece que tienes trabajo – Ian le dio una palmada, dio por terminado el desayuno y salió corriendo tras la japonesa.

— Así que si nos disculpas – Spencer, increíble, se despidió y los siguió.

— Odio mi vida – fue todo lo que murmuró el pelirrojo, golpeando su frente contra la mesa de roble.


Lady Dark¿Te parece que exageramos en lo de las orgías?

Lady Evil: Mmmm... mia mia (agita cabeza)

Lady Dark: Vamos a suponer que eso es un no, y no me sorprender, considerando que eres la primera mal pensada de la galaxia.

Lady Evil: Mmmaaatttaaaaa...

Lady Dark: Eso es nuevo.

Lady Evil: Dije "mother" no "mata".

Lady Dark: Lo medio gritas, lo medio gruñes y encima en otro idioma¿qué pretendes que entienda?

Lady Evil: Motheeeeerrrrrr.

Lady Dark: Bien ya empezó el berrinche, mejor pasamos a las respuestas de la semana.

XD XD XD XD

littledark - Lady Dark: Por eso Kai no tiene enemigos, todos sus amigos los matan. Lady Evil: Yo también consideró interesante, me encantaría tener esa cantidad de gatos. Lady Dark: No te falta mucho. Lady Evil: De peluche no valen. Lady Dark: Y sí, si te atreven a aparecer, esas tres van a morir en definitva. Lady Evil: No serían tan tontas de crizarse con Pasha. Lady Dark: Yo no diría eso.

Sumimo-Sham - Lady Dark: El asunto no era que le gustaran los gatos, sino que tuviera esa cantidad. Lady Evil: Él tiene espacio y dinero, puede tener todos los que quiera. Lady Dark: De él yo hubiera esperado algo así como perros de ataque. Lady Evil: Yo creo que eso va más con su abuelo en realidad.