We need that it
Por Akiko Koori
Esta podría ser una historia común. Sin embargo su base esta en dos corazones.
Dos corazones que lograron colarse en una apretada agenda. Justo la agenda donde no había espacio planeado para ellos.
Esta es la historia de dos corazones que se encontraron por accidente y lograron ocupar el primer lugar en las prioridades de sus dueños.
Esta es una historia de amor en busca de una oportunidad para desarrollarse.
Y esa oportunidad ha llegado hoy.
o Prólogo o
Todo comenzó con una lágrima.
No fue intencional; ni siquiera había sido derramada para que él la viera.
Se trató simplemente de una de esas situaciones ocasionales que ocurren con testigos accidentales.
Así fue.
Él sólo fue un accidente que tuvo que presenciar otro.
Solo se trató de algo que no tuvo que presenciar, pero que vio.
Simplemente ocurrió.
... y eso era lo malo...
Aun tras un mes de haberlo visto, no lo había olvidado.
No quería recordarlo.
Quería arrojar esa lágrima a un rincón de su mente; quería ocultar el recuerdo en un pensadero.
Pero cada vez que intentaba había algo que le detenía.
No sabía qué era.
Simplemente ahí estaba.
Y ahora que hubo desperdiciado valioso tiempo pensando en ello, caminaba con su acostumbrado paso acelerado para entrar a su fría y entrañable mazmorra.
Justo donde esos pequeños ineptos esperaban.
Justo donde la autora de esa lágrima esperaba.
Demonios.
Que molesto era pensar en ello y abrirse paso entre ese mar de mocosos a la vez.
Y al penetrar al sitio comprendió que ese dolor en el cuello era provocado por la tensión que acumuló para no posar los ojos negros en ese lugar, donde se encontraba esa persona.
Como todas las veces comenzó a escribir una receta. Eso se hizo acompañar del discreto sonido que los alumnos hicieron con las plumas al imitarle.
En cuanto terminó, se acomodó tras su escritorio y casi odió el momento en que sus ojos se posaron sobre ella.
Que extraño era apreciar la rapidez con la que hacía anotaciones y revisaba ese libro.
No lo había pedido, sin embargo ella lo hacía.
Estaba cerca de ser... ejemplar.
Sin embargo ella tenía un defecto que él no perdonaría.
Y de cualquier manera no debería estar viéndole. Así que se encerró en un mar de indicaciones para que ellos las siguieran una a una.
Fue así como la clase siguió un ritmo normal.
Notas normales.
Pociones normales.
Accidentes normales.
... pero...
Sus ojos seguían buscando los de esa persona.
Fue al finalizar la clase que el profesor de pociones; Severus Snape, comprendió que nada volvería a ser como antes.
Vaya arrogancia la de ese malestar que había comenzado a nacer en su pecho de forma sofocante.
El hombre seguía recriminándolo, aun cuando las mazmorras estaban vacías, tras casi 5 gloriosos minutos en que sus alumnos habían podido abandonarlas.
Vaya arrogante vuelco el que se atrevía a atacarlo.
Sucio arrogante.
Inmerso en el análisis de todo eso, no se dio cuenta en el momento en que su mano rayó un pergamino, colocando una nota excelente.
Al darse cuenta frunció el ceño y se regañó por millonésima vez, quizá.
No lo dejaría.
Esa emoción luchaba contra él.
¡No lo dejaría!
Aun cuando era algo que formaba parte de sí mismo, le demostraría quién era Severus Snape.
Claro que si.
