Lady Dark: De nuevo, hemos tenido otro enorme atraso, pero tenemos una buena excusa.

Lady Evil: Mi babosa hermana siempre con excusas.

Lady Dark: Pero es que estaba en la parte más crucial de mi trabajo de investigación, mi cerebro estaba ocupado en otras cosas.

Lady Evil: Vaga, vaga, vaga.

Lady Dark: Mira quién habla. Yo sí tengo profesores que me dejan tareas tan horribles que hasta gastritis me producen.

Lady Evil: Ridícula.

Lady Dark: Y aún no he acabado, me faltan 8 semanas más.

Lady Evil: A ver como nos inspiramos con la historia para seguir.

Lady Dark: Y tú no ayudas nada con eso tampoco.


Capítulo XL: Sobreviviendo la mañana

— Ok, déjenme ver si entendí esto bien – Voltaire iba caminando de un lado otro, masajeándose las sienes al mismo tiempo – ¡Mientras yo estaba en mi descanso, ustedes tuvieron el atrevimiento de tomar mi casa, hacer una fiesta e invitar todos los borrachos y vagabundos de Japón a UNA FIESTA!

— Bueno, creo que decir que todo borracho de Japón es un poco exagerado, sería más como...

— Silencio Akira – gruñó el maléfico abuelo.

— Sí señor – en días como estos, ni Akira cuestiona mucho la autoridad.

— Sin importar cuantos hayan sido, el punto es que ustedes crearon un desastre una vez más, y encima de todo¡EN MI CASA! – exclamó el jefe de nuevo, haciendo que los Blitzkrieg Boys enderezaran aún más la espalda.

— Abuelo, no es buena idea que te alteres tanto, recuerda tu presión – trató Akira, viendo una vena pulsar de verdad en las sien del anciano.

— ¿Y de quién es la culpa? – siseó Voltaire, lanzándole una envenenada mirada.

— Bien, veo que van a estar ocupados, así que me voy – anunció Suki, tratando, con apenas éxito, de sonar tranquila y dirigiéndose a la salida más cercana.

— No tan rápido jovencita – el anciano Hiwatari la paró en seco apenas a 10 centímetros de que alcanzara la puerta – Puedo saber quién te dio permiso de que anduvieras por mi casa.

— Umm... ¡FUE KAI! – respondió ella rápido.

— ¡No es cierto! – respondió el aludido de inmediato, y le salió un poco más inmaduro de lo que pretendía, pero ciertamente no iba a dejarse hundir por ella.

— Aún estoy esperando una explicación – dijo Voltaire, que solo pasaba su fría mirada de uno al otro.

— Y me encantaría dársela señor, pero, verá... – Suki pensaba una excusa desesperadamente, y dejó salir lo primero que le vino a la cabeza – Tengo a Kriki esperando en el jardín y creo que es hora de que le su comida – y de inmediato se dio cuenta de que no debió de haber mencionado eso.

— ¿QUÉ¿Esa plaga¿Aquí? – ahora además de la vena, también parecía que se le iban a salir los ojos y que el echar espuma por la boca no estaba muy lejos.

— Sí, ya sabe, a mi abuelo no le gusta tenerlo en casa – trató Asuka, mientras caminaba de espaldas hacia la puerta.

— ¿Y que te hace creer que a MÍ me gusta tenerlo aquí? – le gruñó su futuro... ¿cuál es el término para el abuelo de tu esposo? Si es que se sobrevive bastante para llegar a tener uno.

— Ehhh... ¿qué usted es un hombre tan atractivo, inteligente, bondadoso y compasivo? – le dijo ella con la sonrisa más grande que podía conjurar a su rostro sin dañarse un músculo de la mejilla - ¿Mencioné atractivo?

— Asuka, antes de que termine el día, te quiero a ti y a tu sobredesarrollado bolso de viaje fuera de mi propiedad – le murmuró Voltaire en tono terminante.

— Sí, señor – chilló ella, y desapareció por el corredor, seguida por Akira, que viendo que la cosa se acercaba más a regaños laborales, decidió poner pies en polvorosa antes de que notaran lo que dejó en el mini-refrigerador de la oficina.

— Y respecto al resto de ustedes¿qué hacen aquí? – poniendo su mejor cara de jefe maléfico, Voltaire les mando a los Blitzkrieg Boys su mirada que envía más amenaza de despido, tortura y homicidio.

— Bueno, la verdad es que estábamos preparándonos para el torneo de Beyblade – contestó Ian, siendo el más descarado. Pasha le hubiera contestado, pero estaba segura de que si abría la boca le darían náuseas otra vez.

— Interesante forma de prepararse – le sugirió el jefe con muy evidentes señas de furia homicida en la voz.

— Es un método experimental – agregó el pequeño ruso, tratando también de darle una sonrisa, aunque muy poco convincente.

— ¿Experimental? – Voltaire le dirigió una mirada incrédula — ¡Yo les enseñaré lo que es experimental, antes de que termine el día van a tener diodos pegados a sus cerebros metiéndoles electricidad!

— Yo ya estuve ahí – murmuró Tala por lo bajo.

— Tala, ya hemos escuchado mil veces tus relatos de drama existencial de todos los maléficos experimentos hechos con tu cerebro, no me interesa oírlos más – le regañó Bryan, un poco más alto de lo debido.

— ¡Silencio! – reclamó de nuevo Voltaire, bastante enojado de que su usual intimidación de empleados no funcionara con este grupito, otro motivo más para enviarlos a todos de regreso a sus labores habituales de entrenamiento y guerra de guerrillas en alguna linda selva.

— Sí, señor – le respondieron del modo más desanimado del mundo.

— ¿Qué hora es? – preguntó el anciano Hiwatari al primero que respondiera.

— Las 10 de la mañana, señor – Ota fue el único que se dignó a responderle.

Voltaire consideró esto por un momento, pasó la mirada sobre sus soldados... eh, empleados, y finalmente dijo: — No tienen ustedes algo que hacer

— Mmmm...nooo... eeehhh... ohhhh... – murmuraron los jóvenes, intercambiando miradas y tratando de recordar.

— ¡LA FINAL DE BEYBLADE! Montón de retardados – explotó Voltaire, no muy seguro si eran idiotas de verdad o solo se hacían para molestarlo.

— Ahhh, sí. Cierto – se dieron murmullos de concordancia, muy tranquilamente.

— ¿Y qué están esperando¡Fuera de aquí! – y sin esperar más, todos corrieron.

XD XD XD

Los Blitzkrieg Boys se las arreglaron para llegar al beyestadio de Tokio unos 20 minutos antes de que empezara el combate entre el BBA Revolution y la Dinastía F. Salieron lo más rápido que pudieron de la casa, apenas con tiempo de bañarse, no fueran a oler demasiado a borracho agrio, pero eso dejaba de fuera cualquier tiempo de desayunar antes de salir, por lo que la limosina (sí, se robaron la limosina de Voltaire) tuvo que hacer una parada en el Burguer King más cercano para comprar comida.

Apenas pudieron evitar la llegada del médico de Voltaire, otro viejo cascarrabias; porque parece que no bien salieron del cuarto le dio otro ataque de gastritis. En cierto sentido, era fácil entender el que abuelo se hubiera puesto tan de malas, una vez que todos los "invitados" de la fiesta fueron sacados de la casa, algunos incluso tuvieron que ser arrastrados, se hizo evidente el daño, y que iba a salir caro; Aki y Kai ciertamente no iban a querer estar en la casa cuando llegue la cuenta de la limpieza.

Todo el camino al beyestadio estuvo medio incómodo, porque ciertamente el olor de la comida y el movimiento del auto no le hacía bien a ciertos estómagos; además, cada vez que una patrulla policial se veía por ahí, Bryan se medio escondía u ocultaba la cara. Definitivamente sus actividades de distracción de la noche anterior no debieron de haber caído muy bien a las autoridades la noche anterior, pero como más se podría calificar el dejar si electricidad la mitad del distrito comercial de Tokio para provocar saqueos. La única ventaja del ruso es que nadie lo había visto bastante como para identificarlo, aún; pero él, como el resto del equipo, tiene suficientes antecedentes en ese país como para no querer llamar mucho la atención.

Se acomodaron en el camerino correspondiente, o mejor dicho, se dejaron caer, porque luego de bajada la adrenalina que se dio por la súbita llegada de Voltaire, decayeron de nuevo al estado de resaca. En previsión, también habían hecho una parada por la farmacia para comprar gotas para los ojos, porque Kai y Tala no pueden darse el lujo de andar ni con ojos rojos ni con anteojos oscuros en plena competencia.

Demostrando que deben de tener un estómago hecho de pura piedra, Spencer, Bryan e Ian estaban atragantándose seriamente con todo lo que compraron, aunque es dudoso que se pueda creer que un restaurante de comida rápida realmente es capaz de preparar algo medianamente pasable para iniciar el día. Y esto de verdad que enfermaba a Pasha, que estaba sentada en una esquina, con la cabeza oculta entre los almohadones del sillón y que apenas era capaz de consumir galletas soda sin que su estómago le hiciera una revuelta; internamente pensaba que esa la última vez que bebía tanto vodka, aunque todos los que la conocen saben perfectamente que eso es como sacar al pez del agua.

Aki estaba preparando uno de sus famosos cócteles anti resaca para Asuka, que estaba usando el par de anteojos más oscuros que pudo encontrar entre sus maletas, solo que, para al menos tener algo de oposición a Pasha, eran de color azul. Kai, estaba apoyado contra un muro y poniendo su gesto más mal encarado, lo que no engaña a nadie, porque todos los presentes le han visto tantas borracheras que saben perfectamente que ese es su gesto de "me duele la cabeza terriblemente, podría vomitar en el momento que sea y a la primera persona que se atreva a dirigirme la palabra le sacaría las entrañas, de no ser porque eso probablemente me haga sentir peor del estómago", así de expresivas son las miradas de Kai.

Tala, que nunca amaestró la gran habilidad de disimular la resaca, estaba sentado en el sillón y con la cabeza entre las piernas. Por este tipo de cosas es que nunca bebía antes de encuentros o entrenamientos, lo que en general significa que casi nunca bebe, y no tiene el don de la bebida de su novia... amiga... jefa... ¡lo que sea, aunque hasta a ella se le pasa la mano de tanto en tanto.

— Oooppsss... lo olvide – dijo de pronto Suki, levantándose de su asiento.

— ¿Qué¿Hay nueva temporada en las tiendas de Christian Dior? – preguntó Pasha con sarcasmo, aunque un poco perdido con su voz ronca.

— ¿Hay? – le preguntó a su vez Suki, llena de cierto grado de excitación.

— No, idiota. Te estoy preguntando – le gruñó de nuevo la rusa, haciendo un gesto raro cuando percibió el olor de los huevos crudos en el cóctel de Aki.

— Ahh... pues no me parece, déjame ver si recuerdo cuando era – la japonesa se llevó un dedo a los labios, como pensando.

— Suki, concéntrate un poco aquí quieres – intervino Kai, tratando de evitar una pelea a tan temprana hora - ¿Qué es lo que olvidaste?

— Ah, sí – finalmente se le encendió el foco a la señorita Minamoto, y de nuevo con cara de preocupación - No recogí a Kriki, aún está en la laguna de la mansión¿qué pasa si le da hambre?

— Ahh... – suspiró Kai - estoy seguro de que encontrará a alguien... perdón, algo con qué alimentarse hasta que volvamos.

— ¿Tú crees? – preguntó ella, con completa expresión de preocupación.

— Completamente – le aseguró su prometido.

Pasha al fin estaba tomando el cóctel para resaca de Aki, aunque se veía ligeramente verde, y obviamente es difícil saber si el dichoso cóctel realmente le estaba haciendo bien para la resaca, o solo le distraía del dolor de cabeza creándole más nauseas, pero eso son secretos de chef. El resto del equipo, en condición medianamente mejor que la de la rusa (aunque en su defensa debemos decir que ella licor de mucho mayor octanaje) estaba viendo el horrible partido en televisión entre los BBA Revolution y la Dinastía F, que, para desesperación de cualquiera que use la cabeza, había optado por un juego de pares, lo que demostraba, para cualquier, que Tyson Y Daichi eran increíblemente estúpidos o increíblemente suertudos.

Ian estaba a cargo de grabar todos los detalles para análisis posterior, aunque en el estado que Pasha, como analista líder y entrenadora, se encontraba, no iba a hacer ningún análisis pronto. Aunque tampoco importa mucho, 30 segundos de partido y todos hacen otras cosas, Suki se retoca el maquillaje para bajarle un poco la intensidad a sus ojos rojos, Bryan y Spencer se ponen a jugar naipes; Tala asume la indigna tarea de ir a sujetar el cabello de Pasha mientras regresa el cóctel de Aki, Kai toma su pose de meditación contra el muro y Aki conspira.

Poco es sabido que Akira Hiwatari tiene un serio amor por el riesgo de las apuestas, y de no ser porque en Japón eso ilegal, y aún es muy menor para ir a Las Vegas, además del férreo control de gastos del abuelo, él ya se habría gastado su pedazo de la herencia familiar en esas cosas. Pero ni todas esas restricciones le iban a impedir apostar hoy.

Por cierto, otro detalle especial de eso es que a él le gusta asegurarse "por todos los medios" de tener éxito.

Ian, curioso por ver que cosa rara hacía Aki con un teléfono celular y la computadora, se acerco a hurtadillas desde atrás.

— ¿Qué haces? – casi gritó el rusito al oído de Akira, pegándole un susto casi mortal.

— ¿Qué te pasa¿Me quieres matar? – el japonés pegó un brinco, instantáneamente bloqueando la pantalla de la computadora con su cuerpo para evitar que otros la vieran.

— Si eso se requiere para que me digas qué estás haciendo, sí – le respondió Ian, tratando de entrever lo que Aki ocultaba – Ahora bien¿qué haces?

— Mmm... nada – respondió el gemelo, dudando un poco.

— No seas ridículo Aki, te conozco lo bastante como para saber que estás planeando algo – Ian dijo eso en voz bastante alta, elevando el pánico de Aki.

— Ssshhhh... baja la voz¿quieres que te oigan todo? – el japonés miró de un lado al otro, como asegurándose de no hubiera nadie cerca para escucharlo.

— ¿Hay algún motivo para que no lo hagan? – Ian podía pensar en muchos, pero gustaba de dejar que Aki sudara de tanto en tanto.

— Eeeehhhh...

— ¿Y bien? – insistió el ruso.

— Un momento, déjame pensarlo – Aki hasta se mordía las uñas pensando en excusas.

— Mientras piensas, voy a llamar a tu hermano – Ian ya estaba volteándose para ir por Kai, cuando el otro finalmente lo detuvo.

— ¡No! No hace falta – casi le salta deseando detenerlo.

— Mejor – Ian regresó hacia él, con un muy molesto aire de satisfacción plasmado en su rostro.

— Pequeña rata chantajista – murmuró Aki.

— Lo intento – ahora Ian tenía una sonrisa aún más grande.

— Sabes que no es bueno hacer eso a tu futuro jefe – Aki optó esta vez por la amenaza directa.

— Si tanto te molesta, puedo renunciar – ofreció el pequeño.

— ¿Y entonces quién me ayudaría a inventarle cargos de fraude y depravación sexual a la tía Akiko? – consideró Aki soñadoramente.

— Sabía que me apreciabas... – la sonrisa de Ian era un poco más honesta, aunque lo pensó un momento y preguntó - pero¿por qué la depravación sexual?

— Por variar – respondió el japonés, encogiéndose de hombros para quitarle importancia al asunto.

— Que no se diga que no tienes amor por tu familia – Ian dijo en tono irónico.

— Gracias – no sintiéndose para nada insultado.

— Entonces¿qué es lo que hacías? – Ian regresó al tópico inicial, finalmente pudiendo observar la pantalla.

— Ok, ok – se rindió Aki, lanzado las manos al aire - Estaba apostando vía Internet sobre el encuentro.

— Eso no tiene nada malo – consideró el ruso.

— Pero no quiero que Kai o Pasha, o peor aún, Suki, lo sepan – dio otra mirada para asegurarse que los aludidos no estaban cerca en ese momento - Se enojarían.

— ¿Por qué habrían de...? – Ian lo pensó confundido por un momento, luego se le iluminó el foco, sus ojos se abrieron como platos y miró a Aki como si este fuera un completo hereje - ¡UN MOMENTO! Estás apostando contra los Blitzkrieg Boys¿verdad?

— Shhh... cállate – Aki estaba muy cerca de amordazarlo para que no hablara.

— Es cierto – la realidad chocaba como un muro de concreto, y trató de hacer entrar en razón al otro - Akira, eso no es solo un suicidio, es arrojar tu dinero a la basura, no importa quién gane las semifinales, nosotros ganamos.

— No crees que ya sé eso – susurró Aki.

— ¿Entonces? – ahora el ruso de verdad estaba picado de curiosidad.

— Bien... – a Aki le agarró un poco de vergüenza, aunque no demasiada - tuve que tomar ciertas medidas para asegurarme de ganar.

— Un segundo... – otra pieza finalmente encajó en el rompecabezas de las cosas dentro de la cabeza de Ian, ayudando a figurar que tan lejos estos hermanos Hiwatari son capaces de ir cuando quieren algo - toda esa fiesta¿fue idea tuya?

— Pues claro que sí – Aki le dijo, como si fuera lo más normal del mundo el conspirar contra la propia familia - ¿crees que ese montón de idiotas, cansados tras un encuentro, son rivales para Kai y Tala?

— Pues no – aceptó Ian.

— Por ello tuve que hacer algo – finalizó Aki.

— Tu hermano te va a matará cuando averigüe eso – le recordó Ian, con mirada ligeramente sádica.

— ¡No le dirías! – el gemelo Hiwatari se puso de pie como el rayo, listo a amordazar a Ian de ser necesario.

— Bueno, un porcentaje de ganancias no me haría mal – descarado, descarado chantaje de Ian, otra de sus especialidades.

— Ok, ok – se rindió otra vez Aki ante Ian - Si hay ganancias te doy un porcentaje.

— ¿Cómo que si hay ganancias? – esos "si" no son normales en los planes Hiwatari, aunque precisamente por ello es que son muy malos perdedores - Creí que te habías asegurado la victoria.

— Es complicado, es cierto que nuestro equipo está medio ebrio, enfermo, falta de sueño y resaca, pero ellos acaban de jugar un juego – consideró el japonés.

— ¿Y? – Ian no veía el problema.

— ¿Qué crees? De acuerdo a los cálculos que tenemos, incluso que todos los males de nuestro equipo, pueden enfrentar a cualquiera de los semifinalistas sin problemas – Aki le mostró en la computadora todos los gráficos de probabilidades que habían llegado en el paquete de Inteligencia corporativa para Pasha esa mañana - ¿qué pasará con unos cansados?

— Eso te enseñará a no apostar contra la familia – le recriminó Ian - ¿Qué pasó con tu lealtad?

— Murió cuando las ganancias nacieron – declaró el peliazul.

— No puedo culparte por eso – Ian debía admitir que esa era una política propia también, aunque ninguna ganancia equivalía el riesgo de ser esquilado y destripado por Pashanka - pero creo que hoy no habrá ganancias.

— Yo no diría eso, aún me queda un recurso desesperado – Aki aún tenía una mirada algo despiadada esta mañana.

— ¿Qué tan desesperado? – Ian lo miró, casi con miedo.

— Desesperado tipo Pasha – fue todo lo que el japonés le respondió.

— Oh, cielos – Ian conocía eso, no era bueno, y usualmente es muy sucio - Lo que quiera que se te ocurra, yo no voy a envenenar de nuevo a alguien.

— No prometo nada.


Lady Dark: Bien, creo que no fue mal.

Lady Evil: Esos dos siempre han sido del tipo que conspira contra todos por ganancia.

Lady Dark: Si Pasha los pesca, los van a destripar como peces.

Lady Evil: Y eso sí sería cruel.

Lady Dark: Pero por aquí estamos construyendo excusa de por qué perdieron los Blitzkrieg Boys.

Lady Evil: No vamos a cambiar el resultado del torneo, pero no tenemos por qué aceptar los motivos.

Lady Dark: Kai siempre fue el mejor.

Lady Evil: Y mientras tanto, con las respuestas.

XD XD XD

littledark – Lady Dark: Sí, Suki lo consiguió, aunque sea parcialmente. Lady Evil: Pero es un comienzo. Lady Dark: Y es obvio que Kai no se altera con Voltaire, él no se altera por nadie. Lady Evil: Excepto tal vez Suki, pero eso es por motivos muy distintos.

Denia como favor a Zen/Kurai Kurayami Kage – Lady Dark: Bien, si hubiéramos entendido algo de lo que dijiste este review seguramente habría tenido mucho más sentido. Lady Evil: Pero tu falta de sueño, combinada con nuestra falta de sueño hacen esto bien difícil. Lady Dark: Así que te dejamos con las gracias por el review y la recomendación de una buena taza de café.

Fanny-Shadow – Lady Dark: Bueno, para lo único que Voltiare sirve es para sacarle úlceras. Lady Evil: Y Spencer es capaz de portarse así por estar algo borracho, si no es que drogado. Lady Dark: Después de todo, eso es lo que pasa en fiestas planeadas por Suki y Aki, con planeas maléficos. Lady Evil: Y claro que los Blitzkrieg Boys aún obedecen (a cierto grado) a Voltaire, él firma los cheques. Lady Dark: Y la verdad, no te preguntes cómo es que llegaron donde llegaron, ni ellos saben.

Sumimo-Sham – Lady Dark: No digas pobre Volataire, él se lo merece todo. Lady Evil: Y hasta más. Lady Dark: Y los míos no son exámenes, aún. Lady Evil: Pero igual va a seguir atrasando.

Yoko - Lady Dark: Bien, bien. No es necesario ponerse dramáticos. Lady Evil: Aquí estamos de nuevo, y ya ves lo que pasa. Lady Dark: Nada bueno, como siempre.